Sunteți pe pagina 1din 12

1

Abran cancha que aquí viene Don me contó la historia de un hombre flaco y Abran cancha que aquí viene
Quijote de la Mancha sorprendente que salió a recorrer el mundo. El
libro me gustó muchísimo y me pareció que el Don Quijote de la Mancha
- Adela Basch -
autor se divertía a más no poder jugando con
todos los libros que había leído. Al final, me
dieron unas ganas tremendas de ponerme a Personajes
Carta a los chicos escribir yo también. Entonces salí a caminar un
A Patricia Fauring Presentador
poco, para aclararme algunas ideas. Y en una Don Quijote de la Mancha
esquina, justo a la vuelta de un teatro, en- Sancho Panza
contré una carpeta misteriosa que decía: Dulcinea del Toboso
ABRAN CANCHA, QUE AQUÍ VIENE DON Mercader 1 y 2
QUIJOTE DE LA MANCHA. La abrí, y en la Molino de viento 1 y 2
primera página decía no me acuerdo bien qué Consejero
acerca de mirar el río y ponerse a inventar un Viejo 1 y 2
cuento. Caballero de los Espejos
Si por casualidad, después de leer las páginas Basilio
que siguen, alguno de ustedes sale a la calle y Quiteria
Cuando me sacaron esta foto, yo estaba cerca
encuentra unos papeles que cuenten estas Padre de Quiteria
de un río, en el Delta del Paraná. Una de las
aventuras de otra manera, le ruego que no Pretendiente
cosas más lindas que tiene un río es que uno
deje de avisarme, porque me va a encantar
puede sentarse en la orilla para inventar un
conocer otras formas de seguir contando esta
cuento y ver cómo va pasando el agua. Prólogo
historia.
Siempre, desde que era chica, me encantó que
me contaran cuentos. Historias que sucedieron
alguna vez, cuentos que nunca sucedieron Presentador —¡Queridos chicos y grandes,
pero que, quién sabe si de tanto contarlos, tengan ustedes muy buenas tardes! Hoy les
alguna vez no terminan haciéndose realidad. vamos a contar una historia, que esperamos
Y a veces, de puro cariño que le tomaba a los les guste y les quede en la memoria. Es la
personajes, les pedía que se quedaran un historia de un hombre muy singular, que hace
tiempo a vivir conmigo, para poder seguir mucho tiempo quiso ser caballero andante. Los
inventándoles otras vidas y otras historias. Y caballeros andantes vivieron en tiempos ya
cada cuento se transformaba así en muchísi- lejanos; iban por el mundo con una lanza en la
mos otros cuentos que no terminaban de mano, con un caballo y una armadura bus-
contarse nunca, porque siempre aparecía una cando siempre alguna aventura, alguien a
nueva forma de seguir contándolos. quien ayudar o a quien defender, una hazaña
Hace un tiempo llegó a mis manos un libro que para realizar, una vida para proteger. El caba-
2

llero de nuestra historia tenía por nombre don pira repitiendo el nombre de Dulcinea, mien- Mercader 2 —No, no tengo la menor idea.
Quijote, era flaco, de mucha altura, y recorría tras aparecen por el camino dos mercaderes.) Mercaderes —(A coro.) No conocemos a esa
el mundo buscando, aventuras. Vivió en un Don Quijote —¡Deténganse, deténganse, Dulcinea. ¿Cómo sabemos si es linda o fea?
lugar llamado La Mancha, amó a una mujer señores mercaderes! No sé si sabrán ustedes Como nunca la hemos visto no sabemos si es
llamada Dulcinea, y tuvo un escudero llamado que para pasar por este camino hay que hermosa. .. o si tiene una cara espantosa.
Sancho Panza. Y como todo caballero andante, contestar una pregunta. Y si quieren pasar, (Ríen a carcajadas.) Ya que no conocemos a
tenía un caballo, en este caso, de nombre tendrán que responder que no. esa Dulcinea, muéstrenos una foto, aunque
Rocinante. Hubo en el mundo muchas historias Mercaderes —No. más no sea.
de caballeros, y se escribieron sobre ellos libros Don Quijote —Pero no se preocupen, es una Don Quijote —(Mete la mano en un bolsillo y
enteros. Pero de todos, don Quijote fue, sin pregunta muy fácil. Atención, atención, don hace ademán de sacar algo pero se detiene
duda, el más famoso, porque su vida la contó Quijote les pregunta: ¿hay en todo el mundo bruscamente.) Pero, ¿qué estoy haciendo? Se
un escritor grandioso, llamado Miguel de entero una dama más hermosa que mi amada, ve que les falla la memoria o que no saben
Cervantes, que hizo de don Quijote el caballero Dulcinea del... Tobosa? nada de historia. ¿Dónde se creen que están?
más importante. Nosotros les contaremos la Mercader 1 —Pero... ¿no se llamaba En esa época todavía no se habían inventado
historia a nuestra manera, y esperamos que las Dulcinea del Toboso? las fotografías.
andanzas de don Quijote les resulten intere- Don Quijote —¡Por favor! No se haga el Mercader 1 —No conocemos a Dulcinea.
santes y divertidas, y que se acuerden de él gracioso. ¿No se da cuenta de que hermosa ¿Cómo sabemos si es linda o fea?
durante toda la vida. Y a pesar de que esto es rima con Tobosa, y no con Toboso? Mercader 2 —Muéstrenos aunque sea un
un cuento, también tiene algo de cierto, por- Mercader 2 —(Muy confundido.) Por favor, retrato, así nos divertimos un rato. (Ambos ríen
que aunque pasó mucho tiempo, don Quijote hágase a un lado, que ya me tiene cansado. a carcajadas.)
no está muerto. Y ahora... ¡que se levante el ¿No ve que estamos apurados? Don Quijote —Ya me tienen cansado. ¡Va-
telón, porque ya mismo comienza la función! Don Quijote —Pasará, pasará, pero antes yan a burlarse a otro lado! ¡Fuera de aquí!
me contestará. ¡Lejos de mí! (Los mercaderes salen. Don
Episodio de los mercaderes Mercaderes —(A coro y fastidiados.) Bueno, Quijote busca a su caballo, que lo espera junto
pregunte de una vez. ¿No ve que ya son las a un árbol y monta sobre él.)
Presentador —Don Quijote encuentra a tres? ¡El camino nos espera! ¡Adelante, adelante, mi
unos mercaderes y les pide que admiren a su Don Quijote —Señores mercaderes, presten valiente Rocinante!
amada, pero sólo consigue que se burlen y tro- mucha atención y no se preocupen, porque
pieza con la incomprensión humana. es una pregunta muy fácil. ¿No es cierto Episodio de la segunda salida
(Don Quijote avanza por el camino, cantu- que no hay dama más hermosa que mi amada
rreando.) Dulcinea del Tobosa? Tienen que decir que es Presentador —Después de ésta y otras
Don Quijote —No me gusta estar sin hacer cierto, que no hay dama más Tobosa que mi aventuras, don Quijote volvió a su casa, y se
nada y pasar los días en reposo; quiero que mis amada Dulcinea, Dulcinea del hermosa. dedicó por completo a la lectura. Los libros lo
hazañas sean recordadas y conquistar a Dul- Mercader 1 —(Al otro.) ¿Vos sabes quién es hacían soñar con hazañas grandiosas y
cinea del Toboso. (Don Quijote camina y sus- esta Dulcinea? proezas fabulosas. (Sale. Entra don Quijote
3

