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La teoría de la utilidad
e se define la utilidad como la propiedad de cualquier objeto para
producir beneficio, ventaja, placer, bienestar, felicidad o de algo que
previene el dolor, la maldad o infelicidad.3 Con este planteamiento
hedonista los economistas marginalistas sustentaron la creación del
valor en la utilidad y no en el trabajo, como había sido sostenido por
Adam Smith, David Ricardo y Karl Marx. El carácter subjetivo del
concepto de utilidad hacía prácticamente imposible su medición. Sin
embargo, los utilitaristas consideraban que sí era cuantificable e incluso
se llegó a proponer un instrumento de medida de la utilidad al que
Francis Y. Edgeworth llamó el hedonómetro. Vista de esta forma la
utilidad era cardinal, se suponía que podía medirse; de modo que
cuando un individuo prefería una manzana a una naranja se podían
medir el mayor número de “útiles” de placer generados por la manzana
con relación a la naranja y era posible realizar comparaciones con la
utilidad obtenida por otros individuos. Sin embargo, en la práctica fue
imposible de realizar, el idealizado hedonómetro nunca existió.
La utilidad que los individuos obtienen del consumo no es creciente, sino
tiende a decrecer; esto sucede cuando la cantidad consumida aumenta,
ya que para cualquier persona existe un punto de saciedad. No importa
qué tipo de bienes se consuman, la utilidad tenderá a decrecer en la
medida en que el consumo aumente, en ese sentido fue que Jevons
escribió en su libro ya referido que los deseos de artículos sean estos
para el gusto, la ciencia o por curiosidad siempre tiene un límite. Por
tanto, la utilidad marginal es una función decreciente de la cantidad.
Bajo la idea de la utilidad cardinal se podría pensar que tanto la utilidad
total como la marginal serían medidas en útiles, esto implicaría que las
cantidades que aparecen en el cuadro 3.2 representarían los útiles de
un consumidor de refrescos. Sin embargo, dicha unidad de medida
estándar no existe ni ha existido; razón por la cual, la economía tuvo
que transitar al concepto puramente ordinal de la utilidad.
La teoría económica supone que las preferencias de los consumidores
cumplen con las siguientes características: O Son completas, se pueden
comparar todas las canastas de bienes. O Son reflexivas, cualquier
canasta es al menos tan buena como ella misma. O Son transitivas; si
se prefiere A sobre B y B sobre C, entonces se puede concluir que se
prefiere A sobre C.
La curva de indiferencia de un consumidor muestra las combinaciones
de bienes que considera le proporcionan la misma utilidad.
El comportamiento maximizador
En cualquier economía del mundo los consumidores deben realizar un
pago monetario para adquirir la mayor parte de los bienes que
consumen, dado que no son gratuitos. Por tanto, su capacidad de
consumo se encuentra limitada por su capacidad adquisitiva, la cual
dependerá principalmente
de su ingreso monetario. Dicho ingreso impone a los consumidores un
límite a su gasto total en bienes y servicios, es decir, constituye una
restricción presupuestal a sus elecciones de consumo.
La demanda individual
A través de los mapas de curvas de indiferencia es posible comprender
cómo se puede obtener una curva de demanda individual. Ésta es la
relación que existe entre el precio y la cantidad que se desea comprar
de un bien. Dicha curva depende del mapa de preferencias individual.
A continuación, veremos un ejemplo que ilustrará de mejor manera la
obtención de la curva de demanda individual. En diferentes ciudades de
México, las grandes tiendas de autoservicio de comercio minorista han
impulsado agresivas campañas comerciales para atraer clientes ante el
escenario de crisis económica.
Por lo anterior, hay que entender con claridad algunos aspectos del
mercado.
La competencia cada día es más fuerte, en mucha parte porque día a
día aumenta, y la que Drucker llamó invisible, la cual en una oportunidad
dijo que la definía como “aquello a lo que hay que ganarle”, bien sea
directa o indirectamente, porque puede ser algo o alguien que sin hacer
lo mismo puede ser reemplazo de lo que se ofrece. Por ello, no existe
ausencia de competencia, como tantos piensan. Todo y todos tienen
competidores, directos o indirectos, en cantidad “n” (más de lo que se
necesita), y eso hace que el mercadeo sea cada día más importante
para cualquier tipo de organización. Basta mirar lo que ocurre con las
religiones, para citar solamente un ejemplo.
Determinantes de la demanda
En las funciones de demanda operan un conjunto de fuerzas que,
junto con los precios, pueden influir en la cantidad que se demanda.
En todo el análisis previo se ha supuesto que solamente los precios
influyen en las cantidades demandadas, para lo que se ha hecho
abstracción de los demás factores que podrían influir, por ello se ha
añadido siempre la frase ceteris paribus. Ahora veremos qué
elementos hemos dejado constantes y qué es lo que ocurre con las
curvas de demanda cuando permitimos que varíen dichos elementos.
