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290/ F¡nN¡NooO.

AssuNe,ro- Orcn F¡nNANorzL¡louR oEBotRs- B¡ernrzDun¡Nr¡

Como todo hecho folklórico, los bailes criollos constituyen manifestacionesincompre.-


sibles en su cabal función si no se los interpreta en el contexto fenoménico de la cultur¿;
la cual pertenecen.
La pretendida simpleza de su acontecerno es tal. Su significaciónprofunda es inacc-
sible para quien sólo observela superficiede su externaciónsocialy, por ello, cuando esris
bailesson sacadosdel medio natural en el cual viven baio la forma de manifestacionesac:-
ñadasen el transcurso de su auténtico devenir, se endureceautomáticamentesu lengua-,:-
se fisura la comunicación espontáneaque poseen normalmente con todos los der.u
hechosde la vida de las comunidadeslocalizadasen las cualespersisten,y adquierenca:¿i-
teres espurios que los desnaturalizan.Son semejantesa las flores del campo que bn 'u
como alhajasen la planta silvestre,pero no llegan a adornarcon su color ni a perfumar ;:m
su aroma el continente industrial de un florero. Sólo el toque del arte les da nuevo r-i'::
Con seguridadesta metáforaha sido antesfrecuentementeusadapero resulta aún n:¡m
eficazpara ilustrar la idea que aquí persigo, especialmenteporque deseoimplantarla e. lm
contexto interpretativo diverso al que se le dio en páginasde inspiración "pseudo ¡sr..fip*
tica" que consideraron a los bailes,a las canciones,a los relatos, en fin a todo el unirm'
de los bienesculturales folklóricos, como crecimientosautónomos, de generaciónes¡w-
tánea,a)-unosde toda influencia exógenay estereotipadosrígidamente en una suec3 @
marco inamovible que confundían con la tradición.
La visión dinámica de la tradición como proceso diacrónico y la concepción que o:iqpr
una total permeabilidad selectivaal préstamo cultural son dos de las grandesaportac-1iú6
que hemos recibido de los maestrosque integraron la ilustre generaciónde recole;
prácticosy formadoresteóricosquellegóa su máximoesplendordurantelasdécad¿-.
rales del sigloxx.
Por ellos poseemos-y no quisiera que se olviden- conceptoscomo el de que n:
hechofolklórico lo es desdesu origeny el complementariode que todo hecho.r"r
puede convertirse en folklore, mediante el dinámico -intra e interétnico e intra e i
trático- proceso de tradicionalizaciín, cuyas resultantes,localizadascomo varianres
típicas,configuran el "modo de ser local" de un fenómeno que, al pasar sincrónie::
de uno a otro segmentosocial y diacrónicamentede generaciónen generación,ha
gurado variados hechos nuevos, asociadosa su origen por su historia cultural y a Í;
(Cortazar,A. R. desde1949a 1,975;Jacot
dición presentepor su actualradicación.
C. desde1951,a 1960;Vega,Carlosdesde1944a1964).
He definido al folklore, con mirada posada sobre el aspecto de la opción ;:u
colectiva,como "una síntesisesencialdel ejercicio de la libertad creadorapopular. :r
ción con sus modelos" y he elaborado al respectouna teoría del "prestigio socii'
condición necesariaparala existenciade ejes modélicos de la cultura (FernándezI
de Botas, O., 1980).En otro trabajo he dado a conocer una definición aún mí.
del folklore,desdeun enfoquehistoriográficoy he considerado,
asi que el folklc"r:
ecocronos,una entidad amasadacon tiempo y espacio:"un pasadopresente" (Fe
Latour de Botas,O., 1995).Como podráobservarse,
ambasdefinicionesutiliz=
mente el artículo indefinido (una, un) ya que mi concepto de "folklore" se
voluntariamenteen el marco sociocultural que le fij6, en 1,846\lilliam John Ther=i
impuso definitivamente el vocablo designadorcuando, con terminología de épo;a u
nió, en su carácterde disciplina científica,como: "Aqwel sectorde las antigüed¿i¿::n,
BarlrscruorrosRropLATENSns
/ 291

