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Transmision de las obligaciones

Capitulo uno

Cesion de derechos

1. Consideraciones generales. Concepto

En lo referente al código civil peruano en 1984, recordaremos, en primer término, que el


capitulo relativo a la cesión de derechos no tiene antecedentes del coautor de estas páginas
Felipe osterling Parodi, ponente del libro sobre las obligaciones, porque este fue redactado
por dos distinguidos juristas, los doctores Fernando Vidal Ramírez y Manuel de la puente y
Lavalle, poco antes de entregarse el proyecto, al considerar la comisión reformadora, con
buen criterio, que la cesión de derechos debía sustituir al denominado contrato de cesión
de créditos que legislaba el código civil anterior de 1936.

En el mes de octubre de 1980 fue presentado al seno de la comisión encargada del estudio
y revisión del código civil de 1936, un anteproyecto sobre la cesión de derechos, por parte
del doctor Fernando Vidal Ramírez, con su respectiva exposición de motivos, el que constaba
de nuevo artículos.

A raíz del anteproyecto del doctor Vidal y de su respectiva exposición de motivos, se produjo
un memorándum del doctor de la Puente, comentando el del doctor Vidal.

Seguidamente, se emitió un segundo memorándum por el propio Manuel de la Puente, en


el que proponía que el doctor Max Arias Schereiber Pezet dirimiese la discrepancia surgida
sobre la ubicación del tema de la cesión de derechos en el proyecto de código civil que se
estaba elaborando, además de plantear un articulado- de doce numerales – sobre la
materia. Arias-Schreiber, con el asentimiento del autor del proyecto sobre de hecho de
obligaciones, Felipe Osterling Parodi, acogió la propuesta de la Puente.

Por lo expuesto, las normas sobre la cesión de derechos integran el capítulo único del Título
VIIOI – sobre transmisión de las obligaciones – de la sección primera del libro VI del código
civil de 1984.

Como se sigue de la lectura del memorando de los doctores Vidal y de la puente, al optar
por la expresión cesión de derechos y al ubicar esta figura jurídica en el libro sobre las
obligaciones, el legislador de 1984 se ha apartado de la terminología utilizada por el código
civil de 1936, que hablaba de cesión de créditos. El legislador trata ahora a esta figura, no
como un contrato nominado, tal como lo hizo el código anterior, sino como una modalidad
obligacional consistente en ceder derechos, lo que se adecua a su verdadera naturaleza. Su
nombre y ubicación en el código de 1936 merecía dos críticas: en primer lugar, que lo que
se cede no es un crédito, sino el derecho a hacer efectivo un crédito; y luego, que no
constituye necesariamente un contrato, pues el derecho se puede adquirir, por ejemplo, por
herencia.

