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TEMA

ECO ÉTICA

PRESENTADO POR:

ANEL PÉREZ

ASIGNATURA:

ÉTICA

PROFESOR:

EDGAR APARICIO

AÑO LECTIVO:

2019
INTRODUCCIÓN
Un elemento fundamental para la construcción de una ética ambiental, sobre todo
a mediano y largo plazo, es la educación cuya finalidad es el de construir nuevas
normas de conducta que rijan nuestra relación con el ambiente, así como para
enfrentar los graves problemas ecológicos que vivimos.

Si se piensa que no se tiene posibilidad alguna de contribuir a la solución de los


problemas ambientales, estamos en graves dificultades. La participación individual
es un requisito insoslayable para mejorar las condiciones del medio que nos rodea.
Sin embargo, son necesarias nuevas normas de conducta, es decir, una ética
ambiental.

Para hablar de estas normas de conducta ecológica debemos remontarnos a finales


de los años sesenta y principios de los setenta, justo cuando surgen las llamadas
éticas biocéntricas, las cuales ubican al ser humano como parte integrante de la
naturaleza y con obligaciones morales hacia las distintas formas de vida.

Estos planeamientos se oponen a las concepciones éticas tradicionales que, a lo


largo de la historia, han estado destinadas a regular exclusivamente la convivencia
entre los seres humanos, olvidándose de las relaciones de éstos con los demás
seres vivos que habitan el planeta.

Por estas causas se ha generado un modelo equivocado del mundo en el que


ubicamos al humano como el ser más importante y por encima de las demás formas
de vida.

Ante la disyuntiva de favorecer el desarrollo económico y social de las comunidades


humanas o mantener intacto un ecosistema, no se trata de obstaculizar nuestro
desarrollo, pero sí de establecer reglas de conducta que tengan como principio
rector el menor daño posible a la naturaleza y la reparación de los daños ecológicos.

Tampoco se trata de oponerse al avance tecnológico, sino de que la sociedad


presione para que las instancias de decisión promuevan el desarrollo de tecnologías
menos dañinas. En diversas partes del mundo existen grupos que trabajan sobre
técnicas educativas que fomenten y promuevan la ética ambiental.
Eco ética

El surgimiento de la conciencia ecológica no es algo que aparece de repente, sino


que tiene un largo camino. Después de años de crecimiento surgen las primeras
preocupaciones por el Medioambiente (MA), aparece cuestionado el modelo
económico, del que se perciben injusticias sociales y desequilibrios ecológicos, y se
presentan sombrías perspectivas sobre el futuro del planeta, especialmente por el
incremento de la población y la escasez de las reservas energéticas y materias
primas.

Poco a poco surge la conciencia de la crisis MA y aflora la palabra ecología.


Paralelamente, se van acumulando datos que funcionan como señales de alarma e
indicadores de la crisis MA, se entra en una época al que los medios de
comunicación dedican grandes espacios informativos y de reflexión, en la que la
moneda común son los aspectos; efecto invernadero, cambio climático,
adelgazamiento de la capa de ozono, contaminación, desertización, pérdida de
biodiversidad, residuos, etc. Se acentúa la conciencia de que no se puede seguir en
la misma dirección.

Sin negar la necesidad de que, ante la gravedad de la situación MA global, tanto el


desarrollo tecnológico como las opciones políticas-económicas aporten cauces de
salida, se tiene el convencimiento que ello debe ir unido a una nueva actitud del
hombre ante la naturaleza, en cuya gestación, nos lleva a marcar respuestas éticas
que se han alumbrado para desarrollar una nueva forma de entender la relación del
hombre con la naturaleza. La máxima ecológica de –piensa globalmente y actúa
localmente- es un camino fundamental para afrontar la amenaza del deterioro MA.
El tema planteado es sumamente complejo y, como hemos dicho, no lo hemos
visualizado/desarrollado del todo, es decir, articulado en un proyecto que pueda
hacer frente a todos los problemas. La urgencia de materializar un proyecto como
Sociedad Activa en el cuidado del Medio Ambiente reclama más esfuerzo de
anticipación. La Ecoética juega un papel esencial y su propuesta debe ser
integradora.