,sqagología que abarca el saber tradicional de las clasespopulares en las nacioneschtiliza-


d¡s".\Otros tipos de hechos que, con similares características,se ubiquen en distintos
,amfl"ossocioculturales,como el de la sociedadde masasen un extremo o el de los grupos
únicos no alcanzadospor la influencia de las ciudades,en el otro, deberán recibir, según
b postura de quien esto escribe,nombres distintos.
Por ello es que, para acotarel universo fenoménico al cual va a referirse estetrabaio,
he adoptado -en espontáneoacuerdo con los distinguidos coautores de la obra total- la
cienominaciónde "bailes criollos", en la cual, si nos atenemosa las formas consagradaspor
'c{
habla popular, cabe sin menoscabo todo el universo del hecho cultural " danza" y la
iientidad americana de sus manifestaciones más diversas.
Estos bailes criollos emergencomo conductasaprobadaspor la comunidad por con-
'dderarlasrepresentativasde su identidad, eficacesen su función recreativa, lúdica, de cor-
eio, o ceremonial, aptaspara ser ejecutadasen distintas ocasiones,en particular fiestasy
ceremoniasde los ciclos anual y vital de la vida humana. Así -desde una visión funciona-
&*a que no debe ruborizarnos- las contemplamos como complejos fenoménicos de los
cr¡eleses necesario considerar, entre otros elementos caracterizadores,los lugares físicos,
ci momento acostumbradoy las distintas circunstanciastemporalesde su realización, así
como la condición (edad,sexo,jerarquía en la comunidad, etc.) de los bailarines,los indu-
mentos especialesque éstosusan, la ubicación de los circunstantesy sus actitudes antes,
,i¡rante y despuésde cada baile, los aspectosgeneralesy particularesreferidos a la músi-
'.-, a los instrumentos musicales,a los ejecutantesy a sus técnicaspreferidas.Entre estos
Elrrntos,uno más es el referido al canto que acompaña los bailes y a la expresión verbal con
CIlreéstese manifiesta.Tal es el campo preciso de mi aportación a estelibro.
Un detalle es observable,aún, antes de entrar de lleno en el terreno de lo poético: en
Ls más divulgadasclasificacionesde los fenómenosfolklóricos, los "bailes" y "danzas" se
fucluyen entre las especiesde carácterespiritual, más precisamente,entre las artes popu-
Lres. Quisiera recdficar tal criterio ya que los bailesfolklóricos rioplatenses,los llamados
Railes de pareja" que también correspondenen su mayor parte alos que el pueblo llama-
h¿ 'bailes de dos", no funcionan, en su medio cultural propio, como hechos artísticos,
dno como hechos sociales.No estánligados al arte que se admira desdeun plano "otro",
sno a la comunicación que se practica y comparte en el mismo nivel, a las costumbresy
crualescolectivos,a las fiestasy reunionesdonde ambos sexosse encuentrany por medio
del lenguajedeladanzaexpresanla intención del cortejo, su aceptación,su rechazo,o sim-
uiemente el deseo de divertirse, lucir destrezas,demostrar dotes difícilmente manifiestas
cn las ocasionesrutinarias de una laboriosa vida social. Las danzas religiosasde nuestro
ftrlklore (a las que sus portadores denominan tanto udanzas",por ejemplo "Danz de las
.¡ntas" en Juju¡ como "bailes", "bailes chinos" o "de los chinos de Andacollo" en San
fran) constituyen segmentosdel ritual adscripto a ceremoniaspropias del culto católico,
por lo que tampoco son, funcionalmente y en su contexto sociocultural, fenómenos artís-
ños, sino prácticaspiadosas,cumplidas como "mandas" o "promesas" por los fieles,
muchasvecesagnrpadosen ancestrales"cofradías".
He de referirme más adelante,en esta obra, a la poesíaque se canta durante la ejecu-
ción de taleslos bailesy danzas,con acompañamientoinstrumental o, eventualmente,sin
á pero me pareceimportante señalardesde ahora que, según1o claramentetestimoniado
p'or Ignacio Núñez, el notable memorialista de la vida rioplatense a comienzos del siglo
292 / F¡nueN¡o o. AssuNgeo - orce FEru.¡ANDEz
L¡roun DEBorAS - BsATRrzDun¡Nr¡,

