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UNIVERSIDAD ESTATAL

DE MILAGRO

Facultad de Ciencias Sociales, Educación


Comercial y Derecho

TEMA:
ACTITUDES HACIA LA SEXUALIDAD

DOCENTE:
Psic. Erika Ruperti

MATERIA:
Psicología de la Sexualidad y Género

NIVEL:
3er Nivel A-1

INTEGRANTES:
• Justine Jara
• Romina Theofilou
• Samantha Toala
• Milagro Vargas
• Gabriel Veloz
• Evelyn Vera
• Alexis Vera

MILAGRO – ECUADOR
2019
ÍNDICE
INTRODUCCIÓN ................................................................................................................... I
CONTENIDO ......................................................................................................................... 1
ACTITUDES HACIA LA SEXUALIDAD........................................................................ 1
1. Modelos de actitudes hacia la sexualidad según E. Amezúa y N. Foucart .............. 2
2. El deseo sexual, la atracción sexual y el enamoramiento ........................................ 3
3. Emociones que acompañan a la culpa y a la vergüenza .......................................... 4
4. Estereotipos en la Sexualidad .................................................................................. 5
5. Estereotipos hacia los individuos con otro tipo de orientación sexual .................... 6
CONCLUSIÓN ...................................................................................................................... 8
BIBLIOGRAFÍA .................................................................................................................... 9
INTRODUCCIÓN
Desde que nace un ser, principalmente en la especie humana, nos hemos preocupado o
interesado por saber sobre su sexo, el cual se proyecta directamente a su sexualidad y el
comportamiento del nuevo individuo durante el proceso de desarrollo, tanto así que
controlamos las posturas, gestos y conductas; y que éstas tienen que ir acorde a su dote de
nacimiento, caso contrario se presentan “problemas de identidad”.

Es muy probable que al tener este tipo de razonamiento, estemos juzgando de manera
precipitada algo que, probablemente, es parte innata del ser en cuestión y que repercutirá
negativamente en la psiquis del sujeto, considerando que cada individuo pertenece a su yo
interior; a medida que va desarrollando su parte cognitiva, al mismo tiempo va adquiriendo
identificación de su sexualidad, que en ciertos casos, no es estrechamente relacionada con su
sexo, que si no se tiene estabilidad emocional, ¡ahí es donde surgirían incongruencia de
identidades!

La conducta hacia la sexualidad también está influida por el medio de interacción y los
factores que inciden sobre los individuos, así, por ejemplo: si un grupo de sujetos tiene una
conducta sexual abierta, es probable que sus descendientes adopten igual proceder, porque la
mente humana tiende a copiar e imitar procedimientos; de la misma manera, en conductas
sexuales patronales decorosas, conductas sexuales decorosas en asimilación.

Esta función fisiológica ha dado paso a la fundamentación de muchos estudios de actitudes


sexuales que van de la mano con criterios religiosos, sociales y de manera particular las
experiencias vividas, sean éstas, positivas o negativas, o en su efecto, aquellas que no
causaron ningún tipo de impacto que pudiese modificar el curso particular de la actitud de
cada individuo hacia su sexualidad.

I
CONTENIDO
ACTITUDES HACIA LA SEXUALIDAD
De acuerdo con López (2005) citado en (Pinos Abad , y otros, 2017, pág. 4) “las actitudes
dentro del ámbito sexual son la predisposición a opinar, sentir y actuar ante objetos sexuales,
situaciones, personas diferentes, normas o costumbres sociales y conductas sexuales”. La
sexualidad es una realidad que impregna la vida cotidiana, que nos impulsa tanto al amor
como a las formas de agresión más violentas; que perturba los insomnios de los adolescentes
y alegra la senectud, que incrementa las ventas por publicidad y que es usada como arma de
seducción o como arte grosero o sutil. Algo que, a lo largo de los siglos, ha sido ordenado,
reprimido o utilizado como mito (Fora Eroles, Guell Roviralta, Iglesias Cortit, & Farre Martí,
2003, pág. 8).

