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EL INFORME ORAL

domingo, 9 de septiembre de 2007

Fernando Murillo Flores

El informe, de acuerdo al Diccionario de la Lengua Española de la Real


Academia, significa en su primera acepción general, la “Descripción, oral o
escrita, de las características y circunstancias de un suceso o asunto” y, en su
tercera acepción más específica a lo nuestro, la “Exposición total que hace el
letrado o el fiscal ante el tribunal que ha de fallar el proceso”. Lo oral,
complementando el título de este trabajo, es la manifestación producida
mediante la palabra hablada, producida en la boca de las personas. En estas
líneas expresaré, desde mi perspectiva de Magistrado integrante de una Sala
Civil, lo que pienso debe ser un informe oral.

El denominador común en la comunicación entre un abogado y los tribunales y


visceversa, es la palabra escrita; en esta comunicación en el proceso, el
abogado – además – tiene la posibilidad de expresarse mediante la palabra oral
en los informes que solicite hacer cuando la norma lo permite y cuando él lo
crea pertinente. En consecuencia, la oratoria es un ítem en la agenda de todo
abogado que ejerce la defensa, debiendo entenderse por ella lo que el citado
diccionario nos dice que es, el “Arte de hablar con elocuencia”, es decir,
utilizando la palabra oral de manera eficaz logrando a través de ella persuadir
a los magistrados que deben resolver el caso, sobre la validez de sus
argumentos. La primera conclusión es que el abogado debe prepararse en el
arte de la oratoria.

Asumiendo la naturaleza dialéctica del proceso, las resoluciones apelables que


son los autos y las sentencias, contienen una decisión judicial, equivalen a una
tesis, a una afirmación o, a una conclusión. La apelación contiene la negación de
esa tesis, la negación de las afirmaciones y conclusiones de la decisión judicial,
aspirando a superarlas demostrando su error para que, según sea el caso, sean
anuladas o modificadas con la reforma que favorezca la posición del apelante;
la decisión judicial superior, producida a mérito de la apelación, será
dialécticamente la síntesis de ese proceso de afirmación (auto o sentencia) y
negación (apelación). La segunda conclusión es que el abogado debe realizar una
buena apelación escrita, basada en argumentos totales y claramente expuestos,
exponiendo siempre y en todo caso los errores (de hecho o de derecho) que
considera contiene el auto o sentencia y su pretensión impugnatoria, es decir,
el pedido que consiste en que se anule el auto o sentencia, o se revoque la
decisión que contiene, reformándola en el sentido que el apelante considera
correcta.

El informe oral no es sino exponer, en un breve tiempo, cuál es la tésis,


afirmación o conclusión judiales, negadas por las afirmaciones, conclusiones y
antítesis de la apelación, con las que se pretende la negación total de la validez
de la decisión judicial lo que implica su nulidad o, de ser el caso, la negación que
tiende a su superación mediante la revocatoria y reforma que atienda y
favorezca los argumentos del apelante. La tercera conclusión es que el informe
oral tiene como su principal sustento una buena apelación escrita, siendo a su
vez el marco dentro del cual se hace la exposición oral, dicho de otro modo, el
informe oral depende de la exposición escrita de la apelación.

Si admitimos lo anterior entonces también tendremos que aceptar que si la


apelación escrita ya obra en el proceso se da lugar a que se piense que el
informe oral ya no es necesario; ese pensamiento en efecto es cierto cuando el
informe oral es improvisado, mas no lo es cuando el informe oral ha sido
adecuadamente preparado y logra tres fines: a) llamar la atención del juzgador
sobre el caso en conflicto, siendo fiel al desarrollo del proceso, b) demostrar
el error de hecho o de derecho en que incurrió el juzgador al emitir la
resolución apelada, y c) persuadir al juzgador de la validez y corrección de sus
argumentos impugnatorios. La cuarta conclusión es que el abogado debe lograr
esos fines, sino lo logra entonces será mejor leer el escrito de apelación y
olvidar el informe oral, siempre y cuando – además – la apelación esté
correctamente elaborada.

