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UNIVERSIDAD NACIONAL DE CATAMARCA

FACULTAD DE HUMANIDADES-DEPARTAMENTO DE HISTORIA


CÁTEDRA: PRÁCTICA DOCENTE II Y RESIDENCIA

NARRATIVA

TÍTULO: “Mis Tiempos como Profesor


Practicante”

Equipo de Cátedra: Mgter. Ana María Brunas.


Esp. Elvira Cejas.
Prof. Mónica Olivera

Alumno: Noriega, Jorge Luis.


MUNº: 2151.

Año: 2016.

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MIS TIEMPOS COMO PROFESOR PRACTICANTE

Tanto el 2015 como el 2016 fueron años fundamentales en el avance de mi


carrera como futuro profesor de historia, sería como el comienzo del fin de una etapa
que marca el resto de mi vida. Llegar a ser practicante o residente, es para mí el paso
más importante para progresar; fase en la cual podré marcar mis errores y fortalecer
mis aciertos. Cuando empecé a cursar la cátedra “Práctica Docente II y Residencia”, mi
mente estaba repleta de dudas: ¿estoy preparado para avanzar y ser un profesor
practicante? ¿Cómo podré cursar si hay materias que no he rendido y que estoy
cursando?
Antes de avanzar con los proyectos retomé el valioso aporte de Bereiter y
Scardamalia: “para que la enseñanza sea comprensiva, se debe fortalecer el desarrollo
de los procesos reflexivos”1. De esta manera, me propuse el desafío de siempre apuntar a
una reflexión, tanto grupal como individual, a una participación y al diálogo en el aula.
Mis experiencias en las escuelas, solo se basaban en observaciones, realizadas tanto en
la cátedra “Didáctica de la Historia” como en “Didáctica General”, es decir, no había
estado en frente de un curso con alumnos de secundaria.
Una vez en la etapa de ensayo, el armado de los proyectos se caracterizaba por
discusiones con mi compañero Julio Perea; defendíamos miradas y técnicas diferentes a
la hora de enseñar. Por mi parte, sostenía una historia más positivista lleno de procesos
políticos y hechos importantes que marcaban los cambios y continuidades. Mi
compañero, por el contrario, sostenía una historia social y antropológica; él defendía una
historia de la cual no estoy acostumbrado, solo que ahora pretendo defender una
historia más integral, tratando de ver los diferentes aspectos para poder relacionar los
diferentes aportes con la ayuda de otras disciplinas, (antropología, economía, sociología,
etc.) como lo sostiene la Escuela de los Annales. Por esta razón, desprenderse de la
corriente positivista representa otro desafío en mi carrera, no solo para favorecerme
como futuro docente sino para favorecer el aprendizaje de los estudiantes. Como lo

1
Edith Litwin: “campos de la didáctica: la búsqueda de una nueva agenda” pág. 97

2
sostiene Gardner: “podemos pensar el conocimiento de un tema como el de una
habitación a la que se puede acceder desde diferentes puertas”2.
Llega el 1 de septiembre del 2015, mi primera clase como profesor practicante en
la Escuela preuniversitaria E.N.E.T. en el curso 1º 1º CSC – 1º 2º CSE, con un tema
importante como la Guerra Fría, los primeros minutos me invadían los nervios, sin
embargo, fue la participación de los estudiantes fue lo que hizo para que me sintiera más
cómodo y pudiera avanzar a una clase más dinámica, la actividad con imágenes fue
fundamental para que los estudiantes logren interesarse en el proceso histórico.
Por otra parte, el principal problema fue el “tiempo”, ya que, tanto en aquella
clase como en varias, se trasformó en otro desafío que debía superar, y quizás el más
complejo e importante. Las circunstancias de la clase hacen que el tiempo se vuelva
incontrolable y que no siempre depende de un docente: por ejemplo, llevar un recurso
tecnológico y que no funcione, que se alargue un debate, que el profesor a cargo del
curso se atrase. Ejemplos que los he vivido durante la etapa de ensayo y residencia. El
tema del tiempo es constante en todas las clases, pero que puedo mejorar con la
experiencia en las aulas.
Los típicos 40 u 80 minutos son fundamentales para que el estudiante deje de
lado los prejuicios que son usuales en varias instituciones escolares, la historia como
una materia aburrida que no tiene sentido, solo estudiar el pasado y repetir los años más
importantes. El cambio, sostengo que depende del diálogo, de los recursos, de las
técnicas que uno lleva a cabo, de las actividades y sobre todo el buen manejo del tiempo
en el aula. Durante las clases realizadas, tanto en la etapa de ensayo como en la
residencia, pude sentir que mejoré con respecto a este tema, alcanzar a una integración
es lo más gratificante que me sucedió, en donde el docente puede ver si se dio un
aprendizaje, si a los estudiantes les llamo la atención el tema y/o problema propuesto, y
sobre todo si se utilizó bien el tiempo con los recursos y actividades.
Una vez, en la etapa de residencia, siempre traté de favorecer el manejo de las
nuevas tecnologías en el aula, siempre fue mi postura y aún la defiendo. Sin embargo, el
recurso tecnológico resultó un problema, al no contar siempre con el Internet necesario

