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Introducción ……………………………………………………………………… 3
Antropología: El hombre, Soteriología y Hamartología .………………..... 4
Dios ………………………………………………………………………………… 7
Revelación ………………………………………………………………………... 9
Jesucristo ………………......………………......………………........................ 11
Neumatología ………………............................………………........................ 13
Eclesiología ………………............................................................................ 15
Realidad Espiritual ………………................................................................. 16
Conclusión .………………............................................................................. 18
Bibliografía………………………………………………………………………… 19
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Introducción
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Antropología
El Hombre
Por sobre todo, una pregunta mayor surge por encima de la existencia propia y del
universo, ¿de dónde salió el universo? ¿De dónde salí yo, nosotros? Al saberse a
sí mismo como una creatura, no puede ser el resto del universo, que también es
creatura, algo que se creó a partir de la voluntad o la fuerza propia. Así que el
hombre piensa de sí como una creatura, de donde resulta inevitable preguntarse
por la fuerza de origen, por el creador, por Dios.
Soteriología
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tanto la salvación como la condenación, todo depende de la respuesta humana a
la interpelación divina. A diferencia de Bultmann que cree en un existencialismo
extremo, en el que la salvación solo se da si el ser humano se abandona por
completo a sí mismo en los brazos de Dios, sin hipotecar un solo segundo de su
existencia. El problema es que todo ser humano, por existencialista que sea,
espera vivir más del siguiente segundo al tiempo presente, a no ser que tenga la
bala de cañón apuntando su cabeza. En tal situación, la vida auténtica que
propone Bultmann sería el mismo estrés constante de la bala de cañón, todos los
días, a todas horas. Aun enmarcado dentro del existencialismo, el hombre puede
soñar con darle sentido a su existencia, a toda su existencia, su historia y la
potencial historia que tiene hacia el frente. Entendiendo la incógnita del momento
de la mortalidad, el hombre puede ser salvado al ver su vida (su historia actual, y
su potencial historia) como una sola oportunidad para darle sentido a su
existencia, para cumplir el propósito para el cual Dios le escogió para vivir esta
maravillosa vida.
Hamartiología
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estaba listo para cacharlo o no. Por supuesto que es necesario voltear a ver al
prójimo y asegurarse que mientras el creyente cumple su propósito, no atropella la
dignidad o el propósito de alguien más. Pero en esencia, el verdadero pecado es
no aventarse.
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Dios
La deidad, única y suprema, es más que una fuerza, más que un motor
gigante que lo mueve todo. Sería ridículo pensar que el hombre lo conoce todo de
Dios, sería ridículo pensar siquiera que conoce gran parte de Dios, sería tanto
como decir que alguien que nunca ha salido de su pueblo, conoce todo el
universo, más allá de las estrellas más lejanas. Pero si se puede conocer a Dios,
por lo menos en parte, y eso le da al ser humano un trabajo, Pannenberg (1992)
citando a Agustín, dice que “no se puede separar el conocimiento y la reverencia
de Dios”. Así que solo es conocible cierta parte de Dios, lo que Él ha decidido
revelar al hombre, pero eso no significa ni por un instante que el hombre ha
logrado en su totalidad, ni siquiera en su mayoría, conceptualizar a Dios, solo se
conoce una pequeña parte de su inmenso todo.
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Cuestionar los atributos personales de Dios solo porque no se ha tenido un
contacto personal con la divinidad carece de todo sentido. Es tanto como tratar de
encuadrar a Dios dentro de los parámetros que el ser humando conoce y
pretender que lo sabe todo de Dios. No es posible utilizar los mismos parámetros
para conceptualizar a Dios, de la misma forma que se conceptualiza el resto del
universo, porque Dios, como ser supremo, perfecto y completo, escapa del rango
de lo objetivable por la razón.
