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Roberto Navarro
Arias
Maestro en Letras, Maestro en Ciencias (Investigación en
Psicología) y Doctor en Psicología Clínica por la Univ. de Saint Louis,
Missouri (E.U.). Psicoterapeuta. Iniciador de la Psicoterapia Psicoenergética.
Autor de veinte artículos y de otros quince libros.
Fue Director del Centro de Orientación Psicológica y del Departamento de Psicología de la Univ.
Iberoamericana. También dirigió el Diplomado en Desarrollo Humano de la Univ. Intercontinental y el
Diplomado en Psicoterapia Psicoenergética del Centro de Estudios para el Desarrollo de la Consciencia.
Índice
Prefacio
Capítulos
10 Desarrollo de la imaginación
Prefacio
Los tratamientos psiquiátricos y las psicoterapias tradicionales no siempre dan
resultados satisfactorios. Conocemos personas que invirtieron varios años y gastaron
mucho dinero en esas alternativas; sin embargo, no solucionaron sus problemas
personales ni llenaron sus vacíos emocionales, e incluso se sienten peor que antes.
Algunos ex-pacientes acostumbran repetirse una serie de explicaciones e
interpretaciones ingeniosas y supuestamente psicoanalíticas, pero eso no los ayuda a
satisfacer sus ignoradas necesidades de amistad y compañía, ni mucho menos las
sexuales.
Un profesor comenta a sus amigos: “Me hubiera gustado conocer a esta mujer solitaria
antes de sus muchos años de psicoanálisis, porque desde entonces sólo vive en su
cabeza; le busca tres pies al gato y desconfía de todo el mundo”.
Te conviene estar preparada (o) para afrontar y superar la angustia, el estrés, la falta de
sentido, los continuos cambios y la inseguridad que prolifera en las sociedades
consumistas y mercantilistas, así como las épocas de crisis, las separaciones, la
pérdida del trabajo y la falta de estabilidad económica.
Para lograr eso, necesitas contar con suficientes conocimientos de psicología que te
ayuden a fortalecer tu inteligencia y tu imaginación. De esa manera, estarás mejor
preparado para tomar decisiones libres y provechosas. También podrás comportarte de
manera más alegre y exitosa a nivel interpersonal, social y laboral.
Por su parle, la autoayuda psicológica es una psicoterapia útil y práctica, que utiliza el
razonamiento previsor y el humanismo conductual para cambiar, sin acudir a un
terapeuta, importantes aspectos del propio yo interno, como los sentimientos, los
pensamientos y el comportamiento, junto con otros procesos subliminales que son
menos conscientes.
Apoya también apoya a los individuos para que se propongan metas y propósitos
importantes, puedan realizar sus mejores proyectos y encuentren el sentido de su
existencia individual.
A las personas superficiales y narcisistas no les importan gran cosa las relaciones
humanas comprometidas en las que las personas comparten sus mejores sentimientos.
Su más deseada meta es que la multitud las admire y envidie la maquillada imagen que
ellas y ellos difunden cientos (y miles) de veces a través de las redes sociales y la
televisión.
Otra gran mentira mediática es que la felicidad llegará, sin duda alguna (y sin necesidad
de otra cosa) a la “gente bella” que se dedica a comprar y acumular objetos, aunque no
los necesiten, ni los vayan a usar siquiera. Para mucha gente, ir de compras es la
actividad más importante de su vida; lo peor de todo, creen que es el infalible
antidepresivo que les dará buenos resultados.
Fromm enseña que en estos tiempos tenemos dos opciones básicas: dedicarnos a ser (y
valer) por los objetos que consumimos y poseemos, o empeñarnos en ser lo que en
realidad somos. Si elegimos lo segundo, necesitamos desarrollar nuestra verdadera
personalidad con sinceridad, empeño y valentía. Los individuos que sólo eran lo que
tenían, cuando pierden las posesiones que habían acumulado, caen en la cuenta de que
ya no son nada, ni nadie.
Por el contrario, las personas que se dedican a ayudarse a sí mismas, prestan la debida
atención a las necesidades de su organismo y tratan de solucionar sus problemas y
dificultades personales. Se capacitan para formular metas y objetivos a largo y corto
plazo, con el propósito de mejorar las condiciones de sus familias, y las de las
comunidades cercanas.
Amable lector: a medida que vayas aplicando a tu favor las técnicas psicoterapéuticas
que propone este manual práctico, aprovecharás, de manera más eficiente, los
ilimitados recursos de tu cerebro consciente. Cuidarás de ti mismo y sabrás valorarle
mejor; también realizarás actividades productivas que te reportarán las ventajas
sociales y económicas que deseas y mereces.
Tienes plena libertad para leer este libro en el orden que más te convenga; puedes leer
varias veces los temas que más te interesen. Aprenderás a cuidarte mejor, desarrollarás
tus potencialidades humanas y le valorarás de maneras más positivas. Lo que es más
importante, serás tu propio psicoterapeuta y tu mejor amigo o amiga.
En primer lugar, necesitas localizar los recursos y las técnicas que necesites, para
luego llevarlas a la práctica con suficiente constancia. De esta manera podrás resolver
tus dificultades con relativa facilidad y contarás con renovada alegría y entusiasmo
para realizar tus mejores proyectos.
Dedico estas páginas a los (las) lectores(as) inteligentes, que son capaces de formar
sus propias opiniones al contacto con las páginas de este libro. Agradezco de modo
particular el amor y la comprensión de mi esposa Mercedes y de mis hijos, Alejandra y
Roberto.
Dr. Roberto
Navarro Arias
Capítulo 1
Psicología para que te ayudes a ti mismo (a)
Estamos diseñados para investigar el mundo exterior y también para conocernos a
nosotros mismos. Nos conviene dedicarnos a actualizar nuestras muchas
potencialidades, incluyendo el cultivo de las relaciones interpersonales que son
sinceras y provechosas.
Desde que nacen, los niños saludables se distinguen por su alegría, sociabilidad y
curiosidad ilimitada. Para ellos, la vida es un juego interminable y muy divertido.
Aprenden a hablar, caminar y leer con sorprendente rapidez; manejan con facilidad
aparatos electrónicos, andan en bicicleta, etcétera.
Los niños y los jóvenes requieren el apoyo familiar, el cariño y las amistades para
confiar en sí mismos, desarrollar las emociones superiores y adoptar los mejores
valores humanos. También les conviene colaborar en grupos que valen la pena
(educativos, culturales, recreativos, laborales, etcétera). De esta manera adquieren
creciente autonomía y se capacitan para tomar decisiones libres y provechosas.
Se aplica a áreas muy amplias de la vida; los (las) jóvenes que terminan sus estudios
profesionales, invirtieron varios años en eso y adquirieron muchas habilidades.
También se refiere a tareas muy concretas: así, alguien nos dice: "Trato que ese trabajo
se realice a tiempo", "me esfuerzo por controlar mi enojo hacia tal persona”, “pienso
lo que voy a hacer (y decir), antes de platicar mañana con tal maestro”.
Nadie puede llegar lejos sin la firme intención de ayudarse a sí mismo(a). Para que
puedas tener mayor éxito y felicidad en tu vida, 1. Echa una segunda mirada a lo que
haces y dejas de hacer, y 2. Dedica suficiente tiempo para realizar, con empeño y
eficacia, algunas de las actividades psicológicas que encontrará en este libro.
Las mujeres y los hombres que practican estas técnicas psicológicas, inician
actividades distintas, conocen gente nueva y se transforman en personas entusiastas,
emprendedoras y creativas. Integran su personalidad de manera más fuerte, flexible y
armoniosa, y alcanzan niveles más amplios y elevados de conocimientos.
Es muy destructivo que esos individuos se dejen llevar por sus peores
sentimientos, porque así lastiman a sus familiares cercanos y también se dañan a
sí mismos. Día tras día renuncian a su capacidad de controlar los hábitos
destructivos y dirigir su vida hacia metas más saludables.
En lugar de evadir los problemas y aguantar situaciones molestas sin hacer nada, te
ayudas a ti mismo cuando decides hacer frente a algo que le incomoda y lastima (o a
lo que deseas y necesitas), y luego reflexionas por algún tiempo, hasta que encuentras
las mejores soluciones posibles; a continuación luchas por convertir en realidad tus
mejores proyectos.
Para ayudarle a ti mismo, primero necesitas identificar los problemas que deseas
resolver con mayor urgencia. Lo mejor es que elijas dos o tres como máximo. De esta
manera los tendrás muy presentes y los podrás recordar fácilmente varias veces al día.
Entre los problemas que deseas resolver primero, es probable que estén algunos de los
siguientes:
6. Salir de las posturas corporales neuróticas que perpetúan las culpas sexuales y
las ideologías represivas. Las técnicas de respiración, relajación y auto-masaje
tienen gran utilidad en las sociedades aceleradas que generan en las que es
común el estrés (ver Navarro: Psicoenergética; Psicoterapia Corporal y
Psicoenergética).
8. Encontrar una pareja con la que le entiendas, y comunicarle con ella de manera
abierta y sincera. Arriesgarle a dar y recibir amor de manera cariñosa y
comprometida. Resolver los miedos y culpas sexuales, y también algunas fallas
en el funcionamiento sexual, por ejemplo la frigidez y la imponencia.
Capítulo 2
Aspectos de la personalidad humana
Tu valiosa personalidad individual es única e irrepetible, tanto a nivel de los
cromosomas y células, como por tus sentimientos, puntos de vista y comportamientos.
No existen, ni pueden existir dos personas humanas idénticas a ti, ni a nadie, aunque es
verdad que los gemelos se parecen mucho entre sí.
Allport enseña que cualquier individuo está compuesto por un conjunto de rasgos.
Algunos, como el temperamento, el nivel y tipo de inteligencia, la estatura, el color de
los ojos y de la piel, reflejan las tendencias genéticas que heredamos de nuestros
padres y demás antepasados. Otros, como la laboriosidad y el orden, se deben a la
educación familiar y escolar que recibimos, y a nuestras experiencias personales (= lo
que hemos aprendido en la escuela de la vida).
Los rasgos son las estructuras neuropsicológicas que comprende el organismo. Nos
capacitan para captar e interpretar de inmediato la realidad fenomenológica que nos
rodea, porque le imponen esquemas lógicos y analógicos (= inteligentes e intuitivos)
para percibirla y darle sentido. También generan conductas equivalentes (= muy
parecidas) que revelan a los demás nuestro modo de ser tan particular.
Distinguimos a un conocido por su voz tan característica, sus dibujos, su manera de reír,
sus escritos, sus sentimientos (o por la falta de ellos), sus conductas, las actividades
que prefiere, la música, los colores y la comida que le gusta, y así por el estilo.
Alrededor del 50% de los rasgos provienen de la dotación genética, mientras que la
otra mitad depende de nuestra educación (formal e informal) y de los hábitos que
hemos procurado cultivar.
Por ejemplo, una mujer es complaciente y pasiva (rasgos centrales); también es puntual
y rutinaria, le gusta la moda, casi no come, tiene muchas amigas y habla continuamente
(rasgos secundarios). Las personas son únicas por sus rasgos particulares, y también
por la manera como se han ido organizando e interactúan entre sí todos ellos, de manera
conjunta.
Entre los rasgos más valiosos están las emociones más nobles y el manejo de los
pensamientos y fantasías de manera original y creativa. Otros rasgos importantes se
relacionan con la intensidad de nuestros impulsos y deseos (incluyendo la sexualidad),
y con la capacidad para tomar decisiones propias, de manera libre y responsable.
Aunque es verdad que cualquier persona tiene rasgos que la distinguen de las demás, y
piensa y actúa como ninguna otra, conviene advertir que existen muchas semejanzas
(genéticas, familiares y sociales) entre los individuos. Las teorías, abstracciones y
generalizaciones se basan en ellas, igual que las investigaciones científicas cuando
comparan grupos de personas.
Todos sabemos que los países que cuentan con niveles educativos y laborales más
elevados -y están mejor administrados- brindan mayor prosperidad y felicidad a sus
ciudadanos que los que fomentan la represión, la ignorancia, la corrupción y las
cárceles.
En la edad media, los poderosos obligaban a los de abajo (los siervos, los pobres y
enfermos) a someterse, de manera absoluta (= servil); también los presionaban de
manera feroz para que lucharan contra su “egoísmo” y pagaran diezmos e impuestos.
Los clérigos les repetían que los humanos tienen un “yo egoísta” que estorbaba la
perfección del alma y su salvación. De esta manera, les imponían con mayor facilidad
las pesadas cargas que estaban obligados a cumplir, junto con normas de lo que
supuestamente era malo. Debían confesarles todo, incluyendo sus más íntimos
pensamientos.
Era necesario olvidarse del cuerpo y de uno mismo para “salvar” el alma. Una oración
medieval dice: “Dios conserve a los señores (los príncipes y los Obispos) y mantenga
a cada quien en su lugar”. En las culturas opresivas llenas de terror y angustia que
fabrican los poderosos -antiguos y modernos- los de arriba siguen acumulando
inmensas riquezas a costa de la represión y la explotación de los de abajo.
Según la tradición Judeocristiana ancestral -y la del machismo-, desde que nacen, las
mujeres están obligadas a cuidar el hogar y desvivirse (= sacrificarse) por sus hijos y
su marido. No pueden tomar decisiones propias, porque están subordinadas a su pareja,
y de alguna manera son su posesión. Lo más deseable es que se olviden de sí mismas,
se dediquen a trabajar y hagan suyos los problemas y los sufrimientos de todo mundo.
Mientras son jóvenes, deben procurar ser atractivas para conseguir pareja, aunque
después eso ya no tiene importancia; pueden subir de peso sin problema alguno.
Tampoco conviene que estudien gran cosa, porque a los hombres cercanos (el padre, la
pareja o los hijos) les corresponde mantenerlas, mientras que ellas cuidan la casa y dan
de comer a todos.
Por el contrario, a los hombres les corresponde ser competitivos, fuertes y prepotentes.
Tienen que trabajar (dedicarse a los negocios, etc.) para sostener el hogar. Ellos son la
suprema autoridad porque se supone que lo saben todo. No tienen por qué mostrar sus
sentimientos a nadie, sino ocasionalmente a su pareja -sobre todo antes de casarse- y
tal vez a sus hijos.
Disfrutan plena libertad para tener relaciones sexuales con otras mujeres. Necesitan
cultivar su inteligencia lógica para tener éxito y sobresalir en todo lo que puedan. Se
deben esforzar por ganar mucho dinero, aunque sea por medios ilícitos y pasando por
encima de los demás.
Estas tradiciones milenarias siguen enfrentando a los hombres y a las mujeres de
manera violenta e innecesaria. En nuestro país, son comunes los papeles sociales
neuróticos complementarios del macho-narcisista y la mujer sufrida.
Con demasiada frecuencia, las mujeres y los niños son objeto de violencia, abuso
sexual y maltrato familiar. Además, las mujeres padecen discriminaciones familiares y
sociales de todos los estilos; les pagan menos que a los hombres por hacer el mismo
trabajo, y las acosan sexualmente en los ambientes laborales.
En las culturas que fomentan el consumismo masivo y de la violencia, las guerras, los
enfrentamientos militares y los asesinatos son noticia cotidiana, mientras que en
algunas películas y videojuegos, la muerte y los asesinatos violentos se presentan a los
niños y jóvenes como algo muy divertido. Además, en el mundo actual, nadie escapa a
la enorme influencia que tienen los medios masivos de información (televisión, cine,
radio, Internet) con su machacante propaganda comercial, política e ideológica.
Como enseñan Jung y otros autores, no es lo mismo que alguien se llevar por su “ego”,
que se dedique a crecer y a desarrollar el “propio yo”.
Los que se identifican con su ego caprichoso e indefenso se convierten en las víctimas
preferidas de los explotadores, los demagogos y los falsos profetas. Otros adquieren
una falsa seguridad por como miembros de pandillas antisociales y de grupos radicales
y fanáticos. Sin embargo, no se atreven a desarrollar su propia personalidad, ni
desarrollan sus propios valores y opiniones.
Las modernas teorías psicológicas acerca del propio yo postulan que la mayoría de las
mujeres y los hombres tienen la capacidad de darse cuenta de lo que más les conviene.
Pueden utilizar su inteligencia e imaginación para dar rumbos saludables y
constructivos a su existencia. Están bien equipados (as) para tomar sus propias
decisiones y para generar conductas que aseguren el propio bienestar.
Las personas que han desarrollado el propio yo son capaces de llevar a cabo
importantes proyectos personales y sociales a corto y largo plazo, de manera
constructiva, respetando la salud emocional, mental y física de los demás seres vivos.
Acostumbran trabajar, de manera creativa y participativa, en importantes grupos
sociales, laborales, educativos, etcétera.
Algunos aspectos de nosotros mismos son restos del pasado, mientras que otros
manifiestan lo que deseamos ser en el futuro, por lo que forman parle de nuestro
yo ideal.
También puede incluir aspectos que son destructivos y neuróticos; así, muchos
individuos incorporan a la propia personalidad aspectos negativos y
destructivos tomados de afuera sin mucho criterio, como la deshonestidad y el
fanatismo. Para algunos, el ideal es vivir aprisa y morir aprisa, para otros: “el
que no transa no avanza”.
Por el contrario, hay personas que se empeñan en cumplir una serie de normas
familiares y sociales de manera estricta. Tratan de ser demasiado buenos y
perfectos, y de no enojarse nunca. Se exigen demasiado y luego se culpan y
culpan por cualquier fracaso.
El lenguaje claro y directo, sin chantajes ni manipulaciones, ayuda mucho para evitar
confusiones y malentendidos cuando nos comunicamos las demás personas. Es muy
conveniente que te empeñes por encontrar las palabras (y el tono de voz, etcétera) más
adecuadas y oportunas cuando deseas compartir con otras personas tus mejores
sentimientos, opiniones, deseos, intenciones y proyectos.
Por elemental prudencia, solamente podemos confiar nuestra intimidad a las personas
que nos comprenden, estiman y respetan, es decir a nuestros verdaderos amigos y
amigas. Para muchas personas, lo ideal es combinar la amistad con una vida de pareja.
Algunos aspectos de nuestra personalidad nos gustan, mientras que otros nos preocupan,
e incluso nos atemorizan. Nos agradan algunas cosas de lo que en realidad somos, y no
nos sentimos muy cómodos con otras. Por esa razón, nos conviene modificar algunos
aspectos de nuestra personalidad, mientras que en otros preferimos seguir igual, sin
hacer cambios notables.
Los humanos contamos con las emociones superiores (= los sentimientos), que
requieren el proceso de socialización y el propio desarrollo personal. Los
impulsos y las emociones forman parle de un sistema unificado de reacción
automática, que es indispensable para la supervivencia de nuestro organismo.
4. El cuarto nivel comprende las manifestaciones de energía que denominamos
procesos intelectuales. Incluye la capacidad para tener consciencia de nosotros
mismos y del mundo que nos rodea. El cerebro organizan las percepciones que
fabricamos acerca del universo; que nos rodea, lo mismo que las demás
funciones y actividades del organismo.
Según Mc Lean, los humanos tenemos tres cerebros interconectados que operan
como computadoras biológicas, cada una con inteligencia propia, recuerdos,
subjetividad y manejo del espacio-tiempo. Estos tres planos de consciencia
equivalen a la división espíritu-alma-cuerpo, o alma-corazón y cuerpo
propuestas por algunas tradiciones religiosas, igual que por las esotéricas, como
la de Gurdijeff (en Ouspensky) y la Kabbalah.
En la cabeza se ubican los ojos, que inician el contacto desde varios puntos de
vista, a semejanza de cámaras de video. Aíslan las formas y nos permiten
calcular los espacios. Nuestros oídos perciben vibraciones, sonidos y ritmos.
Con la nariz percibimos los olores y algunas alternativas; algunas personas del
sexo opuesto nos resultan atractivas y otras no tanto, debido a sus feromonas.
Las posturas del cuello se relacionan con rasgos de dominio y sumisión (cabeza
altiva o agachada). Algunas tensiones del cuello limitan la circulación de la
sangre hacia el rostro, con la consciencia de algunos impulsos y sentimientos.
Allí se bloquean las expresiones emocionales de gritar, sollozar y vomitar, y
también las inflexiones naturales de la voz.
Los brazos y las manos reciben su energía de los hombros. La parle superior de
los brazos manifiesta la fuerza o debilidad de los movimientos expresivos. Los
codos, con su flexibilidad (o falta de ella) reflejan el carisma o la falta de gracia
en los intentos por alcanzar las metas y propósitos, incluyendo nuestras
relaciones interpersonales.
Las manos son los principales instrumentos que utilizamos para dar y recibir.
Con ellas establecemos contacto cercano y directo con la realidad que nos
rodea. También la podemos transformar, utilizando herramientas y máquinas,
creando obras artísticas, construyendo edificios, escribiendo libros, etcétera. La
mano derecha es activa y la izquierda receptiva (en los diestros).
Dentro del tórax están ubicadas dos funciones bio-psicológicas del organismo.
Los pulmones toman del aire el oxígeno vital y descartan el bióxido de carbono.
Forman un espacio interno grato, cálido y pulsante que algunos congelan
mediante sensaciones desagradables de angustia y depresión. El corazón da
energía a cada una de las células del cuerpo vivo con el oxígeno y los nutrientes
que hace circular con sus pulsaciones.
6. PISO PÉLVICO. Este segmento comprende los órganos genitales y los músculos
y la piel de esta zona (incluyendo los glúteos). Se relaciona con las actitudes de
cercanía o de alejamiento con respecto a la comunicación y el contacto sexual.
Mediante tensiones, habituales en esa región, ciertos individuos evitan las
sensaciones de placer que acompañan la excitación sexual (y tienen problemas
de impotencia, frigidez, etcétera).
El segmento pélvico incluye la uretra y el ano, que forman parle de los aparatos
eliminatorios del organismo. Las religiones y los sistemas educativos de tipo
represivo tachan como sucias a las sensaciones y conductas sexuales, sin otra
razón que la proximidad de los órganos genitales con la región anal.
7. PIERNAS Y PIES. Las piernas forman la séptima y última parle de este esquema
estructural de la personalidad. Los muslos, apoyados en los huesos de la pelvis
y en la parle superior del fémur, nos proporcionan las fuerzas para poder
trasladarnos con mayor o menor facilidad. Las rodillas manifiestan la relativa
rigidez o flexibilidad de nuestra personalidad al caminar por la vida.
Las tradiciones y las costumbres de cada familia y de cada país influyen en control de
las manifestaciones emocionales, cosa que los niños y las niñas aprenden a partir del
nacimiento. En muchas familias mexicanas les repiten a los niños (y niñas) los
conocidos mensajes de: “no llores, no te rías, no te enojes, calladita te ves más bonita,
etcétera.”
Se supone que los machos no deben mostrar debilidad; les conviene ser fuertes y
ocultar sus sentimientos. Por el contrario, las mujeres sufridas necesitan llorar y
preocuparse por todo, puesto que no son capaces de reflexionar, según los absurdos
papeles (de ingenuas, tiernas e inocentes) que representan las actrices en las típicas
telenovelas de moda.
Conviene subrayar que las familias, lo mismo que los grupos y las comunidades
violentas generan excesiva violencia entre sus miembros. Las que son tensas y
aceleradas generan angustia; las cultas generan cultura, y así por el estilo. Las
costumbres familiares, sociales y étnicas también se reflejan en la confianza o el temor
que experimentamos cuando interactuamos con tos distintos grupos culturales y
socioeconómicos de otros países.
Reconoció la importancia que tienen las emociones en cuanto señales que informan a un
animal del estado en que se encuentra algún otro. En efecto, las emociones (alegría,
disgusto, sorpresa, interés, tristeza, enojo o malestar) comunican a los demás mucho de
lo que somos.
La Figura 3.1 muestra las emociones primarias y algunas de las secundarias. Las
emociones habituales suelen transformarse en rasgos distintivos de la personalidad.
Cuando hablamos de una persona sarcástica, indicamos que su estado emocional típico
es la irritabilidad y el desprecio por los demás.
Plutchik también sugiere que las emociones que se dejan correr sin control se repiten,
por lo que llegan a formar rasgos distintivos de la personalidad. Así, la persona que se
enoja de cualquier cosa, sin siquiera intentar controlarse, se va haciendo cada vez más
agresiva. Su rostro se endurece y su cuerpo queda tenso y defensivo, listo para atacar,
bajo el pretexto de que solamente se defiende.
El mismo autor opina que un importante aspecto del control emocional consiste en
utilizar algunos patrones musculares. Para modificar o reducir la emoción primitiva,
podemos contraponer el patrón muscular de la emoción contraria; así, algunas mujeres
sufridas de nuestro país lucen una sonrisa valiente y forzada, con la que pretenden
ocultar sus penas.
Por su parte, Mehrabian advierte que las ocho emociones básicas incluyen tres
elementos básicos: nivel de alerta, grado de placer y sensación de mayor o menor
dominio. La tabla 3.1 muestra esas características. Por ejemplo, la alegría incluye
alerta, placer y dominio, mientras que el disgusto no incluye ninguno de esos elementos,
por lo que la persona se siente apática, disgustada y sumisa cuando la afecta esa
emoción.
ENOJO Sí No Sí
MIEDO Sí No No
ALEGRÍA Sí Sí Sí
TRISTEZA No No No
ACEPTACIÓN No Sí Sí
DISGUSTO No No No
ANTICIPACIÓN No Sí Sí
SORPRESA Sí Sí No
Se supone que en algunas culturas Orientales las personas sonríen más cuando están
más enojadas. En México, a los policías de tránsito se denomina “mordelones” porque
lucen una falsa sonrisa que luce toda la dentadura mientras exigen la “mordida” (=el
cohecho), a cambio de no llevar el automóvil al corralón, o de que tengamos que pagar
una costosa multa. Se supone que son nuestros amigos que nos están haciendo un
favor…
Es necesario que los padres y maestros enseñen a los niños y adolescentes que mientras
que la violencia del cine y de los videojuegos puede ser entretenida y divertida, ese
grado de violencia física y verbal no es justa, ni humana; tampoco es apropiada en el
mundo real. (Aunque todos los días escuchemos noticias de asesinatos, secuestros y
guerras).
Tampoco es justo ni permisible que los alumnos) más fuertes e ingeniosos abusen y
lastimen a los más débiles, ya sea ellos solos, o en grupo. No se debería tolerar en
ninguna escuela, ni en las redes sociales, el famoso acoso o hostigamiento (=
“bullying”), que ha llevado al suicidio y al maltrato físico y psicológico de tantos
niños y adolescentes.
1. El amor materno brinda cariño y protección a una persona que uno percibe
como débil y dependiente. Sin embargo, las madres deberían permitir la
independencia de los hijos e hijas a medida que van creciendo.
Lo mismo se puede decir del bienestar de las personas que apreciamos, y a las que
necesitamos proteger, porque las consideramos como extensiones de nuestra propia
personalidad. En otras palabras, nos alegra su bienestar y nos entristecen sus problemas
y dificultades.
Mehrabian sugiere que cualquier emoción (enojo, alegría, amor, tristeza, miedo,
etcétera) está compuesta por una mezcla diferente de tres elementos básicos: nivel de
alerta, placer y dominio.
Cuando nos invaden las emociones positivas, nos sentimos espontáneos, importantes y
dueños de la situación. Por su parte, con las negativas (como la culpa, el miedo y la
tristeza) nos sentimos inseguros, paralizados y observados por los demás.
Los niños sienten una mezcla de cariño, rencor y miedo cuando sus padres los castigan
y los rechazan. Las situaciones complicadas les activan dos o tres emociones
conflictivas que los paralizan y los hacen sentir muy mal. A muchas personas adultas les
sigue sucediendo lo mismo: se sienten confundidas por las intensas reacciones
fisiológicas y las fantasías angustiosas que corren de modo desbocado.
Los músculos se preparan para la acción, pero otros mensajes emocionales los
paralizan. El estómago y el intestino se contraen y se frena la respiración. En estos
casos, les conviene respirar calmadamente, y también necesitan relajarse de manera
deliberada, como veremos más adelante.
Las emociones negativas que perduran largo tiempo, (ira, ansiedad, tristeza, frustración,
etc.) producen las mismas reacciones que experimentan los que se enfrenan a una gran
emergencia o un grave peligro.
Las mujeres sufridas de México (y del mundo) llevan en su interior una confusa mezcla
de emociones alteradas: miedos, rencores, angustias, obsesiones y depresiones. Junto
con el desajuste emocional crónico, mantienen una visión devaluada de sí mismas y
perciben de manera dolorosa y resentida las circunstancias que las rodean. Lo que es
peor, no se atreven a tomar las importantes decisiones que podrían mejorar sus estilos
de vida.
Un grave problema social es que muchas de ellas dependen de algún hombre para su
economía personal y en la mayor parte de las actividades que realizan. Han
desarrollado profundos sentimientos de impotencia ante un mundo opresor. Tratan de
encontrar alguna seguridad sometiéndose a la autoridad de sus padres, de su pareja, etc.
La inteligencia emocional
Según Goleman, la inteligencia social es la habilidad para entender a los demás y
relacionarnos de manera amistosa con los demás, sean hombres o mujeres, niños o
niñas, pobres o ricos, etcétera. Por su parle, la inteligencia emocional es una variante
de la inteligencia socia; nos capacita para tener plena consciencia de las emociones y
de los sentimientos, tanto los propios como los ajenos. Conociendo su tipo y su relativa
intensidad, los podemos distinguir y apreciar como es debido.
Conviene aprovechar esta sabiduría humana para normar (= dirigir mejor) nuestros
propios pensamientos y para generar conductas que contribuyen al bienestar de las
comunidades en las que habitamos, y también para cuidar los recursos del planeta tierra
como es debido.
3. Motivación propia: En vez de dejarte llevar por las emociones, sin pensar
siquiera, puedes dedicarte a canalizar las, al servicio de algunas metas que
valgan la pena. En otras palabras, las puedes aprovechar en tu favor de manera
inteligente. Por ejemplo, en lugar de maldecir el destino, un joven se dedicar a
capacitarse mejor para lo que hace, o para lo que le interesa hacer.
Nada tiene que ver con repetir a las demás personas, de manera hueca y vacía, frases
como:” te entiendo, te amo, te comprendo, siento lo mismo que tú, etcétera”, como lo
hacen tantos “orientadores” y “consejeros espirituales” de escasa calidad humana que
olvidan luego a las jóvenes crédulas que se dejaron seducir por ellos.
Desde luego que la inteligencia emocional puede tener mucha gran utilidad para
mejorar los aspectos humanos y productivos de las comunidades y de las empresas. Es
frecuente ver empleados y obreros temerosos, angustiados y resentidos porque sus jefes
no los tratan como es debido, ni les ofrecen suficiente capacitación. Además, sus
labores son rutinarias, aburridas y carentes de sentido.
Así, también los presionan para cumplir órdenes absurdas y poco éticas, incluyendo el
daño a personas inocentes. A algunos empleados les exigen largas horas de trabajo
pesado, para obligarlas a renunciar sin una indemnización justa cuando están hartas del
maltrato, y su salud (emocional y física) ya está minada.
El cultivo de las emociones positivas
Como advierte Fredickson, no es lo mismo remediar los problemas causados por las
emociones negativas, como la depresión y la angustia, que cultivar y disfrutar las
emociones positivas, porque esto es mucho más valioso e importante que la mera
ausencia de alguna emoción desagradable.
A medida que una persona acrecienta sus emociones positivas, también acrecienta su
salud y su bienestar personal. Mejora su apariencia física y su trato social. Siente
mayor confianza en sí mismo(a) y recibe de los demás apreciables demostraciones de
aprecio y de afecto. Las ventajas que te proporcionan las emociones positivas van a
continuación:
1. La alegría facilita los movimientos corporales libres y expresivos, como los del
baile o de cualquier deporte; también nos acelera mentalmente. Nos mantiene
activos por largo tiempo, con altos niveles de energía y entusiasmo. Amplía los
contactos sociales, puesto que la gente prefiere la compañía de las personas
alegres, mientras que evita a las tristes y aburridas. Esa emoción incluye la
búsqueda de juegos y diversiones: hay juegos físicos y sociales, pero también
los hay artísticos, intelectuales y científicos.
Como lo indica Friderikson, las emociones positivas sacan a las personas de la soledad
y del aislamiento social y las regresan a la acción creativa y entusiasta. Optimizan el
funcionamiento del sistema cardiovascular y ayudan a neutralizar los molestos efectos
de las emociones negativas, en particular aquellos que provocan la angustia y la
depresión.
También aceleran la mejoría fisiológica de los tejidos y de los órganos del cuerpo en el
caso de las heridas y las enfermedades, porque favorecen-de manera importante- la
respuesta del sistema inmunológico. Conviene advertir que las emociones positivas
aumentan el nivel de euforizantes (endorfinas) en el cerebro, por lo que los
pensamientos y los movimientos corporales se amplían.
Las personas que son alegres y amables construyen a su alrededor un mundo de amistad
y salud, mientras que las que son depresivas, resentidas y hostiles se rodean
habitualmente de rencor y soledad, y están llenas de preocupaciones, temores y
sospechas. Los que son felices comparten algo de su vitalidad y felicidad a las demás
personas, por lo que las hacen sentir bien en su compañía.
Por su parte, Gottman observa que las parejas infelices son estructuradas, predecibles
y rígidas, mientras que las parejas felices son más espontáneas, e interactúan entre ellas
de manera más espontánea y flexible.
Como parte muy importante del propio desarrollo personal, te conviene aprender a
controlar las reacciones emocionales que te impulsan a depresión, la angustia y la
violencia. Si las dejas correr sin ningún freno, terminarán por enfermarte, y dañarás -
de manera irreparable- a las personas que te rodean, en particular a los niños,
incluyendo a tus propios hijos.
Es bueno que sepas expresar –con la mayor claridad y brevedad posible- tus
necesidades emocionales, junto con tus demandas y deseos, para que las demás
personas las puedan entender. Las personas que utilizan palabras demasiado dulces,
insultos, manipulaciones, culpas y reproches, a lo mejor esperan que los demás les
lean el pensamiento, sin arriesgarse a pedir algo de manera razonable y concreta.
Los mensajes emocionales confusos que generan los manipuladores son poco
comprensibles para los demás, por lo que suelen ser ignorados y malinterpretados. Así,
las mujeres tímidas se callan y se alejan cuando están deprimidas, y de esa manera
parecen altivas, orgullosas e inasequibles. Por su parte, los hombres machistas gritan y
amenazan cuando se sienten muy inseguros y tienen miedo; aunque provocan ira y
miedo, no siempre logran lo que quieren de esta manera.
Los que se dedican a manipular a los demás, terminan por no saber lo que ellos(as)
mismos (as) quieren en realidad. Muchas veces tratan de encontrar afuera algunas
cosas que tienen dentro de sí mismos, como la propia seguridad, el amor a sí mismos,
la alegría y la tranquilidad.
Es muy importante que te empeñes todos los días en conocer lo que llevas en tu propio
interior. De esta manera podrás identificar tus deseos y necesidades; lo que en realidad
quieres obtener. A continuación, atrévete a proponer tus opiniones y tus peticiones a las
demás personas, de manera amable, directa y concreta. Esfuérzate por negociar de la
mejor manera posible, para alcanzar acuerdos en los que todos salgan beneficiados de
alguna manera.
Es verdad que corres el riesgo de una negativa cortante cuando solicitas alguna cosa. Te
pueden decir que tu petición no es razonable ni oportuna, y que a ti te corresponde
hacer lo que les estás pidiendo a los demás. Tal vez te sientas un poco lastimado (a) o
rechazado (a) por esto. Sin embargo, sabrás a qué atenerte, y te evitarás muchas
cavilaciones inútiles. Además, muchas veces el que pide recibe, y al que toca le abren
la puerta.
Por ejemplo, una joven que tiene ganas de salir con un compañero, se arriesga a
hablarle (o a mandarle un mensaje) y lo invita a ver una película, en lugar de fabricar
fantasías interminables de que a lo mejor él la va a invitar, o tal vez no, o de que a lo
mejor se van a encontrar otra vez por alguna casualidad, etcétera.
Entonces, ese compañero le responderá que sí o que no, o: “mejor otro día, porque
ahora estoy muy ocupado” (con un tono que equivale a un no), etcétera.
En los dos últimos casos, esa joven se sentirá mal por un rato, pero luego decidirá
moverse en otras direcciones (a otra cosa, mariposa), y no se dedicará a fabricar
ilusiones tontas por tiempo indefinido.
Simonov aclara que no sentimos con tanta intensidad las emociones negativas (como el
miedo, la angustia y la culpa) cuando contamos con suficiente información para
alcanzar nuestros propósitos de manera racional y concreta. En otras palabras, la gente
se angustia cuando no encuentra salida y no sabe qué hacer frente a las situaciones
difíciles.
Algunas veces, los pleitos y las discusiones son el único camino para ser escuchados,
poner límites y evitar que los demás nos sigan lastimando. Cuando alguien se somete, se
calla y se traga el enojo, elige la sumisión forzada y resentida. Se resigna a mayores
humillaciones y mayor abuso, renuncia a su libertad y a su dignidad personal, y también
se expone a padecer serios trastornos psicosomáticos.
El deporte y el ejercicio físico son dos de los caminos preferidos por muchas personas
para sentirse mejor y eliminar sus tensiones. También podemos gritar y maldecir, de
preferencia cuando estamos solos. Puedes golpear la cama con los puños cerrados,
ahorcar un cojín, patear una pelota, nadar o correr un poco. Algunos (as) escriben una
carta violenta dirigida a la persona que provocó su enojo, y luego la rompen.
No podemos aspirar a una vida emocional rica y placentera cuando nos sentamos gran
parte del día a ver televisión sin hacer nada más. Podemos iniciar o retomar
actividades artísticas, culturales, deportivas, sociales, etc. con el fin de alegrarnos y
divertirnos. Si no hacemos nada por el estilo, nos sentiremos cansados y enjaulados;
nos volveremos irritables.
Greenwald advierte que cualquier persona recibe, en sus encuentros con los demás,
algunas experiencias que contribuyen a su bienestar y desarrollo. Tiene también otros
encuentros que son nocivos y tóxicos. Cada quien es responsable de buscar las
relaciones que le nutren y satisfacen emocionalmente. Por el contrario, necesita evitar
las que son perjudiciales o poco gratificantes. En general, hay dos tipos de personas:
las nutritivas y las tóxicas.
Los individuos nutritivos son más sinceros y auténticos en su trato personal. Son buenos
maestros, artesanos competentes, artistas creativos, profesionistas notables, buenos
esposos, madres cariñosas, etc. Han desarrollado sus potencialidades humanas. Tienen
suficiente confianza en sí mismos y asumen la responsabilidad de sus propias
necesidades emocionales. Manifiestan de modo directo lo que quieren. Son más
sensibles y sociables, pero no imponen su presencia a los demás.
Por su parte, las personas tóxicas son manipuladoras. Exhiben conductas y cualidades
opuestas a las de las personas nutritivas. Es típico que nos sintamos mal después de
algún encuentro con alguna de ellas, porque intentan llenar sus vacíos emocionales con
detrimento de los demás. Los ven como simples medios (= como objetos y no como
personas) para obtener sus fines, por lo que abusan de ellos. Carecen de tolerancia y se
comportan de manera rígida, inflexible y poco adaptable. Son demasiado absorbentes
y se sienten insatisfechas en sus relaciones interpersonales.
No aprecian las cualidades ni los atractivos (propios y ajenos), sino que se dedican a
ver defectos, carencias, problemas y manchas. Su insatisfacción profunda les impulsa a
buscar compulsivamente, y a demandar de los demás, cada vez más dinero, diversiones,
objetos materiales, sexo, alimento, alcohol y drogas.