2
Edith Litwin: “campos de la didáctica: la búsqueda de una nueva agenda” pág. 100

3
para descargar diferentes contenidos, como videos, imágenes, mapas de una época
determinada. En este sentido, a veces las ideas que se tiene para armar o planificar una
clase chocan con los recursos que uno posee. Por supuesto, hay clases en las que tuve la
oportunidad para implementar la tecnología, pero al momento de ejecutarla me falto
preparación para lograr un verdadero aprovechamiento del recurso. En mi última clase
en el nivel básico, pude entender al fin como se puede explotar los recursos didácticos,
con un video sobre la Revolución de Mayo de 1810, pude experimentar una buena clase
con la plena participación de los estudiantes, a partir de sus dudas e ideas que
finalizaron con interesante debate.
Actualmente, las nuevas tecnologías representan un problema en la educación,
parece que la sociedad digital demanda cambios que a su vez se contradicen con las
ideas que defienden la mayoría de los docentes. Se basa sobre todo de una brecha
generacional que se evidencia en los intereses que posee el estudiante y donde la cultura
digital exige a la educación a ir de la mano con los progresos constantes producidos por
la tecnología.
Al nivel orientado lo realice en el Colegio privado Nuestra Señora del Valle, donde
me tocó enseñar historia local. Al momento de armar el proyecto me sentí preocupado,
ya que no encontraba recursos que pudieran serme útiles, no quería volver a caer en la
concepción positivista; tanto Armando Raúl Bazán y Ramón Rosa Olmos, eran los dos
autores con los que contaba. Entonces había decidido hacer síntesis complementando
los dos autores para facilitar su lectura y compresión. En la segunda clase, los
estudiantes habían expresado que les hacía más fácil comprender de aquellas síntesis
que de los libros que usualmente se utilizan en historia. Por otra parte, las clases en esta
institución eran particulares con respecto al tiempo, ya que duraban un módulo y medio
seguido (120 minutos) y con un recreo de por medio, pensé que eso iba a resultar una
dificultad pero los estudiantes llegaban a horario y se distraían menos en clase, se notó
mucho el manejo del celular en clase, pero de igual manera realizaban las actividades y
participaban en la instancia de integración.
Quiero destacar también, que lo más significativo, de aquella institución fue que
encontré un profesor que también cumplía el rol de consejero, compañero y hasta un
nuevo amigo, Jorge Algañaraz, gracias a él terminé esta etapa de residencia de la mejor

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manera. Aunque, al final sentí que las clases fueron pocas, ya que logre relacionarme
muy bien con ellos, en la última clase, luego de un trabajo practico terminé con una foto
que guardare en mi memoria, ellos mismo se declararon mis “primeros alumnos”.

La etapa de Residencia, resultó un camino donde deje atrás posturas que defendía
o que estaba acostumbrado (positivismo), encontré nuevas ideas que ahora me
caracterizan y que intento mejorar (historia integral) y combine las ideas que poseía con
nuevas que he aprendido (el buen manejo de las nuevas tecnologías en el aula), hay
varias cosas que debo mejorar, pero estos dos años me ayudaron a progresar y me
convencieron definitivamente que deseo ser un buen profesor en historia.
Finalizo con una frase de Pierre, “Aceptar perder una cierta forma de dominio, nos
proporciona una posibilidad de encontrar lo real”3(Pierre Levy 2007). Dejar de lado una
enseñanza lineal en las aulas, permite al estudiante encontrar una mirada más profunda
en el proceso histórico; como una forma de liberarse de los escritos “oficiales” que al fin
y al cabo su postura termina siendo limitada para saber y comprender lo que “realmente
pasó”.

3
Pierre Levy: “cibercultura” pág. 93

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