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UNIDAD 1

PRINCIPIOS GENERALES:

SUCESION CONCEPTO:

SUCESORIOS <GENERO

SUCESOS >ESPECIE VARIOS TIPOS DE SUCESIONES

Para Vélez la sucesión tenía como fundamentación la presunción que les herederos
continuaban la persona del causante igualmente incorporado en la persona.

Hay varios tipos de sucesiones:

Transmisión de derechos por causa de muerte


Título I. Sucesiones

Capítulo 1. Disposiciones generales


1. Sistemática del Código Civil y Comercial en materia de sucesiones

En el Libro Quinto del Código Civil y Comercial (CC yC) se regula la transmisión de los
derechos por causa de muerte. La ubicación sistemática —casi al final del Código— devela
la complejidad de las relaciones jurídicas que se transmiten por causa de muerte; en ellas
están involucrados todos los principios y las normas del derecho patrimonial.
La regulación en materia sucesoria abarca en total 254 artículos divididos en once títulos.
Se mantiene, con algunas innovaciones, la estructura general del Libro IV, Sección 1ª del
Código Civil.

El derecho derogado

El Código Civil, que seguía la tradición romanística, concebía una sucesión universal y
predominantemente en la persona. Desde su sanción, en materia sucesoria, se ha seguido el
diagrama diseñado por Vélez Sarsfield. En 1968, las reformas de la ley 17.711 continuaron
regidas por los principios que caracterizan el sistema de la sucesión en la persona, con la
morigeración derivada de la presunción de aceptación de la herencia con beneficio de
inventario como regla, que importaba, en materia de responsabilidad de los herederos, la
limitación de su respuesta por las deudas del causante y las cargas, con los bienes recibidos
de la herencia, salvo la pérdida de tal beneficio.
El efecto sucesorio de la ley 23.264 de 1985 se centró en la nueva configuración de los
órdenes hereditarios —en lo interno de cada orden, en la nueva alineación—, resultado de
la igualdad de los hijos matrimoniales y extramatrimoniales que impuso la mencionada ley
(art. 3545 CC).
La ley 23.515 de 1987 reformó el Título I, Del matrimonio, del Libro I, Sección 2ª CC, que
introdujo el divorcio vincular. A la par modificó, en el área del derecho de sucesiones,
principalmente los arts. 3574, 3575, 3576 bis CC.

El principio de igualdad y el principio de no discriminación, entre los fundamentales,


iluminan la reforma de la ley 26.618 del año 2010: los efectos atinentes al derecho
sucesorio se centran en que todas las personas pueden contraer matrimonio, reconociendo a
los matrimonios entre personas del mismo sexo iguales efectos que a las uniones
heterosexuales, por lo que se unifica la vocación sucesoria matrimonial, que se mantiene en
el CC yC.

El derecho sucesorio en el CCyC

El Libro Quinto está coloreado con algunas modificaciones y principios importantes que
deben complementarse con los principios generales enunciados en el Libro Primero.
Es la materia que menos modificaciones ostenta. Sigue —en general— el Proyecto de
1998.

Simplifica las formas y reduce el número de artículos.


Como elementos distintivos señalamos que: se observa un reconocimiento de la persona
humana y protección de los incapaces; se otorga mayor autonomía personal al disminuir las
cuotas de legítima; y se amplían e implementan normas que apuntan a la continuidad
económica empresarial.

Entre los cambios relevantes del CC yC —según la exposición de motivos— se destaca:


• Distinción entre sucesores a los que se transmite una universalidad o una parte indivisa
de la herencia —heredero legítimo, testamentario y de cuota—y a los que se transmite un
bien particular o un conjunto de ellos, que son los legatarios;
• Precisiones en materia de aceptación y renuncia de la herencia;
• Regulación de la cesión de herencia;
• Determinación de la situación de los créditos y deudas del causante;
• Inclusión de normas que regulan la indivisión hereditaria, el proceso sucesorio y la
administración de la herencia;
• Ordenación de la partición de la herencia y modificaciones en la partición por
ascendientes;
• Disminución de las cuotas de legítima y la mejora al heredero con discapacidad; y
• Precisión en la regulación de la sucesión testamentaria, la supresión de la desheredación
y el derecho hereditario de la nuera viuda.

