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UNIVERSIDAD NACIONAL AGRARIA

LA MOLINA

Facultad de Industrias Alimentarias

Departamento De Tecnología De Alimentos Y Productos


Agropecuarios

INFORME N° 9

EVALUACIÓN DEL ESTADO NUTRICIONAL

Curso: Alimentación y Nutrición Humana

Grupo: Miércoles 11am a 1pm

Profesora: Ing. Cortés Paola

Integrantes: García Uscata, Lourdes


Magallanes Chauca, Cristina
Saire Milla, Sandra Mabel
Sucasaire Carbajal, James

Fecha de entrega: 27/11/2019

La Molina, 2019
I. INTRODUCCIÓN
Los hallazgos pueden conducir a la creación de programas educativos para
ayudar a la gente a mejorar sus dietas. Pueden señalar, así mismo, la relación
existente entre el consumo de alimentos y el estado nutricional para que las
personas adopten las decisiones relativas a la producción o al consumo de
alimentos, puedan satisfacer las necesidades de la gente a los niveles local,
estatal, nacional o internacional.
Debido a que son muchas las funciones orgánicas susceptibles a ser afectadas
por una nutrición inadecuada, no existe procedimiento sencillo alguno para
apreciar al nivel nutricional.
Existen tres métodos corrientes para la valoración del estado nutricional son el
examen clínico, el análisis bioquímico y la medición antropométrica.

Algunas etapas de la sub-alimentación pueden descubrirse con un método y


otras con otro. Resulta fácil en efecto detectar síntomas de deficiencia
pronunciada, pero difícil, en cambio descubrir los síntomas moderados.
A través de esta práctica se pretende realizar una evaluación nutricional
completa de un sector de la población bien definido como “muestra” y para ello
se presenta cuadros y figuras que describen la realidad nutricional de un sector
de nuestra población. Estos valores tomados entre 1991-1992, engloban
además aspectos adicionales a lo nutricional (consumo de alimentos, acceso a
salud, morbilidad), porque es estado nutricional puede ser el resultado de
diversas variables.

El objetivo de esta práctica es que el alumno, con los datos presentados


deberá tomar una actitud crítica y analizadora para poder posteriormente
plantar alternativas y posibles soluciones a los problemas detectados.
II. MATERIALES Y MÉTODOS
2.1. Procedimiento
• A continuación, se presenta una Evaluación Nutricional realizada por la
Asociación Benéfica PRISMA.
2.2. Metodología
• El universo de la encuesta está conformado por hogares con al menos
un niño menor de 3 años. La muestra ha sido estratificada en cinco dominios
(circunscripción que tiene homogeneidad interna):
• Costa que comprende la provincia de Barranca y Huaura.
• Sierra (> 2000 msnm) que comprende la provincia de Huarochirí.
• Lima metropolitana, dividida en tres estratos de acuerdo al nivel socio-
económico:
Metropolitano bajo, Metropolitano medio y Metropolitano bajo.
En el estrato bajo (pueblos jóvenes) más del 50% de las viviendas carece de
conexión a la red de agua y desague.
Dentro de la Costa y Sierra se incluyó localidades y áreas de empadronamiento
rural en una proporción que refleja el porcentaje de la población que vive en el
ámbito rural.
El tamaño muestral fue alrededor de 600 niños en cada dominio para asegurar
una precisión comparable en los estimados y hacer sub-divisiones por edad del
niño.
El diseño general corresponde a un estudio de corta duración, donde primero
se identifica los factores de riesgo para después registrar la instalación de un
daño (retardo en el crecimiento o adelgazamiento) durante el intervalo. Cada
hogar seleccionado fue visitado en dos ocasiones, la primera abarcó
predominantemente la estación fría (Mayo-Septiembre 1991) y la segunda en
verano (Octubre 1991 – Febrero 1992). El equipo de campo estuvo conformado
por encuestadores y supervisores profesionales. Los datos recogidos en
formatos estructurados, fueron ingresados a una base de datos y se calculó los
índices antropométricos con un programa desarrollado localmente.
III. RESULTADOS Y DISCUSIÓN

