Documente Academic
Documente Profesional
Documente Cultură
El Tratado de Tordesillas
Ante esta situación, representantes de las dos coronas se reunieron y así nació el
Tratado de Tordesillas en 1494 que supone la división de los nuevos territorios en
torno a una línea imaginaria trazada “a trescientas setenta leguas de las islas de Cabo
Verde para la parte de poniente”, esto es a 370 leguas al oeste de las islas Cabo Verde.
Hacia el oeste de esa línea las nuevas tierras descubiertas serían españolas, mientras
que al este de la misma pertenecerían “al dicho señor rey de Portugal y a sus
subcesores para siempre jamás”.
Los “ganadores” de este Tratado de Tordesillas serían los portugueses, pues cuando
avancen los descubrimientos en América la parte más próxima de este continente a las
islas Cabo Verde, el actual Brasil, entrará dentro de su zona. Algunos historiadores
consideran que es muy posible que los portugueses conociesen ya la escasa distancia
de las costas brasileñas a las islas Cabo Verde y de ahí su intento de "mover" la línea de
las bulas Inter Caetera 200 leguas hacia el oeste. A su vez los reyes españoles cedieron
para evitar una posible guerra con Portugal que podría sumarse la que estaba a punto
de estallar con Francia. Este tratado permitía a los portugueses conservar íntegras sus
aspiraciones de conquista sobre la India a la que llegará la expedición de Vasco de
Gama sólo tres años después de la firma de Tordesillas.
Esta situación se mantuvo más o menos estable hasta que en 1522 la expedición de
Magallanes tuvo éxito y demostró la rentabilidad de una ruta hacia las Indias por el
oeste y circunnavegando América por el sur. Si la línea trazada en el Tratado de
Tordesillas se prolongaba hacia el otro hemisferio, los españoles comenzaron a afirmar
que las Islas Molucas, entre otros territorios, quedarían en la zona española. Por esta
razón se acordó el Tratado de Zaragoza, por el cual el rey de España en 1529 vendía
“todo derecho, acción, dominio, propiedad, posesión o casi posesión y de todo
derecho a navegar, contratar y comerciar en el Maluco, por 350.000 ducados de oro”.
Con este acuerdo las Islas Molucas (y las especias) quedan en manos portuguesas,
mientras España se concentra en la creación de un imperio en América y "descuida" un
poco sus intereses en Asia.
3- Francia fue e! primer país no ibérico que amenazó con sus naves la tranquilidad del
comercio español y portugués con América, y e! primero también en situar colonias en
Indias durante e! siglo XVI, aunque en ningún caso pasaron de tener una vida efímera.
En líneas generales, Francia presentaba unas características muy favorables para la
expansión ultramarina. Contaba con una población abundante de unos 18 ó 19
millones de habitantes, que en términos comparativos suponían más del doble de
efectivos humanos que la península Ibérica, seis veces los de Inglaterra y nueve los de
los Países Bajos holandeses. El territorio francés acogía a casi la mitad de la población
europea occidental, con una lengua y cultura comunes, unida políticamente (a
diferencia, por ejemplo, de! imperio y de Italia) y dentro de sólo una frontera. Si lo
anterior suponía en el terreno político un poderío considerable, las diferencias
económicas entre las distintas regiones de la nación contrarrestaban algunos de los
efectos de esa ventaja, y la falta de un poder central fuerte seguía depositando en
manos de los grandes señores parte de los destinos del país. La fachada atlántica,
estratégicamente situada y en igualdad de condiciones que Inglaterra y España para la
aventura marítima con el Nuevo Mundo, se mostraba muy distinta de las zonas rurales
manufactureras y de las tierras interiores orientales. Las comunicaciones entre ellas se
dificultaban por la existencia de aduanas y portazgos, cuya regulación permanecería
invariable hasta 1664, y la escasez de caminos.
