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É l derecho a la seguridad social se ha transformado con el paso del tiempo, pero de una forma
particular: progresivamente. El principio de progresividad para la seguridad social en
Colombia está consa- grado en el tercer inciso del artículo 48 de la Constitución
estableciendo que: “El Estado (...) ampliará progresivamente la cobertura de la Seguridad
Social que comprenderá la prestación de los servicios en la forma que determine la ley”.
Adicionalmente, dicho principio también se encuentra consagrado en el parágrafo del artić ulo
3o de la Ley 100 de 1993 cuando consagra que “La segu- ridad social se desarrollará en forma
progresiva, con el objeto de amparar a la población y la calidad de vida”
Dicho principio sujeta la forma en la que se deben llevar a cabo esos cambios y tiene dos
aristas. En palabras de Isabel Goyes y Mónica Hidalgo, “implica, de una parte, el deber del
Estado de avanzar en la materialización del derecho en cabeza de todas las personas,
procurando el alcance de mayores beneficios por parte de la población y, de otra, la
prohibición general de establecer medidas regresivas, que desconozcan reconocimientos que
se hayan logrado a favor de los trabajadores”. Consecuentemente, el derecho a la seguridad
social debe cambiar para intentar aumentar tanto la cobertura de los beneficiarios como la
calidad de los beneficios en materia de seguridad social.
Consagración constitucional.
El Estado promoverá las condiciones para que la igualdad sea real y efec- tiva y adoptará
medidas en favor de grupos discriminados o marginados.
El Estado protegerá especialmente a aquellas personas que por su condi- ción económica,
fiś ica o mental, se encuentren en circunstancia de debilidad manifiesta y sancionará los
abusos o maltratos que contra ellas se cometan.
Consagración legal.
La regulación legal del derecho de la seguridad social podría decirse que se encuentra en un
estado de “diáspora normativa” porque no se encuentra consolidado en una sola ley o código.
Sin embargo, la Ley 100 de 1993 es la referencia principal del tema. El libro primero se
encarga de regular el sistema general de pensiones y el artić ulo 10 establece sus dos objetivos:
1. “garantizar a la población, el amparo contra las contingencias derivadas de la vejez, la
invalidez y la muerte, mediante el reconocimiento de las pensiones”; y 2. “propender por la
ampliación progresiva de cobertura a los segmentos de población no cubiertos
con un sistema de pensiones” (Secretaría Senado, 1993).
Por otra parte, la Ley 1580 de 2012 creó la pensión familiar. Esta es, según el artículo 1o
(151A de la Ley 100):
(...) aquella que se reconoce por la suma de esfuerzos de cotización o aportes de cada uno de
los cónyuges o cada uno de los compañeros per- manentes, cuyo resultado es el cumplimiento
de los requisitos estableci- dos para la pensión de vejez en el régimen de prima media con
prestación definida o régimen de ahorro individual y de conformidad con lo estable-
cido en la Ley 100 de 1993. Esta consagración legal de la pensión familiar, muy parecida en
su redacción sintáctica a la pensión de sobrevivencia, es muestra de la evolución, ahora sí
legislativa, de inclusión. En ella se reconoce que las parejas del mismo sexo, en calidad de
compañeros permanentes, pueden acceder a la pensión familiar. Por lo tanto, es la
materialización del objetivo que plantea la Ley 100 y satisface a cabalidad el principio
constitucional de progresividad.
¿Se ven vulnerados los derechos a la igualdad, la salud, y la pensión de sobrevivientes
de las parejas homosexuales cuando las entidades encargadas de reconocer y prestar
estos servicios niegan el acceso en las mismas condiciones en que se reconocen estos
derechos a las parejas heterosexuales?
Las cuestiones que se debaten en esta tutela son muy concretas y tienen como objetivo central
la prestación del servicio de salud a un enfermo de sida que además ha quedado desempleado.
El caso presenta al señor NN, enfermo de sida y que requiere por lo tanto de antiretrovirales,
quien tenía acceso a la seguridad social porque era trabajador dependiente, pero por una razón
no controlable por él: la crisis económica del país, el empleador acudió a los despidos de sus
trabajadores y NN quedó afectado. La cancelación del contrato no se debió pues a que NN
es homosexual.
Los Seguros Sociales lo admitieron como beneficiario, lo cual demuestra que la condición
de ser homosexuales tanto NN como AA en ningún instante fue obstáculo en los Seguros
Sociales porque de haberlo sido desde un principio no hubieran inscrito a NN como
beneficiario del cotizante AA.
El problema radica en que de un momento a otro, sin aceptación de NN y sin juicio previo,
los Seguros Sociales consideraron que NN no podía ser beneficiario de AA, porque no era
familiar y por consiguiente aquél quedaba sin seguridad social en salud,
afectándose gravemente la vida de NN porque el tratamiento que se le daba no puede ser
suspendido. Es decir, hay que analizar preferencialmente si se violaron los derechos a la
seguridad social, a la salud, a la vida y al debido proceso en el caso de NN.