Además, abordar el problema práctico requiere respuestas colectivas y también


individuales, pero las primeras son primordiales, necesitamos actuar
conjuntamente, porque existe una responsabilidad colectiva dirigida al futuro.

La Ecoeficiencia en sentido amplio es esencial y el tema del RECICLAJE es algo


primordial porque está muy presente en la vida cotidiana tanto dentro como fuera
del mercado laboral. Interiorizar la gran responsabilidad que tenemos y asumir en
el día a día cómo reciclar bien teniendo previamente muy presente el uso de buenas
pautas de consumo.

Por tanto, la Ecoética, se refiere a una interpretación amplia de la acción del ser
humano que conecta con lo cultural, social y natural, trata de nuestras relaciones,
no sólo en lo social y cultural, que es lo clásico, sino con el entorno natural que es
lo primordial al acuñarle lo de –eco…-. Antes –lo natural- no era objeto de
consideración moral, hoy es lo básico porque dañamos la naturaleza, es decir,
hacemos daño; a otros seres humanos, tanto a los de hoy como a los del futuro, y
a otros seres vivos.

.
LOS GRANDES PROBLEMAS DE LA ETICA ECOLOGICA

PROBLEMAS ESPECÍFICOS DE LA ÉTICA AMBIENTAL

Uno de los grandes problemas de la ética ambiental es si otras especies tienen el


mismo valor, o si existe alguna jerarquía; esto es conocido como el dilema
antiespecista. El “especismo” nos dice que una especie (en este caso la humana)
tiene un valor superior al de otras especies animales. En cambio, el “antiespecista”
sostiene que si se da mayor valor a cierta especie se estaría haciendo una
discriminación a las demás. Pero entonces, si todas tuvieran el mismo valor, el
hecho de que el ser humano se alimente de otras especies, sería un acto
moralmente malo, pues es una vida con la que estamos acabando. Los cuernos del
dilema consisten en que o bien queremos asignarle un mayor valor al ser humano
o estamos obligados a no alimentarnos de otras especies.Otra teoría que podemos
utilizar para pensar la moralidad de las prácticas con respecto al ambiente es el
utilitarismo, formulada por John Stuart Mill, entre otros; propone que lo bueno –o lo
correcto- es lo que maximiza la utilidad: al evitar el dolor y el sufrimiento se genera
bienestar y felicidad al mayor número de personas.

Si esto es así, debemos elegir acciones que tengan consecuencias benéficas para
la mayoría. Sin embargo, estas acciones también generan afectados aunque sólo
sea la minoría. La pregunta es si verdaderamente es bueno hacer daño a unos
cuantos para beneficiar mayorías:“Por principio de utilidad se entiende el principio
que aprueba o desaprueba cualquier acción, según la tendencia que tenga para
aumentar o disminuir la felicidad de las partes de cuyo interés se trata; o, lo que
viene a ser lo mismo en otras palabras, para fomentar o combatir esa felicidad”
(Rachels, 2003).

Aplicando esta teoría al problema del medio ambiente, podríamos decir que es
nuestro deber cuidar y respetar a la naturaleza y todo lo ésta nos brinda, puesto que
nos generaría bienestar y felicidad contar con los recursos necesarios para subsistir,
ya que de lo contario resultaría contraproducente en un futuro, debido a que se
agotarían estos bienes naturales y los únicos perjudicados seríamos nosotros
mismos.Un ejemplo es el maltrato animal; el ser humano mata a los animales ya
sea para abastecerse de alimento, ropa, calzado, para experimentar con ellos, o
como entretenimiento en zoológicos y rodeos, generándonos un bienestar
momentáneo, pues a la larga terminaríamos con ellos y ya no contaríamos con los
recursos para satisfacer nuestras necesidades, lo que afectaría a la población
mundial.

También podemos ver un claro ejemplo en la tala de árboles, que está provocando
que paulatinamente acabemos con ellos, pero en algunos años, ¿de dónde
sacaremos madera para los muebles? ¿Cómo haríamos los cuadernos o los libros?
Podemos ver, nuevamente, que los afectados seguimos siendo nosotros. Además,
el hecho de acabar con los árboles también propiciaría un aire más deficiente al no
contar con el suficiente oxígeno, y tomando en cuenta los innumerables
contaminantes que están dañando el aire, como lo son el ozono y el CO2, tendría
repercusiones en nuestra salud.