La división del mundo entre España y Portugal resultante del Tratado de Tordesillas
(1494), empujó a Francia e Inglaterra a buscar la ruta hacia Catay por el Norte, tanto
hacia el Este como hacia el Oeste. El resultado de estos viajes descubridores fue el
reconocimiento de la costa atlántica septentrional del Nuevo Continente y aun el
internamiento a través de sus ríos, con la esperanza de que alguno de ellos llevara
finalmente al ansiado Pacífico, que algunas narraciones indígenas sobre grandes
mares, que resultaron ser los Grandes Lagos, hacían suponer cerca. Hasta la segunda
mitad del siglo XVI no se planteó el asentamiento de colonos en las nuevas tierras
descubiertas, aunque tardarían en hacerse realidad. Ya en 1497 el rey de Inglaterra
había financiado una expedición encomendada al genovés Giovanni Caboto para hallar
la ruta a la China por el Noroeste, aunque donde llegó fue a las pesquerías de
Newfoundland (Terranova). Los marinos franceses, por su parte, habían emprendido
expediciones al Brasil, pero el Gobierno francés se encontraba incapacitado para
prestarles su apoyo, ocupado en las guerras contra los Habsburgo y, más tarde, en las
guerras civiles. Aun así, algunos viajes pudieron ser financiados, como el emprendido
en 1523 por el florentino Giovanni de Verazzano, que, partiendo de Florida, recorrió la
costa hasta el cabo Fear, en Carolina del Norte, pasó por el estuario del Hudson y la
bahía de Narrangassett y llegó al Maine, donde las noticias de los indios sobre los
Grandes Lagos hicieron creer durante mucho tiempo en el "mar de Verazzano". El
marino de Saint-Malo, Jacques Cartier, continuando la búsqueda del paso por el Norte
de 1533 a 1541, exploró la costa norte de Terranova y pasó por el estrecho de Belle
Isle. Cuando terminó el siglo, España y Portugal, unidas bajo la misma Monarquía,
seguían manteniendo en América una posición hegemónica, mientras que Inglaterra y
Francia apenas habían pasado el estadio de las intenciones. Sin embargo, los continuos
viajes descubridores habían formado unos navegantes experimentados que cruzaban
el Atlántico con soltura y poseían un conocimiento bastante ajustado de las costas y
los ríos americanos.
4- No existe evidencia totalmente comprobada sobre quiénes y cuándo descubrieron
las islas, es un misterio y fuente de debate. Los yámanas, un navegante chino, un
desertor de la expedición de Magallanes, Américo Vespucio y otras hipótesis como el
dudoso descubrimiento inglés. La presencia en el archipiélago del zorro-lobo
malvinense, también denominado Guará (hoy extinto), especie evolucionada del
primitivo "perro de los yámanas", abonó la teoría de que fueron los yámanas los
primeros humanos en llegar a las islas. Hallazgos antropológicos al sur de la Isla
Soledad apoyan la tesis del avistamiento sudamericano del archipiélago, algunos creen
que en uno de sus tantos viajes, en canoas, a Malvinas, los yaganes olvidaron a algunos
perros, que luego se multiplicaron en la pradera de las islas. Sin embargo, estudios de
ADN que realizó la Universidad de California de Los Angeles en 2009, emparentaron a
los extintos canes malvinenses con los "aguará guazú" de la región subtropical del este
sudamericano; y determinaron que arribaron a las islas mucho antes de la llegada del
hombre a Sudamérica. No obstante ello, otro dato que apoya la tesis del avistamiento
sudamericano del archipiélago es que en el sur de la Isla Soledad se encontraron
puntas de flechas, restos de una canoa y de madera; siendo que no hay árboles
originarios de las islas. En 2003 un historiador inglés aventuró la hipótesis de que el
explorador chino Hong Baodescubrió las Malvinas y toda América del Sur hacia 1442;
pero sin proporcionar fundamentos al respecto, ni documentación que la respaldase.
