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Título:
Control cultural de Sigatoka negra (Mycosphaerella fijiensis Morelet) mediante
minicomposteo en el Cultivo de Banano (Musa x paradisiaca).
Autores:
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Lugar:
Fecha:
01-07-019
Machala-El Oro-Ecuador
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ÍNDICE
1. INTRODUCCIÓN ..................................................................................................................... 4
1.1 OBJETIVOS ..................................................................................................................... 4
1.1.1 Objetivo general .................................................................................................... 4
1.1.2 Objetivo específico ................................................................................................ 4
2. MARCOS TEÓRICO ................................................................................................................. 5
2.1 Distribución de la sigatoka negra .................................................................................. 5
2.2 Daños y perdida de producción que causa la sigatoka negra ...................................... 5
2.2.1 Grado de severidad ............................................................................................... 5
2.2.2 Daño en los tejidos de la hoja de banano ............................................................. 6
3. BIBLIOGRAFIA ...................................................................................................................... 16
II
ÍNDICE DE FIGURAS
III
INTRODUCCIÓN
La producción de banano en el Ecuador se lleva a cabo hace más de 40 años por lo cual
incide una gran cantidad aportación de ingresos al país, pero ante este tipo de cultivo que
es el banano se ha venido decayendo la producción en los últimos años por ciertos factores
como climáticos y fitopatológicos, dando lugar a una plaga que es la sigatoka negra
(Mycosphaerella fijiensis) no sólo por su daño en las hojas del banano sino por su alto
costo de poder controlarlo.
Se podría decir que ante este patógeno no hay solución factible que lo elimine por lo tanto
es el agente causal de la enfermedad foliar más limitante en la producción de banano.
1.1 OBJETIVOS
1.1.1 OBJETIVO GENERAL
Evaluar la efectividad del método cultural en el cultivo de banano (Musa x paradisiaca).
IV
MARCOS TEÓRICO
Hidalgo (2006), halló que la tasa fotosintética neta foliar (Fn; µmol de CO2 reducidos por m2s-
1), decayó con el incremento del porcentaje de severidad (Fn = 6.85 - 0.15X; R2 = 0.72) y el
estadio de la enfermedad (Fn = 8.36 - 1.62X; R2 = 0.60). Rodríguez-Gaviria & Cayón (2008)
afirmaron que en hojas donde se observó el grado cuatro de severidad, según la escala de Stover
modificada por Gauhl (1989), hubo una disminución de la tasa fotosintética cercana al 30%.
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FIGURA 1: Escala Stover modificada por Gauhl
Fuente: http://www.scielo.org.co/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0120-
99652008000200010
Chillet (2009) y (Castelan, 2012), reportaron la reducción de la vida verde de la fruta (6.1 a
13.8 días) en parcelas donde no se controló la enfermedad, en comparación con parcelas donde
sí se efectuó control (24.7 a 28 días); así como un menor peso de la fruta (40%). Además, Kema
(2006) y Rey & Mira (2010), aseveran que el control de la enfermedad representa entre el 20 y
el 30% de los costos de producción.
Peterson (2005), indicó en sus estudios que todos los tejidos foliares enfermos en todas las
plantas de banano debían ser removidos y colocados en el suelo para ser descompuestos. Este
ejercicio de erradicación empezó en el 2001 y redujo los niveles de inoculo sustancialmente en
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todas las plantaciones; para el 2002 el 70% de las propiedades alcanzaron un nivel de
enfermedad detectable cero.
Cayón (1995), nos indica que la tasa de fotosíntesis de la hoja disminuyó al aumentar el grado
de severidad de la enfermedad y se encontraron diferencias significativas entre las hojas sanas
y las hojas enfermas con cualquier grado de severidad, siguiendo el mismo comportamiento
descrito para el contenido de clorofi la en las hojas. Hubo diferencias significativas en la tasa
de fotosíntesis entre las hojas sanas y las hojas enfermas con cualquier grado de severidad; los
grados 2 y 3 no mostraron diferencias entre sí, y el grado 4 tuvo una disminución de la tasa
fotosintética cercana a 30%. A partir del grado 5 se determinaron valores cercanos a cero y
valores negativos, indicando que no existe actividad fotosintética alguna por el grado de daño
del tejido fotosintético. Estos resultados coinciden con los reportados por Hidalgo et al. (2006)
en plántulas de banano inoculadas bajo condiciones de invernadero y confirman la necesidad
de realizar un control temprano de la enfermedad para evitar que las plantas sufran los procesos
de senescencia causados por el hongo. En clones de plátano, Cayón et al. (1991) reportaron que
la tasa máxima de fotosíntesis está correlacionada con el contenido de clorofila en las hojas,
que limita el proceso fotoquímico. La tasa de fotosíntesis debe ser proporcional a la
concentración de clorofila en las hojas y disminuye cuando la concentración se encuentra por
debajo de los niveles óptimos para el proceso.