cabalgando sobre Rocinante. Desmonta y andante, que son caballeros como los que esperan hazañas a millones! ¡Andaremos
camina de un lado a otro, muy concentrado en había antes, que hacían hazañas muy impor- por el mundo como dos campeones!
sus pensamientos.) tantes. Pero necesito un amigo que venga Sancho —Sí, pero no se olvide que algún día
Don Quijote —He oído decir que todo caba- conmigo, un amigo verdadero que me sirva de seré gobernador.
llero necesita tener un escudero. Buscaré al- escudero. Don Quijote —Quizás hasta llegues a ser
gún vecino que esté dispuesto a acompañarme Sancho —No, no. Yo no puedo. algo mejor. Quién sabe... tal vez pueda con-
a recorrer el mundo entero. A lo mejor puede Don Quijote —¿Qué pasa? ¿Tenés miedo? seguirte un reino.
ser el jardinero... ¿Y si le digo al verdulero? En Sancho —No, pero no puedo. Sancho —¡Me va a parecer un sueño! Creo
realidad, no creo que ellos quieran venir. En- Don Quijote —Pero Sancho... Tendremos que sería demasiado honor. Yo me conforma-
tonces... ¿a quién le puedo decir? grandes aventuras. Yo te defenderé con mi ría con ser gobernador.
(Entra Sancho caminando lentamente.) espada y mi armadura. Don Quijote —No, Sancho. No rebajes tus
¡Por mi casco y por mi lanza! ¡ALLÍ viene Sancho —Yo aquí tengo una vida segura, pretensiones. Trata de que se cumplan todas
Sancho Panza! Pero qué distraído. .. ¿Cómo no trabajo la tierra y planto verduras. ¿Para qué tus ilusiones.
se me había ocurrido pensar en ese vecino? quiero tener aventuras? Sancho —Muy bien, desde hoy en adelante
Enseguida le voy a preguntar si me quiere Don Quijote —Cuando hay aventuras la vida seré el escudero de un gran caballero andante,
acompañar. (A Sancho.) Buenas tardes. es más hermosa. Suceden las cosas más ma- y juntos haremos cosas muy importantes.
Sancho —(Con algo de indiferencia.) ravillosas y todo es como andar entre rosas. Además, ¡tengo la esperanza de ser algún día
Don Quijote —Lindo día, ¿no? Sancho —Pero yo tengo que hacer mis cosas. el rey Sancho Panza!
Sancho —Sí, sí, muy lindo. (Hace ademán de Don Quijote —¡Qué cabeza dura! ¿No te
retirarse. Don Quijote le corta el paso.) interesa tener aventuras? ¡Cuando hay aven- Episodio de los molinos de viento
Don Quijote —(Con entusiasmo que va cre- turas todo es mejor, brilla más la luna, alumbra
ciendo a medida que avanza la escena.) De- más el sol! Además, los aventureros están Presentador —En su afán de luchar por la
cime una cosa, Sancho. Cuando ves que el siempre contentos. justicia don Quijote tiene alguna confusión, y
mundo es tan lindo y tan ancho, ¿no te dan Sancho —¿No me miente? en el camino ve seres gigantescos que sólo
ganas de abandonar tu rancho? Quiero decir, Don Quijote —No te miento. Por otra parte, existen en su imaginación.
¿no te gustaría conocer otros lugares, andar yo conquistaré un imperio y seré emperador. Y (Don Q uijote y Sancho avanzan por el camino,
por mil caminos y atravesar cien mares? ¿No te si venís conmigo te daré una isla para que el uno montado sobre Rocinante, el otro, sobre
dan ganas de visitar otras regiones y tener seas... ¡gobernador! su burro.)
aventuras a montones? Sancho —¿Yo, señor? No señor. Don Quijote —Espero que se nos presente
Sancho —Mire, lo siento, pero tengo poco Don Quijote —(Desconcertado.) Pues, en- pronto alguna aventura. Tengo muchas ganas
tiempo. (Hace ademán de irse, pero Don tonces, ¿quién lo tiene? Como te decía, San- de realizar grandes hazañas, y no me detendré
Quijote le corta el paso.) cho, te daré una isla para que seas goberna- ante ríos ni montañas. Quiero combatir a los
Don Quijote —Te voy a explicar lo que pasa, dor. Sancho —(Eufórico.) Sí, señor. malvados y proteger a los desdichados. Ade-
y por qué quiero que dejes tu casa. (Con fer- ¡Qué gran honor! Voy a ser gobernador. más, quiero ser muy famoso, para que Dulci-
vor.) Decidí recorrer el mundo como caballero Don Quijote —(Muy entusiasmado.) ¡Nos nea me tome por esposo.
4