Los principios del derecho sucesorio


Los principios generales establecidos en el Título Preliminar y el Libro Primero del CC yC
se completan y pueden inferirse de los principios sucesorios del Libro Quinto, establecidos
en el Título I (Sucesiones), Capítulo 1 (Disposiciones generales). A ellos hay que
agregarles los principios establecidos en las partes generales del proceso sucesorio,
partición por ascendiente, sucesión intestada y sucesión testamentaria.
El CC yC enuncia principios que son imprescindibles a la hora de la interpretación y de
llenar las lagunas del ordenamiento positivo. Los principios generales de cada uno de los
Títulos cumplen la función de constituirse en fuente y en elemento de interpretación de la
ley.
Por su alto grado de abstracción, los principios generales no pueden suministrar la solución
exacta del caso. Pero ellos sirven para orientar la actividad creadora del juez, cuando exista
una laguna del derecho positivo. Como elemento de interpretación de la ley, los principios
generales sirven para solucionar las posibles contradicciones entre las disposiciones
positivas concretas y para inspirar frente a las dudas sobre interpretación de las normas.

ARTÍCULO 2277. Apertura de la sucesión

La muerte real o presunta de una persona causa la apertura de su sucesión y la


transmisión de su herencia a las personas llamadas a sucederle por el testamento o por la
ley. Si el testamento dispone sólo parcialmente de los bienes, el resto de la herencia se
defiere por la ley.
La herencia comprende todos los derechos y obligaciones del causante que no se extinguen
por su fallecimiento.
Remisiones: ver arts. 2444 a 2462 CC yC; y comentario al art. 2280 CC yC.

La transmisión de los derechos y obligaciones, desencadenada por la muerte del titular del
patrimonio por disposición de la ley, se produce de pleno derecho, en el mismo instante de
su muerte; desde ese momento el heredero adquiere la propiedad de la herencia, aun cuando
fuese incapaz o ignorase que la sucesión se le ha deferido (arts. 2280 y 2337 CC yC). Ello
implica que los derechos y los bienes del causante no quedan ni un solo momento sin
titular; el difunto es reemplazado por los sucesores universales en el mismo momento en
que se produce su deceso, es decir, entre la muerte del causante, la apertura de la sucesión y
la transmisión de la herencia, no transcurre el menor intervalo de tiempo, aunque en nuestro
sistema sucesorio esta adquisición automática de la herencia ministerio legis es provisoria y
queda subordinada a la aceptación.

Este principio sucesorio tiene importancia en todo el derecho hereditario, entre otros, por
los siguientes motivos:
a) Individualización de herederos y la capacidad sucesoria. En el momento de la muerte
debe verificarse el requisito de la existencia del sucesor (art. 2424 CCyC) y determinarse
su habilidad para suceder al causante (art. 2279 CCyC). La indignidad para suceder se
entiende referida al momento del fallecimiento (art. 2281 CCyC).

b) En ese instante los sucesores, a título universal, adquieren la propiedad de los bienes
hereditarios (art. 2280 CCyC), los herederos forzosos quedan investidos de la calidad de
herederos (art. 2337 CCyC), nace la indivisión postcomunitaria (art. 2323 CCyC y ss.) y se
comienza a contar el plazo para la indivisión hereditaria de 10 años (art. 2330 CCyC y
ss.).
c) Comienza a correr el plazo para aceptar o repudiar la herencia (arts. 2288 y 2289
CCyC). Asimismo, los efectos de la aceptación o de la repudiación de la herencia se
retrotraen a la fecha del deceso del causante.

