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2 Samuel 13:1-21
Introducción
En estos textos encontramos uno de los momentos más tristes dentro de la
familia rey David, donde vemos involucrados a tres de sus hijos: Ammón,
Tamar y Absalón, todos fueron participes activos o pasivos de este triste
episodio de la familia real de Israel.
Podemos observar en los textos que hemos leído como se planifico un delito,
un delito de violación cometido por un hijo del rey, un príncipe, en contra de su
propia hermana Tamar. Podemos ver como todo fue fríamente calculado y
planificado por un hombre astuto llamado Jonadab, el mejor amigo de Ammón.
Luego Ammón la aborreció y la echo fuera como una mujer cualquiera, Tamar
había sido abusada, había sido aborrecida y humillada. Pero en los versículos
finales de esta historia bíblica podemos encontrar detalles muy importantes que
debemos tomar muy en cuenta esta mañana:
Tamar salió gritando y esparciendo ceniza sobre su cabeza (vers. 19) sus
sueños, sus planes de vida, se habían vuelto ceniza en un momento, ya no era
la hija virgen del rey, sino una muchacha que había sido abusada. Absalón su
hermano la mando a callarse (vers. 20) para que no se hiciera un escándalo
para la familia real, para evitar el que dirá de la gente, para no perder la
tranquilidad de la familia.
David su padre lo único que hizo fue enojarse (vers. 21) no tomo cartas en el
asunto, no apoyo a su hija para consolarla, no hizo nada para que la justicia
del reino llegara hasta Ammón, simplemente se enojo.
El clamor de Tamar no fue escuchado por su familia, a ella la mandaron a
callarse, a ella nadie la apoyo, su dolor lo único que produjo en su padre solo
fue enojo y nada más. Ahora traigamos a la vida actual de muchas personas,
de muchas familias cristianas, y veamos como el clamor de Tamar es el clamor
de muchas mujeres, de muchas niñas, de muchos niños, de muchas personas
que sufren en silencio abusos, maltratos, humillaciones, y piensan que nadie
los oye, que nadie los puede ayudar.
Quizás esta misma mañana acá en la iglesia hayan personas que están
sufriendo en silencio como sufrió Tamar, que están siendo víctimas de abuso
físico, sicológico o sexual: posiblemente hayan esposas que están siendo
maltratadas, humilladas, ultrajadas, todos los días.
Pero tenemos que notar algo muy importante: ¿donde hemos conocido la
historia de Tamar, como llego a nosotros el clamor de Tamar? ¡Por medio de la
palabra de Dios!!! Por lo tanto eso nos dice a cada uno de nosotros algo muy
importante:
Pero las autoridades son instrumentos de Dios para nuestro bien, y si nos
oponemos a usar la autoridad establecida por Dios nos estamos resistiendo a
lo establecido por Dios.
Dios ha dejado las autoridades, las leyes, los jueces, para castigar al que hace
lo malo y para proteger a los que están sufriendo. No tengas temor, no es
pecado usar a la autoridad para nuestra protección, el pecado es saber
lo que es bueno y no hacerlo.
Pero recuerda este mañana algo maravilloso: el clamor de Tamar quedo en
silencio en su familia, pero no en la palabra de Dios, y esta mañana Dios te
dice: yo ya escuche tu clamor y te voy a defender… ¡Aleluya!!