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Revelación
El ser humano puede ver la obra de Dios en el cielo, en los montes, en los
animales, aun en sí mismo y en sus semejantes. Todos los objetos que el hombre
conoce tienen una causa, un origen. La naturaleza, la realidad que alcanzan a
contemplar todos sus sentidos, debe tener un origen. De alguna forma la realidad
tuvo que tener un punto de partida en el cual se abrió paso a la existencia. No es
posible imaginar la existencia de la realidad sin Dios siendo la fuerza suprema que
le da origen y la sostiene. Así, la naturaleza no se convierte en objeto de
revelación, sino en medios de ella.
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Dios con el hombre. Un hombre que hace esfuerzos por emanciparse, por seguir
sus propios impulsos, utilizando las capacidades que Dios le dio. Y un Dios
rescatando a la humanidad una y otra vez. Por eso Karl Barth (2006) dice, “Dios
revela su acción en su pacto con el hombre, en la historia dela institución,
conservación, ejecución y consumación del mismo”. La historia se convierte en un
testigo que habla del corazón de Dios comprometido con el hombre y la misión
que el mismo Dios le ha dado.
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Jesucristo
Cristo es la experiencia más cercana que el hombre puede tener con Dios. Cristo
es la oportunidad de ser verdaderamente libre, al entregarse a la obediencia en fe
sin guardarse nada para sí, entones Cristo deja de ser una idea lejana y se
convierte en una vivencia real y presente.
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Siendo que la interpelación de Dios se realiza dentro del marco de la existencia, el
creyente puede poner toda su vida, su historia, y su potencial historia, frente a
Dios y obedecerle a Dios para entregarle toda su vida y cumplir la misión con la
cual fue encomendado. Dios no mandó a nadie a este mundo sin un propósito, lo
que no se limita a un ministerio eclesiástico, sino a toda la tarea que Dios le da al
hombre de vivir una vida integral, y cumplir una misión integral.
No se trata solo de avanzar por la vida esperando que Dios encuentre al creyente
y tenga que tomar una decisión ética que quizá lo ponga entre la espada y la
pared, lo que servirá para que el creyente tenga una oportunidad de expresar su
completa obediencia en fe. No, eso es solo una parte. Hay otra parte que significa
poner toda la vida propia y no solo un momento, frente a la deidad y ser
interpelado por Dios, experimentar a Cristo en el ejercicio del cumplimiento de la
misión que Dios ha encomendado a esa persona.
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Nuematología
El Espíritu Santo, siendo enviado por Jesús, quien a su vez fue enviado por el
Padre, es la presencia de Dios en la vida del creyente. Los discípulos acudían a
Jesús con todas sus inquietudes y preguntas, le buscaban y respetaban como su
maestro. Jesús era para ellos no solo fuente de conocimiento teológico, sino un
modelo de vida, alguien quien valía la pena mantener cerca, para aprender de él.
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Al creyente postmoderno en ocasiones le cuesta trabajo relacionarse con el
Espíritu Santo, quizá sea porque piensa de Él como una fuerza etérea que hay
que invocar a través de intensas oraciones, que manifiesta su presencia
únicamente durante experiencias extáticas. Pero si la iglesia logra redescubrir al
Espíritu Santo como la continuación de la labor de Jesús en la tierra, la iglesia
tendrá la oportunidad de reencontrarse con la experiencia maravillosa de
relacionarse con Dios tanto en lo trascendente como en lo cotidiano.
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Eclesiología
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Realidad Espiritual
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fuera del control de Dios. Así que si alguien no quiere que el diablo le haga daño
alguno, en vez de preocuparse por él, ha de ocuparse en su relación con Dios,
que es quien a final de cuentas protege a todos los que son suyos dentro de su
voluntad perfecta. Y si es Dios quien decide, y todo lo que Él hace lo hace en
amor, el creyente no tiene razón para aterrorizarse de Satanás, sino más bien
tener confianza en Dios.
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Conclusión
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Bibliografía
Herbert Haag (1981) El problema del mal. Barcelona, España: Editorial Herder
Martin R. De Hann II (2008) ¿Qué rayos hace Satanás? Grand Rapids, Michigan:
RBC Ministries.
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