Si te das cuenta de que algunas personas tóxicas cercanas te hacen sentir mal y te dejan
mal por dentro, lo mejor es que las evites, en la medida de lo posible. Por supuesto que
no te conviene mostrarles tu intimidad, porque saldrías más lastimado (a). Cuando ya
no tengas que ver con ellas, quedarás libre para cultivar otras relaciones que te ofrecen
entusiasmo, comprensión y alegría.
Son muchas las actividades gratas e interesantes que puedes practicar para neutralizar
las emociones negativas y fomentar las emociones positivas. Por ejemplo, las técnicas
de relajación, las estrategias para generar pensamientos positivos y encontrar sentido a
la vida, los juegos de imaginación, la meditación, el masaje, el Yoga, las relaciones
sexuales, los viajes, las lecturas, el arte, la música, el baile, etcétera.
Las personas recurren más que nunca a los médicos y a los psicólogos y
psiquiatras, pero también hay muchas otras que prefieren la autoayuda, el retorno
a la naturaleza, la medicina natural, el vegetarianismo, etcétera.
Las personas que respondieron “sí” a cualquiera de estas preguntas, están estresadas de
alguna manera (= presionado e inquietas). Las que contestaron "sí" a 4 o 5 de esas
preguntas, están muy estresadas. Entre otras cosas, es probable que tengan elevada la
presión arterial y que también muestren ansiedad notable.
En el segundo caso, necesitan relajarse, descansar, tomar la vida con más calma,
platicar sus problemas a algún amigo o amiga, etcétera. En casos extremos, sería
conveniente que consultaras algún especialista en psicoterapia corporal y manejo del
estrés.
El estrés se relaciona con las tensiones habituales que acompañan una relación
interpersonal dañina (familiar, de pareja o laboral), la falta de amigos y amigas, una
vida laboral aburrida, pesada y rutinaria, y a la frustración (= insatisfacción) de las
necesidades emocionales básicas: (cariño, aprecio, diversión, reconocimiento, contacto
físico y sexo).
Como es natural, las personas narcisistas, egoístas y sin sentimientos, se sienten mucho
peor que las que reciben el cariño, la amistad y el respeto de los demás debido a que
comparten con ellos lo mejor de sí mismos, y les ofrecen ayuda y solidaridad.
Existen cientos de cambios en las circunstancias de la vida que nos provocan tensiones.
Por ejemplo, nos sentimos presionados cuando las demandas de la escuela o del trabajo
nos parecen demasiado pesadas e injustas. A nadie le resulta fácil tener un padre, una
pareja o un jefe malhumorado, hiriente, injusto, controlador y demandante.
Muerte de la pareja (100%), divorcio (73%), una enfermedad seria (53%), pérdida del
trabajo (47%), cambio de ocupación (36%), aumento de pleitos con la pareja (35%), y
así sucesivamente.
Los eventos favorables también producen tensión: enamorarse o casarse (50%),
reconciliación después de una separación (45%), jubilación (45%), tener un bebé
(39%), comprar una casa (31%), una promoción (29%), tener un éxito inesperado
(28%), graduación (26%), encontrar nuevos amigos (18%) y tomarse unas vacaciones
(13%). Por su parte, las crisis de identidad debidas a los cambios de edad y residencia
suelen tener una intensidad moderada.
Ante las presiones, algunos comen (y beben) demasiado, mientras que otros pierden el
apetito. En nuestro país (como en otros) aumenta notablemente el uso del alcohol (y el
de los tacos y las tortas) en las épocas de crisis económicas y desempleo. La obesidad
es una conocida consecuencia de comer de manera ansiosa y compulsiva. Por su parte,
el alcoholismo está ligado a la apatía, la ansiedad y la depresión.
En efecto, los traumas ocurren con tanta rapidez y violencia, y son tan inesperados, que
las personas no son capaces de comprenderlos de manera suficiente ni adecuada. Los
niegan y reprimen, y ni siquiera recuerdan bien lo que les sucedió, ni lo que sintieron,
debido a que tampoco los pueden asimilar, ni explicar de manera razonable.
Estas experiencias ocurren con mayor frecuencia en los niños (as) (y en ellos (as) son
mucho más dolorosos) porque aún no han desarrollado la capacidad para analizar
lógicamente -y por lo mismo asimilar mejor en su organismo- las situaciones dolorosas.
Sienten mucho y lo registran todo, pero su cerebro todavía no está desarrollado y no
comprender bien las cosas, ni tampoco encuentran palabras adecuadas para expresar lo
que les pasó y lo sienten.
Por ejemplo, algunos adolescentes arrastran sentimientos crónicos de inseguridad
porque presenciaron, cuando eran niños, los golpes y maltratos que su madre recibía a
manos del padre alcohólico, y ellos se paralizaron y no hicieron ni dijeron nada.
También ocurre con cierta frecuencia el abuso y el maltrato en contra de los menores de
parte de sus padres, maestros y compañeros, etcétera. Este abuso puede ser físico,
verbal, e incluso sexual.
Los abusos son más traumáticos e incomprensibles cuando provienen de los padres,
porque los hijos esperan que ellos los amen y los protejan. Lo mismo se diga del abuso
sexual por parte de sacerdotes, amigos y parientes. En algunos casos, como los niños
violados por sacerdotes pederastas, el abusador les dice (y ellos le creen) que les irá
peor si hablan algo de eso a sus padres. Además, les dicen que Dios quiere eso, que
eso es cariño y amor, etcétera.
Los niños están muertos de miedo y dolor, y ya no piensan nada: se paraliza su máquina
pensante, abandonan su cuerpo (= se disocian), y ya no sienten gran cosa.
Entre otras situaciones que causan traumas severos están los asaltos a mano armada,
las violaciones, los secuestros, los robos y el terrorismo. Estas y otros eventos
traumáticos quedan fuera de las expectativas y los esquemas lógicos de una existencia
civilizada en familia y en sociedad.
También existen los mini-traumas, o sea algunos eventos menos traumáticos que ocurren
con mayor frecuencia. Todos hemos tenido momentos de rechazo, fracaso, vergüenza y
culpa, así como accidentes y heridas emocionales y corporales no tan graves.
Algunos sentimientos de culpa se deben a que las personas todavía no se han perdonado
algunas acciones que hicieron en contra de los demás, por ejemplo que hirieron a
alguien de manera accidental. Las personas perfeccionistas también se culpan porque
suponen que todo lo hacen mal; ellos mismos se lastiman y se atormentan fabricando
diálogos internos acusatorios.
Por su parte, las personas con baja autoestima se la viven culpándose, sin saber por
qué. También se siguen lastimando (= ellas mismas se azotan) cuando se repiten una y
otra vez, sin ninguna razón, que son personas débiles y enfermas. Creen en sus propias
mentiras, y no se toman el trabajo de cuestionar su palabrería interna tan destructiva.
Además, algunos individuos inventan traumas imaginarios para sacar ventaja, como los
estudiantes que fingen los síntomas de alguna enfermedad, y así tienen un buen pretexto
para no asistir a sus clases.
Las personas ansiosas se perciben a sí mismas como indefensas e incapaces ante los
problemas que están anticipando. No pueden identificar claramente cuál es la situación,
o quién es la persona que dispara las intensas señales fisiológicas y mentales de
alarma. Tampoco piensan con claridad y pierden la concentración Sus reacciones
parecen exageradas y poco entendibles, tanto para ellos mismos, como para sus
familiares.
Las reacciones de pánico tienen su origen más remoto en las reacciones emocionales
automáticas frente al peligro. Para sobrevivir, nuestros ancestros primitivos debían
reaccionar con toda rapidez (huir, pelear o quedarse quietos) movidos por mecanismos
cerebrales automáticos. Frente a las emergencias, los impulsos nerviosos van
directamente desde los ojos y oídos al cerebro primitivo, y de allí a los músculos, sin
pasar por la corteza cerebral que se encarga de fabricar los pensamientos.
Las úlceras estomacales son uno de los síntomas clásicos de la tensión: el estómago ya
no puede resistir la secreción adicional de ácido que ocurre en las épocas de
turbulencia emocional.
Es bueno contar con un sistema automático que nos protege de los peligros. Algunas
personas experimentan angustia y nerviosismo durante semanas o meses después de
escapar de algún accidente o de un asalto a mano armada.
Sin embargo, el sistema de alarma se activa algunas veces de manera exagerada e
indebida; entonces, los individuos están tensos todo el tiempo, y se sienten ansiosos sin
saber por qué; viven anticipando peligros imaginarios y poco probables. En casos
extremos, las tensiones más graves, acumuladas durante largo tiempo, pueden provocar
la muerte.
1. Las influencias genéticas: al menos una tercera parte de las personas que
acuden a las clínicas para buscar alivio de su ansiedad provienen de
familias nerviosas, tensas y demasiado estrictas.
Durante sus crisis de ansiedad aguda, algunos individuos sienten opresión en el pecho y
se les dificulta respirar Piensan -erróneamente- que estas sensaciones molestas son
señales de que se van a morir de un ataque al corazón, se van a desmayar o se van a
volver locos. Tienen la sensación de que los demás las vigilan y las critican, o de que
un Dios vengativo las va a castigar cuando menos lo piensan. Esas preocupaciones
acrecientan su ansiedad, a modo de círculo vicioso.
Otras personas ansiosas están en tensión constante: vigilan en todo momento y piensan
sin cesar en problemas que parecen no tener solución. Tienen miedo a perder el control.
También se sienten observadas y juzgadas por los demás. Según Barlow, sería mejor
hablar entonces de “ansiedad aprensiva”. En efecto, se trata de un temor proyectado
hacia el futuro: “Voy a echar a perder las cosas y todo me va a salir mal debido a
algunas cosas indebidas que hice, o que me sucedieron en el pasado”.
¿Qué tan a menudo haces estas cosas? Si te comportas de esta manera con mucha
frecuencia, es probable que seas una persona ansiosa, competitiva, ambiciosa e
irritable (Del tipo A, según esos autores).
Así, el joven que tiene ansiedad a hablar en público (agorafobia), imagina que los
oyentes se van a burlar de él, y anticipa que va a sentir vergüenza por eso. Debido a sus
reacciones fisiológicas y también a sus fantasías macabras de rechazo, se angustia y
pierde la confianza en su poder para expresar las opiniones.
Cuando era niño, tal vez algún maestro lo ridiculizaba ante sus compañeros cuando
hacía preguntas en clase. Esa persona necesita examinar su pasado. También le
conviene ubicarse en el presente, e imaginar que muchos -o al menos algunos- de los
que lo escuchan recibirán con agrado e interés lo que les va a decir.
Barlow señala que los padres demasiado estrictos y controladores inculcan en sus hijos
la creencia de que el mundo es un lugar muy peligroso, que exige vigilancia continua y
mucha ayuda de los demás. No les permiten desarrollar sentimientos de confianza en sí
mismos, sino que los hacen propensos a la ansiedad y a la depresión. Por otra parte, las
mujeres sufridas creen que todos los hombres son agresivos y egoístas, que las
relaciones sexuales son sucias y desagradables, que las mujeres deben preocuparse y
sacrificarse por sus hijos, etcétera.
Las reacciones de ansiedad son más frecuentes en las mujeres que en los hombres. En
parte, esto se debe a las diferencias culturales. Se supone que los hombres (al menos
los machos) no sienten miedo, por lo que minimizan y ocultan su ansiedad, mientras que
a las mujeres, por lo general, se les permite expresar con mayor libertad sus temores y
preocupaciones. Por su parte, las buenas madres deben aguantarse, preocuparse –y
sufrir- por sus hijos, para mantener la familia unida y “feliz” de esta manera.
Como anota Conlon, ante los recuerdos y los eventos dolorosos, se activa un área
cerebral ocho veces más grande en las mujeres que en los hombres. Es otras palabras,
las mujeres tienen respuestas emocionales más intensas que los hombres, lo que las
hace más propensas a la ansiedad y a la depresión. ¡Pero también a mayor placer y
alegría!
Conviene subrayar el conocido hecho de que las personas aprenden a asociar las
emociones negativas con impulsos y deseos básicos que son esenciales para la
supervivencia, como el hambre, la sed, el dolor, el placer, la agresividad y el sexo.
Por esta razón, muchos individuos comen, beben o fuman demasiado cuando se sienten
ansiosos y preocupados. Otros se dedican al juego y a las actividades sexuales de
manera compulsiva cuando están irritables y deprimidos, etcétera. Así, algunos
individuos nos dicen que fuman continuamente “para calmar sus nervios”, pero nunca
se dedican a relajarse y a respirar mejor, ni tampoco practican algún ejercicio o algún
deporte.
Para sentirte mejor, necesitas pensamientos positivos, respirar de manera profunda, una
postura corporal relajada y un rostro sinceramente feliz. Otras valiosas ayudas son el
masaje, los ejercicios de movimiento, las relaciones emocionales nutritivas y las
actividades placenteras que los ayudan a mejorar sus estados de ánimo.
Otros investigadores han encontrado que las personas que tienen pareja viven más
felices y son más longevas que las que viven solas. El simple hecho de contar con una
relación íntima cálida y comprensiva nos protege de la angustia y también nos ayuda a
liberar muchas tensiones.
Para que experimentes mayor bienestar en tu vida ordinaria, empéñate por desarrollar
una visión optimista, en lugar de la pesimista, que acompaña y genera la depresión, la
amargura y el resentimiento. Te conviene ver el vaso de agua medio lleno, en lugar de
medio vacío. Cuando te dedicas a la práctica del autocontrol, recuperas el optimismo y
la alegría de vivir; eres tu mejor amigo (a).
Capítulo 5
Eleva tu autoestima y supera la depresión
Desde la infancia, el cerebro elabora una imagen de nosotros mismos (sensorial,
motriz, verbal e imaginativa-visual). Esa imagen contiene las opiniones de los demás
(los premios y las censuras sociales), y también las propias evaluaciones que hacemos
a propósito de nuestros logros y fracasos.
Está influenciada, en mayor o menor grado, por los dictados de la cultura, la tradición,
la religión y la moda. Conserva e integra los conocimientos y las creencias;
consideramos positivos algunos de sus aspectos, mientras que otros no tanto.
Las personas dejan fuera de la propia imagen (= disocian) algunos aspectos importantes
de su personalidad real (ciertos impulsos y algunas conductas sexuales, etcétera). Los
ignoran, reprimen y proyectan, porque los consideran peligrosos y vergonzosos. Eso se
debe a una educación demasiado restrictiva y mojigata, que los llena de miedos y
culpas indebidas (Reich, Lowen, Feldenkreis, Navarro).
La educación machista presiona a las mujeres para que sean sumisas y “sufridas”,
mientras que los hombres deben ocultar sus sentimientos y mostrarse prepotentes para
tener éxito en lo que hacen. También para que no los consideren afeminados, ni mucho
menos homosexuales.
Por su parle, la religión tradicional impide disfrutar una vida emocional saludable,
debido a su ancestral desprecio por el cuerpo, represión de la sexualidad, minusvalía
de las mujeres y frases como: “ya le castigó Dios”, “hay que ser humilde”, “el peor
pecado de las mujeres es su vanidad”, “hay que tener paciencia”, “las mujeres venimos
a este mundo para sufrir”, etcétera.
Las personas fanáticas son infelices y se atormentan; imaginan falsamente que mientras
más se torturen en esta vida, les va a ir mejor en la otra. Su Dios castigador los
amenaza con el infierno, mientras que los miembros del clero demandan sumisión y
mucho dinero a cambio de promesas de salvación.
Esas personas tampoco están dispuestas a mejorar ni a hacer algún cambio para salir
de sus problemas, porque así lo quiere Dios. Un refrán pesimista dice: “Pobre del
cielo que al cielo no va; lo chingan aquí y lo chingan allá”.
Por su parte, los niños y niñas han sido víctimas de situaciones violentas y de trato
abusivo siguen atemorizados y aprenden a valorarse muy poco.
El maltrato psicológico ocurre cuando a los niños los “educan” con amenazas, críticas,
descuido, desprecio y maltratos. El maltrato físico se da cuando el niño es castigado,
golpeado y maltratado de muchas maneras, pero esto no llega a ser sexual. El abuso
sexual es una tortura que incluye dolor físico y profundo terror psicológico. Cuando son
adultos, muchos de los que fueron niños maltratados siguen experimentando angustia,
desconfianza y miedo.
Lo peor es que el daño emocional de estos niños y niñas proviene de personas cercanas
que supuestamente los (las) quieren, como son sus padres, tíos, primos, vecinos,
maestros y miembros del clero. Experimentan vergüenza y anticipan el fracaso sin saber
por qué. Están convencidos de que les va a ir mal en todo, hagan lo que hagan.
Prefieren el “mañana, el ahí se va y el sea por Dios”. No se dan cuenta de que ellos
mismos tienen la capacidad de cambiar sus circunstancias personales de muchas
maneras.
Las personas tímidas albergan serias dudas acerca de su valor personal. No se sienten
seguras ni se consideran inteligentes o atractivas. Viven devaluándose y se sabotean a sí
mismas, por lo que no legan a tener éxito en lo que emprenden. Además, se culpan de
manera exagerada y se preocupan por todo.
Algunos (as) llevan en su organismo las huellas de golpes y maltratos. Otros fueron
heridos con palabras, gestos o miradas cargadas de rencor y desprecio. El rechazo y el
odio quedaron registrados como una mezcla de enojo, miedo y dolor, es decir culpa. La
culpa hace que vivan encogidos (as) sobre sí mismos (as) y se valoren demasiado poco.
No comprenden que muchas veces es imposible distinguir el dolor psicológico del
físico. El sufrimiento causado por el maltrato, las carencias, las separaciones, los
traumas y los conflictos emocionales, también es quemante, punzante, lacerante y
desgarrador.
El niño se ofrece a limpiar la mesa, ayudado por su madre, que te da un trapo o una
esponja. Se siente contento y alegre cuando termina. No te debe nada a nadie, ni
tampoco ha perdido su dignidad. La sensación molesta de la culpa desapareció por
completo, y sabe que cuenta con el firme amor y el apoyo de sus padres,
Por el contrario, la persona que tiene culpas neuróticas cree que “es” vil, despreciable,
pecadora, etcétera, y se siente mal de manera habitual. Ella misma se dedica a
despreciarse y se desvalora; cree y siente que no merece éxito ni felicidad.
Eso se debe a presiones familiares y sociales que fueron exageradas e indebidas. Así,
otra madre le repite a su hijo: “eres un idiota, todo lo haces mal, eres igualito a tu
padre, un bueno para nada”. Y a su hija: “eres una perdida, poco inteligente, inútil,
horrible, yo no quería que nacieras, etcétera.”
Por ejemplo, algunas niñas sumisas se sintonizan con los sentimientos de sus madres
sufridas, e imitan sus posturas corporales agachadas y sumisas, aunque en el fondo
desean y aspiran a otros estilos de vida. Aunque buscan su propia independencia y la
felicidad a la que tienen derecho, una parte de ellas mismas no se atreve a ser distinta a
sus madres, ni a contradecirlas en nada.
Por su parle, los hombres machistas son duros y competitivos. Renuncian a sus mejores
sentimientos, lo mismo que a la creatividad y a la intuición. Llevan en su interior las
motivaciones neuróticas agresivas y resentidas de otras personas (sus padres, maestros,
amigos) como trozos de materia ajena y muerta. Al mismo tiempo aman a sus madres y
odian todas sus mentiras y manipulaciones (ver Navarro: Yo te adoro y tú me lastimas).
Por desgracia, muchos adolescentes tienen una época de rebeldía mal dirigida e
impotente, que termina con la adopción del conformismo , la apatía y la pérdida de la
creatividad, mientras que otros prefieren el dinero fácil, el abuso de drogas y la
pertenencia a grupos violentos y antisociales (ver Navarro: Estrategias psicológicas
para las personas jóvenes).
La depresión y su manejo
Las depresiones lentifican todas las funciones del organismo y hacen que las personas
se aíslen, lo vean todo gris y pierdan el interés por las actividades que antes disfrutaban
(=melancolía).
Los expertos en diagnóstico clasifican a las depresiones como leves, moderadas y
graves. Eso, según la intensidad que muestran los síntomas y las insuficiencias (= el
déficit) del funcionamiento psicológico y social de alguna persona en particular.
Cuando son leves, las depresiones desaparecen sin grandes problemas en unos cuantos
días o en pocas semanas. Las personas que padecen depresiones moderadas,
necesitan manejar de manera más cuidadosa y adecuada sus problemas de estrés y de
comunicación interpersonal. Entre otras cosas, les ayudaría mucho utilizar las técnicas
de autoayuda que propone este libro.
Las estadísticas muestran que la depresión es mucho más frecuente en las mujeres que
en los hombres. Alrededor del 10% de los hombres muestra síntomas depresivos,
mientras que al 25% de las mujeres les pasa lo mismo. ¿A qué se debe esta diferencia?
Se supone que los machos tienen que “domar” a sus hembras; en las familias machistas
las que tienen más ingenio y vitalidad reciben más golpes y mayor maltrato. Las
mujeres y los niños comprenden el 75% de las personas que viven en la pobreza; como
es natural, las víctimas se sientan deprimidas
Las madres que tienen niños menores son más vulnerables a la depresión: duermen
poco y trabajan demasiado. Las mujeres que han tenido muchos hijos corren el riesgo
de quedar desgastadas y deprimidas después de tantos años de haberse dedicado al
cuidado de las demás personas sin muchas oportunidades de descanso y diversión..
Desde luego que en esto influyen los factores económicos y sociales que hemos
mencionado. Las mujeres pobres y las que pertenecen a minorías étnicas experimentan
muchas más carencias y padecen mayor opresión y maltrato que las que viven en las
grandes ciudades.
Las personas que han sido expuestas a la violencia excesiva experimentan síntomas
parecidos a los de una depresión. Tienen horribles pesadillas y las atormentan
imágenes retrospectivas relacionadas con los eventos que les sucedieron. También
muestran apatía y embotamiento emocional. Se desconectan del mundo y no recuerdan
detalles de los eventos traumáticos. En otros individuos aumenta su agresividad y
experimentan sentimientos de enojo ingobernable.
En particular, las mujeres que fueron violadas sienten que su cuerpo está adormecido y
les parece que todo lo sucedido es irreal. Quedan en estado de shock, sin poder
entender nada. Las mujeres que han padecido violencia familiar y/o violación, muestran
alteraciones nerviosas que corresponden al síndrome Post-traumático. Si no se maneja
este trastorno mediante la psicoterapia adecuada, llegan a manifestar graves síntomas
depresivos.
Las mujeres lesbianas, las alcohólicas, las que abusan de las drogas y las adolescentes
corren un riesgo más elevado de padecer depresión. Las adolescentes tienen una
consciencia agudizada de las reacciones que su apariencia física provoca a las demás
personas.
Según Hamachek, alrededor del 90% de los estudiantes universitarios de ambos sexos
padecen sentimientos de inferioridad. La mayoría de ellas y ellos tienen serias dudas
acerca de su apariencia física, y se consideran poco atractivos (as).
Antes se creía que la depresión es más frecuente en las mujeres que en los hombres
debido a causas biológicas relacionadas con el sexo y la herencia. La opinión más
reciente es que esto se debe a una variedad de causas: biológicas, sociales,
psicológicas y económicas.
Tristeza
Pérdida del interés y gusto por las actividades que solían disfrutar
Pérdida o aumento de peso
Dificultad para dormir o excesiva somnolencia.
Pérdida de energía
Sentimientos de desvalorización
Ideas de morirse o de suicidarse.
La depresión es una condición del cerebro. Existen muchas causas, incluyendo los
genes, causas ambientales, psicológicas y factores bioquímicos. La depresión suele
comenzar entre los 15 y los 30 años y es mucho más común en las mujeres. Algunas
mujeres padecen depresión después de dar a luz. (=depresión posparto).
En desacuerdo con las drásticas y pesimistas afirmaciones del NIH que acabo de
mencionar (y las de la APA (Asociación Psiquiátrica de E.E. U.U.) que son parecidas,
la Anti psiquiatría (Szatz y Slevens) considera que el formidable calificativo de
“enfermedades mentales” es un mito sin ninguna base científica, que favorece el uso
masivo, costoso e inútil, de fármacos y de otros tratamientos inhumanos, como los
electrochoques y las lobotomías.
Según esos autores, con eso no se resuelven los problemas de la vida, ni le dan algún
sentido válido. Por lo demás, ya se comprobó que algunos fármacos hacen que las
personas se sientan mucho peor (ver Navarro, Psicoterapia Antidepresiva, apéndice
uno).
Menninger está de acuerdo con Szats; denuncia que los diagnósticos se han vuelto
peyorativos, porque no sólo significan “trastornos psiquiátricos”, sino algo
despreciable y muy atemorizante. Llenan a las personas comunes y corrientes de
insultos, reproches y desesperación.De manera parecida, el terrorífico diagnóstico de
cáncer puede matar a muchos pacientes que no hubieran sucumbido (al menos no con
tanta rapidez) al padecimiento que los aqueja.
El paciente sufre por el diagnóstico, junto con toda su familia, que se llena de angustia y
preocupaciones. Cuando se enteran de que padece una supuesta “enfermedad mental”
sus compañeros de trabajo lo miran con deprecio y lástima; por su parle, los
empleadores ya no le contratan, porque consideran que es un loco que no haría bien su
trabajo, y que sería mejor que estuviera en un hospital mental.
¿Mientras la gente tenga más miedo a estar enferma y loca consumirá más fármacos?
Por supuesto que sí. Conviene advertir que los individuos que abusan de los
antidepresivos, con o sin receta, ya no tienen pensamientos depresivos, pero tampoco
piensan ni sienten gran cosa, porque están dopados, y se comportan como si fueran
zombis.
Tampoco pueden decirse: “Tengo algunos problemas de la vida que necesito resolver
de la mejor manera posible.” “En cuanto los resuelva, me voy a sentir mejor, porque
soy una persona capaz de hacerse cargo de mis propios sentimientos y mejorar mis
estados de ánimo”.
También comparten sus síntomas y diagnósticos (y las recetas médicas) con sus amigos
y familiares; pretenden recibir de ellos continuas muestras de lástima y comprensión, y
para ello utilizan estilos manipuladores de comunicación interpersonal. Se sugestionan,
y suponen que padecen la mayoría de los síntomas que leyeron, empezando por los
peores, y cada vez se sienten peor.
Esto les pasa, con mucha frecuencia, a los jóvenes que estudian psiquiatría y
psicología; ellas y ellos mismos se asustan y también creen que son los genios que
saben todo. Les convendría platicar con alguno de sus maestros; entre otras cosas:
¿escogieron bien esas carreras, o las van a utilizar para su propio malestar (y el de los
demás)?
Es verdad que el rendimiento de las funciones cerebrales (junto con las demás
funciones del organismo) está temporalmente alterado (=lentificado) por la depresión,
igual que las interacciones familiares y sociales, el funcionamiento sexual, la postura
corporal, las expectativas y los comportamientos. Sin embargo, todo eso es reversible,
como lo veremos en los siguientes capítulos.
Conviene advertir que la depresión, sea leve, moderada o severa, es mucho más difícil
de superar cuando la persona se da por vencida, se abandona a su suerte y no hace
nada por mejorar su situación. Es muy diferente el estado de ánimo de una viuda (o de
una mujer divorciada) que se lamenta y se paraliza porque perdió a su pareja, que el de
otra mujer que se empeña por sacar a sus hijos adelante, busca el apoyo de sus amigos,
trata de divertirse; busca y encuentra otra pareja sexual más cariñosa y apasionada,
etcétera.
Entre los avances más recientes, están los especialistas en psicoterapia corporal y
antidepresiva, junto con a las modernas Instituciones públicas y privadas de apoyo
familiar y social, que ofrecen técnicas e intervenciones familiares y sociales que son
prácticas y efectivas.
Nadie puede realizar algo que su nivel de autoestima (y su propia imagen mente-
cuerpo) no se le permite. Las actividades y circunstancias que están fuera de las
propias expectativas se consideran amenazantes y riesgosas. Si algún individuo
considera que tiene poca inteligencia, no se atreverá a hablar en público.
Las personas que tienen una buena opinión de ellas mismos se atreven a hacer más
cosas, y se sienten seguras y creativas cuando realizan las actividades ordinarias y
cuando interactúan con los demás. Además, disfrutan estados de ánimo más positivos y
no es común que padezcan angustias ni depresiones.
Por ejemplo, las personas que esperaban tener casa propia e hijos al cumplir los treinta
años, pero no lograron esos propósitos, se sienten desilusionadas e infelices cuando
cumplen esa edad, aunque disfrutan (y disfrutaron) otras cosas muy valiosas.
1. Una valoración, por lo general positiva, del propio yo, que corresponde a la
realidad de lo que somos en verdad,
Las metas constructivas sirven para dar rumbo a nuestra vida. Canalizan nuestras
energías y nuestros recursos en beneficio propio, y también al servicio de los demás.
Por ejemplo, los que se dedican a mejorar las condiciones de los que tienen menos,
reciben mucho entusiasmo y reconocimiento social por sus labores altruistas a favor de
sus comunidades.
1. Luchar en todo momento para construir una opinión más favorable acerca de tu
propia personalidad,
3. Trabajar para eliminar las barreras internas y los obstáculos externos que te
impiden ser feliz y tener éxito y felicidad durante la vida.
A todos nos conviene dejar de castigarnos y atormentarnos por no ser lo que los padres
(o la pareja, los hijos, los jefes) querían. Tenemos el derecho de ser lo que somos, y de
aceptarnos así. Las personas se valoran de manera más positiva cuando dialogan
consigo mismas de manera amable y comprensiva. No es lo mismo que alguien se diga:
“Hice una cosas tonta, o cometí un error y lo voy a corregir”, que se repita: “soy un
imbécil y un retrasado mental”.
La parte de tu propio juez interno puede ser cruel e inmisericorde. Por el contrario,
puede ser demasiado débil, como en el caso de los delincuentes y los alcohólicos
golpeadores que no se conmueven ante su crueldad e indiferencia hacia los demás. Los
padres (en particular las madres) débiles y consentidores convierten a sus hijos en
machos agresivos, prepotentes y narcisistas.
Un aspecto muy importante del aprecio a ti mismo es que te motives y dirijas tus
propias acciones mediante frases oportunas y optimistas. Reconoce las cosas que hace
bien, dándote mensajes de aliento y de cariño. Por ejemplo: “me comporté bien con mis
hijos y todos estamos alegres; hice muy bien mi trabajo, estudié lo mejor posible; estoy
manejando el automóvil con atención, lo mejor que puedo, me preparé para la
entrevista y respondí de manera inteligente las preguntas, etcétera.
Es necesario renovar por completo la educación escolar de nuestro país para resolver
los graves problemas sociales de baja autoestima que padecen tantos mexicanos (as).
En México son muchas las personas que no completan sus estudios de secundaria o
preparatoria. Debido a su mala situación económica y a que acumulan materias
reprobadas, muchos jóvenes de ambos sexos dejan de estudiar y arrastran problemas
crónicos de baja autoestima, depresión y apatía.
Te irás sintiendo mejor a medida que vaya adquiriendo mayor cultura y veas la vida de
manera más realista y serena. Otra manera de sentirte mejor es que sigas aprendiendo
nuevas habilidades para realizar tu trabajo de manera más creativa, atenta y
responsable. .
Importa mucho que te empeñes en cultivar y aproveches de la mejor manera posible tus
aptitudes personales. Como señala Adler, así podrás compensar cualquier falla,
limitación o defecto físico que tengas. Por ejemplo, algunas personas que no logran
sobresalir en los deportes por alguna limitación física, o porque son tan fuertes como
sus compañeros, sobresalen en los estudios y se esfuerzan por ser más sociables.
Para mejorar tu personalidad y hacerla más fuerte y sana, es indispensable que elimines
las conductas nocivas que te estorban y dañan, como el alcoholismo, la obesidad, el
abuso de drogas, la excesiva dependencia y la excesiva violencia. Estas conductas (y
otras parecidas) contribuyen de manera importante a la baja estima y acarrean intensa
censura social. Al final de su vida, muchas de esas personas se quedan solas.
Según Fromm, no somos lo que tenemos ni lo que consumimos. Somos nuestro propio
yo, nuestra verdadera personalidad (sin máscaras ni rasgos neuróticos). Cuando nos
atrevemos a ser lo que somos, nadie nos puede arrebatar el fuerte sentimiento de
identidad y de paz interna.
Entrenamiento en asertividad
En nuestro país está muy difundida una falsa idea cultural: para tener éxito y lograr
nuestros propósitos necesitamos regañar a los demás, ridiculizarlos, amenazarlos,
gritarles, etcétera. Según las tradiciones machistas, los hombres prepotentes y las
mujeres dominantes necesitan emplear toda clase de maniobras agresivas en su afán por
sobresalir y someter a los demás. Por el contrario, las mujeres sufridas (= sumisas) y
los hombres débiles acostumbran adoptar papeles sociales diametralmente opuestos,
como víctimas indefensas.
Las personas que utilizan estrategias agresivas -y abusan del poder- lastiman e irritan a
los demás, por lo que generan a su alrededor un cúmulo de resentimientos. Tarde o
temprano, quienes los rodean: su pareja, sus hijos, compañeros y amigos pierdan las
ganas de brindarles afecto, amistad y apoyo.
Los medios de difusión masiva de las sociedades de consumo están al servicio de los
ricos y poderosos. El ideal comercial son los hombres duros y competitivos y las
mujeres bellas, pero sumisas y con escasa inteligencia, como en la “época de oro” de
las películas mexicanas.
Somos asertivos cuando podemos escoger la vía media entre los dos extremos:
salvamos nuestra dignidad personal y quedamos al mismo nivel que los demás. Todos
tenemos igual derecho a la vida, a la satisfacción de las necesidades humanas, a la
felicidad y al logro de nuestras metas.
Bastan unas cuantas preguntas para que entiendas tu modo de reaccionar ante los
eventos de la vida diaria:
Algunas personas se dejan hacer un lado y se callan sin protestar, aunque por dentro se
sienten molestas y disgustadas. Aprendieron a cumplir demasiado bien las normas y las
expectativas del decoro social; tratan de ser amables y quedar bien siempre, aunque sin
mostrar iniciativa. A estas personas les conviene, de manera particular, el
entrenamiento asertivo.
No es prudente que seas demasiado tímido (a) y te dejes arrastrar por los demás,
porque entonces se aprovecharán de ti. En el otro extremo, igualmente perjudicial, están
los individuos que buscan el pleito a la menor provocación, respondiendo con insultos
y golpes, venga o no al caso. Por su parte, las personas asertivas saben defender sus
derechos con firmeza y cortesía. A continuación se describen con mayor amplitud esas
tres alternativas de comportamiento social.
Conductas Sumisas (= no asertivas)
Las personas demasiado sumisas no saben poner límites a los demás y se colocan
habitualmente en una posición subordinada y auto-devaluada. Nadie las respeta y los
demás les pasan por encima y se aprovechan de ellas. Tampoco saben decir “no”
cuando alguien trata de pedirles algo. Se comportan como si desearan evadir la
situación. Ni se toman en cuenta a sí mismas, ni se respetan; además, temen el éxito.
Siempre la razón a los demás, intentan halagarlos y se comportan como si les tuvieran
miedo. Utilizan frases sumisas, como: "No te molestes, yo te lo hago", "me dices si te
molesto", "ya sé que estorbo, te estoy cansando, pero...", "no valgo nada, pero...",
"nunca me salen las cosas bien", "discúlpame", "soy un (una) inútil", “perdón, perdón,
perdón,” etcétera.
Los individuos poco asertivos se tragan sus emociones y las vuelcan en su contra. Por
eso, algunos de ellos padecen malestares estomacales e intestinales. Otros
experimentan cansancio habitual, ansiedad, depresión y tensión nerviosa debido a que
dedican a culparse. También se descalifican porque acostumbran emplean gestos y
posturas corporales tímidas y dolorosas. Mantienen la vista baja, su voz es débil y
quejumbrosa, se retuercen las manos o estallan en risas nerviosas.
Al ver su debilidad, muchos se aprovechan de ellos (as). Les echan demasiada carga
encima, los (as) insultan, no los respetan, los manipulan y los utilizan, e incluso los
(las) maltratan. Las personas poco asertivas se sienten débiles y vacías de afecto y
amistad. No comprenden por qué la gente no las quiere ni aprecia, siendo así que ellas
son tan buenos, tan dulces y tan espirituales.
Conductas Agresivas
Algunos individuos acostumbran pasar por encima de los demás. Molestan, hieren,
irritan y lastiman a cuantos tienen cerca. No muestran respeto, empatía ni compasión.
Con demasiada frecuencia, con esas odiosas manipulaciones no logran lo que en
realidad desean. Los empleados que se someten a un jefe autoritario y narcisista, en
realidad no colaboran ni muestran iniciativa, sino que cumplen al mínimo; están
resentidos, lo critican y le desean todo mal.
Tampoco se puede arrancar el cariño y aprecio de los demás con el sarcasmo, la ironía,
los reproches, los gritos y los pleitos. Los mensajes agresivos incluyen amenazas,
crítica destructiva, burlas e insultos. Algunas frases agresivas son: "Si no haces esto, ya
verás...", "o haces esto, o te golpeo, me divorcio, te dejo...", "todo lo haces mal, no
sirves para nada", "eres un bruto, desgraciado, lo que dices es estúpido", “te voy a
correr del trabajo”, "deberías...", etc.
Las personas prepotentes creen que tienen razón en todo y que son superiores a los
demás y que son los únicos que piensan. No toleran que los demás expresen con libertar
sus puntos de vista. La agresividad y la intolerancia son parte esencial del machismo;
por su parte, las mujeres sufridas y masoquistas manifiestan conductas poco asertivas y
demasiado sumisas (aunque están resentidas y utilizan maniobras de agresividad
pasiva).
Conductas Asertivas
Se sitúan en el término medio entre la exagerada sumisión y la agresividad desbocada.
La persona asertiva no se traga sus palabras ni le da cuerda a su ira. La persona
tampoco se tensiona ni se daña a sí misma con un control exagerado de sus propios
sentimientos. Procura establecer un buen contacto visual y adopta una postura firme ante
los demás, creyendo -con toda razón- que ellos mismos tienen la misma dignidad y los
mismos derechos que los demás seres humanos.
La gran ventaja de este estilo de vida es que obtienes con mayor facilidad lo que
quieres, sin lastimar o molestar demasiado a los demás. Tampoco te sientes culpable o
disgustado por haber procedido de manera tímida y devaluada. De esta manera Gandhi
y Mandela finalmente obtuvieron la independencia de sus propios países.
Si deseas ser asertivo (a), es necesario que te muestres firme y seguro (a) ante los
demás, y también que te sientas cómodo (a) y relajado (a) en todos tus gestos y en tu
postura corporal. Siéntate de manera cómoda, o si estás de pié, apoya bien los pies en
el suelo. Respira profundamente y procura mirar directamente, pero sin insistencia, la
cara y los ojos de tu interlocutor. Conviene que el tono de tu voz sea agradable, sereno
y bien modulado.
Es indispensable que muestres seguridad en todo lo que dices y en los ademanes de las
manos y en la postura de tu cuerpo; no debes agacharte ni doblar el cuello en señal de
reverencia.
Por lo que toca al lenguaje, utiliza frases directas, como: "Deseo que...", "yo pienso y
opino que...", "me siento de tal o cual modo, y por eso...", "¿te parece bien encargarte
de esto?", "deseo pedirte un favor", "¿puedes ayudarme con esto, o hacer tal cosa por
mí?", “me puedes ayudar en esto” , “¿te gustaría ir conmigo a tal parte, hacer tal cosa
entre los dos?”, etcétera.
A continuación, imagina con detalle las frases que pudiste haber dicho, en lugar de las
que dijiste en realidad (con las que pudiste haber obtenido mejores resultados).