El siguiente registro histórico de quien pudo haber descubierto el archipiélago
corresponde al famoso navegante florentino, al servicio de Portugal, Américo Vespucio
No obstante, el polémico Vespucio se contradice con otra carta dirigida dos años antes
a Lorenzo di Pierfrancesco de Médicis, titulada: "Mundus Novus"; donde admitió que
navegó hasta los 50º de Latitud Sur. Al no encontrar costa, decidió volver a Portugal.
Con posterioridad a 1520 abunda la localización de islas frente al Estrecho en la
cartografía europea; lo que nos lleva a sospechar que las mismas fueron avistadas por
algún buque español de la expedición de Fernando de Magallanes. El piloto Esteban
Gómez desertó de la expedición de Magallanes, usurpando el mando de la nave San
Antonio, el 1º de Noviembre de 1520 (fecha del descubrimiento del Estrecho). En
forma solapada, evitó introducirse en dicho paso, siguiendo a las otras tres naves de la
flota; se amotinó y enfiló hacia el Noreste, de regreso a España, enemistado con el
gran descubridor. En el camino debía toparse, necesariamente con las Malvinas. Sin
embargo, no quedó documentado este descubrimiento y tampoco Gómez dijo nada al
respecto en el proceso que después se le siguió en España; luego de arribar a Sevilla, el
6 de Mayo de 1521. No obstante ello, a partir de entonces, se popularizó la impresión
de mapas, identificando a las islas como "Sansón"; que tal vez derivaba de "San
Antón", apócope de "San Antonio", el nombre de la nao desertora. La próxima noticia
corresponderá a otra expedición española de Simón de Alcazaba y Sotomayor, que al
mando de las naves San Pedro y Madre de Dios, partió el 21 de Septiembre de 1534. El
primer antecedente británico llegaría recién el 14 de Agosto de 1592, cuando el
corsario John Davis, esta versión ha sido criticada por muchos estudiosos. Davis no
describió con precisión las coordenadas de su supuesto descubrimiento. Los pocos
indicios que da tampoco lo ubican en Malvinas, sino directamente en mar abierto. La
descripción que luego dieron algunos de sus marineros fue tachada de copia de las
observaciones ya recabadas por otros exploradores. Recién el 24 de enero de 1600 las
islas fueron avistadas en forma indudable y descriptas con precisión por el marino
holandés Sebald de Weert, al mando de la Gelof; que retornaba a Holanda, luego del
naufragio del resto de su expedición. Las denominó Sebaldes o Sebaldinas; ubicadas
sobre los 50° 40' de Latitud Sur, y a 60 leguas de la Patagonia. Por fin Europa había
dado fehacientemente con las Malvinas.
5- Quienes ocuparon las islas de forma efectiva fueron los gobernadores españoles
dependientes de los virreyes del Río de la Plata (1770-1807), con sede en puerto
Anunciación, en la isla Soledad. Si bien se establecieron por breve tiempo ingleses y
franceses, éste último reconoció los derechos de España. Inglaterra reclamó por ello a
España y como las relaciones se pusieron muy tirantes y se realizaron aprestos bélicos
en Londres, el gobierno de Madrid aceptó un arreglo amistoso, por el que se
comprometía a devolver puerto Egmont, aunque declaró que ello no afectaba su
soberanía sobre las Malvinas. En virtud de este acuerdo los ingleses procedieron a
ocuparlo nuevamente. En 1774 tal vez por un pacto secreto entre Inglaterra y España,
aunque el gobierno inglés señaló que era por razones de economía, los ingleses
evacuaron puerto Egmont, dejando una placa de plomo donde se reafirmaba su
soberanía sobre las Malvinas.
Producida la Revolución de mayo de 1810, Elio dispuso que las islas fuesen
evacuadas, situación que perduró durante nueve años.