xtx, el llamado "baile decente"(con piezascomo paspié,minué, churri,


valsa, alemanda, pieza inglesa, boleras y afandangado)no llevaba canto. El canto
solamente,en dicho "baile decente", cuando se traaba del "cielo en bahlla" que'rr,t
contrad.anza adwlterad.a,qwe tomaba su nombre del espíritu gael'rero dominante, a
inoento en esd.s
mismas circwnstanci.as: sebailaba con músicay canto al propio tiempo--
bailescantadoseran propios de los estratospopulares y así lo expresael citado autrl
teño nacido en7792z
" El otro ranToen que sedivid.ía el baile, correspond.ía
a la claseinferior de la
Se llamaban pericón, cadena, tabapuí, cielito de tres parejas, fand.ango y últi
zz bai/eportzgaés, el oze/fi de /afamilra de /as bo/erasV e/fandango, en q/./ese
/as oistas obscenasde /as figuras. Todos estos bailes inferiores se bailaban con músira
guitarra y canto".
Palabrasdignasde serdecodificadas de acuerdocon parámetrospsicosocialessurgidc
de estudiossobre"el prejuicio",como los de Gordon \L Allport (La naturalezadelpr*
juicio, BuenosAires, EUDEBA, 1962)o los de Gérard Kleipenning y Louk Hagendom
("Forms of racism and the cumulative dimension of ethnic attirudes", en
PsychologyQuartely, usA,Northwestern University, 1993),entre otros, no echandemr
siadaluz sobrelos bailesen sí mismos,aunqueprecisanun rasgoqueaquínosinteresa: cc
los saloneslos bailescantados,en general,no eranconsiderados de buentono y, €rrca*
bio, la gtitarra y el canto definíanconsranresen los bailesdel pueblo.
CtpÍrulo 1
ForKroRp PoÉTrcoRTopLATENsE

Carlos Morel: Detalle de La media-cañaporteña.


294/ F¡nNaNooO. AssuNc¡o- Orc.cFpnNANn¡z
Laroun n¡ Boras- Bn¡rr¡¡zDun¡Nt¡

Tres palabrasconfiguran estetírulo y las tres requiereny merecen,una explicacióni= :;-


les son la función, el sentido y los alcancescon que las hemos aplicado en el sis--.::*
texto. Cabe en el lector la pregunta de por qué he creído necesarioproporcionar :ir l
para una ubicación geográficae histórica precisasde los hechos estudiados,parti:* -L^"
mente, en mi caso, de las letras de bailes. La respuestaes que una de las más frecu.:;,*r
motivacionesque poseequien se acercaa un tratado sobre el tema de la danzapopuia: -*r,
dicional histórica es la de realizar reconstrucciones,en función espectaculary dida;: -*
de los ambientesen los cualestuvo o tiene vigencia cadabaile, con particular cuidad¡ -' *
la vestimenta apropiada para cada especiey a los instrumentos musicales que h-. r.r
acompañarestarecreación,ahora sí, artística.
Pocos datos poseemosacercade los lugaresy de las fechasen que se bailaron nu.:::"il
danzas,que seanmás ciertos que los que nos proporcionan sus mismasletrasy las rel.--::l
cias documentalesde tiempos en que ellas se encontraban vigentes.Por lo demás,una ::-,*i
da al campo extensode todo el territorio de Iberoamérica,nos librará de caer en err.:,:i,
apreciacioneslocalistasrespectode elementosy aún de especiescompletasque comFj:-
mos con otros pueblos hermanos por heren cia tbérica. También nos ayudará a deter::-: :
cuáles son las manifestacionesrealmente típicas de la opción cultural rioplatense -,' ;,
auténticas"creacioneslocales" producidas por el mutante fenómeno de la variaciór ', .,
persistentearraigo de lo que ha llegado a constituirse como parte de Ia tradición regi,::,"r.