3.1. Peso

Figura 1. Peso vs Edad, ambos sexos


3.2. Talla

Figura 1. Talla vs edad, ambos sexos


3.3. Prevalencia de desnutrición

Figura 3. Proporción de prevalencia en niños de 3 años según indicador y


dominio
3.4. Incidencia de retardo en el crecimiento

Figura 3. Tasa de incidencia de retardo por grupo de edad y dominio

En la gráfica anterior se puede observar que el sector donde existe mayor


incidencia de retardo por grupo de edad y dominio, es el sector de la sierra,
seguida por la costa y finalmente sigue los sectores de lima metropolitana baja,
media y alta respectivamente.
Según Ozaltin, (2010), entre los factores que contribuyen al retraso del
crecimiento y del desarrollo figuran la mala salud y nutrición maternas, las
prácticas inadecuadas en la alimentación de lactantes y niños pequeños, y las
infecciones. En particular, incluyen el estado nutricional y de salud de las
madres antes, durante y después del embarazo, estado que influye en las
etapas iniciales del crecimiento y desarrollo del niño desde la etapa
intrauterina. Por ejemplo, la limitación del crecimiento intrauterino debida a la
desnutrición materna (estimada a partir de las tasas de bajo peso al nacer) es
responsable del 20% de los casos de retraso del crecimiento en la niñez (Black,
2013).
Según Victoria (2016), la nutrición inadecuada es una de las muchas causas
del retraso del crecimiento. A menudo, el crecimiento insuficiente comienza ya
en el útero y se prolonga después del parto como consecuencia de unas
prácticas de lactancia subóptimas y de deficiencias en la alimentación
complementaria y el control de infecciones

En el Perú, la estrategia nacional CRECER contra la malnutrición infantil se


marcó un objetivo inicial de reducir un 9% la incidencia del retraso del
crecimiento entre 2005 y 2011 (Lutter, 2009). Bajo el liderazgo de la
Presidencia del Gobierno, la estrategia se aplicó a escala nacional, regional y
de distrito e implicó a diferentes áreas como la salud, la educación, el
abastecimiento de agua y saneamiento, la vivienda y la agricultura, así como
asociados no gubernamentales.

Con la práctica de esta estrategia, según Mejia (2011), el retraso del


crecimiento entre los niños menores de 5 años bajó de un 22,9% en 2005 a un
17,9% en 2010. Las mejoras en las zonas rurales pobres fueron mayores que
la media nacional gracias al enfoque selectivo del programa JUNTOS
(Chaparro, 2012).

3.5. Deficiencia de hierro en mujeres no gestantes

Figura 5. Proporción de prevalencia de anemia en mujeres de edad fértil


no gestantes según estrato, lima metropolitana 1992
En la figura anterior se muestra que el sector de lima metropolitana alta tiene
menor proporción de prevalencia de anemia en mujeres de edad fértil no
gestantes, a comparación de lima metropolitana media y baja que tienen mayor
prevalencia.

Según Benoist, (2008), la deficiencia de hierro es la causa de anemia más


común en el mundo, por lo que generalmente se asume que este déficit es
causante del 50% de todos los casos de anemia. La anemia a su vez puede ser
causada por otras carencias nutricionales entre ellas, las de folato, vitamina
B12 y vitamina A; o también debido a una inflamación aguda o crónica, a las
parasitosis y las enfermedades hereditarias o adquiridas que afectan a la
síntesis de hemoglobina y a la producción o la supervivencia de los eritrocitos.

