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MÉTODO DE LA ECONOMÍA POLÍTICA

Método de la dialéctica materialista aplicado al estudio de las relaciones económicas de la sociedad en la esfera de la
producción. La economía política marxista-leninista se basa en la concepción materialista de la historia, aplica las
tesis fundamentales del materialismo dialéctico e histórico al estudio de las relaciones económicas de la sociedad. "Al
analizar las formas económicas, no es posible utilizar el microscopio ni los reactivos químicos. La fuerza de la
abstracción ha de sustituir lo uno y lo otro" (C Marx). La economía política que estudia las leyes de la producción y
distribución de los bienes materiales en las diversas etapas de desarrollo de la sociedad, recurre a la fuerza del
pensamiento abstracto para conocer los aspectos más profundos y esenciales del régimen económico de la sociedad,
ocultos a la observación directa. Al mismo tiempo, cuando se analizan los fenómenos económicos concretos se
utilizan los experimentos económicos (por ejemplo, en una empresa se realiza tal o cual ensayo de organización de
los salarlos con el fin de elevar la productividad del trabajo, etc.). El proceso de abstracción en economía política da
como resultado las categorías económicas (ver), que expresan aspectos importantísimos de la economía de la
sociedad, de sus relaciones de producción. Gracias al método de la abstracción, la economía política descubre, tras
la apariencia, externa de los fenómenos, los procesos esenciales profundos, de la vida económica de la sociedad.
Cuando, gracias a semejante análisis teórico, de tal o cual sistema de relaciones de producción se han destacado las
relaciones más simples, las que se repiten con mayor frecuencia, la economía política va ascendiendo gradualmente
hacia relaciones cada vez más complejos. Marx aplica brillantísimamente este método -el método de la ascensión de
lo simple a lo complejo, de lo abstracto a lo concreto- en "El Capital", al analizar el modo capitalista de producción. En
su conjunto el proceso de ascensión de lo abstracto a lo concreto refleja el proceso real del desarrollo histórico; pero,
a diferencia de la historia, la economía política no estudia el proceso histórico en toda su diversidad concreta. El
procedimiento lógico de investigación, depurado de los fenómenos casuales y secundarios, refleja el proceso
histórico en forma abstracta y teóricamente consecutiva. Así, por ejemplo, aunque el capital comercial precede
históricamente al capital industrial, Marx lo investiga después que este último dado que sólo basándose en el análisis
del capital industrial es posible comprender la esencia del capital comercial y su lugar en el marco del capitalismo
desarrollado. Constituye una particularidad característica del método de la economía política marxista-leninista su
orientación crítica y revolucionaria. Esta economía política, al estudiar tales o cuales relaciones de producción
caducas o en vías de caducar, las somete a crítica, así como a las correspondientes teorías económicas, pone de
relieve el papel auxiliar de las relaciones y teorías en cuestión como defensoras del régimen caduco. Es necesario
distinguir el método de investigación del método de exposición. Existen dos métodos de exposición de la economía
política: el analítico y el histórico. Cuando se emplea el primero, las categorías de la economía política se exponen en
la sucesión lógica en que se desprenden unas de otras; cuando se emplea el método histórico, se exponen
sucesivamente en consonancia con su aparición histórica. El método analítico es el aplicado por Marx en "El Capital",
como corresponde a una obra en que se expolien por primera vez los resultados de una investigación teórica. El
método histórico de exposición resulta más accesible para el lector novel. En general, el problema concerniente a la
elección de un método u otro de exposición se resuelve en dependencia del carácter del tema que se presenta, de
los fines que se propone la exposición, etc. El método de la economía política marxista-leninista permite conocer las
leyes objetivas que rigen el desarrollo de las relaciones de producción y utilizarlas en favor de la sociedad que
avanza hacia el comunismo.

EL ORIGEN DEL CONCEPTO DE PLUSVALÍA

El concepto de plusvalía, tal como reconoce Karl Marx en sus escritos, fue tomado del economista clásico David
Ricardo. A su vez, podemos decir que, David Ricardo había tratado de perfeccionar el concepto acuñado por Adam
Smith.
No obstante, quién desarrolló el concepto tal y como lo conocemos en la actualidad, fue Karl Marx. Marx trabajó el
concepto hasta distinguir entre ‘fuerza de trabajo’ y ‘trabajo’. Este hecho facilitó enormemente la explicación eficaz de
la plusvalía. El concepto de plusvalía constituye un término fundamental en su teoría del ‘Valor-Trabajo’.
Marx también explicó que el capitalista es capaz de acrecentar la intensidad de la explotación a través de la
maximización de la ‘plusvalía absoluta’. Bien, tratando de extender la jornada laboral. O, bien por medio de la
‘plusvalía relativa’, es decir, disminuir la cantidad de obreros.

