Sunteți pe pagina 1din 6

Pontificia Universidad Católica Argentina

"Santa María de los Buenos Aires"


Facultad de Teología

Asignatura: Teología Patrística.

Profesor: Dr. Hernán Giudice.

Carrera: Licenciatura en Teología con Especialización.

Trabajo: San Agustín “De los méritos y el perdón de los pecados”.

Alumna: Flavia Patricia Di Rosa

Matrícula: 071900775

En el año 412 San Agustín escribió los libros que se traducen con el nombre
Sobre los méritos y la remisión de los pecados, se encontraba en esos momentos con
diversos trabajos y ocupaciones y le escribía a su amigo Marcelino diciendo "Apenas
tengo un poquito de tiempo para respirar a causa del agobio de las tareas a que estoy
comprometido o por las necesidades o por los deseos ajenos”1.

Agustín había conocido a Marcelino en una conferencia en el año 411 y juntos


construyeron una solida amistad, siendo más adelante uno de los mártires de la fe. En
esos momentos de agobio y tantas ocupaciones le llega al santo de Hipona el reclamo de
su amigo solicitándole la rápida defensa contra sus nuevos enemigos que comenzaban a
entrar en acción, se refería a los pelagianos, surgiendo en África las primeras
detonaciones por sus ideas subversivas y anticatólicas. Los nuevos enemigos resonaban
con el nombre de Pelagio y su discípulo Celestio, de ellos se sabían que eran fugitivos
de Roma, donde ya habían dispersado la discordia para luego arribar en Hipona,
llegando a Cartago cuando Agustín se encontraba muy atareado con los preparativos de
la conferencia. Allí conoce a Pelagio, con el cuál no tuvo trato por que rápidamente partió

1
BIBLIOTECA DE AUTORES CRISTIANOS. Obras de San Agustín. Tratado sobre La Gracia. En
edición bilingüe, Tomo IX. La editorial Católica S. A. Apartado 466. Madrid MCMLII, 188.

Página | 1
de África hacia Palestina, dejando a su discípulo Celestio que con su hábil y elocuente dialéctica
rápidamente sembró la discordia.

Las principales ideas pelagianas:

1. Falsa filosofía acerca del libre albedrío, equipo perfecto de energía


saludable para practicar toda justicia y evitar todo pecado (contra este
error va San Agustín en el libro, acerca de los méritos y remisión de los
pecados).
2. Celestio no admitía la elevación sobrenatural del hombre ni los
privilegios de Adán, cuya muerte no fue consecuencia de su pecado, sino
de la condición nativa del ser humano.
3. El pecado del primer hombre solo perjudicó a él. Luego no existe el
original, común a todos, y los hombres vienen a este mundo en las
mismas condiciones de Adán.
4. El bautismo tampoco se confiere para borrar ninguna culpa de y sus
efectos, sobre la obra de Cristo y los frutos de su redención.

El Santo de Hipona responde a todas estas cuestiones subrayando y resaltando el


estrago de la culpa de Adán y la corrupción del género humano, así como la necesidad
de la redención de Jesús. Después de enviarle a Marcelino los dos primeros libros, cayó
en manos de San Agustín un escrito de Pelagio:

Con unas apostillas brevísimas a las Epístolas de San Pablo, donde en tercera persona
propone algunas dificultades sobre la verdadera doctrina católica acerca de la transmisión
del pecado original. Como la justicia de Cristo no aprovecha a los que en El no creen,
tampoco el pecado de Adán perjudica a los que no pecaron personalmente. Ni es justo que
con un pecado tan antiguo y pasado, como el del progenitor del género humano, carguen
sus descendientes en todos los tiempos2.

A partir de estas y otras doctrinas San Agustín se sirve de sus argumentos para
contrarrestarlos y pueden clasificarse de tres clases:

1. Argumentos de la Palabra Revelada.


2. Argumentos de las Tradición Católica.
3. Argumentos de la Razón, por los cuales puede con analogías rastrear
algo de los misterios cristianos por muy sombrío que sean.