La cesión de créditos no es sino una especie dentro de un genero mas amplio constituido
por la cesión de derechos. Los derechos comprenden no solo los créditos, esto es, los
derechos de obligación de una persona respecto de otra, sino toda clase de derechos
patrimoniales transferibles, siempre que no tengan por ley un procedimiento de transmisión
distinto.
Mediante la cesión se transmiten los derechos que han sido adquiridos yo transferidos en
virtud de titulo distinto, ya sea contractual – una compraventa, por ejemplo – o
extracontractual – por ejemplo, la herencia – o cuando una disposición legal así lo ordena.
Sin embargo, debemos señalar que si se observan las normas del código de 1984 sobre los
contratos de compraventa y permuta, se infiere que ellas regulan expresamente solo la
transferencia de propiedad de bienes, pero no la transferencia de otros derechos distintos
al derecho de propiedad. Se ha buscado a través de la reglamentación del tema de la cesión
de derechos en el código vigente, que se utilice esta vía para efectuar su transmisión, para
la cual no existe un conducto taxativamente preestablecido por el propio código. No
obstante ello, debemos reconocer que la redacción actual del articulo 1206 – primera de las
normas sobre cesión de derechos - , no aclara esta posibilidad, sino que mas bien se puede
deducir del mismo que esta regulando solamente la cesión del derecho a exigir al
cumplimiento de créditos. Ello se infiere del primer párrafo del precepto, que dispone lo
siguiente:
Articulo 1206.- «La cesión es el acto de disposición en virtud del cual el cedente transmite al
cesionario el derecho a exigir la prestación a cargo de su deudor, que se ha obligado a
transferir pro un título distinto.
la cesión puede hacerse aun sin el asentimiento de deudor».
Por ello, consideramos que hubiese sido conveniente que el texto del referido articulo 1206
del código civil peruano, contemplase expresamente aquella posibilidad, con lo cual sus
bondades – manifiestas, por cierto – se hubieran visto enriquecidas.
Ahora bien, el acto de cesión no va a significar, de modo alguno, la modificación o extinción
de la obligación; esta va a seguir siendo la misma que fue celebrada entre el deudor y el
acreedor original. Será la misma obligación, la misma prestación, será le mismo deudor; lo
que va a ocurrir es que la persona que constituye al parte activa de la relación obligatoria -
esto es, el acreedor - , va a ceder su derecho a un tercero que, por consiguiente, se
convertirá en el nuevo acreedor de esa relación.
Ese tercero, entonces va a ocupar el lugar del acreedor en la relación obligacional; lo va a
sustituir por completo, ubicándose en el lugar del acreedor, pudiendo ejercer – desde el
momento en que lo sustituya – todos los derechos que podía ejercitar el antiguo acreedor
o el acreedor primigenio.
De esta forma, aunque en la cesión de derechos tenemos, necesariamente, la intervención
de tres sujetos, solo se consideran como parte el acreedor y el tercero. Aclarado esto,
identifiquemos a cada interviniente:
a. El acreedor, quien va a ceder su derecho. A esta parte se le denomina «cedente».
b. El deudor, cuya obligación va a cederse en favor de una tercera persona. Al deudor se le
denomina «Cedido».
c. El tercero, ajeno a la relación obligacional, a quien el cedente va a ceder sus derechos
respecto al deudor. A este tercero se le denomina «Cesionario».
La cesión de derechos tiene como característica fundamental ser un acto de disposición,
pues importa variar la conformación del patrimonio del acreedor de la obligación cuya
exigibilidad se cede.
Conviene advertir, por otro lado, que el cambio de acreedor ni interrumpe ni suspende la
prescripción, simplemente es irrelevante a esos efectos. Y lo es por una razón muy simple:
de ser relevante, el cambio de acreedor seria la mejor manera de evadir la prescripción.
El articulo 1206 del código peruano establece, además, en su segundo párrafo, que la cesión
podrá hacerse inclusive sin el asentimiento del deudor, lo que implica que puede hacerse,
aun, con la negativa de este.
Otra de las características de la cesión de derechos es que puede celebrase tanto a titulo
oneroso como a titulo gratuito.
Aunque existe la posibilidad de que la cesión sea a título gratuito, lo cierto es que, como
suele ocurrir en casi todos los contratos, los supuestos en que efectivamente una persona
