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1.1 Proyecto de vida royecto de vida en la adolescencia en https://www.lafamilia.

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vida-en-la-adolescenc
María Piedad Puerta - Boletín Crianza Humanizada U de A.
28.10.2011

Desde que el ser humano tiene conciencia de sí mismo suele formularse preguntas con
respecto al por qué y al para qué de su existencia, que lo conducen a trazarse metas y a
querer proyectarse hacia el futuro en la búsqueda de respuestas y de su realización
personal.

Para lograr resultados positivos en ese intento tiene la posibilidad de diseñar un


proyecto de vida a partir de la conciencia que tiene de sí mismo, de la realidad que le
rodea y de su existencia.

Eso sólo es posible a partir de la adolescencia; por tal motivo es en esta etapa en la que
el ser humano está en condiciones apropiadas para concebir un proyecto de vida, que
lógicamente estará anclado en toda su vida anterior.

Cuando un joven concibe un proyecto para encaminar su vida, ese ejercicio ya es una
contribución importante para su desarrollo integral, en la medida en la cual lo obliga a
incrementar la conciencia que tiene de sí mismo y a darle dirección y orden a su
existencia.

Se trata de una tarea que le exige:

 - Honestidad para autoconocerse.


 - Observación atenta para conocer el mundo en el cual vive.
 - Incremento de su sentido crítico para evaluar las posibilidades reales para lograr sus
propósitos y la realización de sus sueños.
 - Ejercicio en la toma de decisiones para establecer las metas que quiere lograr y
ajustarlas o modificarlas cada vez que sea necesario.
 - Desarrollo de su creatividad para diseñar las acciones que necesita para alcanzar las
metas.
 - Análisis y evaluación de las distintas alternativas, sus ventajas y desventajas, a corto,
mediano y largo plazo.
 - Conciencia de sus propios valores, creencias y necesidades.
- Todas estas exigencias contribuyen, entre otras cosas, a la sólida estructuración de su
personalidad y de una clara identidad; a su realización personal; al fortalecimiento de
los valores que ya posee y al surgimiento de otros nuevos. Le permite fortalecer su
autoestima en cuanto le da la oportunidad de sentirse competente, se constituye en
factor de protección en relación con problemas como las adicciones, la delincuencia y
otras formas de desadaptación social, todo lo cual permite darle sentido, valor y rumbo a
la propia existencia.

Cómo hacer un proyecto de vida

Igual que en el diseño de cualquier otro proyecto, en este caso se requiere tener en
cuenta unos pasos básicos mínimos.

1. Diagnóstico de la realidad personal

Implica hacer un recorrido honesto, generoso, exigente, crítico y valorativo por lo que
ha sido la propia vida, buscando identificar las características personales, cuáles de ellas
pueden considerarse como fortalezas y cuáles como debilidades. En esta tarea puede ser
de gran ayuda hacer una especie de autobiografía, para lo cual se pueden formular
preguntas tales como:

 - ¿Qué personas han tenido mayor influencia en su vida y de qué manera?


 - ¿Cuáles han sido sus intereses desde pequeño?
 - ¿Qué acontecimientos de su vida han influido en forma decisiva en lo que es ahora?
 - ¿Cuáles han sido los principales éxitos y fracasos de su vida?
 - ¿Cuáles han sido sus decisiones más significativas?
 - ¿Cuáles son los cinco aspectos que más le gustan, y los cinco que más le disgustan en
relación con su aspecto físico, sus relaciones sociales, su vida espiritual, emocional e
intelectual?
 - ¿Cuales condiciones personales, familiares, escolares y sociales facilitan o impulsan
su desarrollo?
 - ¿Cuáles lo obstaculizan o inhiben?

Una vez obtenida esta información, debe analizarse para encontrar qué es necesario
cambiar, qué no se puede o no se debe cambiar y por qué, y qué aspectos del desarrollo
se deben impulsar o fortalecer.

2. Objetivos y metas
Para este momento es importante que se pregunte cuáles son sus sueños en las áreas de
su vocación, sus relaciones, su bienestar material y físico y su vida espiritual. Las
respuestas a esas preguntas lo conducirán a descubrir qué es lo que quiere hacer con su
vida, cómo, por qué, para qué y en qué medida quiere hacerlo, así como lo que son en
esencia sus objetivos y metas.

3. Plan de acción

Para hacer este plan es fundamental que se formule preguntas sobre las condiciones y
recursos que le ofrece el medio para lograr la realización de sus sueños y la forma
apropiada de aprovecharlos; los obstáculos en el medio en el cual vive y la forma de
superarlos; las características y recursos personales con que cuenta y la forma de
emplearlos; el tiempo que requiere y está dispuesto a invertir para cada acción y el lugar
o lugares en donde quiere y puede realizarlas.

4. Indicadores de logro

Los indicadores de logro le permiten saber en cada momento cuánto y en qué dirección
ha avanzado en su proyecto, cómo se siente al respecto, qué significado tiene eso en su
vida y qué necesita modificar y por qué razón.

El proyecto debe reestructurarse y reencuadrarse cada vez que sea necesario, de tal
modo que al tener en cuenta los componentes mínimos cuando se trata de darle
dirección a la propia vida, de una forma organizada coherente y productiva, éstos sean
el estímulo para la creatividad de aquellos que pretendan estructurar o remodelar su
proyecto de vida.