d) La ley que rige la sucesión es la vigente al tiempo del fallecimiento del causante,
correspondiente a su último domicilio (art. 2336 CCyC), y rige el contenido del
testamento(art. 2466 CCyC).
e) Nace la indivisión hereditaria entre los coherederos. Es a ese instante al que se
retrotrae el efecto declarativo de la partición (art. 2323 CCyC y ss.).

f) Comienza a correr el curso de prescripción de las acciones sucesorias (art. 2560 CCyC
y conc.).

g) Nace la garantía de evicción entre los herederos (art. 2404 CCyC y conc.).

h) El lugar de apertura de la sucesión también es importante porque determina la ley


aplicable y el tribunal competente para entender en el proceso sucesorio (arts. 2336, 2644
CCyC y conc.).

El hecho generador: la muerte real o presunta

La muerte es el hecho jurídico que causa, en el mismo instante en que se produce, la


apertura legal de la sucesión de la persona fallecida y la transmisión de la herencia a los
llamados a sucederle por la ley o por testamento. Este principio tiene real trascendencia.
La existencia de las personas termina con la muerte (art. 93 CC yC). Su comprobación
queda sujeta a los estándares médicos aceptados, aplicando la legislación especial en el
caso de ablación de órganos del cadáver (art. 94 CC yC).
En el caso de conmoriencia no existe transmisión sucesoria entre las personas que mueren
en el mismo momento. No se produce transmisión hereditaria entre conmorientes, pero
puede operar el derecho de representación.
Cuando muchas personas, recíprocamente herederas, fallecen en un mismo acontecimiento
(terremoto, inundación, incendio, suicidio colectivo, u otro) o en circunstancias
independientes, pero sin que pueda precisarse quién falleció primero, se presume que todas
las personas fallecieron al mismo tiempo, sin que pueda alegarse transmisión alguna de
derechos entre ellas (art. 95 CC yC).
La información auténtica del deceso del causante surge del instrumento público que
normalmente lo constata, de acuerdo a lo establecido en el art. 97 CC yC y, en caso de
ausencia con presunción de fallecimiento, de la sentencia que declara el día presuntivo de
fallecimiento (art. 89 CC yC).

Origen del llamamiento: el testamento y la ley


HERENCIA

La transmisión de la herencia a las personas llamadas a suceder al causante puede tener su


origen en el testamento o en las disposiciones legales.
El CC yC, siguiendo una verdadera tradición nacional, no se aparta del sistema sucesorio
intestado de remoto origen romano, subjetivo, manifestado en la sucesión por líneas y
grados de parentesco, a los cuales se suma el consorte sobreviviente.
En el Título IX (arts. 2424 a 2443 CC yC), el Código regula las sucesiones intestadas —
teniendo en cuenta el presunto afecto del causante— que la ley defiere a los descendientes,
ascendientes, cónyuge supérstite y a los parientes colaterales dentro del cuarto grado en el
orden y según las reglas establecidas.
Por su parte, la persona humana puede disponer libremente de sus bienes y hacer
disposiciones extrapatrimoniales para después de su muerte mediante un testamento
otorgado con las solemnidades legales (ver comentario al Título XI: art. 2462 CC yC y ss.).
Este derecho solo se encuentra limitado a que la legítima de los herederos forzosos no sea
conculcada (ver comentario al Título X: arts. 2444 a 2461 CC yC).
Si el testamento dispone solo parcialmente de los bienes, el resto de la herencia se defiere
por la ley. O sea, la norma deja claro que ambos llamamientos pueden coexistir.

