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Reseñas

Carlos MARTÍNEZ ASSAD, La patria en el Paseo de La Reforma (México:


Fondo de Cultura Económica/Universidad Nacional Autónoma
de México), 2005.

Asunción Lavrin
Instituto de Estudios Latinoamericanos
Arizona State University

Historia cultural, historia urbana

E l libro más reciente de Carlos


Martínez Assad representa un
matrimonio ideal: el de la historia
comunicación sí retienen un simbo-
lismo político que sirve los intereses
de un partido, de una ideología, y a
urbana y la historia cultural. Hice mis veces de un individuo. El Tenochtitlán
primeras lecturas de historia urbana de los mexicas fue sustituido por la
con la conocida obra de Jorge Hardoy urbe ibérica, y un concepto de cons-
sobre las ciudades precolombinas. trucción y ubicación romano-rena-
Hardoy y otros de su generación veían centista. Ya esos elementos expresaban
la ciudad como un ente orgánico, pero el cambio cultural que se imponía
sobre todo arquitectónico, que crece y desde Europa, y que eventualmente
se transforma para servir los intereses se comprenderían como la expresión
de sus habitantes. En el caso de las de una dinastía, de una voluntad im-
ciudades precolombinas, sin embargo, perial y, a veces, como el deseo de un
la construcción de edificios y monu- rey, de un obispo, o de un mecenazgo
mentos tomaba muy en cuenta su secular. Aunque en esta particularísima
ubicación física dentro de la ciudad, ya ciudad el elemento ecológico dictó el
que estaba cargada de una fuerza cós- desarrollo urbano en sus comienzos,
mica que trascendía su propia materia- pronto la tecnología humana se empe-
lidad. También tenían un mensaje de ñó en domar a la Naturaleza, para
poder político que reafirmaba la auto- darnos terrenos pantanosos y movedi-
ridad de quien ordenaba su construc- zos en lugar de las aguas de sus lagos
ción. El significado cósmico de los originales, y crear lo que ya sabemos
monumentos de las ciudades preco- fue un desastre ecológico de primera
lombinas no es parte ya de la cons- magnitud, pero que ha quedado como
trucción ni del destino de la ciudad en la prueba más fehaciente de que la
el mundo occidental; empero, la cons- ingenuidad de la ingeniería humana a
trucción de monumentos y vías de veces puede pervertir el orden natural.
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Son tiempos ya lejanos. El Paseo nidad no ha podido despojarse de esa


de la Reforma sólo se gestó después de necesidad humana de orientar el inte-
que Nueva España se convirtió en lecto y la memoria del ciudadano hacia
México y cuando la ciudad ya había símbolos materiales que identifiquen
adquirido otro carácter político. Sin y definan su pasado.
embargo, no debemos desechar el uso Irónicamente, fue el empeño del
de un análisis emblemático o simbólico segundo emperador de México: el ex-
—ya no cósmico— en la concepción y tranjero austriaco con sus sueños de
construcción de un elemento urbano gloria, el que realmente puso en mar-
en esta ciudad que ha pasado por eta- cha este proyecto. Quien trataba de
pas renacentista-colonial, barroca, echar los cimientos de un nuevo orden
neoclásica, europeizante y moderna. político era también partidario de
De hecho, la obra de Carlos Martínez subir al poder sobre los hombros de los
Assad tiene el propósito de encami- próceres nacionales, preservando su
narnos a una interpretación de la ar- memoria en bronce o en piedra, y unir
quitectura urbana como representa- puntos clave de la ciudad con una
ción de todo un ideario al servicio de traza gentil de árboles y recreo urba-
un grupo de conceptos que —a su no. Si bien sus sueños políticos
modo— forman ese ente poroso e duraron bien poco, allí quedó el pro-
inefable que se llama la patria. yecto para los verdaderos dueños de la
La patria en el Paseo de la Reforma patria, esa deidad que ya iba tomando
es una obra de historia urbana que forma definitiva en su papel de diosa
sigue el inusitado desarrollo de una omnipotente y omnipresente. Como
avenida en el transcurso de casi 200 bien señala Carlos Martínez Assad, el
años de vida. Sin embargo, es preci- Paseo de la Reforma es el hijo híbrido
samente la presencia de esa patria del del “culto a lo europeo y el orgullo del
título la que nos lleva de la mano al pasado indígena” (p. 34); precisamen-
contenido cultural que señorea en ella. te ese mestizaje simbólico tan adecuado
Carlos Martínez Assad nos regala en a la fibra de la mexicanidad, es lo que
este libro, una avenida que trasciende ha hecho de esta avenida el corazón
su ente físico de vía de comunicación patriótico de la ciudad. ¿Qué otra de-
para convertirse en un símbolo de la nominación cabe a una avenida que
visión política de lo que iba a ser el acoge a un virrey español, un marino
México republicano e independiente. genovés, dos líderes aztecas y un sinfín
La Independencia y la Reforma (los de ilustres mexicanos decimononos
dos hitos de la empresa de construc- junto a una columna que sostiene un
ción de una nación y una nacionalidad llamado ángel que es realmente una
en el siglo XIX) serán los dos pilares victoria alada? Entre paréntesis,
fundamentales en la conceptualización ¿cuándo y por qué se cambia el sexo
y realización de esta calzada-avenida- de este símbolo? Aunque se puede
paseo, como un camino entre varios argüir que los ángeles no tienen sexo,
destinos simbólicos que reemplazan los es obvio que se trata de una figura
del mundo precolombino. La moder- femenina, y aun así se ha convertido