Algunas sugerencias para ayudar a los adolescentes en la elaboración de su


proyecto de vida

La tarea de los puericultores (padres, maestros, pediatras...) en relación con la intención


de darle una dirección a la vida de los adolescentes consiste fundamentalmente en
acompañarlos y servirles de modelo para ayudarles a descubrir quiénes son, de dónde
vienen, lo que quieren y pueden lograr, la razón de ser y el significado de su existencia.
Ésa es una labor que implica el reconocimiento del joven como persona capaz de asumir
los retos que le plantea la vida, de buscar opciones apropiadas, de responder por sus
propios errores y por las consecuencias que generan, de aprender de ellos; en una
palabra, de tomar las riendas de su propia existencia tal y como en su momento lo han
hecho los adultos.

El Grupo Orion de Oslo hace una propuesta interesante de aplicación desde la niñez
principios de interacción emocional y de mediación cognitiva en las relaciones adulto–
niño, es decir, establecer las relaciones de crianza de manera humanizada. Se trata de
herramientas sencillas que pueden contribuir a la sana estructuración de la personalidad
del niño; a facilitar y fortalecer sus relaciones y a sentar las bases de una conciencia
ética y de un pensamiento reflexivo y creativo, condiciones indispensables para
posibilitar la creación del proyecto de vida. Esos principios son:

 - Interactuar siempre con sentimientos de amor en forma positiva.


 - Ajustarse a las iniciativas del niño.
 - Utilizar siempre lenguaje verbal y no verbal afectuoso.
 - Demostrar aprecio por y estimular las cosas que hace bien.
 - Ayudarle a observar con atención y compartir con él experiencias.
 - Explicarle con entusiasmo el significado de las cosas y las experiencias que suceden a
su alrededor.
 - Ampliar y enriquecer el significado de sus experiencias, haciendo comparaciones e
incorporando fantasías.
 - Regular y orientar sus acciones y proyectos cotidianos en forma afectuosa,
estableciendo límites y explicándole el por qué de esos límites, ofreciéndole
alternativas.

Estos principios parten de reconocer que hay un sistema básico de reciprocidad


emocional-expresiva entre los adultos y los niños que tiene dos manifestaciones
fundamentales:

 La primera, por la cual cada uno de los dos (niño y adulto) se constituye en el objeto de
atención para el otro, permitiendo con ello un diálogo de reciprocidad emocional que
es básico para la estructuración del afecto y de las relaciones interpersonales, para el
reconocimiento de sí mismo y de los demás, y, con esto, para la estructuración de la
personalidad.

 La segunda, que sucede cuando ambos, adulto y niño, comparten el mismo objeto de
atención en torno al cual llevan a cabo el diálogo; es la oportunidad por excelencia
para contribuir al desarrollo de la capacidad cognitiva del niño, de su reflexión, su
creatividad, su conciencia crítica, su capacidad para establecer relaciones de
proyección mental, su autonomía y su autorregulación, y con ello, su conciencia ética.

Emplear cotidianamente estos principios en la relación adulto–niño permite hacer un
aporte muy significativo para que éste vaya desarrollando las características que se
constituyen posteriormente en condiciones indispensables para que pueda estructurar su
proyecto de vida en la adolescencia. Estos principios hacen innecesario que el adulto
asuma las responsabilidades y derechos que le competen al adolescente en este sentido y
posibilitan que él tome las riendas de su propia vida.

Autor: María Piedad Puerta de Klinkert, Profesional en desarrollo


familiar, FUNLAM.

Proyecto de vida

Por Julio Ayala

JULIO AYALA[1]

“Mi presente tiene


raíces de pasado
y arboleda de futuro
(…………………..)
Tengo ansias de futuro.
No quiero perder mi presente.
Deseo conservar mi pasado”[2]

1. Introducción.

De la adolescencia a la adultez hay un tiempo prologado, sea porque la


adolescencia se inicia cada vez más temprano y termina –si es que termina,
como en algunos casos- cada vez más tarde. Los fenómenos biosicosociales y
espirituales que se dan en este tránsito de la adolescencia a la madurez son
muy variados y complejos.

Empecemos por investigar para intentar comprender esta complejidad del


proceso adolescente desde el sentido etimológico de algunas palabras que
caracterizan a la adolescencia. Proponemos algunos términos conocidos por su
relación con la adolescencia, cuyos significados originales presentamos a
continuación.

Adolescencia – Transición – Crisis – Adultez

Adolescencia: deriva del verbo “adoleceré”, del latín, que significa “crecer”.
Adolescencia es participio activo de dicho verbo, “adoleceré”. Entonces
tenemos que adolescencia sería “aquel que está creciendo” [3]
Transición: deriva de “transitio” (del latín), que significa “acción de pasar más
alla´”. Derivado de “transido”, cuyo significado es “consumido de alguna penalidad o
angustia”. Al principio se empleaba sólo para expresar “transido de frío”, “transido de
hambre”, “transido de dolor”, como uso figurado del participio “transir”, que significa
“morir”. Entonces “transición” en el proceso adolescente, sería “el momento doloroso
en que algo muere para pasar a otro momento”.

Crisis: deriva del griego “krisis” que significa “desición”. A su vez “crisis” deriva de
“krino” que quiere decir: “yuo decido, distingo, separo, juzgo”. También “crisis”
significa “mutación grave que sobreviene en una enfermedad para mejoramiento o
empeoramiento”, “momento decisivo en un asunto de importancia”. De “krisis” deriva
también la palabra “criterio”: “juicio, facultad de juzgar”. También la palabra “crítico”:
“que juzga, decide”. La adolescencia el momento de decidir, distinguir, juzgar.

Adultez: Adjetivo calificativo del verbo “adolescere” (crecer). Adulto es participio


pasivo del verbo “adolescere”. Entonces tenemos que adulto sería la calificación del
“que ha estado creciendo” o del que “ha llegado al término de la adolescencia” o “al
término del desarrollo o crecimiento”. Su sinónimo es madurez.

