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Por lo cual yo soñaba con encontrar a un amor así, una persona que llene
mi vida de alegrías, que este conmigo en las buenas y en las malas, que sea la luz
de mí existir, y con sus caricias haga brillar mi vivir.
-Cierto días les pregunte a mis yayos (abuelos), ¿Cómo le hacían para ser felices,
y que nada los quebrante?
Asimismo por un lado me sentía feliz al lado de mis ‘’yayos (abuelos) ’’, era
un ambiente muy tranquilo, diferente a lo que pasaba en casa con mis taitas
(padres), ellos solo pasaban discutiendo, a veces sentía que la magia del amor se
había apagado en ellos. Aunque trataban de disimularlo, pero yo ya estaba grande
y me daba cuenta.
La mayoría de tiempo era feliz, pero a veces lloraba solo en mi cuarto, pues mis
taitas (padres) no se acordaban de mí, no me llamaban, ni siquiera para
preguntarme como estaba, pero mi yaya (abuela) siempre me consolaba y me
decía que seguro era porque estaban trabajando, con muchas cosas que hacer.
Sin embargo un día salí a caminar al parque a distraerme un poco. Me
divertí mucho viendo a los churumbeles (niños) jugar. Cuando regresaba a casa
recibí una llamada de un familiar, en la que me decían que mis taitas (padres)
habían muerto por un accidente de tránsito mientras discutían. En ese momento
me sentía destrozado, lo único que hice fue sentarme en la calle a llorar. Las
personas pasaban y me miraban pero nadie sabía el dolor que llevaba dentro de
mí. Sin embargo una rapaza (joven) pasa y me ve sentado llorando, me dice:
Tanta era la insistencia de esa rapaza (joven), que logro que le cuente lo que sucedía, luego de esto el callo
unos momentos, me abrazo, y me dijo:
-Ya no llores, tus taitas (padres) están en un mejor lugar, ellos están con Dios en el Cielo desde ahí
velaran tus sueños, y guiaran tu vida.
En cambio pasaron los días tuve que fortalecerme, superar lo que había
pasado, pero siempre recordaba a esa rapaza (joven) que me dijo palabras muy
sabias, por cierto no había sabido nada de ella, ni siquiera le pregunte su nombre.
Le pregunte su nombre:
Así como tu nombre debes triunfar en la vida, no dejarte vencer, luchar y conseguir lo que quieres.
Luego de que pasaran los días ambos nos habíamos convertido en mejores
amigos, nos comprendíamos, y divertíamos mucho, tenía mucha confianza en ella,
y creo que ella también en mí. Esta rapaza (joven) tenía algo especial y a la vez
diferente a las demás, era única, linda y me agradaba. Cuando me sentía triste me
consolaba, cuando estaba solo me hacía compañía y me apoyaba, ella se estaba
convertido en la mujer de mis sueños, pero no podía decírselo, temía perder su
amistad, no quería que se alejara. Para mi bastaba con que fuese mi amor
platónico.
*Estas fueron las últimas palabras escritas en su diario por Dayana en 1910 después
de la Segunda Guerra Mundial, después de su muerte en 1988 dejo entre sus pertenencias este
diario tan hermoso que después se me fue dado a mí por mi mamá para seguir contando la
hermosa historia.