En adelante expondré algunos consejos que pueden coadyuvar a quien informe


oralmente. Puntualidad, presencia y respeto. Llegar antes de la hora fijada es
lo ideal, así evitaremos tener a un abogado llegando agitado; estar
adecuadamente vestido denota cuidado personal y produce una buena impresión
hacia el expositor; ponerse de pie cuando ingresan los magistrados a la sala de
informes permite apreciar el respeto por la investidura de quienes resolveran
el caso, cuidando de estar con la cinta e insignia de la orden. Es sumamente
ideal ver a los dos abogados en la hora y es de pésimo gusto ver que el abogado
que informó primero se retire de la sala sin escuchar a su oponente y, en
muchos casos quitándose la insignia mientras concluye su informe.
Presentación, introducción, desarrollo y conclusión. Es suficiente decir: “Señor
presidente, señores magistrados, colegas de la defensa...”; si se tiene en
cuenta que el tiempo es breve no debe consumirse repitiendo lo que el Relator
ya dijo sobre las generalidades del expediente, es suficiente decir “En el
proceso referido por la Relatoría, haré el informe oral en representación de la
parte ...”, es de pésimo gusto dirigirse o hacer referencia a los clientes del
abogado y, en algunos casos dirigirse a ellos, puesto que los destinatarios del
informe son los magistrados. En la introducción, debe identificarse en forma
precisa cuál es el auto o sentencia apelados así como la decisión que contienen,
exponiendo si la apelación es respecto a toda la decisión o de una parte de ella.
En el desarrollo, la exposición depende bastante de lo que se pretenda; si la
pretensión es que se anule el proceso y la sentencia o sólo la sentencia,
deberán exponerse las causas de nulidad invocadas empezando por las que
afecten el proceso y luego las que afecten a la sentencia; si no se pretende la
nulidad del proceso, ni de la sentencia, entonces deberá exponerse los
argumentos por los que la sentencia debe ser revocada y reformada en el
sentido que el apelante considera correcto; una tercera posibilidad es que se
pretenda la nulidad del proceso y/o de la sentencia o se revoque ésta y se la
reforme, en este caso la exposición debe comenzar por la que corresponda a la
nulidad y luego la que corresponda a la revocatoria y reforma, en defecto de lo
primero. La conclusión es sumamente importante, en ella debe expresarse
aquello que debe estar en la apelación escrita, es decir, cuál es la pretensión de
la impugnación, qué es lo que se pide al juzgador en sede de apelación: a) que se
anule un determinado acto procesal y, por consiguiente todo el proceso y la
sentencia; b) que se anule sólo la sentencia; c) que se revoque la decisión
judicial de declarar fundada o infundada la demanda y reformándola, según la
posición del apelante, se declare infundada o fundada la demanda. Debe
evitarse pretender lo contradictorio, que además es muy común, como es el
caso de pretender se anule el proceso, la sentencia y se revoque ésta y se la
reforme; la revocatoria es posible sólo si el proceso y la sentencia son
formalmente válidos, dando lugar a la posibilidad de revisar la decisión judicial
para, de ser el caso, revocarla y decidir en sentido contrario a lo resuelto en
primera instancia.

En todos los casos es de suma importancia utilizar un tono de voz y entonación


apropiados, evitando levantar la voz más de lo necesario, pues un informe no es
un discurso político; los gestos y la mímica son un auxilio que, bien empleados,
complementan el mensaje del informe; es imprescindible la precisión del
lenguaje el mismo que en todo caso debe ser especializado y no común; debe
evitarse leer, tener la cabeza baja o mantener la mirada a otro lado y no hacia
los magistrados. El informe oral es un medio e instrumento que le permite al
abogado poner relieve y llamar la atención a su caso sobre la base de una buena
apelación, en ningún caso debe buscarse subsanar en el informe oral las
carencias de la apelación. El informe oral es, recuerdelo, un buen complemento
de la apelación escrita... ¡ah! ... tiene usted 5 minutos para hacerlo.

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