Las mujeres en edad reproductiva no gestantes son un grupo vulnerable a este


problema, ya que estas iniciativas de prevención, están más enfocadas en
lactantes, niños y mujeres gestantes. (Benoist, 2008)

Según Riveros (2015), mediante una investigación que hizo acerca al tema,
observó una mayor frecuencia (46,5%) de mujeres entre los 20 y 29 años. Se
evidenció una mediana de 10 años de estudio y una mayor frecuencia
procedente de zona urbana, para las mujeres de edad reproductiva con anemia
o deficiencia de hierro. También determino que existe un mayor porcentaje de
mujeres no gestantes con anemia no ferropénica o deficiencia de hierro sin
anemia en los sectores rurales a comparación de la zona urbana.
3.6. Estado nutricional de hierro

Figura 6. Porcentaje de prevalencia de anemia y deficiencia de hierro en niños


menores de 4 años según indicador y estrato, lima metropolitana 1992.
3.6.1. Porcentaje de prevalencia de anemia:
Según la Figura 6 presentado en la guía de práctica, el porcentaje de
prevalencia de anemia varía según el estrato socioeconómico en Lima
Metropolitana, en esta Figura se evidencia que en el Metropolitano bajo el
porcentaje de anemia es, aproximadamente, 27 % , valor similar al que se
presenta en el nivel Metropolitano medio; por otra parte, en el nivel
Metropolitano alto se registra el menor % de prevalencia de anemia, el cual es,
aproximadamente, 13 %.
Maceda (2017) menciona que estudios recientes reportan que más de 1,6
billones de personas en todo el mundo tienen niveles de hemoglobina
disminuidos. De ellos, los niños y las mujeres son los grupos más afectados.
Se conocen las principales causas fisiopatológicas de anemia; entre ellas, la
pérdida excesiva de sangre, la disminución de la producción de glóbulos rojos y
la excesiva destrucción de eritrocitos. De las mencionadas, la deficiencia de
hierro, que impide una adecuada producción de glóbulos rojos, sigue siendo la
principal causa de anemia. Se estima que el 50% de los casos de anemia se
deben a la deficiencia de hierro. El cual muchas veces es causado por una
mala alimentación, pues existe evidencia bien documentada señalando que la
anemia es un indicador de mala nutrición y mala salud, lo cual explica el motivo
por el cual el mayor porcentaje de anemia se encuentra en el nivel socio-
económico Metropolitano bajo, dado que, éstas personas presentan bajos
recursos, lo cual impide brindar una alimentación adecuada.
Al mismo tiempo Caballero y Blas (2011) hacen referencia que,
investigaciones señalan que entre los efectos a la salud más dramáticos de la
anemia, se encuentran, el aumento del riesgo de mortalidad materna e infantil.
Por ejemplo, en animales y seres humanos con deficiencia de hierro se ha
evidenciado funciones y patrones alterados en la producción de hormonas y
metabolismo. Estos últimos incluyen neurotransmisores y hormonas tiroideas
que están asociados con funciones neurológicas, musculares y la regulación de
la temperatura. Así mismo, se ha visto que la anemia por deficiencia de hierro
retrasa el desarrollo psicomotor y afecta el rendimiento cognitivo de los bebés,
niños y adultos.
3.6.2. Porcentaje de prevalencia de bajo hierro funcional:
En la Figura 6 se muestra que el porcentaje de prevalencia de bajo hierro
funcional (hemínico y no hemínico) en el nivel socio-económico Metropolitano
alto y medio presentan valores de 26 y 27 % respectivamente, en el caso del
nivel Metropolitano bajo presenta un mayor porcentaje con un valor de 38%.
La literatura señala que la principal fuente de hierro necesario como elemento
esencial en la hemoglobina se encuentra en la dieta. Este tiene dos formas
principales: el hierro hémico y el no hémico. Las plantas y los alimentos
fortificados con hierro contienen hierro no hémico solamente, mientras que la
carne, mariscos y aves contienen tanto hémico y hierro no hémico, lo cual
explica porque el nivel M. bajo, debido a que se carece del conocimiento, sobre
el aliemento que contenga hierro, y de recursos económicos para implementar
dichos alimentos, sobretodo de origen animal, en su dieta, pues el costo puede
ser elevado (Maceda, 2017).
3.6.3. Porcentaje de baja reserva de hierro:
A diferencia de los porcentajes de prevalencia de anemia y bajo hierro
funcional, en este caso quien presenta mayor porcentaje de baja reserva de
hierro es el nivel socio-económico Metropolitano alto, con un valor de 48 %, así
mismo, en el caso del Metropolitano medio y bajo, los valores son iguales a 44
y 43 % respectivamente.
Una nueva forma de suplementos de hierro, con contenido de hierro hémico o
también llamado hemo ha sido probada, evidenciando que la absorción de
Hierro hemo es mayor. El hierro hemo aporta aproximadamente el 10 % a 15 %
de la ingesta total de hierro en las poblaciones occidentales. Estudios clínicos
han evidenciado que el hierro hemo permite una mayor absorción de hierro, en
comparación con las sales de hierro o placebo (Maceda, 2017)