Conviene que repitas luego esas nuevas frases en voz alta, acompañándolas de los
gestos y expresiones no verbales que correspondan. Puedes practicar una y otra vez
delante del espejo, ante un grupo de terapia o frente a un amigo, hasta que te sientas
cómodo (a) y entusiasmado (a) con tu nuevo estilo de comunicación que refleja la
fuerza de tu verdadera personalidad.
También ayuda ensayar por anticipado, como si se tratara de una actuación de teatro,
aquellas situaciones en las que tienes algún temor de que no te vas a comportar de
manera adecuada y exitosa. Repasa con la imaginación las frases que te conviene decir,
y también las que respondería la otra persona, y así por el estilo.
Utilizando esta sencilla técnica, en unos cuantos días te sentirás mejor. Cuando la
situación real se presente, te atreverás a proponer lo que deseas (tus puntos de vista y
tus proyectos) con entera claridad y firmeza. El famoso Hamlet de Shakespeare afirma
que la imaginación equivale a los ojos de la mente.
Capítulo 6
A partir de sus niveles genético y celular, el cuerpo vivo almacena sus propios
recuerdos y genera sus motivaciones particulares. Envía al cerebro continuos mensajes
que debemos entender y atender: impulsos, deseos, sentimientos, emociones,
sensaciones, proyectos, etcétera.
Las tensiones musculares son la manera más común de frenar los impulsos, sentimientos
y fantasías que consideramos inaceptables. Constituyen un mecanismo de defensa
básico contra los aspectos de nuestra personalidad que preferimos reprimir e ignorar,
como la ira y los impulsos sexuales. La elasticidad de los músculos disminuye por las
tensiones excesivas causadas por el desgaste emociona y por algunos accidentes.
También, se bloquea la circulación de la sangre, por lo que aumenta la presión arterial.
3. En el tercero, las tensiones se van haciendo más intensas, debido al estrés agudo
y prolongado, y también a ciertas experiencias traumáticas atemorizantes.
Algunas personas frenan sus impulsos y sentimientos espontáneos. Por ejemplo
se tragan (reprimen) la ira, el temor y el llanto; debido a que, padecen algunos
malestares físicos y acumulan tensiones dolorosas. Para aliviarlas, pueden
recurrir al masaje directo sobre sus músculos más tensos, lo mismo que a alguna
psicoterapia breve y de emergencia.
Reich observó que los humanos nos podemos evadir de las propias energías vitales y
sexuales utilizando una trampa. La trampa consiste en fabricar una coraza de tensiones
musculares, formada por siete anillos que corren de manera transversal entre la
columna vertebral y el torso.
Los segmentos de la coraza, o armadura del carácter están ubicados a la altura de los
ojos, la boca, el cuello, el pecho, el diafragma, el abdomen y el piso pélvico. Estos
anillos frenan el flujo de la energía humana (vital, impulsiva, emocional y sexual) en
sus dos rutas: hacia arriba y hacia abajo del cuerpo.
Las tensiones severas y dolorosas -generalizadas por todo el cuerpo- limitan nuestra
personalidad, consumen inútilmente las energías vitales y nos enferman. Además,
mantienen fuera de la consciencia los recuerdos amenazantes y traumáticos de algunas
situaciones dolorosas y traumáticas que ocurrieron durante la niñez y la adolescencia.
Por ejemplo, cuando una mujer que nos dice que vino a este mundo para sufrir, y que
“Dios” le mandó la carga de su marido alcohólico e infiel, se programa de nuevo para
aguantar cualquier cosa. No hace nada por salir de sus tensiones y malestares, sino que
solamente se prepara para aguantar más problemas y pesares. Repite las enseñanzas de
su madre y de sus abuelas.
Ella cree que su “deber” es “sacrificarse” por los demás, mientras que su Dios
imaginario sólo es una proyección de sus rasgos neuróticos masoquistas. Como círculo
vicioso, las tensiones habituales acumulan estados de ánimo negativos y generan, (de
manera automática) diálogos internos destructivos y comportamientos obsesivos cada
vez más frecuentes.
Además, esa mujer limpia su casa de manera exagerada; vive en la angustia y come de
manera compulsiva, por lo que carga cincuenta kilos de sobrepeso. Regaña a todo
mundo y se queja continuamente; una de sus frases favoritas es: “Ustedes me van a
matar de un coraje”.
Para salir de su depresión y disfrutar una vida saludable y placentera, ella necesita
dejar sus creencias falsas (= salir de esos “rollos” masoquistas, cambiar de casete).
También le conviene abandonar su postura corporal torturada y encogida; le ayudaría
quitar los gestos de amargura de su rostro y liberarse de las tensiones que lleva en todo
el cuerpo. Además, necesita dedicar suficiente tiempo para divertirse y realizar algunas
actividades gratas.
Figura 6.1 Principales posturas corporales neuróticas: Rígida (A), Complaciente (B),
Masoquista (C), Depresiva (C), Rígida (E), y Esquizoide (F).
El macho-narcisista (A) mantiene la caja torácica inflada y endurecida, mientras que
sus piernas son débiles y están trabadas, como si fuera un gigante con los pies de barro;
la persona complaciente (B) ofrece a los demás su amabilidad y su sexualidad, aunque
se siente vacía de afecto; come de más y absorbe los dolores ajenos; la masoquista (C)
es fuerte y musculosa, se sacrifica por los demás y vuelca la agresividad contra sí
misma; la débil y obsesiva (D) depende de los demás, se deprime y raya en la
anorexia; la personalidad rígida y tensa (E), se dedica al deber y olvida las
diversiones, y finalmente la persona esquizoide (F) vive en la fantasía, se aleja de la
gente, casi no respira, y también se olvida de su cuerpo.
De manera falsa y engañosa, consideran que son propios los aspectos mal digeridos (=
algunas frases, recuerdos y vivencias) que no corresponden a la realidad de su
organismo, sino que pertenecen a sus padres y a otras personas. Eso los daña y enferma,
porque esos aspectos no corresponden a su esencia, ni reflejan sus verdaderas
intenciones y deseos.
No los pudieron asimilar, ni tampoco los supieron eliminar, sino que los
“introyectaron”. (= se los tragaron y siguen atorados). Los conservan en su interior
como trozos de materia muerta que se empeñan en mantener viva, desperdiciando de
esta manera parte de su energía. Por eso, las personas neuróticas experimentan
cansancio crónico, resentimiento, dolor y apatía.
El observador atento puede advertir que una fantasía dolorosa, junto con su carga
emocional negativa que provoca, se manifiesta como una tensión crónica, o como
alguna alteración psicosomática en alguna parte de su cuerpo. Así, el individuo que se
siente devaluado y triste se encoge sobre sí mismo y casi no respira, por lo que
experimenta cansancio y angustia relacionada con las tensiones en su cuello, hombros y
espalda.
Otros se tragan el resentimiento contra sus jefes, fabrican fantasías agresivas y padecen
úlceras gástricas. No manejan bien las presiones de su trabajo y viven en el ácido; sin
embargo, no hacen gran cosa por solucionar sus problemas, sino que los soportan
durante meses y años.
Intenta un sencillo ejercicio: levanta los hombros y encoja el cuello hasta que llegues a
sentir la tensión de los músculos del cuello y la espalda. Imagina luego que conduces un
automóvil y estás a punto de chocar contra otro vehículo que se te echa encima.
Experimentará que las tensiones se extienden por todo el cuerpo, junto con la molesta
expectativa de que algo malo le va a suceder. Ahora, regrese a la realidad y relaje su
cuello y espalda para salir del estado emocional desagradable. Mueva y sacuda estas
partes para sacudir la ansiedad y la preocupación, junto con la fantasía desagradable.
Como observa Harris, la mayoría de las personas utilizan algunas posturas para
propiciar y mantener determinados estados emocionales. Por ejemplo, mantienen el
cuerpo más expandido cuando desean sentirse más confiadas y llenas de energía. Lo
mismo podemos decir de los demás estados emocionales y sentimientos positivos,
como la calma, la confianza en uno mismo, el entusiasmo, etcétera. Por el contrario,
ocupan menos espacio –se encogen sobre sí mismas- en cuanto se sienten aprensivas e
inseguras.
Puedes ser tu propio psicoterapeuta. Para que te sientas más alegre a corto plazo,
conviene que dediques tiempo a observar e identificar la postura corporal (y la
expresión del rostro) que adoptas en los momentos en que sientes mucha calma y
felicidad. A continuación, intenta reproducir esa misma postura, con la expresión del
rostro y los pensamientos optimistas, en los momentos en que estás algo deprimido (a)
y te sientes mal.
En cuanto hayas logrado alcanzar esto, te sentirás mucho mejor y contarás con energía
renovada para realizar tus proyectos. Recurre a este ejercicio las veces que lo
necesites.
Ejercicios de movimiento
El ejercicio habitual mejora el sueño, elimina dolores de cabeza, crea sensaciones de
bienestar y aumenta la concentración y la resistencia a las enfermedades. Tiene gran
utilidad para liberar tensiones y emociones tóxicas. Ejercitando los músculos del
cuerpo, puedes dar salidas constructivas a la ira, la frustración y la depresión.
Además, evita muchas preocupaciones inútiles, porque te concentras en hacer bien los
movimientos, y no dejas que la cabeza divague. Cosa parecida sucede con los deportes,
y con algunas otras prácticas, como el Yoga, Tai Chi, distintos tipos de baile, etcétera.
Los hombres se deprimen menos que las mujeres. Las diferencias en sus respectivos
estilos de vida tienen mucho que ver con esta realidad. Cuando están deprimidos, los
hombres acostumbran recurrir a la acción y a las estrategias de dominio: se involucran
en algunas actividades (el trabajo, los deportes, salir con los amigos, etc.) que los
distraen de sus problemas y al mismo tiempo les brindan sensaciones de alegría, poder
y mando.
Hay mujeres que tienden a cavilar y se enredan en sus preocupaciones. También ven
televisión (telenovelas lacrimosas y absurdas) van de compras y se reúnen con sus
amigas para lamentarse y compartir sus problemas, pero siguen igual. Es muy
recomendable que practiquen algún deporte o hagan ejercicio de manera regular para
combatir la depresión.
Las mujeres que desempeñan papeles múltiples (trabajan, cuidan a sus niños, estudian,
son amigas de su pareja y tienen actividades sociales) padecen menos depresiones que
las mujeres tradicionales que solamente se dedican al hogar.
Esto se debe a que cuentan con fuentes de apoyo más variadas: utilizan varios caminos
para demostrar su competencia y sentirse seguras de sí mismas. Cuando las cosas no
marchan bien en un área, pueden compensar porque están satisfechas con sus demás
logros.
Los (las) neuróticos(as) vuelcan sus energías contra ellos mismos. Desperdician las
oportunidades que les ofrece la vida porque gastan sus energías en angustias,
depresiones y resentimientos. Una de las principales rutas para mejorar los estados de
ánimo y eliminar las posturas corporales dolorosas y encogidas, es poner el cuerpo en
movimiento. A todos nos conviene salir de la rigidez y recuperar la flexibilidad
corporal, emocional y mental.
Procura dedicar algún tiempo a examinar las maneras como utilizas tu cuerpo. Observa
tu postura habitual y tus movimientos rutinarios. Necesitas eliminar o cambiar a las
posturas torturadas e indebidas que te causan cansancio y dolor. En particular, procura
mantener la columna vertebral recta mientras estás sentado (a). No te agaches al
caminar, etcétera.
Conviene que vayas conociendo tu cuerpo y te acostumbres a percibir hasta los más
pequeños detalles. Aunque no existe una postura corporal ideal, a cada persona le
corresponde eliminar las tensiones y los bloqueos específicos que alteran la postura
corporal y limitan la flexibilidad –y la vitalidad- de su propio organismo.
Cuando trabajas con algún aspecto particular de tu postura, por ejemplo las tensiones
de tus piernas, trata de concentrarse en eso. De esta manera podrás asimilar y disfrutar
los beneficios de cada ejercicio en particular, en vez de abrumarte porque tratas de
realizar distintas tareas al mismo tiempo.
Conviene complementar la liberación de las emociones negativas que puedan surgir (la
catarsis) con la trasmutación, proceso que dirige los sentimientos y los impulsos hacia
acciones más constructivas y relaciones humanas más profundas, llenas de amor, paz,
comprensión y compasión hacia nuestros semejantes.
Ojos y frente
Los ojos de algunas personas tienen una expresión vacía habitual, que forma parte de la
máscara social débil y ausente que emplean para evitar el contacto más íntimo. Las
miradas de otros individuos muestran dolor, rencor o vigilancia. Las tensiones de la
frente acumulan preocupación y anticipación angustiosa.
Para eliminar esas tensiones, colócate frente a un espejo y ensaya toda clase de
miradas: dulces, intensas, dominantes, sumisas, etcétera. Gire los ojos, muévalos de un
lado a otro y permítete toda clase de miradas más libres y espontáneas. Descubrirás
que algunos modos de mirar son muy familiares y otros te parecerán extraños y
forzados. Observa las miradas que son alegres y las que son artificiales y torturadas.
Procura ver de cerca los mínimos detalles de una flor, una fotografía o de algún
insecto. Observa también las montañas, las estrellas, las nubes y los rostros de los
niños, etcétera. ¿Qué pretendes obtener de los demás con tu forma habitual de mirar?
¿De qué manera manipulas a los demás con tus miradas? ¿Los aplastas y los haces
sentir culpables, o pretendes arrancarles lástima?
Trata de comprender lo que hay detrás de las miradas de las demás personas: sus
sentimientos, intenciones y manipulaciones. Nuestras funciones cerebrales varían, en
consonancia con las circunstancias. Según Bandler y Grinder, existen diferencias
individuales en a manera de pensar, sentir, percibir y procesar la realidad. A veces
tenemos una conversación interna con nosotros mismos, mientras que en otras ocasiones
recordamos algunas vivencias del pasado. Todo eso se refleja en la mirada.
2. Los ojos centrados, pero mirando a la derecha nos sugieren que la persona está
procesando el material verbal actual. Está empeñado en la construcción de
sonidos, frases y palabras para expresar lo que piensa. Si mira al centro y hacia
la izquierda, está recordando frases o sonidos que ha escuchado o imaginado
con anterioridad.
5. Finalmente, el (la) que lleva los ojos al lado izquierdo y hacia abajo está
sumergido en una conversación interior consigo mismo.
Los ojos pueden ver con mayor libertad cuando están relajados. Entonces, pueden
enfocar fácilmente las distancias cambiantes. Al contrario, cuando estamos tensos y
preocupados, nos cuesta trabajo ver y el campo visual se reduce: miramos los objetos
con demasiado esfuerzo. El buen funcionamiento de los ojos (y los oídos) se ve
afectado por las tensiones de la frente, la quijada y el cuello. El cuello tiene que estar
recto y flexible para que no forcemos la vista.
Cuando están contraídos los músculos de la frente, sobre todo el entrecejo, trasmiten al
cerebro mensajes emocionales de angustia y confusión. La cara de perplejidad que
muestran algunos individuos contribuye a la falta de claridad en sus pensamientos.
Cuando mantenemos la frente descansada y sin arrugas, los problemas que tenemos
delante nos parecerán más fáciles de resolver.
Para liberar las tensiones de los ojos, procura moverlos para todos lados. Mira hacia
arriba, lo más alto que pueda, mientras mantiene la cabeza derecha. Manténgalos así
unos instantes. Luego mire hacia el lado izquierdo, y a continuación al derecho.
Finalmente mire hacia abajo. Repita el ejercicio varias veces. También puede rotarlos
en círculos, primero hacia un lado y luego hacia el otro. Con esto, también activarás
sucesivamente las áreas cerebrales correspondientes.
Una manera fácil de descansar la frente es tensarla aún más. Arrúgala y mantén la
presión. Luego descansa un momento. Ténsala de nuevo y a continuación descansa.
Repite este ejercicio varias veces. De paso, si deseas relajar alguna parte del cuerpo
(por ejemplo las manos) lo primero es tensarla y apretarlas, para luego aflojarla. Así,
primero aprietas con fuerza los puños de las manos y luego las abres lo más que
puedas. Repites el ejercicio varias veces, hasta que las sientas bien relajadas.
Oídos
No es lo mismo oír que escuchar. La persona que escucha se enfoca y atiende de manera
activa a todo lo que oye. Las personas que no saben escuchar tampoco se concentran,
tienen problemas para aprender, están más tensas y sus movimientos son menos
equilibrados.
Escuchar música es uno de los tranquilizantes más conocidos que utilizan las personas
de todos los países y todas las épocas. La música y las canciones populares
manifiestan, y comunican de manera contagiosa, la alegría impulsiva, llena de magia y
belleza, de vivir y de amar.
Puedes utilizar selecciones musicales (con o sin palabras) que expresan diferentes
emociones básicas para tu “musicoterapia” personal. Tristeza, alegría, entusiasmo,
aburrimiento, enojo, violencia, etcétera. Al escucharlas, déjate invadir sucesivamente
por cada una de ellas, y permite que tus fantasías corran libremente mientras escuchas
los diferentes ritmos.
Como señala Clynes, con el uso de esta técnica algunas personas experimentan
emociones que hace mucho tiempo no sentían, y con esto se comportan luego de manera
más centrada e integrada.
En su método para eliminar los bloqueos auditivos, uno y otro oído reciben sonidos
(música y voces) de manera alternativa, con frecuencia baja, lo que induce oír de modo
pasivo, y también con frecuencia alta, lo que enfoca el oído y lo provoca escuchar. El
volumen del lado izquierdo se reduce gradualmente para aumentar la dominancia del
derecho. La música de Mozart logra un balance perfecto: relaja y activa. Otra notable
música clásica es la de Bach.
Boca y mandíbula
Advierte cuál es la expresión de tu boca y cuáles son las tensiones alrededor de ella.
Por ejemplo, tu boca puede tener una expresión habitual de dolor y amargura, o estar
congelada en una sonrisa demasiado artificial y falsa. Tu mandíbula puede estar
demasiado tensa o demasiado floja, y la barbilla puede estar demasiado echada hacia
delante, en un gesto de desafío, o hacia atrás, como un caballo con las riendas muy
tensas y apretadas.
Algunas personas se dañan la dentadura porque aprietan con fuerza sus dientes, incluso
cuando duermen. Parecen perros que no pueden soltar a su presa.
La quijada es una de las partes más expresivas del cuerpo humano. A veces la cerramos
fuertemente, por ejemplo cuando sentimos cólera o determinación. El cerebro interpreta
estas contracciones como si nos viéramos en un apuro o afrontáramos un grave
problema. Como resultado, nos invade una sensación de angustia creciente. Para
eliminar las tensiones en la mandíbula, uno de los ejercicios básicos es aprender a
concentrarnos en cortar, masticar los alimentos y saborearlos.
Según Perls, cuando las personas recuperan la capacidad de masticar y saborear los
alimentos, disminuye su irritabilidad general. También mejora su habilidad para
concentrarse en las tareas intelectuales a medida que pueden atender sin distracciones a
lo que están comiendo.
Otro ejercicio para liberar las tensiones de la mandíbula, sobre todo las que están
asociadas con el resentimiento, consiste en tomar una toalla, o un rollo de papel suave,
para morderlo. La persona puede sostener la toalla con una mano, mientras que muerde
y jala la toalla con los dientes. Al mismo tiempo hace movimientos de cabeza, como si
fuera un perro que tiene agarrada a su presa.
Después de unos minutos, suelta la toalla voluntariamente, y luego repite esto mismo
varias veces. Este ejercicio es muy útil para liberar las tensiones de las personas que
aprietan los dientes y se lastiman cuando están dormidas.
Cuello
A muchos individuos les ayuda gritar, porque así se liberan algunas tensiones del
cuello. Para esto, se encierran en un cuarto alejado y gritan hasta quedar satisfechos.
También pueden hacerlo mientras conducen en zonas relativamente despobladas, o con
los vidrios del automóvil cerrados.
Las personas demasiado sumisas pueden gritar no, una y otra vez, con toda intensidad,
mientras mueven el cuello de uno a otro lado, para aflojar el cuello y levantar la
cabeza. Como ya se dijo, en la terapia de grupo se puede invitar a algunos individuos
para que emitan sonidos. Pueden rugir, llorar o ensayar diferentes voces para dar salida
a sus emociones reprimidas. También les conviene imitar otras voces o exagerar
algunos aspectos de la propia voz, para irse sintiendo cómodos cuando emplean
expresiones más espontáneas y libres.
Otra manera de eliminar las tensiones del cuello consiste en tomar un cojín con las
manos y ahorcarlo. También se puede utilizar una toalla para retorcerla. Además, uno se
puede imaginar que ahorca al individuo que lo está presionando e intenta hacerle la
vida imposible. Es típico que las manos, antes frías y sudorosas, recuperen el calor y
la vibración mediante este tipo de ejercicios. Conviene advertir que algunos dolores de
cabeza desaparecen en cuanto las manos recuperan la circulación de la sangre: la
sangre ya no se agolpa en la cabeza, de manera dolorosa.
Feldenkreis recomienda evitar las tensiones del cuello cuando caminamos. Sugiere que
al movernos podemos imaginar que alguien nos está ayudando y nos jala suavemente
por el cabello de la parte superior de la cabeza. De esta manera, la cabeza guía y
equilibra los movimientos del resto del cuerpo.
Las personas tensas padecen dolores de cabeza, cuello, hombros o espalda. Un sencillo
ejercicio consiste en levantar los hombros casi hasta tocar las orejas (como quien
expresa que algo no le importa) y luego los mantiene así un momento. A continuación
los deja caer con fuerza cuando echa fuera el aire de los pulmones. Se puede repetir
este ejercicio hasta veinticinco veces.
Las manos son el principal instrumento de que se vale nuestro organismo para
establecer contacto y modificar el medio ambiente que nos rodea. Las dejamos caer con
desaliento cuando perdemos la esperanza. Sacudimos el puño cuando nos
encolerizamos y algunas personas se comen las uñas cuando están nerviosas.
A cualquier persona le conviene aprender a relajar sus manos cuando está en una
situación que le produce irritación o fastidio. Esto quita la sensación de nerviosismo y
la persona se siente más capaz de hacer frente a la situación. Basta con que cierres los
puños con fuerza y luego los abras unas cuantas veces. También puedes apretar una
pequeña pelota de hule o algún objeto parecido.
Para liberar el enojo, te conviene golpear la cama con los puños o con una raqueta. Hay
guantes diseñados para las peleas (en las terapias de grupo) que hacen mucho ruido
pero no causan daño alguno. También hay muñecos inflables, de tamaño casi natural,
capaces de soportar golpes, empujones y patadas de los participantes que desean
expresar su enojo de manera muy emocional, pero inofensiva.
Tórax y espalda
Junto con el dolor muscular, muchas personas guardan en su espalda el peso de las
responsabilidades, así como mezclas emocionales de miedo y coraje. Otras, viven
azotándose mediante pensamientos (las frases del diálogo interno) destructivos.
Algunos cargan en su espalda los problemas del trabajo y los de su familia, incluso
cuando están de vacaciones, porque no pueden salir de su rigidez y de sus
preocupaciones obsesivas.
Algunos deportes, por ejemplo el tenis, fortalecen los músculos del frente del tórax,
pero los de la espalda quedan estirados y débiles. Los pectorales muy desarrollados,
jalan el cuello hacia adelante. Con esto, la persona se joroba, siente cansancio continuo
y no respira bien. Entre otros ejercicios, le convendría dar codazos hacia atrás, remar,
etc. para fortalecer los romboideos. Así se juntan más los omóplatos, se abre la caja
del tórax y puede respirar mejor.
Para abrir los músculos tensos del tórax, la persona se tiende de espaldas en el suelo,
encima de un rollo de cobertores que se acomodan abajo de los hombros, como se
muestra en la Figura 6.1. Permanece así diez o quince minutos, mientras respiras
profundamente. Conserve el aire dentro por un momentos y mueve el esternón hacia
fuera, como si sacaras una estaca que tiene clavada.
Puedes recorrer el rollo a distintas alturas de la espalda y estirar los brazos lo más que
puedas. A veces, este ejercicio provocar temblores musculares y llanto, con lo que se
descargan algunas tensiones emocionales y mejora la respiración.
Con esto, uno siente que los pies tratan de sujetarse con fuerza al suelo. Luego exhala y
regresa a la posición inicial. El ejercicio se repite varias veces. El mismo autor
recomienda que mejoremos la consciencia de los músculos, tanto de los flexores como
de los extensores, para que de esta manera tengamos mejor postura y una imagen más
integrada y confiada de nosotros mismos.
Para liberar las tensiones de la espalda, también son útiles algunos ejercicios de Yoga
que tienen el propósito de estirar la columna vertebral. Por ejemplo, en la Postura de la
Cobra (Figura 6.2), la persona se acuesta boca abajo, en el suelo. Se estira y se apoya
en los antebrazos, para mantener la cabeza y el tórax algo levantados. Hace una
inspiración profunda y prologada. Luego, al momento de exhalar, arquea la espalda
hacia arriba y también levanta más la cabeza.
Al sacar el aire, conviene que emita un sonido espontáneo, como puede ser un rugido o
algo parecido. Al mismo tiempo, también puede sacar la lengua lo más posible. El
ejercicio se repite varias veces. Algunos individuos se dan cuenta de que aprietan la
garganta para evitar una respiración más profunda; necesitan aprender a relajarse, como
se explica en el capítulo ocho.
Abdomen
Cuando alguien espera un golpe en el estómago, contrae instintivamente los músculos
abdominales. Algunos individuos mantienen estos músculos tensos, por lo que su
cerebro recibe continuos mensajes de alarma e inseguridad.
En un ejercicio para liberar las tensiones del abdomen, la persona se tiende boca arriba
sobre unos cojines duros o una manta enrollada. A continuación, activa su energía
mediante la respiración profunda y fija su atención en sus funciones abdominales. Es
importante permitir que los sentimientos broten del modo que sea. La persona puede
sentir rencor, miedo o angustia, pero también sensualidad, excitación sexual y alegría
de vivir. También ayuda el masaje abdominal.
Pelvis
Entre los ejercicios que se utilizan para manejar las tensiones del área pélvica están los
movimientos circulares, parecidos a los que haría una persona que tuviera un aro en su
cintura y lo estuviera haciendo girar. Te colocas de pie, con los pies paralelos y
separados unos treinta centímetros, con los brazos hacia arriba y las manos juntas.
Levantas los talones y apoyas el peso del cuerpo en el pie izquierdo, rotando la pelvis y
todo el cuerpo hacia el mismo lado.
A continuación, permites que el peso del cuerpo descanse en el centro. Luego te apoyas
en el pie derecho y giras la pelvis, y todo el cuerpo hacia ese lado. Finalmente, bajas
los talones y descansas el peso del cuerpo en ambos pies por unos momentos. Luego
vuelves a hacer el mismo ejercicio, en sentido contrario, otras diez veces (Figura 6.3).
Otro ejercicio parecido consiste en mover la pelvis hacia adelante y hacia atrás,
mientras que la persona se mantiene de pie. La pelvis se echa hacia adelante al
presionar el suelo con los talones, mientras expulsa el aire de los pulmones. A
continuación, se empuja hacia atrás, mientras inhala profundamente.
Cuando el esfínter anal está muy contraído, la defecación es molesta y la persona llega
a padecer hemorroides. Un ejercicio sencillo y eficaz para aliviar este padecimiento
consiste en apretar y aflojar con fuerza las nalgas y el ano. La persona mantiene la
presión mientras que cuenta hasta quince. A continuación la persona se relaja un
instante y contrae de nuevo los músculos del piso pélvico.
Puede hacer este ejercicio unas quince veces mientras que está sentada en la oficina,
viendo televisión, etc. Eso ayuda para eliminar las tensiones crónicas del piso pélvico
y de las nalgas, por lo que resultan más placenteras las relaciones sexuales , debido a
que la circulación de la sangre mejora notablemente.
Piernas y pies
Para aflojar las rodillas trabadas, te colocas de pie, y luego adelantas uno de ellos y
allí sostienes el peso del cuerpo. Luego giras la rodilla, haciendo pequeños círculos,
primero hacia adentro (unas diez veces), y luego hacia fuera (otras diez veces), como se
ilustra en la Figura 6.4.
Luego adelantas el otro pie, apoyas bien el cuerpo, y repites los mismos ejercicios.
Después regresas a la postura inicial, echas el peso en el primer pie, etcétera. Este
ejercicio se repite unas cuantas veces. No conviene que te sientas demasiado
cansado(a), ya que el propósito de este ejercicio es que vayas aflojando las rodillas y
fortalezcas los ligamentos poco a poco.
Lo puedes hacer varias veces al día. Eso destraba las rodillas, fortalece los músculos y
tendones de las piernas, incluyendo los tobillos y la cadera. También logra que mejore
el arco de los pies (= soluciona el pie plano).
Las personas que mantienen las rodillas trabadas limitan os movimientos de la pelvis.
También tensan otros músculos de su cuerpo, desde el cuero cabelludo hasta los dedos
de los pies, en un esfuerzo por mantenerse derechas. Basta un pequeño empujón en las
rodillas para que pierdan el equilibrio y caigan de espaldas.
Por el contrario, los individuos que mantienen flexibles sus rodillas pueden mantener la
postura erguida y flexible con mayor facilidad. Al caminar mueven sus caderas de
manera libre y sensual, como se estila en la samba, el rock, etcétera. Las articulaciones
de los tobillos también se pueden girar haciendo círculos con los pies hacia dentro y
hacia fuera mientras que estás acostado(a).
Otros ejercicios para eliminar tensiones de las piernas son sacudirlas, patear y hacerlas
vibrar. Por ejemplo, cuando estás tendido (a) boca arriba, en la cama o sobre una
alfombra, puedes patear, primero con una pierna y luego con la otra, unas quince veces
para cada pierna. Primero encoges la pierna y luego la sueltas con fuerza; también
puedes sacudirlas como si estuvieran mojadas.
Hemos perdido muchos movimientos de los pies porque los tenemos envueltos en
zapatos y caminamos sobre superficies planas (y as mujeres que usan tacones altos
pueden dañar su columna). Quienes viven en pequeñas poblaciones cerca del mar
utilizan sus pies para subir a las palmeras envolviéndolos alrededor del tronco y
también caminan descalzos por terrenos rocosos y disparejos. Ellos pueden flexionar
sus pies de maneras poco conocidas para nosotros.
Además, ciertos individuos caminan con la punta de los pies hacia los lados, lo que
provoca estrés indebido en las piernas y en la pelvis. El modo correcto de caminar es
con los pies paralelos, mientras que los dedos apuntan hacia el frente. Cuando se
empeñan en caminar de esta manera van destrabando sus rodillas y recuperan el arco
de los pies, que antes estaba colapsado.
Una manera sencilla para recuperar la movilidad de los músculos de los pies y aliviar
las tensiones diarias es poner una pequeña pelota de hule en el suelo. Puedes hacer toda
clase de ejercicios con ella (sin zapatos ni calcetines). Por ejemplo la puede agarrar
con los dedos de los pies, rodarla contra el arco, presionarla con los talones, moverla
hacia delante y hacia atrás con el filo externo de los pies, darte masaje en toda la planta
de los pies, etcétera.
Si estás interesado(a) en otros ejercicios para corregir su postura, puedes consultar los
libros de Lowen y Lowen, Feldenkreis, Drake o Sölveborn y otros que te sean útiles.
Capítulo 7
Ejercicios para respirar mejor
La respiración proporciona al organismo el oxígeno requerido para el metabolismo de
cada célula del cuerpo, incluyendo las neuronas que sustentan las funciones cerebrales
y permiten la imaginación, el lenguaje y la vida consciente.
El cerebro contiene 100 billones de células nerviosas. Aunque representa menos del 3
% del peso total del cuerpo, consume alrededor del 25% del oxígeno que respiramos.
Si respiramos mal, el cerebro no puede funcionar de manera adecuada. Los estudiantes
que fuman tienen dificultad para concentrarse y sacan calificaciones más bajas que los
que no lo hacen (Navarro).
Los pulmones tienen la capacidad de absorber hasta tres litros de aire. Debido a la vida
sedentaria y a su mala postura, muchas personas utilizan la sexta parte de la capacidad
pulmonar: en cada aspiración absorben solamente medio litro de aire. Como es natural,
las personas que no respiran bien experimentan cansancio y tienen dificultades para
concentrarse en sus estudios y en el trabajo. También padecen angustia y depresión. La
respiración es vida, y los que respiran a medias, están medio vivos.
Algunas personas tienen el pésimo hábito de encogerse sobre sí mismas. Con esto, el
peso del tórax colapsado se apoya demasiado en el diafragma, y eso perturba el ritmo
respiratorio: el sistema nervioso simpático se activa y aumenta el nivel de adrenalina
(como sucede en las reacciones de alarma), por lo que se aceleran los latidos del
corazón y la persona experimenta angustia.
Como ya explicamos, los habitantes de las grandes ciudades estamos sujetos a severos
efectos del estrés. Muchas personas se sienten nerviosas, preocupadas e inquietas.
Tienen el pulso demasiado rápido, sus manos sudan y su respiración es agitada y
superficial. Algunos intentan respirar levantando el abdomen, y con esto lo hacen más
prominente, sin que eso les sirva para nada.
El cigarro substituye, de manera engañosa, la necesidad de inhalar profundamente. Por
desgracia, los (las) fumadores(as) el fumador absorben nicotina y otras muchas
substancias tóxicas, en lugar del oxígeno que su organismo tanto necesita.
Por el contrario, los individuos que intentan frenar su excitación, no permiten que su
respiración se acelere, y tratan de mantener el ritmo que tenían antes del súbito interés
impulsivo. Como observa Perls, procuran crear (para sí mismos y para los demás) la
ilusión de que están calmados, no les pasa nada y de esa manera son felices.
Sin embargo, Tarde o temprano, su caja torácica se traba y queda casi inmóvil. Nadie
adquiere mayor seguridad en sí mismo por la simple maniobra de mantener los
músculos intercostales llenos de tensiones y contraídos de manera habitual.
Como advierten Heller y Henkin, puesto que la respiración (el oxígeno) es la principal
fuente de energía corporal, en cualquier momento podemos elevar nuestro nivel
energético aumentando la captación de oxígeno, o disminuirlo cuando reducimos la
entrada del aire.
Los ejercicios de respiración profunda mejoran los estados de ánimo y eliminan las
tensiones corporales. La columna vertebral se torna más flexible y la postura general
del cuerpo está menos colapsada y jorobada. Además, junto con a la respiración
profunda el cerebro produce endorfinas, substancias que provocan estados de ánimo
placenteros y neutralizan el dolor.
Cuando te preocupas por cosas molestas que “ya sucedieron”, o “que a lo mejor
suceden” malgastas tu energía y aumenta tus tensiones musculares. Es mejor que
respires adecuadamente y dediques toda su atención a hacer bien lo que estás haciendo
ahora.
Las personas que han decidido dejar de fumar (o a beber y comer de manera
compulsiva) lo harán con mayor facilidad si aprenden a respirar mejor: mientras mejor
respiren, se sentirán menos inclinados a realizar conductas poco saludables que están
motivadas por la ansiedad.
Ejercicios de respiración
El ritmo respiratorio es una de las funciones del organismo que están sujetas al control
voluntario. Puedes hacerte a ti mismo (a) el gran regalo de utilizar tu cuerpo con entera
libertas y de respirar profundamente.
Conviene mantener la columna vertebral lo más recta y equilibrada que sea posible. La
figura 7.1 (B) ilustra la manera en que la caja torácica se colapsa; eso hace que la
cabeza se incline hacia delante y se acorte el cuello, por lo que la respiración es débil y
superficial. Además, la punta de la pelvis se echa adelante y el estómago queda salido.
Las piernas se mantienen trabadas y el peso del cuerpo queda en la parte de atrás de los
pies, en vez de quedar en medio del arco. La buena postura se ilustra en la figura 7.1
(A).
Figura 7.1 La figura (B) ilustra la manera en que la caja torácica se colapsa y
limita la respiración. La postura bien alineada es como la de (A).
Ejercicio 1
Afloja la ropa y quítate los zapatos. Ponte de pie, con los pies derechos y las rodillas
ligeramente dobladas. Procura que la columna vertebral y el cuello estén bien
alineados. Para fortalecer los músculos romboideos (en la espalda), haz un esfuerzo por
juntar los omoplatos y luego aspira profundamente mientras cuentas hasta ocho.
Conserva el aire dentro, cuenta hasta tres y luego exhala contando hasta seis. Repite
este ejercicio diez veces. Hazlo todos los días en algunos ratos libres. Mediante esta
práctica, tu pecho se levantará e irás aumentando tu capacidad torácica.
Ejercicio 2
Las personas nerviosas perciben cualquier evento común como si fuera una emergencia.
Se angustian debido a que utilizan una manera urgente de respirar, sin que venga al caso
ni les sirva para nada. La respiración nerviosa incluye rápidos movimientos del tórax.
Los pulmones se llenan de modo agitado y acelerado. El pecho sube y baja con rapidez,
de modo perceptible, mientras que se inhalan grandes bocanadas de aire.
Algunas veces, ayuda esto; por ejemplo, uno jadea después de correr mucho. Así, todos
los músculos del cuerpo obtienen con rapidez el oxígeno que necesitan. Sin embargo, si
caes en la cuenta de que está respirando de manera nerviosa y agitada, sin ninguna
necesidad, contrólate y respira de manera más pausada y agradable.
Trata de seguir haciendo eso, de manera deliberada, por un poco más de tiempo. Utiliza
luego un ritmo respiratorio cada vez más lento y regular, hasta que te logres calmar y te
sientas muy tranquilo.
Según Baker, la mitad de las personas tiene el tórax trabajo en posición de colapso, y la
otra en la del sapo o ego inflado. Por lo común, los hombres machistas mantienen su
caja torácica demasiado expandida, mientras que las mujeres sufridas y deprimidas la
mantienen colapsada. Además, algunas personas muestran notable falta de sincronía
entre los movimientos de la caja torácica y los del abdomen, por lo que experimentan
notable ansiedad (=inquietud).
Ejercicio 3
Cuando alguien está deprimido, su cabeza se dobla hacia delante y las costillas se
colapsan en la parte del frente. Muchas personas tienen la caja del tórax hundida porque
acumularon en su organismo dolor, vergüenza, culpa y depresión. Se encogen sobre sí
mismas, se valoran poco y adoptan el papel manipulador de víctimas indefensas.
El tórax colapsado genera molestas sensaciones de desánimo, falta de energía y
cansancio habitual. Muchas personas esconden sus sentimientos y cierran el corazón de
esta manera, creyendo que así son menos vulnerables.
Como resultado, las tensiones se extienden a todos los tejidos del cuerpo y comprime
los vasos capilares. Eso reduce la cantidad de sangre que llega a las células; además,
debido a los bloqueos respiratorios, los gases viciados no alcanzan a salir por
completo de los pulmones durante la fase de espiración (Heller y Henkin).
Las personas que adoptan posturas sumisas y desvalidas absorben en demasía los
sentimientos dolorosos de los demás y se sacrifican por todos, venga o no venga al
caso. También atraen la atención de las personas dominantes y agresivas que pretenden
abusar de ellas. Ahogan todos sus anhelos y parece que ni siquiera tienen alas para
volar.
A continuación, sin exhalar, utiliza el aire de los pulmones para empujar y mover el
pecho hacia fuera varias veces, como si estuvieras alejando un poste o una mano que te
presiona el esternón hacia adentro, impidiéndole respirar. Repite este ejercicio seis
veces.
Ejercicio 4
A las personas que tienen el tórax habitualmente desinflado, les ayuda mucho este
ejercicio (y también el siguiente). Después de inhalar lo más profundamente que
puedas, conserva el aire dentro de tus pulmones, y luego sacude el tórax; también
puedes girarlo, mientras mueves las costillas, el esternón y la columna vertebral de
modo espontáneo. También puedes girar los hombros y el tórax hacia el lado izquierdo
y luego hacia el derecho.