López y Fuertes (1989) han identificado los siguientes tipos de actitudes en la sexualidad:
conservadora, cuando el sentido es la procreación; la actitud normativa que considera que
toda procreación se debe dar dentro del matrimonio; la actitud de dependencia observada en
personas con bagaje cultural paupérrimo que les produce miedo a tomar decisiones y una
actitud sumisa ante las autoridades; el falso naturalismo que considera la sexualidad como
algo innato que no necesita estudiarse; la actitud conservadora integral presente en los
individuos con creencias tradicionales; la liberal individualista que rechaza la regulación de
la moral sexual (moral aplicada a la sexualidad con un enfoque religioso); la conducta liberal
abierta que considera la sexualidad como algo positivo para la humanidad, permitiendo: el
placer, la comunicación, la ternura, la procreación, etc. Finalmente, tenemos las actitudes
derivadas de la parte afectiva que hacen hincapié en la importancia de los valores para vivir
una sexualidad integral (Pinos Abad , y otros, 2017, pág. 5).

Por otra parte, un análisis en lo referente a las actitudes y conductas sexuales, demuestra que
los hombres son más promiscuos sexualmente, y más propensos a disfrutar el sexo sin un
compromiso emocional. Además, son más liberales en su actitud general hacia el sexo,
incluyendo el sexo prematrimonial, sobre todo cuando éste es casual. Con respecto a la
masturbación, hubo una gran diferencia en la incidencia de la masturbación, siendo más
elevada entre los hombres. Inclusive, los hombres tienden a crear más fantasías en las que

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tienen relaciones sexuales con diversas parejas al mismo tiempo ( Palladino & Davis, 2008,
pág. 440).

1. Modelos de actitudes hacia la sexualidad según E. Amezúa y N. Foucart

De acuerdo con este modelo, las personas presentan varias actitudes en respuesta a la
sexualidad, estas se pueden clasificar y categorizar en tres formas: Normatividad,
Combatividad y Comprensividad.

Normatividad: Incorpora cada uno de esos marcos mentales hacia la sexualidad que aluden
a la presencia, la existencia, lo obligatorio de algún tipo de estándar que dirige y explica la
realidad sexual humana. Estas actitudes son fundamentadas con las prohibiciones que se han
impuesto en el sexo a lo largo del tiempo haciendo que las personas vean la sexualidad como
el gran tabú universal, es así que la palabra “normatividad” tiene una gran contradicción
diciendo que lo normal sexualmente son las reglas y moralidad implantada por la sociedad a
lo largo de los años y no por ver la sexualidad como la necesidad biológica que comparten
hombres y mujeres. Es así que las actitudes normativas están impuestas por la sociedad y
nosotros somos partícipes de esto consciente o inconscientemente (Saéz Sesma & Frago
Valls, 2015, págs. 4-5). Dentro de la normatividad encontramos las siguientes actitudes:

• Moral y religión: son las actitudes que más fuerza tienen, al imponer costumbres y
prohibir determinadas conductas en relación a sus creencias y lo que creen que es
estrictamente normal según su creencia.
• Políticas: Fueron los principales propulsores de la sumisión femenina y establecieron
el uso de la mujer como simple objeto sexual. Fue una de las más grandes actitudes
sexuales hasta la liberación femenina y hoy en día es casi escaso encontrar personas
con estas actitudes.

Combatividad: Esta categoría comprende a los individuos con actitudes de intervención


activa en referente a su ideología acerca de la sexualidad. Aquí se toma el papel de defensor
y atacador y cada persona defiende lo que para él está correcto y sus respectivos fundamentos
que vienen de la mano con la experiencia propia y una que otras normas (Saéz Sesma &
Frago Valls, 2015, págs. 5-6). Los fundamentos de las actitudes combativas son:

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• Experiencia personal: Los conocimientos obtenidos por medio de la experiencia nos
hacen creer u obtener nuestras propias teorías acerca de un tema, es así que por medio
de estos existen personas con actitudes defensoras hacia la sexualidad según sus
propias experiencias.
• Ideología: creer en una determinada ideología nos hace ser partícipes de actitudes que
pueden estar a favor o en contra de la sexualidad.

Comprensividad: Estas actitudes hacen referencia a la actitud empática de acercamiento y


comprensión hacia la sexualidad. No se trata de que la sexualidad sea algo prohibido, ni
siquiera permitido, sino algo cultivable, la sexualidad ha sido condenada, patologizada y
moralizada, sin haber sido estudiada y comprendida (Saéz Sesma & Frago Valls, 2015, pág.
6).