1.1.Lo rioplatense

Lo rioplatense, como bien se consigna en el Diccionario de la Lengua Españoi-;"r::


tanto lo "nat'sral del Río delaPlata", como lo "pertenecienteo relativo a los países;= *
cuenca del Río de la Plata". Es evidente, por io t"nto, que Ia República Cjrienta- :.
Uruguay va incluida toda,yaque es oriental justamenteen relación con la cuencadel P,;,:r
y con el río de dicha cuencaque se encuentraubicado más hacia el este,el río lJrugua-,
ia República Argentina también debe incluirse toda, puesto que, tras diversasconfis;:i-
cionesposterioresa la conquista, aftmó su territorialidad histórica en una extensiónre:: -
torial mucho mayor que la que actualmenteocupa, a la que se designó como Virrei¡--:.
del Río de la Plata en1,776.El nombre de la Argentina (del latín argentum,plata) ya c.:-
sagradopor Martín del Barco Centenera en su mítico poema La Argentina publicadc :r
Lisboa en 1.602,alude,justamente,a la ilusión metalíferacon que SebastiánCaboto, er:,
1527y 1529bautizó definitivamente al ancho río, y si el estuariofue llamado generalrn.:-
te Estuario del Plata, el nombre de Río de la Plata -que reemplazí alprimitivo 'Jordár'-
se extendió luego, como se ha dicho, a todo el Virreinato.
La constitución de Buenos Aires como metrópoli que reemplaz6 ala Lima colonia-
-r
el cono sur de América, hizo que su puerto se convirtiera en la boca de ingreso de -r
novedades,las costumbresy las modas europeasa todo el territorio del país.Y en estes¿:-
tido muchas de las primicias entraban también, a yecesantes)a vecesde rebote, a ve;::
después,al primoroso puerto de Montevideo.
Los grandes cambios políticos de pertenencia territorial, como la incorporación :.
Cuyo -que perteneció ala CapitaníaGeneral de Chile desde 1541 hasta su integraciór:i
Barr¡s cruoLLosRropLATENSss
/ 295

F¡rreinatodel Río de la Plataen I776-,la independencia


de la RepúblicadelParaguay,la
ión de las provincias septentrionales de Moxos y Chiquitos primero y luego de
í, Charcas,CochabambayLaPaz,qre integraronla Repúblicade Bolivia,y la cons-
;ión de la RepúblicaOriental del Uruguay como naciónindependiente,no influyeron
iado en los procesos culturales que durante siglos sehabían venido operando en estas
. En el período hispánico hasta fines del siglo xvIII, el camino rápido de la cultura y
i moda -que señaló el primero Carlos Vega advirtiendo asimismo su valor como ruta
para el programa estratégico del general San Martín-, iba en naos por el Pacífico
Lima a Santiagode Chile y llegabaa BuenosAires trascrcrzarpor Mendozala cor-
; pero hubo ora víalenta, que fue llamada por Fernando O. Assungao "la ruta de
io o de lasmulas"y por JustoP.Sáenz(h.) "la ruta del agtra",ya quepasabapor los
dondeel preciosolíquido aguardabaa hombresy a bestias.
C¿rlos Vega menciona -como factor propicio parala formación de una cultura pobre
üi¿nto a nutrientes llegadas de "la moda" pero rica en memorias de lo que llamamos
los con prestigio"- el recorrido de estatravesía,demoradaentre gentespoco afectas
io, que fue la que bajaba del altiplano altoperuano a las provincias del noroeste
j.o y desdeallí continuabapor los pueblos y ciudadesde antigua data hastallegar a
i.-'badel Tucumány arriesgarse
despuéspor laspampashaciael sur.Esesur,no pre-
el atractivo de los poblados arraigadosy de las variadasproducciones de los labo-
norteños, pero era el lugar donde se gestabala crianzaen gran escalade hacienda
sue, salidade los alrededoresdel río Salado,en la actual provincia de Buenos Aires,
en rodeos numerosísimoshastaSantiagodel Estero y a Salta,ambos merca-
'-ducida
uie distribución, para seguir viaje hasta la meta final, Potosi donde las mulas -que
:rientras vialan a diferencia de los bovinos- llegaban en edad y peso ideales para el
en las minas.
{Eoco puede imaginarse, tanto la acción de llevar mulares como la ya mítica áe arrear
cantidades de cabezasvacunas -"tend,iend,o al campo la ztista/ sólo vía hacienda
' escribióJoséHernándezen síntesisincomparable-eraproducidapor hombres,y
bres,los reseros,troperos, arrieros, remeseroscomo se les ha llamado a lo largo
ia en lugaresdiversos del territorio rioplatense,llevaban también sus costum-
xi ,-ultura en general, donde no faltaban los cantaresy las danzas.
r b expuesto es que, cuando decimos en este trabajo "lo rioplatense" nos estamos
a aquello que concierne a todo el vasto territorio que hoy comprende, funda-
nre, la República Argentina y la República Oriental del Uruguay.
únente, tan vasta región pone en evidencia distintas áreasde cultura tradicional
ilrnsie¡'on notablemente comunicadas,algunasya en los tiempos precolombinos y
e muy temprano, en la épocapos-ibérica, como consecuenciadel comercio de
[ ;:re antesaludimos y también al tráfico de otros tipos de hacienday de produc-
s, tanto los llamados "de la tierra" como los procedentes de la incipiente
in. Para nuestro programa lrcrl^ (Atlas d.ela Cultura Tradicional Argentina),
inguido cinco áreasmayores en territorio argentino (noroéstico o del andguo
in- nordéstico o chaqueño-mesopotámico,cuyano, pampeano v patagónico) ¡
tr :uayo, de acuerdo con la regionalización realizada especialmente como apor-
:e capírulo por el profesor Fernando O. Assungao,deben considerarsecuatro
iitoral, nor-noreste y sudeste).
- OLGAFtRNANorzL¡roun o¡ Bot¡s - Bn,un¡zDURANTE
296/ FnnN¡NnoO. AssrrNcAo

