Postgrado “Análisis del capitalismo y políticas transformadoras”, curso 2018-19

Prof. Jordi Mundó

El republicanismo de Maquiavelo
(Se recomienda a los alumnos la lectura directa de las obras analizadas,
señaladamente los Discursos sobre la primera década de Tito Livio; para
animar a tal fin, se transcriben a continuación algunas citas orientativas
comentadas en clase)

La admiración por la república…

Causa, en efecto, admiración considerar cuánta fue la grandeza de Atenas
en el espacio de cien años, después que se libró de la tiranía de Pisístrato,
y aún es más maravillosa la de Roma después que abolió la monarquía. La
causa de ello tiene fácil explicación. No es el bien particular, sino el bien
común, lo que engrandece los pueblos, y al bien común únicamente
atienden las repúblicas. En ellas sólo se ejecuta lo encaminado al provecho
público, aunque perjudique a algunos particulares; pues son tantos los
beneficiados, que imponen las resoluciones a pesar de la oposición de los
pocos a quienes dañan. (Discursos, II, II)
… en oposición a la monarquía
Lo contrario sucede cuando hay monarquía. La mayoría de las veces lo que
hace el príncipe para sí es perjudicial al Estado, y lo que hace por el Estado
es opuesto a su interés personal; de modo que, cuando una tiranía
sustituye a un régimen en el que se vive en libertad, lo menos malo para el
Estado es no progresar ni aumentar poder y riqueza, y las más de las
veces, si no siempre, empieza su decadencia. Y si la suerte hace que
aparezca un tirano virtuoso que por su valor e inteligencia ensancha los
límites de sus dominios, no será la utilidad para la república, sino para él;
pues no puede enaltecer ningún ciudadano valeroso y bueno de los que él
tiraniza, si quiere librarse de rivalidades inquietantes.
Tampoco los Estados que conquista puede someterlos o hacerlos
tributarios del que él domina, por no convenirle que éste sea poderoso,
sino que las nuevas adquisiciones estén disgregadas y dependientes de su
autoridad personal. Sus conquistas son, pues, favorables a él y no a su
patria”. (Discursos, II, II)

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La concepción del mundo social como inherentemente conflictivo, con

intereses antagónicos, y el ideal de libertad
“[Los] graves y naturales antagonismos que existen entre los hombres del
pueblo y los nobles” (Historia de Florencia, III, I).
“(…) y si se considera la índole de nobles y plebeyos, se verá en aquéllos
gran deseo de dominación (desiderio grande di dominare); en estos de no
ser dominados (desiderio di non essere dominati), y, por tanto, mayor
voluntad de vivir libres” (Discursos, I, IV).
Discurso de un humilde ciompo
“Nuestros adversarios son ricos y están desunidos; su desunión nos dará la
victoria, y los ricos, cuando nosotros hayamos ganado, nos apoyarán. No
os dejéis embaucar por la antigüedad de su sangre, por la cual se exaltan a
sí mismos como poseedores de un rango superior al vuestro; puesto que
todos los hombres tienen un origen común, su antigüedad es la misma, y
la naturaleza nos ha hecho a todos de un mismo modo. Si se nos denuda,
senos ve como lo iguales que somos. Si les vestimos a ellos con nuestras
ropas y nosotros con las suyas, pareceremos nobles mientras ellos los
juzgaremos innobles, puesto que la riqueza y la pobreza son lo que hacen
la diferencia (…). Todo aquel que consigue un gran poder y riquezas, bien
hace uso de su fuerza, bien de su capacidad de engañar; y harán lo
imposible para conseguir que todo aquello que puedan haber adquirido
mediante el engaño o la violencia sea santificado con el falso título de una
ganancia honrada con el fin de disimular los ignominiosos métodos por los
que lo lograron. Quienes de ellos por imprudencia o por deseo de
sagacidad no lo hicieren, estarán siempre condenados a disolverse en la
servidumbre y la pobreza (…). Por eso debemos utilizar la fuerza cuando se
dé la oportunidad; y la fortuna no nos ofrecerá una ocasión más favorable
que la presente, cuando los ciudadanos están aún desunidos, los Signori
atrapados en la indecisión y los magistrados aterrorizados; es así como
conseguiremos batirles antes de que hayan conseguido recomponer una
solución que les sea favorable. Actuando así, nos haremos con el completo
control del gobierno de la ciudad o con una gran parte del mismo, de
modo que se nos perdonarán errores que pudimos cometer en el pasado,
y tendremos suficiente autoridad como para que la ciudad se convenza de
que podríamos repetirlos en el futuro.” (Historia de Florencia, III, 3).

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Corruptibilidad política y diseño institucional

“(…) quien funda un Estado y le da leyes debe suponer a todos los hombre
malos y dispuestos a emplear su malignidad natural siempre que la
ocasión lo permita” (Discursos, I, III).

República y realismo político

“Fundad, pues, una república donde existe ya una gran igualdad o donde
la misma se establezca, y, al contrario, fundad un reino allí donde la
desigualdad sea más grande. De otro modo, haréis un edificio
desproporcionado y de corta vida” (Discursos, I, LV).