Procura mover lo más que puedas las costillas, la columna vertebral, el cuello, el
esternón, los hombros y los omóplatos. Luego exhala el aire, contando hasta seis.
Repite el mismo ejercicio cinco veces. Puedes repetir este ejercicio (y los demás que te
convengan) varias veces al día.
Ejercicio 5
Te conviene mantener el aire dentro lo más que puedas, mientras que te mueves. Luego
echas fuera el aire y dejas de moverte. En otro ejercicio, también con el aire dentro,
puedes levantar y bajar los hombros. También puedes dar codazos hacia atrás, primero
con un brazo y luego con el otro.
Con la ayuda de estos ejercicios, podrás exhalar e inhalar con mucha mayor facilidad.
Tu caja torácica se irá ampliando y se hará más fuerte, y también más flexible. Tus
pulmones son como globos que puedes llenar de aire. Siente que los llenas totalmente, e
imagina que tu cuerpo crece y se hace enorme. Si respiras bien, sentirás que tu cuerpo
se aligera, como si tuviera alas para volar.
Ejercicio 6
Para respirar de manera alternada, siéntese y póngase cómodo (a). Coloca la mano
derecha frente a su tu cara. Identifica por cuál de los orificios nasales respiras con
mayor facilidad, oprimiendo primero un lado y luego el otro cuando respiras. Comienza
el ejercicio con el orificio nasal con el que mejor respiras. Suponiendo que es el
izquierdo, presione con el dedo pulgar el orificio nasal derecho. Inhala luego por el
izquierdo, contando mentalmente hasta 6.
Presiona ambos orificios nasales y sostén el aire dentro, al tiempo que cuentas en
silencio hasta 6. Haz una pausa breve, conservando los dedos a los lados de ambos
orificios nasales. Exhala, y a continuación inhala por el orificio nasal derecho y cuenta
mentalmente hasta 6. Luego presiona ambos orificios nasales y mantén el aire dentro,
mientras que cuentas en silencio hasta 6.
Por el contrario, la caja torácica permanece inflada cuando los músculos intercostales
externos están habitualmente contraídos. Cuando esto sucede, el individuo tiene la
sensación de que es insensible y duro, y que no puede soltarse ni descansar. No se
permite llorar y trasmite a los demás el mensaje -no siempre consciente- de que rechaza
cualquier apego y cercanía emocional, como si fuera el hombre de acero o el caballero
de la armadura oxidada (Fisher).
Hay personas que mantienen la caja demasiado inflada; con eso aumentan, de manera
engañosa, el volumen de su tórax y abdomen, como si quisieran darse gran
importancia, a la manera de sapos inflados. Ocultan sus lados tiernos, lo que
corresponde a una postura machista-narcisista dominante y prepotente.
Ejercicio 7
A continuación, permite la entrada del aire, de modo pausado. Repite este ejercicio seis
veces. Continúa esta práctica, de manera habitual, hasta que recuperes el movimiento
del diafragma y este pueda subir y bajar, de manera rítmica, generando oleadas de
placer por todo el cuerpo. Es importante que lo hagas varias veces al día, incluso
varias semanas. Repite este ejercicio en otros momentos de tu vida en que lo necesites.
Si prefieres exhalar por la boca, porque eso te resulta más cómodo, puedes utilizar un
trozo de manguera o un popote dentro de un vaso de agua. También puedes inflar un
globo de hule y luego dejar que se desinfle, para luego volverlo a inflar.
Ejercicio 8
En otro sencillo ejercicio, que también ayuda las personas que tienen el tórax
expandido, te concentras en echar fuera el aire de tus pulmones, lo más que puedas.
Para esto, necesitas contar hasta diez (o quince) mientras exhalas, hasta que logres
dejar los pulmones completamente vacíos. Luego permites la entrada del aire,
lentamente, mientras cuentas hasta quince.
Mientras inhalas, te puedes imaginar que la energía de la vida y de la salud entra por la
punta de la cabeza, como una luz brillante y recorre su cuerpo hasta que llega a los
genitales y luego a la planta de los pies. Cuando exhalas, imagínate que salen de tu
cuerpo todas las tensiones y preocupaciones, como si fueran una nube obscura. Puedes
repetir este ejercicio varias veces al día, a tu gusto.
Ejercicio 9
Respiración diafragmática. La buena respiración requiere la participación activa del
diafragma. Cuando este músculo pulsa libremente, las vísceras del vientre reciben un
agradable masaje que facilita la buena digestión. Esto acelera también el metabolismo:
las personas pueden bajar de peso (o dejar de fumar) con mayor facilidad; también
recuperan la alegría de vivir.
Con la boca cerrada, inhala suavemente, procurando que la mano izquierda permanezca
inmóvil y la derecha perciba la distensión de los músculos abdominales. Luego exhala
lentamente, manteniendo las manos en la misma posición. Para verificar que estás
realizando la técnica correctamente, vuelve a efectuar el ejercicio, notarás que cuando
usted exhala, tu mano izquierda desciende y la derecha casi no se mueve.
Cuando hayas aprendido a respirar mejor, dejará de ser necesario que coloque tus
manos en las posiciones indicadas para lograr una respiración diafragmática apropiada.
Ejercicio 10
Un ejercicio de Hatha Yoga: siéntate en el suelo con la columna vertebral recta y
procura concentrarte en su respiración. Saca todo el aire de los pulmones, empezando
desde abajo, del diafragma. Luego, relaja el abdomen y empieza a llenar los pulmones,
empezando por la parte de abajo, luego por la mitad del tórax y finalmente por la parte
de arriba del pecho.
Procura levantar las costillas suavemente cuando inhalas, y permite que el diafragma se
mueva rítmicamente hacia arriba y hacia abajo. Exhala luego, primero desde el
abdomen, empujándolo hacia adentro, luego sigues hacia arriba, y al final inhalas otra
vez. Repite este ejercicio cinco o diez veces .Lo puedes practica cuando tengas algunos
minutos para descansar durante el día.
Ejercicio 11
Trata de poner la mente en blanco. Esto requiere bastante tiempo, porque dejar de
pensar en algo parece muy difícil al principio. Permite que las fantasías y las
sensaciones nazcan y luego desaparezcan, sin controlarlas de ninguna manera. Tampoco
trates de buscar por fuera alguna satisfacción.
Esta respiración es ágil y vigorizante. Si tienes alguna tensión muscular, imagina que tu
respiración la toca, y la va deshaciendo. A medida que tu respiración se hace más lenta,
profunda y uniforme, tu mente queda en paz, y las sensaciones fluyen de una manera más
agradable.
Cambiar los hábitos respiratorios (y dejar de fumar) requiere tiempo y paciencia, pero
si aprendes a controlar tu respiración y la mejoras, habrás dado un paso muy importante
para eliminar la ansiedad y disfrutar estados de ánimo más positivos. Tendrás más
energía y tu organismo será más vibrante y saludable.
Ejercicio 12
Este ejercicio de movimiento y respiración –una danza espontánea- es muy útil para
eliminar las tensiones de los tendones y las articulaciones. Puede ayudar a prevenir la
artritis y para eliminar algunas molestias de esa enfermedad.
Colócate de pie, sin zapatos y usando un mínimo de ropa (lo que sea más cómodo).
Deje a un lado todas sus preocupaciones y no piense en nada. Escucha alguna música
rápida y alegre que sea de tu agrado: tambores, rock, electrónica, samba o lo que sea.
De manera espontánea, algunas personas se frotan la parte dolorida del cuello con sus
dedos para sentirse mejor y relajare. Los masajes que uno mismo se proporciona
habitualmente, mejoran los estados de ánimo, contribuyen a conservar la salud y ayudan
a conservar un aspecto más jovial.
Las personas que padecen estrés, angustia y depresión se ven favorecidas de manera
particular. Las ayuda a restablecer el equilibrio de los músculos y tendones; también
mejora la respiración. Además de la relajación, les proporciona sensaciones
placenteras y saludables que neutralizan los efectos negativas de esas alteraciones
emocionales.
Vibración: puedes usar golpeteos rítmicos con el borde de las manos o con el
puño para mejorar la circulación y ayudar a relajar los músculos más tensos.
También puedes utilizar un vibrador eléctrico para relajarte y eliminar las
sensaciones de fatiga.
Amasar: procura amasar tus músculos como si estuvieras trabajando con harina
de trigo o maíz. Puede utilizar algún aceite con el aroma que prefieras; por
ejemplo el de lavanda tiene efectos calmantes.
Masaje facial
Utilizando la punta de sus dedos, aplica un poco de aceite a algunas partes de su rostro.
Empiece por la frente y continúe con las sienes, la nariz, las mejillas, la barbilla y las
orejas. Emplea pequeños movimientos circulares en cada parte. También puedes
utilizar suaves movimientos vibratorios.
Empieza por la parte central de cada área y mueva poco a poco tus dedos hacia fuera.
Al final, coloca tus dedos medio e índice juntos entre el labio superior y la nariz.
Luego realiza pequeños movimientos circulares alrededor de la boca (como ilustran las
figuras 8.1 y 8.2)
Figura 8.1 Movimientos circulares con Figura 8.2 Movimientos circulares con
los dedos alrededor de la boca. los dedos alrededor de la boca.
El cuello
Emplea los tres dedos de en medio de las dos manos -juntos o separados- para hacer
pequeños movimientos circulares, empezando por la punta de los hombros (Figura 8.3)
y continuando haz espirales desde la parte de atrás del cuello hasta la base del cráneo.
También puedes recorrer de esta manera los lados del cuello; repite eso tres o más
veces. En otro ejercicio, coloca tus los dedos juntos en los puntos donde el cráneo se
une al cuello. Enseguida haz vibrar la punta de los dedos con velocidad mediana.
Aplica presión firme, pero procure que no llegue a ser dolorosa.
Los hombros
Coloque la punta de sus dedos, incluyendo el pulgar, por encima de los omóplatos (vea
la Figura 8.4). Con toda calma recorre todos los músculos de los hombros, desde fuera
hacia adentro, haciendo pequeños movimientos, apretando y soltando como si los
estuviera amasando. Puedes utilizar las dos manos; también puedes apretar esos
músculos unas cuantas veces. En otro ejercicio, te puedes imaginar que tus hombros son
un teclado de piano; presiona; presiona con fuerza cada parte con la punta de sus dedos,
como si estuviera tocando una melodía.
A continuación te puedes acostar en el suelo y mover la espalda hacia uno y otro lado,
hacia arriba y hacia abajo, procurando que la piel se deslice hacia uno y otro lado, por
encima de los músculos y los huesos de la espalda.
En otro ejercicio, con las manos extendidas, frota la columna vertebral: empezando por
la base del cuello, mueve las manos hacia abajo, utilizando primero una mano y luego
la otra. Aplica una presión moderada y utiliza algunos pases rápidos y suaves. Luego
mueve las manos desde el final de la columna hacia arriba. Esto ayuda a que se relajen
las terminales nerviosas. Puedes hacer veinte pases en total, diez con cada mano.
Si eres mujer, para agrandar los senos, puedes darles masaje en forma circular, hacia
uno y otro lado, con una mano en cada seno, mientras te imagina que al inhalar les
mandas calor y aumenta en ellos la circulación de la sangre. Sigue haciendo esto
durante algunos minutos, procurando respirar de manera profunda y tranquila.
Si usted lo prefieres, puedes hacer una pausa después de inhalar, conservando el aire
dentro para mantener la caja torácica más abierta y eliminar las tensiones que la
mantienen habitualmente colapsada. Luego echa fuera el aire y llena tus pulmones de
nuevo, etcétera.
Para las nalgas, acuéstate boca abajo. Acomoda tus manos en el piso pélvico y luego
presiona suavemente con los dedos unas cuantas veces. A continuación sube las manos
hacia arriba y haz lo mismo. Continúa así hasta que llegues a la cintura. Luego baja
poco a poco, repitiendo las presiones con los dedos. Sube y baja unas cinco veces. A
continuación, puedes realizar este mismo tipo de masaje en la parte de atrás de los
muslos.
El abdomen
Acuéstate de espaldas, con las piernas flexionadas y los pies apoyados en el suelo o en
la cama. Junta la punta de tus dedos, con los pulgares. Con suavidad, húndelos en la
piel y los músculos del abdomen. A continuación, con la punta de los tres dedos más
largos de la mano derecha, presiona levemente, trazando círculos cada vez más
amplios, a partir del ombligo, en el sentido de las manecillas del reloj. Si padeces
constipación, te conviene insistir en el área inferior izquierda del abdomen, lo que
activa la evacuación y tiene gran utilidad para aliviar ese padecimiento.
También puedes utilizar el talón de las manos en tu abdomen, colocando ambas manos a
uno y otro lado. Efectúa movimientos vibratorios suaves hacia arriba y hacia abajo,
hasta que hayas recorrido todo el estómago y los intestinos. También puedes utilizar los
dedos y la parte baja de las manos para agarrar la piel y los músculos, aplicando un
poco de presión. A continuación, suelta esa parte y haza lo mismo con otra parte
cercana. Sigue así hasta que termines de dar masaje a todo el abdomen.
En otro ejercicio, haz pequeños círculos con los dedos juntos de ambas manos.
Empieza por la parte inferior derecha del abdomen y luego continúe hacia arriba,
siguiendo el colon (parte del intestino grueso). Luego haz círculos por el borde inferior
de la caja del tórax, del lado derecho hacia el izquierdo. Finalmente, descienda por el
lado izquierdo, hasta el hueso del pubis. Termina donde empezaste el masaje. Puedes
repetir este ejercicio tres veces, siempre en el sentido de las manecillas del reloj.
Piernas y pies
Para los pies cansados y adoloridos, puedes empezar colocándolos en un baño de agua
caliente con sales medicinales. Después de diez minutos, sécalos bien con una toalla. Si
lo deseas, puede aplicar un linimento a tus piernas y pies. Mientras que está
sentada(o), usa el pulgar y el índice para presionar cada dedo del pie, con pequeños
movimientos vibratorios, procurando aflojar cada una de las articulaciones.
También ayuda presionar levemente los pies, haciendo pequeños movimientos con los
dedos hacia uno y otro lado. Para el dedo grande, tómalo con el pulgar y los dedos de
la mano; a continuación, rótalo suavemente tres veces hacia un lado y otras tres hacia
el otro. Además, lo puedes jalar hacia fuera unas cuantas veces. Haz lo mismo con los
demás dedos.
Para las piernas, apoya bien un pie en el suelo, o sobre una silla. Luego agarra una
pierna con ambas manos, empezando desde unos diez centímetros arriba del tobillo.
Amasa las piernas como si lo estuviera haciendo con la harina o con la masa de maíz,
desde abajo hacia arriba, hasta los muslos, y otra vez lo mismo desde arriba hasta
abajo. Haz esto cuatro veces para cada pierna, utilizando una presión moderada.
Procura observar bien tu piel antes del masaje. En las áreas en las que la piel está
enrojecida o escoriada, procura ser muy cuidadoso, o mejor evítalas. Nunca les aplique
presión, y utiliza allí movimientos hacia fuera. No des masaje a una parte de su cuerpo
y no a la del lado opuesto, porque esto puede dejarlas fuera de balance (= una parte
relajada y la otra no). La idea del masaje es dar tono, equilibrio y relajación a la piel,
los músculos y los nervios (Hofer).
Para terminar el masaje, da algunas palmadas a tus nalgas y a todas las partes de su
cuerpo que puedas alcanzar cómodamente. Luego sacude las manos y haz vibrar los
brazos, las manos, las piernas, la cabeza y la cintura. Permite que el cuerpo se sacuda
por completo y vibre como si fuera un esqueleto que cascabelea todos sus huesos al
mismo tiempo.
La falta de contacto físico es una de las carencias más importantes que arrastran los
seres humanos (Reuger). En algunas sociedades occidentales, el contacto físico de las
madres con sus bebés ocurre de manera limitada, accidental e incluso brusca, porque se
subestima su importancia. Sin embargo, eso limita el pleno desarrollo psicológico de
las personas y puede originar importantes alteraciones del organismo.
Con sus experimentos, Harlow demostró que el contacto corporal tierno y cálido es una
necesidad básica de los primates. El contacto temprano es más determinante que la
alimentación para establecer el vínculo afectivo entre la hembra y su cría. En etapas
posteriores del desarrollo, su carencia origina serios trastornos en la socialización y en
las conductas sexuales normales.
Aparte de relajar las tensiones musculares y hacer que las personas se sientan mejor,
los masajes producen numerosos efectos positivos. Actúan como limpiadores
mecánicos: estimulan la circulación linfática y aceleran la eliminación de residuos
tóxicos. Dilatan los vasos sanguíneos y mejoran la circulación, removiendo los
residuos de adrenalina que podrían depositar placas en las arterias. También alivian la
congestión y mejoran la digestión.
Entre los efectos del estrés y de la adrenalina, en los músculos se acumula el calcio,
por lo que van perdiendo su elasticidad natural. A un nivel bioquímico, los masajes
contribuyen a eliminar cristales y sales. También facilitan la circulación de la sangre y
permiten la mejoría celular. Conviene insistir en que también eliminan una serie de
dolencias y malestares de tipo psicosomático, porque ayudan a recuperar el equilibrio
del sistema nervioso autónomo.
Los masajes no son aconsejables cuando la persona está intoxicada, acaba de comer o
tiene fiebre. Los de la región abdominal no favorecen a las mujeres embarazadas o a las
que llevan un dispositivo intrauterino. Tampoco se recomiendan a personas que utilizan
un marcapasos, ni cuando hay tendencia al rompimiento de vasos sanguíneos o hay
sospechas de algún tumor.
Además, ningún masaje substituye la apremiante necesidad que todos tenemos de
ejercitar el cuerpo y realizar actividades gratas.
El masaje para eliminar las toxinas del cansancio actúa verticalmente sobre el cuerpo,
con presión a profundidad. Se realiza con movimientos circulares de las yemas de los
dedos, sobre superficies reducidas. También se utiliza la palma de la mano y las
falanges. La presión es intermitente: a veces se aumenta y a veces se reduce. Luego se
retira el aceite (y las toxinas) con una esponja húmeda. Al final, se procura relajar las
partes masajeadas. Para proporcionar mayor descanso, conviene combinar los masajes
con algunas selecciones de música tranquila y agradable.
Conviene realizar estos ejercicios en una habitación sin mucha luz. En particular, la luz
no debe caer directamente sobre los ojos de la persona que se está relajando. Usted
puede sentarse cómodamente en el suelo (sobre un cojín) o en un sillón. Mejor aún,
puede acostarse boca arriba en el Suelo, encima de una alfombra o cobertor. Utilice un
mínimo de ropa suelta y no muy ajustada, y coloque los brazos a los costados del
cuerpo.
Puedes grabar estas instrucciones en algún aparato (o pedir a alguien que las lea y las
grabe) para que las escuches cuando practicas la relajación. No es necesario que
grabes los números de cada ejercicio, ni que los repitas cuando haces hace los
ejercicios.
Cierra los ojos y concéntrate en sentir todo tu organismo de manera tranquila. Procura
relajar las partes del cuerpo en las que acumulas más tensiones. Deja a un lado todas
las preocupaciones.
Procura no esforzarte. Con la práctica, esto te resultará cada vez más fácil. Continúa
respirando de modo reposado y rítmico durante toda la sesión de relajación. Cuando
hayas establecido un patrón de la respiración rítmica y cómoda durante algunos
minutos, iniciar la siguiente secuencia de relajación muscular profunda:
1. Dobla con fuerza los dedos de los pies hacia abajo. Ténsalos cuando inhalas el aire.
Luego sostén la respiración durante diez segundos, mientras mantiene los músculos
tensos. A continuación relájate mientras dejas salir el aire. Si quieres, repite éste y los
demás ejercicios siguientes dos o tres veces.
2. Ahora presiona el piso con los talones y dobla los dedos de los pies hacia su cara.
Ténsalos cuando inhalas el aire, sostén la respiración durante diez segundos, y relájate
cuando dejas salir el aire.
3. Tensiona ahora los músculos de las pantorrillas. Ténsalos cuando inhalas el aire,
sostén la respiración durante diez segundos, y relájate cuando dejar salir el aire.
4. Tensiona los músculos de los muslos; deja alineadas las rodillas y mantén las piernas
rígidas. Tensiona los muslos cuando inhalas el aire, sostén la respiración diez segundos;
relájate cuando dejar salir el aire.
6. Apriete las nalgas. Ténsalas al inhalar el aire, sostén la respiración diez segundos,
relájate cuando dejas salir el aire.
7. Dobla los codos, levanta las manos y tensiona todos los músculos de los brazos.
Ténsalos cuando inhalas el aire, sostén la respiración diez segundos, relájate cuando
dejas salir el aire.
9. Aprieta la mandíbula, arruga la frente y cierra los ojos con mayor fuerza.
Ténsate cuando inhalas el aire, sostén la respiración diez segundos, relájate cuando
dejas salir el aire.
Capítulo 9
Control y desarrollo de los pensamientos
Cuando una persona genera pensamientos positivos, no solo hace esto, sino que también
cambia, de manera favorable, la química del cerebro. Como afirma el premio Nobel
Linus Pauling, no puede haber pensamiento alterado sin molécula alterada. Cuando
fabricas pensamientos negativos, ¿está sonriendo, o te entristeces? La calidad y el
contenido de los pensamientos y las fantasías afecta todas las funciones del organismo,
incluyendo cada una de las células.
Nuestro cerebro tiene dos hemisferios; ambos están conectados por el cuerpo calloso.
Cada uno de ellos realiza funciones distintas que son complementarias. En las personas
que son diestras, el hemisferio izquierdo controla el lado derecho del cuerpo, y es
lógico, masculino y fuerte. Por su parte, el derecho, controla el lado del corazón; es
femenino, artístico, simbólico, misterioso y mágico (figura 9.1).
Figura 9.1 Los dos hemisferios cerebrales, unidos por el cuerpo calloso.
El derecho es imaginativo y controla el lado izquierdo del cuerpo. Por otra
parte, el izquierdo es lógico y verbal; controla al lado derecho del cuerpo.
Mientras que el izquierdo maneja las cosas de una por una, el derecho es capaz de
percibir y de organizar muchas cosas al mismo tiempo. Sin embargo, las personas que
han desarrollado su propio yo están acostumbradas a combinar la lógica con la
intuición sin ningún problema. En el esquema oriental, se habla del yin y del yang, el
orden y el caos, lo luminoso y lo oscuro, aspectos complementarios que están presentes
en todo el universo. Otros esquemas tradicionales son parecidos.
Cada uno de los hemisferios se activa durante periodos que van de los 25 a los 280
minutos. El que domina en un momento dado toma el control principal de la persona,
apoyado en su propio clima emocional y sus propios recuerdos. En las personas que
tienen suficiente edad y escolaridad, predomina el izquierdo; por esta razón, sus
diálogos internos inician y dirigen sus conductas, y no tanto las fantasías.
Los humanos antiguos, por ejemplo los griegos en la época de Troya, los hebreos
cercanos a Moisés y los nativos mesoamericanos, vivían alucinados. Escuchaban voces
y veían fantasmas; creían que sus dioses les hablaban desde fuera, a través de sus
ídolos, ríos, volcanes, rayos y nubes, etcétera.
Cuando alguien se repite que no vale nada y que nadie lo (la) quiere, que no puedes
deja de fumar o beber, etcétera, los órganos y las células de su organismo escuchan eso,
e intentan hacer realidad esas palabras depresivas, aunque no tengan nada que ver con
otras opciones ni con sus verdaderas posibilidades.
Los pensamientos provocan sentimientos de manera muy directa. La persona que repite
en su interior que todo le va a salir mal y que no sirve para nada, se volverá pasiva y
triste, y no se atreverá a intentar muchas cosas. El (la) que cree que no puede hacer
nada por sí mismo y que necesita ayuda para todo, acepta la dependencia, y así por el
estilo.
Quienes se dedican a repetirse (y se imaginan) que desagradan a los demás, porque los
están defraudando con lo que hacen y dejan de hacer, se llenan de preocupaciones y
también se aíslan socialmente.
Las frases negativas que las personas consideran ciertas y repiten en sus diálogos
interiores, no son otra cosa que los reproches y regaños que escucharon cuando niños;
mismos que, forman parte de su imagen corporal. Algunas de ellas son parecidas a
maldiciones a largo plazo, que llegan a paralizarlas en el momento menos oportuno.
Así, el estudiante que se obsesiona con la idea de que es tonto y por eso no entiende
nada en clase, vive angustiado; se le nubla la cabeza cuando tiene exámenes, no sabe
que responder y reprueba el semestre.
Según las enseñanzas de Buda y Jesucristo, para bien o para mal, fabricamos el mundo
con nuestra mente.
El severo juez y el niño débil
Los pensamientos que nos dañan son de dos estilos: 1. De tipo “niño inseguro”, que
agrupan temas de culpa, depresión. auto-devaluación, dependencia y pasividad (no
sirvo, no puedo, no valgo nada), y 2. De tipo juez acusatorio: “deberías, mereces
castigos, tienes la culpa, tu obligación es sacrificarte, eres un imbécil, etcétera.
Los padres severos, regañones e injustos, generan culpa en sus hijos e hijas (ver el
capítulo siete). Cuando son mayores, una parte justiciera y acusatoria reproduce de
nuevo, sin que venga al caso ni sirva para nada, los rollos y programas paternos
negativos, de manera continua, como un disco rayado.
Muchas personas (incluyendo los adultos, los escuchan sin cuestionarlos, los
consideran como absolutamente ciertos y se dejan llevar por ellos; es como si entraran
en un trance de auto-hipnosis. Su parte inmadura y neurótica sigue reproduciendo, sin
parar nunca, las frases destructivas que sus padres y otras figuras de autoridad les
dijeron cuando eran niños. En algunos, su parte adulta, que es más inteligente y madura,
les hace saber que sólo se trata de mentiras y falsedades que necesitan aprender a
controlar.
Muy en particular, absorben los estados emocionales de la madre que los amamanta,
junto con la leche y la música de los latidos de su corazón. Este viene siendo el primer
moldeamiento emocional a partir del nacimiento, que tiene tanta importancia para los
bebés.
A continuación presento una lista de los síntomas psicológicos que señalan la presencia
de la parte acusatoria; de un juez severo y crítico.
Tienes la molesta sensación de que los demás te vigilan y de que el mismo Dios
te persigue y castiga continuamente.
Sientes una compulsión por hacer lo que los demás te piden, aunque no te
corresponde nada de eso.
Temes manifestar tus propias opiniones y te sientes incapaz de tomar tus propias
decisiones.
Aguantas los maltratos y golpes de tu pareja y su alcoholismo, porque eso es lo
que te corresponde y es tu deber.
Fabricas muchos diálogos internos obsesivos de contenido acusatorio y
derogatorio: “tu no vales nada, eres mala (o), horrible, no sirves para nada”,
etcétera. Escuchaste estas frases de los demás durante tu niñez, y ahora las
repites frente al espejo.
Padeces dolores musculares crónicos y/o una serie de malestares
psicosomáticos porque te olvidas de tus necesidades y te sacrificas por los
demás.
Aunque te siente obligada (o) a querer a sus hijos con amor incondicional, los
regañas y maltratas, igual que antes lo hicieron tus padres contigo.
Por temor, no te atreve a denunciar las agresiones (y la violación) que padeces,
o que sufren tus hijas (hijos).
Tu vida sexual es poco satisfactoria y no llegas al orgasmo. De cualquier
manera, te callas y te conformas para que tu pareja obtenga su placer y no la deje
por otra persona.
Sientes la obligación de hacer todo de manera perfecta, sin equivocarte ni
descansar nunca.
Hay personas que supuestamente “desean” dejar de beber, fumar o comer demasiado.
Sin embargo, se repiten una y otra vez que son débiles, que no pueden y necesitan eso
para “calmar sus nervios”. Pretextan que nadie las(los) quiere, que sufren demasiado y
que nos sirven para nada. Muchas personas se atormenten con sus propios pensamientos
catastróficos. De esta manera, se programan a sí mismas para sentirse peor y seguir
igual que siempre.
Según Luciani, cuando niños fabricábamos videos de lo que nos sucedía, sin pensarlo
mucho. Las experiencias quedaron registradas en nuestro organismo y guardamos esos
videos sin cambio alguno. A veces se activa el video de vernos pequeños y
atemorizados, por ejemplo cuando nuestros padres peleaban y se gritaban. Nos
sentimos solos y hambrientos. Nos invade el pánico a fracasar, a que nuestra pareja nos
abandone y a que no le importemos a nadie.
Una parte de nosotros mismos permanece niño (a) para siempre. A todos nos conviene
fomentar algunos aspectos de la niñez que son muy saludables, como la curiosidad por
conocer el universo, la alegría, el entusiasmo, la frescura emocional y la confianza en
nosotros mismos y en las personas que nos ofrecen su amistad y su apoyo.
Sin embargo, a veces nos habla la parte del niño indefenso, que también es caprichoso
y resentido. La percepción del mundo se vuelve atemorizante cuando las personas
permiten que ese niño inmaduro controle sus diálogos internos. Se repiten frases de que
no valen nada y de que nadie los (las) quiere. Como es natural, no sienten ganas de
trabajar ni de moverse. Otras frases infantiles son: “¿Para qué trabajo? Todo me sale
mal, la desgracia me persigue, todos son mis enemigos y se quieren aprovechan de mí,
no puedo dejar de fumar o beber, soy horrible, etcétera”.
La parte del niño inseguro te puede meter en muchos problemas, porque genera
sentimientos de baja estima, inseguridad, culpa, depresión y rencor. Para controlar todo
esto, cuando te sientas mal, procura ubicarte en tus facultades más inteligentes y
adultas: dedícate a escuchar con atención los diálogos internos que fabricas sin saber
por qué. De esta manera podrás controlar el torrente de preocupaciones y de frases
exageradas que te enferman y desmotivan.
Luciani propone un principio de cambio: la opción que nos conviene elegir para salir
de la baja estima y la depresión es el pensamiento saludable, lógico y optimista. Esas
alteraciones emocionales están sostenidas por una serie de hábitos nocivos, incluyendo
la una pésima manera de utilizar los pensamientos. Sin embargo, podemos eliminar esos
hábitos, como se explica a continuación.
El pésimo hábito de ver catástrofes y tragedias por todos lados contribuye de manera
importante a la ansiedad, la depresión, el alcoholismo, el abuso de drogas y comer
demasiado. Cada persona tiene algunas frases favoritas con las que se tortura (se azota)
todos los días.
Advierte en que situaciones ocurren los pensamientos negativos. ¿Van en aumento? ¿Te
resultan insoportables y te enferman? ¿Te deprimen y desmotivan? Para entender las
emociones intensas y molestas que te invaden de manera súbita e inexplicable, distinga
claramente:
Como primer paso, necesitas identificar las ideas (las frases subliminales) concretas
que te desmotivan y te causan problemas. En lugar de reaccionar de manera inmediata,
necesitas detenerte. Deje de escuchar el diálogo automático ilógico y destructivo. Evite
las respuestas demasiado viscerales que no pasan por las áreas frontales del cerebro
que fabrican el pensamiento lógico y la empatía.
Quizás la noción común más absurda y ridícula es que "los demás deberían ser (y
comportarse) como yo quiero que sean”, siendo así que cada individuo tiene derecho a
ser como es, aunque nosotros no nos guste ni estemos de acuerdo.
La verdad es que cualquier cosa que nos sucede es parte de la vida: es natural y de
ninguna manera es horrible y espantosa. Tiene una o varias causas que la pueden
explicar, y usted puede entenderla de manera lógica y serena. Las conexiones –las
leyes- que existen entre las causas y los efectos son inevitables, y esa es la naturaleza
de cosas, como afirma Ellis.
Butler enumera algunos mensajes poco saludables e ilógicos que mucha gente se repite
en su interior, con efectos muy negativos:
Amen subraya que algunas personas acostumbran predecir que les va a suceder lo peor
en cualquier situación. Otras creen que saben de antemano lo que los demás piensan
acerca de ellas: “Está enojado (a) conmigo, piensa que no soy atractiva (o), ya no me
quiere; me odia”. Se dedican a culparse y azotarse: piensan en términos de deber,
obligación y tener que hacer las cosas: “Debería dejar de fumar” (pero nunca lo hace).
Echan la culpa a los demás de todo lo que les sucedió: “Me chocaron, me reprobaron”.
Por lo común, la gente supone que las frases que se repiten son “verdades” que deben
aceptarse sencillamente, porque las han tenido desde niños (as) y sus padres (o algún
maestro o amigo) las dijeron. Creen que se traicionarían a sí mismos (as) -a su parte
neurótica de niños asustados- si acaso ya no creyeran esos pensamientos.
Suponen, erróneamente, que sus emociones desbocadas son la mejor parte de ellas
mismas. Lejos de eso, forman parte de los pensamientos cuya lógica es ilógica, porque
está cargada de emociones destructivas.
Como sugiere Amen, la verdad es que no hay que creer en nada –ni en los propios
pensamientos- sin someterlos a un cuidadoso examen lógico y objetivo, teniendo en
cuenta las circunstancias y las personas que nos rodean. Los hábitos automáticos del
pensamiento irracional provocan reacciones emocionales desorbitadas y generan
conductas destructivas.
La carga emocional (C) disminuye a medida que esa mujer aprende a no dejarse llevar
por sus pensamientos negativos (B): puede pensar que es terrible ser rechazada por su
marido y que eso es horrible, espantoso e insoportable. Que sus padres la consintieron
mucho cuando era niña, y que eso es el verdadero amor, etcétera.
Por el contrario, si ella se detiene a pensar otra vez, paso (D), llega a comprender que
sólo ha sido rechazada, pero tal vez sin intención deliberada. Esta es una nueva
comprensión (= otra interpretación), más lógica y realista (E).
Tampoco es un obstáculo para seguir viviendo, ni para olvidar y perdonar. Es sólo una
parte de la vida que le toca vivir a ella, y a la mayoría de la gente que habita en las
ciudades. Las personas que nos rodean, a veces están de buen humor, y otras veces
están molestas y tensas; entonces nos lastiman.
Para corregir los errores del pensamiento, necesitas llevar un registro diario de tus
pensamientos negativos durante algunas semanas. Utiliza pequeñas hojas de papel para
llevar un registro diario. Traza dos rayas verticales en una hoja de papel y divídela en
tres partes. El lado izquierdo te sirve para ir anotando, de modo abreviado, las
situaciones y los eventos frente a los que te sientes molesto (a) o deprimido (a). En el
centro van los pensamientos negativos automáticos que brotaron ante esos eventos.
Tabla 9.1 Ejemplo de una hoja de registro diario con tres columnas. En la primera,
vas anotando los eventos, en la segunda, los pensamientos automáticos, y en la
tercera escribes otras interpretaciones que son más positivas.
Todos los días, antes de acostarte, suma las veces que detuviste el pensamiento
negativo y lo cambiaste por una evaluación más realista de la situación. En otro papel
escribe los días de las siguientes cinco semanas, empezando por el día en que
empezaste a utilizar esta técnica. Utiliza los números diarios para ir trazando una
gráfica; así puedes ver lo que está pasando.
Al principio, los números aumentan, porque reconoces por primera vez a muchas frases
negativas que antes te repetías sin darte cuenta. Sin embargo, después disminuyen los
números, a medida que te dedicar a ir acallando tus voces internas quejumbrosas y
derrotistas.
Conviene que continúes practicando la técnica de la triple columna durante otras seis
semanas, más o menos. Eso se puede combinar también con procedimientos que ayudan
a mejorar el estado de ánimo, por ejemplo iniciar algún deporte y otras actividades
placenteras.
Una ventaja de llevar estos registros es que identificas los temas repetitivos que antes
te desanimaban, angustiaban e irritaban. Cuando lograste eliminar los diálogos
negativos y aprendiste a cambiarlos por otras evaluaciones, más flexibles y razonables,
la terapia tiene éxito: te das cuenta de que mejoran tus estados de ánimo y te sientes más
alegre y entusiasmado.
Desde tu parte más adulta, reconoce la voz interior del juez crítico (o del niño
inseguro) y di, en voz baja y con toda firmeza: “¡Cállate!”
Otras órdenes que detienen y borran los pensamientos destructivos son: “¡Basta, alto,
sal de allí, ya bájale, no manches, no te azotes!” Elige la frase breve y firme que te
funcione mejor, y utilízala para frenar al instante los diálogos internos absurdos e
ilógicos que tanto perjudican.
Si te parece, y así lo llegas a entender, te conviene decirte: “Esa basura (= esa mierda)
me la metió en la cabeza mi mamá, mi papá (y otras personas); eso me decían cuando
me regañaban, ya fueron suficientes azotes y no tengo por qué seguir culpándome, no
tiene nada que ver conmigo, etcétera”.
Otras frases parecidas: “Tranquilo (a), cálmate, hiciste bien eso, ese asunto no es tu
problema, no mejoras las cosas si te preocupas…” Cuando confrontas y eliminas el
torrente de frases emocionales distorsionadas que nublaban la clara visión y la
valoración inteligente de cualquier situación concreta, brota, con toda su fuerza, el
nuevo pensamiento creativo, que te ayudará a resolver cualquier problema que tengas.
Cuando adviertas que regresan los pensamientos negativos -en alguna otra ocasión-
dedica algún tiempo para detenernos de nuevo, utilizando las mismas técnicas;
comprobarás que entonces necesitas menos esfuerzos para lograr resultados favorables.
Te conviene también llevar un registro diario de las veces que lograste detener los
pensamientos auto-destructivos. Para eso, en una pequeña libreta, anota el día de la
semana en la primera página, y los demás días en las siguientes páginas. Durante el día,
ve haciendo una raya cada vez que utilices esta técnica; suma las rayas al final del día y
anota el total en esa página. Al día siguiente procede de la misma manera (ver la tabla
9999
El registro diario se utiliza para hacer una gráfica semanal que ilustra la disminución
gradual de los pensamientos negativos. La gráfica (y los registros semanales) se llevan
durante seis o siete semanas. Este tiempo basta, en la mayoría de los casos, para
eliminar a corto plazo la mayoría de las preocupaciones de tipo obsesivo. Puedes
repetir el registro en alguna otra ocasión, si eso te ayudó y lo vuelves a necesitar.
La sencilla técnica de detener el pensamiento contribuye a que las personas que la usan
mejoren su propia estima y disfruten estados de ánimo más agradables. Ellas también
descubren, para su sorpresa, que la parte acusatoria que tanto las molestaba
desapareció casi por completo.
Una vez que hayas logrado acallar la palabrería del crítico interno, es conveniente que
cambies los pensamientos negativos por otros positivos (en tiempo presente) por
ejemplo: “Soy una persona única, inteligente y valiosa, hago las cosas bien, o al menos
lo mejor que puedo, soy una persona triunfadora; me controlo a mí mismo, tengo
derecho a disfrutar de la vida, etcétera”.
Cuando se trata de metas que vas a alcanzar en el futuro, es mejor que utilices el tiempo
presente, por ejemplo: “Estoy tranquilo, estoy bajando de peso, soy fuerte y delgado,
estoy contento y satisfecho, disfruto de buena salud, puedo manejar bien este trabajo,
soy un excelente estudiante, me gusta aprender, me controlo a mí mismo y tengo derecho
a disfrutar mi vida”.
Conviene que repitas varias veces esas declaraciones, en sesiones de unos tres minutos
por sesión, con 3 o 4 sesiones cada día. Escucha, siente, ve, saborea y huele todo lo que
tiene que ver con esos pensamientos gratos y con las imágenes que los acompañan. Te
darás cuenta de que tienes éxito en esta tarea cuando tu mente regresa espontáneamente
a los pensamientos positivos, sonríes y te sientes en paz.
