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PEDAGOGÍA DE EMERGENCIA Y

TRAUMA PARA EL
ACOMPAÑAMIENTO DE LACTANTES,
NIÑAS Y NIÑOS ENTRE 0 Y 3 AÑOS.
Estado de excepción en Chile – Octubre de 2019

Documento elaborado por:

Daniela Concha Miranda Katherine Quintana


Educadora Diferencial Educadora Diferencial
Formada en Pedagogía Pikler Formada en Pedagogía Pikler
• INTRODUCCIÓN

Ante las situaciones de emergencia y trauma, producto de catástrofes naturales o


contextos socio -políticos complejos, la desestabilización de nuestra organización
ciudadana nos genera incertidumbre, nos mantiene en un estado de alerta permanente
e impacta en nuestro estado anímico. Estas circunstancias del contexto influyen en
nuestra organización interna, lo que suele manifestarse con un aumento de la sensación
de estrés. Los lactantes, niñas y niños pequeños también se ven afectados y afectadas,
ya que este escenario tiene un efecto en las rutinas y en la organización de la vida
cotidiana. Ser parte y vivir este tipo de situaciones provoca incertidumbre, pérdida de
los puntos de referencia y confusión, lo cual sin duda puede impactar de manera
negativa en su bienestar físico y anímico. La actitud de adultas y adultos, será de vital
importancia, para poder resguardar y mantener un vínculo segurizante que permita el
desarrollo y continuidad de su estructuración Yoica de la manera más armónica posible,
evitando o aminorando los efectos del trauma.

Este documento ha sido elaborado con la finalidad de entregar orientaciones de apoyo


a aquellas familias y/o instituciones chilenas, que estén al cuidado de lactantes, niñas y
niños de edades entre 0 y 3 años, inmersos/as en contextos socio- políticos complejos
(como los que estamos viviendo en este momento), entre otros. Los fundamentos que
lo sustentan, se basan en las investigaciones y experiencia del trabajo realizado por la
Pediatra Húngara Emmi Pikler, quien después de la 2º guerra mundial asumió la
dirección de un orfanato para niñas y niños traumatizados por efectos del abandono,
como también causas asociadas a contextos de crianza vulnerables, etc. Este instituto,
conocido mundialmente como “Instituto Pikler-Lóczy”, fue reconocido por su modelo
educativo respetuoso y los cuidados cotidianos amorosos para la niñez temprana, de
tal manera que miles de niñas y niños pudieran crecer con un desarrollo sano y
armónico, a pesar de haber vivido situaciones difíciles y traumáticas en esta etapa
sensible de la biografía humana.

En contextos de catástrofes y traumas, lactantes, niñas y niños pequeños pueden


reaccionar y manifestar su malestar de diferentes maneras, tal como señala Bernd Ruf:
“El llanto inicial acompañado por una mayor propensión a asustarse, dificultad para
tranquilizarse, luego siguen trastornos del sueño, de la alimentación, incluso trastornos
generales del desarrollo” (Krüger, 2008, pag.51).
Podemos ver, cómo se desencadena una desorganización rítmica a nivel fisiológico,
pero también a nivel vincular, dificultades del proceso de socialización, en las
capacidades cognitivas, entre otros. Los lactantes, niñas y niños pequeños, muchas
veces no pueden decir con palabras aquello que les está generando un malestar, por
ello, su forma de expresarlo será a través de cambios en la manera de relacionarse, el
llanto como vía de comunicación y expresión, irritabilidad o menor disponibilidad a las
propuestas de las adultas y adultos, alteraciones en el temperamento–volverse más
activo de lo habitual o retraerse– como también podrían presentarse alteraciones del
sueño y dolores del cuerpo físico, por ejemplo dolor de estómago.