Carlier (1994), afirma que la sigatoka negra es la enfermedad que más daño causa a la
producción de banano y plátano, se han estimado pérdidas generales entre 50 y 100%. Afecta
drásticamente el sistema foliar y causa pérdidas importantes en la cosecha, en banano entre 10
y 30%, también pérdidas en la calidad de la fruta por maduración prematura. En plátano las
pérdidas ocurren principalmente en plantaciones pequeñas cuando no se controla
químicamente.
Villalta & Guzmán (2008), afirman que el banano es afectado por diversos patógenos, los que
reducen en mayor o menor grado los rendimientos y la calidad de los frutos, especificando que
la Sigatoka negra (Mycosphaerella fijiensis Morelet) requiere una especial atención debido a
su alto potencial de daño, donde se procedió a evaluar mediante diversos tratamientos: T1-
Testigo absoluto (sin aplicación de fungicidas), T2- Testigo comercial, fungicida Dithane® 60
SC (2,0 L ha1 ), T3- Microorganismos Eficaces (4,0 L ha-1), T4 - Trichoderma sp (5,0 kg ha-
1 en sustrato de arroz). Las aplicaciones se hicieron a intervalos semanales en el periodo de
crecimiento vegetativo de las plantas y cada 5-6 días después de la floración, para un total de
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45 aplicaciones hasta la cosecha de las plantas, estos tratamientos se distribuyeron al azar, con
tres repeticiones, cada repetición constó de 10 plantas, donde los niveles más bajos de infección
se obtuvieron con el fungicida Dithane (testigo comercial, T2) que presentó el menor índice de
infección en las plantas (44,4 %). Este tratamiento difirió en todas las variables de infección
evaluadas con el testigo absoluto (81,8%) y con el tratamiento donde se aplicó microorganismos
(52,3 % respectivamente). La mezcla y alternancia de Trichoderma sp con los microorganismos
no mejoró el control de la enfermedad con un índice de infección de (72,3 %), pero su uso
conjunto no debe descartar del todo, ya que es necesario evaluar una mayor cantidad de
aislamientos de este hongo, dada la gran diversidad y variabilidad en su capacidad antagonista.
La FAO (2013), describe a la Sigatoka negra como la enfermedad foliar que se encuentra
directamente influenciado por las condiciones climáticas, susceptibilidad de la variedad
sembrada y manejo del cultivo. Por lo tanto, se ha determinado que las zonas más afectadas se
caracterizan por tener una precipitación mayor a 1.400 mm anuales, humedad relativa mayor al
80% y temperatura promedio entre 23 a 28 ºC, procediendo a determinar como práctica eficaz
al deshoje de la plantación si presenta el 50 % de afectación o en su totalidad, en caso contrario
se debe realizar cirugía, es decir, remover fragmentos de la hoja afectados con estados 3 a 6,
cada 15 días en época de lluvias y 20 a 30 días en épocas secas, de esta manera se asegura el 80
% a que no haya expansión de la enfermedad.
Según las investigaciones realizadas por Villalta & Guzmán (2008) y la FAO (2013), sostienen
que este patógeno en severas infecciones causa una disminución del área foliar, con
repercusiones directas sobre los rendimientos y puede producir maduración prematura de los
frutos, lo cual resulta pérdidas importantes durante el transporte a los mercados de destino, por
lo cual en la densidad de ataque de la enfermedad se ha tomado como referencia una cantidad
de 50 lesiones del síntoma más desarrollado, lo cual cabe señalar con los signos más (+) y
menos (-), dependiendo si supera o no ese valor. Las evaluaciones deben realizarse a intervalos
fijos de siete días hasta donde sea posible, sobre las mismas plantas, donde las observadas (1-
10) tienden a incrementar su emisión foliar.
A partir de los aportes de Vargas (2015), en cada grupo de plantas hubo una reducción del
porcentaje de plantas en las que se detectó la fase de transición. El porcentaje predominante de
plantas cuyo meristemo estuvo en fase vegetativa al momento de la disección (85 y 60%). No
se determinó relación alguna entre el cambio morfológico, cuya duración fue de dos a tres hojas
verdaderas, y el número de hoja verdadera emitida en lo que se inicia el cambio morfológico.
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Este proceso inició en un 3,0% de las plantas en la hoja verdadera 4, la misma que se mantuvo
hasta la emisión de la hoja verdadera 14, en un 9,3% de las plantas.
