Sunteți pe pagina 1din 17

ESTUDIO DEL VAMPIRO DE FROYLAN TURCIOS

INTRODUCCION

El siguiente trabajo es un modelo de los grandes patriotas e intelectuales que tenemos en


nuestro país Honduras como lo es “Froylan Turcios” con su famosísima obra El Vampiro. He
aquí la gran novela modernista, con un toque de misterio. La obra tiene como escenario la
ciudad de la Antigua, en la república de Guatemala, donde el autor pasó algunos años
intensos. Fue escrita y publicada por primera vez durante el año de 1910.Su tema principal es
la descripción del intenso amor surgido entre dos jóvenes de quince años, Rogerio y Luz , cuya
final es una tragedia en la que intervienen, mas que la maldad de los hombres, los hados
misteriosos.

Sin embargo, el relato de este romance juvenil es aprovechado por el autor para expresar
opiniones profundas sobre la poesía, el amor, la muerte, la vida y muchos problemas más de lo
que siempre inquietan al hombre.

I.MARCO HISTORICO SOCIAL Y POLITICO

En la última década del siglo XIX y la primera del siglo XX comienza a sentirse un espíritu de
renovación industrial. La ciencia y la economía se retroalimentarían, la terminología científica,
sería parte fundamental del lenguaje de la época; El expansionismo norteamericano dejaría
fuera de las latitudes americanas a fuerzas europeas. Mientras tanto se producen de igual
manera, dos tendencias que modificarían la conducta de las personas: El Positivismo y el
Materialismo histórico. Ambas entienden que el comportamiento de la historia se encuentra
sometido a leyes. La primera concibe el desarrollo de la historia como procesos ordenados, la
segunda lo concibe como resultado de los conflictos entre los estratos sociales.

Modernismo es un Movimiento capital de las letras latinoamericanas que se manifiesta hacia


1880. Pretendía una explicación a fenómenos diversos: política, filosofía, religión, literatura,
ciencia. El modernismo es algo que no sólo está restringido a las bellas letras; alude, en
cambio, a un estado de ánimo general que es, tal vez, el sentimiento ya descripto de asfixia
cultural y de necesidad de cambio social. Esta versión es la que prevalece y la que define el
destino posterior de la tendencia: esta rebelión encuentra su salida en el lenguaje y se queda
allí. Por lo cual nace con la intención de renovar la expresión artística tanto en prosa como en
verso, alzándose contra la exuberancia del Romanticismo y contra la carencia imaginativa del
Realismo.

Características

• Se opone al Realismo

• Se expresan sentimientos íntimos.

• Sus temas se centran en países exóticos y lugares idealizados e inexistentes.

• Se huye de la realidad, de lo cotidiano, de lo común, considerándolo vulgar.

• Su lema es el arte por el arte, es decir, crear belleza sin otra intención.

• El lenguaje es culto y refinado.

• Predomina la forma sobre el fondo. Dan más importancia al lenguaje que al significado.

• Tienen gran riqueza de vocabulario.


• Búsqueda de lo antiguo, extraño, desusado y misterioso.

• Contraste entre lo sagrado y lo profano.

• Conjunción de lo antiguo con lo moderno.

• Manejo virtuoso de figuras literarias; metáforas, sinestesias, etc.

• Hace acopio de la fantasía y del erotismo.

• Representación de valores a través de símbolos, que pueden ser flores, colores, animales o
piedras preciosas.

• Contraposición entre lo pasional y lo espiritual.

• Renovación de la expresión por medio de palabras raras y términos nuevos.

• Musicalidad conseguida gracias a rimas, acentuaciones y ritmos extraños.

• Rebeldía contra lo establecido por la sociedad que se manifiesta a través del distanciamiento
de la realidad.

Político

La derrota de España en la guerra contra Estados Unidos (1898) trajo consigo la pérdida de las
últimas colonias en Latinoamérica de su pasado imperialista (Cuba, Puerto Rico y Filipinas).
Esto provocó la decadencia del país que hundió a éste en un profundo pesimismo.

Algunos escritores comenzaron a reflexionar sobre la situación política del país y denunciaron
los errores cometidos, a la vez que pedían un rearme moral de sociedad del siglo XIX que
sacase de la decadencia al país. Los escritores pedían que se corrigieran los errores de la
Restauración que, aparentemente había dado muchas mejoras al país, como la implantación
de dos partidos políticos que gobernaran la política del país alternándose en el poder: el
partido liberal y el conservador. Además se implantó el sufragio universal, aunque no podía
llevarse a cabo debido al caciquismo.

REINADO DE ALFONSO XIII (1902-1931): la sociedad se queda estancada al igual que la política
en aquel sistema bipartidista, en el que se alternan el poder el partido conservador y el liberal.

LA DICTADURA DEL GENERAL PRIMO DE RIVERA (1923-1930): no se consiguieron solventar los


problemas políticos y sociales de fondo. Vuelve al reinado Alfonso XIII, hasta el momento en
que se implanta la República.

LA SEGUNDA REPÚBLICA (1931-1939): intentará cambiar el país y la dinámica en la que estaba


inmerso, pero hallará toda clase de dificultades y problemas: las clases más altas no quieren
una reforma que les arrebate su poder y prefieren seguir con el sistema tradicionalista, se da
un desbordamiento popular... que desembocó en la Guerra Civil (1936-1939) que fue la peor
solución ya que enfrentó a españoles entre sí y provocó el atraso de España que duró hasta el
final de la Dictadura de Franco.

Se produce el auge de la burguesía, mientras que el proletariado sigue viviendo en una


situación pésima acrecentada por la progresiva industrialización.

Nacen los movimientos sociales: movimientos intelectuales regeneracionistas que, conscientes


del retraso de España, propugnan una serie de cambios culturales y materiales para que
España renazca y salga de la crisis en la que estaba sumergida y movimientos proletarios de
ideología anarquista o socialista.

EN LA CIENCIA Y LA FILOSOFÍA DEL SIGLO XIX: en este siglo abundan los descubrimientos
científicos y en al aplicación de éstos. Todos estos hechos son producto de formulaciones
positivistas expuestas en el curso de la filosofía positiva de Comte. o en las ideas de Stuart Mil
y Spencer.

EL PENSAMIENTO FILOSÓFICO EN LOS INICIOS DEL SIGLO XX:

PSICOANÁLISIS FREUDIANO: frente a la crisis del racionalismo y del positivismo, afirma que la
razón y la ciencia no bastan para comprender la existencia humana y que se puede resolver
mediante el subconsciente.

VOLUNTARISMO CREADOR: Para Nietzsche la preeminencia de la vida sobre la ciencia está


clara, así como la necesidad de crear nuevos valores basados en una nueva moral y en un
nuevo tipo superior de hombre, frente a los valores moribundos del cristianismo. Estos valores
se basarán en la fuerza del instinto vital y la voluntad del dominio y no en el bien y el mal.

VITALISMO: según Bergson, creador de la corriente, es fundamental la consideración en el


tiempo como duración, interesa ver que la vida es un continuo fluir en el que nada se pierde,
sino que todo se acrece con nuevas adquisiciones; lo por venir está impregnado de lo que ya
ha sido.

Schopenhauer piensa que el hombre está regido por una voluntad ciega e irracional. De ahí el
absoluto pesimismo, la insatisfacción y el dolor. Kierkegaard expone sus ideas en torno a la
angustia vital; dicho pensamiento llevaría al existencialismo: el hombre es finito lo que lleva a
la angustia existencial.