Ahora bien, despuésde haber expuesto las razones que me han llevado a consiirm
como acabode hacerlo el ámbito de "lo rioplatense", cabeaquí el ffatamiento del ya r:"sn-
cionado tema de la inclusión de referenciasa otras comarcasde Iberoam éricaen la c;ru*
terización de cadauna de las especiespoéticasque constituyen en generalel "cancio,-:r'u,,
folklórico" de nuestra región. El hecho es históricamente explicable ya que la inmm
extensión del legado cultural ibérico -español y portugués- al nuevo continente, ha :r*
ducido y establecidoen propiedad, a lo largo de más-de cinco siglos de instalación. un
patrimonio poético mucho más cercano al de aquella primera "cultura de conqui-";e'
-como la llamó George Foster- que el acuñado en relación con otras especiescon:¡ sn
música,las artesanías,la narrativa en prosa, el sabersobre el hombre y la naturaleza;{-:l*-
tera, que muestran mayor influencia aborigen.Las aportacionesafricanas-ya seaen ruR*
va transculturación del patrimonio cultural de las etnias entre las cualesse reclutaba¿ lrm
esclavos,ya como ingredientesincorporados a lo ibérico tras los siete siglos de don::,ru,
árabe en la España meridional- llegaron también con la "cultura de conquista". La ¡rrü-
rencia a lo que ha quedado de la herenciainicial y a las transformacioneslocalesque :üru,,
ha sufrido se instala como elemento imprescindible para comprender la integraciór: :uel
Río de laPlata al resto de Iberoamérica.

1.2.Folklore

Mi idea de "folklore" parte de una conceptualizaciónclaramente enraizadaen ^; cro


