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Los 5 modelos pedagógicos fundamentales

1. Modelo tradicional

El modelo pedagógico tradicional, el más empleado a lo largo de la


historia, propone que el papel de la educación es la de transmitir un
conjunto de conocimientos. En esta relación entre alumno, educador y
contenido el alumno es únicamente un recipiente pasivo, absorbiendo los
contenidos que el educador vierte sobre él. El rol protagonista recae sobre el
educador, que será el agente activo.

Este tipo de modelo propone una metodología basada en la retención


memorística de la información, a partir de la repetición continuada de tareas y
sin precisar de un ajuste que permita la otorgación de un sentido al material
aprendido.
Asimismo, se evaluará el nivel de logro de los aprendizajes a través del producto
del proceso educativo, calificando al alumno en función de que sea capaz de
replicar la información transmitida. Se le da una elevada importancia al concepto
de disciplina, siendo el docente una figura de autoridad, y el conocimiento se
transmite sin espíritu crítico y aceptando lo transmitido como verdadero. Se basa
en la imitación y el desarrollo ético y moral.
2. Modelo conductista
El modelo pedagógico conductista considera también que el papel de la
educación es la de transmisión de saberes, viéndola como una manera de
generar la acumulación de aprendizajes. Se basa en el paradigma conductista
en su vertiente operante, proponiendo que a todo estímulo le sigue su respuesta
y la repetición de esta se ve determinada por las posibles consecuencias
de dicha respuesta. A nivel educativo se pretende el aprendizaje por
modelamiento de la conducta, fijando la información a través del refuerzo.

El rol del alumno bajo este paradigma es también pasivo, si bien pasa a ser el
foco principal de atención. El maestro sigue estando por encima del alumno, en
un rol activo en el que emite las situaciones e informaciones que sirven de
estímulo. Abunda el uso de metodología memorística y imamitivo-observacional.
Los procedimientos técnicos y las destrezas suelen ser bien aprendidos bajo esta
metodología a un nivel procedimental, considerándose el aprendizaje como
cambio de conducta.
Se trabaja a través de una evaluación sumativa en que se tienen en cuenta los
niveles de conducta esperada y el análisis de los productos elaborados a lo largo
de la evaluación (como los exámenes).
3. Modelo romántico/naturalista/experiencial
El modelo romántico parte de una ideología humanista que pretende tener en
cuenta al educando como parte protagonista y activa del aprendizaje y
centralizado en el mundo interior del menor. Se basa en la premisa de no
directividad y máxima autenticidad y libertad, suponiendo la existencia de
suficientes capacidades internas por parte del aprendiz para ser funcional en su
vida y buscando una metodología de aprendizaje natural y espontánea.

Bajo este modelo se promueve que el desarrollo de los menores debe ser
natural, espontáneo y libre, centrando el aprendizaje en la experiencia libre y
en los intereses del menor, siendo únicamente el educador un posible auxilio
para este en caso de necesidad. Lo importante es que el menor desarrolle sus
facultades internas de manera flexible. No es teórico sino experiencial: se
aprende haciendo.
En este modelo, se propone que el sujeto no debe ser evaluado, comparado
ni clasificado, señalando la importancia de que se pueda aprender libremente
sin interferencias. Como mucho se propone una evaluación cualitativa, dejando
de lado la cuantificación para observar como se ha ido desarrollando el sujeto.
4. Modelo cognoscitivista/desarrollista

Basado en la concepción piagetiana del desarrollo, este modelo se diferencia de


los anteriores en que su principal objetivo no es el de cumplir con el currículo,
sino contribuir y formar al sujeto de tal manera que adquiera habilidades
cognitivas suficientes para ser autónomo, independiente y capaz de aprender
por sí mismo. La educación se vive como un proceso progresivo en el que se
van modificando las estructuras cognitivas humanas, modificaciones que pueden
alterar la conducta indirectamente.
El papel del docente pasa a evaluar el nivel de desarrollo cognitivo y orientar a
los alumnos de cara adquirir la capacidad de otorgar sentido a lo aprendido. Se
trata de un facilitador en la estimulación del desarrollo del aprendiz, siendo la
interacción maestro alumno bidireccional. Se trata de generar experiencias y
ámbitos donde poder desarrollarse, evaluando cualitativamente al sujeto
aprendiz.
5. Modelo educacional-constructivista
El modelo educacional constructivista es uno de los que mayor utilización y
aceptación tiene en la actualidad. Basado como el anterior en autores como
Piaget pero también junto con las aportaciones de otros autores destacados
como Vigotsky, este modelo centra su atención en el alumno como principal
protagonista del proceso educativo, siendo un elemento activo imprescindible en
el aprendizaje.