En este sentido, los tres pilares que sustentan la aproximación Pikleriana: Importancia
de los cuidados cotidianos respetuosos, el juego libre y la motricidad autónoma y auto
inducida, forman una triada indisociable que, en contextos de crisis pueden estar al
servicio de la Pedagogía de Emergencia y Trauma, para ayudar a prevenir o a aminorar
los efectos negativos en la salud física y mental de lactantes, niñas y niños pequeños. Al
respecto la psicoanalista Natacha Kukucka-Bizos señala: “la concepción del cuidado de
ese Instituto (Pikler-Lóczy) se apoya en la importancia del respeto de la actividad
espontánea del bebé y del niño pequeño durante los cuidados en proximidad (cambios,
baños, comidas…) y durante los tiempos de juego”. En este sentido, mantener el ritmo
y orden de los cuidados cotidianos, apoyados en una actitud respetuosa, cálida y atenta
por parte de quien cuida, permitirán que el juego y la actividad autónoma de los
lactantes, niñas y niños se despliegue con calma y seguridad. Siguiendo con el
planteamiento de Kukucka, estas experiencias de cuidados cotidianos amorosos,
respetuosos, que dan lugar a la personalidad emergente del lactante, niña o niño
pequeño, forman parte de una modalidad de cuidado terapéutico que alimenta el
bienestar y el deseo de jugar y descubrir, propio de esta etapa de la vida, esto implica
entonces que “Un lazo permanente y sutil existe entre la calidad del cuidado recibido y
el tiempo de juegos propuesto. Es así que la actividad libre puede convertirse entonces
en uno de los elementos de la acogida preventiva y terapéutica… Es justamente porque
el niño se siente contenido por esta modalidad de cuidado terapéutico que él podrá
investir un lugar de palabras y dar sentido a su historia”.

Estas acciones en su conjunto, son como señala Bernd Ruf primeros auxilios para el
alma infantil; permitirán que los lactantes, niñas y niñas encuentren la calma, puedan
habitar su cuerpo a pesar del contexto difícil que puedan estar viviendo; prevenir en la
irrupción del psiquismo temprano y por sobre todo sostener relaciones socio-afectivas
armónicas y pacíficas, lo cual, sin duda, generará una tranquilidad interna también en
quienes son cuidadoras y cuidadores.
I. ORIENTACIONES DE CUIDADOS COTIDIANOS EN SITUACIONES DE TRAUMA.

1. Orden del día:


Una vida cotidiana organizada generalmente de la misma manera día a día,
entrega confianza. Saber lo que va a ocurrir genera seguridad. En efecto, es el
orden y la repetición de los momentos que organizan nuestro día a día, lo que
permite crear un ambiente contenedor, que al mismo tiempo los lactantes, niñas
y niños integran en su mundo interno, aportando a sus fuerzas de auto curación.
Es por esto que se vuelve fundamental establecer o mantener un margen de
horarios para los cuidados de alimentación y momentos de descansos, estos
serán la columna vertebral del día y aportarán ritmo interno. Los cambios de
pañal, baño o vestimenta, se harán de acuerdo las necesidades y características
individuales de las niñas y niños.

2. Actitud de la figura adulta durante la muda y vestimenta:

a. Observar antes de actuar: Antes de tomar en brazos al lactante, niña o niño,


observar en qué situación se encuentra, y acérquese tranquilamente,
procurando no interrumpirle abruptamente. ¿Cómo se siente usted cuando
alguien le toma por sorpresa o le interrumpe? Evitemos este malestar a
nuestras guaguas, niñas y niños.

b. Coméntele lo que va a suceder: Siempre da tranquilidad saber los pasos que


vienen. Avísele verbalmente que tiene que dejar de jugar o hacer lo que está
haciendo, para cambiar su pañal, con palabras sencillas y amables, por
ejemplo: “Camila…, tu pañal esta lleno, es necesario cambiarlo; yo voy a
buscar las cosas para mudarte mientras tu terminas de jugar”.

c. Acompañe con gestos lo que habla: Con gestos manuales y expresión


amable en el rostro, transmita el mismo mensaje que dice verbalmente.
Ejemplo anterior: “Vamos Camila…, (al mismo tiempo estirar las manos
hacia la niña esperando su respuesta)”.

d. Evite apurar: Si el lactante, niña o niño no quiere ir a la muda


inmediatamente, no le obligue, recuerde que puede estar sensible o
irritable dada la situación de estrés. Trate de repetirle lo anterior, insistiendo
en la importancia del cambio de pañal, sin apurarle. Ayúdele a dejar lo que
estaba haciendo para acceder con tranquilidad al momento de muda
señalando, por ejemplo: “Yo sé que no quieres dejar de jugar, pero es
necesario cambiar tu pañal para que no se te pase la ropa, luego puedes
seguir jugando, ¿yo te acompaño si quieres ya?”.

