La vulnerabilidad societal, el rol de la familia, la Teoría
Integrativa de Lode Walgrave para explicar la
delincuencia juvenil
Estas violaciones ejecutadas por la mayoría de los jóvenes, siempre ha preocupado
y llamado la atención de los estudiosos de la criminalidad, pues se sabe que los jóvenes cometen un número considerable de delitos con relación a las otras clases de edad, y por otro lado se sabe que la delincuencia juvenil ha sido considerada como la antesala de una criminalidad más grave, la criminalidad de los adultos. La idea central de esta es enseñar a las personas principal mente a los jóvenes a concientizarse de su actitud. El concepto central sobre el cual se realiza el presente ensayo es la vulnerabilidad social Familiar. Éste mantiene estrechos vínculos con otros ampliamente difundidos, como la pobreza y la exclusión social. La vulnerabilidad social, al igual que los mencionados, hace referencia a las condiciones de desventaja y rezago social, económico, político, cultural y familiar que experimentan grupos sociales como resultado del “orden” social capitalista. Los análisis de vulnerabilidad social surgen a partir de las transformaciones socioeconómicas que caracterizaron las décadas de los años ochenta y noventa del siglo XX, que trajeron consigo, a principios del siglo XXI, una percepción de incertidumbre, indefensión e inseguridad en un gran porcentaje de la población latinoamericana. En el contexto global, se evidencian impactos internos como resultado de la coyuntura económica internacional, volatilidad de los mercados, aumento de la informalidad y precariedad laboral, con variaciones en los salarios reales, retiro del Estado de la provisión de servicios básicos, y cambios en las formas de organización familiar. Lo anterior afectó las condiciones de vida en términos de acceso al empleo, ingresos, consumo, vivienda, crédito y seguridad social. Teóricamente, la literatura sobre el tema muestra dos tendencias de análisis: 1) La que se centra en los atributos de individuos, hogares o comunidades vinculados con procesos estructurales que configuran situaciones de fragilidad, precariedad, indefensión o incertidumbre; esto, como resultado de las condiciones históricas que afectan las posibilidades de integración social y mejora de las condiciones de vida. 2) Aquella cuyo foco es el efecto conjunto de factores de riesgo que aquejan a diversas unidades sociales. Esta perspectiva desplaza su foco de los atributos hacia la esfera de distribución de riesgos, que son resultado de procesos colectivos de toma de decisión y que se asocian con las nociones de seguridad. En consecuencia, un individuo, hogar o comunidad es vulnerable como producto del efecto conjunto de múltiples factores de riesgo, que configuran situaciones de vulnerabilidad social. Para este análisis, la noción de estrategia, concebida racionalmente como el cálculo de medios-fines para maximizar los beneficios, es insuficiente y poco realista. Si bien algunas estrategias pueden estar precedidas por cálculos que evalúan los beneficios relativos de distintas combinaciones de los recursos que controlan, en la mayoría de los casos corresponden a formas habituales de reacción de los hogares frente a situaciones específicas o a la imitación de reacciones de personas o grupos de referencia frente a situaciones similares. Las estrategias, entonces, son formas particulares de articulación de recursos para el logro de un fin, inmediato o de más largo plazo distingue entre estrategias de adaptación al riesgo y estrategias de optimización del medio social de riesgo. En las comunidades de alto riesgo, las estrategias que se generan son predominantemente adaptativas, y en consecuencia tienden a reproducir la situación problema. Las de optimización, en cambio, logran alguna modificación especialmente controlando las condiciones de riesgo presentes en el ambiente familiar y comunitario; sin embargo, anota la autora, en ambos casos se ponen en juego mecanismos de adaptación. En definitiva, las estrategias son comportamientos o arreglos que se hacen en el ámbito de la familia para “existir” o “vivir”, fin que en muchos casos no pasa del nivel de sobrevivir. Esto significa que abarcan arreglos coyunturales que hacen las familias para enfrentar crisis, e igualmente aquellos de carácter más general ligados con y condicionados por el estilo de desarrollo vigente en una sociedad concreta
En el país, actualmente se ha evidenciado desde la esfera social y judicial el
surgimiento de un fenómeno que atenta contra la percepción de seguridad de la ciudadanía en general; acciones delincuenciales realizadas o ejecutadas por niños, adolescentes y adolescentes, las cuales son consideradas como una de las formas de violencia más visibles en la sociedad. Pero esta población también es vulnerable, porque más allá de la clasificación que se les puede hacer como generadores de violencia, también se les puede catalogar como víctimas, al hacer parte de un sistema contaminado por el poder y la corrupción. Este ensayo, producto de la exploración llevada a cabo en el estudio de nuestro país principalmente, con los adolescentes hallados responsables del delito de extorsión durante los últimos años, evidencia la variedad de situaciones que rodean esta conducta en el caso particular de los adolescentes y las diferentes circunstancias que coadyuvaron para que de una u otra forma, fueran responsables por su comisión (algunos de ellos ya para ese momento ya habrían participado de otras actuaciones delictivas).Inicialmente, se realizará el análisis estadístico de las cifras que rodean el fenómeno delictivo con niños, niñas y adolescentes en Colombia y en la mayoría de las ciudades de nuestro pais, para entender la dimensión de su impacto, señalando las variables más recurrentes y los aspectos que incidentalmente hacen parte del ritual extorsivo, así como de su práctica en el país. Lo anterior, en aras de entender los escenarios que, sin justificarlos, estimularon de cierto modo su llegada a la extorsión como alternativa para lograr sus deseos; las consecuencias que afrontan estos adolescentes por incurrir en dichos actos y la introversión al respecto, que podrá ser utilizada a fututo como material para la toma de decisiones para prevenir la proliferación de este delito entre la población juvenil, conociendo de cerca como lo vivieron sus victimarios. Finalmente, como reflexión respecto a las distintas variables que tiene esta conducta delictiva cuando es cometida por adolescentes, se proponen algunas medidas para su tratamiento y aspectos a considerar dentro de la política criminal nacional, para evitar que esta conducta se acreciente entre la población más joven y sea tomada como una opción más en la carrera delictiva, aumentado de forma progresiva y notable, descendiendo levemente los robos. Esto no quiere decir que haya menos delincuencia, significa que son conscientes de cómo han de actuar para tener menos castigo, menos pena ante la posibilidad de ser detenidos, imputados y finalmente sentenciados. Por todo ello, es necesario actuar desde la educación y con una prevención e intervención eficaz y temprana, para evitar el inicio de una carrera criminal o detenerla, si ya el menor está inmerso en ella. Por esta razón es muy importante las actitudes de las personas, para generar una buena conducta social para ser aplicada en nuestro entorno. Las buenas conductas de las personas mayores, en especial la de los jóvenes debe comenzar por las enseñanzas desde sus hogares(Familias), para que se comprenda mejor la tolerancia, el respeto, el amor y los buenos pensamientos para ejecutarlos en nuestra sociedad.