Sancho —Todo eso me parece muy bien, nario, lanza en mano, y se abalanza sobre los Molinos —(A coro.) Mi querido amigo,
pero si Dulcinea en verdad lo ama, se casará molinos, tratando de pelear.) usted está confundido. ¿No sabe que en es-
con usted aunque no tenga fama. Sancho —¡Pero qué atolondrado! No se da tos-tiempos hay gigantes sólo en los cuentos?
Don Quijote —Tenés razón, Sancho. En- cuenta de que está equivocado. ¿Cómo no ¡¡¡Somos molinos de viento!!! Movemos los
tonces no me importa tanto ser famoso. Pero sabe que en estos tiempos los gigantes existen brazos, como ustedes verán, para moler el
igual quiero tener aventuras y andar por el sólo en los cuentos? ¡Qué barbaridad! ¡Con- trigo con que se hace el pan. (Convidan a Don
mundo ayudando a los que me necesiten. Leí funde los cuentos con lo que pasa de verdad! Quijote y Sancho con un pan.)
muchos libros de caballeros y me dieron ganas Me parece que está un poco trastornado Don Quijote —Me siento muy contento,
de ser aventurero. porque ha leído demasiado. porque aunque me he equivocado, es mejor
(De pronto se sobresalta.) (Se oye en off el sonido del viento. Las aspas que sean molinos y no gigantes malvados.
¡Mira, Sancho, ahí adelante! ¿No ves un de los molinos se mueven cada vez más ve- Sancho.—Vio, señor, no había que alarmarse.
grupo de enormes gigantes? lozmente y Don Quijote cae al suelo. Sancho Pero no se preocupe, cualquiera puede equi-
Sancho —(Mira con atención hacia todos corre en su ayuda.) ¿Vio, señor, que son mo- vocarse.
lados.) ¡No, señor, lo lamento, pero son mo- linos? No son gigantes ni son enemigos. Don Quijote —Adiós, amigos molinos. San-
linos de viento! Don Quijote —Bueno, tal vez tengas razón. cho y yo seguimos nuestro camino.
Don Quijote —¡Pero Sancho! No te quedes Puede haberme fallado la visión. Sin embargo,
ahí tan campante. ¡Por el tamaño de los brazos tenemos que averiguar bien qué son, para salir Episodio de Sancho gobernador
se nota que son gigantes! de la confusión.
Sancho —Discúlpeme si soy desconfiado, Sancho —¡Qué hombre tan testarudo! ¡To- Presentador —Sancho descubre que para
pero usted está equivocado. davía no está seguro! Bueno, si usted quiere ser feliz no hace falta ser grande ni importante,
Don Quijote —¡Pero Sancho! No te quedes averiguar, a ellos mismos se lo vamos a pre- por eso renuncia a ser gobernador y vuelve con
ahí tan pancho. Tal como te dije antes, ésos guntar. Que nos digan en este mismo instante el caballero andante.
que están ahí son gigantes. si son molinos o son gigantes. Don Quijote —(Alborozado.) Sancho, San-
Sancho —Perdóneme señor, pero eso es un Don Quijote —Muy bien. ¡Atención, aten- cho, tengo que darte una noticia extraordina-
error. Le diré lo que yo siento. Esos no son ción! Vamos a resolver esta confusión. (A los ria. ¡Te nombraron gobernador de la isla Ba-
gigantes, sino molinos de viento. molinos.) Don Quijote de La Mancha les hará rataria! Te hiciste tan famoso como escudero,
Don Quijote —Por favor, déjate de pavadas, una pregunta muy importante. que quieren que gobiernes un pueblo entero.
no sabes nada de nada. Molinos —(A coro.) Con mucho gusto, ¿cuál Sancho —(Eufórico.) ¡Qué alegría me dan sus
(Se dispone a embestir los molinos.) ¡Vamos, es el interrogante? palabras! ¡Voy a ser gobernador de la isla
mi Rocinante, a vencer a los gigantes! ¡Ya van Don Quijote —Atención, atención. Queremos Barataria! (Comienza a saltar y a bailotear por
a ver esos atorrantes quién es este caballero saber cuál de los dos tiene razón-. Yo venía por el escenario. Canta.)
andante! el camino con Sancho y con Rocinante. Sancho Por fin voy a ser importante
Sancho —¡Don Quijote! ¡Espere un mo- dijo que vio molinos, yo dije que eran gigantes. y me van a decir "señor",
mento! ¿No ve que son molinos de viento? ¿Puedes decirnos, por favor, quién de los dos desde hoy en adelante
(Don Quijote da algunas vueltas por el esce- está en un error? voy a ser gobernador.
5

(De pronto se pone muy serio.) Pero... en todo lo que hagas, pone imaginación, porque Sancho —Cuéntemelo y le encontraré el re-
realidad yo fui siempre un campesino y de de esa forma lo vas a hacer mejor. Con justicia, medio.
gobernador no sé un comino. Yo sé trabajar la honestidad e imaginación serás un grandioso Viejo 1 —(Señalando al viejo 2.) Un día él me
tierra con la pala y con la azada, pero de go- gobernador. pidió que le prestara diez monedas de plata, yo
bernar no entiendo nada. Sancho —En todo lo que hagas pone ima- se las di, se las llevó... y nunca me las devolvió.
Don Quijote —Bueno, gobernar no es fácil, ginación, porque de esa forma lo vas a hacer Viejo 2 —(Tiene el bastón tomado con
pero tampoco es muy complicado. Lo más mejor. Don Quijote —Estos consejos, Sancho, fuerza.) Este señor miente porque tiene mala
importante es que seas honrado. guárdalos en tu pensamiento, sirven para memoria y no se acuerda cómo fue la historia.
Sancho —Voy a tratar de acordarme, pero cualquier lugar y cualquier momento, y aunque Yo las monedas se las pedí, pero hace unos
tengo miedo de equivocarme. No sé cómo no siempre seas gobernador, te ayudarán a días se las devolví.
gobernar. ¿No me quisiera enseñar? vivir mejor. (Don Quijote sale y Sancho queda Viejo 1 —-No digas pavadas, no me las de-
Don Quijote —Muy bien, ya que consegui- solo un instante. Entra el consejero con un volviste nada.
mos una isla para que gobiernes, te daré al- cetro y una banda que le coloca a Sancho como Viejo 2 —No digas tonterías, te las llevé hace
gunos consejos y espero que los recuerdes. emblema de gobernador.) unos días.
(Camina de una punta a otra del escenario, Consejero —Buenos días, señor gobernador. Viejo 1 —Señor gobernador, le aseguro que
muy pensativo. Sancho se dispone a escuchar Hoy tiene muchos asuntos para atender. Es- soy sincero, nunca me dio mi dinero.
con atención.) pero que esté preparado para trabajar. Viejo 2 —Le aseguro que soy honrado, le di
Primer consejo" del caballero don Quijote a su Sancho —Claro que sí, pero antes quisiera todos sus centavos.
escudero Sancho Panza, para que su gobierno desayunar. Sancho —(Camina de un lado a otro muy
merezca alabanza: cada vez que hagas algo no Consejero —Me parece que usted no conoce pensativo y habla para sí.) A ver, a ver, ya
pienses solamente en darte el gusto, trata de las costumbres de este lugar. Aquí no estamos entiendo... ¡Si uno dice la verdad, el otro está
hacer siempre lo que sea más justo. acostumbrados a desayunar. mintiendo! Pero, cuál dice la verdad y cuál está
Sancho — (Repite, modulando cuidadosa- Sancho —Bueno, pero yo soy el gobernador, mintiendo? Eso es lo que no entiendo. (Salta
mente cada palabra.) Cada vez que hagas algo y le pido que me haga un favor. (Juguetón.) súbitamente.) ¡Al gobernador de la isla Bara-
no pienses solamente en darte el gusto, trata Déle, traiga, alguna cosita para comer. taria se le ocurrió una idea extraordinaria!
de hacer, siempre lo que sea más justo. Consejero —Lo siento, no voy a poder. (Al viejo 2.) Por favor, dé un paso adelante y
Don Quijote —Segundo consejo del caba- Sancho —(Ofendido.) Bueno, no importa. escuche con atención, que aquí está la solu-
llero don Quijote a su escudero Sancho Panza,: Pero le ordeno que a la tarde me traiga una ción. Jure que le devolvió a este señor todo el
si querés que tu gobierno sea excelente, trata torta. dinero que él le prestó.
de ser honesto con toda la gente. Consejero —Ya vamos a ver. Ahora hay otros Viejo 2 —Juro y rejuro y recontra-juro...
Sancho —Si querés que tu gobierno sea asuntos para atender. que... que...
excelente, trata de ser honesto con toda la (Entran dos viejos. Uno de ellos trae un bastón Sancho —A la una, a las dos y a las tres: le
gente. pero no lo usa para apoyarse.) ordeno que jure de una vez.
Don Quijote —Tercer consejo del caballero Viejo 1 —-Señor gobernador, venimos a verlo Viejo 2 —Juro, rejuro, rerejuro, re-contrajuro
don Quijote a su escudero Sancho Panza: en porque tenemos un problema muy serio. y recontrarecontrajuro que... que...
6