3. Actitud de la figura adulta en los momentos de alimentación:

a. Preparación del ambiente: Organizar un espacio para ofrecer la comida, que


idealmente no cuente con distractores como celulares, televisión o
juguetes. Este momento es vital para la socialización y nutre físicamente,
pero también emocionalmente. Por ello disponemos, dentro de lo posible,
un espacio que promueva el contacto y la comunicación entre el lactante,
niña o niño y su cuidadora o cuidador.

b. Acompañar los momentos de alimentación: Ante estas situaciones, es


importante que acompañamos con nuestra presencia y estar atentas/os a
las señales que emiten lactantes, niñas y niños. hablarles y ser interpretes
de sus emociones, por ejemplo, vemos que sonríe mientras come podemos
decir: “Veo que te gusta mucho el almuerzo de hoy, estas contento/o”. Si
por el contrario notamos que se distrae focalizando su atención a elementos
del entorno podemos decir con tono de voz amable: “Te llama la atención
lo que está haciendo tu hermana, es muy interesante…Ahora estamos en el
momento de comida, después puedes ir a acompañarla y jugar con ella”.

c. Gestos tiernos, brazos que contienen: Idealmente ofrecemos la comida en


brazos, a aquellos lactantes, niñas y niños que aún no pueden entrar o salir
por sí mismos de una silla y mesa pequeña, esto con el fin de respetar su
maduración neurofisiológica, pero también con la idea de ofrecer cercanía
y contención corporal durante la alimentación. En los contextos de trauma
y emergencia, procuramos seguir esta orientación, también, con aquellos
niñas y niños que comúnmente comen sentadas/os en sus sillas, pero que
están menos disponibles para hacerlo. Podemos ofrecerles la alternativa de
sostenerlos cálidamente en brazos, entendiendo que nos encontramos en
un contexto poco habitual. Los brazos de las adultas y adultos sostienen y
entregan un límite corporal de seguridad.
Por otro lado, si el niño o niña comúnmente come solo o sola sin ayuda, pero
comienza a manifestar la necesidad de que otra persona le ayude a comer,
es importante flexibilizar y tal vez ofrecer la alternativa de usar dos
cucharas, una para el niño o niña y otra para quien le cuida.

d. Respetar los ritmos y cantidad de comida: Si observamos con atención,


podremos darnos cuenta, cuándo un lactante, niña o niño no desea
continuar comiendo. Atender esta señal y aceptar de manera tranquila su
necesidad, genera una sensación de “ser escuchado o escuchada”;
fortaleciendo la comunicación y el vínculo afectivo. Podemos decirle “Veo
que no tienes muchas ganas de comer, voy a guardar la comida y más tarde
podemos volver a intentarlo…”. Como señalamos anteriormente, lactantes,
niñas y niños, pueden elevar sus niveles de estrés y con ello estar menos
apetentes o sentir dolor de estomago. Si acogemos estas señales de rechazo
a la comida, evitemos obligarles, ya que provoca una sensación emocional
desagradable y con ello aumentan los niveles de estrés.

4. El acompañamiento del sueño y descanso:

a. Ritmo de sueño: La capacidad de dormirse y descansar es algo natural, sin


embargo, ante escenarios de crisis y trauma, el sueño puede verse alterado. Es
importante que las adultas y adultos tengamos claridad del orden de horarios
establecidos para el descanso y sueño, procurar que siempre sean los mismos
y que no varíen de manera significativa. Los ritmos de sueño serán
fundamentales para la disposición anímica durante los tiempos de vigilia.

b. Ritual de sueño: Importante preparar este momento como un ritual y crear


una atmósfera que invite al descanso, se les puede leer un verso, un cuento o
tan sólo acompañarlos/as. También ofrecerles algún objeto preferido que
forme parte del ritual: un peluche, una prenda con olor de la mamá, un trozo
de tela u otro, para acompañar este momento. Si no cuenta con ese objeto,
podemos seleccionar alguno y verbalizamos al bebé, niña o niño, que lo
ofreceremos para que descanse junto a él/ella, le podemos decir: “Voy a dejar
este pañal de tela o “tuto” (o peluche) aquí a tu lado para que duermas junto a
el…yo estaré contigo también mientras descansas”.

c. Negociación: Si el bebé, niña o niño tiene una actitud de juego, podemos


negociar unos 10-15 minutos y luego retomar el ritual de sueño: “Veo que
tienes muchas ganas de seguir jugando, podemos hacerlo por 15 minutos más,
luego te voy a llevar a la cama y te contaré una historia para que descanses”.
Respetar los horarios en relación a los tiempos de sueño y descanso es muy
importante para brindar límites claros que den seguridad. Sabemos que es
bueno descansar y como adultas y adultos lo hacemos saber desde un gesto
amable y tierno, evitando regañar o amenazar.

