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Representa y organiza la/s clase/s dominante/s, en suma, el interés político a largo plazo del
bloque en el poder, compuesto de varias fracciones de clase burguesa, donde a veces participan
clases dominantes pertenecientes a otro modo de producción pero presentes en el
capitalismo(ejemplo: oligarquía). Organización, por medio del Estado de esta unidad conflictiva
de alianza en el poder y del equilibrio inestable de los compromisos entre sus componentes, que
se realiza bajo la hegemonía y dirección en el bloque de una de sus fracciones.
El Estado constituye la unidad política de las clases dominantes: instaura a esas clases como
clases dominantes. Este papel organizador, concierne al conjunto de sus aparatos, incluidos los
aparatos represivos del Estado.
La burguesía se presenta siempre en fracciones de clase,
Estas fracciones burguesas se sitúan, en su conjunto, en el terreno de la dominación política, y
por consiguiente forman parte siempre del bloque en el poder.
El Estado posee siempre una autonomía relativa respecto a la fracción en el poder, a fin de
asegurar la organización del interés general de la burguesía bajo una hegemonía.
Estado capitalista: condensación de una relación vs. Estado concebido como cosa (instrumento
pasivo, totalmente manipulado por una sola clase/ fracción sin ninguna autonomía) y Estado
concebido como sujeto (autonomía absoluta, poder propio supuesto ostentado por el Estado y
los portadores de ese poder).
La cuestión es oponer una visión instrumentalista del Estado concebido como cosa a la que lo
considera como la condensación material de una relación de fuerzas entre clases. El aspecto
material del Estado como aparato no desaparece del todo con la concepción del Estado como
condensación de una relación, presenta una opacidad y una resistencia propias (autonomía
relativa). Un cambio en la relación de fuerzas tiene sus efectos en el Estado, pero no se traduce
de forma directa y mucho menos inmediata.
En estas concepciones (Estado-Cosa y Estado-sujeto) la relación Estado-clases sociales, en
particular clases dominantes, es captada como relación de exterioridad. O bien las clases
dominantes someten al Estado(cosa), o bien el Estado(sujeto) somete a las clases dominantes.
Estas dos tesis no logran explicar el establecimiento de la política del Estado a favor de la clase
dominante y tampoco percibe el problema de las contradicciones internas del Estado, en ellas, el
Estado aparece como un bloque monolítico, las contradicciones de las clases dominantes son
exteriores al Estado-Cosa o las contradicciones del Estado-Sujeto son exteriores a las clases.
Considerar al Estado como la condensación de una relación de fuerzas entre clases, significa
que el Estado esta constituido-dividido por las contradicciones de clase.
Las contradicciones de clase revisten en el seno del Estado la forma de contradicciones internas
entre los aparatos y ramas del Estado, y en el seno de cada uno de ellos. Las clases y fracciones
de clases en el bloque de poder no participan en la dominación mas que en la medida en que
pertenecen al Estado. Es el juego de las contradicciones en la materialidad del Estado lo que
hace posible el papel organizador de éste.
El Estado como condensación material de una relación de fuerzas, significa que hay que
captarlo como un campo y un procesos estratégicos, donde se entrelazan nudos y redes de poder,
que se articulan y presentan contradicciones y desfases entre si.
El Estado presenta una unidad aparato, un centralismo, que se traduce en su política global y
masiva a favor de la clase o fracción hegemónica.
No solo la clase-fracción hegemónica instaura en el aparato dominante a aquel que cristaliza ya,
por excelencia, sus intereses, sino que todo aparato dominante del Estado tiende, a largo plazo, a
ser sede privilegiada de los intereses de la fracción hegemónica. Esa unidad se establece
mediante toda una cadena de subordinaciones de ciertos aparatos a otros, y la dominación de un
aparato o rama estatal, que cristalice por excelencia los intereses de la fracción hegemónica
sobre las otras.
Según estos análisis, y relativo al acceso de las masas populares y sus organizaciones políticas
al poder en una perspectiva de transición al socialismo, se puede plantear que este proceso no
puede detenerse con la toma del poder estatal y debe extenderse a la transformación de los
aparatos de Estado (suponiendo siempre la toma del poder estatal).
*la toma del poder del Estado no significa que, ni forzosa ni automáticamente cambie el control
de los aparatos del Estado;
*la organización institucional del Estado permite a la burguesía permutar el papel dominante de
un aparato a otro en caso de que la izquierda ocupe el gobierno y consiga controlar el aparato
dominante. Esa organización permite al Estado burgués funcionar por medio de dislocaciones y
desplazamientos;
*las contradicciones internas y las dislocaciones entre poder real y poder formal se sitúan
también en el seno de cada aparato y rama del Estado, el centro real del poder no se sitúa
tampoco en el vértice de su jerarquía. Entonces, incluso si la izquierda en el poder controlara los
vértices del/los aparato/s dominante/s del Estado, queda por saber si controla el núcleo del poder
real.