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Walter Cornejo*
El síndrome del quemado por el trabajo, es una respuesta al estrés laboral crónico que se
produce principalmente en el marco laboral de las profesiones que se centran en la
prestación de servicios. El objetivo de estas profesiones es cuidar el interés o satisfacer las
necesidades del usuario. La relación interpersonal se caracteriza por el trabajo en contacto
directo con las personas a las que se destina esa acción. El estrés en estas profesiones está
compuesto por una combinación de variables físicas, psicológicas y sociales. Además, son
profesionales en las que inciden especialmente estresores como la escasez de personal,
sobrecarga de trabajo, trato con usuarios problemáticos, falta de especificidad de funciones
y tareas que suponen conflicto y ambigüedad de roles, falta de autonomía y autoridad en el
trabajo para tomar decisiones. Por eso, identificar las variables antecedentes del síndrome
implica considerar variables del entorno social, organizacional, interpersonal e individual.
El docente secundario, tiene mayor contacto con los estudiantes en tanto receptores de su
actividad profesional. El desempeño de su cometido en la situación del síndrome, también
afectaría, la calidad de vida como la insatisfacción en la vida matrimonial, familiar y en el
contexto social y algunas variables psicológicas como la motivación, etc., ésta por ejemplo,
mostraría puntuaciones bajas en los niveles de logro, poder y afiliación.
Maslach y Jackson (1997) indicaron con base en los estudios del Burnout en docentes, que
estos se asociaban a condiciones personales, organizativas y del desempeño de roles.
Ciertos factores del historial del docente parecen predecir un aumento significativo del
síndrome. La edad por ejemplo, resultó ser un predictor del cansancio emocional en los
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Doctor en Psicología. Docente. Presidente de la Asociación de Psicólogos de Ica.
estudios americanos: los sujetos disminuyeron sus puntuaciones al aumentar la edad, pero
no se confirmó en españoles. Profesores de enseñanza secundaria y superior presentaron
niveles más bajos de realización personal que sus colegas de enseñanza primaria. En Ica, es
probable que los docentes secundarios no estén exentos de presentar signos asociados con
este síndrome y problemas ligados con los indicadores psicosociales de calidad de vida.
En el ámbito nacional, Cornejo y Pérez (2001) elaboraron una primera investigación con
el MBI estableciendo alta confiabilidad del instrumento (CE: r= 0.99, DP: r= 0.96 y RP,
r=0.79) y encontraron en los docentes de Pedagogía y Trabajo Social de la UNCP
(Huancayo), bajos niveles del síndrome de Burnout y verificaron que no existe asociación
significativa entre este síndrome y las variables sociodemográficas (género, estabilidad
laboral, tiempo de servicios, nivel de estudios, categoría docente y estado civil).
Ponce, Bulnes y Aliaga (2001) estudiaron 200 Ss varones y mujeres de Lima, de diferentes
especialidades de la UNMSM; aplicaron el MBI de Maslach y verifican la existencia del
síndrome de Burnout en docentes universitarios y algunas diferencias por áreas. Sobre
motivación destacan algunos aportes (León y Rivadeyra (1989); Cornejo (1985ª, 1985b y
1995); Vicuña (1997); Sánchez y col (1976) y uno reciente de Cornejo y Pérez (2001) que
como parte del estudio sobre el Burnout ya reseñado, aplicaron el Perfil de motivación de
Steers y Braunstein (Robins, 1976) y establecieron la confiabilidad de dicho instrumento
(nL r= 0.99, nP r= 0.99 y nA r= 0.99), asimismo indicaron que los docentes de Pedagogía
y Trabajo social de la Universidad huancaína presentan puntuaciones elevadas en las
necesidades de logro, poder y afiliación. Los sujetos que tienen puntuaciones bajas en CE y
DP del Burnout muestran niveles elevados en las nL, nP y nA; mientras que los que ofrecen
puntuaciones elevadas en RP del Burnout, denotan valores elevados en dichas necesidades.
Sobre calidad de vida, los aportes son escasos, no obstante, en pobladores de Conjuntos
Residenciales de Lima, Cornejo (1998) indagó la relación entre satisfacción y actitudes
ambientales y encontró que ellos poseen actitudes proambientales y se sienten satisfechos
con las residencias que habitan, y en otra investigación similar (Cornejo y Pérez, 1999)
confirmaron que los pobladores de los Conjuntos Habitacionales de Huancayo, presentan
satisfacción residencial y actitudes ambientales favorables hacia su entorno y la variable
sociodemográfica género, no explica probables diferencias entre las cualidades estudiadas.