El adolescente, “el que está creciendo” es, pues, aquel que está pasando un periodo de
transición y de crisis. Vale decir, un tiempo de duelo porque algo muere en él, en este
caso muere la infancia, para pasar poco a poco a otro momento, la adultez. Es un tiempo
decisivo, un momento en que el adolescente empieza a tomar decisiones, a juzgar e
incluso a criticar.

Transición es el tiempo que transcurre desde el inicio de la adolescencia hasta la adultez


y crisis implica cambios para mejoramiento o empeoramiento. Estos cambios que se dan
en el adolescente son:

* Internos:

– Biológico-corporales (físicos, químicos, fisiológicos, etc.)

– Psicológicos (emocionales, intelectuales motivacionales, etc.).

– Espirituales (momentos descreimiento de los valores religiosos y momentos de cierto


misticismo, etc.)

* Externos:

– Sociales (el adolescente recibe señales contradictorias: por momentos se lo trata como
a un adulto y en otros como un niño, etc.)

– Económicos (los adultos pueden controlar el manejo del dinero y así controlan la
conducta del adolescente y/o en ocasiones ceden mucho y en otras son estrictos, etc)

2. La adolescencia, los cambios y sus consecuencias.


Los cambios propios de este período de la vida conducen a su vez a sentimientos
pérdidas, concientes o no. Por tanto, como decía, la adolescencia es un tiempo de duelo
por las pérdidas del momento evolutivo. Estas pérdidas son:

– del cuerpo infantil

– del rol infantil

– de los padres de la infancia y

– de la sexualidad de la infancia [4]

A partir de nuestras investigaciones, hallamos otra experiencia de pérdida en la


adolescencia, consecuentemente de duelo, que hemos denominado el duelo por la
culminación de los estudios secundarios, por supuesto, para aquellos adolescentes que
acceden a dichos estudios. Este concepto original, lo venimos trabajando en nuestra
práctica profesional institucional con adolescentes y sus padres y profesores desde hace
más de 23 años.[5]

Estos duelos elaborados, trabajados, conciente e inconcientemente, por los adolescentes


conducen a la posibilidad de asumir:

– el cuerpo adulto

– el rol adulto

– a unos padres de una persona en camino de ser adulto.

– una sexualidad adulta.

Ahora podemos preguntarnos:

3. ¿Qué es, pues, la adolescencia?

Nuestra concepción es que la adolescencia es el momento de transición (el momento del


paso angustioso, doloroso), el momento crítico, de mutaciones graves, el momento de
cambios biosicosociales y espirituales condicionantes del crecimiento y desarrollo del
ser humano en que éste asume decisiones, juicios y criterios para mejoramiento o
empeoramiento. Es el tiempo de diferenciar y diferenciarse, de construir y asumir una
identidad

La respuesta del adolescente a esas experiencias es la búsqueda. Esta búsqueda


conducirá a una nueva identidad y la adopción de un sistema de valores, una ideología y
un proyecto de vida.

Estos cambios, pérdidas y duelos requieren del acompañamiento de los adultos, padres,
docentes, etc. Sólo se crece con otros, mejor comunitariamente. En este sentido, tanto la
familia como la Escuela adquieren una gran importancia y cada vez más, en la medida
que en esta pos-modernidad hay una severa escasez y una gran ausencia de adultos,
personas maduras, referentes significativos en la vida de los niños y adolescentes. Nadie
crece solo, el yo requiere de un tu para crecer.

4. La Familia y la Escuela.

Muchas son las vicisitudes propias del proceso adolescente que este tiene que sortear.
Aquí menciono sólo algunas de ellas y que tienen relación con la convivencia con los
adultos.

Para que el adolescente crezca en su relación con la realidad, en la construcción de su


identidad y desarrolle su capacidad de pensar, requiere del sostén y acompañamiento de
los adultos, los padres en la familia y los docentes en las instituciones educativas.

Estos logros del proceso adolescente son fundamentales para:

– salir de la niñez,

– salir de los duelos por las pérdidas,

– consolidar una identidad

– y asumir una adultez que le ayude a elaborar un proyecto de vida.

Naturalmente, los adolescentes requieren de adultos que estén interesados en ellos y


que estén no sólo para ellos sino con ellos. En este contexto el tiempo es, pues, muy
importante porque sabemos que quien da su tiempo da su persona. El tiempo, no sólo la
calidad sino la cantidad son importantes. El tiempo disponible y destinado a estar con el
adolescente es un requisito para su crecimiento personal y comunitario.

Sin embargo, nuestra sociedad actual es altamente infantilizante al no ofrecer los


adultos – en la familia y en las instituciones educativas- el continente para que el
adolescente salga airoso de la infancia, desarrolle sus potencialidades y se constituya en
adulto responsable.

La gran tarea, entre otras, del proceso adolescente es:

– Asumir las responsabilidades propias del momento evolutivo,

– Crecer y desarrollarse sano física, psíquica, social y espiritualmente.

Este desarrollo y crecimiento del adolescente exige al adulto fidelidad a sus valores e
ideales, compromiso y testimonio.

Nuestra observación y experiencia es que en las familias y en las instituciones


educativas hay sufrimiento. Lo peor es que todos sufren, en las familias y en los
colegios, tanto los adolescentes con problemas como los que no los tienen y los adultos
igualmente (padres, profesores y directivos).