Por el lado que lo vemos, si no nos interesamos por cuidar y mejorar nuestro medio
ambiente, los que terminaremos sufriendo y siendo infelices al haber agotado los
recursos naturales, seremos los humanos. En este sentido, el cuidado del ambiente
es una práctica utilitarista.Por otra parte el formalismo de Immanuel Kant que, según
Rachels (2003), nos dice que hay acciones que no se deben hacer en ninguna
situación, sin importar los deseos personales; establece que las reglas morales son
absolutas. Antes de realizar una acción debemos preguntarnos si nos gustaría que
otros actuaran igual, de ser así es nuestra acción sería un acto permitido por la ética,
pero si, por el contrario, nos parece que no nos gustaría que otros hicieran lo mismo,
nuestra acción sería un acto impermisible por la ética: “Obra sólo según aquella
máxima que puedas querer que se convierta al mismo tiempo en ley universal”
(Kant, 1994). Por lo tanto, el fundamento de las acciones buenas no es la inclinación
sino el deber, y no se basa en la felicidad sino en la justicia.

Ahora podríamos preguntarnos ¿Es lícito maltratar a los animales, sea cual sea la
situación, aunque nosotros mismos nos veamos afectados? ¿Es lícito agotar los
recursos naturales aunque dañemos a otras generaciones?Con respecto a los
problemas ambientales se ha logrado disminuir muy pocos; por ello este tema se ha
vuelto tan importante, tanto por parte de estudiantes como por parte de los
ciudadanos; científicos y actores del ambiente político.La crisis ambiental actual
está caracterizada por la aparición de problemas mundiales como el cambio
climático, el efecto invernadero, el rompimiento de la capa de ozono y la pérdida de
diversidad, así como la degradación y contaminación de tierras, el agotamiento de
aguas subterráneas, deforestación y desertificación, contaminación de mares y ríos,
la reducción de los recursos pesqueros.

FOMENTO DE LA ÉTICA AMBIENTAL

La ética juega un papel primordial en el manejo del ambiente y, por ende, debe ser
pilar fundamental en todo proceso de educación ambiental. Incidir en la
sensibilización y en la concientización de los colectivos para que su comportamiento
genere nuevas formas de relación con su ambiente particular y global es uno de los
propósitos más importantes de la educación para el ambiente.

Las alternativas de solución a los diversos problemas ambientales deben ser el


producto de las decisiones responsables de los individuos, las comunidades y en
últimas de la sociedad, atendiendo a los criterios de valoración de su entorno,
íntimamente relacionados con el sentido de pertenencia y, por ende, con los criterios
de identidad.
Fomentar una ética ambiental y desarrollar el aspecto axiológico (conjunto de
valores) son algunos de los objetivos de la educación ambiental. En el campo de la
ética, hay una distinción de la conducta social frente a la antisocial.

La educación ética para el ambiente debe contribuir a la formación de individuos y


de las sociedades en actitudes y valores para el manejo adecuado del medio, a
través de una estructura que obedezca a una reflexión crítica y estructurada que
haga posible comprender el por qué de esos valores para asumirlos como propios
y actuar en consecuencia.

Todas estas perspectivas deben hacer posible un verdadero trabajo crítico que
reoriente la cultura científica para ponerla al servicio de los seres humanos, de
suerte que en su reflexión sobre el sentido de la vida y sobre su responsabilidad
social incluyan la utilización de la ciencia y la técnica de manera adecuada a las
necesidades propias de un desarrollo social autónomo, al igual que los saberes
comunes y tradicionales.

La mayoría de los problemas ambientales del mundo actual son esencialmente


causados por el hombre. El papel del hombre es, por tanto, crucial, ya que es su
actitud hacia el medio ambiente humano y natural la que ha configurado el medio
ambiente de hoy. Obviamente que el cambio de su actitud y la conducta del hombre
están relacionadas directamente con el sistema de valores de la sociedad
contemporánea. Históricamente, los valores individuales y sociales no siempre han
estado en los mejores intereses de preservar un ambiente de calidad.