LA GÉNESIS HISTÓRICA DEL DINERO

Descubierta la mercancía como la relación social general en el examen de la “forma del valor”, y a sus productores
como sus personificaciones en el “fetichismo de la mercancía”, la exposición marxiana fluye entonces
necesariamente a la consideración de la puesta en movimiento de dicha relación social general. El capítulo ii abre así
con la observación de que las “mercancías no pueden ir por sí solas al mercado”. Ahora, los productores de
mercancías tienen que personificar las relaciones de valor en el proceso de cambio, esto es, tienen que actuar como
poseedores de mercancías. Sin embargo, cuando se mira el desarrollo de la relación social justamente desde el
punto de vista de su mediación a través de la acción de los poseedores de mercancías, se abre una contradicción
insalvable: como personificaciones de sus respectivas mercancías los cambiantes no pueden equiparar sus
productos como valores, porque de su propia acción no puede emerger un equivalente general. Marx resuelve este
aparente problema remitiendo a la observación inmediata de la acción efectiva de los poseedores de mercancías. “En
su perplejidad”, figura Marx, “nuestros poseedores de mercancías piensan como Fausto. En el principio era la acción.
De ahí que hayan actuado antes de haber pensado. Las leyes de la naturaleza inherente a las mercancías se
confirman en el instinto natural de sus poseedores”. Y es que en la personificación de su propia relación social
enajenada, los poseedores solo “pueden relacionar entre sí sus mercancías en cuanto valores” si ya existe, en los
hechos, un “equivalente general”. Como lo ha notado Heinrich, este breve desarrollo con que Marx abre el capítulo ii
polemiza ante todo con las explicaciones “contractualistas” que fundan el dinero en “la comprensión común de los
individuos que intercambian”. En contraposición, lo que muestra Marx aquí es que el dinero no puede surgir de la
acción voluntaria de los cambiantes. Así, en estos pasajes Marx no está “postulando al dinero como una resolución
para los problemas del intercambio directo”, como sostienen Fine y Lapavitsas, y de modo implícito Ingham en su
identificación del argumento de Marx con el neoclásico. Es en GUIDO STAROSTA Y GASTÓN CALIGARIS realidad
a la inversa: ¡en estas páginas lo que se presenta es la imposibilidad de tal explicación! Con todo, el argumento de
que el dinero no puede surgir de una convención sino de “leyes de la naturaleza inherente a las mercancías” no
puede agotarse, como cree Heinrich, en el hecho de que “el dinero es […] el resultado de un proceso social presente,
que se realiza de nuevo una y otra vez (en el que participamos todos con nuestras compras y ventas)”. Por cierto, la
acción práctica de los poseedores de mercancías reproduce de modo “instintivo” y día a día la existencia del dinero.
Sin embargo, esta reproducción solo puede llevarse a cabo porque el dinero ya ha sido producido. De otro modo, se
recaería en la referida contradicción a la que conduce el análisis de la acción de los poseedores de mercancías: esta
no puede engendrar un equivalente general. El verdadero corolario de este desarrollo de Marx es, por consiguiente,
que lo que ahora necesita explicación es el “acto social” originario que convierte a “una mercancía determinada” en
dinero. En otras palabras, a esta altura del desarrollo sistemático de la relación social general ya se sabe que las
mercancías solo pueden intercambiarse al relacionarse “antitéticamente con otra mercancía cualquiera que haga las
veces de equivalente general” y que, en su “acción”, los poseedores de mercancías solo pueden “confirmar” “las
leyes de la naturaleza inherente a las mercancías”. En consecuencia, lo que queda pendiente de resolución es cómo
“una mercancía determinada” se ha convertido en la mercancía en la cual “todas […] representan sus valores”; en
concreto, cómo se ha producido en su instancia originaria el dinero. Pero esto no puede ser explicado por medio de la
acción actual de los poseedores de mercancías. En efecto, dicho proceso choca con la forma general misma que
tiene la conciencia de estos sujetos: en tanto se trata de individuos libres e iguales, ninguno va a ceder a otro –ni
puede arrogarse por sí mismo– la potestad de monopolizar el valor de uso que encarna la forma de la cambiabilidad
directa –es decir, la posibilidad de afirmarse de manera inmediata como órgano del trabajo social.1 1 En
contraposición a Heinrich, Campbell nota con perspicacia la imposibilidad de explicar la “cristalización originaria” del