Las nuevas ideas basadas en métodos científicos chocan contra las antiguas ideas
tradicionalistas dadas por la religión. Este fue el único siglo en la Historia considerado ateo
totalmente, tal y como decía Nietzsche “la muerte de Dios”.

ORÍGENES DEL MODERNISMO:

Fue iniciado en el año 1888 con la publicación de Azul; del poeta nicaragüense Rubén Darío.
Este hecho supone una integración de diversas tendencias que se habían desarrollado a lo
largo de la segunda mitad del siglo XIX, en especial:

El movimiento del Modernismo se desarrolla entre 1880-1914.

Además del simbolismo y el parnasianismo, el modernismo fue influenciado por otras muchas
y diversas corrientes literarias modernas. Sus principales representantes en América fueron:
Casal, Gutiérrez Nájera, Silva, Darío, Jaime Freire y Lugones; y en España fueron: R. M del Valle-
Inclán, Juan Ramón Jiménez, Manuel Machado y Antonio Machado en su primera época como
escritor, más tarde entró a formar parte de la Generación del 98

El Modernismo fue, ante todo una resurrección de la angustia que caracterizó a la literatura
romántica, que desapareció posteriormente con el realismo del siglo XIX basado en el
racionalismo. Una vez demostrada la inoperancia de la razón se recupera esa disconformidad
con la sociedad, ese malestar... que desemboca en el deseo de vida en lugares lejanos como
medio de escapar de la realidad circundante.
El Modernismo busca separarse de la burguesía y de su materialismo, por medio de un arte
refinado y estetizante. Y dicho movimiento, se centra es un centro geográfico europio; Francia.
Arita (1983:37)

II. MARCO HISTORICO LITERARIO

El escritor modernista hondureño Froilán Turcios (Juticalpa, Honduras, 1874- San José de Costa
Rica, 1943) escribió más de diez libros, entre prosa, poesía, cuento y novela, de los cuales
sobresalen Mariposas (1896), Hojas de otoño (1904), Prosas nuevas, 1914, El vampiro (1910) y
Cuento de amor y de la muerte (1929). Pero Turcios no sólo sobresalió como el modernista
más importante de Honduras, al ser considerado el iniciador del cuento moderno y el primero
en desarrollar el cuento fantástico, sino que también se distinguió como intelectual
comprometido con las luchas autonomistas y antiimperialistas, al grado de haber servido como
representante internacional de Augusto C. Sandino entre 1927 y 1929. Se abordan tres de las
facetas más importantes del autor hondureño: 1,- Como hombre de acción en las luchas
nacionalistas y contra la intervención norteamericana en Centroamérica. 2,- Como periodista y
animador cultural, director de importantes revistas literarias tales como Esfinge y Ariel. 3,-
Como narrador modernista, identificado con la estética decadentista de finales del siglo XIX.

En el plano literario cultivó la amistad de numerosas figuras del pensamiento universal entre
ellas: José Enrique Rodó, Leopoldo Díaz, Amado Nervo, Rubén Darío; pero, consideraba a Juan
Ramón Molina como el mejor de sus amigos. En el plano político se declaraba “Liberal, en el
perfecto sentido del vocablo: sin restricciones, sin falsos apostolados. Y, en cuanto se refiere a
Centro América desde mi impetuosa adolescencia fui un radical y sincero partidario de la
Unión...”. Fue secretario privado de Augusto César Sandino en Nicaragua y, un férreo defensor
de la soberanía nacional denunciando la política del Gran Garrote implementada por Estados
Unidos en la región centroamericana y caribeña.

Turcios es un hombre que además de cultivar la poesía preciosista, trabajó con disciplina de
joyero el cuento y el relato provincial y al mismo tiempo cosmopolita. Sus textos exhiben (bajo
el influjo del italiano Gabriel D'Annunzio) maestría en la trama, perfecto dominio del lenguaje,
y aquellos finales inesperados que tanto gustarían posteriormente a escritores como Jorge Luis
Borges.

Su obra más importante se recoge en los "Cuentos del amor y de la muerte" (París, 1929), y en
sus extraordinarias "Memorias" publicadas originalmente por entregas en San José de Costa
Rica, reeditadas en forma de libro por la Universidad Autónoma de Honduras.

Turcios es los más importantes promotores de la juventud intelectual de nuestro país.


Actualmente el joven poeta hondureño, José Antonio Funes, prepara en la Universidad de
Salamanca su tesis de doctorado sobre toda la obra literaria del cuentista Turcios.

Los primeros trabajos narrativos de Froylán Turcios (1874-1943) que hasta hoy se conocen,
aparecieron en la revista semanal El Pensamiento, que dirigió él mismo entre 1894 y 1896, y
que logró alcanzar ochenta números, ente el 26 de junio de 1894 y el 9 de junio de 1896. A casi
una década de que Rubén Darío publicara Azul (1888), un libro emblemático del modernismo,
en el contexto literario hondureño todavía seguía gravitando el romanticismo, y esto resulta
notable en los primeros escritos del hondureño. Sin embargo, vale señalar que el poeta, con
sólo 20 años de edad, fue capaz de sostener una publicación cultural que salía puntualmente
cada semana, y durante tres años, en un país diezmado por las guerras civiles y donde la
mayoría de la población apenas sabía leer y escribir. Este ejercicio de animador cultural y de
escritor le permitió hacerse un espacio propio en Honduras, pero también conquistar un
espacio internacional a través de la relación con otros escritores célebres del momento, como
Rubén Darío, Enrique Gómez Carrillo, José María Vargas Vila y tantos otros de América del Sur
con los que mantenía correspondencia.

En el Turcios romántico de El Pensamiento, poco a poco comenzó a operarse la evolución hacia


la estética modernista. Esto resulta perceptible en algunas narraciones que luego aparecerán
en su primer libro Mariposas (1896), como “En el baño”, donde sobresalen varios elementos
modernistas: el jardín con sus “rosales y madreselvas”, el “espejo veneciano” y el “mármol”
que le sirven a la niña para contemplar su cuerpo. Sin embargo, no cabe duda de que detrás de
todo este ordenamiento está presente una clara intención erótica de la que participan la niña,
el narrador testigo y Edgardo, que en una lectura paradigmática estos dos últimos pueden
responder a un mismo personaje masculino. A la niña, la forma provocativa con que se admira
en el espejo, le sustrae todo velo de inocencia; además, la risa a carcajadas que suelta después
de contemplarse desnuda, le confiere un carácter perverso, casi diabólico. En cuanto al
narrador y Edgardo, ambos asumen una actitud voyerista; el narrador se demora en los
encantos físicos de la niña con una mirada de deseo, próxima a la pedofilia, mientras se
sugiere en Edgardo un acto de masturbación. El tratamiento de lo erótico será una de las
constantes en los cuentos de Turcios, y lo erótico, precisamente, significó un paso
trascendental entre el romanticismo y el modernismo.

Cuando en 1904 aparece Hojas de otoño, publicado por la Tipografía Nacional de Honduras, el
nombre de Turcios no sólo era conocido en Centroamérica, sino también en Hispanoamérica y
en España. Desde la dirección de la Revista Nueva (1900-1903) el poeta había establecido
contacto con los grandes escritores modernistas y había publicado trabajos de ellos y de la
moderna literatura francesa que tanto inquietaba a “los nuevos de América” liderados por
Rubén Darío. Es más, es en la Revista Nueva donde Turcios da a conocer gran parte de los
cuentos de Hojas de otoño, que aparecen bajo el sugerente título de “Cuentos crueles”, el
mismo nombre con el que el francés Villeros de l’Isle Adam había bautizado un
conjuntoderelatosen1883.

