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1.

Introducción

Este trabajo trata sobre el trastornos del lenguaje que se pueden presentar en la infancia. Se
presentan las características de las dislalias, disartrias, disfemias, afasias, disfasia y disglosia;
señalando evaluación y tratamiento.

El lenguaje es la principal herramienta que posee el ser humano para interactuar y formar
vínculos con otros. Partiendo de este enunciado podemos fácilmente inferir que el niño
presentará variadas dificultades si el desarrollo del lenguaje se ve alterado: dificultades en la
interacción con los padres y sus pares, rendimiento escolar deficiente, aislamiento, desarrollo
cognitivo retrasado etc. Todos estos problemas pueden afectar de manera significativa la esfera
psicológica del menor, pudiéndose presentar trastornos conductuales y emocionales de
importancia; a partir de este hecho, podemos afirmar que el psicólogo tiene una importante labor
en el tratamiento de los trastornos del lenguaje, estableciendo, por ejemplo, programas de
instrucción a la familia, enseñanza de habilidades sociales o corrección de problemas
conductuales, tales como hiperactividad y descontrol de impulsos.

Las dificultades en la adquisición del lenguaje son muchas, muy variadas, y se encuentran
relacionadas entre sí y con la adquisición de otros aprendizajes básicos. Trataremos las dificultades
más comunes en el contexto escolar, el tipo de actividades que podemos realizar para una
evaluación informal del lenguaje, y las líneas básicas para una intervención adecuada. Debemos
destacar la importancia de la estimulación temprana y la concienciación y control del propio
cuerpo, como base importante para la concienciación de la fonética y el autocontrol.

Conclusión.

Desde nuestro punto de vista, éste nos ha parecido un tema muy interesante; ya que creemos
que es necesario conocer la evolución del habla en el niño al igual que las diferentes dificultades
que éste pueda tener a la hora de llevar a cabo el proceso de lenguaje.

Nos han llamado la atención las diversas formas que hay para ayudar a estos niños, muchos de
ellos desde pequeños sometidos a un tratamiento específico para su enfermedad, lo cual en varias
ocasiones puede resultar muy duro, y no sólo para él, sino para padres, educadores,

Es fundamental, por parte de los diferentes profesionales de la educación, tener conocimiento de


este tipo de trastornos para abordar de una forma correcta su tratamiento, mediante una
atención temprana y personalizada en función de las necesidades de cada caso. De esa manera
podremos trabajar de forma eficaz para la consecución de un desarrollo óptimo.

Buenas
Cordial saludo tutora y compañeros:

Seguimiento y evaluación a los niños con trastorno del lenguaje expresivo- tipo evolutivo

En la evaluación y seguimiento de estos niños. Existen numerosos protocolos de abordaje


multidisciplinar que incluyen a pediatra, neuropediatra, psicólogo, logopeda y educadores, y que
permiten descartar inicialmente procesos intercurrentes o crónicos que influyan en el desarrollo
del lenguaje. En primer lugar, se exponen las características evolutivas del lenguaje normal desde
los primeros meses de vida hasta la adolescencia, y se describen las distintas dimensiones del
lenguaje y la expresividad clínica de su alteración. En un segundo apartado, se explican las
clasificaciones más utilizadas en la codificación de los trastornos del habla y del lenguaje. Y, en un
tercer apartado, se desarrollan de forma específica algunos de los trastornos más relevantes,
siguiendo la clasificación de ChevrieMüller y Narbona, 2001.

El Seguimiento evolutivo debe realizarse de manera individualizada y sistemática al considerarse


un proceso tan importante como la detección, el diagnóstico y el tratamiento ya que la falta de
seguimiento aumenta el riesgo de manifestar disfuncionalidades en muchos otros ámbitos más
allá del propio lenguaje. Desde un punto de vista neuropsicológico, sería recomendable volver
valorar al menor al menos una vez al año para determinar el nivel de progresos alcanzados,
redefinir los objetivos si fuera preciso y establecer las líneas de intervención futura. A nivel clínico,
igualmente son necesarias las revisiones periódicas según criterio facultativo con el objeto de
mantener un estrecho seguimiento del paciente, tanto en lo que a su salud física se refiere como
de su evolución a nivel de lenguaje, comunicación, relación social, funciones cognitivas y
aprendizaje.

Evaluación.

Para determinar el nivel de habilidades lingüísticas de un niño se evalúan sus capacidades


intelectuales. Los tests psicológicos de inteligencia, como el Wechsler u el Stanford-Binet, se
apoyan en ítems e instrucciones verbales. Por lo tanto, cuando se utilizan estas dos pruebas es
imposible determinar si la baja intelectuales, independientemente del trastorno en la
comunicación.

Por esta razón, se deben evaluar también las capacidades no-verbales. Algunos de los
instrumentos psicológicos no-verbales utilizados son el Test Hiskey-Nebraska y la Adaptación
Arthur de la Escala Internacional Leiter.

El Test Nebraska de Aptitudes (TNA) (Hiskey, 1969) se utiliza en edades que van desde los 3 hasta
los 16 años. Contiene doce subpruebas con instrucciones para la aplicación pantomímica a niños y
adolescentes sordos e instrucciones verbales para aquellos niños y adolescentes que pueden oír.
Las repuestas son no-verbales y requieren la elección de varias alternativas o una respuesta
motora.
Subpruebas del TNA:

Patrones de cuentas (3/10 años). Evalúa la capacidad de ensartar cuentas, copiar y reproducir de
memoria patrones de las mismas.

Memoria para los colores (3/10 años). Evalúa la capacidad para recordar una serie de colores
presentada en forma visual.

Identificación de figuras (3/10años). Mide la capacidad par emparejar figuras idénticas de


complejidad creciente.

Asociación de figuras (3/10 años). Evalúa la habilidad para emparejar figuras con otros pares de
figuras, sobre la base de relaciones preceptúales y conceptuales.

Intervalo de atención visual (3/16 años). Evalúa la capacidad para recordar secuencias de figuras.

Patrones con cubos (3/16 años). Mide la capacidad par construir patrones con cubos partiendo de
representaciones pictóricas.

Completar dibujos (3/16 años). Mide la capacidad de búsqueda de partes omitidas en dibujos.

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