dinero sobre la base de la acción actual de los poseedores de mercancías. Asimismo, justifica la necesidad
TRABAJO, VALOR Y CAPITAL Por este motivo, la exposición de Marx continúa con el examen de la “expansión y
profundización históricas del intercambio” que explican “la transformación de la mercancía en dinero”; énfasis
agregado). Esto es, en la exposición sistemática de la relación social general, Marx abandona el examen del
movimiento presente en que dicha relación se desenvuelve, para pasar a examinar las determinaciones que esta
encierra dentro de sí en tanto resultado del devenir histórico. En suma, se llega al momento en que, para decirlo en
palabras de Marx, “nuestro método pone de manifiesto los puntos en los que tiene que introducirse el análisis
histórico”. Este cambio de frente que adopta la exposición sistemática apenas comenzado el capítulo ii ha sido muy
poco discutido por la literatura especializada en los aspectos metodológicos de la exposición marxiana. Como vimos,
estos autores suelen reducir toda alusión a procesos históricos en El capital a una mera “ilustración” del desarrollo
sistemático puro de las relaciones sociales capitalistas o, en el mejor de los casos, dejan al análisis histórico
únicamente el lugar de explicar la “acumulación originaria”, que permitiría dar cuenta la “transición de un sistema a
otro”. En este sentido, el citado trabajo de Heinrich se destaca por reconocer que en el capítulo ii Marx realiza un
análisis de “la formación histórica del dinero en condiciones precapitalistas” y, en particular, por discutir la
introducción de este análisis desde un punto de vista metodológico. Sin embargo, al considerar que basta con el
reconocimiento de la reproducción del dinero mediante la acción práctica de los poseedores de mercancías para
explicar con completitud la existencia del intercambio mercantil y, por tanto, del dinero mismo, la razón metodológica
de introducir en esta instancia del desarrollo un análisis histórico se reduce en Heinrich al hecho de que “la clave de
la comprensión del surgimiento histórico” del dinero solo puede ser de introducir el desarrollo histórico de la génesis
del dinero justamente por dicha impotencia del movimiento de la relación social actual para separar a una mercancía
determinada como dinero. Sin embargo, no plantea las implicancias metodológicas generales que tiene dicha
instancia puntual de la exposición marxiana para la problematización del vínculo entre desarrollo sistemático y
análisis histórico en el método dialéctico. Por otra parte, tampoco nota la relevancia de dicha introducción del curso
histórico de la exposición para mostrar la inversión del orden de determinación que implica respecto de su secuencia
“sistemática”. GUIDO STAROSTA Y GASTÓN CALIGARIS “suministrada” por el desarrollo exhaustivo de las
determinaciones sistemáticas de la mercancía y el dinero realizadas con anterioridad. En consecuencia, la
introducción de un análisis histórico en este momento de la exposición marxiana se le aparece como un agregado
exterior al desarrollo sistemático. En contraposición, tal como lo hemos mostrado en nuestra sucinta presentación de
la estructura argumental de este capítulo, el examen del desarrollo histórico del dinero juega un papel tan central en
la explicación marxiana de la realidad actual del dinero como el despliegue de la “forma de valor”. Dicho de manera
polémica, así como Marx no hace un desarrollo sistemático de las determinaciones abstractas del dinero, que replica
el desarrollo histórico de este, tal como sostienen Engels y sus herederos, tampoco hace “dialéctica sistemática” por
una parte y “dialéctica histórica” por otra, como sostienen los autores de la “nueva dialéctica”. Lo que hace es
desarrollar de manera sistemática la necesidad inmanente de la forma concreta actual (la producción e intercambio
mercantil generalizado), la cual examina hasta que ese mismo desarrollo lo pone enfrente de la necesidad de dar
cuenta de la realidad histórica que dicha forma concreta tiene condensada. Siendo así, veamos entonces cuál es,
según Marx, el curso general adoptado por dicha génesis histórica. Dado que el desarrollo de las determinaciones del
capital aún no ha mostrado cuál es el papel histórico del capitalismo en el desarrollo de las fuerzas productivas del
trabajo social y, en consecuencia, aún no se ha presentado siquiera la necesidad de explicar el curso histórico
adoptado por dichas fuerzas productivas, el análisis de la génesis histórica del dinero se expone en este capítulo
haciendo abstracción de las mediaciones concretas a través de las cuales esta génesis se lleva a cabo. Aun así, este