En este modelo la tríada profesor-alumno-contenido es vista como un conjunto


de elementos que interactúan de manera bidireccional los unos con otros. Se
busca que el alumno pueda construir de manera progresiva una serie de
significados, compartidos con el profesor y con el resto de la sociedad, en base
a los contenidos y orientación del docente.

Un elemento fundamental para esta perspectiva es que el aprendiz pueda atribuir


sentido al material aprendido y también al propio proceso de aprendizaje,
actuando el docente como guía del aprendizaje y teniendo este último en cuenta
la necesidad de proporcionar una ayuda ajustada a las necesidades del
aprendiz.
Se trata de optimizar al máximo posible las capacidades de éste, de tal manera
que se acerque al máximo nivel potencial en vez de limitarse a su nivel actual
real (es decir, que alcance el nivel al que puede alcanzar con ayuda). El control
se va cediendo progresivamente al alumno según va dominando el aprendizaje,
de tal manera que se va logrando una mayor autonomía y capacidad de
autogestión.

Modelo tradicional de enseñanza


El modelo pedagógico tradicional se conoce hoy en día como «modelo
tradicional de enseñanza», aunque en origen fue llamado «modelo de
transmisión». Este modelo entiende la enseñanza como una transmisión directa
de conocimiento del profesor al alumno, poniendo el foco completamente en este
último.
Los alumnos son vistos en el modelo tradicional como recipientes pasivos de
conocimiento, sin necesidad de jugar un papel en su propio proceso de
aprendizaje. El profesor tendrá que esforzarse por exponer lo que sabe de la
manera más clara posible, de tal forma que los estudiantes puedan llegar a
comprenderlo y memorizarlo.
El maestro debe, por tanto, tener grandes habilidades de comunicación además
de ser experto en su materia. De otro modo, el alumno será incapaz de adquirir
los conocimientos necesarios como para concluir que el aprendizaje ha sido un
éxito.
Además de esta idea, algunas de las bases del modelo de transmisión son las
siguientes:

 Los estudiantes deben aprender mediante el empleo de


la autodisciplina, ya que es necesario que repitan los conocimientos
una y otra vez para que puedan memorizarlos. Por lo tanto, los
defensores de este modelo creen que es útil para forjar el carácter de
los alumnos.
 Se ignoran totalmente la innovación y la creatividad, focalizándose en
cambio el aprendizaje en la memorización de datos e ideas.
 El aprendizaje se basa casi exclusivamente en el oído, por lo que es
poco efectivo para personas que aprenden mejor mediante otros
sentidos.
A pesar de que se ha demostrado en numerosas ocasiones la escasa eficacia
de este modelo de enseñanza, es el que se sigue usando de manera
predominante en casi todas las sociedades modernas.
Sin embargo, aunque no se trate de un modelo válido para la mayoría de las
situaciones de aprendizaje, sí que tiene cabida en ciertos momentos.
Por ejemplo, cuando es necesaria la transmisión de datos puros o de teorías muy
complejas, el modelo de transmisión sigue siendo el más útil para conseguir un
correcto aprendizaje.

Pedagogía de la transmisión
Este modelo puede simbolizarse como el modelo de la nutrición. La principal
actividad recae en el formador o profesor, mientras el formado o alumno es
sustancialmente pasivo, su actividad se limita a la copia mental de las
informaciones que le son presentadas.

