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La educación en las grandes potencias mundiales, ocupa un lugar importante en la

agenda pública, lamentablemente no es el caso de la Argentina. La escuela aparece


sistemáticamente interpelada y acusada cuando se trata de buscar responsables a los grandes
problemas nacionales. Todos ellos, económicos, sociales, políticos, tendrían una raíz en el
mal funcionamiento de la educación escolar. Si muchos ciudadanos no consiguen empleo es
porque “no están capacitados”. Muchas cosas han cambiado en la sociedad que desafían los
dispositivos y modos tradicionales de hacer las cosas en la escuela. Sin embargo, las
subjetividades de los actores sociales no siempre han tomado nota de estas transformaciones.

La década de los 90 se caracterizó por la confluencia de dos fenómenos


contradictorios, el empobrecimiento y la exclusión masivos se juntaron con una masificación
de la escolarización de niños y adolescentes. La mayoría de los adolescentes de los sectores
populares tienen grandes dificultades para completar los ciclos de la obligatoriedad legal y
social. Este problema radica en tener en cuenta las condiciones en las que se dio esta
masificación. En primer lugar, no solo hay más alumnos, sino que estos son diferentes tanto
desde el punto de vista social como cultural. Se da un crecimiento por proliferación, crece
cuantitativamente, pero sin modificar sustancialmente las características de la oferta. La
masificación y el cambio en la morfología social de los alumnos han producido una especie
de terremoto en las practicas escolares, en las entidades y subjetividades de los protagonistas.

La respuesta más significativas a este proceso, se dio con la aplicación de la Ley


Federal de Educación que se basaba en tres líneas: la primera, ampliación de la oferta escolar
para hacer frente a la creciente demanda de la escolarización; la segunda, el despliegue de
las denominadas políticas compensatorias, que buscan asegurar determinadas condiciones
básicas para garantizar la escolarización y el aprendizaje de los niños y adolescentes; la
última, producir cambios cualitativos en la oferta escolar. Cuando se examinan los resultados
en términos de organización y gestión de la educación, lo que salta a la vista son los múltiples
problemas de gobernabilidad del sistema educativo nacional. Un sistema desarticulado, y
desigual, no ha encontrado un modelo institucionalizado que reúna la autonomía posible y
realista de sus partes constitutivas con una necesaria dirección general que garantice unidad
de sentido, aprendizajes básicos comunes e igualdad de oportunidades educativas para todos
los niños y adolescentes argentinos.
No se los puede tratar a todos de la misma manera como se lo hacía en el modelo
tradicional, los niños que ingresaban a la escuela se diferenciaban según características
personales, culturales y sociales de distinta índole.

En las condiciones actuales, la heterogeneidad y la desigualdad social están cada vez


más institucionalizadas, ya que la condición de residencia, asociada con otras características
sociales y culturales, determina el acceso a las instituciones educativas. La escuela pública
es ampliamente criticada por su funcionamiento, existe una percepción de decadencia, de
abandono de la institución, se cuestiona la capacidad de los docentes. Frente a esta situación
crítica, la escuela privada es vista como mejor, garantiza el tiempo de clase y un orden
institucional. La escuela pública aparece como una institución que ha perdido el rumbo y
donde no están claras las responsabilidades. Este debilitamiento también se manifiesta en su
incapacidad de imponer a las familias un modelo pedagógico distinto del tradicional.

Las nuevas estrategias pedagógicas, más exigentes y complejas, alejan aún más la
escuela de las familias, en especial en estos contextos social y culturalmente subordinados.

Todos los efectos más nocivos de la injusticia social repercuten en la escuela. Los
directivos y docentes que trabajan en contextos de exclusión conocen y padecen
cotidianamente sus manifestaciones más dramáticas. La ausencia de las condiciones mínimas
exigidas para emprender y sostener la difícil tarea de aprendizaje ha obligado a definir y
exigir determinadas condiciones que algunos calificaron educabilidad. Se sostiene que
muchos niños tienen problemas de educabilidad o que lisa y llanamente no son educables.
Según esta perspectiva, hay niños superdotados, normales y subdotados (anormales, que
sufren alguna discapacidad para aprender). La institución escolar diseñaba sus
procedimientos y técnicas. Para los subdotados existía la educación especial.

“La Educación Especial es la modalidad del sistema educativo destinada a


asegurar el derecho a la educación de las personas con discapacidades, temporales o
permanentes, en todos los niveles y modalidades del Sistema Educativo. La Educación
Especial se rige por el principio de inclusión educativa, de acuerdo con el inciso n) del
artículo 11 de esta ley. La Educación Especial brinda atención educativa en todas aquellas
problemáticas específicas que no puedan ser abordadas por la educación común. El
Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología, en acuerdo con el Consejo Federal de
Educación, garantizará la integración de los/as alumnos/as con discapacidades en todos
los niveles y modalidades según las posibilidades de cada persona”1.

