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MOTIVO DE LA DECISIÓN
HECHOS
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Casación 45585
SPMR
ACTUACIÓN PROCESAL
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LAS DEMANDAS
De la defensa de SPMR.
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De la defensa de VLO.
LA AUDIENCIA DE SUSTENTACIÓN
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CONSIDERACIONES DE LA CORTE
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RESUELVE
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Notifíquese y cúmplase.
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P SALAZAR CUÉLLAR
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Cfr. folio 15 de la sentencia de la Corte.
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Fecha ut supra.
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Sin embargo, no por ello puede perderse de vista que en todo caso la Corte se
encuentra en la obligación de encausar su decisión en relación con la identificación de
los errores, in iudicando o in procedendo, detectados en la sentencia recurrida, de tal
manera que solo a partir de su adecuada configuración puede derruirse la decisión,
prevalida, como bien se sabe, de presunción de acierto y legalidad.
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En este sentido, se precisó que «los niños mienten y lo hacen con tanta
tranquilidad que a veces resulta imposible distinguir su comportamiento verbal del de
aquellos que dicen la verdad», lo que hace parte de su proceso de desarrollo, en
tanto en su estructura psicológica se entrecruzan fantasía y realidad, situación que
se hace más viable tratándose de pre y adolescentes.
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Pero aún en el evento en que se quisiera hacer pensar que por verse
sorprendidos en el acto de hurtar al señalado ofensor sexual, los niños inventaron
la historia de agresión sexual con el fin de desviar la atención sobre lo sucedido,
correspondía acreditar, conforme a la prueba aducida, que en efecto hubo una torva
intención en la denuncia de este hecho, lo que no se satisface con la mera
descalificación de su conducta, pues la credibilidad del testigo no puede
condicionarse por un determinado patrón de virtud personal, que es lo que en
últimas se termina haciendo en la decisión mayoritaria.
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Así que aparte de resultar impertinente proponer como frecuente o probable que
quien hurta, más fácil miente, en la base de dicha aserción se postula una situación
que riñe con la realidad fáctica, como que se asume que los adolescentes declarantes
son unos experimentados delincuentes que no tendrían recato alguno en faltar a la
verdad para presentar falsas imputaciones con el propósito de ocultar sus delitos.
Por esa vía, se desconoce que la verdad no es patrimonio exclusivo de los seres
virtuosos, pues así como se miente por quien detenta una existencia impoluta, igual se
ofrece la verdad por quien conduce su vida de manera reprochable frente a la ley. Como
tiene dicho la Sala «la condición de delincuente confeso del declarante no es por sí
misma un factor que necesariamente conduzca a negar su credibilidad; su narración,
eso sí, deberá ser apreciada con el rigor que se deriva de las condiciones de su autor,
pero nada impide concederle credibilidad si, una vez superado dicho ejercicio de
ponderación, la prueba se ofrece consistente»3.
3 CSJ SP, 31 ago. 2011, rad. 31761; CSJ SP, 11 abr. 2012, rad. 36.123
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3. Por último, se sostiene por la Sala mayoritaria que existe una «tendencia»
en materia de realización de los delitos sexuales, que indica que estos son
cometidos en la clandestinidad, por lo que se denominan «delitos a puerta cerrada»,
contexto dentro del cual resulta «inusual» el comportamiento denunciado por los
menores, pues no es razonable que sin un proceso previo de seducción el acusado
invitara a los menores a unas relaciones sexuales consentidas por su misma
esposa, quien sin motivo alguno propició los accesos carnales por parte de los
adolescentes.
Sobre este tópico, por las particularidades que reviste la experiencia humana
en materia sexual, es imposible abarcar en un patrón de conducta las distintas
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Valga decir, que ninguna regla de la experiencia puede avalar la idea de que
los abusos sexuales deben estar precedidos de un proceso de seducción. Tampoco
existe una máxima que pueda abarcar lo que los seres humanos están dispuestos a
hacer para satisfacción de su libido, pues el instinto de la búsqueda de placer puede
llegar a situaciones insospechadas, sin que este evento en particular pueda ofrecer
condiciones que puedan ser tenidas como irrealizables.
P SALAZAR CUÉLLAR
Magistrada
Fecha ut supra.
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