II. EL JUEGO LIBRE COMO EXPERIENCIA SANADORA EN CONTEXTOS DE TRAUMA.

El juego es un medio de expresión creativa, el lactante, niña o niño pequeño puede


narrar sus vivencias a través del juego, utilizando la totalidad de su cuerpo y las
diferentes vías de comunicación. Muchas veces ellos y ellas no pueden comunicar
verbalmente sus emociones y las huellas anímicas que viven, producto del estrés; sin
embargo, a través del juego, pueden expresarse y comunicar sus vivencias, “hablar
del trauma” utilizando la totalidad de su ser. El juego es una experiencia sanadora,
durante estos momentos lactantes, niñas y niños, encuentran placer, alegría, se
sienten creativos/as y se abren al mundo. En este sentido, si los cuidados cotidianos
han sido satisfechos, vemos que lactantes, niñas y niños se encuentran disponibles,
con un temperamento más estable, y por tanto podemos ofrecerles un espacio para
el juego libre.

• Preparación de un espacio de juego libre: Desde los 3 – 4 meses aprox. (o


desde que comienzan a girarse de lado) Preparamos una superficie limpia en el
piso (puede ser una manta o una alfombra de goma eva, según lo que tengamos
al alcance), ubicamos al lactante sobre esta superficie, en una postura que sea
cómoda, idealmente boca arriba. Ofrecemos a su lado, un trozo de tela
pequeña, algún pañuelo, incluso puede ser un pañal de tela. Si vemos que ya
puede alcanzarlo con su mano, agregamos algún sonajero que sea liviano,
también puede ser un recipiente o un vaso que sean livianos y pequeños. Entre
los 5 y 12 meses, podemos incrementar la cantidad de objetos: recipientes más
grandes pero livianos, argollas, cucharas de palo, telas pequeñas de colores, etc.
No es necesario que sean objetos muy elaborados, pero sí deben ser seguros e
idealmente livianos.
Para niñas y niños mayores de 12 meses podemos agregar juguetes que se
desplacen o rueden, como pelotas, autos u otros. Asimismo, agregar objetos
como ollas pequeñas, cucharas, osos de peluche, muñecas, accesorios
(sombreros, carteras, pañuelos, etc.) telas de diferentes tañamos, cajas de
cartón grandes, u otros materiales para construir, etc. La organización del
espacio va a ir cambiando, podemos ofrecer en canastos, cajas u otro recipiente,
argollas, legos, trozos de tela, algún elemento de la naturaleza que puedan
llevar a la boca y manipular de manera segura, entre otros. Las muñecas o
peluches pueden ser cubiertos con una manta, dejando a su lado algún vaso o
cuchara. Dentro de lo posible, procuramos ofrecer un espacio estéticamente
atractivo, puesto que el orden espacial también aporta organización interna.

• Actitud de la figura adulta en el juego libre.


Nuestra actitud puede ir cambiando, de acuerdo a las necesidades que
manifiesten lactantes, niñas y niños. Si observamos que requieren de nuestra
presencia, podemos acompañarlos/as y observarles; aceptar sus propuestas
de juego y colaborar en la medida en que ellas y ellos nos demanden, lo ideal
es no dirigir el juego, evitando tener una actitud impositiva.

Cuando observemos que los juguetes se encuentran desorganizados,


podemos volver a reorganizarlos y ubicarlos en su lugar. La cantidad de veces
que se reorganizan los juguetes, dependerá de lo que vayamos observando.
• BIBLIOGRAFÍA

Ruf, Bernd (2012) Pedagogía de Emergencia. Fundamentos antroposóficos para


intervenciones en casos de catástrofes y traumas. España: Tales &Tales

Kukucka – Bizos, Natacha (2006) Lóczy ¿un nuevo paradigma? El instituto Pikler es un
espejo de múltiples facetas. Lóczy: una modalidad de cuidado terapéutico. Buenos
Aires: EDIUNC

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