Pero, ¿qué tienen de “crueles” estos quince cuentos que Turcios publica en Hojas de otoño? Es
importante establecer que desde finales del siglo XIX el poeta se siente atraído por una de las
expresiones de la literatura modernista que Rubén Darío elogió en su libro Los Raros (1893): el
decadentismo. Precisamente Villeros de l’Isle Adam es uno de los escritores homenajeados por
Darío en esa galería de “raros”, aunque Turcios, en un artículo del libro Renglones (1899)
reclama al nicaragüense el no haber incluido dentro de la lista al gran decadente de la
literatura italiana: Gabriele D’Annunzio, “Magnífico”, que para el hondureño siempre fue el
más grande escritor de todos los tiempos.

Para entender el decadentismo literario es necesario ubicar esta corriente dentro de las
manifestaciones estéticas de finales del siglo XIX. El crítico Aníbal González señala que uno de
los rasgos de la escritura modernista fue el haber incorporado algunos tópicos de la literatura
europea finisecular, particularmente tópicos del decadentismo, entre los cuales pueden
señalarse: la mujer fatal, la necrofilia, el incesto, el dandi, el fetichismo y otros. En cuanto a la
mujer fatal fueron los modernistas quienes descubrieron ese arquetipo, ligado principalmente
a la temática de la decadencia. Como sostiene Lily Litvak: «El fin de siglo se sometió a la
fascinación de las crueles reinas, de las mujeres despiadadamente perversas como
representaciones de la esencia primigenia de lo femenino». Aunque no cabe duda de que
siempre han existido las mujeres fatales, el fin de siglo se caracterizó por dirigir especialmente
su atención estética a una sola imagen femenina: la Salomé bíblica, el mito que reúne en sí
toda una serie de perversiones donde se mezcla la lascivia y el incesto con el crimen. La figura
de Salomé inspiró textos literarios a Oscar Wilde, Eugenio de Castro, Stephan Mallarme, Julián
del Casal, Rubén Darío, Enrique Gómez Carrillo y, por supuesto a Froylán Turcios con su cuento
Salomé”.

Otros de los tópicos del decadentismo que se pueden advertir en Hojas de otoño son el
incesto, en “El tío Roberto” y el tema del fetichismo en “La musa Melancolía” y “Día de
invierno”. Sin embargo, vale destacar que el decadentismo se caracterizó también por una
literatura en la que abundaban los colores oscuros, los paisajes invernales y melancólicos,
relatos en donde suelen aparecer como únicos personajes un hombre y una mujer, pero en
donde los principales contendientes son el amor y la muerte, en los que siempre el amor sale
derrotado.

III.AUTORES SOBRESALIENTES QUE PUEDEN CAUSAR INFLUENCIA SOBRE EL ESCRITOR “Froilán


Turcios.”

Inscrito en la huella del modernismo, publicó libros donde entremezclaba verso y prosa,
conforme el modelo de Rubén Darío, entre los cuales figuran Mariposas (1894), Renglones
(1899) y Tierra materna (1911). Se le deben asimismo las novelas Anabel Lee (1906), El
vampiro (1910) y El fantasma blanco (1911), los volúmenes de narraciones Hojas de otoño
(1905) y Cuentos del amor y de la muerte (1930), y las misceláneas Prosas nuevas (1914)

Froilán Turcios (1878-1943), colector de los poemas de Molina, y hombre como él de


existencia muy movida, fue un ingenio precoz a quien todo sonrió desde la cuna. Empezó a
escribir a los 12 años. Fundó y dirigió periódicos políticos y revistas literarias (v. VII). Tomó
parte activa en dos revoluciones. De él dijo Rubén Darío: «Es un caso típico de nuestra zona.
Produce libros, escribe periódicos y hace revoluciones». Su primer libro en prosa y verso,
Mariposas, fue el fruto de sus 18 años. También en prosa y en verso escribió: Prosas nuevas,
Renglones, Hojas de otoño, Tierra maternal. Todos estos libros combinan poemas con cuentos.
Floresta sonora sólo contiene versos. Sus Cuentos crueles insertos en Hojas de otoño
recuerdan, al menos por su título, a Villiers de FIsle Adam, y le dieron renombre. Al final de su
vida publicó sus Cuentos de amor y de la muerte. Es autor de dos novelas que no igualan en
mérito a sus cuentos: Anabel Lee y El vampiro.

Por otra parte, existen dos motivos modernistas en los relatos de Turcios que deben
destacarse. El primero se trata de la existencia de un mundo posible más allá de la muerte,
idea que llegó a fascinar a muchos modernistas, entre ellos a Rubén Darío, Amado Nervo,
Leopoldo Lugones, Antonio Machado (1875-1939), Valle-Inclán y Julio Herrera y Reissig (1875-
1910), y que los llevó a acercarse al ocultismo o a la masonería. Arita (1983:40)

Sobre el escritor Turcios, diría Rubén Darío: «Es un caso típico de nuestra zona: produce libros,
escribe periódicos y hace revoluciones». Fundó y dirigió esos periódicos que el poeta comenta
(El Tiempo, 1904; El Heraldo, 1908; Revista Nueva, 1902), también se enternecería por la
novela de folletín redactando Almas trágicas (en 1900, para Diario de Honduras), y Anabel Lee
(para El Tiempo, entre 1905 y 1906, e ilocalizable, acaso porque narra asuntos privados y
menciona fechas, y nombres con apellido, de ahí que el ensayista Julio Escoto haya publicado
su En la búsqueda de Anabel Lee), dirigirá la revista Ateneo de Honduras, El pensamiento,
Esfinge y Ariel.
En su correspondencia, Amado Nervo le diría: «Estimado compañero: lo felicito por su
hermosa revista Esfinge, cuya cuidadosa selección es una verdadera golosina mental». Pedro-
Emilio Collí diría que en esa misma revista lo esencial del alma allí encontraba eco, y Ricardo
Jiménez: «Pasa con los poetas, por lo común, que es mejor leerlos que tratarlos. No así con
usted...». El propio Rubén Darío le editó la novela corta El fantasma blanco (1911) en París, en
la revista Mundial Magazine, y de igual manera se publicarían en Francia Cuentos del amor y
de la muerte (en 1929 por Le Libré Libre, y re titulados, después, Cuentos crueles), en su época
como cónsul general y parisino

En sus escritos indagará en los sueños, «Ernesto despertó de su sueño... Las ideas y los
recuerdos llegaban a su cerebro lentamente, como pájaros extraviados vuelven al nido...»; o
en el rememorar los días invernales, y las características de los fríos y de las anatomías, «...
Pero su obsesión (la de Clara Duce) eran las manos... Soñaba con unas manos ideales... Manos
silenciosas». O es que Froylan Turcios consideraba que las manos expresaban los sueños —eso
que parece caminar a la deriva—, y a la misma época corresponden El vampiro (1910), Tierra
maternal (1911), Prosas nuevas (1914), Floresta sonora (1915), donde puede observarse que
«El viento nocturno ha venido a decirme cosas muy tristes anoche, mientras soñaba... Me
despertó el viento helado con un rumor de seda que cruje».