Moraes (2008), por medio del manejo integrado de enfermedades define como una herramienta
sustentable para el combate de patógenos el uso de la combinación de métodos químicos,
culturales, físicos y biológicos que minimicen los riesgos económicos, de salud y ambientales.
Asimismo, se ha determinado que la fertilidad del suelo tiene un efecto directo sobre la
respuesta del plátano a la incidencia de Sigatoka negra. Las plantaciones establecidas en suelos
fértiles registraron menor daño que aquellas plantadas en suelos pobres donde las primeras
presentaron en promedio 9.3 hojas totales por planta, manchas en la hoja 6.9 y área foliar
afectada del 14.1%, en cambio en suelos con baja fertilidad las plantas registraron 7.7 hojas,
manchas en la hoja 4.9 y 19.6% de área foliar enferma.
El uso de biofertilizantes en el cultivo del banano produce plantas con mayor desarrollo y
emisión de hojas, lo que ayuda a una mayor resistencia de las plantas al daño de Sigatoka negra.
Las plantas de banano tratadas con bacterias del género Azospirillum y hongos micorrízicos
presentaron mejores niveles de tolerancia a la Sigatoka negra (8 a 10% menor severidad) en
comparación con plantas con la fertilización química tradicional. Por otro lado, cuando se
utilizaron los biofertilizantes se redujo el uso de fertilizantes sintéticos por hectárea, de tal
manera que con dos tratamientos de micorrizas y Azospirillum, y con solo 100 kilogramos de
nitrógeno, 40 de fósforo y 100 de potasio se obtuvieron 70 toneladas por hectárea por año. Una
cantidad similar se obtuvo con el uso de los fertilizantes químicos sin biofertilizantes.
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Chavez (2016), según su investigación en la cual realizó el aislamiento de M. fijiensis a partir
de hojas infectadas de banano y plátano, en estadios 5 o 6. La germinación de las ascosporas se
llevó a cabo a las 18 horas después de la descarga; esta fue bipolar, con tubos germinativos
rectos o ligeramente curvos. Se evidenciaron los cultivos monoascospóricos de ascosporas
observados entre 4 - 6 días de incubación sobre PDA a 27°C.
Castro (2015), basándose en su estudio determinó todas las cepas de Trichoderma (100)
crecieron en el medio de cultivo PDA y la mayoría (67) lo cubrió totalmente a las 120 h de
incubación. Sin embargo, se observaron diferencias entre las cepas en cuanto a la velocidad de
crecimiento. El análisis de conglomerados a las 24, 48 y 72h permitió observar la formación de
dos grupos de cepas. En el primero se ubicaron 14 cepas las que a 48 h habían alcanzado el
valor máximo de radio de la colonia (45,0mm) y en el segundo el resto de las cepas en
subgrupos. Los grupos formados en base al crecimiento radial en el tiempo no estuvieron
asociados a los sitios de aislamiento. El coeficiente cofenético fue de 0,851. La velocidad de
crecimiento de las cepas del primer grupo osciló entre 0,52 y 0,90 mm h -1 a las 24 h de
incubación y a las 48h se igualaron a 0,90 mm h-1.
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Organismos internacionales como la FAO promueven el manejo integrado de plagas en los
cultivos para reducir el uso de agroquímicos y el cuidado de los suelos fértiles, que son la base
primordial de la seguridad alimentaria a nivel mundial.(Negra, n.d.) El efecto de establecerse
en el uso del biocarbón en conjunto con los microorganismos más eficientes (ME) para mejorar
la calidad fitosanitaria del cultivo de banano, y reducir la carga química en el control de
Sigatoka negra a cero ciclos de fumigación, brindando una alternativa más segura para ser
sostenido y salud del medio ambiente interviniendo con la aplicación del manejo integrado del
cultivo. Por lo tanto se ha manifestado en ciertas investigaciones que el uso de biochar aumenta
el rendimiento hasta en 140 % al cuarto año de aplicación, estos significa que el efecto es mejor
a largo plazo (Villaseñor, 2018).
Esta es la práctica más importante para reducir o eliminar la principal fuente de inóculo. Esta
práctica, en sus diferentes modalidades se conoce como deshoje o deshojarasque, poda,
despunte o cirugía. El deshoje se considera como una poda de sanidad. Las hojas representan
la única fuente de inóculo de la enfermedad, por lo que el manejo de éstas es importante para
disminuir la esporulación del patógeno a través del tiempo. El propósito de esta práctica es
eliminar de manera total o parcial el tejido afectado de las plantas y junto con éste los
propágulos del hongo. Las hojas enfermas dejadas en la planta presentan el período más elevado
de producción y descarga de ascosporas de M. fijiensis, las cuales pueden sobrevivir y ser
liberadas por más de 20 semanas (Marín, 2003).