Además de los precios, los principales determinantes de la demanda
son los siguientes:
a) Los precios de los bienes relacionados, en la sección dedicada a la
demanda individual hemos hecho mención a estos bienes
relacionados y les hemos clasificado en sustitutos y complementarios.
b) los ingresos de los consumidores, también se ha analizado en las
secciones previas la forma en que los diferentes niveles de ingreso de
los consumidores actúan como una restricción presupuestal que
puede limitar a su demanda. c) las preferencias de los consumidores,
en el apartado dedicado a las preferencias se mostró cómo influyen en
las combinaciones de bienes que los individuos buscan consumir. Las
preferencias se consideran muy estables en el tiempo, ya que
dependen de factores históricos y culturales. Un cambio en las
preferencias puede afectar a la demanda, por ejemplo, hoy en día se
ha acentuado la preferencia por los productos dietéticos, lo cual ha
contribuido al rápido crecimiento de su demanda. d) Información del
consumidor, la información que reciben los consumidores acerca de
los bienes y servicios disponibles en el mercado puede afectar a su
demanda. Por ejemplo, ante la escalada de violencia en algunas
regiones del mundo, los gobiernos de otras naciones, para proteger a
sus ciudadanos, tienden a emitir alertas advirtiendo de los peligros que
corren al visitar esos destinos, su efecto se manifiesta en una menor
demanda de servicios turísticos.
e) Las expectativas de los consumidores, las personas son previsoras
y tienden a realizar expectativas de su ingreso y de los precios. En los
mercados financieros y en los de mercancías día a día se formulan
expectativas sobre los precios de productos tan diversos como bonos,
productos primarios, tipos de cambio y un sin número de bienes y
servicios. Esas expectativas influyen sobre la demanda en el mercado.
f) El número de consumidores, dados los precios y el nivel de
ingresos, el tamaño de un mercado depende sustancialmente del
número de consumidores en el mismo. Las elevadas concentraciones
poblacionales en las grandes ciudades del mundo hacen de esos
lugares mercados privilegiados. Ciudades densamente pobladas como
Mumbai, Tokio o la Ciudad de México son altamente demandantes de
vivienda, alimentos, servicios de salud y educación, entre otros bienes
y servicios.
La oferta
Hasta ahora hemos estudiado la demanda, pero en los mercados
sabemos que también operan e interactúan empresas que a través de
su producción representan la oferta. La oferta del mercado se puede
definir como la cantidad de bienes y servicios que las empresas están
dispuestas a vender a diferentes precios. La oferta no es una cantidad
específica, sino una descripción completa de las cantidades de un bien
o servicio que los vendedores estarían dispuestos a colocar en el
mercado a los diferentes precios. Una tabla o programa de la oferta es
una descripción de la conducta de los vendedores ante los diferentes
precios. Si retomamos el ejemplo de la demanda de boletos de avión,
la oferta se representa por las líneas aéreas que ofrecen vuelos a
diferentes destinos. Al igual que en el caso de la demanda, las
diferentes ofertas individuales pueden ser agregadas horizontalmente
para
obtener la oferta del mercado. En el cuadro 3.4 se muestra el
programa de oferta en el mercado de boletos de avión. Aquí ocurre
que, al ir aumentando los precios, la cantidad ofrecida de boletos se va
incrementando; a la relación directa entre los precios, ceteris paribus,
y la cantidad ofrecida se le denomina ley de la
a) Los costos de producción. Dados los precios, cuando los costos de
las empresas se reducen (sea esto por la reducción en los precios de
sus insumos, de la mano de obra o del capital, o bien por la
incorporación de nuevas tecnologías que elevan su capacidad
productiva) sus utilidades se verán incrementadas y esto les
incentivará para aumentar la oferta de sus productos.
b) Los precios de otros bienes y servicios relacionados. Cuando las
empresas pueden utilizar sus factores productivos en la producción de
diferentes bienes y servicios preferirán ofertar aquéllos cuyos precios
se incrementen más. Por ejemplo, si una empresa agrícola produce
maíz y los precios del trigo se incrementan más, podría dedicar la
tierra a producir trigo en lugar de maíz y así elevar su utilidad.
c) Expectativas de los precios futuros. Los empresarios hacen
expectativas de los precios futuros de sus productos y con base en
ello toman decisiones sobre lo que están dispuestos a producir y
ofertar en el mercado. Por ejemplo, si una empresa automotriz espera
un incremento futuro en los precios del petróleo, podría decidir elevar
la producción de autos compactos y reducir los que tienen más
cilindros y que consumen más gasolina.
d) Factores institucionales. Uno de los factores institucionales que
mayormente puede afectar la oferta, es la política fiscal del gobierno.
Cuando la autoridad pública eleva los impuestos
a la producción, esto opera como un incremento en los costos de las
empresas y contribuye a reducir la oferta. En caso contrario, cuando
los gobiernos subsidian la producción ello puede operar como una
reducción de costos.
Cálculo de elasticidades
Es posible inferir, de manera a priori, el grado de elasticidad que tienen
algunos bienes, por ejemplo, sabemos que la demanda de productos de
consumo necesario como la tortilla en México, son muy inelásticos al
precio, la gente cambia muy poco su demanda cuando los precio varían.
Pese a estas inferencias lo más adecuado es medir directamente las
elasticidades y confirmarlo empíricamente. La medición de
elasticidades le permite a las empresas conocer las reacciones del
público a los cambios de precios de sus productos y de esa manera
armar campañas comerciales de descuentos más efectivas. Para los
gobiernos conocer las elasticidades precio e ingreso de la demanda y
de la oferta, les permite planear de mejor manera las tasas de impuestos
o el monto de subsidios que aplicarán como parte de sus políticas
fiscales y de gasto público. En una gran diversidad de situaciones
conocer la magnitud de las elasticidades puede ser de provecho. Para
medir elasticidades retomaremos el caso que analizamos antes con
relación a la demanda y oferta de viajes aéreos. En el cuadro 3.7 se
muestran los datos básicos. Las elasticidades se pueden calcular de
dos maneras, en un punto de la curva de oferta o de la de demanda, o
bien a lo largo de esas curvas.