Las quejas más frecuentes de los profesores -verdaderos estereotipos y generalmente


con suficiente razón- son que: “no quieren estudiar”, “molestan el desarrollo de las
clases”, “no trabajan en clase”, “no traen sus materiales de trabajo”, “no siguen las
directivas del profesor”, “agreden a sus compañeros”, “ofenden a los profesores”,
“destruyen los materiales de estudios”, etc. Y de parte de los adultos notamos que hay
mucha pasividad, se deja pasar todo, no se interviene para educar, para formar, salvo
honrosas excepciones de aquellos adultos con verdadera vocación.

Por otro lado, muchos adolescentes (y también adultos) poseen, “adoran” algunos
objetos que se convierten en verdaderos ídolos: los celulares, los jueguitos electrónicos,
el dinero, las ropas y calzados de marca, etc. Es la “idolatría”, la que a la larga puede
conducir a la crisis de sentido (pesimismo, escepticismo, sensación de vacío, etc.) o al
endurecimiento del corazón, propio del fanático que niega la realidad para poder seguir
creyendo en sus ídolos. La verdad es que terminan siendo poseídos por lo que poseen y,
aún así, no paran de consumir.

Nuestra observación nos dice que también hay un vacío de autoridad, tanto en la familia
como en la escuela. Y es así como la omisión de la autoridad (paterna o docente) trae
consecuencias graves para la vida del adolescente y de la sociedad, al igual que el
autoritarismo de algunos adultos.

La ausencia de la autoridad paterna, a veces, aún estando el padre presente en la vida


familiar, puede producir el peor de los abandonos. En este caso observamos que los
adolescentes quedan atrapados ante la presión del deseo del goce pulsional (el “Quiero
ya!” violento), el goce inmediato como único sentido posible de la vida. Y luego, según
las circunstancias sólo resta al final, en muchos casos, la muerte por autoeliminación,
por “accidentes”, por homicidios, por exceso de consumo de drogas, etc. el vacío
existencial, la vida sin sentido.

Aquí recuerdo el fragmento de un poema (sin título como todos sus poemas) del citado
Silvio Codas Gorostiaga, quien no era poeta (cuya hija, Elena Codas, publicara estos
poemas). Dicho fragmento dice así:

“(…) el hombre es un ser para la vida,

aquella que no está para vivir

sino para ser intensamente vivida,

para ser en la libertad,

tener las puertas abiertas

a la intimidad reflexiva

y la convivencia projimizada.

(…)Entonces, la vida, por fin, albergará un sentido(…)”[6]

En este contexto de la vida sin sentido, los adolescentes pierden los límites, falta el
autodominio y se producen los desbordes individuales, grupales y hasta masivos. Como
decía César Medina, distinguido colega, de feliz memoria: “(…) todo tipo de maltrato
va en aumento y pareciera que se va volviendo normal, hasta da la impresión de
constituirse en una cierta satisfacción con el mal, en un puro goce con la maldad y la
destructividad (…)”.

Por otro lado, cada vez contamos con menos adultos maduros, tanto padres y madres en
las familias, como profesores en los colegios. Tanto es así que en la especialidad, hoy
día, estamos hablando cada vez menos de adultos y cada vez más de pos-adolescentes,
aquellas personas que por diferentes razones han dejado de crecer y madurar y se han
quedado en el egoísmo, el egocentrismo, el individualismo, la indiferencia, la avaricia,
en la incapacidad de dar y darse. Además, casi siempre son personas autoritarias y/o
abandónicas. Viven como auténticos discapacitados, cuando muchos y verdaderos
discapacitados dan testimonios de una vida digna, madura y donada a los demás.Dice
Silvio Codas Gorostiaga:

¡Qué difícil es acercarse a uno mismo!

Tenemos que comprender que el adolescente no es alguien hecho y derecho sino


portador de potencialidades y cuestionamientos que requiere de adultos firmes, pero
afectuosos, accesibles, abiertos y contenedores de sus desbordes, serenos y amables,
pero limitadores, razonables y sensibles para vincularse e interactuar como personas
adultas y maduras.

Cada vez también los vínculos familiares son más flojos, al igual que en las aulas con
los profesores. Muchas veces, estos desconocen los nombres de sus alumnos, y así
recíprocamente. No hay relacionamiento ni tiempo para escuchar y educar. A lo más, se
llega a instruir, lo cual consideramos importante, pero insuficiente. Sin embargo, el
adulto que deja de defenderse contra “el empuje creativo e innovador del adolescente”,
el adulto abierto porque reconoce que puede seguir creciendo con el otro, en este caso el
adolescente, también es capaz de soportar las preguntas, puede escuchar y tener una
mirada más amplia, puede ver “lo esencial que es invisible a los ojos”, según el zorro de
“El Principito”, para hablar o hacer, por saber, querer y poder. Yo diría por vocación.

Estos adultos son los que pueden tener la fructífera experiencia de encuentro con el
adolescente de hoy (no con el adolescente del estereotipo antes mencionado o el del
prejuicio del adulto). Estos adultos maduros son personas que logran construir una
relación con el adolescente, entonces ambos -adultos y adolescentes- crecen en esa
relación yo-tú y son capaces de construir un nosotros comunitario.

La tarea educativa –en la familia y en la escuela- no es solamente instruir, transmitir


conocimientos, sino compromiso con la formación desde una posición de sujetos éticos,
esto sí puede permitir utilizar el conocimiento y no ser usado por dicho conocimiento.
En los colegios muchas veces nos damos cuenta que pasado un tiempo los jóvenes
llegan a caer en la cuenta del exceso de “objetividad” que se les ha brindado y luego se
sienten vacíos en su ser persona, se han construido como individuos y muy poco como
personas, según la concepción de Emmanuel Mounier. Individuos marcados por una
profunda incredulidad y desconfianza en relación a los valores de lo humano. Pocos
profesores se relacionan y se comprometen con los adolescentes como personas, lo
hacen más como alguien, a quienes tienen que instruir, enseñar y acaban por no educar..
A veces el relacionamiento está basado en prejuicios, en la desconfianza, sin criterios de
realidad, de ambas partes.