INIAP (1997), indicó que el comportamiento de la enfermedad hace necesario que el manejo
del tejido foliar afectado tenga que ser sumamente estricto durante los períodos lluviosos. El
deshoje y acomodo ordenado de las hojas en líneas o montones reduce significativamente el
área foliar expuesta a la descarga de ascosporas y disminuye hasta en un 80% el potencial de
producción de inóculo y la severidad de Sigatoka negra.
De acuerdo con Gauhl (1994), en el trópico seco de México, parcelas de banano Grand Naine
sin deshojarascar presentaron epidemias de la enfermedad hasta por siete meses del año,
mientras que en parcelas con esta práctica la epidemia duró cinco meses y con un 33% de menor
severidad (Orozco & Santos, 2002). Existen reportes contradictorios sobre la importancia de la
superficie foliar (haz o envés) en la producción y liberación de inóculo.
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2.3.2. TRATAMIENTOS A LA HOJARASCA.
Considerando la importancia del tejido foliar infectado como fuente de inóculo de M. fijiensis,
es importante la evaluación de diferentes compuestos aplicados a la hojarasca con la finalidad
de disminuir la esporulación del hongo y/o acelerar su proceso de degradación. En Costa Rica,
se ha probado el efecto antiesporulante de diferentes compuestos como la urea, el fungicida
sistémico Propiconazol, Glifosato, aceite agrícola, iodo, ceras, el fungicida protectante
Clorotalonil y mezclas de éstos. (Guzmán & Villalta, 2008).
Guzmán (2012), señala en otros reportes que la aplicación de bacterias, urea y melaza no
tuvieron un efecto importante sobre la velocidad de descomposición de las hojas de banano. A
las 28 semanas después de colocado el tejido foliar sobre el suelo y de haber recibido tres
aplicaciones de los tratamientos en las primeras tres semanas no hubo diferencia significativa.
Del mismo modo, la aplicación de estos tratamientos no tuvo un efecto importante en la
descarga de ascosporas durante las primeras 3-4 semanas.
Sin embargo, Romero (1998), en un estudio reciente demostró que la aplicación semanal de
urea al 10% es una alternativa practica ya que la esporulación del hongo se redujo hasta en un
93%, sobre todo en condiciones de alta presión de inóculo.
Del gran número de compuestos evaluados sobre la hojarasca en el suelo, el tratamiento que
parece más promisorio es la aplicación semanal de urea al 10% (10 Kg de urea/100 litros de
agua), ya que logro reducir la esporulación del hongo a un 93% (Romero, 1998). La reducción
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del inóculo del hongo se debe al efecto antiesporulante de la urea y al acelerar el proceso de
descomposición de las hojas. La periodicidad de aplicación de urea dependerá de la severidad
de sigatoka negra en la plantación. Bajo condiciones de alta presión de la enfermedad se sugiere
aplicar cada semana o cuando se realice un deshoje importante. Rutinariamente se puede aplicar
la urea a intervalos mensuales.
2.3.3. MINICOMPOSTEO.
Comúnmente los deshechos de las plantas se esparcen en toda la plantación, lo cual presenta
dos inconvenientes:
1) si son hojas con Sigatoka negra: éstas al humedecerse con el agua de riego y lluvia provocan
un ambiente favorable que estimula la maduración de los pseudotecios y la esporulación.
Mourichon (1997), afirma, que la Sigatoka negra reviste más gravedad que la Sigatoka amarilla,
puesto que sus síntomas se manifiestan en hojas más jóvenes (lo cual se debe generalmente a
una mayor abundancia del inóculo) y por lo tanto ocasiona daños más importantes en los tejidos
fotosintetizadores. Además, ésta afecta a muchos de los cultivares que resisten a la Sigatoka
amarilla, como los del subgrupo de plátano (AAB). Las pérdidas de producción pueden
alcanzar, en ciertos casos, más del 50 %.
Para lograr un control efectivo de la enfermedad, se deben optimizar todas las condiciones de
crecimiento de las plantas. Asimismo, se ha determinado que la fertilidad del suelo tiene un
efecto directo sobre la respuesta del plátano a la incidencia de sigatoka negra (Murillo, 2006).