3.7. Vitamina A (retinol)

Figura 7. Porcentaje de prevalencia de niveles subnormales de vitamina a en


suero en niños menores de 4 años según estrato, lima metropolitana 1992.

Los resultados de los análisis realizados a niños menores de 4 años muestran


los diferentes porcentajes de bajo retinol en suero y en hígado según los
diferentes niveles socio-económicos. Según la Figura 7, en el estrato
Metropolitano alto, menos del 2% de niños estudiados tienen baja
concentración de retinol en suero, de igual manera en el caso del nivel
Metropolitano medio, menos del 7% de niños estudiados tienen baja
concentración de retinol en suero; caso contrario a lo encontrado en el nivel
socio-económico bajo, en el cual, por lo menos, 25 % de los niños estudiados,
presentaron baja concentración de retinol en suero, sobrepasando el corte
realizado por la OMS, que establece que si, más del 10% de niños estudiados
presentan baja concentración de retinol en suero (menor a 20µg de retinol / 100
ml), se considera que es un problema de la salud pública.
En el caso de bajas concentraciones de suero en el hígado, si se obtuvo
porcentajes considerables de baja cantidad de reserva, obteniendo valores
iguales a 48%, 62% y 80% de la población estudiada presentaron bajas
reservas de retinol en el hígado en los niveles socio-económicos Metropolitano
alto, medio y bajo respectivamente.
Los seres humanos requieren cantidades pequeñas de vitamina A en su dieta
(400 a 1300 µg de retinol por día, según la edad). Esta cantidad se puede
ingerir fácilmente en la alimentación diaria en la mayoría de los paises
occidentales, pero se ha demostrado que una dieta deficitaria de vitamina A
(especialmente en niños) es un problema de salud común en algunas partes
del mundo, tradicionalmente, esta deficiencia se asocia con xeroftalmía y
disminución de la visión nocturna. No obstante, en las últimas décadas se ha
dado un impulso especial a los estudios que relacionan las infecciones y la
mortalidad infantil con la deficiencia de vitamina A, aunque no existan
manifestaciones clínicas (Escobal, y otros, 2001).
Se calcula que 251 millones de niños menores de 5 años en el mundo
presentan déficit de vitamina A. Esta deficiencia causa entre 1 millón y 2,5
millones de muertes anuales por su asociación con enfermedades diarreicas y
respiratorias (Escobal, y otros, 2001).
Se considera que una población tiene una deficiencia de vitamina A leve
cuando entre el 2% y el 10% de la misma presenta valores de retinol
plasmático inferiores a 20 µg/dl, como se evidencian en los niveles M. medio y
alto; esa deficiencia es moderada cuando entre el 10% y el 20% de esa
población presenta esos valores y es severa cuando esta cifra está presente en
más del 20% de la población, la situación en el nivel M. bajo es más grave que
en el resto porque el retinol supera el 20%. La lactancia materna provee retinol
en forma adecuadamente absorbible; por lo tanto, es importante en la
prevención de la deficiencia de vitamina A en niños pequeños (Allende, 1997).
Allende (1997) menciona que las fuentes principales de vitamina A en la dieta
son los carotenos procedentes de frutas y verduras (Acelga, espinaca, batata,
zapallo, calabaza, zanahoria, durazno) y los ésteres de retinol procedentes de
los tejidos animales (especialmente del hígado) (Huevo, hígado, carne de vaca,
cerdo, cordero, pollo y pescado).
Cabe resaltar que algunos estudios confirman que la vitamina A juega un rol
importante en la causa de anemia, las evidencias sugieren que este efecto es
mediado a través de la síntesis de transferrina y receptores de transferrina, de
ahí mejoran la movilización del hierro y el ingreso de hierro a los tejidos
eritropoyéticos, además la vitamina A mejora la absorción del hierro en el
precario intestino humano (Quiroz, 2009).