La crisis ambiental actual obliga al hombre a reexaminar sus valores y a alterarlos


cuando sea necesario a fin de asegurar la supervivencia humana. Se debe formular
un sistema de valores de prioridades ecológicas para que lleguen a ser leyes
mundiales.

Se debe pensar que cada ser humano tiene derecho a vivir y satisfacer sus
necesidades básicas. Si el hombre pudiera vivir en armonía con la naturaleza y
actuar como un responsable “cuidador” o “guardián” del medio ambiente, sería
posible lograr un futuro ecológicamente saludable para las generaciones venideras.
El hombre con su poder tecnológico único ejerce un profundo efecto sobre su medio
ambiente. Por eso, en cierta medida, puede controlar su propio destino.

Para vivir en armonía el hombre tiene que desarrollar una manera equilibrada de
pensar, de sentir y de actuar hacia el medio ambiente.

Una ética ambiental es básicamente una ética basada en la justicia social para todos
sin discriminación de casta, raza, sexo, religión, ideología, región o nación.
(UNESCO, 1990, 51). También es un factor relevante de todo sistema económico,
político y social ya que en éste hay implícita una visión determinada del hombre, de
su ser, sus atributos, su origen y su destino.

Cada sistema económico, político y social genera una visión de hombre que lo
sostiene. Esto explica la exigencia de partir no sólo de nuevas estructuras socio –
económicas sino también de nuevos valores; éstos dependen en gran parte del tipo
de educación vigente que a su vez está condicionada por la estructura socio –
económica del país.

La visión integral del hombre debe estar acorde con la transformación educativa,
que pretenda consolidar nuevos caminos, crear actitudes y normas de
comportamiento frente a los demás y hacia la naturaleza, que haga posible la
realización de todo hombre en la sociedad y contribuya en forma significativa a la
formulación de una toma de decisiones razonables en lo ambiental ya que esto
supone el análisis cuidadoso de los aspectos ecológicos, económicos, sociales y
técnicos; además deben examinarse, antes de tomar una decisión, diversas
alternativas políticas, acciones y prácticas.

Las decisiones que afectan el medio ambiente pueden ser hechas por un individuo,
una familia, una sociedad, los consumidores, las industrias y el gobierno.

Tales decisiones ambientales pueden adoptarse con base en la jerarquía de valores


que prevalecen sin tener ninguna consideración ecológica. Por ejemplo, en el siglo
actual, las sociedades tecnológicamente avanzadas han considerado un estándar
de vida, de desarrollo industrial como su valor colectivo Principal.

Las consideraciones ecológicas han tenido una baja prioridad, porque las
sociedades no calcularon las consecuencias a largo plazo impuestas por su
jerarquía de valores, como consecuencia la calidad del medio ambiente del hombre
se ha degenerado.

La educación al igual que la ética se concibe como un proceso permanente de


carácter social y personal a través del cual se reconoce la necesidad de reconstruir
las relaciones hombre-naturaleza – sociedad; esto redunda en el mejoramiento y
conservación del medio ambiente natural, socio – cultural, interpersonal y creado,
por lo tanto fortalece las posibilidades y permite divisar con claridad la
responsabilidad que posee el ser humano para con su entorno y la capacidad
interpretativa frente a él.
Por el sólo hecho de tenerse en cuenta los valores en el proceso educativo de un
modo explícito y sistemático, tiene que generarse, necesariamente, importantes
cambios en el medio ambiente; el sólo hecho de reconocerle a las comunidades sus
derechos y de que éstas reconozcan sus deberes permite romper un silencio y
preparar el terreno para profundas transformaciones en el mismo hombre, en su
relación con los otros y con su ambiente. Una educación centrada en valores es una
educación centrada en el hombre, pues el hombre está, por su mismo ser, llamado
a la realización en valores.

La ética y la educación para el ambiente orientadas hacia la formación de


ciudadanos para una sociedad auténticamente humana tienen que ser consciente
de los medios que emplearán para comprometer a la mayoría, de modo que puedan
surgir, los mejores, como agentes de la política, y todos puedan tener actitudes de
participación y criterios para juzgar el poder.

