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Participante:
Josefina Castillo Torres
Matricula:
15-7961
Facilitador(a):
Ramona Jimenez
Actividades de la unidad:
V
Fecha de entrega:
28 de noviembre de 2017
Como en el desarrollo del lenguaje en la primera infancia a veces
se presentan dificultades, es necesario que realices lo siguiente:
Disartria
Además de los problemas fonatorios, el niño con disartria presenta dificultades para
mover los músculos bucales en otros tipos de actividades, como masticar o deglutir.
Dislalia
Los niños que presentan este trastorno hacen sustituciones de sílabas. Se trata de
un trastorno en la articulación de palabras y constituye una problemática muy
común en niños de edades entre 5 y 8 años.
Disglosia
Las causas de las disglosias pueden ser varias, ubicadas en diferentes órganos del
habla. Teniendo en cuenta el órgano periférico del habla en el que se produce la
malformación, vamos a distinguir los siguientes tipos de disglosias:
Disfonía
Se cree que, en toda disfonía, la voz se “desajusta” y aparece una alteración del
timbre que, por otro lado, puede ser objetiva y acústicamente valorado. Esta
alteración del timbre representa una pérdida de control de los diferentes parámetros
acústicos en su conjunto, de los cuales el desajuste del timbre vocal sería casi lo
más importante del problema. En esta situación de sobreesfuerzo, la extensión
vocal se limita sus posibilidades hacia el agudo, desplazándose, poco a poco, la
extensión total de la voz hacia los graves. En consecuencia, este hecho provoca
un aumento del volumen o intensidad para escucharse a sí mismo y no dejar de
ser escuchado por los demás; el timbre se vuelve sordo, pobre…, el rendimiento
del aire durante la emisión disminuye, la frecuencia respiratoria se acelera, aparece
el cansancio y la fatiga vocal.
Disfemia
Disfasia
Dislexia
Afasia congénita
Sordera
Mutismo
Los profesores en casa pueden reaccionar ante este tipo de situaciones, tal y como
lo hace el maestro de arte de manera ejemplar. Ver a tiempo la dificultad que
presenta el niño es esencial para poner solución: dar herramientas tanto para el
alumno como para los padres. Estos remedios son tanto didácticos (cómo
aprender) como psicológicos (cómo valorarse). Este punto es clave ya que los niños
con dificultades suelen tener una imagen muy distorsionada y negativa de sí
mismos debido a la cantidad de mensajes negativos que han recibido en su vida.
El alumno tiene que recuperar la ilusión por aprender, por mejorar, y esto nunca se
cumplirá si se siente inútil o está triste. Como dice el maestro de arte, tenemos que
tener mucho cuidado con la pretensión de que el niño esté a la altura de los demás,
ya que a veces se nos puede olvidar apreciar sus habilidades y entender las
dificultades que presenta ante los problemas. El fin nunca debe justificar los
medios, los padres por miedo a que sus hijos no sean capaces de valerse por sí
mismos, no deben forzar la situación, sino deben dar espacio a que el desarrollo
se produzca a su propio ritmo.
Los maestros en casa moderan los efectos de estos agentes, ya que pueden
observar el comportamiento que está teniendo la familia con el alumno con
dificultades, la metodología que aplica el maestro en el aula y la integración que
tiene con el resto de sus compañeros. Esto se logra con la implicación del profesor
que tiene que ser capaz de conectar con el alumno, hacer ver a los padres la mejor
manera de afrontar el problema y ganarse la confianza del maestro de la escuela.