2. El deseo sexual, la atracción sexual y el enamoramiento

El deseo sexual se basa en el interés en las conductas del acercamiento, búsqueda de


contactos y fantasías; reconocer y aceptar el deseo sexual, ya sea heterosexual y homosexual
es una dimensión necesaria a la salud personal y social. En este mismo sentido, los humanos
sienten atracción sexual cuando un estímulo u objeto sexual tiene para ellas un valor erótico,
que los estimula y los excita. La atracción depende del deseo porque lo que atrae coincide
con la orientación sexual (Fora Eroles, Guell Roviralta, Iglesias Cortit, & Farre Martí, 2003,
págs. 62-63).

Después de estas dos etapas (el deseo sexual y la atracción) se presenta el enamoramiento
como la expresión máxima del entusiasmo sexual y personal por otra persona, supone el
deseo y la atracción, pero con un estado de “encantamiento” por una persona en concreto, la
cual se percibe como única e insustituible convirtiéndose en el eje de la vida psíquica y
provocando fuertes sentimientos de atracción y deseo de unión completa, entrega y posesión.

El enamoramiento conlleva distintos componentes, como: sexuales (atracción y pasión por


la otra persona), emocionales (sentimientos de ternura, deseo de reciprocidad), mentales
(convierte a la pareja en el eje de atención con el deseo de conocer y ser conocido) y
comportamentales (buscando la proximidad y el contacto). Todos estos factores hacen que el

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enamoramiento se convierta en una de las experiencias más significativas para los individuos
(Fora Eroles, Guell Roviralta, Iglesias Cortit, & Farre Martí, 2003, págs. 63-64).

3. Emociones que acompañan a la culpa y a la vergüenza

Juan Carlos Medina opina que “las emociones son variadas e inmensamente ricas en sus
manifestaciones, expresiones y sentimientos” (Cadena López, 2005, pág. 26). Dentro de estos
sentimientos, encontramos la culpa y la vergüenza, presentes de forma activa en la
sexualidad.

Esto se debe a que, en la historia del ser humano hacer evidente la presencia de la sexualidad
como parte de la naturaleza humana, ya sea en ámbitos sociales o culturales, genera culpas y
emociones disociadoras en los individuos. La culpa es un sentimiento que se presenta desde
que se hace uso de la razón, porque somos conscientes de nuestros actos y podemos dar
cuenta de los mismos, la culpa se asocia con la vergüenza y se manifiesta con actitudes y
reacciones físicas y psicológicas (Cadena López, 2005, pág. 13).

El individuo al nacer se manifiesta auténticamente con sus emociones, pero a medida que
crece es influenciado por el medio, lo que provoca que aprenda a sustituirlas o cambiarlas
como un proceso de adaptación para sobrevivir. En este proceso un individuo puede ir
reprimiendo sus auténticas emociones, reemplazándolas y adquiriendo otras, creando
máscaras o formas de comportamiento con las que puede cubrir sus verdaderos sentimientos
ayudándole a desenvolverse dentro de su grupo familiar o social (Cadena López, 2005, págs.
26-27).

Las emociones pueden modificarse cualitativamente. Por ejemplo, si una emoción es


inaceptada, prohibida o ignorada dentro del marco familiar o social, la misma puede ser
sustituida por el individuo, con otra emoción que, aunque no sea auténtica, sí es aceptada o
al menos reconocida. Este mecanismo de sustitución le permite mantenerse dentro de las
normas y disminuir una carga emocional que provoque sentimientos de culpabilidad y
vergüenza ante los demás (Cadena López, 2005, pág. 27).

De acuerdo con un estudio publicado en los Archives of Sexual Behavior, los investigadores
analizaron las causas de culpas que hombres y mujeres experimentan con respecto al sexo:
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En el caso de las mujeres, las más frecuentes fueron:

• Perder su virginidad con la pareja incorrecta (24%)


• Haber engañado a su actual pareja o a alguna en el pasado (23%)
• Incursionar demasiado rápido al terreno sexual (20%)

Por su parte, las culpas más comunes de los hombres fueron:

• Fallar al intentar un acercamiento sexual con una posible pareja (27%)


• No haber sido más intrépido sexualmente cuando más joven (23%)
• No haber sido más intrépido sexualmente cuando soltero (19%)

4. Estereotipos en la Sexualidad

En la actualidad el concepto de sexualidad se ha visto afectado por varios estereotipos. Los


estereotipos de acuerdo con Pieron (1951) son en parte exageraciones de la realidad, pero
que debidamente acuñadas sirven a las personas para orientarse socialmente y tener
referentes de los desconocidos (Barberá Heredia & Martínez Benlloch, 2004, págs. 111-112).