análisis alcanza para mostrar que el dinero surge como el producto de un “acto social” histórico anterior a la acción
de los poseedores de mercancías capitalistas. Como tal, este acto social originario que produce al dinero en primera
instancia tiene que seguir un curso por completo inverso al que sigue aquel que reproduce el dinero en el capitalismo.
En efecto, si el dinero no puede surgir de la acción de individuos libres cuyo único vínculo social indirecto es la
mercancía, tiene que hacerlo de la acción de individuos sujetos a relaciones de dependencia personal. Aquí, se
aplica aquello de que “el orden TRABAJO, VALOR Y CAPITAL de sucesión” de las determinaciones actuales “es
exactamente el inverso” del que corresponde “a su orden de sucesión en el curso del desarrollo histórico”. Pero no es
este el único caso. Al ser el dinero la forma de valor de la mercancía, Marx rastrea su génesis hasta las primeras
formas de expresarse el valor de las mercancías en el “intercambio directo de productos”. Allí, la mercancía es el
producto directo del intercambio, en vez de ser este el producto directo de aquella. Al mismo tiempo, un objeto se
convierte en intercambiable por el puro “acto de voluntad” de su poseedor, en vez de ser este acto la personificación
de la mercancía en cuanto objeto intercambiable. Por último, estos poseedores de mercancía solo resultan
productores independientes en cuanto se enfrentan “implícitamente como propietarios privados”, en vez de serlos por
la forma de mercancía que tienen sus productos. Por su parte, las primeras formas dinerarias que surgen al
convertirse el intercambio en “un proceso social regular” y, en consecuencia, la necesidad de que la mercancía
adopte una “forma de valor independiente de su propio valor de uso”, también se presentan bajo una determinación
que es “exactamente la inversa” a la que presenta el dinero en el intercambio mercantil capitalista. Allí, el dinero
aparece en efecto como una forma de resolver las limitaciones que impone el trueque directo a la expansión del
proceso de intercambio, en vez de emerger como forma necesaria de expresión del trabajo abstracto objetivado en
las mercancías; se presenta ante todo en su función de “medio de circulación”, en vez de hacerlo como “medida de
valores”. En suma, en el análisis histórico que presenta Marx, la esencia de las transformaciones históricas que
convierten al dinero en el equivalente general de las mercancías involucra la inversión de las determinaciones que lo
constituyen en la actualidad. A la luz de esta historia del origen del dinero, salta a la vista el error que constituye
pretender equiparar el orden de los hechos históricos con el orden de las determinaciones abstractas de un objeto
concreto actual. Considerar el desarrollo de la “forma de valor” realizado por Marx como un desarrollo histórico, tal
como lo hace Lapavitsas, carece de sentido ante todo porque la mercancía que surge en el intercambio directo de
productos entre las comunidades no se constituye “con anterioridad al intercambio” y, en GUIDO STAROSTA Y
GASTÓN CALIGARIS consecuencia, carece de una “objetividad puramente social” que necesite expresarse bajo la
forma de un equivalente general. Por su parte, los cambiantes de estas mercancías no son individuos libres cuyo
único vínculo social es el producto de su propio trabajo privado. Por tanto, el problema formal que presenta la
personificación de las relaciones de valor en el proceso de intercambio cuando la mercancía se ha constituido como
relación social general, no solo no corresponde al nivel del examen de la forma del valor, sino que no se presenta en
absoluto cuando se analiza el origen histórico del dinero. Del mismo modo, carece de sentido pretender explicar la
realidad actual del dinero por lo que fue su génesis histórica, como lo procura hacer Ingham. Como acabamos de ver,
en el curso histórico las determinaciones actuales del dinero aparecen invertidas. Y esto no solo vale para el vínculo
de determinación entre las relaciones directas e indirectas y para el orden de aparición de las distintas funciones del
dinero sino, como lo ha hecho notar Arthur, vale incluso para la forma misma en que las funciones del dinero se
realizan. “De hecho, como el propio Marx sabía”, dice este autor, “históricamente las funciones del dinero fueron con
frecuencia representadas por diferentes objetos, habiendo sido institucionalizadas de manera separada”. Y, a la
inversa, en el capitalismo la realización del valor “impone como un requerimiento que esas funciones separadas sean
integradas […] en una sola mercancía dineraria”.

