Sunteți pe pagina 1din 4

CICATRICES DE LA VIOLENCIA EN LA OBRA UNA NO SIEMPRE ES LA

MISMA.

La obra Una Siempre es la Misma (2009), del autor colombiano Roberto Burgos Cantor es

el reflejo de una sociedad aparentemente moderna, sumergida en la violencia y las

consecuencias que deja ésta en todos aquellos a quienes afecta, una terrible sensación de

desesperanza o pérdida del sentido de la vida a estos personajes. Una mirada panorámica de

la obra, nos permite dar por hecho que se sitúa en una Colombia que aún sufre por la violencia

y que se encuentra en medio de una población conservadora que se resiste a cambiar como

sociedad y que deja ver cómo ésta misma ha comenzado a ver la violencia como parte del

día a día, como una costumbre más de algo que sucede todos los días y que por tanto seguirá

sucediendo, una violencia que ya parece no dolerle a un país, pero que va cobrando vidas y

dejando a los que quedan a medio vivir; parece incluso que el objetivo del autor fuese agrupar

a las víctimas de esta violencia y relatar el sufrimiento que ha dejado a su paso.

Una vez dicho esto, se debe hacer claridad sobre el principal objetivo de este trabajo, que es

el poder determinar las características de la sociedad colombiana que subyacen en la obra,

estas las podemos determinar a través de los personajes de la obra, en su mayoría, sujetos

deshumanizados de cierta manera debido a la sociedad en la que están inmersos y por los

acontecimientos que esta misma les ha ofrecido. La mejor manera de realizar esta

determinación es haciendo una analogía entre la sociedad colombiana con todos sus desvaríos

y los de la obra literaria.

Para iniciar, podemos hacer cuenta las veces que el autor nos narra la historias a partir de la

violencia como desencadenante frente a los personajes a tomar una vida sinsentido y caer en

la desesperanza: “Cuando a él lo mataron, ya. Se me acabaron las ganas de todo: comer,


salir, dormir, preguntar, reír, contestar, hasta de vivir perdí las ganas.” (Pág 11). “No logro

recuperar si fue antes así. La muerte de mi hombre borró todo lo que había. Se instala en la

vida un vacío.”. Esta actitud es la tomada por la mayoría de personajes de la obra, el autor

nos intenta retratar las consecuencias que tiene la violencia a nivel individual. Al punto de

perder incluso la moral y todo aquello que se tenía por principios, en el caso de este personaje

una mujer que después de cuestionarse sobre si trabajar en una línea caliente “la necesidad”

la llevase a aceptar este empleo, incluso, el mismo personaje se cuestiona sobre el cómo veía

su cuerpo antes del asesinato de su esposo y quizá el poco interés que le da a este ahora.

Por otra parte, Galtung (1930) destaca tres tipos de violencia: violencia directa, violencia

cultural y violencia estructural; definiendo la directa como la forma palpable de la violencia,

la forma visible. Y las otras dos dependen de otras estructuras o están determinadas por estas

y por eso es más complejo ahondar en ellas. La obra Una Siempre es la Misma refleja cada

uno de estos tipos de violencia.

En la obra, es observable todas estas conductas, en primer lugar, la violencia perpetuada por

grupos al margen de la ley, que dan cuenta de actos criminales en donde se ataca a más de

una persona: “Se comisionó a un grupo de técnicos judiciales por parte de los Llanos, deben

levantar los cadáveres en el caserío donde los acribillaron a todos medio-dormidos. Iban en

el carro forense móvil y antes de llegar los fumigaron”

También vemos reflejada en la obra la violencia directa en contra de la mujer, una de las más

comunes: “Si no estás conmigo vas a arruinar mi vida, y si la arruinas es mejor que te mate.

Como me estás matando.”, en este relato no solo podemos ver la violencia directa, sino

también la violencia estructural, como el abandono por parte de la justicia de un país, la

negligencia e ineficacia del sistema judicial de la obra es también expuesto aquí en varias
ocasiones: “… procesos que el tiempo convertía en podredumbre de hongos y telarañas y

despojados del dolor o del deseo de venganza o de justicia humanos, un estorbo de papeles

amarrados”.

Esta historia, que narra principalmente la violencia hacia la mujer en un país conservador, en

donde todavía se tiene a la mujer como un objeto que se queda en casa y es posesión del

hombre. Este es el reflejo del hombre promedio de la sociedad colombiana, que cree que

puede tomar a alguien y hacerle de su propiedad. Y, además, en este relato se encuentra una

relación crítica sobre el sistema judicial de nuestro país, en donde cualquier denuncia pasa a

ser tomada como un montón de palabras más escritas sobre un papel que pasan a un arrume

de papeles más, así tal cual narra la obra, y esta situación no está para nada lejos de lo

evidenciado en nuestro país. En Colombia, ni siquiera se tienen registros exactos sobre la

cantidad de mujeres agredidas por violencia de género, pero en el 2017 las cifras son aun

alarmantes.

“Su mayor actividad en lo que llamaban política consistía en darle cada cuatro años la

cedula de ciudadanía al médico de la población, quien les indicaba por quien votar para

senador y presidente”, este ejemplo no solo es muestra de violencia estructural en una parte

de la población que parece no avanzar nunca, sino también da muestra del abandono político

en el que se tiene inmerso a cierta población de la sociedad, casi como inexistente y que está

forzada a repetir una y otra vez las mismas acciones debido a que no existe ninguna manera

de hacerles ver o mostrarles qué podría ser diferente, quizá el vivir en la misma pobreza

siempre y el pensar que no hay manera de salir de ahí es lo que les mantiene en esa constante,

y que en parte es provechoso para quienes tiene el poder quienes se aprovechan de estas

situaciones.
Por otra parte, al intentar ubicar al autor en su contexto al escribir la obra, nos encontramos

con un reflejo de esta sociedad que él describe en la obra, que vive la violencia de distintas

perspectivas, con distintas situaciones, pero de la cual no se escapa fácilmente, ni por estrato

socioeconómico, ni por su división geográfica, ni edad, ni mucho menos género. La obra

literaria nos encierra un conjunto de situaciones no aisladas a las que viven miles de personas

en nuestro país y de cierta manera hace pensar en la manera en que esta violencia y esta

situación política y económica del país se refleja en nosotros y en los demás, porque quizá

estemos aislados de estas situaciones, pero el país en el que vivimos, aunque quizá de manera

distinta aún sigue sumergido en esta violencia y abandono. La guerra ha traído al país una

increíble desesperanza y desinterés por lo demás, y la obra literaria trata de enfocarse en estos

aspectos de la vida de los personajes, el cómo la violencia es un factor determinante en su

día a día, y cambio que no solo se da en la vida sino en su cosmovisión del mundo a raíz de

esto.

De manera persona, percibo la obra como un grito de auxilio a una sociedad que se muere de

indiferencia por la situación no tanto del otro, sino su patria, del país en el que vive. La obra

de cierta manera permite también quitarse la venda de los ojos y dejar de mirar la violencia

como un suceso que solamente afecta a quienes están en el campo o a quienes viven en medio

de la selva, sino verdaderamente como una problemática complicada y real por la que

atraviesa cualquier persona en cualquier lugar o momento. Que son muchísimas las

poblaciones que se ven sin salida frente a las situaciones de pobreza, analfabetismo, violencia

de género, prostitución, machismo, etc.

DEIMER YESID GOMEZ MEZA

TEORIA DE LA LITERATURA II – UNIVERSIDAD POPULAR DEL CESAR.

S-ar putea să vă placă și