Sancho —¡Qué cabeza dura! ¿Qué hace que bernador no puede comer mientras haya tra- Sancho — ¿Qué le pasa? ¿Se volvió loco?
no jura? bajo para atender. Haga el favor de callarse un poco.
Viejo 2 —Bueno, ya va. Espere un momen- (Le entrega a Sancho una enorme carpeta Consejero —Bueno... eh... en realidad. .. un
tito. (Al viejo 1.) ¿No me quiere hacer un fa- llena de papeles. Sale, La luz disminuye lige- gobernador tiene que entender que hay cosas
vorcito? Téngame el bastón por un ratito. (El ramente y adopta un matiz rosado que indica la que no se pueden comer. Este es el libro de la
viejo 1 vacila un instante pero finalmente lo llegada del crepúsculo. El consejero entra. comida... ¡qué está totalmente prohibida!
toma.) Bueno, ahora sí, juro que ya le di toda la Trae un libro de gran tamaño.) Sancho —¡Basta! Terminemos con esta
platita que le pedí. (Le arrebata bruscamente Sancho —Me pasé todo el día resolviendo tontería. Yo soy el gobernador y trabajé todo el
el bastón al viejo 1.) problemas. Me parece que ya es hora de comer día. (Enojado.) ¿Usted cree que voy a estar
Sancho —¡Ya está! ¡Ya está! ¡Ya sé cuál es la la cena. toda la función sin comer? Ya me cansé de esta
verdad! (Le arrebata el bastón al viejo 2 y se lo Consejero —Muy bien, muy bien, pero antes escena. Vaya a traerme la cena.
entrega nuevamente al viejo 1.) Ahora me doy de comer... Consejero —No se enoje. ¿No ve que el pú-
cuenta de que usted era sincero. Llévese el Sancho —(Preocupado.) Antes de comer... blico está mirando? Tenemos que seguir re-
bastón, que aquí adentro está su dinero. ¿qué? presentando. Puede comer lo que al gober-
Viejo 1 —(Muy sorprendido, saca la tapa del Consejero —Antes de comer, hay algunas nador le está permitido. Lo demás está prohibi-
bastón y caen las monedas.) ¡Qué inteligente cosas que tiene que aprender. Un gobernador do.
es este gobernador! ¿Cómo se dio cuenta de no es como cualquiera, no puede comer Sancho —Por favor, tráigame lo que le pido.
que las monedas estaban en el bastón? siempre lo que quiera. Un gobernador sola- Para empezar quiero... un bife con papas fritas
Sancho —Porque antes de jurar que le había mente puede comer... lo que puede comer un y algunas ensaladitas, una fuente de milanesas
devuelto sus monedas, dijo: (Imita la voz del gobernador. (Abre el libro.) y una torta de cereras... algunos sandwichitos
viejo 2, que es muy aflautada.) "¿No me quiere Sancho —¿Qué es eso? ¿Para qué me trae un de jamón y unas tajadas de melón, un colchón
hacer un favorcito? Téngame el bastón por un libro? Tengo ganas de comer, no de ponerme a de arvejas y un guisito de lentejas, ravioles con
ratito". (El viejo 2 sale rápidamente.) leer. salsa de tomate y un flan de crema y chocolate,
Viejo 1 —Señor gobernador, estoy asom- Consejero —Este libro grande y gordo es el un pollito a la parrilla y una leche con vainillas,
brado de que haya resuelto un asunto tan libro de la comida. Tendrá que comer lo que él tres docenas de bananas y un panqueque de
complicado. mande durante toda la vida. manzana, un plato de tallarines y veinte cho-
Sancho —(Con mezcla de satisfacción y hu- Sancho —No estoy acostumbrado, pero colatines...
mildad.) Vea, amigo, le diré cuál es mi lema: imagino que en el libro habrá algo de mi Consejero —No se lo puedo traer. Son
siempre hay una solución para cualquier pro- agrado. Debe tener muchas comidas, porque cosas que un gobernador nunca podrá comer.
blema. es un libro enorme. Seguro que voy a quedar (El diálogo que se desarrolla a continuación
(El viejo 1 sale. Sancho se dirige al consejero.) conforme. tiene un ritmo cada vez más vertiginoso.)
Este problema me costó mucho esfuerzo. Consejero —Bueno... eh... en realidad... Sancho —Entonces, aunque sea tráigame
¿Qué le parece si me trae el almuerzo? (Repite esto gran cantidad de veces, cada vez una milanesa.
Consejero —(Muy serio.) ¡Imposible! Que- con ritmo más acelerado, al tiempo que da Consejero —Le hace mal a la cabeza.
dan muchos asuntos para resolver, y un go- vueltas de un lado a otro.) Sancho —Una docena de factura.
7

