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Esta filosofía empresarial fue primeramente acuñada por el industrial suizo Stephan
Schmidheiny junto con el Business Council for Sustainable Development en el libro
Cambiando el Rumbo. A pesar de ser un concepto reciente y aún en etapa evolutiva, la
ecoeficiencia es una visión a futuro que ha irrumpido con fuerza en el ámbito
empresarial mundial, y que cuenta con el potencial de ser el instrumento fundamental
con el que las empresas pueden contribuir a la implementación del desarrollo sostenible:
satisfacer las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de generaciones
futuras de satisfacer sus propias necesidades.
La ecoeficiencia debe considerarse ante todo como una cultura administrativa que guía
al empresariado para asumir su responsabilidad con la sociedad, y lo motiva para que se
vuelva más competitivo, impulse una innovación productiva en su negocio y adquiera
una mayor responsabilidad ambiental. A diferencia de lo que pudiera pensarse, las
empresas no necesitan hacer un lado sus actuales prácticas y procesos de producción
para convertirse en empresas ecoeficientes; por el contrario, la ecoeficiencia motiva una
innovación empresarial para adaptar y readecuar los sistemas productivos existentes a
las necesidades del mercado y del medio ambiente, y de esa forma consolidar niveles
más altos de desarrollo económico, social y ambiental. La implementación de un
programa efectivo de ecoeficiencia tiene como resultado la consecución conjunta de una
excelencia empresarial y una excelencia ambiental
Bases de la ecoeficiencia
Disminuir costos
Menos recursos Producir Precios
Ecoeficiencia ---> Menos energía ---> más con menos ---> de operación --->
competitivos
y producción
Un punto de vista ecoeficiente considera siempre una perspectiva de la función
realizada por el producto, más que al producto en sí. En lugar de centrarse en el
"polietileno", repara en su función de "preservar alimentos"; de ese modo, es posible
determinar la cantidad de materia prima, recursos naturales, combustibles y energía
empleados para que el producto ofrezca la función deseada, así como la factibilidad de
reducción en el uso de los mismos. De este modo, la ecoeficiencia hace énfasis en la
maximización del uso sostenible de recursos renovables. La herramientas utilizadas para
tales efectos son el análisis de ciclo de vida, donde se hace un monitoreo del proceso de
producción para cada bien o servicio, desde su composición de materia prima hasta su
etapa de confinamiento final, y la administración de calidad total para eliminar posibles
fallas en el proceso productivo.
La ecoeficiencia constituye el medio más adecuado por el que las compañías pueden
medir el desempeño ambiental y productivo de la empresa. Además de todos los
elementos anteriores, la ecoeficiencia introduce un nuevo aspecto vital tanto para la
empresa como para los consumidores y el medio ambiente: la creación de valor. Una
empresa ecoeficiente debe maximizar el valor agregado en productos y servicios con el
mínimo posible de recursos. Por ejemplo, si una fábrica decide dejar de utilizar
solventes químicos y sustituirlos por solventes a base de agua, su producto final tendrá
el siguiente valor agregado:
Las actuales condiciones del ambiente no promueven el uso óptimo de los recursos, ni
motivan la búsqueda de métodos de producción innovadores y ecoeficientes. Por el
contrario, en muchas partes son usuales los subsidios a la energía y a los recursos
naturales, y existen legislaciones que limitan cualquier iniciativa ecoeficiente en la
empresa. Para crear un marco más favorable, los precios de bienes y servicios deben
primeramente reflejar los costos ambientales de su producción, uso, reciclaje y
confinamiento. La empresa debe internalizar los costos ambientales actuales y anticipar
los costos futuros a través del análisis de ciclo de vida, para así colaborar con la
creación de valor a los productos. El uso de instrumentos de mercado ha resultado
definitivamente más efectivos que las regulaciones gubernamentales para que las
empresas alcancen una mayor productividad y combatan eficazmente la contaminación.
Los bienes y servicios que reflejen los costos ambientales harán más conscientes a
consumidores y productores.
Las actuales condiciones del ambiente no promueven el uso óptimo de los recursos, ni
motivan la búsqueda de métodos de producción innovadores y ecoeficientes. Por el
contrario, en muchas partes son usuales los subsidios a la energía y a los recursos
naturales, y existen legislaciones que limitan cualquier iniciativa ecoeficiente en la
empresa. Para crear un marco más favorable, los precios de bienes y servicios deben
primeramente reflejar los costos ambientales de su producción, uso, reciclaje y
confinamiento. La empresa debe internalizar los costos ambientales actuales y anticipar
los costos futuros a través del análisis de ciclo de vida, para así colaborar con la
creación de valor a los productos. El uso de instrumentos de mercado ha resultado
definitivamente más efectivos que las regulaciones gubernamentales para que las
empresas alcancen una mayor productividad y combatan eficazmente la contaminación.
Los bienes y servicios que reflejen los costos ambientales harán más conscientes a
consumidores y productores.
Motivaciones adicionales
Existen tres motivaciones adicionales para que una empresa se decida a implementar
programas de ecoeficiencia:
Beneficios y consecuencias
Cultura empresarial
Herramientas
Existen varias herramientas administrativas que son útiles para identificar y seleccionar
áreas de oportunidad en las empresas y cuya aplicación debe ser promovida como parte
de la cultura ecoeficiente:
Visión y alcance
Técnicas de ecoeficiencia