En 1820 el gobernador Martín Rodríguez envió una expedición que tomó posesión del
archipiélago en nombre del gobierno de Buenos Aires, notificando de este hecho y de
la prohibición de pescar y cazar en las islas a los barcos extranjeros. En 1823 el
gobierno concedió autorización a don Luis de Vernet para instalar una pesquería e
introducir ganados en las Malvinas. Luis Vernet fue nombrado titular de la
comandancia política y militar de las islas Malvinas en 1829, con sede en la isla
Soledad. En ejercicio de sus funciones apresó a tres goletas norteamericanas que
quebrantaron las leyes argentinas. Como represalia, en 1831 llegó al puerto Soledad la
corbeta norteamericana Lexington, que apresó a los funcionarios y destruyó
propiedades. En medio de esta situación, el 2 de enero de 1833 irrumpieron frente al
puerto Soledad las fragatas inglesas Clio y Tyne intimando al coronel Pinedo a evacuar
las islas. Sin ofrecer resistencia, Pinedo se retiró con su goleta Sarandí y así se perdió el
dominio sobre las islas que quedaron en manos de su Majestad Británica hasta el día
de hoy.
6- Las Islas Malvinas formaron parte del área bajo jurisdicción de España desde la
entrada en vigor de los primeros instrumentos internacionales que delimitaron el
"Nuevo Mundo" poco después del descubrimiento de 1492. Las Bulas Pontificias y el
Tratado de Tordesillas de 1494 constituyen los primeros instrumentos que receptan
títulos de España de acuerdo con el derecho internacional de la época. Desde
principios del siglo XVI y durante la mayor parte del mismo, sólo navegantes al servicio
de España transitaron las rutas marítimas a lo largo de la costa sudamericana,
avanzando hacia el sur en busca del paso interoceánico. En este avance se produjo el
descubrimiento de las Islas Malvinas por integrantes de la expedición de Magallanes
en el año 1520. A partir de ese momento fueron registradas en la cartografía europea
con diversos nombres y quedaron dentro de los espacios bajo control efectivo de las
autoridades españolas. En el curso del siglo XVII las Islas Malvinas fueron avistadas por
navegantes de otras naciones que se aventuraban en los dominios españoles a riesgo
de la reacción y las protestas que España efectuaba cuando tenía noticias de tales
expediciones. Pero toda la región austral de América, con sus costas, mares e islas,
quedó indiscutiblemente preservada bajo la soberanía española a través de los
diversos tratados suscriptos en este período, como el Tratado "Americano" de 1670,
entre España e Inglaterra.
La Paz de Utrecht, firmada en 1713, aseguró la integridad de las posesiones de España
en América del Sur y confirmó su exclusividad de navegación en el Atlántico Sur.
Inglaterra aceptó dichas cláusulas como signataria de los acuerdos de Utrecht y de
tratados posteriores del siglo XVIII que lo ratificaban. No obstante, hacia mediados de
este siglo, las Islas Malvinas comenzaron a ser objeto del interés de Gran Bretaña y
Francia, que aspiraban a contar con un establecimiento estratégicamente ubicado
frente al estrecho de Magallanes. En 1749, España se enteró de un proyecto británico
para establecerse en las Islas Malvinas y protestó firmemente ante el gobierno del
Reino Unido, que, en consecuencia, desistió de llevarlo a cabo.
Cuando en 1764 Francia formó el establecimiento de "Port Louis" en la Isla Soledad,
España se opuso y obtuvo el reconocimiento de Francia de su derecho a las islas. El
gobierno francés ordenó la evacuación y entrega del establecimiento a las autoridades
españolas. Esta entrega se concretó en 1767 y desde entonces hubo en las Malvinas un
gobernador español residente en ellas, dependiente de Buenos Aires.