Consejero —Le hace mal a la cintura. Sancho — Bueno, entonces tráigame leche roncan muy fuerte, con ronquidos rítmicos y
Sancho —Un chorizo y dos morcillas. con café. graciosos. De pronto don Quijote despierta
Consejero —Le hace mal a las rodillas. Consejero —No, no, eso le hace mal al pie. sobresaltado. Se acerca un hombre con un
Sancho —Una bolsa de caramelos. Sancho —Mire, estoy cansado y quiero dor- traje muy brillante y Heno de pequeños espe-
Consejero —Son muy malos para el pelo. mir. Hágame el favor de salir. jos. No los ve y cree estar solo.)
Sancho —Un buen plato de ensalada. (El consejero sale.) Caballero de los Espejos —¡Qué silencioso
Consejero —No se lo traigo nada. Sancho —Esto no puede ser, necesito algo y tranquilo es este lugar! Me quedaré un rato
Sancho —Café con leche con medialunas. para comer. ¡Menos mal que en los bolsillos para descansar.
Consejero —Ya no me queda ninguna. tengo queso y dulce de membrillo! La verdad (Se recuesta y se escucha gran estrépito.)
Sancho —Huevos fritos con papas fritas. es que ser gobernador no es como yo pensaba. Don Quijote —(Para sí.) Eso es ruido de
Consejero —Le hace mal a la pancita. Hay que trabajar mucho y no se puede comer armadura cayéndose al suelo. Aquí habrá
Sancho —Entonces, papas fritas con huevos nada. Voy a volver con don Quijote a recorrer aventura. (Husmeando el aire.) Sí, sí. Ya la
fritos. los caminos y realizar hazañas, y aunque a huelo. ¡Por mi casco y por mi lanza! ¡Des-
Consejero —Le hace mal al apetito. veces coma poco, es mejor eso y no tener un pertaré a Sancho Panza! Sancho, ¡despertáte,
Sancho —Un sandwich de jamón y queso. consejero loco. despertáte!
Consejero —No le puedo traer eso. (Se despoja de los emblemas de gobernador Sancho —¿Qué pasa? ¿Eh? ¿Ya está el mate?
Sancho —Entonces, un sandwich de queso mientras canta.) Don Quijote —¡Qué mate ni mate! Creo que
con jamón. Ya no quiero ser importante ni que me llamen habrá combate.
Consejero —Le va a hacer mal al pulmón. "señor", prefiero vivir como antes y no ser Sancho —¿Y con quién vamos a combatir?
Sancho —Tráigame un plato de arroz. gobernador. (Bostezando.) Yo lo que quiero es dormir.
Consejero —Es malo para la voz. Don Quijote —¿Ves ese caballero? Acaba de
Sancho —Una torta de ciruelas. Episodio del caballero de los Espejos llegar...
Consejero —Le va a hacer mal a las muelas. Sancho —¿Y por qué nos tenemos que pe-
Sancho —(Furioso.) ¡Estoy harto! Me voy al Presentador —Después de reencontrarse lear?
restorán de al lado. con su queridísimo escudero, don Quijote tiene Don Quijote —Yo no sé si nos vamos a pe-
Consejero —Es tarde, ya está cerrado. un extraño encuentro con insólito caballero lear, pero algo interesante va a pasar.
Sancho —Aunque sea tráigame una taza de (Don Quijote y Sancho cabalgan por el esce- Sancho —¿Y usted como lo sabe? Si ni si-
café con leche. nario.) quiera le vio la cara...
Consejero —Imposible. Eso es muy malo Sancho —Don Quijote, si a usted no le mo- Don Quijote —Sí, sí... es una cosa muy rara.
para el cocopocosocomeche. lesta, quisiera dormir la siesta. Pero te lo voy a explicar. Cada vez que huelo a
Sancho —(Muy desconcertado.) ¿Y qué es el Don Quijote —Yo también voy a dormir. Me aventura el corazón me late con tanto furor,
cocopocosocomeche? parece buena idea. A lo mejor tengo suerte y que parece que alguien tocara el tambor.
Consejero —¿Cómo? ¿No sabe qué es el sueño con Dulcinea. (Sancho lo mira con incredulidad.)
cocopocosocomeche? Es algo a lo que le hace (Dejan el caballo y el burro pastando junto a Vení, acércate y vas a ver que es verdad.
muy mal el café con leche. un árbol y se recuestan. Se quedan dormidos y Sancho —(Acerca la cabeza al pecho de don
8