Contenido de la herencia:
Derechos y obligaciones transmisibles

Se transmite una unidad abstracta de activo y pasivo, derechos y obligaciones, Se transmite


una unidad abstracta de activo y pasivo, derechos y obligaciones, una universalidad en
donde los herederos se subrogan en la posición jurídica del causante (art. 2280 CC yC;
correlativos arts. 3415 a 3418 CC ). El heredero es continuador de la persona del causante.
Desde la muerte del causante, los herederos tienen todos los derechos y acciones de aquel
de manera indivisa, con excepción de los que no son transmisibles por sucesión, y
continúan en la posesión de lo que el causante era poseedor.

En este aspecto remitimos al comentario del art. 2280 CC yC.


ARTÍCULO 2278. Heredero y legatario. Concepto.
Se denomina heredero a la persona a quien se transmite la universalidad o
una parte indivisa de la herencia; legatario, al que recibe un bien particular
o un conjunto de ellos.
Remisiones: ver art. 2494 CC yC y ss.

La norma menciona y define las formas de ser llamado a la sucesión. Se distingue entre
heredero
—heredero y heredero de cuota— y legatario en relación al contenido de la transmisión.
2. Interpretación
2.1. Las formas del llamamiento
Teniendo en cuenta el origen del llamamiento, el heredero puede ser legítimo o
testamentario.
Por las formas de ser llamado puede ser heredero o legatario.
El legislador define al heredero y al legatario, teniendo en cuenta si el contenido del
llamamiento abarca una universalidad o una parte indivisa de la herencia, o si está llamado
a recibir un bien particular o un conjunto de bienes.
Se centra así sobre el contenido de la transmisión. Todos los derechos son transmisibles —
art. 398 CC yC— teniendo en cuenta que nadie puede transmitir a otro un derecho mejor o
más extenso del que tiene, sin perjuicio de las excepciones legalmente dispuestas
(art. 399 CC yC).

Se denomina sucesor universal el que recibe todo o una parte indivisa del patrimonio de
otro; y sucesor singular el que recibe un derecho en particular (art. 400 CC yC).
El modo o forma en que se llama a la sucesión —heredero o legatario— determina la
calidad de sucesor universal o particular y su posición ante el proceso sucesorio.

Heredero

Se denomina heredero a la persona a quien se transmite la universalidad o una parte


indivisa de la herencia. Bajo esta concepción el “heredero de cuota” es también considerado
un heredero universal.
El heredero instituido en un testamento (art. 2484 CC yC y ss.) puede ser llamado a la
universalidad de la herencia o a una cuota parte de ella (heredero de cuota, art. 2488 CC
yC).
El heredero es quien ocupa la posición jurídica del causante, como consecuencia, en
principio, adquiere los bienes del causante, asume sus deudas y adquiere la posesión de las
cosas.
Se afirma que en principio continúa las relaciones del causante dado que hay posiciones
jurídicas patrimoniales que no se trasmiten al heredero, mientras que otras se originan por
ser heredero y otras no son transmitidas por el difunto.
Aclara la doctrina que se distingue entre los herederos universales —que son los instituidos
sin asignación de partes, los cuales “suceden al causante por partes iguales y tienen
vocación a todos los bienes de la herencia a los que el testador no haya dado un destino
diferente” (art. 2486 CC yC)— y los herederos de cuota, instituidos en una fracción de la
herencia, los cuales “no tienen vocación a todos los bienes de ésta, excepto que deba
entenderse que el testador ha querido conferirles ese llamado para el supuesto de que no
puedan cumplirse, por cualquier causa, las demás disposiciones testamentarias” (art. 2488
CC yC); en otros términos, cuando el testador les atribuye derecho de acrecer, lo cual les
otorga eventual vocación al todo.

Siguiendo la misma línea de pensamiento se distinguen dos especies de herederos: los


llamados herederos universales (simplemente herederos en el CC ) y los herederos de
cuota (los antiguos legatarios de cuota). Se diferencian básicamente en que los herederos
universales tienen derecho de acrecer, es decir, vocación a todos los bienes de la herencia a
los cuales el testador no hubiese dado un destino diferente (art. 2486 CC yC), mientras que
los herederos de cuota, carecen de este derecho (art. 2488 CC yC).