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En Nigeria, las plantaciones de plátano (Musa AAB) cultivar Agbagba establecidas en suelos
fértiles registraron menor daño que aquellas plantadas en suelos pobres. Las primeras
presentaron en promedio 9.3 hojas totales por planta, manchas en la hoja 6.9 y área foliar
afectada del 14.1%, en cambio en suelos con baja fertilidad las plantas registraron 7.7 hojas,
manchas en la hoja 4.9 y 19.6% de área foliar enferma (Rodríguez, 2018).
En Uganda, los bananos fueron menos susceptibles a sigatoka negra con el incremento de la
proporción de potasio: calcio + magnesio, así como por el contenido de materia orgánica en el
suelo (Amaya, 2007).
En México, el banano Enano Gigante presentó menor daño de sigatoka negra cuando se
aplicaron 200 kilogramos de nitrógeno por hectárea por año, 75 de fósforo y 150 kilogramos de
potasio en comparación a la fertilización con 200 kilogramos de nitrógeno, 150 de fósforo y
300 de potasio. Las parcelas con menor fertilización registraron manchas en la hoja 8.3 con un
total de 13.0 hojas, mientras que las fertilizadas con elevadas cantidades de nutrientes mayores,
tuvieron manchas en la hoja 7.5 y 12.2 hojas funcionales (Amaya, 2007).
El uso de biofertilizantes en el cultivo del banano produce plantas con mayor desarrollo y
emisión de hojas, lo que ayuda a una mayor resistencia de las plantas al daño de sigatoka negra.
En experimentos realizados en México, las plantas de banano tratadas con bacterias del género
Azospirillum y hongos micorrízicos presentaron mejores niveles de tolerancia a sigatoka negra
de 8 a 10% menor severidad en comparación con plantas con la fertilización química tradicional
(Amaya, 2007).
Por otro lado, cuando se utilizaron los biofertilizantes se redujo el uso de fertilizantes sintéticos
por hectárea, de tal manera que con dos tratamientos de micorrizas y Azospirillum. El manejo
de la fertilización es necesario para mantener el balance de los elementos para asegurar una
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buena productividad, con solo 100 kilogramos de nitrógeno, 40 de fósforo y 100 de potasio se
obtuvieron 70 toneladas por hectárea por año. Una cantidad similar se obtuvo con el uso de los
fertilizantes químicos sin biofertilizantes (Amaya, 2007).
Según Luis Patiño (2007), afirma que la aplicación de sustratos foliares con base en quitina
coloidal, harina de cebada como fuente de glucano, urea y una solución mineral base, diseñados
para fomentar poblaciones de bacterias quitinolí-ticas y glucanolíticas de ocurrencia natural,
mostró una reducción entre un 43 y 46% en el número de ciclos de fungicidas convencionales,
al ser aplicados en rotación con estos últimos, con relación al sistema convencional basado en
la aplicación de fungicidas.
Ángel Aguilar (2008), afirma que la aplicación de emulsiones con aceite en el haz de las
hojas mostró un 98.4% de reducción marginal ante la sigatoka negra.
Según Diego Pozo (2009), demuestra que la poda temprana es la mejor manera de reducir
la incidencia en el cultivo de Banano, con porcentajes mayores en hojas sanas con un
81.79% libre de la incidencia de Sigatoka.
Poez (2017), sostiene que para el manejo fitosanitario se realiza una aplicación semanal de
extracto de tomillo, producto en evaluación y mancozeb, programa comercial y la
combinación de ambos, a partir de la tercera semana, que el tratamiento donde se sustituyó
con Proud 3 (extracto de tomillo) uno de los productos utilizados en el programa comercial,
se logró prevenir el ingreso eficientemente a Mycosphaerella fijiensis en las plantas, ya
que tan solo se obtuvo un 14.43% de incidencia.
Según Pineda (2019), el tratamiento más efectivo para controlar la sigatoka negra en los
cultivos de banano en suelos franco arcilloso bajo condiciones climatológicas de 2.498 mm
de precipitación promedio anual, humedad relativa promedio anual del 85%, temperatura
promedio anual es de 25,7°C, temperatura media máxima anual es de 31,3°C, temperatura
mínima media anual es de 21,7°C, Brillo solar promedio 4 – 5 horas, y evapotranspiración
potencial hasta de 1.207 mm. Es el tratamiento 2, con alteración de los productos químicos
con ingredientes activos “Carbendazim y Mancozeb”, acompañado de las actividades
culturales como despunte, deshoje, descalcete y deshije; ya que una vez obtenidos los datos
promedio se evidencio que el promedio ponderado de infección (PPI) con el tratamiento 1
es de 2,01, con el tratamiento 2 de 1,71 y con el testigo de 1,93.
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MARCO METODOLÓGICO
ASPECTOS ADMINISTRATIVOS
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