La Práctica del Pensamiento Relativo
Según Gurdijeff (en Ouspensky) muchas ideas y pensamientos que consideramos
propios, en realidad son frases que tomamos de cualquier parte y copiamos
textualmente, sin ninguna reflexión. La mayoría de las conductas inapropiadas se
apoyan en falsas creencias, tradiciones obsoletas e ideologías fanáticas y
distorsionadas que nos empeñamos mantener, a pesar de que tienen poco que ver con
nuestra verdadera personalidad y con las circunstancias que nos rodea.
Por ejemplo, es una verdad comprobada que la tierra no es plana, y que gira alrededor
del sol, contra las declaraciones de los Papas e inquisidores en tiempos de Galileo. Los
dogmas no tienen mucho que ver con la ciencia, porque utilizan un camino diferente
para explicar la realidad fenomenológica el universo, como lo explica Royce. Cada
vez menos personas se confiesan y dan limosnas a la Iglesia católica (y a otras Iglesias)
para evitar de esa manera un infierno mítico e irreal.
Muchas personas creen que las frases automáticas que fabrican son verdades absolutas,
por la única razón de que están acostumbrados a repetirlas sin darse cuenta. Otras
creen que irían contra la “religión” y contra sus “creencias”, o que no serían sinceras
consigo mismas si las cuestionaran y ya no las siguieran creyendo.
Además, algunas frases que decimos no tienen mucho que ver con lo que en verdad nos
sucedió, ni con las intenciones de los demás, sino que reflejan lo que llevamos dentro,
incluyendo los prejuicios, las proyecciones, las sinrazones y los estados emocionales.
Como dice un conocido refrán: “Todo depende del color del cristal con que se mire”.
Por ejemplo, un amigo nos comenta que esa tarde lluviosa es muy triste, y que la
película que acaba de ver es aburrida, no vale nada, ni le puede interesar a nadie. Esa
frase revela mucho acerca de su estado de ánimo melancólico; para otras personas, las
tardes lluviosas son muy alegres, además, la misma película divierte y conmueve a
otros espectadores que la consideran magnífica. Mucho de eso depende del punto de
vista, la personalidad y los estados de ánimo de cada quien.
Abundan las opiniones que están teñidas por la emoción, el subjetivismo y las ideas
fijas. Las personas angustiadas, depresivas y resentidas utilizan frases extremosas y
categorías opuestas; todo lo ven en blanco o negro, sin colores ni matices intermedios,
como en las cotizadas telenovelas mexicanas de quinta clase, en las que abundan los
llantos y los gritos.
Para ellas, cualquier cosa es verdadera o falsa; además, los otros mienten, mientras
que ellos poseen la única verdad y nunca se equivocan. Debe haber una razón para
todo, y ellos/as la conocen y la proclaman (= la predican), mientras que los demás son
unos pobres ignorantes que no saben nada de nada.
Por fortuna, en la mayoría de las personas, incluyendo a las depresivas, no está dañada
su capacidad lógica. Pueden echar una segunda mirada para analizar y poner en orden
sus diálogos internos (darles la serenidad y objetividad que merecen). Les conviene
tomar muy en cuenta la nueva información que reciben de sus órganos perceptivos para
fabricar opiniones y conclusiones que son más sanas y realistas.
Según Humbert, las personas estresadas, ansiosas y deprimidas padecen una serie de
alteraciones del pensamiento muy típicas. A continuación se presentan esos problemas,
junto con algunas soluciones prácticas:
1. Visión estrecha (de túnel): solamente pueden ver las crisis y los problemas; se
concentran en lo negativo. Se imaginan –erróneamente- que su situación es
tremendamente difícil y demasiado complicada. -Para solucionar esto, puedes
consultar a otras personas, dejar pasar un poco de tiempo, serenarte y relajarse.
Examina el problema desde nuevas perspectiva y dedícate a ver las
alternativas.
2. Tienen miedo y terror de que las cosas les salgan mal, e imaginan que van a
fracasar y que los demás se van a burlar de ellos. -La solución es tomar las
cosas con sentido de humor y preguntarte qué harías si no tuvieras miedo.
También puedes calcular de manera realista que es lo peor y lo mejor que te
podría pasar. A nadie le conviene vivir en función del “¿qué dirán los demás?”
3. Confusión: sienten que han perdido el rumbo y no saben qué dirección tomar. -La
verdad es que no se atreven a tomar en cuenta lo que les conviene, ni cuidan sus
verdaderos intereses. Conviene que pienses acerca de tus prioridades,
necesidades y metas. A continuación necesitas realizar cambios importantes
que favorezcan tu propia vida.
4. Culpa: algunos suponen que han pecado o lastimado a los demás, por lo que
merecen castigo. -Si te equivocaste o cometiste alguna falta, pide perdón,
arregla las cosas, aprende la lección y sigue adelante. Es común que algunas
personas se sientan mal porque tienen miedo de sentirse bien. La culpa
neurótica, propia del masoquismo, es un peso emocional negativo, muy
irracional, que no viene al caso.
5. Vergüenza: La persona se siente mala y despreciable, no por algo que haya
hecho (= culpa), sino porque tiene eso, o es así. Cree que vale menos que los
demás porque tiene algún defecto terrible e incurable. -La solución es el
pensamiento claro. Nadie debería sentirse avergonzado por su raza, color,
apariencia física, edad, etcétera. Cualquier limitación física sirve para que seas
más fuerte, aproveches mejor tus cualidades y muestres más compasión hacia
los demás.
6. Soledad: las personas que creen que nadie las quiere y que no le importan a
nadie, se apegan de manera desesperada a cualquiera. -Esto crea dependencia, y
no verdadera intimidad. La solución es valorarte de manera realista. Aunque no
todos te van a querer, si te abres y te das a conocer cómo eres, formarás
amistades -y relaciones de pareja- que valgan la pena.
7. Resentimiento: el enojo se acumula y la persona se queda trabada por algún
maltrato real o imaginario de su pasado. Algunas personas pasan la vida jugando
el papel de “víctimas” o “sufridas”, recordando eventos dolorosos. -La solución
es salir del pasado. Vale más expresar el enojo y olvidarlo luego, que
acumularlo y convertirlo en culpa. La gente no siempre es bondadosa ni justa.
Sin embargo, podemos tratar de ser justos, amables y fuertes: muchas veces nos
tratarán de la misma manera.
8. Dudas acerca de uno mismo: hay gente que cuestiona sin cesar sus propias
habilidades, opiniones y acciones. Piensa que vale poco y no se atreve a llevar a
cabo sus proyectos personales. -La solución consiste en actuar de manera
decidida. Pensar bien y luego hacer las cosas. Conviene empezar por cosas
sencillas, pero tienes que empeñarte en terminarlas. Eres el único experto que
cuenta con la sabiduría necesaria para vivir la propia existencia. Procura
hacerlo de la mejor manera posible, saliendo del temor y la duda. Vales lo
mismo que cualquier otra persona humana, y también puedes hacer bien lo que
otros hacen.
9. Terquedad: la dificultad o incapacidad para cambiar de rumbo, ver las cosas de
otro modo o admitir que cometió algún error. -La solución es un poco de
sabiduría y humildad. Todos cometemos errores y solamente los idiotas no los
reconocen. Siguen por el mismo camino que otras veces los llevó al desastre. Te
corresponde buscar mayor información, ser flexible y abrirte a cambios
positivos. Cuando la situación lo demande, atrévete a hacer los ajustes
necesarios y toma otros cursos de acción.
En lugar de asegurar algo de manera radical y emocional, puedes decir lo que piensas,
de manera realista y flexible, y hasta con un poco de ironía fina, teniendo en cuenta el
contexto social en el que te encuentres. Puedes generar nuevas ideas y frases
espontáneas a partir de los datos cambiantes que recibes del exterior y a partir de las
ideas creativas que se te ocurran.
Para los sectores de la sociedad que son más tradicionales y conservadores, muchas o
todas esas conductas son inmorales y merecen el infierno. Muchas personas, en
particular las más jóvenes, opinan lo contrario.
Así, desde una manera de pensar relativa y más abierta (sin moralismos ni culpas
neuróticas), una separación o un divorcio no se ven como algo espantoso, un fracaso
definitivo, algo inmoral, ni como el fin del mundo. Tampoco son la prueba definitiva de
que alguien sea malvado o carezca de atractivo; por lo común, ambas personas hicieron
serios intentos por comprenderse, pero eso no les sirvió de nada.
La mayoría de las personas que se atreven a dar ese paso recuperan el optimismo y
reorganizan su vida, a corto o largo plazo. También les conviene buscar el apoyo de sus
mejores amigos.
Si tú estás en esta situación, evita dirigirte frases deprimentes y autodestructivas. Es
mejor que recurras a tu mejor ética personal y no te aferres a una falsa imagen (una
verdadera caricatura) del Dios cruel justiciero al servicio de la censura social y de una
moral supuestamente “religiosa” que es trasnochada y obsoleta.
Algunos individuos miran pasivamente, sin interés alguno, todo lo que acontece a su
alrededor. Consideran las maravillas que les rodean como algo común y corriente;
sencillamente las ignoran. Han perdido la curiosidad y las ganas de aprender. Esto no
es natural en las personas adultas, porque cualquier niño que goza de buena salud
manifiesta interés por explorar de manera activa, con sus manos, vista y olfato, con su
inteligencia y su imaginación, todo el universo que le rodea.
Capítulo 10
Desarrollo de la imaginación
El cerebro humano tiene una multitud de funciones, todas ellas interconectadas entre sí.
Como vimos, el hemisferio izquierdo se especializa en el manejo verbal, lógico y
secuencial de los datos externos e internos. Por su parte, el hemisferio derecho, genera
imágenes, símbolos, analogías e intuiciones para interpretar el universo; también
elabora los sueños, los ensueños y las fantasías.
Refleja, con mayor claridad que el izquierdo, nuestros deseos, impulsos y sentimientos.
La imaginación es una función muy diferente al pensamiento verbal, por lo que no
debería confundirse con él. Es incorrecta la aseveración de Freud cuando afirma que
los niños fantasean y los adultos piensan.
El “inconsciente personal y colectivo”, lo mismo que “la sombra” de Jung (las partes
oscuras de la personalidad), no son algo ajeno y distinto del cuerpo vivo; estos
términos técnicos se refieren a las capacidades intuitivas y mágicas del hemisferio
cerebral derecho (ver Conger, Bergson, Merleau Ponti, Rychlak, Navarro).
La actividad de cada hemisferio predomina durante periodos que oscilan entre 25 y 280
minutos. El que prevalece en un momento dado controla principalmente a la persona,
apoyado en sus propios recuerdos y sentimientos. En la mayoría de la gente, mientras
están despiertas, el hemisferio izquierdo se activa durante más tiempo (= es el
dominante).
Por eso, los diálogos internos acostumbran dirigir las conductas, y no tanto las
fantasías. Por el contrario, cuando estamos dormidos (y fantaseando) se avivan las
actividades del hemisferio derecho Ornstein).
Existe una conexión afortunada entre las fantasías y los sentimientos. Además de
generar sentimientos positivos, puedes ser más creativo en cualquier cosa que hace si
desarrollas y aprendes a utilizar los niveles más elevados de la imaginación creativa.
Ventajas de la Imaginación
Fabricamos fantasías (al ritmo de 600 imágenes por hora) que acompañan los
acontecimientos ordinarios de la vida (Singer). La mayoría de ellas no tienen
importancia particular, y algunas de ellas pueden estorbar nuestra concentración. Sin
embargo, el cerebro elabora también otras imágenes de perspectiva más amplia,
cargadas de intensas emociones positivas, que cambian el rumbo de la vida y nos
ofrecen soluciones brillantes.
Esas fantasías inspiran los mejores proyectos científicos, artísticos, económicos,
etcétera que más tarde se convierten en realidades exitosas. Los individuos comunes y
corrientes solamente tienen unas cuantas imágenes amplias durante su vida.
Piaget (en Beard) advierte la conexión que existe entre los juegos de los (las) niños
(as) y el desarrollo de su imaginación creativa. Los juegos no son una mera
preparación imitativa de las actividades y de los roles adultos. También sirven para que
los (las) niños (as) vayan asimilando mejor sus experiencias cotidianas de la realidad
externa. Los niños creativos buscan debajo de las cosas, manipulan objetos, los
examinan de arriba abajo y desarman los juguetes para ver cómo funcionan y qué tienen
por dentro.
Cuando algo no resulta, el niño o la niña con imaginación más viva (y creativa)
siempre es capaz de encontrar una nueva solución. A veces los castigan y regañan por
hacer travesuras y tener las ideas más locas (y hacer comentarios que hacen reír a
todos); sin embargo, así demuestra que tienen una imaginación sin límites.
Los (las) jóvenes dotados de rápida imaginación pueden ser desesperantes, porque ven
de inmediato las contradicciones y las excepciones en lo que afirman sus maestros.
Tienen ideas sorprendentes y poco comunes. En sus dibujos y en sus narraciones
manifiestan un estilo distintivo, mágico y muy personal. Son los pequeños científicos,
inventores, artistas y exploradores, etcétera.
Los temas preferidos por los adolescentes de ambos sexos, cuando sueñan despiertos,
son el enamoramiento, las relaciones sexuales y el éxito personal. Las canciones y las
películas más populares del momento (y los artistas que van estando de moda)
contribuyen de manera importante para dar rumbo a las fantasías románticas de los
adolescentes Además, la gran mayoría de las elecciones profesionales de los adultos se
manifestaron de modo inicial en sus fantasías adolescentes (Singer).
Los (las) adolescentes soñadores(as) son distintos de otros jóvenes, más inquietos, que
son distraídos y no controlan bien la secuencia de sus pensamientos. Los muchachos y
las muchachas que son muy soñadores, a menudo necesitan el apoyo de sus familiares y
amigos para desarrollar sus habilidades sociales y no encerrarse en sí mismos (as).
En la actualidad, las computadoras, las tabletas y los videojuegos ofrecen a los niños y
adolescentes de las nuevas generaciones oportunidades ilimitadas para que ejerciten su
imaginación.
Las rutinas de trabajo de los obreros, burócratas y oficinistas, lo mismo que las de
tantas amas de casa, son aburridas y no requieren mucha imaginación. En estas
personas, la persistencia de imágenes sensoriales vívidas va disminuyendo, hasta que
su fantasía se reduce a algunos procesos débiles y esporádicos.
Sin embargo, conviene señalar que en nuestro país hay una notable propensión a vivir
en la fantasía y gastar el tiempo en largas ensoñaciones (soñar con los ojos abiertos).
Sumergiéndose en sus fantasías, muchos individuos pretenden olvidar sus frustraciones
y malestares emocionales (y sexuales), lo mismo que las presiones familiares, laborales
y económicas. Chava Flores nos advierte: “A qué le tiras cuando sueñas, mexicano”.
Algunos (as) se imaginan que morirán si viajan en un avión o que tendrán un accidente
si conducen un automóvil en la carretera; su estómago se encoge y empiezan a sudar
frío. Otras personas tienen fobias a los elevadores o a las alturas.
Sin embargo, no por fantasear algo, tal cosa sucederá en realidad, de manera inevitable.
Aunque alguien se imagine todos los días que le caen del cielo monedas de oro, no
aparecerán frente a sus ojos. No es lo mismo que utilices la imaginación de manera
creativa y previsora a que pierdas el tiempo en soñar despierto, fabricando fantasías
irreales.
La persona en cuestión puede estar viva o ya haber fallecido. Una vez que han
fabricado la imagen fija del rostro atemorizante, la memoria se encarga de avivarlo de
nuevo, venga o no al caso. De esta manera, llegan a sentirse culpables por cualquier
cosa que hicieron o dejaron de hacer, aunque sin saber por qué.
Ciertos individuos pasan las horas dialogando con una serie de personajes imaginarios
(mamá, novio, perro, amiga, etcétera) que absorben gran parte de sus energías. Sin
embargo, envejecen de manera prematura, porque sus fantasías no satisfacen sus
necesidades emocionales ni sustituyen a las personas reales.
Los principales motivos que impulsan a los suicidas son meras fantasías (Álvarez). La
mayoría de estas personas repasan sin cesar sus resentimientos y fracasos. Se les traba
el video (el royo) y por eso se alteran emocionalmente y se alejan de los demás.
Fantasean que su suicidio será una ofrenda mágica a las divinidades del más allá.
Cegados por sus deseos de venganza, otros fantasean que los demás se sentirán peor
que ellos, porque se culparán toda la vida por eso, mientras que sus sufrimientos
terminarán de golpe; además, gozarán viendo la pena de los demás desde “el cielo”.
Vieron en alguna película o en un programa de televisión un lugar muy bello y lleno de
placer y felicidad al que se llega después de recorrer un túnel de luz, ¿Y eso es la pura
verdad?
No es lógico, de ninguna manera, confundir las fantasías enfermas con “la verdad
absoluta y los niveles más elevados de la espiritualidad”. Las personas que gastan sus
energías vitales en fabricarlas, eligen no resolver sus problemas reales. Se aíslan y se
alejan de los demás, y de esta manera se instalan en la depresión, que puede ir
acompañada de ideas delirantes y alucinaciones.
Si alguien te comenta que quiere suicidarse, escúchalo y ayúdalo lo mejor que puedas,
y si eso no funciona, remítelo a otra persona que esté mejor capacitada. Y si acaso
piensas suicidarte, tu instante de libertad es darte cuenta de que estás deprimido,
porque antes no te obsesionabas con eso. Lo mejor es que manifiestes tus intenciones -
a la brevedad posible- con alguna persona inteligente y comprensiva de tu entera
confianza.
También puedes pedir ayuda, por teléfono, a una agencia pública o privada de
asistencia social, o solicitar una consulta urgente en algún hospital que tenga servicios
psicológicos y psiquiátricos. Otra alternativa es que busques, de inmediato, la ayuda de
un psicoterapeuta especializado en el manejo de las depresiones.
A todos nos conviene someter las fantasías y los ensueños al control del raciocinio
lógico, para descartar los que nos dañan, e identificar como ilusiones las que
únicamente son eso. En muchos casos, basta con emplear la técnica para detener el
pensamiento (del capítulo anterior) para eliminar las fantasías que te pueden dañar.
Ejercicios de fantasía dirigida
Como tu propio psicoterapeuta, puedes dedicar a dar rumbos constructivos a tu
imaginación, sin permitir que ella te empuje a donde sea. Los ejercicios en los que
dedicas tiempo para guiar tu imaginación (fantasías auto-dirigidas) te ayudarán a
relajarte y conocerte mejor; también te proporcionarán alegría, salud y entusiasmo.
Todos guardamos en la memoria algunas situaciones especiales en las en los que nos
sentimos despreocupados, calmados y felices. Si recuerdas, con suficientes detalles,
algunos de esos momentos de relajación agradable, puedes disfrutar sentimientos de paz
y de alegría.
Dedica unos quince minutos para cada ejercicio de visualización. En una habitación
poco iluminada, siéntate cómodamente en el suelo o en un sillón. Respira
profundamente, de manera agradable y pausada unos momentos. A continuación cierra
los ojos y fabrica con la imaginación el escenario que vas a recorrer, con los mayores
detalles posibles.
Puedes elegir alguna de las escenas que siguen, o -si te parece mejor- elabora otras
que sean tranquilas, alegres y agradables, con algún significado muy especial para ti.
Para descansar, no te conviene fabrica una escena agitada; sería difícil relajarte si
fantaseas que escalas una montaña o que nadas en un río turbulento.
Por ejemplo, te puedes imaginar que estás descansando en una playa, en un día soleado,
o que estás sentado en una pequeña lancha en un lago tranquilo, rodeado de bellas
montañas con árboles. Algunos escenarios parecidos: caminas despacio por un bosque
y admiras un bello y colorido atardecer, o estás sentado en la cima de una montaña y
contemplas un hermoso valle, lleno de vegetación, que está abajo.
Otro ejemplo: caminas al borde de un arroyo limpio que corre a través de una planicie.
Imaginas los más pequeños detalles: la claridad del agua, los reflejos del sol en el
agua, el murmullo del arroyo, la suavidad del pasto bajo tus pies, las colinas con su
vegetación, los árboles, las nubes en el cielo azul, el canto de los pájaros, los peces y
los insectos en el agua, etcétera.
Hay muchas otras fantasías guiadas, como entrar a una casa con muchos objetos dentro,
y elegir el que te gusta más para dialogar con él, tener un encuentro con una persona del
sexo opuesto, con una fiera, con el ideal del propio yo, con Dios, con algún amigo, con
un personaje célebre, etcétera. También puedes fabricar diálogos imaginarios con los
objetos, animales o personas. Permite que ellos te respondan y ofrezcan sus
comentarios, incluyendo posibles soluciones para tus problemas.
Como tu propio guía, en tus fantasías guiadas puedes elaborar descripciones detalladas
y coloridas de mundos totalmente nuevos. De esta manera se intensifican estados
emocionales de tristeza o resentimiento, etcétera; estos se descargan a través del llanto,
la ira, la ansiedad, o lo que sea.
Es importante que no fabriques frases que contradigan tus impulsos espontáneos de ese
momento. Procura apoyarte continuamente en tus mejores intenciones, sentimientos y
deseos. Cuando estés tranquilo y sientas deseos de salir de la fantasía, abre los ojos y
mira en todas direcciones. Luego empieza a moverte poco a poco. A continuación,
prosigue con sus actividades habituales.
Hablando en voz alta, expresa un aspecto del problema. Utiliza siempre el tiempo
presente para expresar tus principales dudas y sentimientos. Por ejemplo: “Mi pareja se
quiere separar de mí; yo me siento traicionado y resentido…”
Luego cambia de lugar, colócate enfrente y toma el papel del sabio. Con ayuda de tu
imaginación, ofrece la primera reacción emocional que se te ocurra, de la manera más
rápida, espontánea y concreta que puedas. Por ejemplo: “Y te vas a quedar solo
y triste; que mujer tan injusta y poco comprensiva. O: ¡Qué bueno, que felicidad,
porque podrás encontrar otra pareja más cariñosa y atractiva! ¡Y qué!, ¿Te vas a morir
sin ella?, etcétera.
Vuelve al otro lado y resume, en voz alta y en pocas palabras, lo que te haya llamado la
atención y te puede ayudar. Continúa, y expresa en voz alta otro aspecto del problema,
junto con lo que sientes ahora. A continuación, métete otra vez en el papel del sabio, y
responde las dudas, tranquiliza y ofrece soluciones concretas.
Regresa a tu lugar, y prosigue el diálogo hasta que estés seguro de lo que te conviene
hacer, o dejar de hacer, y ya te sientas mejor. Para terminar el ejercicio, despídete del
sabio y agradécele su ayuda.
Puedes emplear entre 10 minutos y media hora para este ejercicio. Repítelo en otras
ocasiones, según lo llegues a necesitar. Este ejercicio activa las parte más sanas e
inteligentes de la personalidad, y equilibra así la parte que es más emocional (= más
visceral) y menos lógica.
Con una actitud mental positiva, e imaginando (y luego realizando) el mejor desempeño
posible, el estudiante obtiene buenas calificaciones, un/a artista puede crear obras
maestras, el futbolista puede anotar goles, la persona que desea bajar de peso lo hace,
el inventor inventa, etcétera.
Puedes dedicar el tiempo necesario para planear e inventar soluciones nuevas, más
efectivas para tus problemas y para todo lo que deseas hacer y alcanzar. Imagínate
cómo podría funcionar algún curso de acción, y que resultados obtendrías si eligieras
tal o cual alternativa. Considera también las soluciones poco comunes, lo mismo que
una combinación de varias soluciones.
Por ejemplo, dedícate a imaginar, con el mayor detalle posible, lo que quieres decir y
proponer cuando solicitas trabajo, buscas un nuevo departamento, necesitas solucionar
alguna dificultad familiar, tienes que hablar en público, tienes que terminar un trabajo
escolar de la mejor manera posible, etcétera.
Decide cuál es la mejor opción entre todas. En caso de que te distraigas con fantasías
que no tienen nada que ver con lo que te propusiste, velas y déjalas pasar
tranquilamente; luego regresa para atender a tu problema principal.
Procura sentirte confiado y seguro y respira de manera cómoda mientras que visualizas
(= imaginas claramente) las conductas deseadas. Las personas que son capaces de crear
una imagen mental positiva de que harán bien las cosas, obtienen efectos positivos con
mayor rapidez y mantienen mejor sus logros mayor tiempo que las que actúan de manera
precipitada e impulsiva.
La persona que desea reducir sus medidas, tiene que imaginarse, con todos los detalles
posibles, cómo se verá cuando tenga el peso ideal que quiere lograr. Esto es muy
importante para que genere expectativas y estados de ánimo positivos que la ayuden a
lograr su propósito con mayor facilidad y certeza.
Repite la visualización varias veces al día y procura meterte en ella; de esta manera te
sentirás más motivado para realizar tu proyecto. También necesitas comer de manera
sana y equilibrada, y hacer suficiente ejercicio para ayudarte mejor en tu propósito de
perder peso. La misma técnica de visualizar y anticipar el resultado final es muy
efectiva para dejar de beber o fumar, etcétera.
En otro ejemplo, el joven que desea ser médico se visualiza a sí mismo curando
enfermos de modo exitoso al final de sus estudios. De esta manera, se siente satisfecho
consigo mismo, bien motivado para estudiar y también fomenta la compasión activa y
exitosa hacia sus semejantes.
Esta fuerte imagen positiva lo sostiene y lo llena de energía durante los años de sus
estudios y prácticas, hasta que logra hacer realidad el propósito que había anticipado
(una de sus importantes metas de su vida).
Los atletas Olímpicos cuentan con la ayuda de algún psicólogo para obtener victorias.
Se ha llegado a decir que la diferencia entre dos atletas, uno que triunfa y otro que
fracasa es 20% física y 80% mental. Los triunfadores se preparan físicamente, pero
también repasan -con su imaginación- cada aspecto de la competencia, hasta que están
preparados para hacer bien las cosas y ganar.
Además, los deportistas repasan los videos de su propio desempeño (y los de sus
competidores), para corregir los defectos y mejorar su rendimiento. Como resultado
final, la observación imaginativa de su propio desempeño, mientras que están
compitiendo, se convierte en un hábito que les evita tensiones innecesarias y les facilita
el triunfo.
La antigua filosofía Huna (de Hawái), ofrece una técnica práctica para obtener las
cosas que uno desea de la vida. Suponen que la persona tiene tres aspectos del propio
yo: el inferior, el intermedio y el superior. Emplean un procedimiento que utiliza la
relajación combinada con respiración, diálogo interno y visualización. El proceso se
fundamenta en las creencias y el compromiso personal. Tiene los siguientes pasos:
2. Imagina con detalle la meta final que desea obtener, clarifica y concretiza bien
tu deseo.
4. Respira bien, mediante algún ejercicio físico o a través de las técnicas para la
respiración profunda. El objetivo es acumular energía (Mana o Chi).
Dedica tiempo para visualizar de nuevo esos acontecimientos con todo detalle. Permite
que surjan las emociones de manera espontánea y libérate de esas cargas paralizantes.
Llora, golpea la cama, maldice, insulta, grita en voz alta, etcétera...
A continuación regresas de nuevo a las mismas escenas, pero ahora tomas el punto de
vista de un observador adulto, sereno y con pleno control de ti mismo (y no como un
niño asustado). Cuentas con perspectivas más amplias acerca de las situaciones
dolorosas, y las puedes valorar de manera más realista y con emociones más positivas.
Según Tobin, hay individuos que no dan por terminada una relación interrumpida por la
muerte, el divorcio o la separación. No encuentran maneras para descargar las
emociones frenadas que llevan en su interior porque ya no está cerca de ellos la otra
persona. Entre las emociones que se quedan sin expresar están el cariño, el amor, el
aprecio, pero también la culpa, el resentimiento, el dolor y la frustración.
Por ejemplo, una viuda mantiene la fantasía de que todavía está cerca de ella el marido
difunto, y de que éste puede regresar. Dialoga con el ausente y así se protege de
cualquier enamoramiento, e incluso de cualquier amistad con otro hombre. Si se
despidiera de la persona muerta y la dejara ir (ya no la tuviera presente en su mente)
eso le dolería mucho, aunque después se sentiría mejor que nunca.
Con sus fantasías, intentan mantener vivo al difunto (o al ausente). De esta manera
gastan inútilmente su energía vital, se enferman, se deprimen y evita el contacto
cercano con los (las) demás. Ellos mismos crean las imágenes que les causan dolor.
Aunque algunas se relacionan con hechos reales, su conflicto es interno, y a ellos(as)
mismos(as) les corresponde resolverlo.
El (la) que siente deseos de despedirse, se sienta en el suelo y utiliza la técnica Gestalt
de la silla caliente. Coloca un cojín delante, y allí coloca, con la imaginación, a la
persona ausente. A continuación inicia una conversación en voz alta. Como primer
paso, manifiesta su resentimiento, vacío, dolor o tristeza, etc. de la manera más
espontánea posible.
Luego, la persona cambia de lugar y se sienta en el lado opuesto, para escuchar las
respuestas y reacciones de la persona que se empeña en mantener viva. Es interesante
observar que en ese lugar el individuo muestra energía, entusiasmo y movimiento,
mientras que en la posición inicial queda casi sin fuerzas. El diálogo continúa,
cambiando de uno a otro lado, mientras que el (la) doliente representa ambos papeles a
la manera de un pequeño drama.
Va expresando, desde ambas perspectivas, los sentimientos, los mensajes verbales y los
impulsos frenados, como dolor, resentimiento, miedo, ansiedad, soledad y frustración.
La misma persona elabora las respuestas que daría el (la) ausente.
El (la) ausente puede ofrecer excusas por su falta de cariño, o intenta justificarse, etc.
También puede aconsejar a la persona viva que se haga cargo de sus propias
necesidades emocionales y busque nuevas compañías (y otra pareja). No es lo mismo
un recuerdo que una realidad. Morirse o separarse son acontecimientos naturales de la
vida.
Entre las emociones que son más difíciles de expresar están la alegría y el alivio que
algunos (as) sienten porque murió una persona cercana que sufría mucho. Con eso,
terminó también la pesada carga y las angustias y las preocupaciones de todos los (las)
que cuidaban de él (ella). Para terminar este ejercicio, la persona se pregunta a sí
misma si está dispuesta a despedirse. En ocasiones esto no es posible: aunque dice
adiós, no suena muy convincente. Pueden repetir el ejercicio más adelante.
Otra buena técnica para superar las situaciones traumáticas, como accidentes,
operaciones, asaltos, muerte de personas cercanas y otras parecidas, es revivir la
situación mediante una serie de 5 o 6 dibujos. Necesitas unas hojas de papel; no
importa si sabes dibujar, o no. Utiliza un bolígrafo o un lápiz y suficientes colores, o lo
que te parezca mejor.
En voz alta, dices lo primero que te venga a la cabeza; si tienes ganas, gritas, lloras y
mueves el cuerpo como quieras. Dedicas unos minutos al primer dibujo, y luego sigues
con el otro y haces lo mismo, hasta que hayas terminado con todos.
A medida que corre el video de los recuerdos, se activan y movilizan los sentimientos
que no habías podido expresar antes; eso te permite entender mejor tus circunstancias.
Conviene que no frenes las reacciones emocionales que brotan ante cada uno de los
dibujos.
Alégrate porque sigues vivo; decide que seguirás disfrutando la vida porque tus
inmensas energías cuerpo-mente-espíritu están intactas. Ahora puedes evaluar tus
opciones disponibles con mayor serenidad, incluyendo la amistad y el cariño de
algunas personas valiosas .El ejercicio termina rompiendo todos los dibujos y
echándolos a la basura.
A continuación, la persona que tiene una infección o algún tumor, imagina que las
bacterias, virus o células cancerosas, son como bolas de nieve que se derriten por el
calor del sistema inmunológico (glóbulos blancos, etcétera). Los Simonton utilizan
imágenes mentales para mejorar la salud: el enfermo se dedica a visualizar la curación
que desea que le suceda, como una especie de profecía favorable que luego se cumple.
De manera exitosa, combinan las técnicas de fantasía con los medicamentos para
detener el cáncer. Los pacientes reportan los siguientes cambios: menos miedo,
actitudes más positivas, mejoría física, alivio del estrés y mejor comunicación con
áreas menos conscientes de su personalidad, que les pueden revelar el significado de su
enfermedad.
El tratamiento consiste en fabricar películas mentales (tres veces al día) en las que el
paciente visualiza su cáncer, e imagina que una armada de glóbulos blancos se apiñan
para destruir las células malignas. Luego, los glóbulos blancos expulsan esas células
por los riñones y la orina.
Como otra alternativa, pueden imaginarse una guerra de las galaxias (como en las
famosas películas), escuchando la música correspondiente, en la que las fuerzas del
lado luminoso luchan contra las fuerzas del mal (las células cancerosas como robots
negros, etcétera) y acaban con ellas con naves espaciales blancas armadas con rayos
laser. A los niños con cáncer esto les encanta, y les funciona de manera maravillosa,
como en algunos casos de leucemia.
De modo parecido, si tienes algún dolor agudo o crónico, te puedes imaginar que el
dolor es una aguja roja que señala 90 en un medidor. Luego tratan de mover, hacia
abajo la posición de la aguja, con el fin de reducir el dolor que experimentaba. As
lograrás que el dolor disminuya. Como apunta Harris, con la ayuda de técnicas de
visualización, se han obtenido buenos resultados en la artritis reumatoide, los
problemas de visión, el zumbido de oídos y el control del dolor. Lo mismo ocurre con
la depresión, las fobias y los trastornos alimentarios (obesidad y bulimia).
Viendo cómo pintan sus maestros, los aprendices se inician en la pintura; al principio,
solamente copian e imitan; después, los más creativos desarrollan un estilo propio. Lo
mismo hacen los mejores médicos, psicólogos, ingenieros, actores, comunicadores,
profesores, gobernantes, etcétera. Un conocido proverbio chino enseña que la
observación atenta es la madre de la inventiva. Con base en su apasionada curiosidad
por el vuelo de las aves, Leonardo da Vinci diseñó sus máquinas voladoras; también se
interesó en otras muchas ciencias y artes.
Cuando nos dedicamos a percibir intensamente el mundo que nos rodea, disfrutamos de
un proceso creativo (y recreativo)n elemental, como los niños felices. Permitimos que
nuestro cerebro interactúe libremente con la realidad cambiante que nos circunda. En
lugar de encerrarnos dentro de nosotros mismos, nos dedicamos a saborear, oler y
tocar. Esto nutre nuestra imaginación y fortalece nuestra capacidad de anticipar el futuro
con optimismo y sin ansiedad.
Capítulo 11
Por ejemplo, un joven que decide dedicarse al dibujo profesional, dibuja todos los
días, cada vez mejor; también evita, lo mejor que puede, las circunstancias que le
estorban en su camino, y escoge las que le ayudan para llegar a su meta. Se empeña por
mejorar su imaginación creativa lo mejor que puede. Para eso, toma cursos de diseño y
también aprende a manejar los mejores programas de computadora. Se reúne con
personas que tienen los mismos intereses, y poco a poco consigue trabajos
remunerados, etcétera.
Muchas de nuestras decisiones fluyen casi sin darnos cuenta. Por ejemplo, cuando
conducimos un automóvil, aceleramos, frenamos, giramos el volante y cambiamos el
rumbo, de manera fácil y automática, según las condiciones del tráfico. Todo con el
propósito de llegar a donde queremos ir.
Por su parte, las personas angustiadas y atemorizadas fabrican fantasías terroríficas que
las paralizan. Así, un joven que revive continuamente, con su imaginación, un grave
accidente de carretera del que salió ileso, ni siquiera se atreve a sacar un automóvil de
su casa. Los que opinan que trabajar bajo las órdenes de un jefe va en contra de su
dignidad, dejan pasar importantes oportunidades, porque hay empresas que favorecen el
crecimiento personal de todo el personal.
Las personas que tienen dificultades para tomar decisiones que les parecen sencillas a
los demás, por lo común tuvieron padres autoritarios que creían que eran infalibles,
mientras que sus hijos e hijas (y su pareja) tenían que callarse, porque no sabían nada.
Les daban órdenes continuas y los mantuvieron sometidos y asustados durante la niñez.
Durante la adolescencia, cuando trataron de opinar y elegir algunas cosas, recibieron
críticas, burlas, reproches y castigos. No desarrollaron suficiente confianza en sí
mismos; se sienten mal por dentro, y se siguen repitiendo que son tontos e inútiles,
como sus padres y maestros (etcétera) se los aseguraron. De manera irracional, se
imaginan que si se atreven a elegir algo, entonces les va a ir peor que nunca.
En las sociedades patriarcales, a los machos les conviene creer que las mujeres son
poco inteligentes: Ellas, ¿para qué estudian, si su única obligación es cuidar a su pareja
y a sus hijos? Se las adoctrina para someterse, de manera dulce, pasiva y tímida,
mientras que sus padres (y luego su pareja, sus propios hijos, los curas, etcétera) les
dicen qué hacer.
Estas jóvenes, igual que los hombres dependientes, se aferran a la destructiva decisión
infantil de mantener su pasividad. De esta manera, permiten que los demás dirijan su
vida y hagan con ellas lo que quieran. Como es natural, se sienten vacías, devaluadas,
frustradas e incomprendidas.
Tampoco se atreven a admitir ni a manifestar sus deseos, y terminan por no saber lo que
querían, porque ya se les olvidó lo que hace años deseaban hacer. Como es natural, los
demás no puede adivinar lo que llevan dentro, ni tampoco se preocupan por
averiguarlo. La mayoría de la gente está tratando de buscar soluciones a sus propios
problemas y no tiene tiempo ni interés para otra cosa más complicada.
La decisión de evitar elegir, obedecer y conformarse con poco, algo pudo ser la única
posible para algunos niños y niñas, porque así se evitaban mayores problemas. Sin
embargo, los jóvenes y los adultos (hombres o mujeres) que adoptan roles sociales
desvalidos, sufridos y pasivos, se exponen a que los demás los maltraten, se
aprovechen de ellos, los desprecien profundamente y luego los descarten.
Además, las personas pasivas que ignorar y reprimen sus impulsos, deseos,
pensamientos y sentimientos, los vuelcan contra ellos mismos. No las comparten con
otras personas, ni las emplean en acciones constructivas. La parte neurótica de ellos
mismos gasta esa energía en depresiones, resentimientos, falsa amabilidad y
enfermedades psicosomáticas.
Por si eso fuera poco, la pésima costumbre de no hacer nada, y dejar todo para el día
de mañana (= procrastinar) también contribuye mucho para que acumulen malestares e
insatisfacciones crónicas.
Algunos estudiantes atribuyen sus fracasos escolares a la mala voluntad de sus
maestros. Otros no piensan en eso, sino que se dedican a estudiar lo mejo que pueden,
saben que así aprenden mucho y sacan buenas calificaciones; a medida que adquieran
mayores conocimientos, tendrán mayor libertad de acción y les irá mejor en la vida.
Confían en que así que van a sacar buenas calificaciones, porque éstas reflejan el
esfuerzo personal que invirtieron en estudiar, y también su capacidad para entender las
cosas con relativa facilidad. Rara vez reprueban, porque saben que necesitan buenas
calificaciones para completar sus estudios de preparatoria y universidad, conseguir
becas, buenos trabajos, etcétera.
Las personas que posponen sus resoluciones, terminan por creer que son juguetes del
destino; bien deprimidos y desmoralizados. La depresión genera una visión mental muy
estrecha (de túnel oscuro) que no les permite ver ninguna salida exitosa. Sin embargo,
aunque elijan no levantarse de la cama, afuera sigue brillando el sol.