Al año siguiente de la instalación francesa, una expedición británica llegó
clandestinamente al archipiélago y, como seguimiento de ella, en 1766 marinos
ingleses levantaron un fuerte en un lugar que llamaron "Port Egmont", en una isla
situada al oeste de la Gran Malvina. Pese al secreto con que el gobierno del Reino
Unido llevó esto a cabo, España tuvo conocimiento de ello y protestó insistentemente
exponiendo sus derechos. Como no tuvo una respuesta aceptable, buscó el
establecimiento intruso y en 1770, expulsó por la fuerza a sus ocupantes. Con motivo
de esta acción se estuvo al borde de una guerra, evitada con un acuerdo bilateral
firmado en 1771 que constaba de una Declaración por la que España restituía a los
británicos en "Port Egmont" para salvar el honor del Rey británico, haciendo reserva
expresa de su soberanía sobre la totalidad de las Islas Malvinas, y una Aceptación de la
Declaración en la que Gran Bretaña guardaba silencio acerca de la reserva de derechos
española. Como parte del acuerdo se convino verbalmente que los ingleses se
retirarían de "Port Egmont" posteriormente, lo cual ocurrió en 1774. Desde entonces
las autoridades españolas con asiento en Puerto Soledad continuaron ejerciendo su
jurisdicción y control sobre la totalidad del archipiélago.
En 1790, con la firma del tratado de San Lorenzo de El Escorial, Gran Bretaña se
comprometió a no formar ningún establecimiento en las costas tanto orientales como
occidentales de América Meridional ni en las islas adyacentes ya ocupadas por España,
cual era el caso de las Malvinas.
La sucesión de treinta y dos gobernadores españoles en las Islas Malvinas fue continua
hasta el año 1811 en que la guarnición de Puerto Soledad fue requerida desde
Montevideo para la defensa de la monarquía con motivo de la recién iniciada Guerra
de la Independencia. Los primeros gobiernos patrios de las Provincias Unidas tuvieron
en cuenta en diversos actos administrativos a las Malvinas, a las que consideraron
parte integrante de su territorio, heredado de España por sucesión de Estados según el
Uti Possidetis Juris de 1810.
En 1820, bajo las difíciles condiciones de las luchas internas que enfrentaba el Estado
argentino en formación, el oficial de Marina David Jewett tomó posesión de las islas
Malvinas en nombre de las Provincias Unidas del Río de la Plata en un acto público en
Puerto Soledad, al que asistieron loberos y balleneros de varias nacionalidades, entre
ellos estadounidenses y británicos, que recalaban en las islas en el desarrollo de sus
faenas. La noticia, fue publicada en medios de los Estados Unidos y del Reino Unido sin
provocar comentarios oficiales por parte de esos países. Tampoco manifestó Gran
Bretaña pretensión alguna a las Islas Malvinas en el proceso de reconocimiento del
Estado argentino, que culminó con la firma del Tratado de Amistad, Comercio y
Navegación de 1825.
Durante la década de 1820 los gobiernos argentinos realizaron diversos actos
demostrativos de su soberanía sobre las islas Malvinas, incluyendo la designación de
gobernadores, legislación sobre recursos pesqueros y otorgamiento de concesiones
territoriales. En este marco se fue desarrollando Puerto Soledad, cuyos habitantes
criaban ganado, cazaban lobos marinos y la prestaban servicios a los buques que
tocaban puerto.
El 10 de junio de 1829 el gobierno argentino promulgó un decreto creando la
Comandancia Política y Militar de las Malvinas. Después de haber mantenido silencio
por más de medio siglo en el curso del cual se habían sucedido sin oposición
administraciones españolas y argentinas en las islas Malvinas, en noviembre de 1829 el
Reino Unido protestó dicho decreto, en el marco de un renacimiento de su interés
estratégico en el Atlántico Sur.