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en El ángel, nominalmente masculino. política de quienes recuerdan el pasa-


Se trata de un capítulo más en las do, determina la memoria futura. Se
sugestivas evoluciones en la vida de este trata de un percance bien conocido
mimado Paseo. para quienes practicamos la disciplina
El verdadero nacimiento del Paseo de la Historia. En el monumento a la
de la Reforma tuvo lugar a finales del independencia, ya simbolizada por el
siglo XIX, como producto del proyec- cura Hidalgo, se anula la presencia de
to de construcción de la identidad Agustín de Iturbide. El éxtasis pa-
nacional. Es tanto un catálogo de hé- triótico no podía permitir que en la
roes como un álbum de recuerdos construcción de su fachada monu-
detrás de los cuales se detecta la mental se inmiscuyeran personajes
ambición política de quienes deci- de “ambas aguas”. Lo irónico es que, si
dían cuál sería la trayectoria de ese el plan era de raíz mexicana, la cons-
proceso de formación de la perso- trucción física de la memoria patriótica
nalidad mexicana. Los nuevos santos fue casi toda extranjera. Díaz y sus
del culto a la patria quedaron asen- positivistas (como amantes de las fa-
tados en sus estatuas de tamaño natu- chadas deslumbrantes que harían salir
ral. . . para humanizarlos; asimismo, a México de su “plebeya realidad”
quedaron proporcionados y asequibles criolla para acceder a la de la exquisi-
al ciudadano común y corriente. No se ta imitación de modelos extranjeros)
concebía el recuerdo de modo abs- escogieron diseños y diseñadores eu-
tracto sino con una corporeidad tan ropeos. Sin embargo —y para ser
realista como fuera posible, para que justos—, de esa época ansiosa de civi-
de veras la humanidad de los héroes lización surgen los proyectos de la
se hiciera palpable a quienes les ren- Universidad Nacional, así como la ex-
dirían honor. Los socios de Díaz tam- humación arqueológica de Teotihua-
bién tuvieron sus ganancias en este cán. Ambos impulsos han servido muy
proyecto que produjo, en su impulso bien a Mexico, a la nación, y a su
generatriz, docenas de obras distri- identidad histórica.
buidas en la República. Nada como Las fotografías que el autor inserta
el positivismo para lograr sostener en esta sección decimonona y de prin-
ideas sobre una base capitalista. Sin cipios del siglo XX, son todo un poema
embargo —visto desde otro ángulo—, al pasado: cielos despejados; ni traza
el impulso urbanístico de los man- de edificios comerciales; la paz de las
datarios creó una preocupación por arboledas; la distinción del ropaje
el embellecimiento ambiental que fue de los ciudadanos. Nada que insinúe la
generosa en sus frutos y estética en sus posibilidad de otra realidad de tráfico
medios. Obviamente, estas caracte- ruidoso, premuras de taxímetros, o las
rísticas protegieron las especulaciones ansiedades de empresarios comerciales
y los favores personales. de la segunda mitad del siglo XX.
Es importante corroborar cómo al La lectura de las celebraciones de
cincelar la piedra se determina quién las fiestas de 1910 y sus instalaciones
ha de ser recordado: la ideología desmedidas no deja de sugerirme el

