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Las infecciones causadas por bacterias multirresistentes causan una amplia morbilidad y
mortalidad. Asimismo causan un mayor costo por mayor estancia hospitalaria y
complicaciones. Se calcula que el costo anual en los Estados Unidos por la resistencia
antibiótica es entre 100 millones y 30 billones de dólares.
Según la OMS, un porcentaje muy elevado de las infecciones contraídas en los hospitales
son causadas por bacterias muy resistentes, como Staphylococcus aureus resistente a la
meticilina o los enterococos resistentes a la vancomicina.
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A nivel nosocomial se destaca como primer agente de infección de heridas operatorias y
de prótesis. Asimismo, S. aureus es capaz de causar cuadros TOXICOS por producción de
potentes exotoxinas tales como intoxicación alimentaria, síndrome de piel escaldada y
shock tóxico.
Del punto de vista de sus factores de virulencia, tanto bioquímicos como estructurales,
se lo puede definir como un "patógeno perfecto", magníficamente equipado para
colonizar, invadir, diseminarse y causar enfermedad grave. No obstante, normalmente
convive en armonía con el huésped humano o animal, formando parte de su flora sin
causar daño. Inclusive en algunos casos se encuentran personas sanas pesadamente
colonizadas, definiéndose como "portadores" y pudiendo en ocasiones ser reservorio y
fuente de infección.
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HISTORIA
El uso clínico de la penicilina comenzó en 1940. Para 1944 el 95% de los Staphylococcus
aureus (SA) eran sensibles a esta droga, sin embargo al comenzar la década del 50 esta
sensibilidad ya se había reducido al 50%. Esta resistencia es debida a la síntesis de beta-
lactamasas por parte de SA.
En 1961, a tan solo un año de iniciada su utilización se describen las primeras cepas
resistentes a la Meticilina vinculadas a factores de riesgo bien definidos como
hospitalización, cirugía y diálisis.
Desde entonces, el único tratamiento efectivo contra las infecciones por estafilococos ha
sido el glucopéptido vancomicina.
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Sin embargo, la reciente emergencia de resistencia a los glucopéptidos en estafilococos
productores de coagulasa negativa ha producido gran preocupación en la comunidad
médica por la posibilidad de que S. aureus también desarrolle resistencia a los
glucopéptidos. En ese caso, las tasas de morbilidad y mortalidad por S. aureus podrían
ascender de nuevo a cifras similares a las que existían antes de tener antibióticos.
La resistencia a la vancomicina por parte del S. aureus, podría marcar el inicio de una
nueva era Preantibiotica, donde las infecciones eran la primera causa de mortalidad.
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MICROBIOLOGIA
2. Propiedades:
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3. Metabolismo:
Es básicamente fermentativo, sin embargo, la presencia de enzimas
desdobladoras de peróxidos como la catalasa, le permite desarrollarse en
presencia de oxígeno y utilizar la cadena respiratoria como fuente de energía. En
anaerobiosis (test de OF) es capaz de utilizar fermentativamente la glucosa (por
definición del género Staphylococcus) y el manitol (por definición de especie S.
aureus). Fermenta también en general otros azúcares, pero en forma variable,
por lo que no se emplean para la clasificación.
EPIDEMIOLOGIA
Hábitat: Piel y mucosas del ser humano, forma parte de la flora normal del ser
humano. Los sitios más frecuentemente colonizados son:
Zona anterior de las vías nasales
Piel, vagina, axilas, perineo y bucofaringe
Reservorio: El ser humano, portación nasal, principalmente personal
intrahospitalario
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FACTORES DE VIRULENCIA
S. aureus produce una gran variedad de proteínas que contribuyen a su capacidad para
colonizar y causar enfermedades en el ser humano. Casi todas las cepas de S. aureus
producen un grupo de enzimas y citotoxinas. Dentro de estas hay cuatro hemolisinas
(alfa, beta, gamma y delta), nucleasas, proteasas, lipasas, hialuronidasa y colagenasa. La
función principal de estas proteínas puede ser la de ayudar a degradar los tejidos locales
del huésped para convertirlos en nutrientes para las bacterias. Algunas cepas producen
proteínas adicionales como la toxina 1 del síndrome del shock tóxico (TSST-1), las
enterotoxinas estafilocócicas (SE), las toxinas exfoliativas (ETA y ETB) y la leucocidina.