Dentro de los estereotipos, podemos enmarcar los tabúes sociales o religiosos tales como:
aquellos que se refieren a la virginidad, la masturbación, las relaciones prematrimoniales,
entre otros, que pueden condicionar considerablemente el desarrollo natural de la sexualidad
desde el punto de vista psicológico, provocando el aparecimiento de sentimientos diversos
como timidez, frustración, culpa, vergüenza, según se transgredan las normas establecidas
(Cadena López, 2005, pág. 24).

Ahora bien, surge una interrogante ¿Quién estereotipa a quién? En las relaciones de género
es más común que los hombres, estando en grupos grandes y dominantes, sean quienes
estereotipen a las mujeres que viceversa. Durante años se ha vivido con creencias o
estereotipos que lo que han hecho es alterar el concepto de sexualidad, estereotipos como “el
hombre es más fuerte que la mujer” debido a que según creencias los hombres nacieron para
vivir en riesgo y las mujeres para ser protegidas por ellos, o yéndonos a lo más actual “las
mujeres no cuentan con autoridad suficiente para ocupar cargos altos” haciendo referencia a
que solo los hombres cuentan con las aptitudes, capacidades y autoridades necesarias para

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poder sobrellevar y manejar un cargo alto en alguna organización o institución, son algunos
de los varios estereotipos que la sociedad ha impuesto a lo largo del tiempo.

Estos estereotipos no solo afectan a las mujeres puesto que, desde hace años atrás, la
orientación sexual por el gusto de personas del mismo sexo ha ido creciendo, personas
pertenecientes a la comunidad LGBTI son unas de las más afectadas por estereotipos que lo
que causan es que la mayoría de ellos se sientan mal emocionalmente por el hecho de no
sentirse aceptados por la sociedad. De acuerdo (Ardila, 2008, págs. 15-16) nos dice que se
piensa, por ejemplo, que los varones y mujeres homosexuales son incapaces de formar o
mantener relaciones de parejas estables, que cuando llegan a la etapa de la madurez se quedan
solos esperándoles una vejez amarga y llena de soledad, que las parejas homosexuales llevan
un modelo de matrimonio clásico, es decir, que uno de ellos hace de marido y el otro de
esposa, añadiéndole a esto el papel de las relaciones sexuales que mantienen, y pese a que
todos los actos que fueron detallados son falsos, éstos son muy compartidos por la sociedad.

5. Estereotipos hacia los individuos con otro tipo de orientación sexual

A finales del siglo XIX se consideraba que las personas solo podían elegir entre los
homosexuales y heterosexuales, sin embargo, en la actualidad estamos informados que los
individuos puedes ser bisexuales, es decir sentirse atraído por los dos sexos (Santrock, 2006,
pág. 484). Es necesario mencionar que, anteriormente la homosexualidad se consideraba
como una enfermedad, pero tanto la Asociación Americana de Psiquiatría como la
Asociación Americana de Psicología dejaron de considerarla un desorden mental en la
década de los años setenta (Santrock, 2006, pág. 485).

Así como la homosexualidad era considerada una enfermedad, también existen muchos mitos
y errores hacia estas personas, (Ardila, 2008, págs. 99-100) nos presenta algunos de estos
errores:

• Es falso que en las parejas sexuales uno adopte el papel masculino y otro el femenino,
porque generalmente estos papeles se comparten.

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• No es verdad que existe un patrón de crianza y de relaciones familiares que conducen
a la homosexualidad, como lo plantean los psicoanalistas. En este caso, una madre
sobreprotectora y un padre pasivo no son la causa de la homosexualidad en sus hijos.
• Es falso que los homosexuales abusan de los niños y tratan de iniciarlos en prácticas
homosexuales, al contrario, la mayoría de abusos sexuales en niños son llevadas a
cabo por personas heterosexuales.
• Es falso que la vida homosexual está llena de dificultades y soledad, debido a la
condenación por parte de la sociedad. A diferencia de ello, muchos homosexuales
llevan vidas armónicas y equilibradas y son tan felices como los heterosexuales.