Por su parte, las personas sumisas e indecisas pretenden arrancar atención y lástima de
los demás, exhibiendo ante ellos -venga o no al caso- su tristeza y dejadez crónicas,
como si todavía fueran niños indefensos (Leary, Adler, Shostrom)
.
Cuando se atreven a salir de la ruta de la pasividad, corren el riesgo de equivocarse
algunas veces, y también recibirán críticas de las personas que se empeñan en
someterlas y no las dejan crecer. Sin embargo también se sentirán mejor por dentro, y la
mayoría de las veces tendrán éxito en lo que se proponen, con tal que lo hayan pensado
bien, como explicaré a continuación.
En la pausa que ocurre, por necesidad, cuando estamos frente a un conjunto o una serie
de posibilidades, está presente la imaginación, que la capacidad humana para formar
símbolos, imágenes y arquetipos. Estos van mucho más lejos que la mera percepción de
cualquier alternativa concreta Manifiestan las diferentes consecuencias de conductas
posibles, mejores y peores. También abren la mente a la construcción de una multitud
de nuevos proyectos y de conductas exitosas
Por su parte, el filósofo Kierkegaard afirmó que la libertad no es otra cosa que la
posibilidad de elegir. También advirtió que esto trae consigo la experiencia humana de
sentir ansiedad. Esta ansiedad surge, de manera inescapable, cuando el individuo tiene
ante sí varias alternativas de elección. Si escoge alguna de ellas, las otras quedan
canceladas, lo mismo que sus consecuencias posibles.
Cuando elegimos algo, o dejamos de hacerlo, nos arriesgamos a quedar sujetos a las
consecuencias de la decisión que tomamos. Por lo demás, la libertad y el determinismo
van siempre unidos: el filósofo Spinoza llegó a decir que la libertad consiste en darse
cuenta de nuestro determinismo.
Después de considerar durante muchos años este problema, May concluye que ambos
aspectos operan simultáneamente, mediante una paradoja dialéctica: cualquier avance
de la libertad hace nacer un nuevo determinismo; sin embargo, este, a su vez, abre el
camino hacia otras libertades.
Desde luego que la libertad humana no es absoluta; además de los límites impuestos por
las circunstancias que nos rodean (las leyes de la naturaleza, la genética, etcétera),
existen otros, creados por los derechos y las necesidades de las demás personas.
1. Determinar el problema,
2. Explorar las alternativas,
3. Prever los resultados de éstas, y
4. Tomar una resolución (= elegir la mejor alternativa)
Determinar el problema
La mayoría de nuestras decisiones tienen que ver con alguna situación importante, o con
algún problema que deseamos resolver. Podemos utilizar las preguntas: ¿Qué?,
¿Dónde?, ¿Cuándo?, ¿Cómo? y ¿Por qué? para ubicar la situación problemática que nos
interesa resolver.
Primero, escribe las preguntas de arriba en una hoja de papel, o en la computadora, tres
veces, sin orden alguno, pensando en algo que te conviene solucionar. Luego escribe las
respuestas que se te vengan a la cabeza.
A continuación, organiza las respuestas, e intenta darles algún orden lógico, según su
importancia. Luego, fabrica nuevas preguntas que requieren, a su vez, otras respuestas.
En la mayoría de las situaciones, bastan unos cuantos minutos para que puedas
determinar el problema, pero los problemas complicados requieren más tiempo.
Conviene que sepas distinguir las causas de una situación que te preocupa, de los
síntomas que la acompañan. Por ejemplo, el desgano y las malas calificaciones de un
estudiante que cursa el primer semestre en una universidad, son meros síntomas,
mientras que el escaso tiempo que dedica a estudiar es una causa importante de sus
malas calificaciones.
Entre otras causas, puede ser que no le interesen esos estudios, que le parezcan
demasiado fáciles y se aburra por eso, que arrastre problemas de aprendizaje, que no
cumpla con sus tareas porque se dedica a la diversión, que sueñe con dedicarse a
trabajar sin estudiar, que sus materias estén mal escogidas, que tenga problemas con
algunos maestros, que los problemas familiares le estén afectando mucho, que tenga
problemas sentimentales con su novia, etcétera.
Te conviene examinar cuidadosamente tus circunstancias particulares, usando las
preguntas de arriba, para identificar tu principal problema (y algún otro que también
influye mucho en que te sientas mal y con pocas ganas de moverte). Si se te juntaron
muchas cosas, o tienes un problema muy serio, puedes consultar a otra persona que
tenga mayor experiencia, o también puedes solicitar ayuda psicológica.
Suponiendo que el problema del estudiante es una mala elección de carrera, y por eso
se siente desmotivado y aburrido en el primer semestre de universidad, tiene las
siguientes alternativas: deprimirse y no hacer nada. Abandonar los estudios y buscar
algún trabajo. Quejarse de sus maestros. Decidir que es un tonto inútil bueno para nada.
Hablar con los profesores y estudiantes de las carreras que le interesan para saber
cómo son los esos estudios, que tipo de maestros tienen, para que trabajos sirven,
etcétera. Buscar en Internet información acerca de los planes de estudio de las carreras
que sí le interesan, en su universidad y en otras universidades o institutos, incluyendo
datos acerca de los exámenes de admisión, ubicación, costos, etcétera.
Así, en el caso del estudiante: ¿Qué consecuencias tiene la decisión de abandonar los
estudios? ¿Cambiar de carrera sería otra pérdida de tiempo y dinero? ¿Cuál sería la
nueva carrera, y qué ventajas tiene? ¿Cuál es el mercado de trabajo y los ingresos
promedio? ¿Estarían de acuerdo sus padres? ¿En verdad le entusiasma mucho esa nueva
carrera? ¿De veras tiene suficiente capacidad, interés, y constancia para lograr
terminarla?
Puede buscar el apoyo de algunos estudiantes más avanzados, o de algún maestro, para
aprender a estudiar con más provecho. Y si acaso tuviera que dejar sus nuevos estudios
a medias por alguna emergencia, ¿de todos modos valdría la pena haberlo empezado?
También puede tomar en cuenta las opiniones de algún especialista en orientación
vocacional. De esta manera conocerá mejor cuáles son aptitudes particulares, sus
rasgos de personalidad, etcétera.
El momento de decidir
Explica con serenidad y detalle a sus padres la decisión que ha tomado y recibe de
ellos comprensión y apoyo. Va a la nueva Universidad que ha elegido, pasa el examen
de admisión (después de haberse preparado muy bien para eso) y después se inscribe.
Anota cuidadosamente los horarios de clases y acomoda su tiempo para cumplirlos.
Como es obvio, para llegar al final de la carrera, necesita reunir los materiales que va
necesitando, cumplir con la mayor exactitud posible las tareas semanales, dedicar
tiempo para estudiar, etcétera. Más adelante puede solicitar una beca; cuando la
obtenga, tendrá que hacer (consigo mismo) el compromiso de mantener un promedio
muy alto en todas tus calificaciones.
Cuando eliges cualquier opción, necesitas empezar a realizarla hoy, y no mañana. Esa
es la clave de cualquier desempeño superior. Así, las decisiones que toma cualquier
ejecutivo exitoso se desenvuelven dentro de una ruta crítica; Les pagan para actuar
antes de que sus competidores puedan hacerlo, y por eso sus empresas logran grandes
ganancias y a ellos les pagan elevados sueldos.
Sin embargo, no es bueno que trates de ser perfecto, porque si te exiges demasiado, te
vas a agotar muy pronto, y entonces te arriesgas a dejarlo todo a la mitad. Aunque los
jóvenes están llenos de entusiasmo y de energía, también necesitan tiempo para
descansar y divertirse.
Para terminar, es bueno que consideres este importante punto: aunque hayas tomado una
buena decisión, necesitas ser flexible, para que vayas haciendo las correcciones y los
ajustes apropiados, según la nueva información y las nuevas oportunidades que vayas
aprovechando. No las dejes pasar, ¡Aprovéchalas de inmediato, de la mejor manera
posible!
Además del camino lógico y razonado que explicamos arriba, hay otra manera de tomar
decisiones: el camino intuitivo. Nuestro propio organismo almacena todo lo que hemos
visto y vivido; lo que nos agrada y desagrada, lo que es mejor y más conveniente para
la propia salud y felicidad personales. Agrupa todo lo que somos debido a la genética,
a la propia edad y a lo que hemos visto y vivido; también comprende nuestras
emociones y sentimientos.
Lo más conveniente es que tomes la decisión que te deja más tranquilo y alegre; que te
llena más de vida, y no las que te angustian, enojan y atemorizan.
De esta manera te podrás mover y actuarás con facilidad en esa dirección, sin que
ningún aspecto importante de tu personalidad te lo pueda reclamar después. También
estarás seguro de que no te traicionaste a ti mismo, ni causarás daño injusto a nadie,
porque lo que decidiste hacer será lo mejor para todas las personas involucradas que se
interesan por tu bienestar, y que también forman parte importante de lo que eres, porque
las llevas en tu corazón y en tu mente.
Capítulo 11
Algunos jóvenes nos comentan: “¿Cómo puedo vivir en paz y disfrutar la vida, cuando
en este país hay tanta violencia y tanta gente que vive en la pobreza y sufre tanto?
¿Tiene sentido tener hijos y vender mi alma y mi tiempo a alguna empresa o a algún
partido político? ¿Sería mejor que trate de salir de este país y me vaya a vivir en otro?
¿Para qué tengo que aprender tantas cosas inútiles en la escuela? Yo no creo en ninguna
religión, ni en los curas (pederastas), ni mucho menos en las sectas…”
Nadie puede cuidar a los demás si antes no se cuida a sí mismo (a) como es debido.
Los (as)os que cuentan con mejor educación y mayor experiencia, contribuyen más al
desarrollo económico y social de su país que los demagogos políticos y religiosos que
prometen grandes cambios sociales, y al final de su gestión dejan al país y a sus
comunidades igual o peor que antes.
La mayoría de las personas admite que con frecuencia sólo están en parte allí donde
está su persona. Con mucha frecuencia se distraen y se dejan arrastrar por los
pensamientos y fantasías que dejan correr sin ningún control.
Vivir con toda intensidad cada minuto, y concentrarnos en lo que estamos haciendo, sin
distracción alguna. Parece simple; sin embargo, requiere mucha constancia, y eso
distingue a los maestros iluminados de los aprendices principiantes.
Enseña lo que muchos han olvidado: vivir aquí y ahora, con plena consciencia. En la
vida ordinaria, el pasado y el futuro se utilizan para evadir el presente y para soñar
despiertos (con o sin alcohol y drogas), fabricando interminables fantasías (= películas
internas) muy superficiales. El universo que nos rodea, lo mismo que las actividades
diarias, no se suelen tomar como objetos de reflexión y contemplación, aunque
merecerían serlo.
Los niños sanos son felices porque tienen la habilidad de vivir intensamente cada
instante, con toda la fuerza de sus emociones, mientras que los adultos solamente
podemos recuperar –con alguna dificultad- ese nivel de feliz espontaneidad y esa
capacidad para disfrutar la vida en sus aspectos mágicos, maravillosos, cálidos y
luminosos.
Esperan que las cosas del futuro aparezcan ante sus ojos, para desaparecer luego, de
manera inevitable, en el tiempo pasado. Reaccionan de manera espontánea ante las
circunstancias cambiantes de la existencia. Sorprenden a los demás, porque nunca
pueden predecir cuál va a ser su respuesta espontánea, antes de que ésta aparezca, de
manera congruente con su personalidad y con la realidad del momento.
Permiten que sus ideas y sus proyectos creativos emerjan, y ellos también se maravillan
por las ideas y los proyectos fuera de serie que fabrican sin quebrarse mucho la cabeza.
Un ejemplo de estos genios creativos es Gaudí, con su obra maestra, la catedral de la
Sagrada Familia en Barcelona.
Técnicas de Meditación
Todas las formas de meditación tienen una cosa en común: enfocan la atención hacia el
momento presente. Algunas de ellas instruyen a las fijan la atención en el proceso de la
respiración, e instruyen a las personas para que se concentren de nuevo en dicho
proceso cuando ocurre cualquier fantasía, ruido o idea que la distrae de esa tarea.
La mayoría de las técnicas para meditar separan esas prácticas de las actividades
comunes y corrientes. Para meditar, la persona se sienta sola, o acompañada de un
pequeño grupo, en un cuarto especial. También puede, buscar un lugar alejado, por
ejemplo un bosque, una cascada, un lago, o el interior de una caverna.
Conviene minimizar los estímulos externos, para evitar que la atención consciente se
aleje del objetivo de la meditación. El aislamiento es de suma importancia en las
ciudades modernas, porque el ruido y los sonidos de las voces distraen a los que
meditan.
Las posturas tradicionales de la meditación ayudan para que el cuerpo esté simétrico,
estable e inmóvil, lo que facilita la circulación de la sangre al cerebro, la columna
vertebral y el abdomen. En la mayoría de las formas de meditación Yoga o Zen la
persona se sienta en el suelo, sobre sus piernas cruzadas, y evita cualquier movimiento
inútil. También se puede sentar en una silla.
Mantiene la espalda recta, con los músculos del estómago relajados. Puede apoyar las
manos en los muslos o en el abdomen. El centro de gravedad se sitúa debajo del
ombligo, en el centro vital, o “hara”. Algunos(as) acostumbran quemar incienso, para
que el olor del ambiente sea consistente, lo que elimina la posibilidad de distracciones
relacionadas con los cambios olfativos.
Existen dos procedimientos generales para la meditación: el primero limita el campo de
consciencia, dirigiendo la atención hacia un objeto de meditación o hacia la repetición
de una palabra, mientras que el segundo amplía la consciencia y la abre a una
percepción más amplia del ambiente externo que nos rodea.
Las técnicas del primer camino restringen la atención a una sola fuente de estimulación,
durante un período definido de tiempo. Así, si el ejercicio tiene que ver con la vista, el
que medita contempla continuamente su objeto de meditación. En la meditación
auditiva, el sonido, canto o plegaria se repite una y otra vez, ya sea en voz alta o en
silencio. Cuando la meditación es de movimiento, éste se repite una y otra vez.
Mucha gente ensaya la meditación simplemente para relajarse y eliminar tensiones. Sin
embargo, a medida que avanzan, algunos (as) se sienten atraídos(as) por la búsqueda de
niveles de consciencia más elevados y por los aspectos más místicos de estas
experiencias.
Como primer ejercicio del Zen, cuenta tus respiraciones del uno al diez. Al llegar al
final, debes regresar al uno y repetir todo de nuevo. Si pierdes la cuenta (lo que duele
suceder muchas veces al principio) regresa al uno y empieza de nuevo.
Dedica veinte minutos o media hora a este proceso. Puedes hacerlo todos los días antes
de iniciar tus actividades ordinarias (o en otra hora que te convenga). Otra alternativa
es que dediques algún tiempo a la meditación durante el fin de semana, en un parque o
en un bosque, acompañado de algún grupo, y con un maestro, etcétera.
Cuando hayas logrado concentrarte por completo en esto, puedes pasa a un ejercicio
más avanzado, que consiste en fijar su atención al proceso mismo de la respiración. No
pienses otra cosa sino en la manera como respiras: el aire que llega a tu nariz, va
cayendo dentro de tus pulmones, permanece en ellos y finalmente lo exhalas. Esta es
una manera sencilla de meditar, porque la respiración es un proceso natural, que
continúa aunque no estés meditando.
A diferencia de otros ejercicios, aquí no se pretende controlar la respiración; solamente
te mantienes concentrado(a) en este proceso, y no en alguna otra cosa. Tomas
consciencia de tu respiración, y te das cuenta de que a veces es más profunda, mientras
que otras veces no lo es tanto. Olvidas todo lo demás y tu vista permanece baja, sin
mirar nada, o mantienes los ojos cerrados.
Al principio, puedes dedicar a este ejercicio solamente cinco o diez minutos, y después
le vas dedicando más, por ejemplo veinte minutos o media hora. En otro ejercicio
parecido, te puedes concentrar en escuchar atentamente los latidos de tu corazón.
Algunos hacen esto todos los días y otros dos o tres veces por semana…
Más adelante, aprende a mantener ese nivel de atención durante períodos más largos de
tiempo; los maestros iluminados siempre están en el estado de “consciencia pura” como
veremos más adelante.
No intentes forzar el ritmo, únicamente permite que surja de manera espontánea. Esta
técnica básica de meditación, practicada al menos durante cinco minutos, genera
sensaciones de tranquilidad y serena la mente. Si te distraes, no te preocupes; basta con
que vuelvas o concentrarte en el ritmo de la respiración. Una variante de este ejercicio
requiere que te imagines que entra la luz (y la salud) a todo tu organismo cada vez que
inhalas, y que sale la oscuridad (la depresión, el cansancio y la enfermedad) cada vez
que exhalas.
Permite que el ritmo de la respiración cambie como sea. A medida que progresa la
meditación, la respiración se puede tornar más profunda o volverse más lenta y
superficial. Permita que tu organismo establezca el ritmo correcto para ese momento
particular. La buena respiración sustenta estados de ánimo positivos, como paz,
entusiasmo y creatividad, mientras que te empeña en practicar la técnica de meditación
que más te agrada y conviene.
También pueden brotar frases espontáneas que reflejan algunos sentimientos e impulsos
que no habías tomado en cuenta. Por ejemplo: “¡Estoy harto de matarme en el trabajo
por ese miserable sueldo en el que gasto tantas horas; mejor me consigo otro mejor!”
Para aliviar las tensiones, procura respirar de manera profunda y lenta algunos
momentos. Concéntrate de manera especial en la exhalación, e imagínate que el dolor (o
molestia) sale fuera y se evapora. También puede tensar esa parte del cuerpo y a
continuación relajarla. Repite este ejercicio varias veces.
Otra molestia es la somnolencia. Cuando están muy relajadas, algunas personas sienten
ganas de dormir. Si empiezas a sentir sueño, cerciórate de que tenga una buena postura,
con la columna vertebral bien equilibrada y recta, y de que la cabeza no esté agachada.
Si tiene los ojos cerrados, ábrelos para seguir meditando con la mirada dirigida a la
pared. También puede abrir una ventana y aumentar la luz de la habitación. Otras
alternativas son que te pongas de pie y empieces a caminar en círculos alrededor de la
habitación.
Meditación con los ojos abiertos
Si deseas intentar la contemplación, basta con que coloques algún objeto a la distancia
de uno o dos metros a la altura de los ojos, mientras que estás sentado (a) en el suelo o
en una silla. Puedes elegir cualquier cosa: una flor, una pequeña copa de color azul, una
imagen o escultura pequeña, una roca, una vela encendida, o lo que quieras. Observa el
objeto y dirige hacia el toda tu atención.
Intente estar totalmente concentrado en lo que estás haciendo, sin pensar en nada más.
Te dedicas a contemplar lo que contemplas, con toda atención y constancia, hasta que
llegues a hacer de esto una importante práctica regular de tu vida diaria.
Nunca esfuerces demasiado la vista de manera que llegues a cansarte. Cuando llegues a
sentir cansancio, conviene que cierres los ojos, sin apartar la atención de tu mente del
objeto de tu contemplación.
Consciencia corporal
También puedes dirigir tu atención hacia el interior de tu propio organismo para
explorarlo y escuchar sus mensajes (=consciencia corporal, “focusing”). Siéntate o
acuéstate. Elige una postura cómoda, procura relajarte unos momentos, y luego cierra
los ojos. Presta atención a todo lo que acontece en el interior de tu cuerpo; en cada
sensación y sentimiento. No intentes entender o explicar lo que está pasando: solamente
observa de manera serena.
Si descubres que alguna parte de tu cuerpo manifiesta algún problema o molestia, por
ejemplo fatiga, dolor o tensión, o surge el recuerdo de algún incidente, no trates de
analizarte intelectualmente ni busques soluciones. Solamente déjate invadir por las
sensaciones. Trata de percibir y entender esa molestia de manera global, intuitiva y
emocional. (Unos cuantos minutos)
Busca una palabra, frase o imagen que representa, de la manera más exacta posible,
esa experiencia corporal particular, teniendo en cuenta el tono emocional (Gendlin).
Algunas de las palabras (o “claves”) que pueden reflejar el problema son: confuso,
celosa, triste, rechazado, oprimido, desanimada, enojado, etcétera (Un minuto más o
menos).
Compara la frase o imagen –la clave- con tu experiencia corporal. Haz esto varias
veces, poniendo atención a uno y luego al otro de esos dos aspectos. Si acaso las
sensaciones varían, cambia la representación (= la frase, imagen, etcétera) para que
coincida mejor y sea congruente con el problema. (Tres o cuatro minutos, en caso de
que hayas percibido algunos cambios).
Sonidos y koans
El koan no tiene solución lógica alguna: sólo sirve para concentrar intensamente la
atención en un solo pensamiento. Los estudiantes más entusiastas se dedican a la
solución de su koan durante todo el día (y durante toda la noche); van descartando las
asociaciones verbales, los pensamientos y cualquier solución lógica, por semanas
enteras, hasta que alcanzan algún tipo de iluminación y aprenden a concentrarse sin
distracciones.
Música y movimiento
Para enfocar la atención, también es posible generar sonidos internos. Por ejemplo,
vibraciones de las cuerdas vocales parecidas a las de una flauta o tambor, a las de la
lluvia o a los ruidos de una máquina.
Por lo que toca al movimiento, el Sufismo propone danzas en las que las personas dan
vueltas y repiten frases hasta que caen en estado de trance. Lo anterior es parecido al
estado de exaltación religiosa que obtienen los danzantes indígenas de muchas regiones
de México durante algunas fiestas y ceremonias religiosas, ayudados por el ritmo
repetitivo del tambor, la flauta, y de otros instrumentos musicales. Los danzantes
representan culturas y tradiciones poco valoradas y casi desaparecidas en muchos
países.
Mediante la meditación Zen se aprende a aceptar los pensamientos (y las fantasías) que
van brotando, para dejarlas pasar luego, sin aceptarlas ni rechazarlas. Dentro del
budismo, vivir aquí y ahora no es un mero ejercicio espiritual, sino que también es la
condición del sabio, que le distingue del resto de los mortales. Vivir intensamente el
presente supone que no estamos preocupados por pensamientos molestos relacionados
con el pasado o con el futuro.
Es importante advertir que nadie puede permanecer por tiempo indefinido en un nivel
de consciencia superior. Los niveles de consciencia cambian continuamente, a veces de
instante en instante, durante toda la vida.
Maslow describe algunas expansiones del campo de consciencia que van acompañadas
de un estado de ánimo elevado, y que duran bastante tiempo. Incluyen nuevas formas de
ver y experimentar el mundo, lo mismo que profundos cambios que afectan todas las
percepciones, creencias y valores.
Las denomina experiencias de tipo planicie o meseta. Por ejemplo, la madre que
contempla a su hijo recién nacido, el artista o el poeta que está sumergido en la
creación de una obra de arte, el enamorado que contempla a su amada, la persona que
escapó de la muerte y , está feliz por ello, etcétera, tienen experiencias de este tipo.
Además, Maslow menciona las experiencias cumbre, que son momentos, mucho más
intensos, de alegría y emoción. Debido a su intensidad, sólo duran escaso tiempo.
Después, el individuo regresa a sus estados de consciencia ordinarios, o a lo más
permanece algún tiempo en un estado de meseta. Algunas reacciones de profundidad
única, en las que la persona está totalmente abstraída y embobada, son ejemplo de las
experiencias cumbre.
Los que únicamente siguen el camino de la lógica jamás las alcanzan. Las personas que
se dedican a su propio crecimiento tienen mayores posibilidades de tener experiencias
místicas que las que se dedican rutinariamente a sus tareas ordinarias. Estas vivencias
son desconocidas para la mayoría de los mortales, porque ocurren muy raras veces. Sin
embargo, las religiones de todos los tiempos las mencionan e intentan explicarlas, a
pesar de que sobrepasan cualquier lenguaje conocido.
Quienes han tenido estas experiencias son capaces de apreciar el carácter sagrado de
las cosas ordinarias que ellos realizan y de la naturaleza que les rodea. Un punto muy
importante es que contemplan a las demás personas, y al universo que les rodea, con
amor fraterno e intensa compasión y respeto.
Por el contrario, una trampa de los falsos visionarios es evitar involucrarse con el
mundo que les rodea. A diferencia de lo que sucede con la iluminación genuina, quedan
a merced de su neurosis y rompen cualquier lazo afectivo con sus semejantes (de
manera egoísta), para dedicarse a la búsqueda de ilusorios paraísos interiores, con o
sin la ayuda de las drogas alucinógenas.
Como señala James, el místico tiene en su campo de consciencia una experiencia clara
y perfectamente definida, pero no encuentra palabras para expresarla. Se siente como
alguien que trata de explicar la experiencia de ver a un ciego de nacimiento.
Lo que los iluminados nos relatan, es comprensible para los que han tenido
experiencias parecidas, pero asombra a los no iniciados. Por eso, ellos se ven
obligados a convertirse en poetas y artistas para comunicarnos sus experiencias
mediante imágenes, parábolas y símbolos profundos. Como metáfora favorita, los
iluminados utilizan al amor en todas sus formas. A partir de sus experiencias interiores,
el universo y las personas, que antes parecían incomprensibles (o incluso
desagradables), se ven luminosas, verdaderas y transparentes.
Todas las cosas son manifestaciones y reflejos del verdadero ser que coincide con la
única energía fundamental (Dios, Espíritu, Vacío, Luz, Cosmos, Universo, etcétera) Si
buscáramos un propósito a la iluminación, tal vez coincidiríamos en que trata,
sencillamente, de una actividad evolutiva mediante la cual el universo se hace
consciente de sí mismo, viéndose sin principio ni fin, y de esta manera logra
comprenderse a sí mismo.
Capítulo 12
Decide algo muy importante que quieres lograr: ¿Quiere tener salud, o prefieres los
goces pasajeros? ¿Deseas tener independencia económica? ¿Vas a estudiar para ser
profesionista o técnico especializado, o vas a trabajar en algo que no requiere esos
estudios? ¿Necesitas cambiar de trabajo? ¿Te interesa encontrar una pareja o un socio?
¿Deseas viajar, etcétera?
Asegúrate de que tu meta principal es clara y vale la pena. Dedica algún tiempo a
escribirla de manera detallada. Escribe en una o dos páginas un breve resumen de su
proyecto de vida y trabajo:
1. Mi meta consiste en…
2. Voy a alcanzar esta meta en el plazo de (tantos días, semanas o meses)...
3. Los motivos principales por los que quiero lograr esta meta son...
4. Alcanzar la meta es para mí muy importante, porque...
5. Cuando alcance esta meta, me sentiré muy bien porque… (haz una lista de
los beneficios que obtendrás).
6. Las frases positivas que me pueden ayudar a conseguir mi meta son...
7. El primer paso que voy a dar en dirección a esa meta es... Y voy a dar ese
paso ahora mismo.
Usa frases positivas el tiempo presente. Describe los motivos que te parecen más
importantes y los beneficios que esperas obtener cuando tu meta se convierta en una
realidad. Puedes leer este pequeño escrito en voz alta varias veces al día, para
estimular tu imaginación (y los aspectos menos conscientes de tu personalidad.
No te preocupes si esto te parece poco inteligente; comprobarás la utilidad de esta
técnica a medida que te sientas más entusiasmado y obtenga mejores resultados.
La imitación te puede ayuda para que te entusiasmes y organices mejor tu vida. Mira a
tu alrededor y encuentre algunas gentes a las que admiras, y que viven de maneras que
te agradan (jefes, maestros, amigos, figuras importantes que aparecen en los medios de
comunicación, etcétera).
Obsérvalos y aprenda cómo hacen las cosas extraordinarias a las que se dedican.
Algunos jóvenes que desean ser abogados, pintores, arquitectos, periodistas, etcétera,
encuentran la manera de ser alumnos y aprendices de los más destacados en su país o
el extranjero; los conocen de cerca y les preguntan lo que necesitan saber.
Construye una imagen mental de tales personas y ve incorporando a tu propia
personalidad algunos de sus mejores rasgos (y de su manera de comportarse), por
ejemplo su sinceridad, su amor por la naturaleza, su habilidad para dibujar, para curar,
etcétera.
Las madres primerizas aprenden muchas cosas acerca del cuidado de sus bebés
observando cómo tratan a sus hijos las madres que tienen más experiencia y mayor
habilidad para ayudar a los niños a crecer y desarrollarse cuando son pequeños.
También puedes aprender mucho de los personajes de la historia que fueron notables en
la profesión o actividad que hayas elegido: los grandes políticos, administradores,
aviadores, marinos, educadores, y así por el estilo.
Una buena práctica para toda tu vida es que vuelvas a examinar tus metas principales
cada seis meses, para que así vayas haciendo los cambios que sean necesarios. Te
darás cuenta de que algunas metas ya no son tan importantes, o ya se cumplieron,
mientras que otros propósitos ahora son prioritarios y necesitas tomarlos en cuenta.
“Si me enojo con alguien, me trago el coraje, porque siempre tengo que estar
sonriendo y complaciendo a la gente. Luego llego a la casa y tengo que comer
algo. Y cuando me siento deprimida, nada más me dan ganas de ver tele y comer.
Lo mismo me pasa cuando siento envidia, miedo y nerviosismo. Todo esto lo
“curo” con la comida. Cuando me siento contenta, también tengo que festejar
comiendo. Luego me digo que por ahí no era, y entonces me culpo y me digo:
“volviste a comer”. Me da mucho coraje. Espero unas horas y luego vuelvo a
comer mucho y después me siento culpable, y así todos los días.
Cuando veo tele, me traigo toda la comida que puedo. Un paquete completo de
pan rebanado, todo el jamón que encuentro, queso, mermelada, etcétera, y todo
me lo como. Mi mamá se queja porque me comí en un rato lo que ella había
comprado para una semana de la familia. También le robo dinero a mi mamá
para comprar toda clase de frituras y antojitos”.
Las personas pasivas se comportan como si fueran menores de edad, porque esperan
que los demás las cuiden; se las ingenian, de muchas maneras, para evadir sus
responsabilidades. Una madre consentidora cae en esa trampa y les repite a todos sus
conocidos: “Pobrecito de mi hijo, es un borracho “muy enfermito”, pero mi deber es
cuidarlo y mantenerlo toda la vida”.
La verdad es que se trata de un joven de veinte años, saludable, inteligente, y muy capaz
de estudiar y ganarse la vida de muchas maneras, pero su mamá insiste en “chiquearlo”
y sobreprotegerlo para sentirse la heroína y la santa mártir.
Muchas personas son adictas al tabaco, al alcohol, a la comida y a las drogas. Otras son
adictas al juego, al peligro, al activismo, o al sexo; se obsesionan por mejorar la
apariencia física, o se aferrarse a sus propias opiniones (terquedad y fanatismo político
y religioso). La solución directa consiste en eliminar los hábitos que nos esclavizan, y
las rutinas que nos desmotivan, para construir en su lugar otros hábitos más saludables.
Podrás superar tus problemas cuando tengas los motivos suficientes para hacerlo y
apliques las técnicas adecuadas. Las técnicas de auto-ayuda psicológica aplicada a la
modificación de conductas han probado su eficacia en millones de personas de todos
los países del mundo.
Schachter reporta que el 63% de las personas que intentaron bajar de peso o dejar de
fumar - y estaban muy bien motivadas- tuvieron éxito en su primer intento, apoyándose
en sus propios esfuerzos, y sin la ayuda profesional de psicólogos o médicos. También
mantuvieron sus logros durante muchos años; otras personas, que también estaban bien
motivadas, tuvieron éxito cuando aplicaron de nuevo las técnicas de la autoayuda
psicológica.
Las personas que desean cambiar algún hábito negativo de manera exitosa, necesitan
abandonar la “etapa de evitación”, para recorrer otras cuatro etapas sucesivas: 1.
Contemplación, 2. Planeación, 3. Acción, y 4. Mantenimiento.
Contemplación
¿Cuáles conductas deseas cambiar? Elige una o dos, a lo más. Por ejemplo, dejar de
fumar, ser más amable y sociable, estudiar mejor, bajar de peso, hacer ejercicio,
conseguir trabajo o pareja, y así por el estilo. Primero dedícate a entender las
dimensiones del problema; evalúa con cuidado los obstáculos y también las
posibilidades.
Entre los obstáculos que debes superar para empezar a moverte, está el miedo a lo
desconocido, el temor al fracaso y a la censura social (qué dirán tus padres, tus amigos
y amigas) y la resistencia a abandonar las rutinas establecidas. Así, las personas que
están acostumbradas a sentirse mal, temen la salud, el bienestar y el éxito, porque
suponen -de manera irracional- que después les irá muchísimo peor.
Muchos jóvenes prefieren la satisfacción del momento y se dedican a comer sin medida
(beber y fumar, etcétera) en cuanto sienten ansiedad, en vez de practicar algún deporte o
ejercicio, con lo cual podrían llegar a disfrutar un cuerpo fuerte y saludable en unas
cuantas semanas.
Existen las pequeñas satisfacciones a corto plazo, y las grandes satisfacciones que
requieren plazos más largos. Algunos placeres parecen la gran cosa, aunque no lo son
tanto, como beber mucho en una fiesta y hacer que todos se rían de tus chistes (y de ti,
desde luego, porque hiciste el ridículo).
Una razón no siempre es un motivo, porque los motivos incluyen los sentimientos, y
funcionan mucho mejor que las ideas abstractas. Tus propios motivos personales son
muy valiosos, porque ellos te ayudarán para que no pierdas las ganas, y -si los tienes
presentes- podrás seguirte esforzando durante el tiempo que sea necesario.
Haz es que deseas hacer, por un buen motivo: para que tus padres, amigos y
compañeros se sientan orgullosos de ti, y ya no estén preocupados; por el bienestar de
tu pareja (o de tu mejor amigo), porque te valoras, por tu propia vida, por tu salud y
felicidad, para que seas una persona mejor, para que aprendas a controlarte, para
ayudar a los demás, para que los demás te aprecien y estimen, por el bien de tu
comunidad y del país, etcétera.
También necesitas considerar las desventajas de seguir con los hábitos nocivos, por
ejemplo el riesgo del cáncer pulmonar si fumas mucho, de la cirrosis del hígado si
bebes, la diabetes y toda clase de enfermedades si tienes sobrepeso, etcétera. Los
graves riesgos a la salud y a la propia vida también son fuertes motivos personales que
puedes tomar en cuenta para dejar de fumar, eliminar el sobrepeso, etcétera.
Además, hay muchas ventajas en dejar un hábito destructivo; así, si dejas de fumar tu
cerebro funcionará mejor y te comportarás de manera más inteligente y creativa, tendrás
más energía para el deporte, dejarás de oler mal, tu piel será más juvenil, dormirás
mejor, etcétera. Los estudiantes que no fuman (ni usan otras drogas) obtienen mejores
calificaciones, debido a que su cerebro tiene el oxígeno necesario para concentrarse,
recordar mejor y funcionar de manera más ágil y creativa (Navarro).
Tu proyecto de cambio tendrá éxito porque está sustentado por tus mejores estados de
ánimo (= tienes entusiasmo y confías en ti mismo). Además, otros aspectos menos
conscientes de tu personalidad (a nivel emocional y bioquímico) empezarán, desde
luego, a buscar y encontrar las maneras de alcanzar el éxito, aunque tú ni siquiera te
enteres de esto.
Planeación
Apoyado en la firme decisión de mejorar, como tu propio terapeuta, te conviene
dedicarte a diseñar los procedimientos psicológicos adecuados para solucionar tu
problema particular. Define exactamente lo que quieres lograr. Por ejemplo, si deseas
bajar de peso: ¿cuántos kilos en total? ¿Cuántos vas a bajar cada semana? ¿En cuántas
semanas vas a lograr su propósito?
En cuanto te hayas fijado una fecha concreta, desarrollarás una expectativa de cambio, y
todo tu organismo se dirigirá hacia esa meta, incluyendo tus aspectos impulsivos,
viscerales y cósmicos (espirituales).
De esta manera podrás identificar las situaciones de mayor riesgo, junto con las
necesidades emocionales que necesitas atender; por ejemplo, dar salidas más
constructivas a la angustia para no dedicarte a fumar, o eliminar los sentimientos de
soledad buscando amistades para que no sientas tantos deseos de comer de manera
compulsiva.
A continuación elige una manera concreta de medir los cambios que deseas hacer. El
propósito es que puedas llevar un registro diario de la conducta que desea eliminar o
de la que te interesa adquirir. En otras palabras, necesitas fijarte una meta diaria, para
luego evaluar, al final del día (o de la semana) cuál fue tu desempeño real. Algunos
ejemplos:
1. Bajar de peso: anota los kilos que lograste perder cada semana, y
(en otra anotación) los minutos diarios que dedicas para hacer
ejercicio.
2. Estudiar más: anota el tiempo que dedicas diariamente a estudiar
con toda tu atención.
3. Depresión: anota el número de pensamientos depresivos durante el
día, para lo cual se hace una rayita en una tarjeta por cada
pensamiento negativo que te vino a la mente y lograste eliminar,
diciendo ¡Basta! (capítulo diez)
4. Enojo: número de veces al día que te sentiste irritado (a), pero te
controlaste, lo olvidaste y no diste rienda suelta a su enojo.
5. Anorexia: anota el peso ideal que te corresponde de acuerdo a tu
edad y estatura; luego necesitas anotar al fin de cada semana
cuantos kilos aumentaste, hasta que llegues, finalmente, al peso
que necesitas para lucir tu verdadero atractivo.
6. Bulimia: anota los días en que no vomitaste de manera forzada ni
viste los sitios de Internet que afirman que eso es la gran cosa;
felicítate cada día que lo logras.
7. Dejar de fumar: anota el número de cigarrillos que fumaste ese
día, y disminuye uno el día siguiente,
8. Autoestima: anota el número de frases de aliento que te dijiste ese
día.
9. Sociabilidad: anota el tiempo que utilizaste para relacionarte con
otras personas, de manera alegre y espontánea.
10. Dejar de beber: anota las veces que te controlaste y no bebiste
aunque tuviste el deseo (la fantasía) de hacerlo. También anota, –
por separado- las veces que recibiste una invitación para beber y
tu no la aceptaste.
11. Alguna otra cosa que a ti te interese evitar (no hacer) o hacer con
mayor frecuencia.
Acción
Después de que hiciste algunas reflexiones y llegaste a la decisión de romper algún
hábito que te perjudica, o para otro que te favorece, necesitas dedicarte a llevar
algunos registros diarios y semanales.
Conviene que adaptes los registros a tu situación personal, porque en ellos vas a
anotar las conductas específicas en las que decidiste que vas a trabajar. Por ejemplo,
la tabla 13.1 ilustra la manera de llevar un registro de cuatro columnas con el
propósito de dejar de fumar.
Al final del día, suma el número de los cigarros que fumó, y conserva esa hoja. Coloca
otra tarjetita en la caja de cigarros, y deja en ella (o en ellas) solamente los cigarros
que decidió fumar al día siguiente, etcétera. Un buen plan es que decida fumar un
cigarrillo menos al día siguiente (o uno menos cada dos días), hasta que ya no fumes
nada después de diez semanas; así no sentirás demasiadas molestias durante todo ese
tiempo.
Cuando haya pasado la primera semana, saca el promedio diario; luego elaboras una
gráfica, en la que anota abajo los números de varias semanas, y del lado derecho la
cantidad de cigarros que ha fumado cada semana.
Cuando termina cada semana, saca el promedio, y vas dibujando la gráfica con los
nuevos datos; observarás que la cantidad disminuye, semana por semana. Continúas
haciendo esto hasta que dejes de fumar completo. De todos modos, necesitas mantener
la gráfica en ceros otras seis u ocho semanas, para que se siga animando y mantenga el
éxito logrado (tabla 13.2).