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En base a esto los factores se han clasificado en tres categorías: 1) los involucrados en la
adherencia a la célula huésped o matriz extracelular, como las proteínas de unión a
fibrinógeno, fibronectina, colágeno y coagulasa; 2) aquellos que están involucrados en la
evasión de las defensas del huésped, como las enterotoxinas estafilocócicas; la TSST-1, la
leucocidina de Panton-Valentine (PVL), proteína A, lipasas, y polisacáridos capsulares; 3)
los involucrados en la invasión de la célula huésped y penetración de los tejidos, como la
toxina α, hemolisinas β, γ y δ.
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ejercen un efecto sobre el sistema nervioso central, que se manifiesta por
vómitos, los cuales acompañan a la enfermedad gastrointestinal.
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La toxina α es secretada por S. aureus y se integra en la membrana de las células
blanco, formando heptámeros cilíndricos que son capaces de lisar las células
eucariontes. Los poros que produce permiten la entrada y salida de iones y
moléculas pequeñas que eventualmente producen la muerte de las células
nucleadas y la lisis osmótica de los eritrocitos. La formación de poros también
produce eventos secundarios que promueven el desarrollo de secuelas
patológicas. Estos eventos incluyen la activación de endonucleasas, exocitosis de
plaquetas y liberación de citocinas y mediadores inflamatorios. La producción de
tromboxano y prostaciclinas activa los mecanismos de vasoconstricción. Además,
al romper la integridad celular aumenta la permeabilidad vascular. El efecto final
en el hospedero es el edema pulmonar o síndrome de dificultad respiratoria. La
toxina α es dermonecrótica y neurotóxica y puede ser letal para ciertos animales.
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RESISTENCIA BACTERIANA
RESISTENCIA A LA METICILINA.
La resistencia a la meticilina se determina utilizando el antibiótico oxacilina, por lo que
se ha sugerido que estas cepas deberían llamarse S. aureus resistentes a oxacilina
("oxacillin-resistant S. aureus", ORSA), más que MRSA.
El elemento central de la resistencia a la meticilina en S. aureus es la adquisición
horizontal del gen mecA, el cual se encuentra en un elemento genético móvil grande,
conocido como casete cromosomal estafilocócico mec. Este casete no es endógeno de
esta bacteria y se encuentra integrado en el cromosoma. El gen mecA codifica para una
proteína de unión a la penicilina (PBP) de 78 kDa, llamada PBP2a, la cual presenta baja
afinidad para la meticilina y todos los antibióticos β-lactámicos que se han desarrollado,
incluyendo las isoxazoil penicilinas (por ejemplo, la oxacilina). La proteína PBP2a
continúa sintetizando peptidoglicano para la pared celular aun cuando las PBP normales
estén inhibidas por los antibióticos.
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El transposón Tn554 codifica la resistencia a eritromicina, el ψTn554 la resistencia a cadmio,
la secuencia de inserción IS431 facilita la adquisición de resistencia a los antibióticos y la
resistencia al mercurio, el plásmido pUB110 codifica la resistencia a tobramicina/ bleomicina
y el pT181 codifica la resistencia a tetraciclina.
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RESISTENCIA A LA VANCOMICINA.
Debido a la resistencia a la meticilina, se introdujo la vancomicina de manera global a
principios de los años 90 como único antibiótico efectivo contra S. aureus. Sin embargo,
ya en 1997 se encontraron cepas con resistencia intermedia a la vancomicina (VISA) y en
el 2002 se detectaron las primeras cepas resistentes a este antibiótico ("vancomycin
resistant S. aureus", VRSA) (28, 29). En la figura 1 se señala la aparición de las cepas VISA
y VRSA.