cede a otra su derecho sin recibir nada a cambio, resultan ser escasos.
Así, pese a que es perfectamente valido celebrar una cesión de derechos a título gratuito, lo
común es que sea a titulo oneroso.
Cabe resaltar que, como es lógico, lo usual es que dicha contraprestación valga menos que
el derecho, ya que esta implica una expectativa de cobro futuro y nadie es dueño del futuro.
Son muchos los elementos que van a influir en las consideraciones que lleven al acreedor
cedente y al tercero cesionario a pactar un precio para esta cesión de derechos. Uno de esos
factores es el plazo, esto es, el lapso que va a transcurrir entre la celebración de la cesión y
la fecha de vencimiento de la obligación. También será relevante la dificultad en el cobro y,
vinculado a ello, la calidad del deudor.
El valor que se le otorgue a la cesión va a depender, entonces, de muchos factores. Así por
ejemplo, si el deudor ya incurrió en mora, definitivamente el derecho no va a valer igual.
El que el deudor ya se encuentre constituido en mora y se generen, como consecuencia,
intereses moratorios, no hace mas atractivo el derecho; por el contrario, lo hace mas
riesgoso. La mora indica una falta de pago y la falta de pago puede indicar la presencia de
un deudor que es insolvente o va camino a la insolvencia, o puede indicar la presencia de un
deudor que, no siendo insolvente, va a ofrecer resistencia a pagar; con lo cual, en uno u otro
caso, el cesionario va a tener un problema.
Por último, nos corresponde establecer las diferencias existentes entre la cesión de
derechos y la cesión de deudas. Esta figura, que no resulto ajena en otros tiempos a la
legislación nacional, difiere de la cesión de derechos en cuanto aquella importa la
transferencia del elemento pasivo que existe en toda obligación, representado, en buna
cuenta, el otro aspecto de la negociabilidad en esta materia. Por tal razón, para que la cesión
de derechos produzca efectos no será necesario contar con el asentimiento del deudor
cedido – al que solo es necesario comunicársela fehacientemente - ; mientras que en la
cesión de deudas, será indispensable que el acreedor manifesté su conformidad,
exagerando al deudor primitivo.
Se trata, en suma, de definir la cesión – de acuerdo a la doctrina uniforme – como la renuncia
o transmisión, gratuita u onerosa, que se hace de una cosa, crédito, acción o derecho a favor
de otra persona. Y de dejar establecido, además, que ella puede efectuarse por venta,
permuta, donación, legado o cualquier otro titulo eficaz.
Aquí aclaramos, por último, que el código civil contempla como única forma de transmisión
de las obligaciones a la cesión de derechos. No ha previsto la cesión de deudas, pero
tampoco la ha prohibido, razón por la cual no existiría inconveniente para que las partes,
haciendo uso de su libertad contractual, conviniesen una cesión de deudas, sin pasar,
necesariamente, por una novación subjetiva por cambio de deudor en la modalidad de
delegación o de expromisión.
Finalmente debemos expresar que el texto actual del artículo 1206 del código civil peruano,
relativo al concepto de la cesión de derechos, es limitativo y pareciera, a pesar del propósito
del legislador de 1984, que lo único que se puede ceder es el derecho a exigir o a hacer
efectivo un crédito lo que, más allá de perfeccionar el leguaje en relación al código civil de
1936, no constituiría un avance significativo.
2. Formalidad de la cesión de derechos.
Al tratarse de un acto de importancia no solo para quienes celebran el contrato de cesión
de derechos (acreedor o cedente y tercero o cesionario), sino también para una persona
ajena a dicha convención (el deudor o cedido), el artículo 1207, primero párrafo, del código
civil de 1984, exige que dicho acto se concierte por escrito, bajo sanción de nulidad, lo que
equivale a decir que en este caso la formalidad es ad solemnitatem:
Articulo 1207.- «la cesión debe constar por escrito, bajo sanción de nulidad.
Cuanto el acto o contrato que constituye el titulo de la transferencia del derecho conste por
escrito, este documento sirve de constancia de la cesión».
El código civil de 1984 ha optado por una solución lógica. Cada vez que exige escritura
publica o formalidad escrita, consigna los términos «bajo sanción de nulidad», la forma es
ad probationem. Así se han aclarado de finitamente las dudas que suscitaba el código civil
de 1936.