3.8. Lactancia y ablactancia


Según los datos recopilados en niños menores de 4 años, se halló los
porcentajes de la lactancia según la edad y los diferentes niveles socio-
económicos. Para la lactancia se evidencia un descenso considerable de la
disminución de lactancia en los 5 primeros meses en el nivel socio-económico
Metropolitano alto, de tal manera que solo el 37% de los niños estudiados
siguen lactando a los 10 meses de nacidos y menos del 10% siguen lactando a
los 30 meses de nacido. De manera similar, en el caso de nivel Metropolitano
medio y bajo, el porcentaje de niños que siguen lactando disminuye en los
primeros 5 meses, registrándose un valor de 75%, a los 10 meses de nacido el
40% y el 35%, respectivamente, fue destetado y a los 30 meses de nacido, solo
el 18% de niños estudiados siguen lactando.
En el caso de la sierra y la costa, el periodo de lactancia es mayor comparado
a Lima Metropolitana, puesto que a los 10 meses de nacido se muestran
valores iguales a 75 y 85% respectivamente, de niños que siguen lactando,
luego va disminuyendo sin pendientes pronunciadas y se observó que luego de
25 meses de nacido, hay un descenso considerable en el porcentaje de niños
que aun lactan, sin embargo, es en la sierra donde el periodo de lactancia es
más duradero.
Según la gráfica de porcentaje de niños que inician agűitas, evaluado según el
nivel socio-económico y la edad se evidencia un claro ascenso en el inicio de
consumo de agüitas en los primeros 5 meses en todos los niveles de Lima
Metropolitana y en la costa (80-90%), presentando en la sierra un menor
ascenso de ésta práctica en los primeros 5 meses (55%). Luego de 10 meses
de nacido, el 99% de niños que viven en los niveles Metropolitano alto y medio
ya consume agüitas, para la costa y el nivel Metropolitano bajo este porcentaje
varía entre 88-90%; cabe destacar que al igual que en la lactancia, en la sierra
este periodo dura más, el periodo de ablactancia empieza tarde, pues a los 15
meses de nacido el 75 % de niños recién comienzan el consumo de agüitas,
siendo el menor porcentaje en comparación a los otros niveles socio-
económicos estudiados.
La OMS ha definido criterios para evaluar las prácticas de alimentación del
infante. Se considera lactancia materna exclusiva (LME) cuando el lactante
sólo recibe leche humana directamente de su madre o extraída, y ningún otro
líquido o sólido a excepción de gotas o jarabes consistentes en vitaminas,
suplementos minerales o medicamentos. La lactancia materna predominante
(LMPred) se refiere a que el niño además de recibir lactancia materna, también
recibe agua pura o bebidas (agua endulzada, infusiones, té, entre otros), jugos
de frutas, excluyendo otros líquidos basados en alimentos. En la lactancia
materna parcial (LMP) el niño recibe además de LME o LMPred, leche de
origen no humano y en la lactancia artificial (LA) sólo leche de otro origen, en
los resultados analizados ningún nivel socio-económico ni costa y sierra
presentaron LME, por el contrario, al analizar la lactanci y ablactancia, podría
considerarse wue los primeros cinco meses se dio la LMPred y en los
siguientes meses la LMP (Carrasco, Villena, Pachas y Sanchez, 2009).
Carrasco, Villena, Pachas y Sanchez. (2009) mencionan que tan sólo un 35%
de los lactantes de todo el mundo son alimentados exclusivamente con leche
materna durante los primeros cuatro meses; la alimentación complementaria
suele comenzar muy pronto o en otros casos muy tarde, y con frecuencia los
alimentos son nutricionalmente inadecuados e insalubres. En el Perú, algunos
investigadores encontraron que se brinda LME hasta los 6 meses en un
margen de 32 a 36,7% de los niños (19, 20). El 55,9% de las madres de
menores de 6 meses abandonan la LME (21). El inicio de la ingesta de líquidos