TRANSFORMACION DEL DINERO EN CAPITAL

Formula general del capital.


La producción y circulación de mercancías son los supuestos históricos del capital, su punto inicial. El producto de la
producción y circulación de mercancías es el dinero, primera manifestación del capital (es decir, el capital se presenta
primero como simple acumulación de dinero).
Pero en su circulación, el dinero se diferencia del capital. El primero adopta la forma de MDM y el segundo, DMD.
Esto es, el dinero se utiliza como mediador, como representante temporal, entre la venta de una mercancía producida
y la compra de la mercancía necesaria para vivir (vender para comprar). Inversamente, el capital actúa como
comprador de mercancías con el objetivo de consumirlas (hacerlas producir) y obtener con ello, más dinero: es decir,
comprar para vender.
En forma de cuadro
MDM DMD

El dinero se gasta para obtener bienes de El dinero se invierte con el objetivo de que
uso con el fin de satisfacer necesidades. retorne, y con un incremento.

El dinero cambia de manos dos veces, La mercancía cambia de mano dos veces,
quedando una mercancía en manos de quien quedando el dinero (acrecentado) en manos
originalmente poseía una. de quien originalmente lo poseía.

El reflujo del dinero (el que vuelva a mí El reflujo del dinero está condicionado por su
alguna vez) no depende de que lo gaste, sino gasto, o “inversión”, porque sin ella no es
de que produzca más mercancías para posible comprar mercancías para venderlas a
vender. mayor precio, origen de la ganancia.

La adquisición de valores de uso para la


satisfacción de las necesidades es el motor La obtención de dinero es el único motor del
del proceso. proceso de circulación del capital.

Los extremos D y D´ son el mismo valor de


uso –dinero- pero de diferente magnitud: el
segundo trae incorporada una cantidad extra,
Las dos mercancías M y M extremos del un plusvalor. En este sentido, el dinero
proceso son valores de uso distintos pero invertido se revaloriza y ese proceso lo
tienen siempre el mismo valor. convierte en capital.

El proceso es un fin en sí mismo: gastar


Tiene un objetivo fuera de sí mismo: dinero para obtener más dinero, es un
satisfacer necesidades, que son finitas. proceso infinito.

En este último sentido, el contenido objetivo de esa circulación –valorizar los valores invertidos- es a la vez su fin
subjetivo, y el capitalista, dueño del capital, establece como su fin la apropiación creciente de riqueza abstracta. La
producción de valores de uso no es el fin del capitalista o del capital, sino la ganancia, y no la ganancia aislada, sino
la ganancia constante y sistemática que sirve a la reproducción de esa masa de dinero como capital.
Esta característica responde a la circunstancia de que si el dinero-capital no es constantemente reinvertido en el ciclo
de la producción y la circulación, se estanca, cesa su proceso de valorización, y deja de ser tal para volver a ser
simple masa de dinero. El ciclo es un fin en sí mismo porque esa es la única forma de reproducir al capital, de
valorizarlo.
En MDM el dinero funciona como mediador de las mercancías y desaparece en cuanto ese ciclo se cierra. En DMD,
por el contrario, tanto el dinero como la mercancía aparecen ambos como formas que toma el valor (el capital es
dinero y mercancía); en el movimiento DMD, el valor siempre está en manos de un sujeto, ya sea como dinero o
como mercancía. Y aunque esto también ocurre en MDM, en DMD tiene una particularidad: el simple pasaje del valor
entre la forma de dinero y la de mercancía al valor original le agrega más valor (valorización del valor), cosa que no
sucede con MDM. Este agregado de valor, al ocurrir por su propio movimiento, se denomina “autovalorización”.
Sin embargo, el valor (por ser espectro fantasmal, o gelatina), necesita estar contenido en un objeto, en un valor de
uso que se le reconozca siempre y únicamente como portador de valor: este objeto es el dinero (por eso el dinero es
punto de partida y de llegada del proceso de valorización). Pero el dinero no es la única forma que toma el valor,
puesto que necesita también adoptar la forma de mercancía, de valor de uso, para poder autovalorizarse (por eso el
capital necesita producir para autovalorizarse).
Así, el valor se vuelve valor en proceso de valorización (autovalorización) mediante su pasaje constante entre las
formas de dinero y mercancía: es dinero que crea más dinero (D-D`) a través de pasaje del valor por el estadio
mercantil: es D-M-D` (“formula general del capital”).