El segundo párrafo del citado artículo 1207 del código civil peruano de 1984 es reiterativo,
al señalar que cuando el acto o contrato que constituya el titulo de la transferencia del
derecho constase por escrito, este documento servirá de constancia de la cesión.
Un primer sentido del segundo párrafo del precepto seria que la cesión de derechos no este
constituida en virtud de un acto en el que rio, la cesión pactada constituya simplemente
pacto adicional de otro acto jurídico celebrado.
Ilustramos con un ejemplo.
Supongamos que el acreedor de una obligación determinada celebra un contrato de
compraventa por escrito con un tercero, ajeno a la obligación que aquel tiene constituida
con anterioridad. En virtud de este contrato el acreedor de la obligación originaria compra
una casa al tercero, pero estipula que el pago del precio se hará efectivo a través de la cesión
del derecho de cobrar una obligación al deudor originario que tiene el acreedor
(comprador).
En este ejemplo, el acreedor originario será cedente, a la vez que comprador; mientras que
el tercero vendedor, será a la vez cesionario del derecho; y, por último, el deudor de la
relación obligacional originaria será el cedido.
Como el contrato de compraventa dentro del cual se inscribe una clausula de cesión
de derechos consta por escrito, bastara con este documento para probar la
existencia de la cesión.
Un segundo sentido seria que esta parte del artículo se refiera al supuesto de que
en un contrato original se agregue luego una anotación por la que conste la cesión
de derechos. Pero esta hipotesis, como la anterior, es superflua, pues la anotación
constituiría la constancia por escrito.
Como vemos, el segundo párrafo del artículo 1207 aporta muy poco en relación al
primer párrafo del precepto, razón por la cual consideramos innecesaria su
presencia.
3. Derechos Que pueden ser Cedidos.
En consecuencia, con el principio según el cual todo lo que la ley no prohíbe lo
permite, el articulo 1208 del código civil dispone lo siguiente:
Articulo 1208.- «Pueden cederse derechos que sean materia de controversia judicial,
arbitral o administrativa».
En relación con lo expresado, los derechos materia de cesión podrán revestir dos
caracteres distintos:
a. Derechos sobre los que no existe ninguna controversia judicial, arbitral o
administrativa. Es el caso de los derechos sobre los que el titular de estos no
tiene ningún problema que pudiera afectar en el futuro su tranquila y pacifica
pertenencia y ejercicio.
b. Derechos sobre los que existe controversia judicial, arbitral o administrativa.
Dentro de esta categoría se incluyen los derechos enunciados en el artículo 1208.
La cesión de algún derecho sobre el que exista controversia pendiente puede
generarse por diversos motivos. Uno de ellos podría ser la voluntad del acreedor
cedente de liberarse de la relación obligacional y del seguimiento y supervisión del
tramite en el que se ventila dicha controversia. Pero el motivo más importante podría
ser el de no estar a las resultas de un proceso que pude ser exitoso o no.
Es pertinente preguntarnos si pueden ceder derechos en una controversia judicial o
arbitral donde hay reconvención. Nosotros creemos que si se podría, pero
entendiendo que a las resultas del proceso, vale decir, a la posibilidad de cobrar al
deudor (la otra parte), así como a la posible obligación que surgiría para el cedente
si se declara fundad la reconvención.
Por otra parte, habrá que descartar la cesión de derechos cuando la controversia
sea intuitu personae con respecto al acreedor.
En el caso de una cesión de derechos litigiosos, solo se requeriría poner en
conocimiento del juez la cesión, la que deberá ser comunicada o notificada a la otra
parte, si esta no ha manifestado previamente su asentimiento. Los mismos principios
se aplicarían para la cesión de derechos en un proceso arbitral o administrativo.
Antes de concluir, afirmamos que tales cesiones serian res ninter alios acta, vale
decir, que solo surtirían efectos entre las partes que las celebraran, sin afectar los
derechos de terceros.
Se trataría, por los demás, de cesiones atípicas, poco usuales. Estarían sujetas a
plazo suspensivo, determinado este por la expedición de la resolución definitiva.
4. Cesión del derecho a participar en un patrimonio hereditario.
En virtud de lo establecido por el artículo 1405 del código civil peruano, es nulo todo
contrato sobre el derecho de suceder en los bienes de una persona que no ha
