Los agentes del cambio son gerentes u otras personas, empleados comunes de la
organización, nuevos empleados contratados o consultores externos. Un ejemplo
contemporáneo de agente del cambio es Lawrence Summers, antiguo presidente de la Universidad de Harvard.Cuando aceptó la presidencia en 2001, Summers buscó activamente modificar a la complaciente institución por medio de, entre otras cosas, dirigir la batalla para cambiar el currículum de licenciatura, proponer que la universidad enfrentara más directamente los problemas en la educación y la salud pública, y reorganizar para consolidar más poder en la presidencia. Sus esfuerzos para el cambio generaron una resistencia enorme, en particular entre los profesores de Harvard. Finalmente, en 2006, cuando Summers hizo comentarios que sugerían que las mujeres tenían menos capacidad para destacar en ciencia que los hombres, el profesorado de Harvard se agitó, y en unas cuantas semanas Summers fue obligado a renunciar. A pesar del apoyo que tenía Summers entre los estudiantes –una encuesta realizada poco antes de su renuncia demostró que los estudiantes lo apoyaban en una proporción de tres a uno–, sus esfuerzos para el cambio habían pisado demasiados callos. En 2007 fue sustituido por Drew Gilpin Faust, primera presidenta mujer de Harvard, quien prometió ser menos agresiva para instituir los cambios.El caso de Summers ilustra que muchos agentes del cambio fallan debido a que los miembros de la organización se resisten al cambio. En la siguiente sección se estudia la resistencia al cambio y lo que puede hacerse al respecto.p621-622
agente del cambio Persona que actúa como catalizador y asume la responsabilidad de dirigir las actividades para el cambio.
Un estudio reciente demostró que incluso
cuando se muestra a los empleados cartas que sugieren la necesidad de un cambio, ellos mencionan cualesquiera datos que puedan demostrar que todo está bien y que no hay necesidad de cambiar. Nuestros egos son frágiles y es frecuente que veamos al cambio como algo amenazador
En cierta forma, la resistencia al cambio es positiva. Hace que el compor -
tamiento sea más estable y predecible. Si no hubiera cierta resistencia, el comportamiento organizacional adoptaría las características de un azar caótico. La resistencia al cambio también es una fuente de conflicto funcional. Por ejemplo, resistirse a un plan de reorganización o al cambio de línea de productos estimula un debate saludable acerca de los méritos de las ideas y da como resultado una mejor decisión. Pero hay una desventaja definida a la resistencia al cambio, y es que obstaculiza la adaptación y el progreso. 622
Para la administración es más fácil
tratar con la resistencia cuando es abierta e inmediata. Por ejemplo, se propone un cambio y los empleados responden rápido expresando sus quejas, disminuyendo el ritmo de trabajo, amenazando con ir a la huelga, etc.622
Vencer la resistencia al cambio
Se han sugerido siete tácticas para que las usen los agentes del cambio cuando tengan que luchar contra la resistencia al cambio.7 Veámoslas brevemente.
El cambio es el paso de una situación personal, grupal o social a otra, en un tiempo y un
espacio determinados; en consecuencia, podemos afirmar que depende de un contexto específico. Por su misma naturaleza, el cambio supone una modificación de valores, actitudes y conductas de los sujetos (individuos, grupos, organizaciones y demás actores sociales). En resumen, todo cambio implica desaprender (desestructurando conocimientos, conductas, viejas pautas y modelos) y aprender (adoptando, ejercitando e interiorizando nuevas). ENRIQUE B FRANKLIN Y KREIGER 500
Para modifi car
la organización el primer paso es cambiar la mentalidad de las personas y prepararlas. Es imprescindible crear el ambiente psicológico adecuado para el cambio y propiciar que las personas aprendan a aprender y a innovar constantemente. De otra forma el cambio será ilusorio y pasajero y todo volverá a ser como antes.1 CHIAVENATO 412