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 ¿Qué es ubicarse en el mundo de la vida, comprenderlo, sentirlo y de qué manera lo

puedo transformar en mi interacción con el otro para aprender a vivir juntos?

 ¿Cómo integrar las prácticas y saberes de lo cotidiano cuando no hemos recuperado


la memoria para reconocer cosmogonías y entrar en lógicas de cosmovisiones que
emergen y son divergentes?

Ubicarse en el mundo de la vida es una pregunta bastante complicada porque la percepción


que cada uno tiene del mismo es muy diferente, además existen tantas realidades como
personas en el mundo por la misma razón el comprenderlo y sentirlo es muy variado
depende de cada experiencia, el transformarlo es un deber ético de cada persona,
obviamente en dejar un espacio mejor que el que encontramos.

Ahora la enseñanza de la convivencia no comienza en la escuela es proceso que inicia en la


familia con el reconocimiento de sí mismo, luego en la sociedad y después en el aula y para
estos hay muchas estrategias, que dependen del contexto social, cultural, político,
geográfico, etc. de los alumnos, cuando damos oportunidad de expresar mediante el
diálogo sus conocimientos e ideas y ponerlo en práctica estamos generando participación,
aunque a veces se relaciona más con políticas públicas en nuestro caso estamos hablando
de prácticas que posibilitan el desarrollo humano.

Aunque participar también significa que cuando estoy dando parte de un tema también
estoy recibiendo opiniones y pensamientos de otros lo cual nos forma y transforma
simultáneamente, es decir que cuando participamos, somos parte de un proceso de cambio
y a la vez nos coloca en un cambio continuo, damos y recibimos y así mejoramos
inicialmente nosotros mismos para poder mejorar la sociedad.

Para conocer al otro debo conocerme a mí mismo primero, de ahí la importancia de


desarrollar en el niño una visión holística del mundo, sea quien fuere, familia, sociedad,
escuela, que la imparta debe hacerle descubrir quién es. Solo de esta manera podrá
ubicarse en el lugar de los demás y entender sus reacciones. Es clave el fomentar estas
actitudes en la escuela para generar unos adecuados comportamientos sociales a lo largo
de su vida.

Es así como si se enseña a los alumnos, que significan, su visión del mundo, costumbres y
normativas de otros grupos étnicos o religiosos, se puede evitar incomprensiones
generadoras de odio y violencia cuando lleguen a ser adultos.
La enseñanza de la historia de las religiones y las costumbres de otras comunidades servirá
de referencia para en un futuro no muy lejano evitar comportamientos que dañen la
integridad del otro.

La forma de la enseñanza y quienes enseñan no deben ser obstáculo para el reconocimiento


del otro, por ejemplo docentes dogmáticos que en lugar de fomentar la curiosidad y el
espíritu crítico lo que hacen es destruirlo, comentarios homofóbicos, machistas, prejuiciosos
o antisemitas lo que causan es un gran perjuicio, de igual manera no debe olvidar que son
modelos para sus alumnos y sus actitudes y comportamientos afecten en ellos de manera
permanente la capacidad de aceptar la alteridad y cómo afrontar las tensiones que se dan
entre diferentes grupos humanos y naciones.

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