transcripta definición original del creador del vocablo. La línea teórica que he ses;rro
acepta como de útil aplicabilidad la focalización social del trabajo folklorístico er iü,
comunidadesde cultura predominantemente homogénea,localizadasen diversospur:$ri
del sistemade comunicación entre la ciudad, proveedora de modas e innovacionesg.s*
ralmente de autores reconocidos,y la aldea,elaboradorade tradiciones anónimas col¡¡r.
vas. En síntesis,lo que la lúcida escuelanorteamericana reunida en torno de Rc:ern
Redfield (a partir de 1930),George Foster (desde 1953)y otros teóricos, llamó contir¡an
folk-urbano, denominación que también yo utrlizaré.En lo cultwral he tomado en cui'rn*
especialmente los aspectosconcordantesde las propuestasdeJuan Alfonso Carrizc. ¡ls"
Augusto Raúl Cortazar, de Bruno C. Jacovella,de Carlos Vega,de Isabel Aretz, de L::;nu,
Ayestarán y de Fernando O. AssunEao,todas basadasen considerar al folklore comr rur&
patrimonio caracterizadopor su imprescindible tradicionalidad, por su libre vii¿ s,
variantesde condición anónima, por su colectivizacióny su vigencia social entre porr:Jrr*
res que lo reconocencomo signo de su identidad y lo transmiten por la vía no "oficia-" ,rc
la palabray de la experiencia.
Mi personalpostura teírica no ve con interés,en cambio, otras aportacionesde or-:m.
norteamericano difundidas a parrir de la décadade 1,970.En la entusiastarecepcióc ¡ry
un sector de folkloristas rioplatenses,sobre todo argentinos,y también chilenos,ha h¡;no'
del vocabulario técnico de estaprestigiosaescuela,he creído ver una fundamental co:r,,-
sión de contenidosque afectó a lo conceptuala partir del transvasamientolingüístico.lmr
sintetizarlo diré que -en mi percepción- la puestaen acción, externacióno manifesr¿;i';mr
de los hechosfoiklóricos en su medio natural no puede calificarsecomo "actuación".:
B¡lr¡s cnrorros RTopLAIENSES/ 297

palabra,traduccióndel vocabloinglés"performance",no satisfacela función explica-


de tal puestaen acción,ni en el sentidorecto ni en el simbólico."PerfonrTAnce"es
te a"acci6n", a "composición" y se usa especialmenteen el vocabulario teatral
indicar la "representación de un papel". Los conceptos "performance" (actuación,
forma de interacción comunicativa") y "competence" (competencia)remiten a la
generativa transformacional de Noam Chomsky y procuran hacer referencia a
imientos, habilidades y aptitudes comunicativas almacenadosen la memoria pro-
de quien habla que, para ello, los remite a una llamada "estructura de superficie".
vocablosno carecende propiedad cuando se los aplica a accionesdiferentesde las
tacionesfolklóricas acostumbradaspor una determinada comunidad (el baile, el
el relato, el juego, las diversastécnicas,los rituales y devociones,etc.): aluden a
iones" o a "composiciones" de situacionesinspiradasen lo real, en las que los
del espectadory del actor se encuentran convencionalmenteidentificados. Así lo
iron Richard Bauman -guía de estacorriente- y también su esposaen ocasión de una
rt¿d MuseoJoséHernándezde BuenosAires en la décadade 1,990,
ya que estosestu-
se referían con ella al desempeñode los émulos de Búfalo Bill en los rodeos espec-
es de los Estados Unidos de Norteamérica. También estaríamosde acuerdo con
se hablara de "actuación" con referenciaa lo que ocurría,por ejemplo histórico, con
p{restaen escenade los bailes campesinosen el antiguo circo criollo rioplatense,o con
que es hoy observable, por ejemplo actualizado, en las hazañasecuestresque se admi-
en el Festival de Doma y Folklore de JesúsMaría (Córdoba)... o en cualquier espec-
üo "a la manera criolla" de los cientos que cadaaño se muestran en todas las regiones
árearioplatense.Ésas son "actuaciones" en que se representanlas "acciones" que los
de la cultura tradicional realizancotidianamente,y que, desdelas más diversas
corporaleshastael recóndito mundo espiritual de sus creencias,desdelos ritua-
que jalonan los ciclos anual y vital de la existencia humana hasta el contar, el cantar y
bailar son respuestastradicionalescolectivas,propias de su grupo, a tales necesidades
ales.Por ello he dejado de lado, salvo en el terreno de las "proyecciones folklóricas"
acasotenga cabida- lautllización de tal terminología.
Por mi parte, en cambio, he llegado a las dos definiciones o conceptualizacionesdis-
fotas,pero convergentes,antesya aludidaspero sobre las que, para aclararconceptos,se
impone volver. La primera, propuesta en el trabajo que titulé "Relatividad del con-
otpto de 'folklore' y formulaciones conexas" fue presentada en el Congreso
trnternacional de Folklore Hispanoamericano (Santiago del Estero, 1980): es la que
cntiende al folklore como "una síntesisesencialdel ejercicio de la libertad creadorapopular,
tn relación con sus modelos" y se apoya en mi postulación del "prestigio social" como
¡nrámetro esencialde las sucesivase ininterrumpidas "opciones colectivaslibres" que el
proceso de transmisión requiere en su "fluencia latente" (concepto con que el doctor
Carrazar perfeccionó el de "estado latente" introducido por Ramón Menéndez Pidal).
I-a segunda:eue fue expuestaen mi discurso de incorporación como miembro numera-
rio de la Academia Nacional de la Historia (Buenos Aires, 1.995),concibe al folklore
oomo un ecocronos,una entidad amasadacon tiempo y espacio y lo define sintéticamente
como "un pasado presente". Ambas requieren acotacionestécnicas en las que no debo
cntrar ahora,pero creo que cierran funcionalmente para el lector su aproximación al con-
cepto que he manejado en este capítulo en cuanto al folklore como patrimonio fenomé-
298/ FERNANDo
O. AssuNcAo- OLGAFERNANDEZ
L.rrouR o¡ BorRs - Brerruz Dun¡m