Y una gran dimensión que manejará el autor fuera de la realidad, seres inmóviles en las
cubiertas de los transatlánticos, gaviotas errantes sobre un paquebote, y flores de jaramago,
noches de cinematógrafo, y es la razón de que la obra de Turcios sea similar a un pasajero,
«fantasmas de pensamientos, sombras de la palabra, dramas campestres»; y sería ministro y,
también, miembro de la sociedad de Geografía de Lisboa; un ser nacido del lugar de los alisios,
donde las lluvias son veranillos en esa Honduras de la Standard Fruit, United Fruit y Cuyamel, y
así, y en medio, es como Froylan Turcios se embarcó en la aventura de narrar, sin amarres ni
anclajes.

En el poema “Lo fatal”, Darío eleva su pregunta sobre “el espanto seguro de estar mañana
muerto”, como sucede con los personajes de “El viento nocturno” y en “Bajo el cielo
inmutable” de Turcios. En “Romanza de ultratumba”, sin embargo, la preocupación de los
personajes se centra, en una existencia más allá de la muerte y, principalmente, en la
trascendencia del amor.

Por último, resulta imprescindible destacar en Hojas de otoño, uno de los cuentos mejor
concebidos de Turcios: “Amor sacrílego”. Lily Litvak en su libro Erotismo fin de siglo llama la
atención sobre un motivo finisecular que liga lo espiritual con el “placer del sacrílego”, de lo
cual resulta una estética donde “se mezcla lo religioso y lo satánico en una sensualidad
seudoreligiosa [...]. La estética termina basándose en la oscilación entre dos elementos
irreconciliables, el renunciamiento y la exaltación de la carne. En “Amor sacrílego”, un joven
sacerdote sufre los tormentos más atroces para aplacar sus tentaciones carnales. La soledad,
el enclaustramiento sombrío, la autoflagelación, sus desesperados ruegos a un Cristo de
bronce, de nada le sirven; su “ansia de amores y placeres” no le da tregua. El final resulta
truculento, en suma efectista, y se encuentra directamente conectado con el ritmo que
adquiere el relato desde el comienzo.

En Mariposas

Predomina la nota sentimental. Quizá, por ello, Turcios, varias veces, alude a un público
femenino. Al finalizar, indica que su próximo trabajo literario tendrá un temple viril. De ahí
que, en Renglones, varios textos entrañen una alabanza o un reconocimiento a personalidades
o profesiones que han hecho de la lucha, el aspecto central de su existencia. Esta idea se
encarna, con nitidez, en los poemas "El último redoble" (el tamborilero, aunque le cortan una
mano, con la otra, continúa exhortando al combate) y "Estrofas":

El combate es un sol: todo lo alumbra

y de fulgores los espacios puebla:

no te quedes jamás en la penumbra

como el ave aterida entre la niebla.

Antes alza la frente ennoblecida

donde brotó la luz del pensamiento

y reta las miserias de la vida

con el empuje de huracán violento. (Turcios, 1899: 84)

Responden a ese espíritu confortativo: "Periodismo" (cátedra sagrada de las inteligencias


superiores; los periodistas son sacerdotes de la palabra (...) caballeros armados de nobles
armas, en sus briosos corceles de guerra, BID: 5-6); "Página patriótica contra los déspotas";
"Los espectros" (visión grandiosa de Napoleón y sus generales y de Bolívar y los patriotas
americanos, con el señalamiento de mayor grandeza moral en estos últimos); "Los sepulcros"
(exaltación de las tumbas del héroe, el poeta y la virgen); "Mis odios" (execración a los tiranos,
los hipócritas, los envidiosos...); "La aristocracia del porvenir" (frente a la del dinero, que priva
en la época, la del futuro: la aristocracia del talento)... Con respecto a las prosas poéticas de
signo más definido, Turcios conjuga toda la pedrería lingüística del idioma. Imágenes,
adjetivaciones, contrastes, anáforas, paralelismos... El sabio empleo de los recursos expresivos
en donde el referente es, apenas, el pretexto que permite el despliegue del poder efectista de
la palabra. Como muestra, dos textos completos:

Viene la noche negra, la hora suprema de los desesperados. El fósforo cerebral se incendia y
arroja sobre las ideas de luto, sobre los pensamientos de duelo, fugaces llamas rojizas, chispas
de sangre; mientras en el corazón cae sobre todas las alegres ilusiones, sobre todas las
risueñas esperanzas, el sudario mortuorio del suicida. Se oye un tiro de revólver, se ve el
reflejo de un puñal...... y todo queda en silencio. Después, á la luz del día, pregunta la multitud
con voz inconsciente: ¿Por qué?... Y en tanto que á su alrededor se agitan los estúpidos, el
muerto yace inmóvil sobre el ataúd, con el semblante iluminado por una sonrisa de profundo
desprecio.

Amo la soledad: porque ella me hace pensar en lo infinito y me trae las brisas de un lejano país
de ensueños y quimeras; porque me hace sentir hondamente la atracción de la nada y
sumerge mi espíritu en una somnolencia indecisa en que cruzan por mi memoria los recuerdos
de mi pasado y las visiones de mi porvenir. Amo la soledad del campo, porque en el sagrado
templo de la naturaleza siento en mi alma un florecimiento de ilusiones y que huyen de mi
cerebro las desesperantes teorías de este siglo pesimista; pero sobre todo eso, amo el silencio
del bosque ó la soledad de mi cuarto, porque hasta ahí no llega el rumor de la ola humana, el
ruido del mundo, el sordo murmullo de miserias y pasiones agitadas con que se representa á
diario el sainete de la vida. .
De nuevo, la visión sombría de raigambre romántica. Otros trabajos de similar espíritu son:
"Mientras llueve" (contempla el retrato de una mujer); "La canción de las rosas" (divagaciones
en torno a las rosas blancas, amarillas y rojas); "Antítesis" (contraste entre la edad cronológica
y la juventud y ancianidad espiritual); "Crepúsculo marino" (analogía entre el mar y él);
"Plenilunio" (evocación del puerto de Amapala); "Acuarela de otoño"; "Ojos tristes" (amor y
sugerencias de muerte); "Lágrimas" (las del mar del dolor, las de felicidad, las de guerreros
como Bonaparte...). En "Fantasías marinas": viendo el mar, evoca, como si fuese una procesión
de espectros, entidades abstractas:

Ahí van las visiones más etéreas y vagas, la Aspiración consolando al Desaliento, la Desventura
enjuganda (sic) las lágrimas de duelo de la Esperanza. (...) La materia lanza al espíritu su burla
acerada, y éste llora sus difuntos anhelos de gloria, mientras el Escepticismo le sonríe con
tristeza. Después aparece el fantasma del Amor, cubierto por una blanca túnica de ilusiones
enfermas; le siguen la Traición, la Volubilidad y la Indiferencia; la Felicidad se quedó rendida de
cansancio en el camino. Las descripciones de sabor modernista -imágenes que convocan el
poder sugestivo de los sentidos- muestran su esplendor en el tratamiento del paisaje:

Ya la verde campiña se tiñó de amarillo color: un musgo de oro ha cubierto la tierra


blanquecina de la llanura. Mudos están los pájaros, sin flores los grandes árboles salvajes, las
hojas van cayendo á impulsos del huracán. Donde antes había riqueza de vida y de perfumes,
reina hoy la soledad y la aridez. Allá á lo lejos se ven como fantasmas del crepúsculo las altas
montañas, indecisas en la tiniebla.