LEGATARIO

Legatario es el que recibe un bien particular o un conjunto de ellos.


El legatario no sucede en la posición jurídica del causante sino que efectúa esencial y
directamente una adquisición, su género próximo es el donatario, del que se distingue por
adquirir por causa de muerte —mortis causa— (ver Título XI —Sucesión testamentaria—;
Capítulo 5 —Legados—; art. 2494 CC yC y ss.).
El art. 2279 CC yC norma acerca de la capacidad para suceder, o sea la aptitud para ser
titular del derecho a recibir por sucesión los derechos activos y pasivos transmisibles del
causante.
2.1. Consideraciones generales
La capacidad para adquirir una sucesión debe tenerse al momento en que la sucesión se
defiere; debe ser capaz al momento de la muerte del causante.
2.2. Las personas humanas existentes al momento de su muerte
Toda persona humana existente —con vida— en el momento de la muerte del causante
adquiere la calidad de heredero del causante si actualiza su vocación hereditaria de acuerdo
al llamamiento legal o testamentario (art. 21 CC yC).

2.3. Las concebidas en ese momento que nazcan con vida


Siguiendo el criterio del Código Civil, la persona concebida es capaz de suceder (art. 21 CC
yC). El que no está concebido al tiempo de la muerte del autor de la sucesión, no puede
sucederle. El que estando concebido y naciere muerto, tampoco puede sucederle.

2.4. Las nacidas después de su muerte mediante técnicas de reproducción humana


asistida con los requisitos previstos en el art. 561 CCyC
El art. 2279, inc. c, CC yC establece que tienen derechos hereditarios las personas que
nazcan de técnicas de fecundación con los requisitos previstos en el art. 561 CC yC.
El art. 561 CC yC se refiere a la forma de prestar el consentimiento en las técnicas de
procreación asistida. Por lo tanto, debe entenderse que se le atribuye la paternidad o
maternidad, según el caso, al causante que prestó ese consentimiento con las formalidades
impuestas por ley, y el hijo nacido lo hereda si ha sido concebido antes de su muerte.
En relación al alcance de la voz “concepción”, la Corte IDH entiende que la persona
humana comienza, en las TRHA, cuando el embrión se implanta o transfiere a la persona
(ver el comentario al art. 19 CC yC). En el caso “Artavia Murillo”, (1) se entendió que
concepción es sinónimo de anidación, siendo que el término concepción al que alude el art.
4.1 CADH, lo era en un momento (año 1969) en el que no existía la posibilidad de la
fertilización in vitro. Al respecto, la Corte IDH admite que en el marco científico actual,
hay dos lecturas bien diferentes del término “concepción”: 1) una corriente entiende por
“concepción” el momento de encuentro o fecundación del óvulo por el espermatozoide, y
2) otra, entiende por “concepción” el momento de implantación del óvulo fecundado en el
útero; inclinándose la Corte IDH por esta última.

En definitiva, para la Corte IDH la existencia de la persona humana comienza con la