La resistencia a la vancomicina se debe a la adquisición del gen van, el cual se transfiere
a través de un plásmido. Para que la vancomicina ejerza su acción debe llegar a la
membrana citoplásmica y unirse a las moléculas precursoras nacientes de la pared
celular. Esta unión inhibe la incorporación de los precursores a la pared celular en
formación. Al parecer, la resistencia a la vancomina se debe a cambios en la biosíntesis
del peptidoglucano. Las cepas VISA producen cantidades elevadas de peptidoglucano,
dando como resultado una pared celular gruesa y de forma irregular. Además, se
presenta menos entrecruzamiento entre las hebras de peptidoglucano. Esta pared
gruesa y desordenada puede atrapar a la vancomicina en la periferia de la célula, con el
consiguiente bloqueo de la acción del antibiótico (28-31).
En la actualidad se prueban nuevos antibióticos para combatir a este microorganismo
entre los que se encuentran: quinupristina-dalfopristina, linezolido, daptomicina,
tigeciclina, dalbavancina y telavancina. Se espera que alguno de estos antibióticos, la
mayoría todavía en estudio, sirva para controlar la infección por S. aureus.
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Principales antibióticos y resistencia de S. Aureus
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TIPOS DE INFECCIONES
Sin embargo, a finales de los años 90, ha existido una emergencia de MRSA porque
provoca infecciones en la comunidad, con una susceptibilidad antimicrobiana diferente
que las cepas hospitalarias. Estas cepas representan un problema potencialmente muy
serio, y los primeros reportes que llamaron la atención sobre ellas fueron las muertes
por neumonía necrotizante de 4 niños sanos en Estados Unidos entre 1997 y 1999.
Desde el punto de vista microbiológico, las cepas CA-MRSA (S. aureus adquirido en la
comunidad) son genéticamente diferentes del S. aureus meticilina multirresistente, que
se conoce del ámbito hospitalario.
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Las cepas CA-MRSA poseen atributos específicos de virulencia. Primero, existe una
exotoxina -la leucocidina de Panton-Valentine (PVL)- presente en aproximadamente el
93 % de estos aislamientos, que está asociada con procesos inflamatorios severos en
piel y partes blandas, así como a neumonía necrotizante; segundo, poseen mayor
rapidez de duplicación celular y una alta capacidad de diseminación, lo cual se ha
atribuido al hecho de que su tamaño pequeño les permite incorporarse a la cabeza de
un bacteriófago y así transferirse entre cepas de distintos clones por transducción; y
tercero, los genes de resistencia a meticilina se encuentran en una región de reciente
identificación (SCCmec IV o V) distinta a la que poseen los MRSA hospitalarios clásicos,
que no contienen los genes de resistencia a antibióticos adicionales que son típicos de
las cepas HA-MRSA.
CUADRO CLINICO
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A. INFECCIONES DE PARTES BLANDAS:
a. Foliculitis: Puede ser superficial o profunda. En el primer caso, la
infección estafilocócica afecta sólo la porción superficial del folículo, sin
profundizar más allá de la glándula sebácea, y en el segundo, resulta
afectado en su totalidad. En ambos casos aparece una pequeña pústula
centrada por un pelo. La foliculitis múltiple de la barba, a menudo
duradera y recidivante, se denomina sicosis.
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c. Antrax: Consiste en la infección de uno o varios folículos sebáceos con
amplia extensión de la supuración por el tejido celular subcutáneo. Se lo
ha considerado una acumulación de furúnculos, disponiéndose el pus en
los folículos y entre ellos. Se localiza en zonas cutáneas gruesas y duras,
como la nuca, las manos y, a menudo, la parte alta de la espalda o nalga.