Al hablar de aprendizaje escolar es necesario que se den ciertas condiciones, en


primer lugar, es primordial que haya satisfecho otras necesidades materiales tan básicas como
la alimentación. También es preciso que mantenga ciertos niveles básicos de salud física y
mental. Para estar en condiciones de aprender, es necesario que los niños tengan contención
afectiva.

El problema surge cuando frente a la variedad de condiciones de vida la educación


ofrece un mismo sistema de oportunidades de aprendizaje. Para que todos los niños puedan
aprender se necesitan dos tipos de política. Mientras que el primero busca intervenir sobre
diversas dimensiones de la demanda educativa, el segundo busca adecuar la oferta a las
características culturales y condiciones de vida de los diversos grupos sociales.

El primer tipo de políticas tiene que ver con las intervenciones sociales que buscan
proveer a todos los niños y niñas de aquellas condiciones que constituyen una condición
necesaria para el aprendizaje. Buscan garantizar la satisfacción de necesidades básicas
imprescindibles para pensar siquiera en educar a las nuevas generaciones.

El segundo tipo también pueden presentarse otro tipo de situaciones relacionadas con
el capital cultural y las condiciones de vida de los aprendices. las instituciones escolares
esperan que todos los alumnos hayan incorporado un capital cultural básico hecho de
lenguajes, conductos, actitudes, motivaciones que son un requisito ineludible para emprender
cualquier aprendizaje.

Referido a esto el autor sostiene que “las políticas educativas deben garantizar
unidad de criterios en cuanto a resultados de aprendizaje en el ámbito nacional,
asignación de recursos y desarrollo de capacidades en el plano institucional, con
autonomía de las instituciones para desplegar una pedagogía adecuada”. (Tenti Fanfani,
E. “La escuela y la cuestión social”. Edit. Siglo XXI.cap 5. pág.134).

1
Ley de Educación Nacional N°26206. Capitulo VII Art. 43.
Para detener la decadencia de la educación pública es preciso generar tres recursos
estratégicos fundamentales. El primero tiene que ver con el poder y la voluntad política. Solo
una fuerte alianza política puede generar las condiciones para reunir el segundo conjunto de
recursos que requiere una política educativa progresista. No habrá más igualdad en la
distribución del conocimiento sin más inversión. La ley de Financiamiento educativo sostiene
al respecto “ El Gobierno nacional, los Gobiernos provinciales y la Ciudad Autónoma de
Buenos Aires aumentarán la inversión en educación, ciencia y tecnología, y mejorarán la
eficiencia en el uso de los recursos con el objetivo de garantizar la igualdad de
oportunidades de aprendizaje, apoyar las políticas de mejora en la calidad de la enseñanza
y fortalecer la investigación científico-tecnológica, reafirmando el rol estratégico de la
educación, la ciencia y la tecnología en el desarrollo económico y socio-cultural del país”2

Por último, la fuerza política y los recursos financieros no son suficientes si no van
acompañados de un saber hacer las cosas en materia de educación. Los tres recursos (políticos
financieros y científico-tecnológicos) son necesarios si se quiere revertir el proceso de
decadencia de la educación nacional. Los tres deben ser producidos de forma simultánea.

2
Ley de Financiamiento Educativo N° 26.075
Conclusión

Nuestro país lamentablemente a diferencia de las potencias mundiales no tiene a la


educación como una prioridad en la agenda pública. La sociedad ha sufrido grandes cambios
que han impactado en la educación.

Los años 90 estuvieron marcados por la masificación escolar, esta se dió con un
empobrecimiento notorio de nuestra sociedad, las escuelas no estaban preparadas para este
crecimiento cuantitativo de estudiantes, y muchos de quienes ingresaron no gozaban de
condiciones socio-económicos optimas, lo que dificultaba el proceso de enseñanza-
aprendizaje.

A pesar de la implementación de la Ley Nacional de Educación N° 26.206 en el año


2006 donde establece una educación de calidad para todos, independientemente de nuestra
posición socioeconómica aún no se logra cumplir con ella en cada punto de nuestro país.

En la última década, nuestro país había realizado grandes avances con la


implementación de la Ley mencionada anteriormente, donde se ocupa y preocupa por una
educación de calidad para todos. Pero, estos esfuerzos parecen haber sido en vano.
Tristemente nuestro país, al igual que en la década del 90’ vuelve a estar enmarcado en estas
políticas neoliberales con el gobierno de turno, donde no se vela por la inversión en la
educación, en búsqueda de igualdad de oportunidades para todos, sino que, por el contrario,
se están realizando políticas de ajuste a la educación, realizando recortes en un ámbito tan
importante para cualquier país.
Establecimiento: Escuela Normal Superior “Osvaldo Magnasco”

Carrera: Profesorado de Educación Superior en Ciencias de la Educación

Profesor: Vaquié, Emanuel

Espacio Curricular: Problemáticas educativas.

Estudiante: Garcilazo, Santiago.

Tema: Educación, Sociedad y Estado

Fecha de entrega: 11/12/2018

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