2
BIBLIOTECA DE AUTORES CRISTIANOS. Obras de San Agustín. Tratado sobre La Gracia, 193.

Página | 2
El Obispo de Hipona desarrolla su enseñanza del pecado original, antes de
enfrentarse con los pelagianos, pero se debe a su confrontación con Pelagio y sus
seguidores dónde su doctrina se define. Para comprender con más claridad la teoría de
San Agustín y la controversia con los pelagianos, nos basaremos en un párrafo del texto
paulino que hace referencia al pecado original, que desde Adán afecta a todos los
hombres y plantea un paralelismo entre Adán y Cristo en el pasaje de Rom 5, 12:

«Por esto, como mediante un hombre el pecado en el mundo entró, y mediante el pecado la
muerte, también así a todos los hombres la muerte pasó, por cuanto todos pecaron 3»

Con Adán ha entrado el pecado y la muerte en el mundo, Pelagio expone que no


hay relación directa entre el pecado de Adán y la muerte y por ende el pecado que afecta
a todos los hombres. San Agustín en el Libro I, 9, 9-11 De los méritos y perdón de los
pecados responde a su amigo Marcelino:

Por tu carta me has informado cómo ellos se empeñan también en dar una nueva y torcida
interpretación al testimonio apostólico: Por un hombre entró el pecado en el mundo y por
el pecado la muerte; pero nada me has dicho del sentido que ellos dan al citado pasaje.
Mas, según he podido averiguarlo por testimonio de otros, ellos creen que la muerte
mencionada aquí por el Apóstol no es la corporal, pues no admiten que Adán la hubiera
originado con su desobediencia; se trata de la muerte del alma, que en él se debe al
pecado. Y el mismo pecado dicen que no se ha transmitido por propagación de unos
hombres a otros, sino por imitación4.

Continúa Agustín diciendo que los pelagianos afirman que el pecado no se ha


trasmitido por propagación de unos a otros hombres, sino por imitación y no quieren
admitir que el bautismo quita el pecado original en los párvulos por que el hombre nace
totalmente inocente. Explica San Agustín la enseñanza de San Pablo:

Más si el Apóstol hubiera querido mencionar el pecado que entró en el mundo, no por
generación, sino por imitación, hubiera nombrado a su primer autor, que no fué Adán, sino
el demonio, de quien está escrito: Desde el principio peca el diablo. También se lee de él
en el libro de la Sabiduría: Por envidia del diablo entró la muerte en el orbe de la tierra. Y
cómo esta muerte vino a los hombres por el diablo, no porque de él procede, sino porque le
han imitado, lo dice a continuación: Y le imitan los que a él pertenecen. Refiriéndose, pues,
el Apóstol al pecado y a la muerte, que se han propagado de un hombre a todos, puso como
autor a aquel de quien ha tenido comienzo la propagación del género humano5.

Agustín se detiene y hace una clara distinción entre los que por un lado son
imitadores de Adán, todos los que por desobediencia traspasan los mandamientos de
DIOS, por la fuerza del ejemplo para los que pecan por voluntad propia y por otro lado
3
Διὰ ηοῦηο ὥζπερ δι᾽ ἑνὸς ἀνθρώποσ ἡ ἁμαρηία εἰς ηὸν κόζμον εἰζῆλθεν καὶ διὰηῆς ἁμαρηίας ὁ θάναηος,
καὶ οὕηως εἰς πάνηας ἀνθρώποσς ὁ θάναηος διῆλθενἐθ᾽ ᾧ πάνηες ἥμαρηον-
4
BIBLIOTECA DE AUTORES CRISTIANOS. Obras de San Agustín. Tratado sobre La Gracia, 213.
5
Ibid, 215.

Página | 3
la consecuencia del pecado original para los que nacen con pecado. El Doctor de
Hipona, con su ganada autoridad ilumina las palabras del Apóstol:

Atendiendo a esto, y sólo a esto, dice el Apóstol: Por un hombre entró el pecado en el
mundo y por el pecado la muerte, y así a todos los hombres alcanzó la muerte, pues en él
todos pecaron. Si lo dijese yo esto por cuenta mía, me contradirían los adversarios,
clamando que ese lenguaje no es exacto ni responde a la verdad. Si las anteriores palabras
fueran de un hombre cualquiera, ellos no les darían otro sentido sino él que no quieren
hallar en el pasaje apostólico. Mas como son sus propias palabras y les abruma la fuerza
de su autoridad y doctrina, nos motejan de tardos de entendimiento, defendiendo a capa y
espada no sé qué sentido torcido a lo que tan claramente está expresado. Por un hombre,
dice, entró el pecado en el mundo y por el pecado la muerte. Trátese aquí de una
propagación, no de una imitación; si hablara de imitación, diría: Por el diablo entró el
pecado en el mundo. Pero es indudable a los ojos de todos que aquí designa como primer
hombre al que es llamado Adán. Y así, prosigue, la muerte pasó a todos los hombres 6.