En estas condiciones muchas familias e instituciones educativas producen efectos


deshumanizantes y despersonalizantes en los adolescentes y otros miembros de dichos
lugares, luego sus padres, directivos y los mismos profesores se quejan de los
adolescentes. Estos, generalmente, terminan por no respetar a sus padres y a sus
profesores. Entonces se les hace cuesta arriba asumir sus deberes, sus responsabilidades,
valores indicadores de madurez, de estar en camino hacía la adultez.

Pero no todo está perdido, también depende del nivel de nuestro compromiso y de
nuestras propuestas para aportar lo diferente. La excelencia no está precisa y
exclusivamente en lo académico sino, por sobre todo, en las relaciones interpersonales,
en el estilo de convivencia, en los valores vividos.

El proyecto de vida.

La adolescencia es el momento de encarar dos grandes preguntas:

– ¿Cuál es el sentido de la vida?

– ¿Hacía dónde orientarla?[7]

Estas preguntas formuladas son señales de que el adolescente está en la búsqueda.


Silvio Codas en otro poema escribe:[8]

“(…) Se busca en uno mismo,

se busca en los demás,

en el mundo que nos retiene, en el espacio que nos incluye (…)”

Y esta búsqueda en este período de la vida es muy importante:

– Conocerse a sí mismo, el autoconocimiento, principio de todo conocimiento.

– Saber cuál es su valor como persona, pues esta es la primera vocación, la llamada a
ser persona plena, en la realización de unos valores, con otros.

– Saber cuál es el significado de su vida. Porque sólo así el adolescente puede definir el
sentido de su vida.

– El proyecto de vida busca una síntesis adecuada de los aspectos motivacionales


cognoscitivos y ejecutivos del pensamiento.

– La necesidad de elaboración personal del proyecto de vida nace siempre a partir de las
condiciones culturales, ambientales, socioeconómicas concretas en las que vive la
persona y de su espontaneidad y creatividad.

– El proyecto trata de armonizar lo real y lo ideal.


– El ambiente ofrece o no oportunidades de acción para mejorar la vida de cada persona.

– En este marco el adolescente se conquista y se construye poco a poco, en un clima de


autenticidad y respeto..

– En algunos casos puede ocurrir muchas cosas: quedar en la pasividad, rumiar el


tropiezo, dejarse estar, hacer síntomas, etc.

– Sin embargo, el proyecto de vida es pensamiento y acción siempre abierto y renovado


para superar el presente y abrirse camino hacía el futuro, a la conquista de sí mismo y
del mundo en que vive.

– El proyecto llena el vacío producido por el abandono de lo que uno ya es y ya ha


hecho y por el lanzamiento hacía el futuro.

– La base más auténtica del proyecto se define por la posibilidad y la libertad.

Sexualidad adolescente

2 Atracción y orientación sexual


Revisado por: Expertos en medicina de KidsHealth

A medida que las personas dejan la niñez y se convierten en adolescentes y adultos, los
cuerpos se desarrollan y cambian, y también lo hacen las emociones y los sentimientos.

2.1.1 La adolescencia es una etapa de cambios

Durante los años de la adolescencia, los cambios hormonales y físicos de la pubertad


despiertan los sentimientos sexuales. Es frecuente hacerse preguntas y a veces
preocuparse respecto de los nuevos sentimientos sexuales.

A muchas personas les lleva tiempo comprender quiénes son y en quiénes se están
convirtiendo. Parte de eso implica tener una mayor comprensión de los propios
sentimientos sexuales y hacia quiénes se sienten atraídas.

2.1.2 ¿Qué es la orientación sexual?

La orientación sexual es la atracción emocional, romántica o sexual que una persona


siente hacia otra. Hay varios tipos de orientación sexual.

Es independiente del sexo y el género, existiendo la heterosexualidad (atracción hacia


personas del sexo opuesto), la homosexualidad (atracción hacia personas del mismo
sexo), la bisexualidad (atracción hacia personas de ambos sexos) y la asexualidad (no
hay atracción sexual).

Durante los años de la adolescencia, las personas suelen darse cuenta de que tienen
pensamientos y atracciones sexuales. Para algunas, estos sentimientos y pensamientos
pueden ser intensos, y parecer confusos. Eso puede ser especialmente cierto en el caso
de las personas que tienen pensamientos románticos o sexuales respecto de alguien del
mismo sexo. Tal vez se pregunten, "¿qué significa eso?", "¿soy gay?".

Tener interés en una persona del mismo sexo no significa necesariamente que alguien es
gay; del mismo modo, tener interés en alguien del sexo opuesto no significa que la
persona es hetero. Es frecuente que los adolescentes se sientan atraídos por personas del
mismo sexo y del sexo opuesto, y que tengan pensamientos sexuales respecto de ellas.
Es una manera de rever los sentimientos sexuales que emergen.

Ser gay, bisexual o heterosexual no es una elección, de hecho, para la mayoría de las
personas, la orientación sexual surge sin ninguna experiencia sexual previa

2.1.3 ¿Qué significa LGBT?

Puedes ver las letras "LGBT" o ("LGBTQ") que se utilizan para describir la orientación
sexual. Esta abreviatura corresponde a "lesbianas, gais, bisexuales y transexuales" (o
"lesbianas, gais, bisexuales, transexuales e indecisos").