De manera reciente, Alarcón (2001) en un reporte sobre felicidad que la conceptúa, como
“el estado afectivo de satisfacción plena que experimenta subjetivamente el individuo en
posesión de un bien deseado”, informa en 100 jóvenes universitarios un nivel significativo
de felicidad, no señala diferencias en cuanto a género y las personas casadas son más
felices que las solteras.
Con base en estas consideraciones se plantea indagar ¿Qué relación existe entre los
indicadores psicosociales de calidad de vida, el síndrome de Burnout y los tipos de
motivación en los docentes secundarios de la ciudad de Ica? y ¿Qué relación existe entre las
variables estudiadas y las variables sociodemográficas en los docentes en referencia? y se
presume encontrar: si los profesores secundarios presentan puntuaciones altas en el
síndrome de burnout, entonces ellos mostrarían puntuaciones bajas en los niveles de
motivación y niveles inadecuados en los indicadores psicosociales de calidad de vida. Del
mismo modo, estas puntuaciones mostrarían semejanzas en razón del género y el tipo de
institución educativa.
MATERIAL Y METODO
Población y muestra
Instrumentos
Procedimiento
Los instrumentos se aplicaron de manera colectiva para recopilar la información y los
datos se calificaron según criterios de estadística descriptiva e inferencial..
RESULTADOS
Es posible deducir que los docentes iqueños tienen satisfacción con una serie de
indicadores de carácter psicosocial. Sus promedios se ubican en los niveles de alta y muy
alta satisfacción (bastante), sobresale los promedios altos dirigidos hacia sus relaciones con
otras personas, admiración que le profesan las cosas que hace para ayudar a su comunidad y
el modo como emplea su tiempo libre, únicamente presentan regular satisfacción en los
siguientes indicadores: actividades con amigos, contar con amigos en situaciones difíciles,
la cantidad de cosas para hacer, sitios de visita durante el ocio, sitios cercanos para practicar
alguna actividad de deporte y recreación. Así entonces, los docentes tienen disposiciones
adecuadas en los indicadores psicosociales de calidad de vida, sólo llama la atención, la
escasa práctica de deportes, recreación y realizar excursiones.
Los indicadores psicosociales vinculados con las actividades de ocio durante los días
laborables y no laborales, indican que los docentes, muy a menudo en los días laborales:
lee libros, lee periódicos, escucha la radio, lee revistas y trabajos caseros y no prefieren: ir
al cine, reunirse en casa con amigos e ir al teatro y en los fines de semana lo dedican para
reunirse con amigos, ver TV, pinta-dibuja-esculpe, lee revistas, va al cine, juega cartas,
descansa, se divierte, realiza trabajos caseros, escucha la radio; y no se interesan por asistir
al fútbol. Los docentes, los días laborables, se dedican de preferencia a actividades
intelectuales y a realizar trabajos caseros; en tanto que los fines de semana, prefieren
desarrollar actividades artísticas, jugar cartas, escuchar música y trabajos caseros.
DISCUSIÓN
Una investigación como la propuesta, respalda en alguna medida los estudios previos
relacionados con la calidad de vida que Alarcón (2001) señala como felicidad y los
realizados por Cornejo y Pérez (2001), así mismo, refuerza los conceptos del síndrome de
quemarse en el trabajo y el perfil de motivación de McClelland.
Los hallazgos reseñados corroboran lo encontrado por San Juan y col (1969) en España en
el sentido de la correlación negativa entre el síndrome de burnout y las dimensiones del
clima social y los de Schmitz y Leidl (1999).quienes encuentran niveles moderados de
burnout en profesores, igual que los de Griffiht (1999) que no evidencian asociación entre
la edad, el género, el nivel ocupacional y el burnout. Así mismo, apoya los resultados
observados por Cornejo y Pérez (2001) en docentes universitarios de la sierra central que
presentan puntuaciones elevadas en las motivaciones de logro, poder y afiliación, como
puntuaciones bajas en CE y DP del burnout y puntuaciones alta en la escala RP; sin
embargo, discrepa con los hallazgo de Ponce, Bulnes y Aliaga (2001) que docentes
universitarios de Lima, denotan presencia del síndrome del quemado. Esta diferencia podría
obedecer a las características ambientales y culturales propias de una gran urbe como Lima
y al estilo o cierta tranquilidad que caracterizaría a las ciudades costeñas y serranas de
provincias. Nuestros resultados apoyan a su vez lo encontrado por GilMonte y Peiro
(1997), Martín, Kelley y Eklung (1999); Gana y Boblique (2000) en otros contextos.