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La migración venezolana.

Hoy los colombianos nos encontramos frente a una problemática que aunque queramos
eludir es inevitable. La migración de venezolanos a nuestro país continúa, pues las
condiciones económicas y sociopolíticas en el país hermano no mejoran, por el contrario se
agudizan las problemáticas. Es imperativo preguntarnos si la manera en que estamos
abordado esta crisis es la mejor, o por el contrario, estamos respondiendo frente a ellos con
xenofobia y oportunismo. Contrastando un poco esta actitud con décadas anteriores ¿Acaso
no fue Venezuela quien soporto oleadas masivas de emigrantes colombianos en los años 50,
60, 70 y 80? y ¿Ellos trataron a los colombianos de la misma manera?

Colombia hoy olvida su historia migratoria y se muestra digna frente a la situación de los
migrantes venezolanos. “Se llegó a hablar, en los 80 y 90, de alrededor de cinco millones
de personas de origen colombiano en Venezuela. Pero eso nunca fue demostrado
(…)(Tiempo, 2018, pág. 1)”. En ese entonces el país hermano nos abrió sus puertas con
políticas que facilitaban el acceso y la estadía de los migrantes, nos brindó oportunidades
de trabajo y sobre todo nos brindó un nuevo comienzo, ese que nos arrebató la violencia, el
desplazamiento y la pobreza que en esas épocas azotaban al país.” Los países
latinoamericanos acogen a la gran mayoría de venezolanos, con Colombia que acoge
alrededor de 1,3 millones (…) (ACNUR, 2019, pág. 1). Las cifras hablan solas.

Las migraciones de estos países fueron en contra de la voluntad de los migrantes, por
Colombia fue el conflicto armado que obligo a la gente huir y por Venezuela vemos como
el país no garantiza las necesidades básicas de sus habitantes. La situación económica y
política colombiana tampoco está en su mejor momento y esto también es un punto crítico
para los migrantes pues, no se cuenta con un buen sistema de salud ni de seguridad, el
conflicto armado está volviendo a tomar fuerza y los venezolanos no aportan las mejores
cualidades laborales que ofrecieron los colombianos a Venezuela en su momento, además,
su comportamiento en algunos casos no ayuda. Todas estas problemáticas generan en el
colombiano cierto rechazo ante los venezolanos que los llevan a aprovecharse de ellos,
agredirlos física y mentalmente y a correrlos de sus regiones bajo amenazas.

Hay mucho más por seguir hablando pero, el espacio se acaba. No es correr a abrirle las
puertas de par en par a los migrantes, es saber dar una ayuda limitada de calidad lejos de la
xenofobia, basada en la solidaridad y agradecimiento por lo que ellos un día hicieron por
aquellos a los cuales la violencia los empujo a huir y sí, es verdad que algunos llegan a
nuestro país con ideas facilistas para conseguir dinero que afectan a nuestra sociedad y para
ellos debemos pedir todo el peso de la ley, pero por ellos no podeos generalizar a todo un
país.

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