Pero además hay otro aspecto del problema: también instaura acción de tutela el señor AA,
ex-trabajador, pensionado por invalidez, afectado de sida. El reclamo que formula el señor
AA se debe a lo siguiente: el había acudido solidariamente a proteger a su compañero NN
quien se había quedado sin seguridad social en salud y lo presentó como beneficiario; los
Seguros Sociales admitieron tenerlo en tal condición y, sin su autorización y sin ser oído y
vencido en juicio, la Institución dejó sin valor el señalamiento que AA hizo de quien
considera es su beneficiario, poniendo en tela de juicio la proyección del derecho a la
seguridad social y la violación al debido proceso.
Por consiguiente, hay que estudiar si la determinación de los Seguros Sociales, al expulsar
del sistema de seguridad social en salud al señor NN afectó derechos fundamentales de éste
y del señor AA. Es decir, si el Estado social de derecho permite defender a quien, en
circunstancias como las presentadas en esta tutela, no queda cubierto por la seguridad social
por haber sido expulsado del sistema.
Las relaciones entre parejas homosexuales difieren de las relaciones entre personas
heterosexuales lo cual justifica que se les trate diferente
Cualquier persona puede ingresar al sistema de seguridad social en salud sin que importe su
orientación sexual, sin embargo, un homosexual cotizante no puede ingresar a su compañero
pues este no hace parte de su familia, esto no obsta para que el compañero no pueda ingresar
de otra forma como es el régimen subsidiado
El señor Otoniel Sarmiento Moreno, actuando en calidad de agente oficioso del señor Jhon
Alexánder Beltrán Rincón, formuló acción de tutela contra el Seguro Social, Seccional
Bogotá, por estimar vulnerados los derechos fundamentales a la salud, vida, integridad
personal, seguridad social y libre desarrollo de la personalidad de su agenciado, como
consecuencia de la omisión de dicha entidad de afiliarlo al Sistema de Seguridad Social en
salud.
La corte consideró que no le asiste razón al actor al invocar la protección de los derechos
fundamentales de la persona con quien convive por haberse negado el Seguro Social a
inscribirlo como beneficiario, en razón a que las entidades prestadoras de salud no pueden
vincular al régimen contributivo a quienes no cumplen los requisitos legales previstos para
el efecto. Dentro de los requisitos legales está que el beneficiario debe ser familiar del
contribuyente, en esta sentencia la corte mantiene la misma línea por considerar que las
uniones entre parejas homosexuales no constituyen familia.
Es un preámbulo al reconocimiento de los derechos que nos ocupan, estudia si las leyes que
regulan la unión marital de hecho son inconstitucionales, por el hecho de no incluir a las
parejas conformadas por personas del mismo sexo.
La corte concluye que el régimen que regula la unión marital de hecho deja sin protección a
las parejas homosexuales y por tanto restringe injustificadamente la autonomía de los
integrantes de las parejas homosexuales.
Para acceder a este beneficio se establece que debe acreditarse la existencia de una unión
marital de hecho con declaración ante notario de los miembros de la pareja, esto supone la
buena fe y el juramento sobre la verdad de lo expuesto.
“Con el fin de remover el trato discriminatorio hacia las parejas homo-sexuales en cuanto al
beneficio de la pensión de sobrevivientes, la protección otorgada a los compañeros y
compañeras permanentes de las parejas heterosexuales, debe ser ampliada a los compañeros
y compañe- ras permanentes de las parejas homosexuales, por cuanto no existe un
fundamento razonable y objetivo suficiente para explicar el trato des- igual al que vienen
siendo sometidas las personas que (...) han decidido conformar una pareja con una persona
de su mismo género.”
La corte explica que el requisito de la declaración ante notario no es predicable para acceder
a la pensión de sobrevivientes puesto que es excesivo, desproporcionado, injusto y este
requisito fue diseñado para acceder al sistema de seguridad social en salud.
Reglas de la corte para reconocer o negar estos derechos.
Los miembros de una pareja homosexual no pueden ser excluidos del régimen de
seguridad social, esto implica vulneración de sus derechos fundamentales.
Si reconoce el derecho. No reconoce el derecho.
Las parejas homosexuales tienen el derecho de Las parejas conformadas por parejas
recibir la pensión de sobrevivientes y acceder a homosexuales no son asimilables al concepto
la seguridad social en salud en igualdad de constitucional de familia hay supuestos de
condiciones que las parejas heterosexuales hecho distintos y pueden ser tratados diferente.
No es concebible la imposición por parte de las Los miembros de las parejas homosexuales no
autoridades públicas y entidades privadas del pueden pretender acceder al sistema de
sector de salud de ningún tipo de requisito o seguridad social como beneficiarios de su pareja
trámite que pueda resultar desproporcionado y por cuanto el sistema fue diseñado únicamente
difícil de cumplir por las parejas homosexuales. para los familiares y la familia cotizante (esta
regla pierde vigencia a partir de 2007)
CONCLUSIÓN.
Al reconocer a los homosexuales el derecho a la seguridad social se garantizar el efectivo goce de
sus derechos fundamentales y respeta su dignidad humana, siendo ello un pilar constitucional.