El rumor del río llega á mi oído como una voz lejana; como un dulce canto el murmullo de las
selvas y un cálido soplo de marzo me acaricia cual un aroma de mujer. ("Acuarela de otoño",
pág. 102)

Menores logros observamos en los escritos versificados. La idea de la muerte la encontramos


en "Remembre" (que ella lo recuerde cuando yazga en la tumba); "El nimbo" (retrato de la
amada muerta); "Eternas" (al propio sepulcro bajarán sus novias) y "Ligeia" (evocación del
emblemático personaje de Edgar Allan Poe). El tema amoroso está presente en "En el tren"
(con la lluvia evoca lágrimas femeninas); "Niña querida" (la mujer visualizada como protectora)
y "Versos ingenuos" (alabanza de una dama).

Sus textos en prosa, influidos por el italiano G. D´Annunzio, se caracterizan por la pericia en la
trama, el valor exacto y a la vez ornamental de las palabras y los finales inesperados o
impactantes que marcaron luego buena parte del género en América Latina

Cosas viejas

Froylan Turcios.

"Llenan mi ser de nostalgia las cosas viejas, la cosas que tienen un alma remota. Porque cada
objeto antiguo es un antiguo espíritu que nos habla del tiempo lejano.... Las horas y los días
mueren lentamente para jamás volver.

¡Ah de las cosas tristes, de las cosas viejas, de los objetos que tienen olores extraños e
imprecisos....! Frascos vacíos de sutiles perfumes, rosas secas de matices de oro, cabellos
muertos atados con un listón de seda, cartas, cartas en que lloran dolorosas añoranzas, cartas
cálidas o melancólicas, cartas de amor o de amistad, sepultadas como cadáveres en el fondo
de las antiguas cómodas!

Retratos de personas que nos fueron queridas, yacentes en el sepulcro o en el recuerdo....


¡Cuán tristes, cuán amargas, cuán misteriosas sois para el alma que sufre, cosas viejas, cosas
desteñidas, cosas evocadoras del pasado!

Y no estáis difuntas. En vosotros vive un alma de melancolía que esparce a su alrededor un


encanto secreto y un doliente aroma. Vivís la vida del silencio, impregnada de tristeza, de dolor
y de sueño...

Estamos, sin embargo, ante una de las mejores piezas de la narrativa modernista
hispanoamericana, un cuento que evidencia la gran capacidad de Froylán Turcios como esteta
consumado del modernismo.

Arita (1983:45)

IV. BIOGRAFIA DEL AUTOR

FROYLAN TURCIOS

Nació en Juticalpa- Olancho el 7 de julio de 1875, falleció en San José de Costa Rica en 1943.
Poeta, narrador, editor, antólogo en resumen un gran intelectual que incursionó en todos los
géneros literarios, con su obra conquistó para Honduras un lugar privilegiado tanto en Europa
como en América. Fue un gran promotor de las letras hondureñas y uno de los intelectuales
más respetados y reconocidos de su tiempo. Junto a Juan Ramón Molina fue el intelectual de
Honduras más importante de principios del siglo XX.

Sus obras (Libros):

Mariposas, Renglones, Hojas de Otoño, El Vampiro, Tierra maternal, El fantasma blanco,


Floresta sonora, Prosas nuevas, Memorias, Cuentos del amor y de la muerte, Flores de
almendro, Páginas del ayer, Almas trágicas y Anabel Lee, la cual sigue sin aparecer pero se
publicaron dos capítulos en El Tiempo .

González (1987:103).

V. ARGUMENTO DE LA OBRA

El Vampiro

Tiene como tema central el amor de dos primos Rogerio de Mendoza quien tenía 14 años y Luz
de Mendoza con 15 años. Ambos residen con la madre de

Rogerio y tía de Luz doña Francisca Marroquín quien era viuda y además de varios criados
como Genaro.

Los jóvenes Vivian en una mansión, estudiaban música y literatura con una maestra Alemana.

El jardín era el lugar donde Rogerio y Luz juraban amor eterno. Los jóvenes nunca se besan
como dos enamorados. Solo al final de la novela hay un episodio en el que si ocurre ese hecho
de modo ardiente, símbolo de que ese era su ultimo encuentro en la vida.

La existencia de los dos jóvenes es, pues, tranquila y pudo transcurrir sin problemas hasta
alcanzar la mayoría de edad que, en un determinado momento, ambos fijaron para contraer
matrimonio. Sin embargo, en la novela interviene un factor trágico que acaba con aquella
dicha. Resulta que la familia Mendoza la persiguen hados maléficos, herencia del abuelo
paterno, Humberto de Mendoza, un trotamundos, calavera y homicida. Este, al enviudar muy
joven, vino a enamorarse perdidamente de Leonor Moreira, una quinceañera residente en
Antigua: pero la damita, pero la damita, por uno de esos imprevistos del amor, contrajo
matrimonio con el abogado Santiesteban.Sin embargo, Humberto, el abuelo de Rogerio, no era
para quedarse con los brazos cruzados: el mismo día de la boda, con un grupo de amigos bien
armados ,secuestro a Leonor y se la llevo para Asia, hasta donde los administradores de sus
haciendas le enviaban las ganancias para que las disfrutara.

Dos años después llego clandestinamente a la casona de Antigua y, por razones desconocidas,
tuvo un altercado con Leonor. El jardinero, Genaro, quien era el custodio permanente de la
mansión, escucho aquella disputa desde el pasillo y, para sorpresa de el, hubo de reconocer la
voz de su patrón, así como el de una dama que que sollozaba y que, en un determinado
momento, dio un grito desgarrador, como si hubiese sido apuñalada. Al amanecer, Genaro
encontró la habitación como siempre: la puerta sin abrir y ni señales de su amo. Un año mas
tarde de este hecho, el mismo sirviente, quien cierta noche de luna se quedo dormido sobre
una de las banquetas del jardín, vio llegar a su patrón y a Santisteban con dos padrinos cada
uno para batirse en duelo por el secuestro de Leonor. Los hombres lucharon fieramente hasta
matarse con las espadas. Comprobado esto, los padrinos de ambas hicieron dos sepulturas en
el jardín y los enterraron. Genaro contemplo, lleno de miedo, este nuevo episodio detrás de
unos arbustos y guardo el secreto de ambas acciones durante toda la vida, pero, al cumplir
Rogerio los quince años, decidió hacerle saber uno y otro acontecimiento.

Por su parte el hijo del don Humberto, Luis de Mendoza, padre de Rogerio, hizo circular la
noticia de que su primogenitor lo había devorado un león en Asia. Para ello envió una carta
desde España, donde estudiaba.

Como la alcoba del abuelo Humberto fue escenario también de otros sucesos violatorios de los
mandamientos cristianos, en dicho cuarto se asentaron algunos espíritus demoniacos, por lo
que nadie podía entrar allí sin que la familia le ocurriera alguna desgracia. Esto lo supo
Humberto y, a causa de ello, al hacer su testamento con sobrada anticipación, dejo establecido
que aquel cuarto permaneciera siempre con llave y que la casona de la Antigua no se vendiera
jamás. Cierta vez que su hijo. Luis de Mendoza, padre de Rogerio, desoyendo los ruegos de
doña Francisca, su consorte, entro en la recamara perdió el juicio y murió días
despues.Algunos de aquellos espíritus infernales asentados en la alcoba de Humberto
encarnaban en personas conocidas, como, como el padre Félix Aguilar, quien ,haciendo un mal
uso de la región, tenia dominada a doña Francisca. Sin embargo, Rogerio descubrió el origen
satánico de este hombre por su figura asquerosa y por intentar poseer a Luz durante una
confesión. A causa de esto, después de propinarle una buena azotaina, muchacho lo corrió de
la casa.