implantación del embrión y, por ende, el embrión no implantado no es persona humana.
En las TRHA, a quien prestó el consentimiento con las formalidades impuestas por ley se le
atribuye la paternidad/maternidad, y el hijo nacido lo hereda si ha sido concebido antes de
su muerte.
Cabe recordar, que en el Proyecto original, se regulaba la filiación post mortem, que no luce
hoy en los textos vigentes. En ese contexto el art. 2279, inc. c, CC yC —ahora
reelaborado—, establecía que tienen derechos hereditarios las personas que nazcan de
técnicas de fecundación con los requisitos previstos en el art. 563 CC yC —hoy la mención
es al art. 561 CC yC—. El Proyecto regulaba de manera expresa y limitada la llamada
“filiación post mortem”, que se presenta cuando el o la cónyuge o conviviente de la mujer
que da a luz fallece durante el proceso de fertilización. El vacío legal es claro frente a las
hipótesis que se presentan en la realidad.
Desde un sector de la doctrina se entiende que no obstante la eliminación del artículo
originario 563 del Proyecto CC yC que regulaba la filiación post mortem, esta no habría
desaparecido como filiación del CC yC en función del art. 2279, inc. c, CC yC. Es que en el
Libro Quinto se prevé expresamente que pueden suceder al causante las personas nacidas
después de la muerte, mediante técnicas de reproducción humana asistida, con los
requisitos del art. 561 CC yC, con lo cual habría quedado regulada la filiación post mortem
en uno de los aspectos más importantes como es la capacidad para suceder, habilidad que se
tiene siempre que haya voluntad pro creacional, conforme al citado art. 561 CC yC.

Las personas jurídicas existentes al tiempo de su muerte y las fundaciones creadas por su
testamento Pueden heredar las personas jurídicas, o sea los entes a los cuales el
ordenamiento jurídico les confiere aptitud para adquirir derechos y contraer obligaciones
para el cumplimiento de su objeto y los fines de su creación (ver comentarios al Libro Libro

I, Título II —Persona jurídica—, arts. 141 a 224 CC yC).


También pueden heredar las fundaciones creadas por actos de última voluntad (ver
Libro I, Título II —Persona jurídica—, Capítulo 3 —Fundaciones (arts. 193 al 224 CC yC,
a cuyos comentarios remitimos)—. Las fundaciones son personas jurídicas que se
constituyen con una finalidad de bien común, sin propósito de lucro, cuyo aporte
patrimonial está destinado a hacer posibles sus fines.
Si el testador dispone de bienes con destino a la creación de una fundación, incumbe al
Ministerio Público asegurar la efectividad de su designio, en forma coadyuvante con los
herederos y el albacea testamentario, si lo hubiere. Si no se pusieren de acuerdo resuelve el
juez (arts. 219 y 220 CC yC).

ARTÍCULO 2280. Situación de los herederos

Desde la muerte del causante, los herederos tienen todos los derechos y acciones de aquél
de manera indivisa, con excepción de los que no son transmisibles por sucesión
, continúan en la posesión de lo que el causante era poseedor. Si están instituidos bajo
condición suspensiva, están en esa situación a partir del cumplimiento de la condición, sin
perjuicio de las medidas conservatorias que corresponden.
En principio, responden por las deudas del causante con los bienes que reciben, o con su
valor en caso de haber sido enajenados.

2.1. Derechos y obligaciones que componen el caudal relicto por una situación jurídica
derivada del causante En principio, la herencia está compuesta por los derechos y
obligaciones de carácter patrimonial que se transmiten a los sucesores del causante.
Cabe aclarar que la herencia no es idéntica al patrimonio del causante, pues
excepcionalmente hay derechos y obligaciones patrimoniales que se extinguen con la
muerte de su titular y otros derechos que nacen derivados de la muerte pero que son
independientes del fenómeno sucesorio.
Seguidamente se distinguen: los derechos y obligaciones que componen el caudal relicto,
los que nacen con motivo de la muerte vinculados al fenómeno sucesorio, y los
desvinculados de él.
En general todos los derechos patrimoniales que tenía el causante se transmiten a sus
herederos ello es claro en materia contractual donde los sucesores continúan con la posición
jurídica del causante, ya que específicamente el art. 1024 CC yC dice que los efectos del
contrato se extienden, activa y pasivamente, a los sucesores universales, a no ser que las
obligaciones que de él nacen sean inherentes a la persona, o que la transmisión sea
incompatible con la naturaleza de la obligación, o esté prohibida por una cláusula del
contrato o la ley.