nico, tema de por sí harto complejo pero que requiere una concepción dinámica dc
procesos culturales sin la cual no sería posible comprendeÍ, para volver al tema dc
capítulo,la circulaciónespacialy lavariacióntemporalde lassencillascoplasde
bailesrioplatenses.

1.3.Lo poético
Naturalmente, no se trata de intentar aquí un ensayo sobre el eterno tema
ontológico de "qué esla poesía".Comencemospor aclararque, al decir "folklore pcÉi
al referirnos a la "poesía" como segmentodel patrimonio folklórico, estamosaludi
lasestructuras
versificadasdel discurso,másalláde susvaloresde belleza,bondadt
dad,que,en ocasiones,puedeninclusoconsiderarse ausentes. Por otra parte, L
"orrro
me interesaen estecaso es, sobre todo, la comprensión de los hechos poéticos
a los bailes y danzasen su devenir funcional -lo que Fernando Assungao llama con i
giro idiomático "canciones de bailar"- debo señalar que las manifestaciones en verrrl
folklore rioplatense, es decir su "folklore poético", deben entenderse,precisamerc-
relacióncon los ejesmodélicosque lesfueronproporcionandolos distintosperíodos
tores de la cultura apartft del polo urbano del continwwm.Y estosepresentaasía la
vación objetiva porque tanto las letras de los bailescomo sus coreografíasdejan
teorías -defendidas por autoridades en la materia aún a principios del siglo )n- SE
"influencia indígena muy grande" que puede reconocerse,por ejemplo en un baile
El Llanto (Furt,J.,1.927),
por el solo hechode que algunasde suscoplasestánco
tas en lengua quichua o en "overa" es decir mezcla de quichua con "casdlla", sqú
hablapopular de Santiagodel Estero.
No me corresponde entrar aquí en estecampo de lo etiológico respectode las
grafíaspero sí corroborar, desdeel terreno de lo poético, las magistralesafirmacio
Carlos Vega y las posterioresy decisivasprecisionesde Fernando O. Assungao,que
pletan la apreciaciónglobal de los procesosde transculturacióny cambio sufridos p'c'r
tintos fenómenos coreográficosesencialmenteeuropeos,al afincarseen América.

1.4.Folklore poético

La expresión "folklore poético", adoptada aquí por nosotros y también por n


sos autores dentro y fueradel país-a vecessin citar su origen-, fue propuesta no va
formación gramatical sino como tecnicismo, por Augusto Raúl Cortazar (1959: I
para designar a aqlrcllas manifestaciones de la poesía de las que pueda decirse que
"sustantivamente" "folklore", es decir que posean los rasgos característicosde lo
Menéndez Pidal llamó la "vida en variantes" de este patrimonio cultural (populari
colectivización, tradicionalidad, anonimia, oralidad y empirismo,localización regi
funcionalidady vigenciasocial).
Menciono aquí el criterio del maestro argentino porque facilita el deslinde indi
entre lo que es folklore y lo que pasapor serlo, ya que, en el caso del cancionero
BRrL¡,scRtoI-Los RIoPLArENsts / 299

don Bruno Jacovella-'


