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Asunción Lavrin
Instituto de Estudios Latinoamericanos
Arizona State University
de la diosa alada de la libertad, la que Historia nos dice que hubo una
sigue descollando en el Paseo y anuda voluntad determinante en la cons-
todos los elementos dispares en desa- trucción de esa vía de comunicación:
rrollo como vía urbana. El ángel se cae, a pesar de las variaciones en la política
se rompe, se vuelve a poner en su de sus constructores, expresar —de un
lugar y se convierte en centro de todas modo tangible— el destino nacional.
las expresiones políticas de la ciuda- El autor nos hace descubrir cómo hubo
danía y los mandatarios. De hecho, se una disciplina detrás de ese proyecto
apropia de la esencia de la sacrali- educativo y creativo que es el Paseo
dad patriótica de todo el paseo. Pare- de la Reforma; además, nos hace com-
ce ya que sin ese ángel los mismos prender cuál es el mensaje de una ave-
padres de la patria se sentirían un poco nida en varias épocas históricas. El
faltos de su carisma personal. Paseo es un texto alrededor del cual
La Historia no es asunto de papel se han tejido las ideologías de quienes
solamente, aunque hay en esta obra comprendieron —quizás intuitiva-
un magnífico apoyo de lecturas y notas mente— que una calle es más que un
de archivo. Por medio de las muchas medio para trasladarse de un punto
fotos y dibujos que articulan la infor- a otro. Cada esquina, cada árbol, cada
mación proporcionada por la inves- estatua, tiene un significado que legi-
tigación, Carlos Martínez Assad tima su mensaje en un discurso que
demanda que apreciemos la impor- puede ser oficialista, pero que es tam-
tancia de la visualidad del recuerdo. bién una realidad constantemente
El investigador reafirma el concepto de re-pensada y re-imaginada por cada
la Historia como expresión arquitec- peatón, cada carruaje, cada automóvil,
tónica y de planeamiento urbano. Nos y cada camión que transporta su carga
recuerda que un monumento incor- humana de tramo en tramo. La rea-
pora, en su materia muerta, la vida de lidad de piedra, adoquines (y ahora
los pensamientos y las emociones asfalto y concreto), sólo puede ser
de quienes lo desearon como expre- aprehendida mediante un esfuerzo
sión de su ideología o de su ego. No intelectual.
puede ser más notable el contraste Sin necesidad de asumir una po-
entre la inmaterialidad e inefabili- sición de disección cultural sobre cuál
dad de nuestra psique y su expresión elemento de análisis resulta más im-
en piedra y cemento; pero la aparente portante en el conocimiento de nuestra
inmutabilidad del monumento habla realidad, es importante reconocer que
elocuentemente cuando le prestamos hay un lenguaje visual, gestual y aun
atención y nos dice mucho más que el escrito, en el Paseo de la Reforma.
estilo artístico en el cual fue plasmado. Tengo algo de constructivista en cuanto
Nos habla de conceptos políticos y de a creer que sólo mediante la reflexión
identidades ya en formación, ya en sobre la realidad, logramos entender
pleno florecimiento de expresión. El el imaginario que se encuentra detrás
libro asume la posición de que una de ella. Es patente que hay un texto en
avenida es un libro de Historia. Dicha cada edificio y cada monumento; así
cambiarlos se requiere más que una embargo, ello no quiere decir que su
fuerza material de demolición y re- propuesta carezca de mérito. Al con-
construcción: se requiere un plan que trario, creo que la investigación rigu-
ponga en ejecución un proceso inte- rosa de su pasado, la perseverancia y el
lectual coherente y que exprese una amor innegable a la historia de esta
visión de un momento histórico, sea avenida y lo que significa para la
cual fuere ese momento. Por eso re- Ciudad de Mexico, es la mejor reco-
clama una inteligencia comunitaria, mendación para que se le preste
representada por comisiones de espe- atención. Carlos Martínez Assad nos
cialistas en cualquier proyecto de hace cobrar conciencia sobre una
cambio. Reclama una democratización realidad: el Paseo de la Reforma, en
en las decisiones que sea coherente con estos albores del sigo XXI, es ya más
la democratización del espacio urbano; que deseo de ostentación de moder-
se apoya en el uso consuetudinario de nidad y capitalismo: es también pre-
una calle por un gentío de los usuarios sagio de pesadilla ecológica, si las
más diversos para proclamar la ne- predicciones de las consecuencias
cesidad de reconocer su derecho a de nuevas instalaciones de rascacielos
reclamar la propiedad de una avenida llegaran a realizarse.
que está hecha para ser vivida. Le Cada generación que ha pensado
preocupa retener el aspecto testimo- y obrado en la construcción y recons-
nial de las vivencias y actividades de trucción del Paseo de la Reforma, ha
generaciones pasadas, y preservar la visto en él un panteón digno de
integridad de la síntesis de voluntades recuerdo y, al acogerlo en su afecti-
y actitudes de quienes han contribui- vidad e imaginario, ha cumplido su
do a hacer de esta avenida la carta de deber histórico. Carlos Martínez Assad
visita de la ciudad. Sus propuestas ha- nos ha enseñado en este libro cuáles
blan de un alto civismo de la más fina han sido las aspiraciones emotivas de
calidad. Personalmente, no estoy segu- otros ciudadanos en el pasado, y nos
ra de que una comisión rectifique todos revela cuáles son las suyas; además,
los problemas de los que hoy adolece nos señala que debemos acogerlas
el Paseo de la Reforma como unidad como nuestras, porque es también
vial y como símbolo, ya que esa comi- nuestro deber pensar el Paseo de la
sión —al igual que en el pasado— Reforma como parte de nuestra vida
reflejaría acciones adecuadas a nuestro diaria, pues nos ha hecho recordar y
momento, pero quizá ya no condu- —al mismo tiempo— pensar en el
centes para generaciones futuras. Sin futuro.