Tabla 13.2 Ejemplo del modo de llevar una gráfica de autocontrol de disminución a
partir de una línea base. Aunque la persona dejó de fumar por completo
en siete semanas, llevó el registro de mantenimiento por otros dos meses.
Importa mucho que las personas que quieren eliminar un hábito perjudicial, igual que
las que se empeñan por desarrollar un nuevo hábito favorable, caigan en la cuenta de lo
que está haciendo, y para eso vayan registrando cuidadosamente las conductas que les
interesan, a medida que ocurren.
De esta manera las van controlando, y así dejan de ser automáticas. Si estas decidido a
ensayar esta técnica, que es tan efectiva, necesitas llevar contigo la hoja de registro;
procura también hacer las anotaciones diarias y semanales con mucho empeño.
A continuación reemplaza ese hábito nocivo por uno nuevo: se dirige una frase de
aliento y se alegra por ser lo que es, y también por todo lo ha logrado ser y hacer. En
otra columna, también hace una rayita por cada frase positiva y alegre que se dirige a sí
mismo durante el día.
Cada día que cumple con lo que se propuso representa un paso más hacia su meta de
sentirse mejor, más entusiasta y lleno de energía (y no solo menos angustiado y
deprimido). Para que todo funcione bien, necesita llevar el registro diario (y la gráfica
semanal) durante dos o tres meses.
Ese joven se dará cuenta a los pocos días que sus pensamientos alegres y positivos van
aumentando, mientras que las frases negativas y autodestructivas cesan por completo.
En otro ejemplo más, la meta final de una mujer con sobrepeso es bajar treinta kilos. Si
baja un kilo por semana, al final del mes habrá bajado cinco kilos. Se pesa
todos los días, en la mañana, y anota esa cantidad; además, traslada su peso diario a
una gráfica que tiene los días de la semana, y de esta manera se alegrar por los
resultados que va obteniendo de semana en semana, y de mes en mes.
De manera segura, y sin grandes problemas, esa mujer habrá logrado su objetivo en
cinco meses, más o menos. Es muy conveniente que sepa felicitarse y premiarse por
los avances que va logrando cada semana.
Sea cual sea el propósito que te hayas propuesto cumplir, necesitas animarte por tus
logros diarios y semanales, en lugar de culparte y atemorizarte de manera indebida y
poco racional por el tiempo que te falta para llegar a la meta final que te has propuesto.
Si deseas hacer ejercicio, puedes pegar una hoja cerca del aparato que empleas (por
ejemplo cerca de la bicicleta fija) para anotar, al final de cada sesión, los minutos que
empleaste en ejercitarte. De hecho, algunos aparatos de ejercicio ya incluyen
contadores de todos estilos.
Necesitas reunir los datos diarios del tiempo que haces ejercicio, para hacer una
gráfica semanal, y llenar esa gráfica durante algunas semanas o meses, hasta que ya
tengas bien establecido el hábito de hacer ejercicio de manera regular.
Conviene advertir que las personas que se dirigen frases de apoyo al final del día
porque redujeron el número de cigarrillos que fumaban, etcétera, alcanzan sus
propósitos con mucha facilidad, mientras que los que no lo hacen (=las que no se
premian ni se apoyan a sí mismas) no logran ningún cambio notable.
En otras palabras: las personas que tienen éxito, tuvieron el cuidado de premiarse de
alguna manera; por ejemplo, se permitieron ver la televisión por un rato, se divirtieron
con la computadora, o fueron con sus amigos/as como recompensa (como premio) por
haber estudiado algunas horas.
Para mantener los cambios, es muy importante que determines los premios y
recompensas (= las consecuencias) que te irás proporcionado a medida que disminuya
la frecuencia de las conductas que deseas eliminar, o aumente la de las que
corresponden a hábitos favorables que deseas establecer. Nunca olvides que eres tu
mejor amigo. Como tal, necesitas animarte y premiarte por todos los avances que vas
logrando
Los “reforzamientos positivos” son aquellas cosas que son valiosas y placenteras para
alguien en particular, desde un helado o un chocolate, hasta viajes a otros países.
Existen varios tipos de reforzamientos positivos: 1. Los reforzamientos sociales, como
las sonrisas, las frases de aliento, los abrazos y las palmadas en la espalda, 2. Los
reforzamientos materiales, como el dinero, los libros, los juguetes, la ropa y la
comida, y 3. Las actividades gratas preferidas, como los juegos, la televisión, los
deportes, el tiempo de Internet, las películas, la música, el baile y la música, etcétera.
Necesitas aprender a recompensarte de manera habitual por cualquier trabajo bien
hecho, así como por las metas que has cumplido.
Es bueno que te empeñes por darte, cuando menos, un reforzamiento positivo diario, y
también otro semanal, lo que es más importante. El reforzamiento diario puede ser
pequeño, como ver un rato la televisión, mientras que el reforzamiento semanal tiene
que ser algo que sea agradable e importante para ti, por ejemplo ir al cine, salir a
comer en un restaurante con un amigo/a, etcétera.
Alégrate por los avances que vas logrando, y toma consciencia de los aspectos
positivos de la modificación de hábitos, como los beneficios a tu salud, elevar la
autoestima, mejorar las calificaciones, los kilos de menos, etcétera.
También existen los castigos útiles (reforzamientos negativos), por ejemplo, la persona
que desea dejar de fumar se obliga a depositar cien pesos en una alcancía cada día que
fuma más de la cuenta, y al final de la semana regala ese dinero a alguna persona que le
cae muy mal.
El individuo que come sin medida, se puede imaginar que si sigue así, va a padecerá
toda clase de enfermedades y molestias: dolor en las articulaciones y en la cabeza,
enfermedades en los pulmones y el corazón, diabetes, etcétera. También se moverá con
mayor dificultad y perderá su atractivo físico, por lo que no le interesarán gran cosa las
actividades sexuales.
Del igual manera, el joven que bebe demasiado se arriesga a cirrosis del hígado, daño
cerebral, impulsos incontrolables, abandonar sus estudios, pérdida del trabajo y de su
dignidad, separación de su pareja, serios problemas con sus compañeros, morir antes
de tiempo, etcétera.
Cuando alguien ya ha logrado su meta la mayoría de las veces, puede intentar alcanzar
una meta más elevada. Por ejemplo, si un joven deseaba dedicar más tiempo al estudio
y prestar mayor atención en clase para alcanzar un promedio de 7, sin materias
reprobadas, cuando ya alcanzó esa meta, y la mantiene por algunos meses, le conviene
esforzarse por alcanzar un promedio de 8.5 o 9, también sin materias reprobadas.
De esta manera podrá lograr su nueva meta de ingresar a los estudios superiores con
facilidad; años después, podrá obtener una beca para hacer estudios de maestría y
doctorado en este país o en el extranjero.
Otras beben en las fiestas porque sus amigos los invitan (y también para estar alegres
y divertirse con ellos). Otras circunstancias son las comidas y bebidas de negocios, lo
mismo que el café y los pastelitos con las amigas. Pueden beber con moderación, y
comer un pastelito en vez de cinco, etcétera.
Además, para bajar de peso, y también porque tus músculos lo necesitan, te conviene
hacer ejercicio de manera regular, y evita una vida sedentaria y aburrida. Si comes por
ansiedad, soledad y aburrimiento, es mejor que llames a un amigo para platicar o ir a
algún lado, o que te dediques a hacer algo que a ti te interese.
Los estudiantes que acostumbran comer sin medida viendo televisión (y con música a
todo volumen) se distraen y no prestan atención a lo que deberían estar haciendo. No se
pueden concentrar, y al final tampoco se acuerda de nada. Necesita un ambiente
tranquilo que les ayude a aprender con mayor facilidad.
Si tienes muchas distracciones en su casa, puedes elegir otro sitio más adecuado para
estudiar, como una biblioteca, un parque, una azotea, etcétera. Más adelante, al llegar
allí sentirá paz y tranquilidad, porque ese sitio ha quedado asociado con el hábito (y el
clima emocional favorable) que te facilita que hagas eso con gusto y tranquilidad.
Lo mejor es que cualquier estudiante vea televisión, salga con sus amigos/as, etcétera
después de que terminó sus tareas escolares y los demás compromisos, como un
merecido premio por haberlas realizado bien.
Con el uso apropiado de las recompensas (los reforzamientos positivos), a corto plazo
tendrá más ganas de estudiar y será más empeñoso en cumplir las demás tareas y en
su participación activa e inteligente en clase, con lo que sus calificaciones mejorarán
de manera muy notable.
Cuanto a las personas que fuman demasiado, lo mejor es que dejen de fumar de golpe.
Desde luego que esto requiere buenos motivos. Cuando alguien deja de fumar de esta
manera, el nerviosismo y las ganas le van a durar dos o tres semanas, por la adicción a
la nicotina. Muchas personas solamente tiran la cajetilla de cigarros, y ya no aceptan (ni
solicitan) que les regalen cigarrillos.
En lugar de fumar, algunos mastican un chicle sin azúcar, beben un poco de agua, o
comen trocitos de jícama, etcétera.
Las mujeres embarazadas que fuman, tienen hijos menos saludables, debido a que la
sangre que comparten con su bebé tiene menos oxígeno y más toxinas. Un excelente
motivo para dejar de fumar es procurar que el bebé no corra riesgos indebidos, y nazca
muy sano.
Si tienes problemas con tu manera de beber, cuando tomes una bebida alcohólica, hazlo
despacio y saboreando. Espere suficiente tiempo antes de tomar otra, para que te des
cuenta de lo que estás haciendo. Nunca bebas una bebida tras otra, de manera
compulsiva. Tampoco lo hagas con el estómago vacío; consume alimentos mientras
tomas. En vez de seguir con más alcohol, toma un refresco, agua o un jugo.
En el caso de que bebas mucho, necesitas fijarte el límite máximo de dos bebidas al
día, si eres hombre, o una, si eres mujer. Después de dos o tres semanas, en lugar de
beber todos los días, declara un descanso al alcohol; escoge uno o dos días a la semana
en los que no vas a beber nada de eso. Pasado algún tiempo, puedes intenta dejar el
alcohol por más días, hasta que logres hacerlo durante una semana.
No tienes por qué sentirte obligado (a) a beber alcohol o consumir drogas, cuando otras
personas lo hacen, ni tampoco tienes la obligación de aceptar cualquier trago que
alguien te ofrece. Aléjate de las personas (los supuestos amigos y amigas) que te hacen
la vida difícil, y te molestan cuando no estás consumiendo alcohol o drogas.
Alégrate a medida que vas recuperando la salud (emocional, mental y física), junto con
las ganas de estudiar y de trabajar. Esto también te ayudará a mejorar las relaciones con
tus familiares y amigos, porque ya no estarás ansioso, sujeto a explosiones irracionales
de ira, celos, llanto; ni tampoco serás el inoportuno payaso de las fiestas.
Necesitas desarrollar fuertes hábitos que valen la pena, como leer, estudiar, pintar,
bailar, viajar, hacer deporte y ejercicio, y dedicarte a ellos de manera entusiasta. No
olvides que a ti te corresponde hacerte cargo de todas sus necesidades, desde las más
básicas como una buena alimentación y respiración, hasta las sexuales, emocionales,
intelectuales, intuitivas y espirituales.
Sin lugar a dudas, los padres que animan y premian a sus hijos por sus mejores
esfuerzos, y también dialogan con ellos de manera calmada y razonada, obtienen
mejores resultados que los que los amenazan y castigan. En lugar de temor,
resentimiento o rebeldía, obtienen de ellos colaboración, respeto, cariño y admiración.
Según Prochaska y otros, la mayoría de las recaídas (el 35%) ocurren junto con las
emociones destructivas: períodos de angustia, ira, depresión, estrés y aburrimiento.
Otro 16% sucede en situaciones sociales molestas, por ejemplo, después de un pleito
con la pareja, disgustos con algún pariente, amigo o jefe, luego de reprobar, chocar el
carro, etcétera.
Además, 20% retoma los hábitos nocivos debido a las presiones sociales: “Vente a
tomar un trago con tus amigos”, o por juntarse con gente que no quiere dejar esos
hábitos. Otro 10% de las recaídas se relaciona con intensos sentimientos de soledad.
Según Scogin y otros, las personas que controlaron bien sus hábitos utilizaron los
mismos métodos que las que recayeron; sin embargo, la importante diferencia es que
estaban mejor motivadas y siguieron insistiendo hasta que encontrar alguna técnica que
a ellos les funcionó de manera efectiva.
Procura no cambiar una adicción por otra que también te puede perjudicar. Algunos
alcohólicos compulsivos que dejan de beber, se dedican a fumar. Otros dejan de fumar,
pero se dedican a comer demasiado, o se vuelven adictos al trabajo, etcétera. Por lo
común, esas personas no hacen nada para salir de sus estados emocionales negativos
(angustia, depresión, etcétera) que los impulsaron a sus adicciones.
La estrategia es sencilla: la persona necesita sustituir el mal hábito por otro que es
incompatible y más aceptable. En primer lugar, te dedicas a observar, con todo detalle,
el hábito indeseable que decidiste cambiar. A continuación, eliges otro hábito
alternativo. Este hábito nuevo no debe interferir con las actividades normales diarias, y
debe pasar inadvertido por las demás personas; es más conveniente elegir una conducta
(= una actividad) que sea fácil y que no gaste mucho tiempo.
Algunos ejemplos: tomar un objeto, como un lápiz o un llavero (para apretarlo o darle
algunas vueltas); apretar ligeramente el puño de la mano, etcétera. Cualquiera de estas
conductas es incompatible con morderse las uñas o arrancarse los cabellos; también
ayudaría que la persona se limara las uñas o se peinara el cabello de vez en cuando.
Respirar bien es incompatible con las toses nerviosas, y en lugar de los tics nerviosos
de los ojos, conviene cerrarlos deliberadamente, con fuerza, por unos instantes. Hasta
beber un poco de agua es incompatible con algunos hábitos indeseables, como llevarse
un cigarro a la boca, comer demasiado, o beber alcohol. A medida que observas tus
hábitos con mayor detalle, te será más fácil controlarlos.
La intención paradójica es otra técnica terapéutica que es útil para controlar los
pensamientos obsesivos y algunas fobias. Cuando alguien está luchando sin éxito contra
algo, el terapeuta le da instrucciones para que se deje caer en el abismo y trate de
intensificar al máximo los síntomas que le molestan. Para sorpresa de muchos, con esto
desaparecen los síntomas.
Por ejemplo, al individuo que tartamudea se le recomienda que se dedique a
tartamudear deliberadamente, durante diez minutos, varias veces al día, cuando está
solo. Esta técnica le permite reírse de sus síntomas y perderles el miedo. También le
conviene dedicarse a tensionar el cuerpo lo más que puede; como resultado, este se
relaja de manera automática, y eso contribuye también para recuperar el control de la
voz.
De igual manera, la persona que tiene un tic, por ejemplo cierra un ojo, o le tiemblan
las manos, practican las conductas indeseables en sesiones diarias de quince minutos
cada una, hasta que su cerebelo (cinestesia motriz) y su cerebro recuperan el control
voluntario. Conviene que las sesiones sean de cinco a diez minutos, varias veces al
día.
Capítulo 14
La liberación sexual y orgásmica
Los adolescentes prestan mucha atención a las consecuencias sociales de su apariencia
física. Tienden a ver su cuerpo desde el punto de vista de las demás personas y son muy
influenciables por las opiniones de sus compañeros. Algunos jóvenes de ambos sexos
consideran que los cambios sexuales de la pubertad son agradables, mientras que otros
los viven con disgusto, e incluso tratan de ocultarlos porque se sienten observados.
A partir de la maduración sexual que se da en la pubertad, hay un período, cada vez más
prolongado en las culturas citadinas, en el que los jóvenes de ambos sexos aún no están
preparados para afrontar las responsabilidades económicas, sociales y emocionales de
la unión sexual más estable. En las grandes ciudades, asisten a la escuela más tiempo
que antes.
Es conveniente que los jóvenes de ambos sexos reciban información, en primer lugar de
sus propios padres, pero también de sus maestros, acerca de las relaciones sexuales,
del uso apropiado de anticonceptivos y del embarazo. Conviene extender la
información a los riesgos de contraer enfermedades venéreas (incluyendo el Sida), así
como los recursos para recibir atención médica adecuada en caso necesario.
Junto con los aspectos biológicos, la sexualidad humana tiene aspectos psicológicos y
sociológicos. A sus 12 ó 13 años, las chavas y los chavos coquetean con el ligue, el
faje el “acostón”, entre discursos sociales que promueven las relaciones sexuales o la
abstinencia (Aguirre). Los adolescentes inexpertos tienen miedo (y más las mujeres),
porque nadie les habló del legítimo placer que proporciona el sexo, ni de las maneras
de lograrlo. Están muy confundidos por el doble discurso entre la moral tradicional y el
modernismo, que les otorga el aparente permiso para que ejerzan su sexualidad con
toda libertad, e incluso sataniza la virginidad.
En el fondo de todo hay una moralina mojigata (Novoa), porque el catolicismo inventa
pecados sexuales por todas partes, defendiendo un maniqueísmo feroz que pretende
sacrificar el cuerpo para salvar el alma (ver el apéndice dos). Esto impide que las
personas estimen la sexualidad como un aspecto bello, valioso e inseparable de sí
mismas.
Las personas adolescentes inician su vida sexual entre los 15 a los 19 años; sus amigos
y amigas ejercen mucha presión para que inicien su vida sexual a edades tempranas,
pero no les dicen que tienen que protegerse. La mayoría de ellas no toma ninguna
medida para prevenir los embarazos indeseados y las enfermedades de transmisión
sexual.
Algunos hombres evitan involucrarse emocionalmente con las mujeres a las que hacen
el amor. Creen que el cariño y los sentimientos son algo que las mujeres les pueden
proporcionar, mientras que ellos, a cambio, les ofrecen algunos regalos o son sus
proveedores. Para cualquier macho narcisista, los placeres del sexo son inagotables,
puesto que en las sociedades mercantilistas los intercambios sexuales siempre están a
la vista, como una mercancía que se compra, vende o intercambia.
Por su parte, a muchas jóvenes les importa mucho tener hijos para dedicarse a cuidarlos
a ellos y a su marido (y que él las mantenga). Sin embargo, por sus represiones y sus
inhibiciones “religiosas”, muchas de ellas no son capaces de disfrutar plenamente las
relaciones sexuales, ni tampoco llegan al orgasmo.
Aunque se dan cuenta de que pueden quedar embarazadas desde su primera relación
sexual, no se atreven a pedir a su compañero que utilice condón, por miedo a que él
piense que tuvieron algunas experiencias sexuales previas. La mayoría de ellas confiesa
que no conoce otros métodos anticonceptivos, y que tampoco los usaron durante la
primera relación sexual.
Las adolescentes que tienen hijos entre los 14 y 19 años de edad, creen que el embarazo
les permitirá acceder a un estatus de adultez; sin embargo, no están preparadas (ni
física ni emocionalmente) para ser madres; además, sus descendientes pueden nacer de
manera prematura, con problemas de bajo peso, anemia y síndrome de Down, entre
otros.
La vida social de estas adolescentes se limita mucho, debido a que tienen que
abandonar sus estudios para ingresar al trabajo informal, muchas veces sin guarderías
ni protección social. Viven en condiciones de severa marginación, y sus hijos tienen
que ingresar al mercado laboral a edades tempranas para contribuir al magro sueldo
que ellas aportan. Al final, cuando hayan crecido, sus hijas repetirán el mismo patrón
de convertirse en madres solteras.
El aborto merece una mención especial, porque este procedimiento (que ya se legalizó
en el Distrito Federal) rebasa el millón por año. Su práctica, sobre todo para las
mujeres de pocos recursos y educación, conlleva una elevada tasa de mortalidad; muere
una mujer por cada 250 abortos, mientras que en los países más desarrollados una
mujer muere por cada 3,700 abortos (Álvarez-Gayou). Por supuesto que lo mejor
hubiera sido que ellos (y ellas) hubieran utilizado anticonceptivos.
La evidencia científica demuestra que el impulso sexual de las mujeres es tan intenso
como el de los hombres. Algunas mujeres tienen impulsos sexuales normales, pero se
sienten culpables por esto. Consideran que sus deseos y sus conductas sexuales
merecen un castigo terrible. Al buscar relaciones sexuales con individuos agresivos,
satisfacen sus deseos sexuales y también se aseguran de recibir un castigo, en forma de
maltrato y no llegando al orgasmo.
Mc Cary sugiere que la culpa sexual es más intensa y frecuente en los hombres que en
las mujeres, porque ellos creen que son los instigadores de cualquier conducta sexual.
Algunos jóvenes llegan a pensar que les toca cargar con la responsabilidad de la
participación de su compañera. Las situaciones de confusión y culpa motivan a los
individuos que dirigen comentarios agresivos y degradantes hacia la mujer con quien
han compartido la más íntima de las experiencias humanas.
Cada individuo (hombre o mujer) reacciona de diferente manera. Sin embargo, como
parte del machismo y de la religiosidad tradicional, a muchas mujeres las entrenan para
inhibir su sexualidad y frenar cualquier respuesta impulsiva y espontáneas ante los
estímulos sexuales comunes y corrientes. Les permiten apreciar el apoyo y el
romanticismo de una relación, pero no tanto el placer y la alegría de la satisfacción
sexual plena.
Los hombres machistas se sienten obligados a demostrar su virilidad en cualquier
ocasión, seduciendo (conquistando) a cuantas mujeres encuentren en su camino. No
deben mostrarles ternura y apego, salvo en raras ocasiones, para que nadie les diga que
son “afeminados”. Suponen que son superiores a las mujeres, a las que consideran
meros objetos de placer, salvo a la que va a ser la legítima y abnegada madre de sus
hijos. Creen que las mujeres tienen la obligación de obedecerlos; ellos necesitan
someterlas y controlarlas en todo.
Algunas mujeres se imaginan que basta con su gran cariño romántico -demasiado
idealista- para que cambie radicalmente la conducta de su pareja y ambos vivan felices.
Por ejemplo, esperan que el alcohólico deje de beber cuando se case o viva con ellas.
Sin embargo, después de haber tenido hijos, se agudizan los problemas y los pleitos son
cada vez más violentos. La mutua distancia, el resentimiento y la frialdad se hacen cada
vez más evidentes.
Las mujeres sumisas se sienten obligadas a aceptar las relaciones sexuales sin importar
su estado de ánimo, sus ganas o su cansancio. No es decente que manifiesten sus
preferencias sexuales a su pareja, ni que busquen maneras de lograr su propia
satisfacción. Tampoco participan de manera activa en el coito, sino que solamente se
dejan hacer lo que sea. Algunas de ellas permiten relaciones anales con lujo de
violencia sin atreverse a protestar, a pesar de que se sienten muy devaluadas y
humilladas.
Si ellas no alcanzan el orgasmo, eso carece de importancia: basta con que su pareja
disfrute, por el bien de la familia. La ausencia de placer, para ciertas “mujeres
sacrificadas” es la señal inequívoca de que son decentes y muy buenas.
La frecuencia de las relaciones varía, según la edad, la afiliación religiosa, los niveles
socioeconómicos y los estados emocionales. En los adultos va desde cuatro o más
veces por semana, a una o menos. Los que tuvieron un entrenamiento demasiado
puritano, tienen inhibiciones en su conducta sexual que continúan después del
matrimonio.
Muchas mujeres reporten que las experiencia sexuales no les resultan agradables; eso
no quiere decir que tengan un problema sexual. A veces están tensas y cansadas, y en
otras ocasiones su compañero se precipita a la relación sexual con el mínimo de
caricias previas y las deja insatisfechas.
El estrés y la fatiga son las causas más comunes de las dificultades en el funcionamiento
sexual. Además, las personas que desconocen las maneras de proporcionar suficiente
estimulación a su compañero (a) contribuyen a que los encuentros sexuales sean poco
placenteros.
Sin embargo, cuando algunas personas (hombres y mujeres) casi nunca encuentran
placer en las relaciones sexuales, o no se les antojan, es probable que arrastren un
problema sexual que requiere atención psicológica. Las técnicas que se describen a
continuación las pueden ayudar de manera notable.
Las disfunciones sexuales están muy ligadas con las emociones negativas (culpa,
inseguridad, miedo al embarazo, ansiedad y depresión). Estas emociones funcionan
como un círculo vicioso: mientras más culpa, más problemas sexuales, lo que genera a
su vez mayor ansiedad y culpa, etcétera. Por el contrario, mientras más placer, alegría y
confianza, mejor funcionamiento sexual.
En particular, la “auto-observación” inhibe mucho; la persona que se dedica a vigilar su
propio comportamiento sexual y no se deja arrastrar por sus impulsos placenteros y
pasionales, siente muy poco. El excesivo deseo de complacer a la pareja (y tampoco se
atreve a solicitar las caricias que le gustan) causa muchos problemas. Además, las
sospechas y los celos infundados son irritantes y muy destructivos.
Las tradiciones, supuestamente “religiosas” que califican las actividades sexuales
normales como peligrosas, sucias y pecaminosas (= lujuria) provocan graves conflictos
internos –ansiedad y culpa neurótica- en las personas que todavía creen en eso.
Por desgracia, hay padres y madres que trasmiten a los hijos de ambos sexos sus
propias miedos, represiones e insatisfacciones sexuales. Por ejemplo, en algunas
familias machistas sus padres les repiten a las niñas que son “malas” y “perdidas”
cuando muestran alguna curiosidad sexual que es del todo normal.
Algunos hombres evitan involucrarse emocionalmente con las mujeres, aunque tuvieron
relaciones sexuales con ellas. Creen que el cariño y los sentimientos son algo que las
mujeres les pueden proporcionar, mientras que ellos, a cambio, solamente tienen que
ofrecerles algunos regalos o convertirse en sus proveedores.
Para cualquier macho narcisista, los placeres del sexo son inagotables, debido a que en
las sociedades mercantilistas los intercambios sexuales siempre están a la vista, como
una mercancía que se compra, vende o intercambia a cambio de dinero.
Por su parte, a muchas jóvenes mexicanas les importa mucho tener hijos para dedicarse
a cuidarlos a ellos y a su marido (y que él las mantenga). Sin embargo, por sus
represiones y sus inhibiciones religiosas, muchas de ellas no son capaces de disfrutar
plenamente las relaciones sexuales, ni tampoco llegan al orgasmo.
Desde luego que las experiencias sexuales, con o sin orgasmo, son muy variadas y
tienen mucho de cultural y subjetivo. Suelen ir acompañadas de gran placer,
satisfacción, gozo, dicha y entusiasmo compartidos, aunque algunas personas, en
particular los adolescentes también experimentan culpa, vergüenza, enojo, angustia y
miedo.
Los hombres que dudan de su orientación sexual y temen ser homosexuales, igual que
los que se menosprecian por su orientación homosexual, suelen tener problemas en su
comportamiento sexual. Lo mismo les pasa a la mujeres que no aceptan su feminidad y
son demasiado bruscas y dominantes, y a las que ignoran su preferencia sexual por otras
mujeres.
Por su parte, las situaciones de abuso sexual infantil y juvenil, y las de violación y sexo
con violencia generan ansiedad crónica que dificulta el adecuado funcionamiento
sexual, lo que puede hacer necesaria la intervención de algún especialista en
psicoterapia sexual.
Las personas que todavía llevan el peso emocional de relaciones anteriores tensas,
violentas, poco satisfactorias (o violatorias), por algún tiempo no sienten deseos de
iniciar nuevos contactos, debido a que temen ser lastimadas de nuevo. Anticipan
rechazo en sus siguientes relaciones sexuales e inhiben sus deseos espontáneos y
tampoco se atreven a manifestar sus preferencias sexuales a la nueva pareja.
Después de la menopausia, muchas mujeres sienten menos deseo sexual, tienen poca
humedad en la vagina, e incluso sienten dolor cuando tienen relaciones sexuales. Esto
se corrige con el uso de las hormonas adecuadas, que pueden ser de origen natural.
Otros factores que afectan el funcionamiento sexual son algunas enfermedades, como la
diabetes y la presión arterial elevada. Lo mismo sucede con el alcoholismo, el abuso de
las drogas y el tabaquismo. La baja en algunas hormonas, como la testosterona,
disminuye el deseo sexual. Algunos medicamentos antidepresivos tienen efectos
parecidos.
Las disfunciones sexuales son más frecuentes en las mujeres que a los hombres. En sus
intercambios sexuales, ellas son muy vulnerables a las tensiones, el estrés, la
depresión, la ansiedad y las cavilaciones. También las afectan mucho los problemas
con su pareja (celos, alcoholismo, violencia, indiferencia, etc.). No las ayuda tampoco
el llanto de los bebés ni sus demandas continuas de atención y alimento.
Los principales trastornos que afectan a las mujeres son de tres tipos: 1. Algunas de
ellas no responden fácilmente a la estimulación sexual, con la apropiada congestión,
dilatación y lubricación de los órganos genitales. 2. El vaginismo hace la relación
sexual dolorosa y dificulta la penetración. 3. Otras mujeres tienen dificultades para
llegar al orgasmo.
En lugar de esto, en las primeras sesiones el hombre acaricia a la mujer, mientras está
desnuda y de espaldas, con el objeto de proporcionarle sensaciones gratas y
tranquilizantes sin ningún temor a la penetración.
Los ejercicios anteriores logran que la mujer esté suficientemente excitada, por lo que
su vagina se humedece y se dilata. En una sesión posterior, después de suficientes
caricias en todo el cuerpo (incluyendo los senos y los genitales), cuando la mujer está
bien preparada y se siente dispuesta, el hombre procede a la penetración y la pareja
ensaya movimientos sexuales, de manera gradual y con mucha delicadeza. Más adelante
pueden proceder a los movimientos espontáneos, más pasionales, que culminan en el
orgasmo.
Frente a este trastorno, algunos hombres brutales y egoístas fuerzan la relación sexual
de modo agresivo y así dañan de modo irreparable la comunicación emocional con su
pareja. Debido a esto, ciertas mujeres mantienen muy tensos, de modo habitual, los
músculos de las nalgas y los del piso pélvico. El vaginismo requiere psicoterapia
individual cuando las causas de este trastorno son la ignorancia, el miedo y la culpa,
como sucede con las mujeres masoquistas.
Otras mujeres padecen inflamación pélvica crónica debido a que las relaciones
sexuales con su pareja son tan bruscas, rápidas e irritantes que ni siquiera permiten que
la vagina se pueda lubricar. Con mucha frecuencia, las infecciones vaginales y ováricas
de las mujeres se deben a que sus parejas son promiscuas. En la actualidad se trata de
controlar el avance del Sida mediante el uso de condones. Eso evita también otras
infecciones, como el papiloma, aunque los sistemas públicos de salud ofrecen vacunas
a las adolescentes para esto.
Además, la mujer puede mirar sus genitales en un espejo y acariciarlos con delicadeza.
La masturbación provoca la congestión de los órganos genitales, por lo que la vagina se
humedece y dilata. Más adelante, cuando la mujer está suficientemente excitada, su
pareja puede introducir un dedo en la vagina, suavemente y de modo gradual. Más
adelante puede introducir el pene con mucha delicadeza.
Importa mucho que la mujer considere su vagina como un órgano activo, que recibe,
abraza y acaricia el pene de muchas maneras durante la relación sexual. La vagina se
amplía para recibir al pene y luego se acomoda. Después, de manera espontánea, la
mujer rota y empuja su pelvis en todas direcciones, ensayando diferentes ritmos, con el
fin de lograr el roce vibratorio más intenso posible en las cercanías del clítoris. Con
esto acrecienta las sensaciones placenteras hasta que sobreviene el orgasmo.
Eso no es tan frecuente, porque para el orgasmo de la mujer se requiere una buena
pareja, cariño, buen ritmo y un acto sexual prolongado. Hay mujeres que tardan uno o
dos años en sus relaciones sexuales antes de descubrir el orgasmo, o este ocurre
cuando cambian de pareja. Sin embargo, otras nunca llegan al orgasmo, ni saben qué es
eso.
Cuando están embarazadas, las mujeres que deseaban tener hijos se sienten felices y
realizadas. Deutsch sugiere que algunas de ellas experimentan mayor placer sexual
después del parto, así como sus primeros orgasmos, debido al aflojamiento de la
vagina. En eso también influye el alivio de la culpa: puesto que ya cumplieron con el
deber social de la maternidad, pueden disfrutar mejor las relaciones sexuales.
Es útil que la mujer discuta con el hombre sus temores y fantasías respecto al orgasmo.
Algunas están tan preocupadas por obtenerlo que conviene señalar ejercicios para que
aprendan a dirigir su atención a la relación sexual misma. También se les puede sugerir
que imaginen algunas escenas de contenido erótico placentero.
Es indispensable tener una actitud relajada ante la relación sexual. La mujer no debe
criticarse si no obtiene de inmediato un orgasmo o si no logra varios en un plazo
determinado. Tampoco es necesario que la pareja llegue al mismo tiempo a esta
experiencia, ya que ésta es una meta difícil de conseguir. Lo que importa es que ambas
personas logren la satisfacción sexual que les agrada, de la mejor manera posible,
excluyendo extremos de sadismo y masoquismo.
Kaplan propone que la mujer se masturbe, mientras está totalmente desnuda y relajada,
cuando nadie la observa. De esta manera algunas mujeres llegan por primera vez al
orgasmo. Durante el coito, el hombre puede aumentar la estimulación de la mujer si
acaricia con los dedos la región del clítoris, o la mujer se acaricia de modo parecido.
Aunque las mediciones fisiológicas demuestran que los orgasmos conseguidos a través
de la masturbación son más intensos, las mujeres prefieren las experiencias
compartidas con algún compañero que las ame, porque así también se sienten
emocionalmente satisfechas.
Pueden hacer seis grupos de contracciones al día, con 10 contracciones por grupo,
durante algunas semanas. Además, se les instruye acerca del papel que tiene el control
voluntario de los músculos vaginales durante el acto sexual. Se les recomienda que
aprieten el pene voluntariamente, algunas veces, durante el acto sexual. Los cambios de
la presión que ejerce la vagina en el miembro masculino suelen resultar muy
placenteras para ambas personas.
Por lo que toca a la relación sexual misma, conviene que la pareja ensaye diferentes
posturas, para evitar la rutina y porque algunas estimulan mejor el clítoris que las
demás. El clítoris es el órgano femenino diseñado específicamente para producir mayor
placer en la mujer. Está situado en el punto donde se unen los labios menores (internos).
En las fases de excitación aumenta de tamaño y de diámetro y se torna más sensible, lo
mismo que los labios menores y mayores. La figura 13.1 ilustra una postura cómoda
que permite que el hombre estimule con sus dedos los genitales femeninos.
Figura 13.1. Postura cómoda en la que el hombre puede estimular con sus
dedos las áreas cercanas al clítoris.
En otras posturas, la mujer puede estar arriba del hombre, mientras que éste permanece
relativamente inmóvil. Así, ella ensaya los movimientos y ritmo que la excitan más y el
tipo de presión que le resulta más agradable. Algunos hombres llegan al orgasmo antes
que su pareja. Luego, ambos pueden colaborar para que ella quede satisfecha. Cuando
no bastan las caricias con los dedos u orales, se puede utilizar un vibrador eléctrico en
la región genital externa, por ejemplo arriba de la entrada de la vagina.
Impotencia. Este es el trastorno sexual más común en los hombres adultos; impide la
capacidad de tener erecciones, incluso después de años de funcionamiento sexual
normal. Algunos sólo logran la erección después de prolongada estimulación directa de
los genitales, pero la pierden en cuanto intentan la penetración, o poco después, por lo
que no llegan al orgasmo cuando tienen relaciones con su pareja.
Existen muchas diferencias individuales en la rapidez con que los hombres tienen
erecciones y el tiempo que logran mantenerlas. Hay jóvenes que tienen erecciones
vigorosas y prolongadas ante estímulos sexuales leves, como ver una mujer
semidesnuda.
En el otro extremo, algunos hombres pierden la erección fácilmente porque piensan que
ya son demasiado viejos para eso. Sin embargo, tienen erecciones espontáneas antes de
levantarse. Como apunta Mc Cary, esto se debe a que durante el sueño disminuyen las
tensiones y preocupaciones que limitan el funcionamiento sexual.
Las causas más comunes de este trastorno son las presiones del trabajo y una mala
relación con la pareja. Además, ciertas medicinas contribuyen a la impotencia. Entre
las causas médicas están los trastornos de la circulación, la diabetes, los problemas de
próstata y el daño en la columna vertebral. Otras causas son el alcoholismo y la
adicción a las drogas y al tabaco.
Entre otros factores psicológicos que obstaculizan la erección están el miedo a no
funcionar, los pleitos con la pareja, los pensamientos obsesivos, las creencias
religiosas que producen culpa, la depresión, la falta de atractivo (o higiene) de la
pareja y el temor a envejecer. También el aburrimiento y la falta de variedad en las
relaciones sexuales.
Algunos hombres procuran terminar lo antes posible, porque su miedo al fracaso los
precipita. Esto impide que acumulen niveles más intensos de excitación sexual.
El problema no suele estar en el pene, sino en las fantasías destructivas. Como primer
paso para resolver la insuficiencia eréctil, conviene examinar la relación que la
persona tiene con su pareja o su novia. Si el hombre ya no desea tener sexo, o no desea
continuar la relación con su compañera, el cerebro puede enviar ese mensaje a los
genitales, inhibiendo la erección. Es probable que no tuviera ningún problema de
funcionamiento sexual con otra mujer que le fuere más atractiva.
Cada individuo necesita examinar la calidad del trato que mantiene con su pareja o su
novia, para elimine cualquier pleito, celos indebidos o situación de competencia
injusta. El funcionamiento sexual adecuado requiere un clima de confianza y afecto, en
el que ambos pueden manifestar libremente sus preferencias y tratan de agradarse de la
mejor manera posible para compartir el placer sexual sin inhibiciones.
Algunos hombres se sienten cohibidos cuando su mujer les comunica sus preferencias
sexuales, o solicita el coito con mayor frecuencia de lo que ellos esperan. Las críticas y
burlas de la mujer cuando el hombre no es capaz de mantener la erección intensifican la
ansiedad y la inhibición de éste.
Es indispensable que la mujer muestre apoyo y comprensión ante las dificultades de su
pareja. Por lo común se trata de un problema transitorio. Puede estar ligado con
problemas de trabajo, activismo, ansiedad, etcétera.
Conviene que el hombre pueda superar las circunstancias que contribuyen a tensarlo,
como la depresión, la ansiedad, el insomnio y las preocupaciones, el abuso del alcohol,
la obesidad, etcétera. Por otra parte, las técnicas de psicoterapia sexual breve que se
explican a continuación, dan muy buenos resultados a corto plazo.
Los hombres que tienen dificultades para la erección necesitan olvidarse temporalmente
del coito. Durante algunas semanas, mientras están desnudos, se colocan en una
posición relajada; reciben caricias de la mujer en todo el cuerpo, con excepción de los
genitales, y se concentran en sus sensaciones. Las caricias sensuales recorren suave y
gradualmente todo su cuerpo.
Más adelante, en otras sesiones, reciben caricias en el cuerpo y también en los órganos
genitales. Algunas veces, estas caricias permiten una intimidad emocional y ternura que
la pareja que había podido experimentar antes. Al recibir caricias genitales, cuando el
hombre siente que el orgasmo está próximo, le indica a la mujer que se detenga.
Después de una pausa, cuando desaparece la urgencia eyaculatoria, la mujer continúa
acariciando el pene. El hombre le señala ella el ritmo y la presión que le resultan más
placenteros. Ella también lo puede excitar con caricias orales en los genitales y por
todo el cuerpo.
Para controlar la eyaculación, la mujer puede utilizar la maniobra de Seeman, que
consiste en apretar el pene con los dedos debajo del glande, con suficiente fuerza
(Figura 13.2).