Profesor/formador

Alumno/formado

Este es el esquema más difundido en las instituciones escolares, no sólo para


la infancia, sino también durante la vida adulta.
Este modelo otorga cierta seguridad, por ello fue incorporado en cualquier
ámbito y para cualquier finalidad formativa. Es adecuado para introducir una
gran cantidad de información en las cabezas de los alumnos en un plazo corto.
La relación que se genera entre alumno/docente es de total dependencia, la
relación pedagógica es asimétrica, hay uno que "sabe" y otro que "sabe" menos,
aunque generalmente el modelo ignora lo que sabe el alumno.
El profesor es el que sabe y resuelve todos los problemas, la iniciativa del que
aprende se ve reducida, existe pasividad y dependencia.
Se establece una relación profesor-alumno de forma individual, rompiéndose la
estructura del grupo como unidad de interacción y aprendizaje.
Se decide "desde afuera" lo que los formados "deben saber". Se produce una
ruptura entre la teoría y la práctica, el conocimiento viene "listo" y tiene "tamaño",
se organiza de antemano una cierta cantidad de horas de clase en las que se
supone se llegará a que cualquier "ser inteligente" asimile la información.
El docente ejerce un papel de autoridad y control, luego de impartir la enseñanza
pasará a verificar si los alumnos "acumularon" los conocimientos.
El saber impartido se presenta como incuestionable, y se parte de una ilusión
de su neutralidad y eficiencia para enfrentar cualquier problema. La enseñanza
se efectúa principalmente a través de la palabra y, en general, se basa en los
códigos lingüísticos elaborados del docente o de la ciencia. Cuando se dirige a
trabajadores con escasa formación académica, es común observar que se
ignoran los códigos lingüísticos del saber práctico, produciéndose una
verdadera fractura en la comunicación.
El modelo es de corte netamente intelectual, en él la afectividad no tiene lugar.
El modelo descrito se revela como poco fértil, no es suficiente incluir cursos o
conferencias de este corte para lograr efectividad.

Pedagogía de la problematización
En este esquema los alumnos se convierten en el principal soporte de la
formación y en fuente privilegiada de conocimiento. El docente se posiciona
como un orientador, estimulador y moderador.
Podría decirse que:

1. El alumno posee todo dentro de sí, pero lo ignoraba y va descubriendo;


algo así como la mayéutica socrática.
2. El alumno no posee el saber dentro de sí, pero cuenta con la posibilidad,
sobre todo si le facilitan los pasos, de descubrir por sí mismo, a través de
la reflexión y la elaboración, el saber que desea adquirir.
No se trata de una transmisión de conocimientos que interesa solamente a las
áreas intelectuales de la personalidad, sino de una interacción de experiencias
entre los sujetos que hace entrar en juego tanto el nivel consciente de sus
conocimientos como la afectividad y la psicología profunda. El fin último
perseguido es una modificación profunda de las actitudes ligada a un
enriquecimiento de los conocimientos.
Esta línea pedagógica tiene orígenes muy antiguos puesto que se encuentra en
la mayéutica socrática. Las corrientes modernas la aplican en la pedagogía
activa, la pedagogía de diagnóstico, los grupos operativos, la pedagogía
participativa, las corrientes de educación de adultos y las corrientes humanistas.
El punto de partida de ésta metodología es la indagación práctica, entendida
como la acción humana y profesional dentro de un contexto social e institucional.
El camino de la indagación es pregunta, por lo cual se ha dado en llamar la
"pedagogía de la pregunta":
¿Cómo hago?
¿Qué dificultad encuentro cuando lo hago?
¿En qué situación lo hago?
¿Por qué lo hago de esta manera?
El "pensar" la práctica no debe ser un acto individual sino colectivo, reuniendo
los aportes individuales en el pensamiento de grupo, el co-pensar
cooperativamente y la discusión solidaria llevan a detectar los problemas del
equipo de trabajo.
La identificación de los problemas representa un punto fundamental, hay que
determinar y diferenciar claramente los problemas subjetivos de los objetivos, y
es tarea del docente orientar clara y correctamente para ayudar al grupo a
avanzar.
Una vez detectados los problemas se buscan fuentes de información para
comprenderlos y profundizarlos, allí toma vigencia la reflexión teórica. La teoría
llega en este momento para iluminar los problemas detectados por el grupo,
Finalmente se llegará a una hipótesis de solución, la cual producirá una
transformación de la práctica.
El camino recorrido puede graficarse de la siguiente forma:
Teorización

Identificación Hipótesis de
de solución
problemas

Práctica
Reflexión transformada
sobre la
práctica

Esta metodología se muestra más fecunda para la transformación efectiva del


trabajo y de las instituciones. El diagnóstico inicial está dirigido al compromiso
con la modificación de las prácticas y actitudes. Permite generar nuevos
conocimientos puesto que el grupo, al relacionar, indagar y buscar información
apropiada para el problema y el contexto en que se actúa, evita la transferencia
indiscriminada de "soluciones" generadas en otros contextos. Se mantiene
activo.
Integra lo individual a lo grupal, institucional y social en la definición de los
problemas.
Trabaja con lo afectivo y lo intelectual indisolublemente, fortaleciendo el
compromiso social y profesional.
Desarrolla la conciencia de grupo, contribuyendo a afianzar la identidad de la
categoría profesional.
Esta metodología requiere estimular un ámbito participativo en las instituciones,
además de poseer una programación concebida en forma participativa que
otorgue un tratamiento específico a los conocimientos y contenidos de la
enseñanza.

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