La transexualidad no es realmente una orientación sexual: es una identidad sexual. Sexo


es otra palabra para describir al sexo masculino o femenino. Las personas transexuales
pueden tener el cuerpo de un sexo, pero sentir que pertenecen al sexo opuesto, como si
hubiesen nacido en el tipo de cuerpo equivocado.

A estas personas se las suele poner en el grupo de lesbianas y gais como una forma de
incluir a aquellas que no sienten que pertenecen a la categoría de "hetero".

2.1.4 Las personas, ¿escogen su orientación sexual?

¿Por qué algunas personas son hetero y otras gais? No hay una respuesta simple para
eso. La mayoría de los expertos médicos, incluidos aquellos que pertenecen a la
Academia Estadounidense de Pediatría (American Academy of Pediatrics, AAP) y la
Asociación Estadounidense de Psicología (American Psychological Association, APA),
opinan que la orientación sexual abarca una combinación compleja de factores
biológicos, psicológicos y ambientales. Además, los científicos creen que los genes de
una persona y los factores hormonales innatos desempeñan un papel importante.

La mayoría de los expertos médicos creen que, en general, la orientación sexual no es


algo que una persona escoge voluntariamente. En cambio, se trata de un aspecto innato
de quién es una persona.

No hay nada malo en ser LGBT. Aun así, no todos están de acuerdo. Este tipo de
creencias pueden dificultar las cosas para los adolescentes LGBT.

2.1.5 ¿Cómo es la vida de los adolescentes LGBT?

Muchas personas LGBT pueden sentir que se espera que todos sean hetero. Por este
motivo, es posible que algunos adolescentes gais y algunas adolescentes lesbianas se
sientan que son diferentes de sus amigos cuando los heterosexuales que los rodean
comienzan a hablar sobre sentimientos románticos, citas y sexo.

Una encuesta realizada en 2012 por la Campaña de Derechos Humanos (Human Rights
Campaign) descubrió que el 92 % de los adolescentes LGBT habían escuchado cosas
negativas sobre ser lesbiana, gay, bisexual o transexual.

Los adolescentes LGBT tal vez piensen que deben fingir que sienten cosas que no
sienten para encajar en su grupo, su familia o su comunidad. Tal vez sientan que deben
negar quiénes son u ocultar una parte importante de sí mismos.

El miedo a los prejuicios, el rechazo o la intimidación pueden llevar a las personas que
no son heterosexuales a mantener en secreto su orientación sexual, incluso ante amigos
y familiares que podrían brindarles su apoyo.

Algunos adolescentes gais o algunas adolescentes lesbianas les cuentan sobre su


orientación sexual a unos pocos amigos cercanos y familiares. Esto se conoce a menudo
como "declaración". Muchos adolescentes LGBT que se declaran como tales gozan de
la total aceptación de sus amigos, sus familias y sus comunidades. Se sienten cómodos
por sentir atracción por una persona del mismo sexo.

Pero no todas las personas tienen los mismos sistemas buenos de apoyo. Si bien hay una
aceptación cada vez mayor de las personas LGBT, muchos adolescentes no tienen
adultos con quienes hablar acerca de la orientación sexual. Algunos viven en
comunidades o familias en las que ser gay no se acepta ni se respeta.

Las personas que sienten que deben ocultar quiénes son o que le temen a la
discriminación o la violencia pueden correr un riesgo más alto de tener problemas
emocionales, como ansiedad y depresión. Algunos adolescentes LGBT que no cuentan
con sistemas de apoyo pueden correr un riesgo mayor de abandonar la escuela, vivir en
la calle, consumir alcohol y drogas, y tratar de infligirse daños.

Todas las personas atraviesan por momentos en los que les preocupa la escuela, la
universidad, los deportes o los amigos y la integración. Además de estas preocupaciones
frecuentes, los adolescentes LGBT tienen una lista adicional de cosas en las cuales
pensar, por ejemplo, si deben ocultar quiénes son.

Obviamente, esto no les ocurre a todos los adolescentes gais. Muchos adolescentes gais
y muchas adolescentes lesbianas y sus familias no atraviesan más dificultades que
cualquier otra persona.

2.1.6 La importancia de hablar

Para las personas de todas las orientaciones sexuales, aprender sobre el sexo y las
relaciones puede ser difícil. Tal vez sea de ayuda hablar con alguna persona sobre los
sentimientos confusos propios del crecimiento, ya sea uno de los padres u otro miembro
de la familia, un amigo cercano o un hermano, o un consejero escolar.
No siempre es fácil encontrar a alguien con quien hablar. Sin embargo, algunas
personas descubren que confiar en alguien que es de fiar (incluso si no están
complemente seguros de cuál será su reacción) resulta ser una experiencia positiva.

En muchas comunidades, hay grupos juveniles que pueden ofrecer oportunidades a los
adolescentes LGBT para que hablen con otras personas que enfrentan problemas
similares. Los psicólogos, psiquiatras, médicos de cabecera y consejeros capacitados
pueden ayudarlos a sobrellevar (de manera confidencial y privada) los difíciles
sentimientos que son propios del desarrollo de su sexualidad. Además, pueden ayudar a
que las personas encuentren formas de lidiar con la presión de los pares, el acoso y las
intimidaciones que tal vez enfrentan.

Independientemente de si son gais, hetero, bisexuales o no están seguros, casi todos


tienen preguntas sobre la madurez y la salud sexual, por ejemplo, si ciertos cambios
corporales son "normales", cuál es la forma correcta de comportarse o cómo evitar las
enfermedades de transmisión sexual (ETS). Es importante encontrar un médico, un
enfermero, un consejero u otro adulto informado con quien hablar sobre estos temas.

