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Barrio es un vocablo de origen árabe que identifica “a las afueras” o “arrabales”.

La Real Academia Española lo


define como “cada una de las partes en que se dividen los pueblos grandes o sus distritos”. Arrabal es otra huella de la
presencia mora en España y equivale a “barrio de la afueras”. Esta última tiene antigua data, cuando las ciudades eran
generalmente pequeñas y estaban rodeadas por murallas de defensa. Los habitantes que podían hacerlo construían sus
viviendas, sin orden ninguno, dentro de ese recinto protector, y el resto lo hacía en “las afueras” o “extramuros”.
Cuando los poblados se fundaban –ya en nuestras regiones-, se dejaba alrededor de la ciudad un territorio destinado a
futuras expansiones y para uso del común. Era el llamado ejido1 poblado por personas que luego pasaron más allá y que por
eso estaban fuera del ejido, siendo por ello forajidos, que por estar más allá del control urbano, adoptaron actitudes casi
delictivas.
Con respecto al barrio, Ricardo de la Fuente Machain (1978) explicaba: “el termino barrio significa un conjunto de
manzanas cuyos ocupantes se hallan unidos por intereses comunes y relaciones de vecindad”.
A medida que nuestra ciudad fue creciendo, nuevos barrios se incorporaron a ella y los arrabales se alejaron del centro
inicial, formando los suburbios (más allá de la urbe, ciudad). A la ciudad se le incorporaron territorios de linderos y esto
significo la formación de nuevos barrios, muchos de ellos llamados “villas”.
Para los vecinos de los barrios porteños de 1910 y 1940, barrio era, una pequeña porción geográfica con limites breves:
un cuadra y a veces algunas más. Desde el barrio, con la casa de la vieja, y acaso de la novia, se trascendía al colegio, al
lugar de trabajo, al café. Amparaba a la “parentela, los amigos del alma y a los compañeros de trabajo”. El sentido de
pertenencia el paisaje barrial, la historia del barrio, las organizaciones barriales, etc.
Pero respetar el barrio no es solo un sentimiento argentino. Retomando las ideas de Eleonora Roosevelt escritas en
¿Dónde comienzan los derechos humanos? la autora establece que comienzan en lugares pequeños, cercanos al hogar, tan
cercanos y pequeños que no aparecen en el mapa, aunque constituyen el mundo de cada ser humano: el vecindario en donde
se vive, las escuelas o universidades en donde se estudia, los lugares en donde se trabaja. Esos son los lugares en donde
varones, mujeres y niños esperan encontrar justicia, igualdad, y un trato digno sin discriminación. El observados James
Scobie (1977) agrega: “… aun cuando en ninguna parte se define con precisión o se registra como unidad de medida, el
barrio, conjuntamente con su más pequeño complemento, la cuadra, fue parte integral de la formación de la ciudad”.
El barrio, el vecindario y la cuadra se constituyeron en la vinculación y el contacto social entre sus habitantes. Ser de un
barrio tenia valores distintivos, pues había olores, colores y situaciones propias de cada uno: comidas típicas, aficiones por
determinados entretenimientos, celebraciones religiosas, adhesiones a clubes de futbol, entre otras.
DEL PINO, Diego (2000) El barrio, en Revista Todo es Historia. N° 392

1
Del latín “exitus”, salida

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