San Agustín en su obra La gracia de Jesucristo y el Pecado original en el libro I


La gracia de Jesucristo, capítulo III, recoge el pensamiento de Pelagio y de sus
seguidores sobre la gracia y el pecado:

Porque Pelagio, estableciendo y distinguiendo tres cosas, por las cuales dice que
cumplimos los divinos preceptos: la posibilidad, la voluntad y la acción; la posibilidad, por
la que el hombre puede ser justo; la voluntad, por la que quiere serlo, y la acción, por la
que lo es; confiesa que la primera, a saber, la posibilidad, nos es concedida por el Creador
de la naturaleza y que no está en nuestro poder, sino que la poseemos aun contra nuestra
voluntad; mas las otras dos, esto es, la voluntad y la acción, afirma que nos pertenecen y
de tal modo nos las atribuye, que asegura rotundamente que no dependen sino de nosotros
mismos.

Pelagio sostiene que por Adán entró la muerte en el mundo, pero no el pecado,
del cual cada uno es responsable, porque DIOS le ha dado a los hombres el poder, el
querer y el ser, es decir, la posibilidad y la voluntad para poder hacer el bien sin que el
pecado sea impedimento de modo que niegan el pecado original y con ello la necesidad
que el justo tiene de perdón.

Agustín se detiene a analizar el siguiente fragmento: “En quien todos pecaron”


Si se entiende que el pecado entró en el mundo por obra de un hombre en quien todos
pecaron, es claro también que hay pecados personales de los cuales son responsables
solo el que los comete, pero diferente es este único con que todos pecaron y en donde
todo el género humano estaba incluido en aquel único hombre y que son justificados en
Cristo todos los que en El creen.

Podemos condensar lo dicho hasta aquí que hasta el año 396 no parece que haya
claridad en el pensamiento de Agustín; en De libero arbitrio defiende que los niños que

6
BIBLIOTECA DE AUTORES CRISTIANOS. Obras de San Agustín. Tratado sobre La Gracia, 215-
217.

Página | 4
no han pecado ocuparán en el juico una posición intermedia entre los buenos y malos7
luego en el libro De diversis quaestionibus ad Simplicinum escrita hacia el 396 se
encuentra formulada la concepción de la massa damnata que es uno de los aspectos con
ha expuesto San Agustín su doctrina acerca del género humano y la universalidad de la
culpa:

Pues el Apóstol dice que todos mueren en Adán, de quien provino a todo el género humano
el origen de la ofensa de Dios; luego todos los hombres forman una masa de pecado,
acreedora al castigo de la divina y suprema justicia, que ora en ejecutarlo, ora en
perdonarlo, ninguna injusticia se comete8.

Para Agustín la humanidad aparece como una masa de pecado, algunas veces la
llama massa luti, cuando se refiere a la formación del primer hombre hecho del polvo
por manos de DIOS y dándole cuerpo vivo multiplico el género humano y
convirtiéndose pronto la massa luti en massa peccati, es decir en masa de pecado, carne
de pecado sujeto a la condena "He aquí que el primer hombre hizo condenable a toda la
masa”9. Todos nacemos con las consecuencias de este pecado. En esta obra ya el
pecado de Adán recibe el nombre de Pecado original diferenciándose de los pecados
personales que todos y cada uno de nosotros cometemos personalmente, solo la gracia
de DIOS nos libera del estado de pecado en que nos encontremos.

Transitando el año 412 y a partir de la obra De peccatorum meritis et remissione,


dando comienzo al primer escrito de Agustín contra los pelagianos, se vislumbra con
más nitidez los puntos que irán configurando su doctrina. A partir del pecado de Adán
todos somos pecadores, porque en él somos uno y luego todos hemos pecado en él, no
siendo este un pecado realizado por voluntad propia, sino que hemos contraído la culpa
de Adán, por lo cual no es aceptable la interpretación pelagiana del pasaje de Romanos
5,12ss. La salvación de Cristo es para todos y necesitamos de ella por lo cual se afirma
la existencia de este pecado universal en el que hemos sido hechos pecadores, aunque el
pecado original no es voluntario en cada uno de los hombres, no es extraño a ellos
puesto que en Adán se encuentra el origen de todos. La humanidad entera fuera de
Cristo, es una massa peccati y solo se puede salir por la Gracia de Cristo.

7
BIBLIOTECA DE AUTORES CRISTIANOS. Obras de San Agustín. Del Libre Albedrio. En edición
bilingüe. La editorial Católica S. A. Apartado 466. Madrid MCMLII. Libro III, capítulo 23, 66-68, 397-
398.
8
BIBLIOTECA DE AUTORES CRISTIANOS. Obras de San Agustín. Tratado sobre La Gracia.
Introducción, VII, 46.
9
Ibid.

Página | 5
Página | 6

S-ar putea să vă placă și