Quijote y se oye un redoble de tambor.) ¡Uy, que usted es demasiado fanfarrón. Puede Caballero de los Espejos —¡Qué sanata!
uy! ¡Qué barbaridad! llevarse una desilusión. Terminemos con esta estupidez y vamos a
Don Quijote —Te digo una cosa cierta, acá Caballero de los Espejos —¿Quién será batirnos de una vez.
hay aventura en puerta. Cuando hay aventura este monigote? Don Quijote —Si usted quiere pelear, yo no
siempre lo presiento. Me doy cuenta por la Don Quijote —¡Más respeto, más respeto, me voy a negar.
forma de las nubes o por la voz del viento. que me llamo don Quijote! Caballero de los Espejos —El que gane,
(Comienza a oírse el sonido del viento, que se Caballero de los Espejos —(Muy fanfa- será el más valiente; se lo diremos a toda la
transforma en una voz.) rrón.) Y yo soy el caballero de los Espejos. gente. Y yo seré el ganador, porque soy mu-
Voz del viento —Vamos, vamos, don Qui- Sancho —Y yo... ¡yo mejor me rajo lejos! (Se chísimo mejor.
jote, que aquí empieza una aventura. Anda a sube a un árbol.) Don Quijote —Mire, le voy a hacer un pedido:
buscarte la lanza y ponete la armadura. Don Quijote —Sancho, ¿qué estás haciendo no sea tan presumido. Las cosas no salen
Don Quijote —(Bruscamente.) Silencio, no ahí arriba? Vení para acá enseguida. siempre como queremos, hay veces que ga-
hagamos ruido. Recién escuché un sonido. Sancho —Ahí hace calor. Aquí arriba estoy namos y hay veces que perdemos.
Sancho —¿No habrán sido sus latidos? mejor. Caballero de los Espejos —Déjese de ha-
Don Quijote —No, no. Era otro ruido. Caballero de los Espejos —(Presumido y blar y vamos a pelear.
(Se acerca lentamente el caballero de los prepotente.) Yo soy el caballero más valiente Don Quijote —(Con fervor.) Acompáñame
Espejos. No los ve, don Quijote y Sancho se de todos los continentes. en esta pelea, mi querida y adorada Dulcinea.
ocultan atrás de un árbol.) Don Quijote —¡Qué insolencia! ¡Voy a (Entra Dulcinea. Su aparición tiene algo de
Caballero de los Espejos —De todos los perder la paciencia! irreal, de sueño. Don Quijote le besa la mano y
caballeros andantes, yo soy sin duda el más Caballero de los Espejos —Todos saben Dulcinea sale. El caballero de los Espejos y Don
importante, el más elegante... que soy el caballero más famoso, más gran- Quijote se paran frente a frente, cada uno en
Sancho —Pssst... ¡Si parece un elefante! dioso y más... una punta del escenario, lanza en mano.)
Caballero de los Espejos —Me pareció oír a Don Quijote —¡Mentiroso! Don Quijote —A la una, a las dos, a las tres y
alguien... Pero aquí no veo a nadie. Bien, como Caballero de los Espejos —Mire, usted es a las cuatro. (Don Quijote avanza. El caballero
decía antes, de todos los caballeros yo soy el un papanatas. de los Espejos permanece inmóvil.)
más importante... Don Quijote —Y usted es un... pela-papas. Don Quijote —Vamos, ¿qué se cree, que
Sancho —¡Qué atorrante! Caballero de los Espejos —Y usted es un... estamos en un teatro?
Don Quijote —¡Qué disparate! Este hombre abrelatas. Caballero de los Espejos —Quiero mo-
está loco de remate. Don Quijote —Y usted es un... pa-palatas. verme, pero no puedo.
Caballero de los Espejos —Otra vez escu- Caballero de los Espejos —Y usted es un... Don Quijote —Bien, bien, empecemos de
ché un sonido. ¿Habrá alguien escondido? abrepapas. nuevo...
Bien, como iba diciendo, yo conocí muchísima Don Quijote —Y usted es un... na-taspapas. (Repiten los mismos movimientos y el caba-
gente, pero como yo, no hay nadie tan va- Caballero de los Espejos —Y usted es un... llero de los Espejos vuelve a permanecer en su
liente. lataspapas. lugar.)
Don Quijote —(Sale de atrás del árbol.) Creo Don Quijote —Y usted es un... pela-latas. Caballero de los Espejos -—Quiero mo-
9

verme, pero no puedo. roso, y descubren que el amor une a los seres querer... El es un caballero andante que vive
Don Quijote —Bien, bien, empecemos de con un lazo sutil y poderoso. lleno de gloria, y no se va a fijar en una
nuevo. (Don Quijote y Sancho duermen al pie de un campesina que se lo pasa plantando zanahoria.
Sancho —¿Qué les pasa? ¿Se les rayó el árbol en una punta, del escenario. Roncan con Además, los caballeros siempre se casan con
disco? Hace dos horas que dicen lo mismo. sonidos rítmicos y graciosos. Al cabo de unos reinas o con princesas, y yo no tengo nada que
Esto es una representación, y hay que seguir instantes se despiertan y se incorporan bos- ver con ésas. Me voy a dar una vuelta por el
con la función. tezando. En la otra punta del escenario duerme sendero. Tal vez se me ocurra cómo conquistar
Caballero de los Espejos —Se me quedó la Dulcinea, que sólo despierta cuando don Qui- a ese caballero.
lanza clavada, y por más que la muevo no pasa jote y Sancho salen.) (Sale. Un instante después Dulcinea y Don
nada. Don Quijote —Sancho, ¡Tuve un sueño tan Quijote entran simultáneamente te al escena-
Don Quijote —Muy bien, dése por vencido; hermoso! Soñé que me casaba con Dulcinea rio por distintos lados, sin verse. La luz se
yo creo que usted ha perdido. del Toboso. Yo le decía que la quería, y ella intensifica mucho.)
Caballero de los Espejos —Entonces, ¿ya respondía que también me amaba, pero Don Quijote —¡Qué raro! ¡Desde hace un
no podré ser caballero? Yo, que tenía tantas cuando desperté... Dulcinea ya no estaba. A momento todo me parece más hermoso!
ganas... veces pienso que puedo derrotar a cualquier Dulcinea —¡Qué extraño! ¡Desde hace un
Don Quijote —Pero, hombre, déjese de enemigo, pero no sé si Dulcinea se casará instante todo está más luminoso!
macanas. Todavía puede ser caballero. Pero conmigo. Me voy a caminar un poco. Tal vez se (De pronto se encuentran frente a frente,
escuche esto con mucha atención: si quiere ser me ocurra alguna idea que me ayude a con- chocan el uno con el otro y se sobresaltan. Los
caballero, deje de ser fanfarrón. quistar a Dulcinea. (Don Quijote y Sancho dos están muy nerviosos y turbados.)
Caballero de los Espejos —(Hace una re- salen. Dulcinea sigue durmiendo. Se escucha Don Quijote —(Temblando por la emoción.)
verencia, muy conmovido.) El caballero de los la voz de la madre que la llama.) ¡Du du du Dulcinea!
Espejos le agradece su hermoso consejo. (Con Voz de la Madre —Vamos, Dulcinea, leván- Dulcinea —¡Do do do don Quijote!
mucha emoción.) Adiós Sancho, adiós, don tate, tenés que ir a plantar tomate. Don Quijote —Bu bu buenas tardes. (Para
Quijote. Dulcinea —(Dormida.) Ya voy, ya voy. sí.) Pero, ¿qué me pasa? ¡El corazón me arde!
Don Quijote —Adiós. Voz de la Madre —Vamos, vamos, tenés que Dulcinea —Tardes buenas. (Para sí ) Pero,
Sancho —Adiós. ir a cuidar las vacas y a regar las plantas de ¿qué me pasa? ¡El corazón me vuela!
Don Quijote —Vamos, Sancho, el camino espinaca. Don Quijote —Qué grata sorpresa encon-
nos espera. Después de cada aventura hay una Dulcinea —(Se va incorporando a medida trarte. (Muy tímido.) Justamente tenía ganas
aventura nueva. que habla.) Sí, sí, ya voy. (Con voz muy dulce.) de hablarte.
Me gustaría dormir un poco más porque tuve Dulcinea —(Se pone coqueta, pierde súbi-
Episodio de los amores de Dulcinea y un sueño muy hermoso. ¡Soñé que don Qui- tamente la timidez y se hace un poco la in-
don Quijote jote quería ser mi esposo! Desde que conocí a teresante.) Ah, ¿sí? ¿A mí?
don Quijote me lo paso pensando en él, y me Don Quijote —Este... quería proponerte al-
Presentador —Don Quijote y su amada muero de ganas de volverlo a ver. Pero no sé go... pero no sé si yo valgo... (Para sí.)
Dulcinea tienen un encuentro audaz y cando- qué hacer, tengo miedo de que él no me vaya a ¿Cómo le digo? ¿Cómo le digo? ¿Cómo le
10

digo? Don Quijote —No importa. No sos la reina de de caminos.