Para disfrutar una vida sexual más saludable, es muy recomendable que las personas se
alimenten bien, cuiden su aspecto físico, hagan ejercicio, estén relajadas y eviten el
consumo inmoderado de alcohol, drogas y tabaco. Y también que elimine el sobrepeso,
desde luego.
En los hombres, la sensación del orgasmo incluye la emisión del semen (= la
eyaculación). La emisión del semen se debe a las contracciones de la próstata, las
vesículas seminales y la uretra; instantes antes se tiene la sensación de que la
eyaculación es inevitable y ya no se puede detener. Después del orgasmo, los hombres
se sienten satisfechos y agradablemente relajados (fase de resolución) y no pueden
experimentar otro orgasmo de inmediato.
La eyaculación precoz ocurre cuando el hombre llega al orgasmo al minuto de haber
penetrado, o ni siquiera alcanzan a penetrar antes de que eso suceda. Como es natural,
la mujer queda insatisfecha y confusa. En la mayoría de los casos, esta disfunción está
muy relacionada con problemas emocionales como la ansiedad y el estrés. Por el
contrario, en otros casos, el hombre tiene erecciones prolongadas, pero no puede
eyacular durante la relación sexual, a pesar de que su pareja ya obtuvo el orgasmo
(eyaculación retardada).
Algunos hombres eyaculan con rapidez debido a que no les interesa satisfacer a su
pareja: lo único que les importa es su orgasmo y su propio placer inmediato. Otras
veces, eso se debe a problemas de incompatibilidad sexual: el hombre no encuentra
atractiva a su pareja, y viceversa. En otros casos, el resentimiento no expresado
(acumulado) contra las mujeres se manifiesta, de modo poco consciente, mediante la
eyaculación prematura.
El tratamiento de la eyaculación precoz utiliza las mismas técnicas mencionadas arriba
para mejorar las erecciones, incluyendo la maniobra de Seeman. Después de haber
tenido cuatro erecciones suficientemente prolongadas, el hombre se permite la
eyaculación fuera de la vagina.
En alguna sesión posterior puede proceder al coito. Son preferibles las posiciones en
las que la mujer está arriba. El hombre guía los movimientos de su pareja con las
manos en las nalgas de esta. Cuando siente que se aproxima el orgasmo, detiene a la
mujer. Después de unos momentos, ambos reanudan los movimientos con ritmo suave.
De esta manera el hombre aprende a disfrutar mayor placer, acumular mayor excitación
y puede controlar el momento de la eyaculación.
En otro ejercicio, el hombre alcanza la penetración mientras que la mujer está abajo,
pero no se mueve de inmediato, sino que mantiene el pene erecto dentro de la vagina y
toma consciencia de todas sus sensaciones. A continuación inicia movimientos suaves,
pero se detiene en cuanto siente que se aproxima el orgasmo.
En otras ocasiones, a medida que aprende a soportar mayor placer, ensaya movimientos
cada vez más pasionales y espontáneos. Kaplan advierte que estas técnicas dan
resultado casi en el 100% de los casos, sin que haya complicaciones posteriores.
La eyaculación retardada es una alteración sexual masculina poco frecuente. El
hombre que la padece no se permite el estado de relajación completa que lo llevaría al
orgasmo. Prolonga la relación sexual de manera rígida y compulsiva por una hora o
más, como si temiera perder el control y desintegrarse en cuanto eso sucediera. La
mujer, que en el mejor de los casos ya tuvo varios orgasmos, está cansada y
desesperada.
Aunque el hombre está irritado, ella no puede hacer nada al respecto. Después, ambos
procuran dormir, o el hombre se descarga con la masturbación, que suele ir
acompañada de fantasías agresivas en las que él maltrata y lastima a las mujeres.
En lugar de forzarse a obtener un orgasmo de manera compulsiva, lo mejor que el
hombre procure relajarse lo más posible. No le conviene prolongar la relación sexual
cuando es forzada y no resulta muy agradable para ambos participantes. Utilizando la
técnica de la intención paradójica, algunos hombres se concentran en tratar de evitar el
orgasmo a toda costa y no obtenerlo nunca. Como resultado, algunos se relajan después
de que procuran tensarse lo más que pueden, y de esta manera llegan al orgasmo sin
mayores problemas.
Entre otras alternativas, la mujer puede aumentar la presión de sus músculos vaginales
(apretando los muslos o cruzando las piernas), y moverse con ritmo más pasional
durante la relación sexual, para aumentar así la excitación de su pareja. También puede
estimular con sus dedos las áreas genitales que quedan expuestas durante el coito para
proporcionar mayor estimulación al hombre (incluyendo los testículos). Con el mismo
fin, también pueden utilizar un vibrador eléctrico.
A la raíz de esa alteración sexual suele haber rasgos neuróticos severos. Detrás de una
capa de blandura y apariencia de que desea complacer a la mujer y darle inmensa
satisfacción sexual, el hombre oculta una agresividad irritante, que se manifiesta
prolongando la relación sexual de manera dominante, agresiva y compulsiva. La
psicoterapia individual es aconsejable para muchas de estas personas.
No eyacular dentro de la vagina puede contener un mensaje simbólico, por ejemplo no
estar casado en realidad con esa mujer, o el temor de embarazarla. Es muy conveniente
fomentar la buena comunicación con la pareja. Ayuda mucho que escojan, para la
comunicación sexual, los momentos en que están más alegres y descansados, en un
clima de mutuo aprecio y respeto, que excluye críticas, acusaciones, celos y
resentimientos.
Amor y enamoramiento
Muchos jóvenes sólo buscan el placer durante las relaciones sexuales, en ocasiones
acompañadas del alcohol y las drogas, y disfrutan las características físicas de sus
parejas, como el olor y el sabor, junto con las cualidades táctiles y estéticas de las
distintas partes del cuerpo, en particular de las zonas erógenas y genitales. Pronto se
cansan de la novedad y buscan nuevos placeres y nuevas parejas con las cuales desean
experimentar otras sensaciones.
Por supuesto que tener relaciones sexuales con alguien no es lo mismo que estar
enamorado (a) o amar a esa persona, como subraya Fromm. La búsqueda del placer
sexual puede llegar a ser obsesiva y muy absorbente. Una de las principales trampas
masculinas es buscar en una mujer lo que ellos solamente pueden encontrar en su propio
interior: la capacidad de apego, ternura y compromiso.
Para evitar desagradables sorpresas, conviene que la mujer y el hombre estén enterados
de las tareas que cada persona va a desempeñar dentro y fuera del hogar. Necesitan
llegar a acuerdos acerca de la procreación y la educación de los hijos, la autoridad en
el hogar, la economía familiar, sus preferencias sexuales, sus gustos y disgustos,
etcétera.
En los seres humanos el erotismo no está determinado únicamente por las sensaciones
de los órganos sexuales y las zonas erógenas. Intervienen también los sabores, los
olores, las formas y los sonidos. Está ligado con los sentimientos de amor, la
complicidad en el placer y la ternura compartida. Por supuesto que requiere mucha
imaginación e iniciativa para no caer en la rutina y el aburrimiento.
Algunos hombres y mujeres experimentan una atracción sexual casi irresistible hacia
otra persona. Esta pasión deslumbrante oculta, de modo transitorio, cualquier
incompatibilidad que pudiera existir. El encandilamiento tiene raíces biológicas
primitivas: en especies inferiores, el impulso sexual funciona en la época de celo de
modo automático, inhibiendo la agresividad el tiempo suficiente para asegurar la
preñez de la hembra (Morris).
Sin embargo, todo eso se dirige a una sola persona, y sólo a ella. En el fondo no
importa cómo sea, porque con el enamoramiento nace una fuerza terrible que tiende a
fusionarnos y convierte a cada uno de nosotros en insustituible y único para el otro (a).
El otro, el amado o la amada se convierte en aquel que no puede ser sino él (ella), el
(la) que es absolutamente único (a) y especial.
Los enamorados quedan fuera de la moral formal, porque esta califica ciertas acciones
como buenas o malas; además, superan fácilmente las circunstancias particulares de
cada uno de ellos, como diferencias de edad, nivel socio-económico, color de la piel,
estado civil, etcétera (Alberoni).
Como advierte Paz, el sexo, el erotismo y el amor son aspectos del mismo fenómeno;
manifestaciones de lo que llamamos vida. El amor es la atracción hacia una persona
única: a su cuerpo y a su alma. El amor es la elección; el erotismo, aceptación.
Sin erotismo –sin la forma sensible que entra por los sentidos- no hay amor completo,
pero el amor traspasa el cuerpo deseado y busca el alma en el cuerpo, y en el alma al
cuerpo; a la persona entera. Ambos, el amor y el erotismo –como una llama doble- se
alimentan del fuego original que es la sexualidad.
Según Fromm, amar no tiene que ver con cambiar un objeto sexual por otro para
encontrar mayor placer, sino que es una búsqueda eterna de la perfección, una
disciplina y una práctica continuada. Nos lleva a comprender la belleza interna de una
persona, más allá de su mera apariencia física, lo que es algo bastante difícil de lograr.
Se asemeja a la búsqueda del sueño imposible del Quijote y de Hamlet.
Se aferran a su amor y desean estar siempre juntos. Se obsesionan el uno con el otro(a)
y todo lo demás pasa a segundo plano. Mediante su amor y sus caricias compartidas, se
dan cuenta de que la sexualidad es esencial y primordial; es una manera elemental y
básica de aferrarse a la vida, de sentirse jóvenes y muy vivos.
En una paradoja que ilustra la unidad indivisible de los aspectos mente-cuerpo, una
mujer dice a su amado: “Te entrego mi alma”, y ella le entrega todo su cuerpo,
incluyendo los genitales, a través de los juegos eróticos y haciendo el amor. La
interminable exploración de los cuerpos, la intoxicación de olores y sabores, las
caricias en la piel y las miradas, los sentimientos exaltados. La comunión y fusión de
una persona con la otra, o como dirían algunos, la superposición de los cuerpos astrales
y el encuentro de las almas gemelas.
Comparten y multiplican su alegría, en una continua resonancia que los hace más fuertes
y confiados. Mediante los actos de amor, las relaciones sexuales, satisfacen, al menos
de manera transitoria, sus deseos de trascendencia e inmortalidad, igual que otros:
exploración, curiosidad, compasión, entrega, conocimiento de la persona del sexo
opuesto, etcétera.
Launer y Launer realizaron una encuesta entre parejas que llevaban 15 o más años de
vivir juntos, para averiguar qué habían hecho para seguir unidos en este mundo
moderno, tan turbulento., mencionaron las cualidades que más apreciaban en la otra
persona: amistad, comprensión, apoyo mutuo, ternura, dadivosidad, integridad y sentido
del humor.
Estas parejas aconsejan discutir los problemas con voz tranquila. Si alguno levanta la
voz y se irrita, es mejor dejar así las cosas. Unos momentos más tarde, cuando las cosas
están calmadas, se puede intentar de nuevo. Después de algún tiempo, ambas personas
aprenden a negociar sus problemas sin decirse cosas hirientes de las que se arrepienten
más tarde. Se necesita mucha calma y suficiente inteligencia para solucionar las
diferencias de manera constructiva.
Cuando la pareja alcanza un nivel suficiente de desarrollo del propio ser, incluyendo la
apertura a las dimensiones espirituales, el nivel de elevación consciente que pueden
alcanzar ambos (por lo común un hombre y una mujer), sólo está limitado por el
atractivo y la pasión que sienten el uno por la otra y viceversa. En el instante de la luz,
del orgasmo, la individualidad del ego se rompe.
Estando fundidos con el otro ser, no hay pensamientos ajenos, y es un estado que
acapara toda su atención. El universo cotidiano deja de existir. Sólo existe lo que
refuerza esta experiencia: música, colores, sensaciones, emociones y sensualidad.
El camino hacia el orgasmo suele iniciarse con caricias sutiles y tiernas de ambas
partes, que tranquilizan, muestran aprecio profundo e inician la mutua complicidad para
ir recorriendo de manera gradual todos los niveles posibles del placer compartido.
Hay otra entrega más pasional, en la que ambas personas se dejan arrastrar por
impulsos primitivos que parecen propios de fieras, casi sin límites en sus movimientos
y expresiones. Eso ofendería a las personas de temperamento menos apasionado y a las
que tienen criterios más estrechos ante las conductas sexuales.
Cuando ambos miembros de la pareja (por lo común se trata de un hombre y una mujer)
han logrado alcanzar un nivel suficiente de desarrollo del propio ser, incluyendo la
mutua apertura a las dimensiones espirituales, el nivel de placer y entendimiento que
comparten ambos sólo está limitado por el atractivo y la pasión que siente una persona
por la otra, y viceversa.
Desaparecen las diferencias entre el propio ser y las demás personas, porque se
expanden a todo el universo los sentimientos personales de calor, amor y vida; también
experimentamos una ternura reverente y compasiva hacia todos los seres vivos y a toda
la naturaleza (consciencia pura).
Los cristianos de la iglesia cóptica (= “gnóstica”) del antiguo Egipto, florecieron entre
60 y 325, y no tuvieron una organización jerárquica tan definida como los seguidores de
Pablo. Se agrupaban alrededor de algunos líderes carismáticos; la Iglesia católica
romana, que se había aliado antes con el emperador Constantino I, acabó con ellos
alrededor del año 325 (Mack).
Sus enseñanzas y rituales religiosos permanecieron ocultos durante más de 1600 años,
hasta 1947, cuando se descubrieron los códices de Naj Hammadi. En la actualidad, las
traducciones a varios idiomas modernos están disponibles en Internet. Su lectura ha
generado renovado interés por conocer al Jesucristo histórico y al cósmico (= el
simbólico y arquetípico).
Ese autor albergaba la esperanza de que esas opiniones religiosas, tan valiosos, se
pudieran incorporar de nuevo a la cultura y la espiritualidad de occidente a la brevedad
posible. En algunos de mis libros me dediqué a convertir sus deseos en proyectos y
realidades, al menos para las personas que leen libros en español (ver Navarro).
Para esos cristianos, el cuerpo y el alma son igualmente santos, cosa que nunca
entendieron los cristianos que adoptaron las doctrinas misóginas de Pablo de Tarso y de
otros muchos eclesiásticos ¿célibes? que vieron a las mujeres como sucias y pecadoras,
e incluso como brujas poseídas por el demonio y dignas de arder en la hoguera, como
Juana de Arco.
En los planos humano, social y espiritual, los hombres y las mujeres de esas Iglesias
tuvieron la misma dignidad e igualdad de derechos. Ellas, junto con los hombres,
sanaban, profetizaban (= predicaban), presidían los servicios religiosos y
administraban. También cuidaban a los niños y a los enfermos y se dedicaban a adquirir
mayores conocimientos, incluyendo la imitación de Jesucristo y la búsqueda de los
niveles superiores de consciencia.
Los (las) que buscan una espiritualidad sin las trampas represivas de los dogmas y las
Iglesias organizadas, apreciarán la imagen de Jesús que presentan los escritos cópticos.
Esa imagen, arquetípica y cósmica, es más cálida y fascinante que las fantasías
propuestas, a partir del siglo IV por los dogmas católicos, tan comercializados,
represivos de la sexualidad y fuera de época.
Apéndice 1
Sin excepción, todos soñamos. Cuando alguien nos dice que no sueña, es que no
recuerda sus sueños. Soñar es una actividad necesaria para la salud mental y no un lujo.
A las personas que son sometidas a un lavado de cerebro, los torturadores las
despiertan en cuanto empiezan a soñar. Debido a eso, están cada vez más temerosas e
irritables, hasta que terminan por perder el contacto con la realidad: entonces alucinan
y sueñan con los ojos abiertos.
Las personas tímidas tienen ensoñaciones muy atemorizantes, aunque las circunstancias
reales no lo son tanto. Los sueños nos muestran cómo somos en realidad: introvertidos,
intuitivos, tercos, cobardes, pasivos, depresivos, resentidos, etc. También nos indican
las maneras como nos engañan los rasgos neuróticos. Los que difieren sus decisiones,
sueñan que preparan las maletas y luego salen a tomar un tren o un avión, pero luego
despiertan, sin haber estado nunca dentro.
Bakan opina que en los esquizofrénicos no funcionan bien los mecanismos que limitan
la función del sueño mientras están despiertos. Por eso, el contenido de sus sueños y
sus pesadillas se confunde con la realidad, de manera ilusoria y alucinatoria. A medida
que la personalidad de algún individuo está menos integrada, sus sueños son más
atemorizantes, confusos y fragmentados; tampoco ofrecen pistas y soluciones adecuadas
para resolver los problemas.
Los individuos que abusan de la marihuana no recuerdan sus sueños. Mientras están
intoxicados, mezclan sus sueños y fantasías con la percepción cotidiana de la realidad.
No distinguen bien lo que está dentro y fuera de ellos mismos. Cuando dejan la droga,
emergen los impulsos y conflictos que no han enfrentado, mediante una serie de
pesadillas que les atemorizan durante varias semanas. El alcohol y otras drogas (como
las pastillas para dormir y los antidepresivos) también alteran, en mayor o menor
grado, los procesos naturales de los sueños.
Mientras dormimos, el cerebro recupera las memorias del pasado y las pone al servicio
del futuro inmediato. Reacomoda los recuerdos, aprovechando material muy antiguo.
Coloca en primer plano lo que es más útil y significativo para nuestra supervivencia
personal en el futuro próximo.
Por ejemplo, antes de una entrevista importante, una persona sueña que un maestro lo
ridiculiza frente a la clase, cuando era pequeño. Eso significa que siente un miedo
parecido al que tuvo cuando estaba en la escuela. Por supuesto que ahora es adulto
responsable y no tiene por qué sentirse tan atemorizado.
Algunos sueños nos señalan lo que anda mal y necesitamos cambiar o corregir. Otros
nos ayudan a conocer de manera intuitiva los aspectos menos conscientes de nuestra
personalidad: impulsos, necesidades, deseos y sentimientos. También nos revelan las
aspiraciones, el nivel de autoestima, las posibilidades genéticas, el estado de nuestra
salud física y las posibilidades de éxito o fracaso que tienen algunos proyectos
importantes.
Los sueños que ocurren durante una noche tienen que ver con el mismo tema; sin
embargo, lo tratan desde diferentes perspectivas en el tiempo. Uno de ellos tiene que
ver con la situación presente, otro con algún problema parecido del pasado, y otro
plantea el mismo problema en el futuro, como diferentes escenas de una misma película.
Algunos sueños nos manifiestan el resultado final de una cadena de acciones: si eliges
(o continúas) por ese camino, te va a suceder tal o cual cosa (Cartwright y Lambert).
En la opinión de Langs, cuando alguna situación tiene una carga emocional difícil de
manejar mediante la lógica ordinaria, el cerebro la traslada al mundo de los sueños,
para que ellos encuentren una solución más certera y oportuna. Sin embargo,
necesitamos estar despiertos(as) para traducir al mundo de la lógica la solución
simbólica que nos ofrecen los sueños, llegar a comprenderlos y luego actuar en
consecuencia.
Los sueños muestran el verdadero sentir interno, mediante pistas intuitivas y breves.
Descubren nuestras reacciones más íntimas ante algunas personas y situaciones
concretas. Por ejemplo, nos indican si estamos satisfechos, o no, con nuestra pareja, y
con el trabajo que realizamos. El ruido de la vida diaria nos empuja a pensamientos y
conductas habituales que a menudo son inadecuadas para el desarrollo de nuestra
propia personalidad. La función de soñar intenta restablecer el equilibrio psicológico
de la persona. Complementa la lógica cotidiana con la visión intuitiva y mágica de la
noche.
Es muy útil dormir más de la cuenta cuando estudiamos para los exámenes o estamos
preocupados por algún problema que requiere una solución difícil, debido a que los
sueños nos ayudan a almacenar y ordenar en la memoria, del modo más eficiente
posible, los materiales del aprendizaje. Además, los sueños nos ofrecen ideas, salidas
y alternativas relacionadas con los problemas concretos que necesitamos resolver. Los
que son más creativos prefiguran inventos originales y nuevos proyectos.
Así, los sueños de los grandes artistas y científicos geniales, y de algunos líderes
políticos o religiosos, tienen dimensiones cósmicas que reflejan su trascendencia y la
búsqueda de algo infinito .También su importante papel como guías que impulsan el
desarrollo y el bienestar de la humanidad. Como sabemos, en la historia de la
humanidad, los grandes visionarios no han sido tan frecuentes. Y varios de ellos, como
Hitler y otros, llevaron a sus países a la guerra y a la ruina con sus sueños de grandeza.
Las pesadillas son experiencias que pueden ser muy desagradables. Ocurren en la
mañana temprano, aunque son poco frecuentes en la mayoría de la gente. Van
desapareciendo a medida que la persona madura y procura integrar mejor los diferentes
aspectos de su propia personalidad. Las personas que tienen pesadillas una vez por
semana no suelen ser comunes y corrientes, como lo señala Hartman.
Cuando alguien no logra relacionar el material simbólico de sus sueños con los eventos
inmediatos que le preocupan, esto sugiere la necesidad de encontrar salidas más
duraderas y constructivas para su sensibilidad y su gran talento artístico (o científico,
etcétera).
En vez de atemorizarse y considerarse locos por las quimeras que producen, algunos de
ellos se pueden dedicar a las artes plásticas, el cine, la astrofísica, la robótica, las
nuevas tecnologías, la psicología, la magia, etcétera.
Los temas y el contenido simbólico de los sueños varían mucho. Reflejan los aspectos
más cambiantes de nuestra personalidad individual (sentimientos, deseos, impulsos), en
particular aquellos que mantenemos alejados de la vida consciente. Algunos de ellos
están llenos de misterio y creatividad, mientras que otros son más concretos e incluso
triviales. Hay sueños agradables, mientras que otros son muy inquietantes.
Fromm distingue tres tipos de símbolos: los convencionales, los accidentales y los
universales. Los primeros reflejan una aceptación convencional general, sin
implicaciones emocionales, por ejemplo los símbolos matemáticos y los que se usan en
las carreteras de todo el mundo. Los símbolos accidentales son más personales y se
asocian con contactos casuales y relaciones transitorias, por ejemplo al amigo de una
persona lo apodan “el grillo”. El tercer tipo de símbolos es universal y colectivo.
Como advierte Jung, los símbolos universales (arquetipos) aparecen en todas las
culturas y contienen las experiencias de toda la humanidad. Son patrones energéticos
innatos que existen en el continuo espacio-tiempo de cada individuo. Contienen una
condensación enorme de información y un alto nivel de consciencia potencial interna.
Tienen una relación intrínseca con lo que representan. Están presentes en el arte, las
mitologías, las religiones y los ritos.
También se encuentran en los cuentos y las leyendas de todas las épocas. Algunas de las
figuras arquetípicas son el héroe que lucha contra dragones, el viaje en una nave por el
mar nocturno, el viejo sabio, la doncella, el niño divino y la madre primordial. El
arquetipo de madre abarca a todas las mujeres que nutren (de muchos modos, a través
del tiempo) a sus hijos. Así, la mujer en general o imágenes míticas de las mujeres,
como Venus, la Virgen o la Madre Naturaleza.
Además de los símbolos colectivos, el que sueña elabora otras imágenes más
subjetivas, a partir de sus propias vivencias y percepciones. Los símbolos de los
sueños son productos espontáneos, a diferencia de la creación consciente de cualquier
artista. Su contenido no se agota mediante una interpretación que alcanza el significado
obvio, sin tomar en cuenta la riqueza emocional e impulsiva de cada persona concreta.
Existen diccionarios de símbolos, como el de Cirlot, que ayudan mucho para entender
su significado. Jung también publicó su libro ilustrado: El hombre y sus símbolos, que
es indispensable para cualquier estudioso de los sueños. Además, en Internet miles de
sitios que ofrecen información acerca de cualquier símbolo y tema en particular.
Según Jung, las fantasías y los sueños sirven para integrar los aspectos más profundos
de la propia personalidad, a nivel individual, interpersonal y cósmico. Mediante los
mensajes del inconsciente colectivo, hacemos contacto con los niveles de consciencia
más elevados, que compartimos con la totalidad de las razas humanas.
Cuando se atreve a ser novelista, hace suyas las energías del arquetipo y lo personifica
(= lo encarna); al final de su vida fue un escritor inspirado muy exitoso, que cumplió
con su destino. Por su parte, el médico que cuando era adolescente soñó que podía
curar a los enfermo, hizo suyo el arquetipo del que puede curar, aliviar y sanar.
Corresponde a cada persona encontrar las propias explicaciones para entender los
sueños que fabrica, porque brotan del interior de su personalidad. Para comprenderlos
mejor, es necesario aceptar los propios deseos y sentimientos, junto con todas nuestras
cualidades y defectos. También conviene tener en cuenta el contexto de las
circunstancias personales, lo mismo que los eventos más importantes del pasado.
Perls enseña que cuando alguien ha llegado a comprender bien su sueño, experimenta
una pequeña iluminación, y siente como si despertara al mundo real; también se
comporta de manera más libre y vibrante. Uno de los principales beneficios de los
sueños es alertarnos (= despertarnos) y prepararnos para el futuro que pudimos
anticipar con perspectivas más amplias y certeras.
Procura llevar un registro de los sueños durante un período de varios días o algunas
semanas con el propósito de contar con una perspectiva suficientemente amplia. Si
recuerdas solamente un pequeño fragmento del sueño, no te preocupes. Puede
repasarlo la noche siguiente, antes de dormir. Utilizando este procedimiento, a menudo
se clarifican los ingredientes claves esa misma noche, porque el sueño continúa y
añade datos importantes.
Es posible que dirijas el rumbo de sus sueños de varias maneras. Por ejemplo, cuando
tienes algún problema o asunto que necesitas resolver, repásalo antes de dormir, y
luego manifiesta que deseas soñar acerca de eso, con el fin de encontrar las rutas de
acción que sean más oportunas.
Frente a las situaciones de crisis, generamos una serie de sueños, como una
computadora que repasa sus bancos de memoria para elaborar la mejor solución. El
primer sueño de la noche identifica la emergencia y la evalúa de manera global y
rápida. Mezcla, de modo simbólico, los recuerdos de eventos relacionados con la
situación actual. Como resultado, nos invaden de nuevo los sentimientos e impulsos que
tuvimos en el pasado ante esos eventos.
Los sueños de las etapas posteriores esbozan posibles alternativas de acción, que
servirán de base a las futuras decisiones. Algunas alternativas son más prudentes y
oportunas que otras. También esbozan una serie de conductas personales que podemos
iniciar para solucionar las emergencias. De manera particular, también se manifiestan e
iluminan los problemas inmediatos que pueden surgir en el futuro cercano.
El sueño final recapitula todo el proceso, utilizando el lenguaje simbólico. Ofrece una
respuesta breve y sintética al problema que nos molestaba. Define también la ruta
específica que nos reportará mayores ventajas, si acaso decidimos elegirla. Los sueños
ideales manifiestan una sincronía y armonía perfecto entre las circunstancias del mundo
exterior y lo que aspiramos desde nuestro interior más profundo.
Para entender tus sueños, te conviene tener en cuenta tu temperamento y los rasgos
individuales de tu personalidad. Algunos individuos se vuelcan hacia el exterior:
valoran mucho los datos que reciben a través de sus sentidos, pero utilizan muy poco su
imaginación. Para ellos, la vida es concreta, cuadriculada y carece de perspectivas.
Otras personas son sentimentales e intuitivas. Su personalidad individual y sus deseos
se reflejan claramente en los contenidos de sus sueños.
Los sueños de las personas intuitivas manifiestan algunos procesos psicológicos que
los impulsan, desde su interior más profundo, hacia rumbos insólitos, mágicos y
creativos. Conviene que los tomen muy en cuenta para anticipar la dirección de su vida,
en sintonía con los mensajes que brotan de sus entrañas y se expresan mediante los
símbolos oníricos.
Con frecuencia hacemos realidad, con nuestras acciones, lo que los sueños habían
prefigurado, aunque muchas veces no nos damos cuenta de ello. Hay personas enfermas
se ven saludables en sus sueños y despiertan con más energía. Con un poco de
reflexión, puedes comprender el significado de tus sueños más concretos. También
puede compartirlos con algún amigo inteligente, quien fácilmente podrá ver lo más
obvio, y también te ofrecerá algunas sugerencias.
Los personajes del pasado que persisten en los sueños simbolizan actitudes y
sentimientos antiguos que continúan ejerciendo su influencia en el presente. Su
aparición sugiere que las circunstancias actuales guardan cierta semejanza con otras
que hemos vivido antes. A menudo, el tono emocional del sueño nos proporciona la
clave de su significado.
Por ejemplo, un hombre sueña que es un niño y tiene delante a su padre que lo regaña y
le hace sentir mucha vergüenza. Es probable que se sienta mal, como niño regañado,
por el trato que recibe actualmente de su jefe o de otra persona de autoridad. Necesita
elevar su propia estima.
Otros sueños parecidos revelan asuntos pendientes, situaciones incompletas y
decisiones que no nos atrevemos a tomar. Por ejemplo, aparece ya terminada la casa
que apenas hemos empezado a construir. También deambulan personas a las que
guardamos rencor, lástima o cualquier otra emoción que nos sirve de pretexto para
mantener vivo su recuerdo. No las hemos dejado ir y seguimos apegados a ellas.
Cuando muere súbitamente una persona querida, ésta sigue apareciendo en los sueños,
porque todavía tenemos hacia ella intensos sentimientos que no le pudimos expresar.
El caso más típico son las pesadillas. Las personas, animales y objetos dominantes,
representan las partes indeseables de la propia personalidad. Así, la persona que no
reconoce su agresividad verbal, se sueña perseguida por perros y por otros animales
feroces que simbolizan la función de morder, criticar y defender la propia jerarquía y el
territorio.
Cuando están soñando algo muy angustioso, algunas personas lo advierten, y se dan un
mensaje a sí mismas: “Estoy soñando, esto no es real”, o “Estoy soñando y no necesito
asustarme; cuando me despierte trataré de ver qué es lo que me preocupa”. También
pueden detener sus sueños atemorizantes para luego darles rumbos más positivos.
Delaney sugiere una técnica para que uno mismo tome control de algunos sueños, en
particular las pesadillas. En lugar de permanecer inmóvil o correr lleno de terror
perseguido por un monstruo, una fiera, o un asesino enmascarado, la persona puede
enfrentarlo, derribarlo y quitarle la máscara para ver quién es. También puede
preguntarle: ¿Quién eres? ¿Qué quieres? ¿De qué manera me puedes ayudar con este
asunto?
Escucha con atención todas las opiniones y considera serenamente las críticas y los
reproches. Aunque puedes defenderte, no conviene que dañes al atacante, porque es una
parte poco consciente de ti mismo (a) que quiere ayudarte de alguna manera. También
puedes entrar -con la imaginación- a la cabeza de tal o cual personaje para compartir su
manera de ver el conflicto, y para resolver, de la mejor manera posible, las situaciones
(familiares, laborales, etcétera) que te preocupan.
Podemos considerar a los sueños como mensajes existenciales que brota del propio
interior y nos preparan para afrontar el futuro de manera más adaptativa y constructiva.
Cada elemento, imagen o símbolo es una expresión disfrazada del mismo soñador.
Aparecen los aspectos que se mantienen disociados y proyectados.
Los símbolos oníricos se interpretan bien cuando les encuentras algún sentido
personal, estás dispuesto a cambiar y obtienes de ellos algunas pistas para vivir de
manera más constructiva. Las personas que no los tienen en cuenta, a menudo caminan
medio dormidos y sin rumbos ni metas claras en su vida. Por otra parte, las
interpretaciones incorrectas, incluyendo las que ofrecen los (las) clarividentes y
supuestos especialistas, dejan a las personas desilusionadas y confusas.
Los sueños que tienen una carga emocional intensa (de angustia, alegría, miedo, enojo,
etc.) se prestan mejor al manejo terapéutico, lo mismo que las pesadillas, los sueños
repetitivos y los que muestran algún asunto incompleto, pendiente de solucionar. Para el
manejo de los sueños, según la psicoterapia Gestalt, se utilizan las técnicas que
explicamos a continuación:
La narración en el presente
Dedícate a revivir tu su sueño, con todos los detalles, como si estuviera sucediendo de
nuevo aquí y ahora. Lo vas narrando utilizando siempre el tiempo presente. Por
ejemplo, dices: "Veo, siento, escucho, me persiguen, corro, etcétera". Tu principal labor
consiste en mantener la atención enfocada en el presente, y frustrar cualquier intento
por salirte de eso.
Ayuda mucho que tengas pleno contacto consciente con los sentimientos, sensaciones,
impulsos y movimientos que brotan de su organismo cuando narras algún aspecto de tu
sueño. Cuando estabas soñando, permanecías fuera del contacto sensorial con la
realidad, y tampoco podías moverte ni razonar, cosa que no sucede mientras estás
despierto (a).
Con frecuencia, los sueños reflejan dimensiones emocionales que nos preocupan, como
ser buenos o malos, seguros o inseguros, cariñosos o iracundos, solitarios o cercanos,
confiados o desconfiados, activos o pasivos, atractivos o poco atractivos, dejar a una
persona o seguir con ella, etcétera.
Trata de mantener activo el diálogo entre las dos partes, subrayando e intensificando
los distintos sentimientos e intenciones de cada una de ellas. Como ya dijimos, los
aspectos del sueño son proyecciones parciales de la propia personalidad. Sin
embargo, cuando hay lados inconsistentes y contradictorios, la energía del organismo se
desperdicia en juegos de confusión y auto-tortura. Lo típico es que una parte acusatoria
y cruel atormente a otra débil, sensible y quejumbrosa. El juez severo contra el niño
inseguro; la parte que quiere decidir y la que tiene miedo.
Como ya explicamos, para facilitar el diálogo entre las partes opuestas, siéntate en un
cojín para representar una de las partes. Luego cambie de sitio y siéntese en el cojín
opuesto para actuar otro aspecto de su sueño. Al principio, notará que tiene diferente
voz, postura, gestos y sentimientos de uno y otro lado.
Sin embargo, poco a poco usted irá comprendiendo y aceptando las diferencias. Al
final, logrará unificar e integrar esas polaridades. Con esto, termina la lucha inútil y te
conviertes en una persona más integrada y armoniosa. Así cuentas con energías
renovadas para atender mejor las circunstancias de tu vida diaria,
En caso de que alguien no recuerde sus sueños, puede establecer un diálogo con los
sueños que le faltan, o puede fabricar alguno que desearía tener. También es posible
establecer diálogos con las fantasías repetitivas que tiene. Es importante que se atreva a
representar los gestos y movimientos de los animales, objetos o personajes de sus
fantasías, a modo de un psicodrama.
La identificación
Coloca dos cojines (o dos sillas) en el centro de una habitación y siéntate en uno de
ellos, como ya expliqué en el capítulo 10. A continuación, coloca en el cojín de enfrente
algún elemento importante de tu sueño, por ejemplo un toro bravo que patea
furiosamente el suelo. Luego describa en voz alta las percepciones, sentimientos y
fantasías que tienes frente al animal. Por ejemplo: “Eres muy fuerte, estás furioso, ¡Te
tengo miedo…!
Respóndele luego, de la manera más espontánea que puedas. Después cambia de sitio y
vuelve a ser el toro, y así por el estilo, hasta que te sientas satisfecho (a). Como toro,
también puedes patear el suelo, mover el cuello, bufar, etcétera.
Luego, coloca otro elemento del sueño en el lugar del toro, para continuar el diálogo
entre las nuevas polaridades, hasta que aparezca una comprensión completa entre ellas.
De este modo, ve manejando todo el sueño hasta que haya asimilado e integrado los dos
puntos de vista y quedes tranquilo(a).
A medida que vas reconociendo tu relación con las distintas partes del sueño, adquieres
una consciencia más amplia y certera de tu propia realidad psico-corporal. Presta
atención a lo que acontece dentro de tu organismo: las tensiones musculares, la
respiración, el tono de voz, los gestos y las posturas, etcétera.
Por ejemplo, cuando sientes ganas de golpear, e inicias ese movimiento, golpea con
fuerza el cojín y pregúntate a quién deseas golpear. A continuación puedes reclamarle
lo que te hizo, etcétera.
Por ejemplo, una mujer sueña que su marido conduce un automóvil por camino lleno de
precipicios, mientras ella y la amante de él están sentadas en el asiento de atrás. Su
sueño muestra su falta de iniciativa para dirigir la propia vida. Se deja llevar por su
marido (lo mismo que la amante, que sigue siendo su mejor amiga), de modo pasivo y
peligroso. No se atreve a dirigir su propia vida. Le falta tomar sus propias decisiones,
en lugar de que su marido las tome por ella y por su ¿amiga?
De modo parecido, en los sueños depresivos, no hay luz, ni color, ni espacios abiertos,
ni horizontes luminosos. Una mujer sueña que no tiene piernas, porque las utiliza muy
poco. Alguien puede soñar una casa sin cimientos, techo o puertas. En efecto, está
encerrado en sí mismo, a merced de todos los que lo rodean, sin metas ni valores
propios. Otros sueñan que se paralizan y no pueden correr ni gritar en sus pesadillas.
También te será más fácil comprender a las demás personas. Para esto, necesitas
determinar cuál es el tipo (= cuáles son las preferencias) de las que te interesan; por
ejemplo, qué personalidad tiene tu pareja, tu jefe o algunos de tus amigos y amigas.
Así te puede evitar muchos conflictos e incomprensiones, porque las demás personas
son como son, y así se comportan, y no tanto como tú desearías que fueran. Muchas
de ellas no tienen una personalidad parecida a la tuya; sin embargo, disfrutan la vida
siendo como son.
Es muy importante recordar que muchas personas realizan trabajos que no van muy de
acuerdo con las características de su propia personalidad (por ignorancia, escasa
preparación y falta de oportunidades). Por eso, muchas de ellas están hartas y se
sienten cansadas, aunque a veces se acostumbran y cumplen con ellos bastante bien, a
pesar de todo.
Cualquier persona (hombre o mujer) se desempeña mejor -de manera más eficiente y
satisfactoria- en las carreras y ocupaciones que guardan una relación más estrecha
con su tipo de personalidad. Si estás pensando en elegir carrera o buscar trabajo, el
conocimiento de tu tipo de personalidad te puede servir para que planifiques esa
elección con bases más sólidas.
Muchos hombres y mujeres, alrededor del mundo, comparten contigo características
comunes, porque tienen el mismo tipo. Prefieren y realizan trabajos que corresponden
a su tipo, y están satisfechos con eso, aunque son diferentes a las ocupaciones que
eligen otros tipos de personalidad.
Es probable que te sientas contento (a) cuando hayas elegido y desempeñes una
carrera (o una ocupación) parecida a las que desempeñan de manera exitosa las
personas que tienen tu mismo tipo de personalidad.
A continuación van unas listas de carreras y trabajos que las personas eligen y
desempeñan porque se relacionan mejor con su tipo de personalidad (Cuadro
Apéndice 2.2).
En las listas, publicadas en el Internet por el Departamento del Interior de E.E. U.U.
(y traducidas por el Autor), no aparecen todas las ocupaciones posibles. De cualquier
manera, si las examinas, obtendrás datos valiosos acerca de algunas carreras y
ocupaciones que es probable que pudieras disfrutar más, y realizar mejor, porque se
adaptan mejor a las características individuales de tu propia personalidad.
Esas listas son una herramienta útil para obtener algunas ideas acerca de las carreras
y ocupaciones que tal vez podrías disfrutar. Desde luego que también te conviene
consultar a algunas personas de tu entera confianza acerca de este asunto, antes de
tomar cualquier decisión. Además, necesitas considerar cuidadosamente las
oportunidades de trabajo (y de estudio) cercanas a tu localidad. Para mayor
información, puede consultar los siguientes sitios de Internet:
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