Clínicamente aparece como una tumefacción rojo-violácea dura, muy
dolorosa, con varios orificios o cráteres por los que mana pus. Así se
constituyen varias fístulas que conducen a un centro esfacelado. Se
acompaña de afectación del estado general, temperatura elevada,
leucocitosis, bacteriemia en el 30-40% de los casos y posibilidad de sepsis
con focos metastásicos.
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d. Celulitis:
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e. Impetigo: Es una pioderma superficial causada, en general, por
estreptococos hemolíticos del grupo A. Sin embargo, en ocasiones puede
ser mixto, estreptocócico y estafilocócico, o sólo por estafilococos del
fagotipo 71. El impétigo ampollar es una forma de impétigo de origen
genuinamente estafilocócico.
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g. Sindrome de la Piel Escaldada Estafilococica: Denominado también
síndrome de Ritter, es una dermatitis exfoliativa, más frecuente en los
niños que en los adultos, producida por el fagotipo del grupo 2, y
caracterizada por la aparición de un eritema doloroso generalizado, sobre
el que se forman ampollas extensas y fláccidas. La piel se descama a tiras,
ya sea en forma espontánea o tras traccionar levemente de ella (signo de
Nikolsky). Depende de la producción de una toxina exfoliativa que origina
la dehiscencia de la epidermis a la altura del estrato granuloso. La
infección estafilocócica responsable suele ser una pioderma localizada.
El diagnóstico diferencial con otras necrólisis epidérmicas tóxicas se
establece porque en éstas se necrosa toda la epidermis, situándose el
plano de dehiscencia más profundamente, en la unión dermoepidérmica.
La escarlatina estafilocócica es una forma leve del SSSS, muy similar
clínicamente a la estreptocócica y al exantema que aparece en el
síndrome del shock tóxico. El impétigo ampollar, por último, es otra
forma localizada del SSSS, en el que el estafilococo causante se halla en el
lugar de la lesión.
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B. Infecciones musculoesqueleticas:
a. Artritis séptica
b. Osteomielitis
c. Piomiositis
d. Abscesos del psoas
C. Neumonia nosocomial
D. Gastroenteritis estafilocócica
E. Meningitis estafilocócica
F. Sepsis estafilococica
G. Sindrome del Shock Toxico:
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CONCLUSIONES
La aparición de cepas de S. aureus resistentes a la meticilina en la comunidad, las cuales
presentan características diferentes a las cepas MRSA de origen hospitalario, ha
provocado una alerta entre los centros y organizaciones de salud dedicados al estudio y
control de este microorganismo. Las infecciones por CA-MRSA son un problema
emergente en muchas partes del mundo. Su dimensión adecuada aún no se conoce, el
cambio epidemiológico, su manifestación clínica y su control pueden convertirse en un
significativo problema de salud pública en un futuro cercano. Se requiere establecer
medidas sanitarias para controlar la reemergencia de este agente patógeno y, de ser
posible, eliminarlo a tiempo para evitar que se convierta en una grave amenaza para la
comunidad.
Implicación médica
La sospecha clínica y/o determinación microbiológica de una cepa MRSA cambia por
completo la conducta terapéutica ante una infección. Generalmente son infecciones
difíciles de manejar y con un mayor costo.
Debemos recordar que las cepas MRSA son, por origen, resistentes a todos
los betalactámicos (penicilinas, cefalosporinas, monolactámicos y carbapenémicos).
Las infecciones por CA-MRSA pueden tratarse con otros antimicrobianos de acción
antiestafilocócica, como: clindamicina, clotrimoxazol, fosfomicina, doxiciclina,
rifampicina, vancomicina y teicoplanina; sin embargo, los HA-MRSA son genéticamente
multirresistentes, y son los glucopéptidos (vancomicina y teicoplanina) su indicación
terapéutica.
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aunque ya se han descrito cepas de MRSA resistentes a este antimicrobiano mediante
una mutación en el gen que codifica la subunidad 23S del ARNr.
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BIBLIOGRAFIA
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