fallecido o cuya muerte se ignora. Esta norma, como se sabe, es aquella que prohíbe
los pactos sucesorios.
A esta disposición debemos agregar que el artículo 678 del propio código civil
establece la nulidad de toda aceptación o renuncia de herencia futura. Esto respecto
de la herencia todavía no causada, vale decir, respecto de aquella que no ha pasado
a los potenciales herederos, por la sencilla razón de que su futuro causante aun no
ha fallecido.
En cambio, en relación con los pactos que los particulares pueden celebrar luego de
ocurrida la muerte del causante, no hay, en lo que respecta a las cesiones de
derechos, limistes impuestos por la ley, siempre que no escapen a las porciones
indivisas heredadas.
El artículo 1209 del código civil peruano, relativo a la cesión de derechos, permite
que se ceda el derecho a participar en un patrimonio hereditario ya causado ( es
decir, una vez fallecido el causante), quedando el cedente obligado a garantizar su
calidad de heredero.
El texto del referido numeral es el siguiente:
Articulo 1209.- «también puede cederse el derecho a participar en un patrimonio
hereditario ya causado, quedando el cedente obligado a garantizar su calidad de
heredero»
Para que rija la norma del citado precepto, bastara con el fallecimiento del causante,
ya que en virtud de lo dispuesto por el articulo 660 del código civil, desde el momento
de la muerte de una persona, los bienes, derechos y obligaciones que constituyen
la herencia se trasmiten a sus sucesores. Repugnaría a los elementales principios
éticos disponer de eventuales herencias futuras.
La cesión de los derechos hereditarios podría producirse por los mas variados
motivos, dentro de los cuales se encontraría, por ejemplo, el interés de uno de los
coherederos de no participar en el lento proceso de división y partición de la masa
hereditaria. Tal cesión de derechos podría efectuarse a favor de alguno o algunos
de sus coherederos o de un tercero – ajeno a la sucesión -. o podría obedecer,
incluso, al desconocimiento del valor de la cuota hereditaria, caso en el cual el
heredero podría preferir, por seguridad, enajenarla a titulo oneroso.
También podría operar la cesión a titulo gratuito, si alguno de los herederos
decidieses, por ejemplo, beneficiar a algún coheredero en precaria situación
económica.
5. Ineficacia de la Cesión
Existen casos en los cales la cesión es ineficaz; aquellos que se encuentran
previstos en el artículo 1210:
Artículo 1210.- «La cesión no puede efectuarse cuando se opone a la ley, a la
naturaleza de la obligación o al pacto con el deudor.
El pacto por el que se prohíbe o restringe la cesión es oponible al cesionario de
buena fe, si consta del instrumento por el que se constituyó la obligación o se prueba
que el cesionario lo conocía al momento de la cesión.»
Es esta norma se establecen tres supuestos en las cuales le cesion de derechos no
se encuentran permitida. Ellos son los siguientes:
- Cuando se oponga a norma legal de carácter imperativo o prohibitivo.
Este supuesto no requiere mayor explicación.
- Cuando se oponga a la naturaleza de la obligación.
El segundo caso en el cual no se puede ceder sin asentimiento del deudor, es aquel
en que la obligación es intuitu personae con respecto del acreedor.
No importa si la obligación es intuitu personae con respecto al deudor, pues en
definitiva el deudor no cambia como consecuencia de la ecsion; es siempre el mismo
y, además, tiene que ejecutar la misma prestación. Sin embargo, si resulta relevante,
a efectos de determinar si se requiere o no del asentimiento del deudor decido, si la
obligación es intuitu personae con respecto del acreedor, es decir, si en esa
obligación si resulta significativo quienes el acreedor, en la medida en que posee
ciertas condiciones o cualidades persónales.
Si el deudor es un pintor famoso y el acreedor le ha encargado pintar un paisaje de
la pontificia universidad católica del Perú, no interesa en realidad quien sea el
acreedor pues, cualquier que fuere, únicamente podrá exigir el cumplimiento de la
prestación pactada originalmente. El acreedor cesionario no podrá exigir que el
deudor pintara otro paisaje, debido al principio de identidad. La cesión del crédito
sería, en estricto, irrelevante para el deudor cedido.
Por el contrario, si seria importante si se hubiera pactado, por ejemplo, que el deudor