A Rogerio, que había crecido viendo crecido viendo el cuarto del abuelo siempre serrado, le
vino un día la ardiente curiosidad de entrar en el mismo, para lo que le solicita la llave a su
madre. Esta le hace saber el peligro de tal atrevimiento y, con el fin de disuadirlo, le informa lo
ocurrido a su progenitor. Sin embargo, Rogerio mantiene la demanda, aunque, por
consideración a su madre, hubo de aplazar el proyecto para más adelante. Una noche, cerca ya
de las doce, pues doña Francisca le había dicho que a esa hora las consecuencias serian menos
graves, entro en la habitación alumbrándose con una linterna .A l principio solo vio objetos
personales de su abuelo, llenos de telaraña y cubierto de polvo además de sentir una fuerte
pestilencia cadavérica.
Decepcionado por no descubrir algo mas asombroso, comienza a retirarse, pero en ese
momento su perro, Bravonel, entra vertiginosamente en la recamara y, atraído por la
pestilencia, se pone a rascar sobre un cortinón de damasco que colgaba de una de las paredes.

Rogerio hace a un lado dicha tela y halla una puerta que conduce a otra recamara. Lleno de
curiosidad pero también de temor, entra en ese otro cuarto. Frente a el aparece un lecho
matrimonial antiguo, de color negro, sobre el que había unas sabanas amarillentas manchadas
de sangre, en el espaldar de la cama yace un vestido de mujer con iguales sombras oscuras, y
en el piso hay un zapato femenino y una peineta de estilo antiguo. La intensificación del hedor
en un rincón del cuarto lo lleva a descubrir un agujero que alguien escavó en otra época y que
no pudo tapar por completo. Introduce la mano y extrae una calavera, la que al caérsele de las
manos, de varias vueltas sobre la alfombra polvorienta.

En ese instante un gigantesco vampiro sale del hueco y lo ataca con furia, dando unos chillidos
infernales. Rogerio se defiende como puede, pero, al caérsele la linterna y quedar en lo oscuro,
aquella alimaña, en quien Rogerio identifica al padre Félix, lo hiere en el cuello. Sin embargo,
aun así el muchacho logra atraparlo y le retuerce la cabeza brutalmente con las manos, luego,
sintiendo cerca de el a su perro, que no lo a abandonado en aquel apuro, le toca el hocico en la
oscuridad y le pone dentro de el al murciélago para que lo acabe de titular

Tambaleándose, abandona la estancia y, ya en su cuarto cae sin conocimiento. Así estuvo por
muchas horas, victimas de terribles alucinaciones. Sin embargo, unos redobles de campanas
escuchadas muy a lo lejos, no obstante venir de cerca, lo despierta n y entonces oye que
alguien próximo a su cama dice esta frase: ya llevan a enterrar al padre Félix, anoche, a las
doce, murió estrangulado. Aquellas palabras le traen el recuerdo de lo sucedido en la
habitación de su abuelo y, apresuradamente, se viste para ir a buscar a Luz, a quien encuentra
tendida sobre un lecho mortuorio, cubierta de flores. En el cuello blanco de la muchacha era
visible u a herida! LUZ! , grita Rogerio, y, una vez mas, cae al suelo sin conocimiento. Turcios
(2008:10)

VI. ANALISIS CRÍTICO

Los temas del amor y la muerte predominan en las composiciones versificadas. Con relación al
amor, el autor pulsa las consabidas notas del modelo romántico: manifestación apasionada del
sentimiento; exaltación de la amada vista al trasluz del estereotipo idealizado (virgen, pura,
hermosa y, generalmente, de blonda cabellera y tez muy blanca); desesperanza por el
desencuentro o abandono; justificación de los celos, etc.

La tópica en torno a la muerte -que puede entreverarse en poemas o presentarse como tema
central- también posee la atmósfera y el tono románticos: presentimientos nefastos; visiones
anticipadas del fatal momento; amores absolutos rotos por la muerte; ataúdes y aves negras;
días sombríos y brumosos; anhelos de morir, suicidios...

Además, Froylan Turcios en sus poemas trata el tema de la madre ("El mejor nombre"); textos
de tema político ("Líneas"), marino ("Barcarola"), onírico ("Fue un sueño": cree ver al espectro
de Julián del Casal), religioso ("A la fe"), patriótico ("A Honduras", "Patria").

Fue un cuentista de finos rasgos preciosistas, inclinándose a los temas violentos.


Publicó la novela El vampiro en 1910, cuyo tema gira alrededor de la muerte: su estilo era
modernista y por esa razón la realidad no se ve reflejada directamente en la obra.

VII. VALORACION DEL ESCRITOR

FROYLAN TURCIOS

Fue un literato tenaz y fecundo y su producción polifacética, además hombre de

gran vitalidad que en la vida publica de su patria ocupo las mas altas posiciones y defendió la
soberanía de honduras y de América, y proyecto jornadas brillantes a nivel continental, con un
vigor espartano, en pro de la justicia, de la cultura y de la libertad gran vitalidad que en la vida
publica de su patria ocupo las mas altas posiciones y defendió la soberanía de honduras y de
América, y proyecto jornadas brillantes a nivel continental, con un vigor espartano, en pro de
la justicia, de la cultura y de la libertad.

Fue ante todo sobre todo un divino esteta que rindió culto con perseverante disciplina y con
profunda pasión en el tiempo y en el espacio a todo lo excelso a todo lo bello, a todo lo
sublime, tomando como base entre otras las concepciones de Benedetto Crocce en su estudio
de la estética como ciencia que trata de la belleza, y que nace como toda obra de arte de la
propia cultura que es la que le da alas al vocablo y vida al pensamiento.

A mi juicio Froylan Turcios es el mas grande clásico de la literatura hondureña y uno de los
gigantes del modernismo en América.

En una de las páginas de su conocida novela El Vampiro expresa: Un sutilísimo instinto de


belleza dirigió nuestro gusto literario por la senda única de melodía y de pensamiento.

Precoz en sus aficiones literarias como apuntábamos antes, se dio a conocer desde muy joven
por sus numerosas obras en prosa y en verso, novelas, libros de cuento y critica literaria y una
labor inigualable en sus famosas revistas antológicas que aun se guardan como joyas en las
bibliotecas de América y Europa y que constituyeron riquísimos manjares para los escritores y
para los hombres de letras de su tiempo.

Froylan fue quien mas contribuyo y en una forma perenne y poderosa, al renacimiento de
nuestra literatura y del sentimiento cívico en Honduras.

Froylan era una autoridad de nuestras letras .En sus poemas de gran espontaneidad lirica nos
llama profundamente la atención su desbordante temperamento poético, y en sus prosas la
limpieza de su estilo y su lenguaje inquietud espiritual lo llevó a figurar a la cabeza de su
generación.

Fue un cuentista de finos rasgos preciosistas, inclinándose a los temas violentos. Froylán
Turcios inició en Honduras en el siglo XX el género del cuento. Además de cultivar la poesía
preciosista, elaboró sus relatos como filigranas estilísticas.