Los criterios para ejercer el poder con justicia o para juzgar el poder con
determinados valores, como la libertad, la participación, la paz, la concordia, la
solidaridad y otros comúnmente admitidos. Pero la aplicación de la ética y de la
educación para el cambio no requiere solamente la formación de unos valores
determinados relacionado con lo político. Es necesario pensar en valores de la
persona y de la comunidad que atiendan a los aspectos de desarrollo de la especie
humana en su generación presente y futura conservando su medio ambiente.

Una educación en valores, es una educación para el cambio, tiene que tener como
primer objetivo la superación de los límites y condicionamientos que impone la
cultura. Por lo tanto, el hombre debe ser capaz de descifrar el pasado y crear el
futuro, habituándose al pensamiento alternativo. Esto no es fácil, puesto que el
discernimiento de los valores es un proceso individual, y sólo cuando la persona
llega a vivenciar un valor, éste existe realmente para ella.
No es posible la valoración personal sin una conciencia de elección libre y
comprometida, por tanto, es básico y prioritario favorecer los dinamismos de la
personalidad que conducen hacia la autonomía, hacia la experiencia de ser
persona.

Cada grupo humano tiene una escala de valores que pueden provenir de fuentes
muy diversas: intereses personales, valores colectivos impuestos, por ejemplo:
normas, pautas de comportamiento, la moda, el prestigio…. En una educación con
escala de valores para el cambio se tendría que dar una paulatina ruptura para ser
sustituidas por otras reflexivamente aceptadas. Estos cambios, para que puedan
mantenerse, tienen que ser comunitarios.

El hombre como ser en permanente proceso de formación integral, cada una de sus
dimensiones deben ser objeto de transformación a través de procesos educativos
concordantes y armónicos con el ambiente; desde este punto de vista, la ética se
convierte en un eje transversal en el desarrollo socio – humanístico del hombre, por
lo tanto, el fomento de una ética ambiental y el desarrollo de lo axiológico, conjunto
de valores, son una exigencia en el mundo actual que define la conducta social y
ambiental de la especie humana.

En el hombre es importante diferenciar lo que son los deseos de lo que


denominamos aspiraciones. Los primeros provienen de su fisiología, son impulsos
instintivos que deben ser controlados. Las aspiraciones reflejan sus intentos por ser
mejores, por trascender las imperfecciones propias de la naturaleza humana, para
instaurar lo que todavía no existe en el mundo que uno quisiera introducir en él, son
las que empujan la creación. La moral es justamente el control que la sociedad se
impone a la capacidad creadora, con el fin de proteger el bien común. Las
aspiraciones se originan en las profundidades del espíritu, ligando al hombre al plan
evolutivo, en busca de lo santo, la sabiduría y la creatividad.

En el proceso de humanización el hombre adquiere su plenitud que le permite


proyectarse al mundo, dotado de sensibilidad por el cual recibirá los mensajes que
la realidad externa le entrega, y aquellos que provienen de su interior, como son las
aspiraciones que nacen en el inconsciente; inteligencia que hace posible tener
conciencia de los mensajes recibidos, al traducirlos en ideas claras e inteligibles,
lógicamente organizadas; y la voluntad que es la facultad que le permite elegir
libremente entre los deseos y las aspiraciones. La combinación de estas tres fuerzas
le confieren al hombre el dominio de sus facultades y por tanto de su libertad,
patrimonio de la conciencia humana del cual depende el futuro del hombre.
CONCLUSIÓN

Durante la segunda mitad del siglo XX, el desarrollo tecnológico y las consecuencias
que éste desencadenó llevaron a diferentes pensadores a centrar su reflexión ética
en un nuevo tema, del que hasta ahora no se habían ocupado de un modo
específico: la naturaleza.

Surge así la ética ambiental, cuyo crecimiento y expansión es en nuestros días


incuestionable.

La aparición de nuevos problemas y amenazas en la naturaleza provocados por la


acción del hombre ha terminado convirtiendo a esta rama de la ética en una de las
que más atención acapara, tanto por la actualidad de los problemas que aborda,
como por la urgencia de encontrar soluciones teóricas y prácticas a los retos
planteados. Veamos a continuación algunos de los rasgos característicos de la ética
ambiental.

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