ACUMULACION DEL CAPITAL

Según la tesis de Karl Marx, en El capital, el capital se acumula por ciclos de producción. Al inicio del ciclo de
producción el capitalista invierte determinada cantidad en materias primas, salarios, maquinaria, etc. y al final del
ciclo (una vez producida y vendida su mercancía) obtiene una cantidad mayor de dinero de la que invirtió en primer
lugar (ganancia). El capitalista decide invertir parte de esa ganancia o toda para empezar el próximo ciclo. De esta
manera el capital invertido crece, y así se acumula.
A diferencia de los que califica de "economistas burgueses", quienes presentarían la ganancia como producto de una
diferencia entre valor de uso y valor de cambio, Marx sostenía que la base de la ganancia, y por lo tanto de la
acumulación capitalista, sería la plusvalía extraída al trabajador asalariado. La teoría de la plusvalía se sustenta en
la teoría del valor-trabajo de la economía clásica, desplazada en algunas de las corrientes del pensamiento
económico por el marginalismo sobre todo en aquellas que promueven el capitalismo, pero que aún sostiene como
premisa fundamental la economía marxista, entre otras corrientes, aunque algunas con ciertas modificaciones
contemporáneas.
Para el marxismo la acumulación capitalista conduciría, a su vez, a los fenómenos de la concentración y
la centralización del capital. Entendiendo el trabajo como única fuente de valor, el marxismo sostendría
necesariamente que la acumulación de capital implicaría una reducción consecuente de la tasa de ganancia en cada
ciclo, y con ella la necesidad de una mayor plusvalía que reduciría en cada ciclo la participación de los asalariados,
con lo que una depauperación creciente e irreversible de las masas trabajadoras sería paralela al proceso de
acumulación capitalista e implicaría una crisis estructural del capitalismo.
De hecho, la misma reproducción en escala ampliada de la producción capitalista es resultado de la acumulación de
capital. Para ampliar la producción se necesita ampliar la empresa existente o bien construir una nueva. En ambos
casos hay que poner en acción cierta cantidad de nuevos medios de producción y quizá de mayor cantidad de fuerza
de trabajo.
Para poder realizar este proceso por ende se necesita de la producción creciente de Medios de Producción (sector I)
y la producción (quizá creciente) de Medios de Subsistencia (sector II). Esta diferenciación dentro de la producción
global obliga a que la economía, para evitar la desproporcionalidad entre sectores, deba cumplir con una lógica
específica, la cual se explica por medio del Esquema de Reproducción Ampliada.
De la lógica de esta reproducción ampliada incluso se puede concluir que la acumulación del sector II depende
completamente y está dominada por la acumulación del sector I. Las condiciones que debe cumplir la Reproducción
Ampliada son:
1. El producto del sector I debe ser igual en valor a la suma de los dos Capitales Constantes de los sectores I y
II y a la suma de las acumulaciones de Capital Constante de ambos sectores.
2. El producto del sector II debe ser igual en valor a la suma de los dos capitales variables de los sectores I y II,
a la suma de las acumulaciones de Capital Variable de ambos sectores y al Plusvalor consumido de ambos
sectores.
El incumplimiento de estas condiciones (condiciones de proporcionalidad) lleva a que aparezca una crisis de la
producción capitalista, entendida como la interrupción del proceso de producción de capital a escala ampliada.