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fasto que en la actualidad reina tam- de cierta feminización en el mensaje


bién en las celebraciones oficiales y simbólico. Claro que no se trata de un
personales de este querido México: el homenaje gratuito a la mujer y al niño.
mismo amor a la ostentación y la Obviamente, un México que había
misma ansia de impresionar al mundo. sufrido el desgaste de vidas a causa de
Como se acerca el 2010 y toda una la Revolución, tendría que fijar sus
decena de conmemoraciones patrió- ojos en el futuro y el papel desempe-
ticas, quizá tengamos la oportunidad ñado por la mujer en la gestación. Aun
de hacer comparaciones muy precisas así, la inserción de la mujer y el niño
en unos pocos años. en la historia del Paseo, refleja nuevas
El siglo XX sólo podía seguir el aperturas en la definición propia de
impulso notable del positivismo. Los la nación.
años de revolución política no pu- Otro hito importante en el proceso
dieron revocar lo que se heredó como de cambio del Paseo fue la beatifica-
historia patria: sólo añadirle su propia ción patriótica que significó el traslado
idiosincrasia y ponerle el cuño de las de los restos de los héroes bajo las
ideas de moda. El autor nos regala miradas escrutadoras de Obregón y
viñetas muy sugerentes de los años Calles, finalmente iluminados por la
veinte a los cuarenta: la creación de pequeña pero altamente simbólica
toda una cultura citadina alrededor llama de una lámpara votiva. ¿Qué
de los ejes viales, la celebración del más quedaría por hacer? Quizá después
centenario de la verdadera indepen- de esta última ofrenda, lo que restaba
dencia en 1921 que —como nos apun- sería ya más maquillaje que expresión
ta Martínez Assad— aunó lo patriótico patriótica, aunque aún se enfrentaron
con la comercialización que él define toda clase de opiniones sobre la aña-
como “la libertad de lucrar, comprar, didura de una Diana cazadora o el
vender, exponer y acuciar” (p. 101), la traslado del monumento a Cuauhté-
cual se palpa en esos años. Se trata de moc a una posición más urbanísti-
tiempos muy distintos de las soirées camente ventajosa. No obstante, la
porfirianas y —siguiendo esa corriente inserción de otros monumentos como
de modernismo intelectual— el autor la Fuente de Petróleos y la extensión
recrea en las siguientes páginas toda de la avenida (paralelamente a la cons-
la efervescencia teatral, cinemática y trucción de nuevos barrios habitacio-
social de las décadas entre 1910 y 1940. nales nunca imaginados), nos hablan
Dos puntos interesantes en el capítulo del crecimiento pujante de la ciudad
que cubre esos años son la definitiva más allá de los límites no sólo imagi-
relegación de Iturbide al papel de nados por sus creadores, sino inima-
Judas de la Revolución, y la aparición ginables desde su punto de vista
de la celebración de la Semana del urbanístico.
Niño y la maternidad, inspiradas por ¿Habrá algún coto al crecimiento
nuevas concepciones de puericultura y al cambio?
y eugenismo social. Aquí veo un signi- Sin embargo, volvamos al ángel,
ficado muy importante: la admisión porque es a fin de cuentas esa figura

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de la diosa alada de la libertad, la que Historia nos dice que hubo una
sigue descollando en el Paseo y anuda voluntad determinante en la cons-
todos los elementos dispares en desa- trucción de esa vía de comunicación:
rrollo como vía urbana. El ángel se cae, a pesar de las variaciones en la política
se rompe, se vuelve a poner en su de sus constructores, expresar —de un
lugar y se convierte en centro de todas modo tangible— el destino nacional.
las expresiones políticas de la ciuda- El autor nos hace descubrir cómo hubo
danía y los mandatarios. De hecho, se una disciplina detrás de ese proyecto
apropia de la esencia de la sacrali- educativo y creativo que es el Paseo
dad patriótica de todo el paseo. Pare- de la Reforma; además, nos hace com-
ce ya que sin ese ángel los mismos prender cuál es el mensaje de una ave-
padres de la patria se sentirían un poco nida en varias épocas históricas. El
faltos de su carisma personal. Paseo es un texto alrededor del cual
La Historia no es asunto de papel se han tejido las ideologías de quienes
solamente, aunque hay en esta obra comprendieron —quizás intuitiva-
un magnífico apoyo de lecturas y notas mente— que una calle es más que un
de archivo. Por medio de las muchas medio para trasladarse de un punto
fotos y dibujos que articulan la infor- a otro. Cada esquina, cada árbol, cada
mación proporcionada por la inves- estatua, tiene un significado que legi-
tigación, Carlos Martínez Assad tima su mensaje en un discurso que
demanda que apreciemos la impor- puede ser oficialista, pero que es tam-
tancia de la visualidad del recuerdo. bién una realidad constantemente
El investigador reafirma el concepto de re-pensada y re-imaginada por cada
la Historia como expresión arquitec- peatón, cada carruaje, cada automóvil,
tónica y de planeamiento urbano. Nos y cada camión que transporta su carga
recuerda que un monumento incor- humana de tramo en tramo. La rea-
pora, en su materia muerta, la vida de lidad de piedra, adoquines (y ahora
los pensamientos y las emociones asfalto y concreto), sólo puede ser
de quienes lo desearon como expre- aprehendida mediante un esfuerzo
sión de su ideología o de su ego. No intelectual.
puede ser más notable el contraste Sin necesidad de asumir una po-
entre la inmaterialidad e inefabili- sición de disección cultural sobre cuál
dad de nuestra psique y su expresión elemento de análisis resulta más im-
en piedra y cemento; pero la aparente portante en el conocimiento de nuestra
inmutabilidad del monumento habla realidad, es importante reconocer que
elocuentemente cuando le prestamos hay un lenguaje visual, gestual y aun
atención y nos dice mucho más que el escrito, en el Paseo de la Reforma.
estilo artístico en el cual fue plasmado. Tengo algo de constructivista en cuanto
Nos habla de conceptos políticos y de a creer que sólo mediante la reflexión
identidades ya en formación, ya en sobre la realidad, logramos entender
pleno florecimiento de expresión. El el imaginario que se encuentra detrás
libro asume la posición de que una de ella. Es patente que hay un texto en
avenida es un libro de Historia. Dicha cada edificio y cada monumento; así

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lo ha considerado el autor cuando nos de Cortés y Moctezuma? Los tlatoanis


habla de la emblemática nacional heroicos se emblematizaron mediante
modernista en la creación de un nuevo el deseo de ser diferentes de Europa;
Paseo de la Reforma en la segunda pero aún quedaron rastros emotivos o
mitad del siglo XX . Lo apoyan los culturales sin explicación racional en la
comentarios de todos los que en un afición a Cristóbal Colón y la reina
momento dado han expresado su firme Isabel la Católica. Y, en este proceso, se
creencia en que la ubicación de cada fueron creando símbolos que —aún sin
componente material de dicho Paseo raíces— pronto crecieron frondosa-
tiene un significado tan trascendente mente en la imaginación popular,
que cualquier alteración rompe ese como la Diana cazadora y el famoso
hilo conductor con el pasado y, por ángel. Hay continuidades y transfor-
ende, con un significado que ha deja- maciones muy significativas en el sen-
do de ser particular para volverse tido que se ha otorgado a estos em-
nacional. De hecho, en un momento blemas en piedra, y sobre todo en el
histórico se arguyó en un periódico modo como han ido cambiando en
citadino que mover a Cuauhtémoc era cuanto a su jerarquía: todos sujetos
desnaturalizar la glorieta y el espacio a las veleidades no ya políticas sino
dedicado a la escultura. Cabe pregun- afectivas, tanto de la imaginación po-
tarse: ¿Desde cuándo fue natural esa pular como de los políticos de turno.
ubicación? Tal comentario nos ofrece Aun así, hay que dejar sentado que si
una prueba de cómo el proceso de de algo sirven las piedras, los ado-
asimilación de los símbolos los hace quines, el asfalto, los monumentos y
pronto formas naturales de pensar los edificios, es para hacer tangibles los
para la mayoría de la población. En la deseos humanos. El Paseo de la Re-
construcción de un pasado nacional, forma parece haber hecho tangible,
este Paseo de la Reforma ha acunado en sus múltiples evoluciones, el deseo
diversas narrativas históricas con el de todos los que han manipulado
proceso de escogimiento de quienes su destino simbólico y material de ver
habrían de ser los verdaderos repre- en esta avenida “la arteria consentida”
sentantes de esa identidad nacional. de la capital, en palabras del autor
Se trata de un proceso aún en desa- (p. 91).
rrollo. Si atestiguamos la lucha entre La publicación del libro objeto de
Hidalgo, Morelos, y Juárez, en la vi- este análisis, nos enfrenta a un modo
sión que predominó entre 1830 y 1950 distinto de ver un símbolo histórico.
—así como su eventual acomodo en la Carlos Martínez Assad ve el Paseo de
aceptación de esa trinidad patriótica—, la Reforma como un emblema en cons-
también vemos cómo se añadieron tante flujo de una realidad histórica
algunas figuras de acuerdo con inte- que también es mutante. Ahora bien,
reses regionales, mientras las fobias se nos preguntamos si esos símbolos son
ensañaban contra otras (pobre Agustín aceptados por todos los componentes
de Iturbide; afortunado Guillén de de la sociedad nacional o si son
Lámport). ¿Y qué decir del destino creados desde arriba e impuestos de

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modo hegemónico. En mi opinión alguna intención de proporcionar en


—que espero el autor corrobore—, no un camino vial una fórmula única de
hay en su interpretación una toma interpretación cultural de la patria,
de posición irrevocable frente a estas el intento —como lo demuestra su his-
dos posiciones. Es cierto que la discu- toria— no ha producido un resultado
sión del significado emblemático del unívoco y menos aun hegemónico. El
Paseo se ha llevado a cabo por las libro de Carlos Martínez Assad nos
elites políticas y sociales, pero entre convence de que cualquiera que haya
ellas hubo suficientes divergencias sido el deseo de inyectar ideas o ideo-
como para confirmar que no hubo un logías en los elementos materiales del
proyecto hegemónico ni homogenei- Paseo de la Reforma, el resultado ha
zador que se perfilara claramente como sido ver en el mismo un espejo de los
representante del deseo de un grupo cambios experimentados en una cultura
dominante. Desde luego, algunos de urbana que trasciende la política e
esos símbolos han pasado a ser inmu- incorpora importantes elementos
tables en su categoría después de un económicos y sociales.
enjambre de posibilidades; aún des- Al final de la lectura del libro de
pués de convertirse en parte del Carlos Martínez Assad, no me queda
patrimonio nacional, quedan propen- claro todavía si alcanzo el significado
sos a una reinterpretación para servir total de la patria; pero siempre he
ciertos objetivos consecuentes con la creído ver en ese concepto algo resba-
voluntad de quienes tienen el poder ladizo, inasible, y quizás inefable en
de cambiarlos. O sea que priva cierta su capacidad de eludir definiciones
tensión intrínseca entre el símbolo y concluyentes. Lo que sí me interesa
su uso práctico, a veces sin intencio- es comentar sobre la posición que
nalidad alguna. ¿Cómo —de otro adopta Carlos Martínez Assad en sus
modo— explicar que una victoria alada conclusiones. En el apartado “Entre
se convierta en símbolo público para la memoria y su porvenir”, el autor ex-
toda clase de emociones sociales: presa su angustia como mexicano y
protestas, reuniones políticas, y reafir- como historiador ante el destino de
mación ciudadana? No creo que esta vía arterial. La tensión entre la
ésta fuera una de las posibilidades en modernización y el pasado se acre-
la mente de quienes dispusieron su cienta debido a las actividades refor-
erección; empero, en el lenguaje sim- madoras de emergentes realidades
bólico de dicha figura alada, hay una empresariales. El autor cree en la
serie de significados que con el trans- validez del Paseo de la Reforma como
curso del tiempo se ha ido adhiriendo un texto de la nación en el cual están
a su epidermis pétrea. En todos los inscritas las voluntades de varias
símbolos nacionales hay cierto her- generaciones. Sean o no contradicto-
metismo, pero también cierta libertad rias entre sí, se hallan escritas en un
para cambiar de voz, y ello explica su conjunto de monumentos y edificios
diferente uso interpretativo por parte imponentes en su presencia física e
de las generaciones sucesivas. Si hubo innegables como realidad. Para