VIII. ARTE DE ESCRIBIR DEL AUTOR

En “El domador”, un relato que incorpora genialmente el elemento fantástico, Turcios parece
acercarse a la sobriedad, al despojo del lenguaje preciosista y a la precisión de la narrativa
postmodernista, aunque con un tema común del modernismo: la valoración de la existencia y
el terror a la nada.
Ahora, es necesario destacar dos cuentos de Prosas nuevas, ya que ambos presentan
circunstancias temáticas poco comunes en el escritor hondureño: “Vísperas de boda” y “Pareja
exótica”. En “Vísperas de boda”, por primera vez, el autor hace uso del diálogo directo entre
un personaje femenino y uno masculino, hasta entonces todas la voces de mujeres habían sido
introducidas a través del narrador. Pero, en este texto, la mujer no sólo logra conquistar un
espacio para su voz, sino que hasta se defiende con orgullo, cada vez que emplea la ironía para
provocar más a su interlocutor. Es la primera vez también que el autor emplea con tanta
claridad y humor el recurso de la ironía. Por supuesto, a Turcios le interesa destacar que
Henrique con sus 50 años – y a pesar de su condición de burgués- se encuentra en una
posición desventajosa a diferencia de Andrés, que es joven, y además poeta, por lo que
también sale a relucir la oposición entre los valores materiales y los del arte.

En cuanto a “Pareja exótica”, no cabe duda de que este cuento constituya una buena muestra
de una serie de patologías que salen a relucir en la mayoría de los relatos de Turcios, en los
que se ven implicados un hombre y una mujer. Sin embargo, es posible que detrás de este
cuento pueda encontrarse la influencia de dos de los escritores más admirados por Turcios y a
quienes tuvo la oportunidad de conocer personalmente: el francés Rey de Gourmet y el belga
Maurice de Maeterlinck. El hondureño se sintió impresionado por la obra de Gourmet, Física
del amor, donde el francés propone una vuelta a la naturaleza en la explicación del amor, y tal
retorno implica un encuentro no sólo con el origen salvaje de la especie humana, sino también
con todas las formas animales. Maeterlinck, por su parte, propuso en su estudio Vida de las
abejas una alegoría de las relaciones humanas, al atribuirles a tales insectos sentimientos
como el rencor y el odio. Al escudriñar en la naturaleza para explicarse el amor entre los seres
humanos, los naturalistas se dieron cuenta de que entre las pulsiones destructivas de los
hombres y de los animales no había diferencia.

Así, el “felino ademán” de la mujer en “Pareja exótica”, la manera en que “rompe con los
dientes el cristal” de la copa, y su risa diabólica que agita “los pájaros azules de su sombrero”,
reflejan los símbolos de su naturaleza salvaje. Además, la forma excesiva en que se ensaña
contra el hombre, ese “lacayo” que soporta pasivamente la agresión, no deja ninguna duda de
que en ella se concentra la sustancia de la mujer fatal, que ha encontrado una forma más
directa de destruir a su víctima.

Todos los cuentos de Prosas nuevas evidencian la gran capacidad de Turcios como narrador, la
cultura ecléctica y cosmopolita que el hondureño había absorbido, producto de sus lecturas, su
experiencia como editor de revistas de prestigio, su relación con grandes escritores de la época
y sus viajes por América y Europa.

Un año después de haber sido nombrado por el gobierno de Honduras Encargado de Negocios
en la capital francesa, Froylán Turcios publicó Cuentos del amor y de la muerte (1929), en la
editorial Le Livre Libre de París. Este fue el último libro de cuentos que publicara en vida, y en
él se encuentran recogidos todos los relatos de Hojas de otoño, Tierra maternal y la mayoría
de Prosas nuevas, además de otras narraciones publicadas en revistas de Honduras y del
extranjero.

A pesar de que en algunos relatos de Cuentos del amor y de la muerte como “Último día” y “La
pasajera de los ojos verdes” se puede identificar todavía el tema de la mujer fatal, en la
mayoría de las nuevas producciones incluidas en este libro se percibe un lenguaje despojado
de los adornos preciosistas y de los tópicos del decadentismo, aunque, a veces, la oscilación
entre modernismo y postmodernismo se presta a muchas confusiones. Así, “El mago” , podría
clasificarse como postmodernista, tanto por el empleo de un lenguaje sobrio, como por el
tema, en el que el hombre, a pesar del desencanto por la vida, decide aferrarse a ella; mientras
que con “Felisa” , publicado diez años después, Turcios vuelve al tema del amor y de la muerte
en la línea puramente decadente: el narrador protagonista y poeta, los paisajes otoñales y
lúgubres, la mujer prerrafaelita, la enfermedad, la lucha contra el destino...

En todo caso, el desorden cronológico y la falta de fechas al final de cada cuento, en esta
edición de 1929, presenta confusiones a la hora de determinar el contexto en que fueron
escritos, y, por lo tanto, la evolución estética del autor. Algunos textos marcadamente
modernistas, como “Fábula del crisantemo verde” y “La mejor limosna” que habían aparecido
entre 1905 y 1906 , por no haber sido incluidos en libros anteriores, podría pensarse que
fueron escritos después de 1914, cuando aparece Prosas nuevas.

En 1932 Turcios publicó también con la editorial Le Libre Libre Páginas del ayer, un libro de
prosas, anécdotas, poemas en prosa y cuentos. Algunos de estos escritos ya habían aparecido
en Hojas de otoño y en Prosas nuevas, otros fueron publicados en las revistas Atenea de Costa
Rica y en Hispano-América de Honduras. De Páginas del ayer se han incluido cinco narraciones
que, a nuestro criterio, pueden considerarse relatos, aunque hay muchos que, en su calidad de
poemas en prosa, se pueden confundir con textos narrativos. Los textos escogidos son los
siguientes: “El lunar”, “En la negra noche”, “Gaby”, “El último billete”, y “Momento supremo”.
Detrás de “Gaby” se encuentra implícita la experiencia autobiográfica del autor, ya que el
relato coincide temporalmente con sus dos viajes a París en 1906 y en 1920.

Es posible que el intento de Turcios, de publicar lo más importante de su obra en París,


obedeciera sobre todo a un interés personal por rescatar sus libros, cuyas ediciones en
Honduras habían sido escasas. A los 55 años, y con el modernismo ya superado por las
vanguardias, resultaba obvio que la estética de sus nuevas publicaciones, que abarcaban
textos desde 1904, debían tener muy poca cabida en los gustos literarios del momento. Su
situación como escritor se hacía aún más difícil en París, donde en esos mismos años tres
escritores latinoamericanos exploraban, desde distintas vertientes, en el campo narrativo:
Miguel Ángel Asturias, con Leyendas de Guatemala (1930); Alejo Carpentier (1904-1980), con
Ecu-Yamba-O (1930) y Arturo Uslar Pietri (1906-2000), Las lanzas coloradas (1930) . La amistad
de estos tres escritores se vio enriquecida intelectualmente, y a pesar de que todos editaron
sus obras en Madrid, la experiencia cultural parisiense los motivó especialmente a la búsqueda
de lo universal en la realidad de sus países.