A fines de 1831 un buque de guerra de los Estados Unidos arrasó Puerto Soledad en
represalia por la captura de buques loberos de esa nacionalidad que habían sido
hallados en infracción a la legislación de pesca por las autoridades argentinas. El
gobierno argentino inició de inmediato las gestiones para obtener reparación de los
Estados Unidos y a la vez envió una goleta de la Armada para restablecer el orden
quebrado por la irrupción de la nave estadounidense.
7- . Los primeros gobiernos patrios de las Provincias Unidas tuvieron en cuenta en
diversos actos administrativos a las Malvinas, a las que consideraron parte integrante
de su territorio, heredado de España por sucesión de Estados según el Uti Possidetis
Juris de 1810. En 1820, bajo las difíciles condiciones de las luchas internas que
enfrentaba el Estado argentino en formación, el oficial de Marina David Jewett tomó
posesión de las islas Malvinas en nombre de las Provincias Unidas del Río de la Plata en
un acto público en Puerto Soledad, al que asistieron loberos y balleneros de varias
nacionalidades, entre ellos estadounidenses y británicos, que recalaban en las islas en
el desarrollo de sus faenas. La noticia, fue publicada en medios de los Estados Unidos y
del Reino Unido sin provocar comentarios oficiales por parte de esos países. Tampoco
manifestó Gran Bretaña pretensión alguna a las Islas Malvinas en el proceso de
reconocimiento del Estado argentino, que culminó con la firma del Tratado de
Amistad, Comercio y Navegación de 1825. Durante la década de 1820 los gobiernos
argentinos realizaron diversos actos demostrativos de su soberanía sobre las islas
Malvinas, incluyendo la designación de gobernadores, legislación sobre recursos
pesqueros y otorgamiento de concesiones territoriales. En este marco se fue
desarrollando Puerto Soledad, cuyos habitantes criaban ganado, cazaban lobos
marinos y la prestaban servicios a los buques que tocaban puerto. El 10 de junio de
1829 el gobierno argentino promulgó un decreto creando la Comandancia Política y
Militar de las Malvinas. Después de haber mantenido silencio por más de medio siglo
en el curso del cual se habían sucedido sin oposición administraciones españolas y
argentinas en las islas Malvinas, en noviembre de 1829 el Reino Unido protestó dicho
decreto, en el marco de un renacimiento de su interés estratégico en el Atlántico Sur.
A fines de 1831 un buque de guerra de los Estados Unidos arrasó Puerto Soledad en
represalia por la captura de buques loberos de esa nacionalidad que habían sido
hallados en infracción a la legislación de pesca por las autoridades argentinas. El
gobierno argentino inició de inmediato las gestiones para obtener reparación de los
Estados Unidos y a la vez envió una goleta de la Armada para restablecer el orden
quebrado por la irrupción de la nave estadounidense, luego de la disputa de soberanía
por el acto de fuerza de 1833 Desde entonces y hasta el presente, la República ha
reivindicado permanentemente su justo reclamo en el nivel bilateral, formulando las
protestas correspondientes cuando ha tenido conocimiento de actos británicos que
contradicen su soberanía sobre las Islas Malvinas, Georgias del Sur, Sandwich del Sur y
los espacios marítimos circundantes, así como en distintos foros multilaterales, entre
ellos las Naciones Unidas y la Organización de los Estados Americanos, impulsando la
adopción de resoluciones que llaman a las dos Partes a resolver la controversia y
declaraciones de apoyo a la posición argentina.
Gran Bretaña alegó más tarde que, aun asumiendo la posibilidad de que el acto de
fuerza originario hubiera sido ilegítimo, con el paso del tiempo, una ocupación efectiva
continua y pacífica validaría la adquisición del territorio. Pero los actos permanentes
de protesta por parte de Argentina definen la vigencia del conflicto y esto anula la
operatividad de la prescripción adquisitiva.