REPRODUCCION SIMPLE

El modelo comienza con los supuestos más simplificadores, destacando particularmente el de la no existencia de la
acumulación de capital, esto es, que toda la plusvalía se destina a la adquisición de bienes de consumo por parte de
los capitalistas. Así, el producto total debe garantizar los valores de uso necesarios para reiniciar el proceso de
producción a una misma escala proveer de bienes de consumo necesarios a los trabajadores y capitalistas. Los
requerimientos mencionados anteriormente tienen la virtud de no ser necesariamente cantidades arbitrarias dentro
del esquema, sino que deben cumplir ciertas igualdades en términos de valor. Seguido de lo anterior, se puede definir
a la reproducción simple como un proceso de reproducción material destinado a generar producto a una misma
escala, exclusivamente para reponer los medios de producción y con-sumo que fueron agotados en el periodo
pasado. En los esquemas marxistas de reproducción tenemos dos sectores: Sector 1 produce medios de producción
(adquiridos con capital constante); Sector 2 produce medios de consumo(adquiridos con capital variable y
plusvalía).Al ser reproducción simple se está suponiendo lo siguiente: i) no existe acumulación de capital, por tanto la
plusvalía se destina exclusivamente al gasto de consumo capitalista; ii) los trabajadores no ahorran ninguna
proporción de sus salarios (es decir, no adquieren medios de producción); iii)no existe progreso técnico; iv) tasa de
explotación constante.

REPRODUCCION AMPLIADA

Marx estaba consciente de que el objetivo de los capitalistas no es la reproducción simple, sino que la búsqueda de
sus intereses y la maximización de la tasa de ganancia los lleva a buscar una reproducción en escala amplia-da, lo
que intuitivamente significa obtener un producto que exceda a aquellas mercancías necesarias para asegurar la
reproducción a una escala constante. Este tipo de reproducción tiene la propiedad de buscar la mejora en la
capacidad productiva de la sociedad, intentando así buscar nuevas formas de producir con el fin último de conseguir
la acumulación de capital. La acumulación de capital consiste en destinar la plusvalía obtenida en el proceso
productivo a la adquisición de medios de producción a una escala superior, i.e. la riqueza social se expande mediante
un incremento los activos existentes, tales como nuevas máquinas, materias primas, herramientas, etc. Es preciso
aclarar que la plusvalía reinvertida se gasta tanto para la adquisición de más capital constante como variable. Lo
descrito anteriormente resulta ser consistente con la existencia de la lucha de clases que se enfrentan a intereses
opuestos en la medida en que los trabajadores son aquellos que generan la plusvalía necesaria para una
reproducción ampliada mientras que los capitalistas son los que se apropian de ella. Por tanto, la reproducción
ampliada se define como un proceso de reproducción material destinado a generar, mediante la acumulación de
capital, un volumen de producto mayor al requerido para reponer los medios de producción y consumo que aseguran
la reproducción simple.

LEY DE LA TENDENCIA DECRECIENTE DE LA TASA DE GANANCIA

Por un lado, el trabajo humano es la única fuente del valor y de la valorización del capital, o sea, del plusvalor. Pero,
por otro lado, el proceso de acumulación discurre en una fatal dinámica determinada por la tendencia objetiva —
independiente de la voluntad de los capitalistas— a desplazar trabajo humano por la maquinaria. Así, según avanza
el proceso de acumulación a través de los sucesivos períodos de rotación, el aumento de la inversión de capital
adicional en medios de producción, es decir en la parte constante del incremento, va siendo progresivamente mayor
que la parte de ese aumento invertida en fuerza de trabajo, en salarios, en capital variable. Aumenta la relación
Cc/Cv que Marx llama composición orgánica del capital (C.O.C.), expresión del creciente dominio económico del
capital sobre el trabajo; pero Cc/Cv es, según vimos, la correspondencia en términos de valor de MP/FT, que expresa
el grado de desarrollo de la fuerza productiva del trabajo.

Ahora bien, esta tendencia del capital al incesante progreso de la fuerza productiva del trabajo social y al
correspondiente incremento en la C.O.C. que determina férreamente el comportamiento de todos los burgueses,
hace que en cada periodo de rotación del capital, en cada ciclo de acumulación, disminuya también la relación entre
la masa de plusvalor Pl obtenido y el conjunto del capital invertido Cc+Cv, es decir, la tasa general de ganancia, al
ritmo en que el trabajo vivo es reemplazado por la maquinaria. En las conocidas fórmulas de Marx:

Tasa de ganancia
𝑃𝑙
𝐺=
𝐶𝑐 + 𝐶𝑣

De acuerdo con esta fórmula, para que se cumpla la tendencia decreciente de la tasa de ganancia G, postulada por
Marx, el crecimiento progresivo de la masa de plusvalor Pl tiene que ser necesariamente menor que el aumento en la
C.O.C. Si ahora dividimos los términos de esta fracción por Pl tenemos:

