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Mat_7:17 Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos.
Introducción.- Dios creó la tierra y le dijo “produzca”, y la tierra obedeció y lo hace hasta hoy,
sería terrible si deja de dar frutos, la raza humana perecería, pero también es cierto que Dios
espera que sus hijos demos buenos frutos. ¿Cuáles son esos frutos?; ¿Cómo producir buenos
frutos?
2.- Dios ordena y espera que tengamos frutos, mas también condena la falta de frutos.
a) Así como Dios ordenó que la tierra produzca, también el Señor nos ordena y espera que
nosotros produzcamos buenos frutos, por ejemplo si recibimos la buena semilla de la “palabra”
luego debemos producir fruto Mat 13:23. Por otro lado Dios nos ha dado a cada ser humano
ciertos dones, talentos o habilidades y espera que produzcamos Mr 12:1,2
Jesús contó la parábola de los talentos para darnos a entender que el espera frutos, resultados,
evidencias de responsabilidad y compromiso con el dador de bendiciones Mt 25:14,15,19.
Dios no solo nos ama, sino que nos ordena arrepentirnos y que dicho arrepentimiento tenga
evidencias, frutos Luc 3:8
b) Pero Dios también condena severamente la falta de frutos, en la misma parábola de los
talentos vemos que, al que no produjo se le quitó lo poco que tenía, y se le mandó echar a las
tinieblas Mt 25:24-30. En otro pasaje Jesús dijo que al árbol que no da fruto se le debe cortar y
echar al fuego Mt 3:10; 7:19
Jesús se molestó tanto con una higuera que no produjo frutos Mt 21:19
3.- Solo en Cristo, y con Cristo podemos dar y tener buenos frutos
No hay forma de producir sino estamos conectados a nuestra fuente. Por ejemplo los árboles y
plantas en general solo producirán si están plantados en la tierra, es decir la tierra es su medio
o fuente para producir, también los peces solo se multiplicarán o darán frutos si están en su
medio o fuente que es el agua, de igual manera, la única manera que el hombre sea
verdaderamente productivo y a la manera de Dios es cuando estemos conectados nuestro
medio y fuente que es Dios. El Señor enseñó esta verdad en Jn 15:1-6. Fue categórico al decir
que separados de él, nada valedero o trascendente podemos hacer.