Todos estos estereotipos marcados hacia estas personas, provocan que éstas no quieran
aceptar su orientación sexual. Por eso, se evidencian muchos casos, en donde los
homosexuales tratan de pasar por heterosexuales, siguiendo las normas y costumbres de la
sociedad heterosexual, llegando a vivir una doble vida o una vida falsa. Esta situación
produce conflictos psicológicos, depresión y malestar, puesto que es una vida muy difícil de
llevar. Debido a esta problemática, muchos homosexuales deciden “salir del clóset”, este
evento puede ser traumático, pero representa una enorme importancia en su vida, a su vez,
puede traer consecuencias positivas y negativas para su vida futura. La persona que decide
tomar esta iniciativa, lo hace por ser honesto, porque desea ser aceptado por su familia y
amigos, o en otros casos, porque fue descubierto y prefiere aclarar la situación, o simplemente
porque se cansó de vivir una doble vida como si fuera un delincuente (Ardila, 2008, pág.
100).

De esta manera, podemos apreciar la magnitud de los estereotipos hacia la sexualidad y su


repercusión en los individuos. Es cierto que existe diferencia entre las parejas homosexuales
y heterosexuales, sin embargo, son muy similares porque conforman una relación de dos
personas. Además, debemos saber que las personas homosexuales se sienten más cómodos
cuándo se definen así mismo, ya que la sociedad tendrá que aceptarlos y ellos tendrán que
vivir con este nombre e intentar encajar con la comunidad.

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CONCLUSIÓN
Para finalizar, podremos decir que las diferentes actitudes hacia la sexualidad, varían,
dependiendo del contexto que nos rodea, dando paso a sentimientos y emociones que
experimenta el individuo a lo largo de su vida, tanto social como sexual; en muchas de las
ocasiones, siendo éstas las que en cierto momento infieren en nuestra conducta, como es de
saber general, si el individuo se siente pleno consigo mismo, va a poder desarrollarse en una
etapa fundamental, que es la relación de afinidad, enamoramiento, atracción y sentimiento
natural que nos fortalece, teniendo en cuenta que la sociedad en general es causante del bien
o mal sentir, habiendo así estereotipos y moldes que nos obligan a seguir un lineamiento que
no siempre es positivo, provocando confusión, sentimientos de culpa y vergüenza, cuando
cada individuo es único e irrepetible.

Todo este proceso completo biológico y cognitivo continuará a ser tema de debate, de
discusión e incluso de discordia, durante el tiempo que la especie humana permanezca sobre
la faz de la tierra. Las teorías argumentadas hasta el momento que se relacionan con la
religión, estereotipos, conservadorismo, etc. quedarán obsoletas y continuarán sufriendo
procesos de evolución como ha experimentado el ser humano.

8
BIBLIOGRAFÍA
Palladino, J., & Davis, S. (2008). Psicología (5ta ed.). México: Pearson Educación de
México.
Ardila, R. (2008). Homosexualidad y psicología (2da ed.). Bogotá: Editorial El Manual
Moderno S.A.
Barberá Heredia, E., & Martínez Benlloch, I. (2004). Psicología y género. Madrid: Pearson
Prentice Hall.
Cadena López, J. (2005). LA CULPA Y LA VERGÜENZA EN LA SEXUALIDAD
ADOLESCENTE: UNA PERSPECTIVA DE GÉNERO. Universidad Andina "Simón
Bolívar", Quito.
Fora Eroles, F., Guell Roviralta, A., Iglesias Cortit, L., & Farre Martí, J. M. (2003). El arte
de la sexualidad y el amor. Bogotá: Editorial Printer Latinoamericana LTDA.
Pinos Abad , G., Pinos Velez, V., Palacio Cordero, M., Lopez Alvarado, S., Castillo Nuñez,
J., Ortiz Ochoa, W., . . . Enzlin, P. (1 de Mayo de 2017). Conocimientos y actitudes
hacia la sexualidad y educación sexual en docentes de colegios públicos. Revista
electrónica "Actualidades investigativas en educación", 1-22.
doi:http://dx.doi.org/10.15517/aie.v17i2.28671
Saéz Sesma, S., & Frago Valls, S. (2015). Las actitudes hacia la sexualidad (Enfoque
sexológico). Amaltea. Instituto de sexologia y psicoterapia, Zaragoza.
Santrock, J. (2006). Psicología del desarrollo. El ciclo vital (10ma ed.). Aravaca: The
McGraw-Hill Companies, Inc.

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