𝑃𝐿
𝐺= 𝑃𝐿
𝐶𝑐 + 𝐶𝑉
𝑃𝑙

De esta forma se observa que para que la tasa de ganancia no baje, el aumento en la C.O.C. debe ser compensado
por un aumento de la tasa de plusvalor o tasa de explotación del trabajo. Dicho de otro modo, el rendimiento o
explotación del trabajo vivo en funciones tiene que sobrepujar la paulatina disminución del plusvalor resultante del
cada vez menor incremento en el número de obreros empleados a causa del aumento en la C.O.C., esto es, de la
disminución relativa de obreros empleados. Pero resulta que por más que mediante el empleo de maquinaria
extiendan el plustrabajo a expensas del número de obreros empleados, los capitalistas no pueden evitar que la tasa
de ganancia descienda. Es imposible, por ejemplo, extraer de dos obreros tanto plusvalor como de 24. En efecto, si
cada uno de los 24 obreros sólo suministrara una hora de plusvalor en una jornada de 12 horas, en conjunto
suministrarían 24 horas de plustrabajo, mientras que para rendir esas mismas 24 horas de plusvalor, los dos obreros
tendrían que trabajar completamente gratis, porque todo su salario quedaría transformado en plusvalor.

Para demostrar matemáticamente que la tasa de explotación no puede sobreponerse a los efectos depresores del
aumento en la COC sobre la tasa de ganancia, es necesario expresar la relación G entre el plusvalor obtenido y el
capital invertido, en términos de trabajo vivo global, o sea (Cv + Pl) que representa el total de la jornada de labor, en
nuestro ejemplo 24 horas:

𝑃𝑙
𝐺=
𝐶𝑐 + 𝐶𝑣

𝑃𝑙
𝐺= 𝐶𝑣 + 𝑃𝑙
𝐶𝑐 𝐶𝑣
+
𝐶𝑣 + 𝑃𝑙 𝐶𝑣 + 𝑃𝑙

Poniéndonos en el supuesto de que la tasa de explotación alcance el máximo posible, es decir que el plusvalor Pl
ocupe toda la jornada de labor, entonces: Cv = 0 por lo tanto Pl =1 Reemplazando estos valores de Cv y Pl en la
última expresión de la fórmula:

1
𝐺= 0 + 1
𝐶𝑐 0
+
0+1 1

1 1
𝐺= =
𝐶𝑐 𝐶𝑐
1

Así, aun cuando el plusvalor que aportan nuestros dos obreros al capitalista llega a ocupar las 24 horas del día,
reduciendo sus salarios a un valor nulo: Cv =0 (supuesto que les hace vivir del aire) aun así, la tasa de explotación
representada en el numerador de la fracción no puede superar el límite de 1 (el salario se transforma totalmente en
plusvalor) que es el 100% de la jornada de labor, mientras que la composición orgánica del capital representada en el
denominador puede aumentar lo que se quiera, que cuanto más aumente más disminuye G. Queda categóricamente
demostrado, pues, que la caída de la tasa de ganancia es inevitable a medida que la C.O.C. aumenta,
independientemente de cualquier aumento de la tasa de explotación, cuyo límite está férreamente determinado por
razones biológicas.

Como vemos, el empleo de la maquinaria para la producción de plusvalor implica una contradicción inmanente,
puesto que de los dos factores de la masa de plusvalor obtenido por un capital de magnitud dada, un factor, la tasa
de plusvalor, sólo aumenta en la medida en que el otro factor, el número de obreros, se reduce. (3) Esta
contradicción es inherente o consustancial a la relación capitalista y se impone a los empresarios individuales a
través de la competencia, por la mutua presión que ejercen unos sobre otros mediante la reducción de sus costes
salariales a medida que aumenta el grado de tecnificación de sus empresas. Los capitalistas que introducen mejoras
en los métodos y medios de trabajo en sus industrias eliminan costes de mano de obra y reducen los tiempos de
producción, logran bajar los precios de sus productos y obtienen así ganancias extraordinarias. A expensas de sus
colegas competidores. Este comportamiento empuja a los demás a hacer lo propio. Se desata así una dinámica del
capital social global que eleva la C.O.C. y deprime la tasa de ganancia.

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