Sunteți pe pagina 1din 2

El país detrás del “¿Qué no sabe quién soy yo?

Desafortunadamente y a pesar de nuestros avances tecnológicos, estructurales, de


conocimiento, de expansión y su vez de evolución, hemos dejado de un lado y tal vez sin
darnos cuenta nuestra parte humana, lo que hacía de la humanidad una raza de cierta forma
especial y única en el mundo, esta esencia se ha ido perdiendo poco a poco y lo más triste, es
que esto se ve desde casa, si nos detenemos a analizar “¿Por qué desde casa?” tendríamos que
ver que un núcleo normal de una familia, está compuesto por dos padres (no en todos los
casos) y uno o dos hijos máximo. En nuestra sociedad lastimosamente ambos padres deben
trabajar, para sostener solo en los aspectos materiales dicho hogar, a raíz de esto los hijos por
su parte no cuentan con el acompañamiento necesario, para recorrer la vida de una manera
más fácil. Sin el debido consejo de estos padres, los hijos tienden a dejarse corromper por una
sociedad llena de malos caminos y malas decisiones.

Pasado este proceso que podríamos llamar traumático, nos quedan dos opciones: si el joven
que paso por lo anterior decide aceptar el lado perverso de la vida, muy posiblemente
terminara en la cárcel o muerto. Pero si por el contrario decide estudiar, adquirir
conocimientos, cultura y una buena posición social o política si es el caso, este ser humano que
ha vivido experiencias en un campus universitario y que ahora tiene amplios criterios. Toma el
camino hacia el mundo político, se preocupa por desempeñarse bien en lo que decidió ser, es
decir velara por el bienestar de un pueblo que tiene muchas necesidades, que a mi criterio la
más importante es la equidad e igualdad de la riqueza. Este hombre deberá enfrentar un
entorno de corrupción y de soberbia, donde las leyes la mayoría de veces solo aplican para el
pueblo. Los altos mandos del gobierno pisotean, y se burlan de estas; creyendo que por tener
dicho poder o jerarquía, pueden omitirlas y en muchos otros casos hacerse los de la vista
gorda. Permitiendo que la sociedad y el pueblo sean pisoteados y maltratados simplemente
por otros que creen tener siempre la razón. O como hemos evidenciado a través de los medios
de comunicación, llámense prensa o radio o televisión, funcionarios que pretenden pasarse
como se dice por “la galleta”, humillando y maltratando a los pocos empleados
gubernamentales que hacen que las leyes se apliquen donde deba ser. Pretendiendo que por
su linaje, apellido, dinero en la cuenta o por estar de ese lado de la ley tienen privilegios o
beneficios adicionales a los demás ciudadanos, como lo expresa García Villegas “cuanto más
arriba se estaba en la escala social, más fueros y libertades se tenían, y más abusos se
permitían. Y la independencia, en vez de traer un nuevo contrato social, basado en la
igualdad, potenció que un mayor número de gente quisiera tener el poder de desobedecer”.

De estas acciones se genera la desmotivación y el rencor de los ciudadanos en contra de las


instituciones y de las personas que la constituyen. Motivándonos a que no cumplamos con las
leyes que se nos imponen en diversos aspectos de nuestra sociedad. Para lograr que estas
desigualdades no se presenten más, que podamos creer nuevamente en las instituciones
gubernamentales yo plantearía las siguientes soluciones:

1. Endurecimiento de las normas con los ciudadanos o funcionarios públicos que


retomen estas prácticas destructivas para la sociedad.
2. Realizar campañas de sensibilización en todos los niveles sociales, para que los valores
y los principios estén presentes en los procesos de crecimiento de los ciudadanos.

3. Dar a conocer a todos los ciudadanos de una manera pedagógica la solución y las
determinaciones tomadas para los casos en que se presenten este tipo de incidentes.

4. Crear o replantear mecanismos de control en la administración pública, que permitan


que los procesos que allí se realizan sean transparentes y justos.

Pienso que Lizeth Omaira Cely tiene razón ya que desafortunadamente aunque las leyes
existan, la mayor parte de la ciudadanía las desconoce y algunos funcionarios se aprovechan
de esto haciéndolas valer solo para aquellos que puedan pagar o que tengan alguna relación
con el funcionario. Coincidimos en que la base de un buen proceso de formación de una
persona está en casa, con sus padres. Y aunque ella incluye el colegio como una parte de dicho
proceso considero que esta responsabilidad debe ser principalmente de los padres y de las
mismas autoridades.

S-ar putea să vă placă și