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La "construcción" de la mujer en el nivel inicial.

Durante siglos la mujer fue vista como un ser inferior, sin capacidad intelectual
donde su lugar en la sociedad era el hogar.
Con el acceso de la mujer a la educación se empezaron a circular nuevos
contenidos "saberes femeninos" como dice la autora Nari. En estos saberes
femeninos se trataba de preparar a la mujer para su vida cotidiana en el hogar y
garantizar eficiencia en el hogar.
Está concepción del "ser" mujer encarna en nuestros tiempos discursos todavía
muy arraigados a la sociedad y lógicamente, en la educación. En los primeros
años de escolaridad las niñas y los niños, sus identidades son previamente
definidas por el currículum y el sistema educativo. En el nivel inicial se pueden
observar estos discursos en el área de juego. En el juego y en la educación visual
los niños y niñas se expresan de manera libre, dejando surgir sentimientos,
expresiones, representaciones, etc.
Durante prácticas de juego dramático en el nivel inicial les niñes representan y
reproducen lo que ven en sus realidades. En juegos de cocina, de supermercado,
de cuidar a un bebé etc, se observan la predisposición de las niñas a "ser"
madres, a los que hacerles domésticos. Pocos niños participan de estos juegos,
porque quizás se sienten menos varones, más delicados, sensibles. Quizás es lo
que les dicen en sus hogares, lo que ven.
Estás configuraciones sociales, construcciones del patriarcado, a pesar de la lucha
de los movimientos feministas, siguen y seguirán durante mucho tiempo libre en lo
profundo de la sociedad.
Los cuerpos de las mujeres y hombres, están atravesados por prácticas, discursos
de lo deseable, de lo normal para cada cuerpo. Que gestos, que acciones, que
juegos, que dibujos, son normales para una niña, y en qué momento se quiere
"corregir" lo anormal y como. Estos interrogantes nos hacen reflexionar sobre
nuestra propia niñez, a qué jugábamos, y a que nos hubiese gustado jugar y nos
"corrigieron" diciendo que "no era juego de nenas" "que parecía un varón".
Es entonces que tratamos de hacer ver prácticas naturalizadas en el nivel inicial.
Siempre separando a las niñas de los niños. Muchos jardines tratan de romper con
esas prácticas y nosotras mismas también, pero casi siempre caemos, una o más
veces al día en lo mismo. En los actos escolares al dramatizar una escena
siempre la niña vestida con colores brillantes, vestidos, zapatos, vinchas, etc. Y los
niños con trajes, zapatos de vestir, corbata, totalmente diferentes sus vestimentas.
En el área de literatura se leen cuentos de princesas rubias, altas y flacas que se
casan con un príncipe y recién ahí "viven felices para siempre". Atan a las
identidades a un discurso de "como ser feliz", que para ser feliz hay que casarse
con un príncipe.

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