2.1.7 Las creencias están cambiando

En los Estados Unidos y en gran parte del mundo, las actitudes respecto de la
orientación sexual se han modificado. Ser gay, por ejemplo, está dejando de ser "el gran
problema" que solía. Si bien no todos están cómodos con la idea de las diferencias en la
orientación sexual, una encuesta de la Campaña de Derechos Humanos descubrió que la
mayoría de los adolescentes LGBT son optimistas respecto del futuro.

Revisado por: Expertos en medicina de KidsHealth

3 Adolescencia y orientación sexual: lo que los padres deben


saber
05 de septiembre, 2017 ·Adolescentes

Es independiente del sexo y el género, y es un proceso complejo y multifactorial.

La orientación, tendencia o inclinación sexual, se refiere a quien una persona se siente atraído
sexualmente y es un proceso personal que involucra muchas variables. “El desarrollo de la
orientación sexual es un proceso que comienza desde que se nace y culmina al término de la
adolescencia”, explica la doctora Ximena Sepúlveda, jefa de psiquiatría infantil y adolescencia
de Clínica Las Condes.

Es independiente del sexo y el género, existiendo la heterosexualidad (atracción hacia


personas del sexo opuesto), la homosexualidad (atracción hacia personas del mismo sexo), la
bisexualidad (atracción hacia personas de ambos sexos) y la asexualidad (no hay atracción
sexual).

Ser gay, bisexual o heterosexual no es una elección, de hecho, para la mayoría de las personas,
la orientación sexual surge sin ninguna experiencia sexual previa.
Conocer la propia orientación sexual “es un proceso complejo y multifactorial”, señala la
especialista. La orientación sexual tiene que ver con quién es el objeto de atracción sexual,
amor y deseo, y las hormonas “juegan un papel muy bajo, ya que en la mayoría de la población
homosexual no se encuentran alteraciones hormonales”, indica.

La psiquiatra señala que cuando se promueve la aceptación, validación y cariño en la familia,


se facilita la construcción de un individuo sano, coherente y feliz, independiente de su
orientación sexual. “El acompañamiento familiar es uno de los factores de más peso en el
bienestar de estas personas”, sostiene.

“Lo aconsejo no porque sea algo modificable, sino más bien para poder acompañar en el
proceso, tanto al niño como a su familia. Es clave ir elaborando los sentimientos y
aceptándolos”, dice la doctora Sepúlveda. Sentirse diferente, discriminado o creer que hay
algo mal con uno mismo, puede ser un sentimiento muy común, y en algunos casos es
recomendable la ayuda de un experto para evitar que se presente un cuadro ansioso,
depresivo o conductual.

https://www.clinicalascondes.cl/BLOG/Listado/Adolescentes/adolescencia-orientacion-sexu

(…) ”La búsqueda no tiene límites

en superficie ni en profundidad (…).

La búsqueda no cuenta

con caminos preparados;

sólo hitos entrecruzados

en enjambre marañoso.

La búsqueda es elección,

una trampa cautivadora de la cual es imposible desertar “(…).[9]

El proyecto también incluye:

– Objetivos

– Motivaciones
– Medios para lograr los objetivos

– y Planificación.

El proyecto en su sentido más original es el resultado de un proceso constructivo en


marcha realizado por el joven que utiliza sus experiencias anteriores, sus posibilidades y
las alternativas concretas que le ofrece el ambiente y la forma en que él modela su vida
y su persona y es construido por ella.

El problema humano fundamental es despertar el deseo, hacer que nazca el sueño, el


deseo de amar para luego buscar. En palabras de Silvio Codas:

“(…)n La búsqueda nos pone en el dintel de lo imposible,

nos envuelve con la fuerza torrencial del misterio,

nos eleva más allá de la cortedad de nuestros lindes,

en un vuelo de avideces, nos hace sentir posibles,

presentir desde dentro que el afán de perennidad

tiene en la vida un cometido que cumplir (…).[10]

El camino para hacer realidad el sueño es un problema de ser y no de tener, es una


cuestión de proyecto, de ideales y de convicciones para el compromiso y la acción
responsable. Juan Pablo II también decía: “La vida es la realización de un sueño de
juventud”.

Desde el personalismo comunitario entendemos que este es el camino de la persona,


quien es llamada a la plenitud y la vocación es la respuesta a esa llamada. La primera
vocación es ser persona plena, y esta es siempre comunitaria.

As/21/05/2010

——————————————————————————–

[1] Psicólogo, Psicoterapeuta, Presidente del Instituto Emmanuel Mounier, asociado a la


Universidad Católica “Nuestra Señora de la Asunción”, Asunción, Paraguay. Profesor
Emérito de la misma, título otorgado en el presente año y Premio “Verbo Veritatis”
(Ciencias humanas) también otorgado este año por la misma Universidad.

[2] Dr. Codas Gorostiaga, Silvio, Poemas y antipoenas, Editorial DERVISH, Asunción,
Paraguay, Año 2000. Medico Neurocirujano, exdocente de la Facultad de Medicina de
la Universidad Nacional de Asunción. Amigo personal.

Adolescencia y Proyecto devidattps://logoforo.com/adolescencia-y-proyecto-de-


vida/
4 'No soy solamente un caldo de hormonas'
En entrevista, la adolescencia habla de sus problemas para conectar con el mundo
adulto.

Por: CARLOS F. FERNÁNDEZ

24 de mayo 2016 , 05:48 p.m.

“Sé que cuando hablan de mí los adultos se ponen trágicos, voltean lo ojos y usan
siempre las mismas palabras: inmadurez y crisis. Y dicen que por eso es tan difícil que
me ‘integre socialmente’. Como si eso fuera lo ‘máximo’”, dice la adolescencia,
poniendo en al aire las comillas sobre la última palabra, y antes de volver a concentrarse
en los cordones de los tenis.