Dulcinea —¿Qué? ningún pueblo, ni la princesa de una nación, Don Quijote —Y uniremos por siempre
Don Quijote —(Confundido.) Que cómo le pero sos la princesita del país de mi corazón. nuestros destinos.
digo si se quiere casar con-mig... No, nada... Dulcinea —(Suspirando.) Ay, don Quijote, (Salen de la mano.)
Dulcinea —¿Qué querías proponerme, don qué imaginación. Pero yo soy sólo una cam-
Quijote? ¿Vas a invitarme a pasear en bote? pesina. Episodio de las bodas de Basilio y
Don Quijote —No... este... no. (Para sí.) Don Quijote —Sí, pero sos divina. Y me te- Quiteria
¿Cómo le digo si se quiere casar conmigo? nés que creer, te quiero con todo mi ser. Me
Dulcinea —Entonces, don Quijote de La gusta mucho como sos. Presentador —Don Quijote intenta hacer
Mancha, ¿me vas a invitar a pasear en lancha? Dulcinea —Y yo no hago más que pensar en justicia y ayudar a todo desdichado, por eso
Don Quijote —(Inspira profundamente.) No, vos. Te quiero con todo mi corazón. lucha contra la adversidad para casar a dos
no te invito a pasear en bote ni en lancha a Don Quijote —Y yo, con todo mi corazón, mi enamorados.
motor; te invito a que nademos juntos por las cabeza, mi pulmón, mi hígado, mi riñón... (Don Quijote, Sancho y Dulcinea avanzan
aguas del amor. bueno, te quiero muchísimo. canturreando por el camino. De a poco co-
Dulcinea —Ah, me parece mucho mejor. Dulcinea —Y yo también, porque sos... qui- mienza a oírse un lamento en la lejanía, que se
Además, yo no soy muy instruida, pero creo jotísimo. va tornando más claro y audible.)
que en esa época a motor no había. Bueno, Don Quijote —Entonces, casémonos ma- Don Quijote —Un momento, un momento.
¿qué me querías decir? Habla, te escucho. ñana mismo. Dulcinea, tu pelo parece un ¿No escucharon un lamento?
Don Quijote —Es que... te quiero... te quiero campo lleno de duraznos dorados, y tu sonrisa Sancho —¿Está seguro de que no fue el
decir algo... pero me da vergüenza. es como el sol en las mañanas de verano. viento?
Dulcinea —Hay que tener una paciencia... Dulcinea —Tu mirada es como un lago bri- Dulcinea —A ver... escuchemos bien
Don Quijote —Discúlpame si tardo un poco. llante y profundo donde corren las aguas más atentos.
Lo que pasa es que me tenés loco. Dulcinea, claras del mundo. Don Quijote —O me fallan las orejas, o acá
¡tu belleza me hace perder la cabeza! Don Quijote —Tus labios son como pétalos hay alguien que se queja.
Dulcinea —(Impaciente.) Bueno, concrete- de una flor, vibrantes de perfume y tibio color. Dulcinea —Alguien tiene algún problema,
mos de una vez. ¿Qué me querías decir? Dulcinea —¡Sos un amor! ¡Qué cosas que me una dificultad o una pena.
Don Quijote —Que yo... sin vos... no puedo decís! Se ve que estás inspirado. Sancho —Creo que tiene razón. Es buena
vivir. (Muy solemne.) Yo te pregunto, Dulcinea Don Quijote —No, e-na-mo-ra-do. Y las oportunidad para que entremos en acción.
del Toboso, si no quisieras que yo fuera tu cosas que te digo no son invento mío, son Don Quijote —Alguien necesita nuestra
esposo. palabras que el amor me dicta al oído. ayuda, no tengo ninguna duda.
Dulcinea—¡Sí, sería grandioso! (Se pone Dulcinea —Te quiero tanto, tanto, que con Dulcinea —Amigos, estoy segura, ¡aquí em-
súbitamente seria.) Pero no sé... Tengo en- vos todo tiene más encanto. pieza una aventura! (Entran Basilio y Quiteria
tendido que los caballeros siempre se casan Don Quijote —Sos tan hermosa, que tu sollozando. Dulcinea es la primera en advertir
con reinas o con princesas, y yo no pertenezco presencia hace más lindas todas las cosas. su presencia.)
a la nobleza. Dulcinea —Juntos recorreremos miles Dulcinea —Creo que son ellos los de los
11