En la década del 60 Gran Bretaña encuentra un argumento novedoso para
argumentar a su favor. Paradojalmente, encuentra en el principio de
autodeterminación de los pueblos-un principio pensado a los fines de la
descolonización mundial- un fundamento para sostener uno de los últimos enclaves
coloniales del globo. En 1960 las Naciones Unidas aprueban una resolución que
proclama poner fin al colonialismo en todas sus formas y el principio rector de este
objetivo sería el famoso Principio de Autodeterminación.
El principio no es aplicable al caso de los Kelpers por más que Gran Bretaña se esfuerce
en probar los deseos de los Kelpers en plebiscitos. El derecho de autodeterminación
corresponde a los pueblos, no a las poblaciones. Población y pueblo son dos cosas
distintas. Para convertirse en pueblo, los habitantes de un territorio deben
considerarse a sí mismos como una sociedad distinta de la sociedad del país que ocupa
ese territorio, tener una “identidad cultural” que los diferencie claramente del país al
cual pertenecen, ser habitantes “autóctonos”. Los isleños, al votar como
previsiblemente votaron, probaron que no reúnen ninguno de los requisitos para gozar
de ese derecho. Desean pertenecer al estado colonial, no forman un pueblo y, por
consiguiente, carecen del derecho de autodeterminación.
8- La Organización de las Naciones Unidas (ONU), o simplemente las Naciones Unidas
(NN. UU.), es la mayor organización internacional existente. Se define como una
asociación de gobierno global que facilita la cooperación en asuntos como el Derecho
internacional, la paz y seguridad internacional, el desarrollo económico y social, los
asuntos humanitarios y los derechos humanos.
La ONU fue fundada el 24 de octubre de 1945 en la ciudad estadounidense de San
Francisco, por 51 países, al finalizar la Segunda Guerra Mundial, con la firma de la Carta
de las Naciones Unidas.1
Desde su sede en Nueva York, los Estados miembros de las Naciones Unidas y otros
organismos vinculados deliberan y deciden acerca de temas significativos y
administrativos en reuniones periódicas celebradas durante el año. La ONU está
estructurada en diversos órganos, de los cuales los principales son: Asamblea General,
Consejo de Seguridad, Consejo Económico y Social, Secretaría General, Consejo de
Administración Fiduciaria y la Corte Internacional de Justicia. La sede europea (y
segunda sede mundial) de la Organización de las Naciones Unidas se sitúa en Ginebra,
Suiza.
La figura pública principal de la ONU es el Secretario General. El actual es António
Guterres de Portugal, que asumió el puesto el 1 de enero de 2017, reemplazando a
Ban Ki-moon.2
A fecha de 2017, la ONU posee 193 Estados miembros: todos los países soberanos
reconocidos internacionalmente, más tres miembros en calidad de observadores —el
Estado de la Ciudad del Vaticano, la Soberana Orden Militar de Malta y el Estado de
Palestina. Otros Estados independientes de facto como la República de China o Kosovo
no son miembros, pues son considerados territorios en disputa.
Los idiomas oficiales de la ONU son seis: árabe, chino mandarín, español, francés,
inglés y ruso.3
▪ El presidente americano sentía una aversión personal contra el presidente ruso Josef
Stalin.
▪ Los soviéticos temían que Estados Unidos utilizara a la Europa occidental como base
para atacar a la Unión Soviética.
El liberalismo: se extendió, sobre todo, entre los burgueses y las clases
populares de las grandes ciudades. Los liberales creían en la libertad individual,
rechazaban el poder absoluto de las monarquías y la sociedad estamental y
defendían la soberanía popular, la separación de poderes, la tolerancia religiosa
y la implantación de regímenes constitucionales.
Motín del té: Fue una señal de sublevación de las colonias inglesas en la cual
un grupo de jóvenes volcaron al mar el cargamento de té proveniente de Gran
Bretaña en señal de protesta por la subida de impuestos de la ley del timbre.
Nada más llegar al poder, el nuevo ejecutivo aprobó dos decretos con los que
buscaba el apoyo de las clases trabajadores: