referencias, la extrañeza multiplicada en el lenguaje, temáticas demenciales, incursiones en la ciencia ficción con elementos clásicos, buceos fantásticos, y hasta “alegóricas utopías negativas” con preocupaciones esotéricas. En primer lugar hay que ubicar a nuestro autor en dos procesos. En el Uruguay de los años setenta Tarik acompaña la irrupción, ya preanunciada décadas atrás, de escrituras que presentan diversos grados de tendencias de ruptura respecto del canon realista sin dejar de interactuar con él. Por otro lado, en Argentina, luego de establecerse en 1976, penetra en la práctica del Boom de la ciencia ficción de los ochenta, que estaba diferenciándose de sus fuentes anglosajonas constatándose una gran cantidad de publicaciones que muestran un fuerte cruce entre las prácticas de la llamada literatura fantástica y la ciencia ficción que en Tarik tomó tempranamente características singulares. En efecto, publicando regularmente a partir de 1983 en un número considerable de revistas y fanzines de ciencia ficción que se multiplicaron en tiempos de reapertura democrática en Argentina (Entre 1983 y 1984 surgieron las revistas y fanzines Sinergia, Nuevomundo, Parsec, Clepsidra y Cuásar en las que publicó Tarik Carson), cierto grado de reconocimiento le llega de la mano de su segundo libro de cuentos El corazón reversible publicado en 1986 por la editorial uruguaya Monte Sexto. Los estallidos referenciales y recurrentes de su primer libro se reconfiguran, se reestructuran, se condensan, implosionan y se indeterminan, acentuando en apariencia un proceso de cambio abrupto de su narrativa, aunque lo que podemos afirmar es en realidad un proceso de convivencia de diferentes experimentaciones de líneas narrativas. Todo ello permeando el ingreso constatable de la categoría fantástica representada por una tradición de larga data en el Rio de la Plata, poniendo en tela de juicio su codificación mediante la asimilación de estrategias, técnicas y elementos surgidos de la práctica de diferentes escrituras, entre ellas de la práctica de la ciencia ficción. En este punto, por motivos cercanos al cruce de categorías peregrinas sugiero un vínculo de El corazón reversible (1986) con otras obras de escritores uruguayos de fuerte mezcla como La noche del día menos pensado (1981) de Héctor Galmés, La máquina de pensar en Gladys (1995) de Mario Levrero, El intruso (1989) de Juan José Introini y Desmesura de los zoológicos (1987) de Ricardo Prieto. La emparentada mixtura de estas obras, así como el énfasis en un fuerte proceso de asimilación de diversas prácticas literarias y culturales parece poner a prueba un intento de codificación que es propio de algunas teorías de la literatura fantástica. Lo que es fantástico en estas narraciones no es uniforme y fagocita categorías vecinas, muchas veces alterando su función por medio de la mirada sesgada de narradores, algunos más, otros menos culturales, políticos y/o militares. Las críticas señalaron el exceso de referencias, la extrañeza multiplicada en el lenguaje, temáticas demenciales, incursiones en la ciencia ficción con elementos clásicos, buceos fantásticos, y hasta “alegóricas utopías negativas” con preocupaciones esotéricas. En primer lugar hay que ubicar a nuestro autor en dos procesos. En el Uruguay de los años setenta Tarik acompaña la irrupción, ya preanunciada décadas atrás, de escrituras que presentan diversos grados de tendencias de ruptura respecto del canon realista sin dejar de interactuar con él. Por otro lado, en Argentina, luego de establecerse en 1976, penetra en la práctica del Boom de la ciencia ficción de los ochenta, que estaba diferenciándose de sus fuentes anglosajonas constatándose una gran cantidad de publicaciones que muestran un fuerte cruce entre las prácticas de la llamada literatura fantástica y la ciencia ficción que en Tarik tomó tempranamente características singulares. En efecto, publicando regularmente a partir de 1983 en un número considerable de revistas y fanzines de ciencia ficción que se multiplicaron en tiempos de reapertura democrática en Argentina (Entre 1983 y 1984 surgieron las revistas y fanzines Sinergia, Nuevomundo, Parsec, Clepsidra y Cuásar en las que publicó Tarik Carson), cierto grado de reconocimiento le llega de la mano de su segundo libro de cuentos El corazón reversible publicado en 1986 por la editorial uruguaya Monte Sexto. Los estallidos referenciales y recurrentes de su primer libro se reconfiguran, se reestructuran, se condensan, implosionan y se indeterminan, acentuando en apariencia un proceso de cambio abrupto de su narrativa, aunque lo que podemos afirmar es en realidad un proceso de convivencia de diferentes experimentaciones de líneas narrativas. Todo ello permeando el ingreso constatable de la categoría fantástica representada por una tradición de larga data en el Rio de la Plata, poniendo en tela de juicio su codificación mediante la asimilación de estrategias, técnicas y elementos surgidos de la práctica de diferentes escrituras, entre ellas de la práctica de la ciencia ficción. En este punto, por motivos cercanos al cruce de categorías peregrinas sugiero un vínculo de El corazón reversible (1986) con otras obras de escritores uruguayos de fuerte mezcla como La noche del día menos pensado (1981) de Héctor Galmés, La máquina de pensar en Gladys (1995) de Mario Levrero, El intruso (1989) de Juan José Introini y Desmesura de los zoológicos (1987) de Ricardo Prieto. La emparentada mixtura de estas obras, así como el énfasis en un fuerte proceso de asimilación de diversas prácticas literarias y culturales parece poner a prueba un intento de codificación que es propio de algunas teorías de la literatura fantástica. Lo que es fantástico en estas narraciones no es uniforme y fagocita categorías vecinas, muchas veces alterando su función por medio de la mirada sesgada de narradores, algunos más, otros menos culturales, políticos y/o militares. Las críticas señalaron el exceso de referencias, la extrañeza multiplicada en el lenguaje, temáticas demenciales, incursiones en la ciencia ficción con elementos clásicos, buceos fantásticos, y hasta “alegóricas utopías negativas” con preocupaciones esotéricas. En primer lugar hay que ubicar a nuestro autor en dos procesos. En el Uruguay de los años setenta Tarik acompaña la irrupción, ya preanunciada décadas atrás, de escrituras que presentan diversos grados de tendencias de ruptura respecto del canon realista sin dejar de interactuar con él. Por otro lado, en Argentina, luego de establecerse en 1976, penetra en la práctica del Boom de la ciencia ficción de los ochenta, que estaba diferenciándose de sus fuentes anglosajonas constatándose una gran cantidad de publicaciones que muestran un fuerte cruce entre las prácticas de la llamada literatura fantástica y la ciencia ficción que en Tarik tomó tempranamente características singulares. En efecto, publicando regularmente a partir de 1983 en un número considerable de revistas y fanzines de ciencia ficción que se multiplicaron en tiempos de reapertura democrática en Argentina (Entre 1983 y 1984 surgieron las revistas y fanzines Sinergia, Nuevomundo, Parsec, Clepsidra y Cuásar en las que publicó Tarik Carson), cierto grado de reconocimiento le llega de la mano de su segundo libro de cuentos El corazón reversible publicado en 1986 por la editorial uruguaya Monte Sexto. Los estallidos referenciales y recurrentes de su primer libro se reconfiguran, se reestructuran, se condensan, implosionan y se indeterminan, acentuando en apariencia un proceso de cambio abrupto de su narrativa, aunque lo que podemos afirmar es en realidad un proceso de convivencia de diferentes experimentaciones de líneas narrativas. Todo ello permeando el ingreso constatable de la categoría fantástica representada por una tradición de larga data en el Rio de la Plata, poniendo en tela de juicio su codificación mediante la asimilación de estrategias, técnicas y elementos surgidos de la práctica de diferentes escrituras, entre ellas de la práctica de la ciencia ficción. En este punto, por motivos cercanos al cruce de categorías peregrinas sugiero un vínculo de El corazón reversible (1986) con otras obras de escritores uruguayos de fuerte mezcla como La noche del día menos pensado (1981) de Héctor Galmés, La máquina de pensar en Gladys (1995) de Mario Levrero, El intruso (1989) de Juan José Introini y Desmesura de los zoológicos (1987) de Ricardo Prieto. La emparentada mixtura de estas obras, así como el énfasis en un fuerte proceso de asimilación de diversas prácticas literarias y culturales parece poner a prueba un intento de codificación que es propio de algunas teorías de la literatura fantástica. Lo que es fantástico en estas narraciones no es uniforme y fagocita categorías vecinas, muchas veces alterando su función por medio de la mirada sesgada de narradores, algunos más, otros menos culturales, políticos y/o militares. Las críticas señalaron el exceso de referencias, la extrañeza multiplicada en el lenguaje, temáticas demenciales, incursiones en la ciencia ficción con elementos clásicos, buceos fantásticos, y hasta “alegóricas utopías negativas” con preocupaciones esotéricas. En primer lugar hay que ubicar a nuestro autor en dos procesos. En el Uruguay de los años setenta Tarik acompaña la irrupción, ya preanunciada décadas atrás, de escrituras que presentan diversos grados de tendencias de ruptura respecto del canon realista sin dejar de interactuar con él. Por otro lado, en Argentina, luego de establecerse en 1976, penetra en la práctica del Boom de la ciencia ficción de los ochenta, que estaba diferenciándose de sus fuentes anglosajonas constatándose una gran cantidad de publicaciones que muestran un fuerte cruce entre las prácticas de la llamada literatura fantástica y la ciencia ficción que en Tarik tomó tempranamente características singulares. En efecto, publicando regularmente a partir de 1983 en un número considerable de revistas y fanzines de ciencia ficción que se multiplicaron en tiempos de reapertura democrática en Argentina (Entre 1983 y 1984 surgieron las revistas y fanzines Sinergia, Nuevomundo, Parsec, Clepsidra y Cuásar en las que publicó Tarik Carson), cierto grado de reconocimiento le llega de la mano de su segundo libro de cuentos El corazón reversible publicado en 1986 por la editorial uruguaya Monte Sexto. Los estallidos referenciales y recurrentes de su primer libro se reconfiguran, se reestructuran, se condensan, implosionan y se indeterminan, acentuando en apariencia un proceso de cambio abrupto de su narrativa, aunque lo que podemos afirmar es en realidad un proceso de convivencia de diferentes experimentaciones de líneas narrativas. Todo ello permeando el ingreso constatable de la categoría fantástica representada por una tradición de larga data en el Rio de la Plata, poniendo en tela de juicio su codificación mediante la asimilación de estrategias, técnicas y elementos surgidos de la práctica de diferentes escrituras, entre ellas de la práctica de la ciencia ficción. En este punto, por motivos cercanos al cruce de categorías peregrinas sugiero un vínculo de El corazón reversible (1986) con otras obras de escritores uruguayos de fuerte mezcla como La noche del día menos pensado (1981) de Héctor Galmés, La máquina de pensar en Gladys (1995) de Mario Levrero, El intruso (1989) de Juan José Introini y Desmesura de los zoológicos (1987) de Ricardo Prieto. La emparentada mixtura de estas obras, así como el énfasis en un fuerte proceso de asimilación de diversas prácticas literarias y culturales parece poner a prueba un intento de codificación que es propio de algunas teorías de la literatura fantástica. Lo que es fantástico en estas narraciones no es uniforme y fagocita categorías vecinas, muchas veces alterando su función por medio de la mirada sesgada de narradores, algunos más, otros menos