La mayoría de los cuentos que aparecen en esta sección fueron publicados en Costa Rica, en la
segunda etapa de la revista Ariel, entre 1937 y 1943. “Un desventurado”, publicado en 1941,
guarda impresionante similitud en cuanto a la temática y a procedimientos narrativos con el
cuento “Rojo” de Rubén Darío, aparecido en 1892. De lo que no cabe duda, es que Turcios no
le otorgó muchas concesiones a las corrientes posteriores al modernismo; al contrario se
mostró renuente a cambiar su visión estética, como lo demuestra en el artículo “Escribir bien”,
de 1938:

Con frecuencia leo en libros, diarios y revistas, que la prosa o los versos de tal o cual escritor o
poeta son muy bellos, aunque su forma de expresión ya no está de moda, o que se halla
rezagado, o que se escribe como se acostumbraba hacerlo a finales del siglo último, etc.,

En general los que se pronuncian así son jóvenes que hacen sus primeros ensayos en las letras
y que buscan en vano su camino en una absurda anarquía que llaman vanguardismo y que
consiste en despreciar todos los dogmas clásicos, procurando sorprender al lector con las
hipérboles y las metáforas más extravagantes, con frenéticos saltos de acróbatas de la frase,
destruyendo el verso en su ritmo melódico.

Así se defiende el poeta de una crítica que, como deja entrever, había sido dirigida contra él.

Obsérvese como defiende “el ritmo melódico” del verso, una de las cualidades fundamentales
de la estética modernista. Sin embargo, la renuencia a incorporar a su escritura otras técnicas
y otros temas, también resulta evidente en su narrativa de tema amoroso, en la cual persiste
uno de los tópicos de fin de siglo más comunes en sus primeros trabajos: la necrofilia. Esto se
puede observar en los relatos publicados entre 1941 y 1943: “Sombra lejana”, “Silencio
campesino”, “Manos en las tinieblas”, “Celeste sombra” y “Doloroso amor” ; los mismos títulos
aluden a su temática decadente.

La gratitud era uno de los sentimientos que Turcios más valoraba, de la misma manera que
depreciaba la ingratitud: «No hay entre las perversidades humanas ninguna que me produzca
mayor asco que la ingratitud. El ingrato es un ser abyecto y ruin, el más vil y miserable entre
los miserables». El tema de la gratitud aparece en “Un príncipe”, “Gratitud espléndida”, “Una
generosa estratagema”, y “El salvador” , publicados entre 1937 y 1941. En estos relatos, los
personajes que realizan actitudes generosas a sus semejantes, al final se ven recompensados
con grandes fortunas que los salvan de sus aprietos económicos. Algo de su vida habrá puesto
Turcios en este tema, ya que en sus Memorias relata cómo en muchas ocasiones ayudó a otros
a salir de situaciones difíciles, y algunas veces hasta a salvarles la vida. Ante la situación
económica que atravesaba el poeta en sus últimos años, hubiera deseado que al menos uno de
los muchos a los que había ayudado llegara un día, como uno de los personajes de “El
salvador”: «Hermano querido: las deudas morales no pueden nunca pagarse; pero ya que esto
es imposible me conformaré con devolverle aquella suma con los intereses de mi gratitud. En
esta cartera encontrará usted cien mil dólares en giros y mi tarjeta con mi dirección en Nueva
York... –Ojalá pudiera yo servirle en algo más...» . Cuando Turcios escribe este cuento, se
encontraba enfermo y pasando por una precariedad económica que rozaba la miseria. La única
recompensa que recibió fue la pensión de doscientos pesos mensuales que le otorgó el
gobierno de Carías en 1940, y que le sirvió para sobrevivir los últimos tres años de su vida.

Fue un cuentista de finos rasgos preciosistas, inclinándose a los temas violentos. Froylán
Turcios inició en Honduras en el siglo XX el género del cuento. Además de cultivar la poesía
preciosista, elaboró sus relatos como filigranas estilísticas. Sus textos en prosa, influidos por el
italiano G. D´Annunzio, se caracterizan por la pericia en la trama, el valor exacto y a la vez
ornamental de las palabras y los finales inesperados o impactantes que marcaron luego buena
parte del género en América Latina.

En el Vampiro Turcios emplea la preferencia, un estilo periódico es decir no cortado. Emplea


frases largas con varios complementos de sujeto y varios complementos de predicado
simultáneamente ya sea en grandes párrafos o en párrafos breves.

Es también muy característico en El Vampiro el empleo frecuente de los recursos poéticos,


sobre todo el hacer descripciones de personas o de ambientes. Para el caso hablando de Luz,
la novia de Rogerio, este la pinta así:”estaba peregrinamente seductora con su ligero traje
blanco y la cabellera de tinieblas partida en dos bandas sobre la cándida camelia de la frente”.

La irresistible poeticidad de Turcios se nota asimismo en la adjetivación empleada por el en


este libro, la que no solo es frondosa sino también extraída de repertorio básicamente lirico.
Por ejemplo al describir la casona de los Mendosas, Turcios dice:”exornaban su exterior
impotente exóticas gárgolas extravagantes sobre la bordadura rustica de la cornisa; y en el
ancho zaguán era, en verdad, suntuoso, con sus gruesas pilastras de granito gris, coronadas de
símbolos quiméricos, de sombrías imágenes eclesiásticas y de viejos escudos cubiertos de
coronas y pañales.

En el Vampiro Froylan no hace este relato amoroso de una manera clara, inconfundible, sino
que le introduce numerosos contenidos de misterio y de intriga. Turcios (2008:15)

CONCLUSIONES

• Luego de haber hecho mención de cómo el Modernismo se fue formando y cuales fueron sus
características como corriente literaria, arribo a un pensamiento bastante positivo acerca del
tema, creo yo que fue una corriente que tuvo, sin duda alguna, de exponente a Rubén Darío, y
que si no fuera por su influencia el "Modernismo" no seria lo que hoy en día conocemos como
un pensamiento totalmente mágico que toma del Romanticismo pero no entrega nada, ya que
las corriente que le continúan poseen una ideología totalmente nueva y diferente. Asimismo lo
que quieren lograr estas corrientes es apartar totalmente al Modernismo, objetivo que de
alguna forma no logran ya que en la actualidad aun las famosas obras, como por ejemplo las
de Rubén Darío, continúan siendo renombradas y apreciadas por la población en general.

• En Turcios los temas sentimentales no son tratados por si mismo, es decir no constituyen la
razón del trabajo literario. Para Turcios esos temas solamente representan un motivo que le
permite expresar opiniones respecto a los conflictos del hombre frente al mundo. Hay pues en
las obras de Turcios una carga intelectual de mayor peso que la existente en las obras de
Rubén Darío o en Becquer.Estos y otros autores enfatizan el factor emocional; sus palabras,
extraídas del corazón, van también al corazón: por ello resultan dulces y tiernos en lo que
escriben, pero nada más.

BIBLIOGRAFIAS

Cárdenas, Galel. (2000)” Lengua y Literatura en la Enseñanza Superior.”Tegucigalpa: Argos.

González José. (1987) “Diccionario de literatos hondureños”. Editorial Guaymuras.

Tegucigalpa, Honduras.

Palomo Arita Manuel Carlos (1983) PANORAMA LITERARIO DE AMERICA Vida y Obra de
“Froylán Turcios”

Editorial Universitaria. Tegucigalpa, Honduras

Turcios, Froilán. (1980) “MEMORIAS”. Editorial Universitaria.Tegucigalpa, Honduras.

Turcios, Froilán (2008) El Vampiro.BAKTUN Editorial. Tegucigalpa.

http://keniakimberly.blogspot.com/2011/05/lo-nuestro-es-digno-de-ser-leido.html

S-ar putea să vă placă și