Es difícil conectar con esta adolescencia a la que a duras penas convenzo de que se
saque los audífonos de las orejas, para que pueda oírme. Acepta, pero con las manos en
los bolsillos, un mechón de pelo sobre los ojos y una actitud desafiante, me lanza
miradas de total desinterés.

“Los adultos no saben nada... El mundo está lleno de problemas, de enfermedades, de


sida, de gente que se droga y que roba y mata, ¿y entonces es culpa mía?”.

Sin tomar aire si quiera, sigue con la perorata: “Soy una etapa normal de la vida de todo
el mundo; usted, por ejemplo, quien lo ve tan trajeado y tan serio, también fue como yo.
Así que por qué nos tratan a los adolescentes de inadaptados... Ya que me dio la
oportunidad de hablar, pregunte, man”, dice...

¿Quién es usted?

Pues nada... soy un fenómeno biológico. Pero también soy un fenómeno cultural y un
fenómeno social. Pero ustedes se la pasan pensando que soy un caldo de hormonas por
culpa del cual todo el tiempo estoy sufriendo cambios físicos y emocionales.

Cierto, pero la adolescencia es complicadita...

Es que no nos la ponen fácil. Mire, en la adolescencia se consolidan los procesos de


identidad de cada persona, y eso, entienda, es el nivel más elevado del pensamiento
humano.

También me encargo de reafirmar la abstracción, las capacidades de adaptación y de


defensa, y para eso me dan poco tiempo.

¿Y por eso las pataletas?

¿Cuál es pataletas? Párela, ¿si? , No es fácil darse uno cuenta de que ya no se es niño, y
que por eso pierde uno muchos beneficios, pero que tampoco se es grande para hacer
otras actividades. Somos un intermedio con pocas oportunidades. Súmele que tengo un
cuerpo que cambia todos los días, y que me hace sentir torpe y feo a veces; hasta la
cama me queda pequeña, pero la moda es para grandes. Por eso siento a veces que todo
mundo me mira, lo que me aburre a ratos. Complicado...

A los adolescentes como que les choca todo...

¡Y dele! Lo que pasa es que a estas edades empieza uno a experimentar emociones
nuevas y a darse cuenta de cosas que antes no importaban: por ejemplo, la situación
económica de la familia, los problemas sociales y las responsabilidades que me
achacan, y todo eso me atropella. También tengo miedos que a la gente como usted le
parecen pendejadas, por eso me callo y me aíslo. Nadie me entiende...

El asunto es de incomprensión...

O de desinterés. Vea: también tengo nuevas sensaciones en el cuerpo y siento gusto por
la gente y quiero gustar; me dan ganas de coquetear, de salir, de mostrarme, de conocer
y siento cosas que me hacen pensar que estoy enamorado, y suspiro y me aburro y
sueño y me alegro, pero ¿sabe qué? Muchas veces todo eso, que para mí es importante y
a lo que quiero dedicarle tiempo, para ustedes y para los papás es pendejada. Cómo va a
estar uno feliz, si justo cuando quiere uno salir con los amigos la mamá lo corta a uno
con este súper plan: “Báñese, que nos vamos para donde las tías”. A veeer... Claro,
como además soy muy sensible siento que el mundo se me revuelve, que todo me lo
imponen y ahí uno quiere que la mamá, con todo y las tías, desaparezca.

¿Cuál es su conflicto con la autoridad?

Evitemos las generalizaciones. Hay tantas adolescencias como adolescentes y tantos


estilos de autoridad como adultos que la ejercen. Pero le puedo decir que en esta etapa
abundan los conflictos, y uno de ellos es con la autoridad. Despojamos a los papás del
idealismo con el que los cubrimos de niños y empezamos a cuestionarlos, nos fijamos
en otros referentes y generamos nuevos vínculos, con todos, que van desde el amor,
hasta el rechazo; estos extremos son necesarios para mí, porque a partir de eso edifico
mi propia identidad, no que quedo con la que quieren darme los mayores.

Por qué hay tantas inquietudes con ustedes y la sexualidad...

Para nosotros el sexo adquiere gran importancia, porque todas esas sensaciones de las
que le hablé tratan de abrirse campo como sea; eso no quiere decir que a toda hora
queramos estar en la cama. Frente a eso tenemos nuestras normas y valores, que no son
de otro mundo, son nuestros, pero a ustedes los escandaliza.

Pero ustedes no se fijan mucho en los riesgos...

Si los adultos fueran menos mojigatos y cantaletudos, y desde chiquitos nos ayudaran a
relacionarnos naturalmente con una sexualidad pegada a los sentimientos, a la
autoestima, a los valores, a la toma acertada de decisiones, a nuestra forma de
relacionarnos con otras personas, probablemente no incurriríamos en riesgos
innecesarios.

¿Es cierto que les cuesta medir el peligro en situaciones riesgosas?


Esta es una etapa de exploración, de encontrar nuevas experiencias. Los adolescentes no
nos creemos los X Men, pero algo en nuestro interior nos dice, naturalmente, que
ninguna situación extrema nos queda grande, y nos lanzamos. Así lo lee nuestro cerebro
a esta edad... Ustedes deberían dejar el drama y ser menos catastrofistas. Nada
sacan con considerarnos un peligro.

¿En qué quedamos?

En que nos den un espacio, en que entiendan que no hay adolescencia sino adolescentes,
y en que recuerden cómo fueron ustedes en la misma etapa. Así entenderán por qué nos
molesta tanto que nos traten como un “mientras tanto” entre la niñez y la adultez...

Jóvenes, una población no priorizada

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