:¿nse,esta"simulaciónde la tradición" -como le decíaa veces
aPtasparaalimentar tal confusión' La necesidad taxonó-
ruestra
";;;y fuertesmanifestaciones
ajenasal folklore pero
críticadeubicar manifestaciorr.,qrr., gor naylaleza' son
-tales como "poesía gau-
.,r. ,í.1"r, confundirsecon él en el ámbito del Río de la Plata
:-il;;;-'b.*i; ;;;;it;;;, "poesí, criollish", "poesíaregional" v "poesíapopular"-
..q,ri.rá decisióná. ord..r prácticodá ettttelaspropuestasque el tucumano
j..-r".ff" "ir, "lgrrrr" con gene-
y el sílteRo Cortazarentregarona susdiscípulos,y a la posteridad,
de Bruno C' Jacovella
:osidadde auténticosmaestros.Aunque las ejemplaressíntesis
necesariodiferenciarla
iéSój no han dejadolugar a dudas,.rp."to d" qt., paraé1,era
"fo"ri" folklóricá", todosio, orro, ,ipoiag poesíainspiradosen.el folklore
^ut'éZrr"^,de expresión,"poesíafol-
q;;;;i", ojos del p.iUti"o g.rr.r"l, suelensusd;irla,la misma
"rdora^ paratoda_poesía'-in.spirada" en el folklore (como
rlórica,,,era propuesrapor
individual y firma-
;g;";; d. i" "iir".rtuia folklórica", tambiér,f*to de la inspiración
f;;. quien t, "poesíafolklórica; de Jacovellacon lo que el
^r.í,.1^
..forkrorepoético" aquella
:srudiososalteñollama
"r"ri.-i.-"."f""a. isegmentodel "folklore literario") y
,"r;;;;i" (esencialmente literaria .l"toi"d, con elementostomadosdel folklore)
"rrrrqrr. propuestapor.Cortazar,vrr
,rr.á. r.qrr.rir, por 1otanto,trasla adopciónde la expresión
más nítido deslindeconceptual
:erorno a las descrif"i"""t ie Jacovelli.r, brrr"" de un
en el árearioplatense, suelensertenidaspor folklore
:ara los demásrip.|á" p*;r;;;",
sinserlo.
"proyeccrones
Acasola aceptaci1n de la feliz imagenacuñadap_orCarlosYega(1944)
seasencillodenominar'en
:olklóricas",prr"d, pon.rr" al servicio"d".rt" probl emáticay
versodel folklore literario ("sus-
;;i".ipl;, "iámtor.'pooico" a las manifestaciót.,.t
y aplicarla expresión'proyec-
:anrivamentefolklóricas', como habíadicho Cort'azar)
;ionesdel folklore'1ffi"'r^lirable a cualquierhech_o de la culturade autor letradoque se
nspire en el patrimoXio oral y iradicional)a la poesía,tanto seaellacatalogable
..region"t" "nórri-o, o, segúnlo indicóJacovella'
como 1robr.temaslo.á1",dáw áreadeterminada)
estamentos culturalesdel continaum
.o-o "pJprrlrr,, id" difusión masivaen todos los
"nativista"(enlen-
tolh-urbanoy queno presentamuestrasde tradicionalización),como
guade norma culta,sÁbretemascostumbristas de alcancenacional)o como "gauchesca"
'.r, l.rrg.r" qu" i-iir la del hablacoloquialdel gaucho,el iinete ganaderode las Pampas
t de laslomadasrioPlatenses)'
Ex nr UMBRALDEL TEMA

Adolphe D'Hastrel: El cantor;dibujo acuarelado,c.1g45.

"Si algún elemento que puede servir para bucear en ros orígenesde
- fay
los bailes en América hispana y aun en las herenciascurruralesque Espala
nos dejara,éste es el canto o poesía que acompañ"
de estasformas"úrr, -rr.h",
populares."
F¡RN¡Nto O. AssuNqao, 1969.

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