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cambiarlos se requiere más que una embargo, ello no quiere decir que su
fuerza material de demolición y re- propuesta carezca de mérito. Al con-
construcción: se requiere un plan que trario, creo que la investigación rigu-
ponga en ejecución un proceso inte- rosa de su pasado, la perseverancia y el
lectual coherente y que exprese una amor innegable a la historia de esta
visión de un momento histórico, sea avenida y lo que significa para la
cual fuere ese momento. Por eso re- Ciudad de Mexico, es la mejor reco-
clama una inteligencia comunitaria, mendación para que se le preste
representada por comisiones de espe- atención. Carlos Martínez Assad nos
cialistas en cualquier proyecto de hace cobrar conciencia sobre una
cambio. Reclama una democratización realidad: el Paseo de la Reforma, en
en las decisiones que sea coherente con estos albores del sigo XXI, es ya más
la democratización del espacio urbano; que deseo de ostentación de moder-
se apoya en el uso consuetudinario de nidad y capitalismo: es también pre-
una calle por un gentío de los usuarios sagio de pesadilla ecológica, si las
más diversos para proclamar la ne- predicciones de las consecuencias
cesidad de reconocer su derecho a de nuevas instalaciones de rascacielos
reclamar la propiedad de una avenida llegaran a realizarse.
que está hecha para ser vivida. Le Cada generación que ha pensado
preocupa retener el aspecto testimo- y obrado en la construcción y recons-
nial de las vivencias y actividades de trucción del Paseo de la Reforma, ha
generaciones pasadas, y preservar la visto en él un panteón digno de
integridad de la síntesis de voluntades recuerdo y, al acogerlo en su afecti-
y actitudes de quienes han contribui- vidad e imaginario, ha cumplido su
do a hacer de esta avenida la carta de deber histórico. Carlos Martínez Assad
visita de la ciudad. Sus propuestas ha- nos ha enseñado en este libro cuáles
blan de un alto civismo de la más fina han sido las aspiraciones emotivas de
calidad. Personalmente, no estoy segu- otros ciudadanos en el pasado, y nos
ra de que una comisión rectifique todos revela cuáles son las suyas; además,
los problemas de los que hoy adolece nos señala que debemos acogerlas
el Paseo de la Reforma como unidad como nuestras, porque es también
vial y como símbolo, ya que esa comi- nuestro deber pensar el Paseo de la
sión —al igual que en el pasado— Reforma como parte de nuestra vida
reflejaría acciones adecuadas a nuestro diaria, pues nos ha hecho recordar y
momento, pero quizá ya no condu- —al mismo tiempo— pensar en el
centes para generaciones futuras. Sin futuro.

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