2.1.1. Principio general: los derechos reales y la posesión se transmiten por sucesión
Los derechos y acciones cuya titularidad correspondía al causante se transmiten a los
herederos de manera indivisa.
La posesión se transmite con iguales características que tenía para el causante (art. 2280
CC yC).
Cabe aclarar que debe distinguirse a aquellos que tienen la investidura de la calidad de
heredero —que no es lo mismo que la posesión—.
Los descendientes, ascendientes y cónyuge, tienen la investidura de pleno derecho para
ejercer las acciones pertinentes, mientras que los herederos colaterales requieren la
investidura de los jueces (art. 2338 CC yC), y los herederos testamentarios no legitimarios
requieren la validez del testamento (art. 2338 CC yC) para ejercer las acciones conectadas a
las titularidades que se transmiten.

En materia de responsabilidad civil, se remite al Libro Tercero del Título V (arts. 1708
2.1.2. Derechos y obligaciones que nacen con motivo de la muerte, vinculados al
fenómeno sucesorio pero creando situaciones originarias en el heredero
Se trata de todas aquellas acciones que se originan a raíz del fallecimiento del causante pero
que no se transmiten por sucesión sino que son originarias del heredero como lo es la
acción de colación, la acción de indignidad, las acciones de defensa de la legítima, entre
otras.

2.1.3. Derechos y obligaciones que, aunque nacen con ocasión de la muerte de una
persona, están desvinculadas del fenómeno sucesorio
No todas las relaciones jurídicas que nacen con motivo de la muerte provienen del
causante, ni tienen relación con el fenómeno sucesorio, ya que hay algunas relaciones que
surgen motivadas por el fallecimiento pero son independientes del fenómeno sucesorio,
como lo son el derecho de pensión y la indemnización por la muerte del trabajador, entre
otras.

2.1.4. Derechos y obligaciones de titularidad del causante que no se transmiten a sus


herederos sino que se extinguen o caducan a su muerte
En materia contractual, entre las situaciones especiales en que la ley establece la
intransmisibilidad mortis causa de las relaciones patrimoniales cabe mencionar: al contrato
de mandato que finaliza por muerte del mandatario (art. 1329 CC yC); el pacto de
preferencia en el contrato de compraventa que no se transmite mortis causa a los herederos
del vendedor pero sí a los del comprador (art. 1165 CC yC); la reversión de donaciones que
solo es válida a favor del donante y no se transmite al donatario (art. 1566 CC yC); el
contrato de renta vitalicia que finaliza con la muerte de la persona cuya vida se toma en
consideración para la duración del contrato, por cualquier causa que sea (art. 1606 CC yC);
la oferta para contratar que se extingue si falleciere el proponente antes de conocer la
aceptación, o si falleciere el destinatario de la oferta antes de haber aceptado (art. 976 CC
yC).

Otro supuesto de intrasmisibilidad a los herederos está dado por la continuación del
contrato de locación de inmuebles que es independiente del fenómeno sucesorio ya que el
art. 1190 CC yC establece que “si la cosa locada es inmueble, o parte material de un
inmueble, destinado a habitación, en caso de abandono o fallecimiento del locatario, la
locación puede ser continuada en las mismas condiciones pactadas, y hasta el vencimiento
del plazo contractual, por quien lo habite y acredite haber recibido del locatario ostensible
trato familiar durante el año previo al abandono o fallecimiento”. Así vemos que el
derecho del continuador en la locación prevalece sobre el del heredero del locatario.
Por su parte, el contrato de obra o servicio no se resuelve por la muerte del comitente salvo
que ella haga imposible o inútil la ejecución (art. 1259 CC yC) mientras que la muerte del
contratista o prestador lo resuelve, salvo que se acepte continuarla con sus herederos En
cuanto al contrato de sociedad, se debe poner de relevancia que en las sociedades de
personas, la muerte de uno de los socios a falta de convenio expreso en contrario implica la
resolución parcial del contrato de sociedad (art. 90, Ley General de Sociedades, 19.550).

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