cedido tuviera que representar un monologo ante el acreedor, que es un famoso
productor de cine que podría abrir las puertas en el mundo de la actuación. En ese
caso, la cesión del crédito es relevante para el deudor si el cesionario le cede su
crédito a un perfecto desconocido que nada sabe de interpretación.
- Cuando exista pacto celebrado entre el acreedor y el deudor de la obligación por
el cual se prohíba que el acreedor ceda sus derechos a una tercera persona,
ajena a la relación obligacional.
Dentro de este ultimo supuesto, el código nacional establece que el pacto por el cual
se prohíbe o restringe la cesión, es oponible por el deudor en dos casos: 1. Al
cesionario de buena fe (aquel que desconocía la existencia de la cesión), si constase
dicha prohibición en el instrumento por el que se constituyó la obligación; 2. Si se
prueba que el cesionario conocía la prohibición o restricción al tiempo de concertarse
la cesión de derechos.
Debe entenderse que este segundo caso no constituiría una hipotesis en que el
cesionario hubiera actuado de buena fe, ya que, tal como se establece en la ultima
parte del segundo párrafo del articulo 1210, se le podría oponer la excepción de
incesibilidad si se probase que tal cesionario conocía, al tiempo de celebrarse la
cesión de derechos, la existencia de la prohibición.
Como la norma prescribe que el deudor podría oponerse a la cesión si el y el
acreedor hubieran celebrado un pacto por el cual se prohibía ceder el crédito, si
aquella se realizara, solo seria valida en el supuesto en que el deudor lo consintiera.
Entonces, si el deudor y el acreedor hubieran pactado lo prohibición de ceder el
crédito, par que el acreedor ceda el crédito necesitara del asentimiento del deudor,
con lo cual la cesión para su validez se convierte en un acto de carácter trilateral,
por en ese acto tienen que participar tres partes: el deudor cedido, el acreedor
cedente y el tercero cesionario.
La participación del deudor cedido en el acto de cesión eliminaría el pacto de
prohibición del ceder.
6. Extensión de la cesión de derechos.
Corresponde ahora determinar cuáles son los alcances de la cesión de derechos. El
artículo 1211 establece:
Artículo 1211.- «la cesión de derechos comprende la transmisión al cesionario de
los privilegios, las garanticas reales y personales, así como los accesorios del
derecho trasmitido, salvo pacto en contrario.
En el caso de un bien dado en prenda, debe ser entregado al cesionario si estuviese
en poder del cedente, mas no si estuvieses en poder de un tercero»
El primer párrafo de esta norma señala los elementos comprendidos dentro de la
cesión de derechos, salvo que se pacte en contrario.
Estos son los siguientes:
a. Los privilegios, entendiéndose como tales las ordenes de prelación para el cobro
de una deuda o para la ejecución de alguna garantía.
b. Las garantías reales (prenda, anticresis, hipoteca o, de ser el caso, garantía
mobiliaria).
c. Las garantías personales (fianzas o, de ser el caso, garantía mobiliaria).
d. Los derechos accesorios del derecho cedido, o sea, todos aquellos que se
hubiesen constituido al amparo de aquel derecho.
Para el caso en que el derecho cedido estuviese garantizado por una prenda, de
acuerdo con el supuesto del segundo párrafo del artículo 1211, podríamos deducir
hasta tres posibilidades:
a. Que el bien dado como garantía pignoraticia se encuentre en poder del acreedor,
caso en el cual este deberá entregarlo al tercero cesionario.
b. Que el bien dado como garantía pignoraticia se encuentre en poder de una
persona distinta del acreedor y del tercero-cesionario, o sea, que se encuentre
en poder de otro tercero, caso en el cual el tercero no deberá entregarlo al
cesionario, sino que permanecerá como tenedor de mismo.
c. Que el bien dado como garantía pignoraticia se encuentre en poder de tercero-
cesionario, caso en el cual tampoco habrá necesidad de entrega alguna, pues lo
vendría poseyendo justamente quien lo requiere para asegurarse el
cumplimiento de la obligación dl deudor-cedido.
Entendemos que el segundo párrafo del artículo 1211 del código civil se refiere hoy
en día a la prenda como garantía atípica, luego de su derogatoria normativa, que
tuvo lugar en mayo del 2006 en virtud de la ley de la garantía mobiliaria.
Es más, se trata de uno de los pocos preceptos legales en que ha subsistido la
mención positiva de la prenda en el Perú.

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