en forma de infusiones ocurre entre los 7 a 9 meses en el 62,2% de niños con
ablactancia e incluso antes de los 6 meses en el 75% de los niños, como lo
reportan otros estudios (Carrasco, Villena, Pachas, & Sánchez, 2009).
La adecuada alimentación y nutrición de los niños durante los tres primeros
años de vida, es decir la lactancia materna y la adecuada alimentación
complementaria, son esenciales para garantizar un buen desarrollo intelectual y
un desenvolvimiento laboral en la vida adulta. La interrupción de la lactancia
materna exclusiva es un hecho frecuente en el Perú. En un estudio realizado
en algunos ámbitos del Perú, la mediana de la edad de introducción de aguas
azucaradas e infusiones estuvo entre los 2 y 3 meses en la región sierra, y fue
de 15 días en la región Lima, lo cual se evidencia en las gráficas analizadas .
A pesar de que el efecto protector de la lactancia materna contra las
infecciones disminuye con la edad y con la introducción de otros alimentos,
existe evidencia de que los índices de morbilidad y mortalidad se mantienen
muy bajos en niños que continúan lactando entre los 2 y 3 años 15-17. En el
Perú, existen prevalencias altas de infecciones respiratorias y de diarrea, lo que
podría estar relacionado con la duración, apenas mayor, al primer año de vida
de la lactancia materna que reportamos en nuestro estudio (Rojas, y otros,
2004).
La lactancia materna exclusiva (LME) más de 6 meses o inicio tardío de la
ablactancia podría ser también considerado un factor contribuyente a la
anemia. Pasricha y col., en su estudio realizado en zonas rurales de la India
que incluyó a 405 niños (edad, 12 a 23 meses) de nivel socioeconómico bajo,
encontraron una prevalencia de anemia cerca de 75,3%, donde la anemia
estaba directamente asociada a la continuidad de la lactancia materna más de
6 meses (López, Atamari y Mestas, 2016).
Es necesario que los organismos del estado, mejoren las estrategias
educativas y comunicacionales, y que den mayor énfasis en las acciones de
promoción que conlleven a mejorar la calidad de las prácticas de lactancia
materna y alimentación complementaria, como elementos fundamentales para
mejorar la salud y nutrición de la población infantil peruana y
consecuentemente para mejorar la capacidad de este recurso humano en la
vida adulta. En nuestro país también se han llevado a cabo actividades de
fomento, protección y desarrollo de lactancia materna como la acreditación de
90 hospitales como amigos del niño de un total de 138 hospitales tanto del
Ministerio de Salud (MINSA), ESSALUD y Fuerzas Armadas (F.F.A.A.) (Cairo,
2000).

IV. CONCLUSIONES
 Se puede observar que el sector donde existe mayor incidencia de
retardo por grupo de edad y dominio, es el sector de la sierra, seguida
por la costa y finalmente sigue los sectores de lima metropolitana baja,
media y alta respectivamente.
 Se muestra que el sector de lima metropolitana alta tiene menor
proporción de prevalencia de anemia en mujeres de edad fértil no
gestantes, a comparación de lima metropolitana media y baja que tienen
mayor prevalencia.
 El porcentaje de prevalencia de anemia varía según el estrato
socioeconómico en Lima Metropolitana, se evidencia que en el
Metropolitano bajo el porcentaje de anemia es, aproximadamente, 27 %
, valor similar al que se presenta en el nivel Metropolitano medio; por
otra parte, en el nivel Metropolitano alto se registra el menor % de
prevalencia de anemia, el cual es, aproximadamente, 13 %.
 En el estrato Metropolitano alto, menos del 2% de niños estudiados
tienen baja concentración de retinol en suero, de igual manera en el
caso del nivel Metropolitano medio, menos del 7% de niños estudiados
tienen baja concentración de retinol en suero
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