lamentos. No parecen muy contentos. morado, escucha música por todos lados. engaño...
Sancho —Sí, sí, se los ve muy tristes. Por lo Don Quijote —(Como en un sueño.) Y claro, Sancho y Dulcinea —(Con desaprobación.)
que vemos, necesitan que los ayudemos. lo dice don Quijote de La Mancha, cuando uno ¿Cómo?
Don Quijote —Parece que alguna pena les ama, el corazón se ensancha. Don Quijote —...Que no causará ningún
aflige el corazón. Tratemos de encontrarles Basilio —(Quebrando el clima romántico.) Sí, daño.
una solución. (A la pareja, que aún no ha sí, pero pronto nos tendremos que separar y Sancho y Dulcinea —Ah...
advertido su presencia.) Buenas tardes. no nos veremos nunca más. Don Quijote —Usaremos un engaño que no
Basilio —Les decimos buenas tardes, porque Don Quijote —No lo vamos a permitir. causará daño, y con él vamos a lograr que los
somos educados. Dulcinea —Nosotros los vamos a ayudar. enamorados se puedan casar. Vamos a con-
Quiteria —Pero para nosotros son malas, Pero cuéntennos por qué se tienen que se- vencer al padre de Quiteria de que Basilio ya no
porque somos desdichados. parar. (Basilio comienza a ir de un lado a otro está en la miseria. Le diremos que venimos a
Sancho —Sí, a nosotros ya nos parecía que en actitud vigilante, como si temiera la llegada buscarlo de parte de un tío de Basilio que es
en sus caras no había alegría. de alguien.) muy rico y vive en el reino de Fra-trubilio...
Dulcinea —Cuéntennos qué les pasa. Quiteria —Mi padre no quiere que me case Sancho —¿Y qué es el reino de Fra-trubilio?
¿Tienen algún problema en su casa? con Basilio porque dice que es muy pobre. Dulcinea —Es donde vive el tío de Basilio.-
Sancho —Dígannos qué les sucede. Su tris- Quiere que me case con alguien a quien la Basilio —Pero... yo no tengo ningún tío.
teza, ¿a, qué se debe? plata le sobre. Don Quijote —Jovencito, no haga lío. Esta es
Don Quijote —Si logramos hacer algo por Basilio —Yo la quiero mucho a Quiteria, pero una historia que inventamos para que el amor
ustedes seremos muy afortunados. estoy en la miseria; no tengo ni un centavo, y la cabeza puedan vencer a la pobreza. Le
Basilio —(Sollozando.) Es que... estamos por eso estoy desesperado. diremos al padre de Quiteria que venimos de
enamorados. Don Quijote —Atención, atención, busca- parte de un tío de Basilio que lo nombró su
Don Quijote —¿Y eso es motivo para ser remos la solución. El problema es realmente heredero y le regaló un montón de dinero.
desgraciados? grave, pero no dejaremos que el amor se Basilio —¡Quiteria, ahí viene tu padre! ¡Rá-
Quiteria —(Sollozando.) Es que... quieren trabe. pido, a escondernos!
obligarnos a vivir separados. Pero nosotros... Sancho —Tengan un poco de paciencia. .. (Se esconden e inmediatamente aparece el
nosotros nos amamos. (Se pone muy román- Don Quijote —Y tratemos de usar la inteli- padre de Quiteria.)
tica..) gencia. Don Quijote —Buenas tardes.
Basilio —(Con fervor.) Cuando estamos Dulcinea —Usando la cabeza y la imagina- Padre —Buenas tardes. (Intenta seguir de
juntos el corazón nos late vertiginosamente. ción, encontraremos la solución. largo y Sancho le corta el paso.)
Quiteria —Nosotros nos amamos inmensa- Don Quijote —Sí, aunque la situación es Sancho —¿Es usted de este lugar?
mente. realmente adversa, a veces la maña es más Padre —Sí, sí, yo vivo en esta aldea.
Basilio—(Exaltado.) Cuando estoy con mi poderosa que la fuerza. (Piensa muy concen- Dulcinea —Mucho gusto. Nosotros somos
amado todo es más hermoso, el cielo es más trado. De pronto pega un salto.) Basilio, pronto don Quijote, Sancho y Dulcinea.
claro y el sol más luminoso. el padre de Quiteria será su suegro. Me apa- Don Quijote —Y estamos buscando a un
Basilio y Quiteria —Cuando uno está ena- reció una idea en el cerebro. Usaremos un hombre...
12

Sancho —Que hasta ayer era muy pobre... Quiteria —Pero, ahora, ¿la fortuna, de dónde solucionado. Espero que muy pronto estén
Dulcinea —... Y gracias a un hecho extraor- la sacamos? Don Quijote —Eso enseguida lo casados.
dinario desde hoy será millonario. solucionamos. (Se miran los tres y empiezan a Quiteria —¿Ustedes no necesitan el dinero
(El padre de Quiteria muestra cada vez más poner monedas en una bolsa.) Les daremos que nos dieron?
interés en la conversación.) todo lo que tenemos, y creo que con eso los Don Quijote —No, no. Tenemos que realizar
Sancho —¿Por casualidad no conoce a un ayudaremos. un largo viaje, y si llevamos las monedas es
joven llamado Basilio? Basilio —¡Qué alegría! ¡Qué felicidad! más pesado el equipaje.
Padre —Sí, ¡y ya me tiene cansado con eso de Quiteña —Nos ha salvado su generosidad. Basilio —Les agradecemos mucho que nos
que él y mi hija están enamorados! ¿Para qué (Entra de súbito el pretendiente de Quiteria y hayan ayudado. Gracias a ustedes ya no somos
lo buscaban? le arrebata la bolsa a don Quijote.) desdichados.
Don Quijote —Para... para... para... Ah, sí. Pretendiente —Qué felicidad ni qué felici- Quiteria —¿Cómo podremos pagarles su
Venimos de parte de un tío de Basilio... dad. Traiga esa bolsita para acá. inmensa generosidad? Gracias a ustedes re-
Dulcinea —Que es muy rico... Basilio —¡Ese es mi enemigo! cuperamos la felicidad.
Sancho —Y vive en el reino de Fra-trubilio. Quiteria —El que se quiere casar conmigo. Don Quijote —Si quieren hacer algo por
Padre —¿Y qué es el reino de Fra-trubilio? Sancho —¡Suelte esa bolsita inme- nosotros, sigan su camino, y cuando encuen-
Sancho —¡Donde vive el tío de Basilio! diatamente! tren a dos enamorados, ayúdenlos como no-
Padre —Ah... claro. Dulcinea —¡Pedazo de insolente! sotros los hemos ayudado.
Don Quijote —Nos envía el tío de Basilio Don Quijote —¡Voy a utilizar la espada, para (Se despiden, todos muy emocionados. Don
porque lo nombró su heredero y le regaló un que Basilio se case con su amada. ¡Abran Quijote, Sancho y Dulcinea emprenden nue-
montón de dinero. cancha, abran cancha, que aquí viene don vamente el camino. Mientras tanto, entra el
Dulcinea —Queremos avisarle a Basilio que Quijote de La Mancha! presentador.)
es dueño de una fortuna. (Espadea con el pretendiente. Don Quijote es Presentador —Y así siguieron su marcha, en
Sancho —Que esperamos le resulte oportu- mucho más hábil y está a punto de vencerlo.) pos de mil aventuras.
na. Pretendiente —Detenga esa estocada, pe- Para unos hacían hazañas; para otros, sólo
Padre —Bueno, este... yo siempre dije que lear con usted no me gusta nada. locuras. Pero por donde pasaban dejaban una
era un jovencito muy inteligente. Y sería bueno Don Quijote —Está bien, pero vayase de esperanza; por eso nadie se olvida del Quijote
que se casara con mi hija aunque ella tenga aquí enseguida. Me pone muy malhumorado y sus andanzas.
otros pretendientes. Voy a buscarlo. Esperen que quiera separar a estos enamorados. (El
un momentito que se los traigo en un ratito. pretendiente sale.) TELÓN
(Salen. Entran Basilio y Quiteria.) Sancho —Ya ven, amigos, el problema está

S-ar putea să vă placă și