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LA CORTESÍA CRISTIANA

Destierra la mitad de los males—El principio inculcado por la orden de ser “sinceramente
afectos los unos hacia los otros,” viene a ser el fundamento mismo de la felicidad
doméstica. En toda familia debiera reinar la cortesía cristiana. No cuesta mucho, pero
tiene poder para suavizar naturalezas que sin ella se endurecerían y se llenarían de
asperezas. Una actitud que cultive una cortesía uniforme y la disposición a obrar con los
demás como quisiéramos que ellos obrasen con nosotros, desterraría la mitad de los
males de la vida.1{HC 381.1}
Comienza en la casa—Si queremos que nuestros hijos practiquen la bondad, la cortesía y
el amor, nosotros mismos debemos darles el ejemplo.2{HC 381.2}
Aun en las cosas pequeñas, los padres deben manifestarse mutuamente cortesía. Una
bondad universal debiera ser la ley de la casa. Nadie debiera expresarse con rudeza ni
con palabras de amargura.3{HC 381.3}
Todos pueden poseer rostro animado, voz suave, modales corteses, y éstos son
elementos de poder. Los niños son atraídos por una conducta animosa. Mostradles
bondad y cortesía y ellos manifestarán el mismo espíritu hacia vosotros y entre sí.4{HC
381.4}
Vuestra cortesía y dominio propio ejercerán mayor influencia en el carácter de vuestros
hijos que las palabras solas.5{HC 381.5}
Hace del hogar un paraíso—Al hablar bondadosamente a sus hijos y al elogiarlos cuando
tratan de obrar bien, los padres pueden alentar sus esfuerzos, hacerlos muy felices y
rodear a la familia de un círculo encantado que rechazará toda sombra e introducirá la
alegre luz del sol. La bondad y la tolerancia mutuas harán del hogar un paraíso y atraerán
a los ángeles santos al círculo familiar; pero ellos huirán de una casa donde se oyen
palabras desagradables, irritación y contiendas. La falta de bondad, las quejas y la ira
destierran a Jesús de la morada.6 {HC 381.6}
La cortesía de la vida diaria y el afecto que debiera existir entre los miembros de una
familia no dependen de las circunstancias externas.7{HC 382.1}
Las voces agradables, los modales amables y el afecto sincero que se expresan en todas
las acciones, juntamente con la laboriosidad, el aseo y la economía, truecan hasta un
tugurio en el más feliz de los hogares. El Creador considera con aprobación un hogar
tal.8{HC 382.2}
Son muchos los que debieran vivir menos para el mundo exterior y más para los
miembros de su propio círculo familiar. Debiera haber menos despliegue de cortesía
superficial y de afecto hacia los extraños y las visitas, y mayor manifestación de aquella
cortesía que brota del amor genuino y de la simpatía hacia los seres queridos de nuestro
propio hogar.9{HC 382.3}
Definición de la cortesía verdadera—Es muy necesario que se cultive el verdadero
refinamiento en el hogar. Con él se da un poderoso testimonio en favor de la verdad. Sea
quien sea que la manifieste, la grosería en las palabras y en la conducta indica un corazón
viciado. La verdad de origen celestial no degrada nunca a quien la recibe, ni le hace
grosero o tosco. La influencia de la verdad suaviza y refina. Cuando los jóvenes la reciben
los vuelve respetuosos y corteses. La cortesía cristiana se recibe tan sólo bajo la
actuación del Espíritu Santo. No consiste en afectación o pulimento artificial, ni en
inclinarse con reverencia y sonrisas artificiales. Esta es la clase de cortesía que poseen los
del mundo, pero carecen de la verdadera cortesía cristiana. La urbanidad y el
refinamiento verdaderos se obtienen tan sólo de un conocimiento práctico del Evangelio
de Cristo. La verdadera urbanidad y cortesía consiste en manifestar bondad hacia todos,
humildes o encumbrados, ricos o pobres.10 {HC 382.4}
La esencia de la verdadera cortesía es la consideración hacia los demás. La educación
esencial y duradera es aquella que amplía las simpatías y estimula la bondad universal. La
así llamada cultura que no hace a un joven deferente para con sus padres, apreciativo de
sus cualidades, tolerante con sus defectos, y solícito con sus necesidades; que no lo hace
considerado y afectuoso, generoso y útil para con el joven, el anciano y el desgraciado, y
cortés con todos, es un fracaso.11{HC 383.1}
La cortesía cristiana es el broche de oro que une a los miembros de la familia con vínculos
de amor y los estrecha más y más con cada día que pasa.12{HC 383.2}
La regla de oro sea la ley de la familia—Las reglas más valiosas para el trato social y
familiar se encuentran en la Biblia. Ella contiene no sólo la norma de moralidad mejor y
más pura, sino también el código de urbanidad más valioso. El sermón que en el monte
pronunció nuestro Salvador contiene instrucciones inestimables para ancianos y jóvenes.
Debiera leérselo a menudo en el círculo familiar y debieran ponerse en práctica sus
preciosas enseñanzas en la vida diaria. La regla de oro: “Todas las cosas que quisierais
que los hombres hiciesen con vosotros, así también haced vosotros con ellos,”
juntamente con la recomendación apostólica de vivir “prefiriendo cada cual, al otro”
deben constituir la ley de la familia. Quienes cultiven el espíritu de Cristo manifestarán
cortesía en la casa y un espíritu de benevolencia aun en las cosas pequeñas.
Constantemente procurarán hacer felices a cuantos los rodeen, olvidándose de sí mismos
mientras hacen a los demás, objeto de sus bondadosas atenciones. Tal es el fruto que
crece en el árbol cristiano.13{HC 383.3}
La regla de oro es el principio de la cortesía verdadera cuya ilustración más exacta se ve
en la vida y el carácter de Jesús. ¡Oh, qué rayos de amabilidad y belleza se desprendían
de la vida diaria de nuestro Salvador! ¡Qué dulzura emanaba de su misma presencia! El
mismo espíritu se revelará en sus hijos. Aquellos con quienes more Cristo serán rodeados
de una atmósfera divina. Sus blancas vestiduras de pureza difundirán la fragancia del
jardín del Señor. Sus rostros reflejarán la luz de su semblante, que iluminará la senda para
los pies cansados e inseguros.14{HC 384.1}
El mejor tratado de etiqueta—El más valioso tratado de etiqueta que jamás se haya
escrito es la preciosa instrucción dada por el Salvador, con la expresión del Espíritu Santo,
por medio del apóstol Pablo, palabras que deberían ser grabadas indeleblemente en la
memoria de todo ser humano, joven o viejo:{HC 384.2}
“Como os he amado, que también os améis los unos a los otros.”{HC 384.3}
“El amor es sufrido y benigno;
El amor no tiene envidia;
El amor no es jactancioso,
No se ensoberbece,
No se porta indecorosamente,
No busca lo suyo propio,
No se irrita,
No hace caso de un agravio;
No se regocija en la injusticia,
Mas se regocija con la verdad:
Todo lo sufre,
Todo lo cree,
Todo lo espera,
Todo lo soporta.
El amor nunca se acaba.”15{HC 384.4}
La Biblia ordena la cortesía y presenta muchas ilustraciones de espíritu abnegado, gracia
gentil y genio simpático, que caracterizan la verdadera cortesía. Estos son sólo reflejos
del carácter de Cristo. De él proceden toda la ternura y cortesía verdaderas del mundo,
aun la de aquellos que no reconocen su nombre. Y él desea que estas características se
reflejen perfectamente en sus hijos. Su propósito es que en nosotros contemplen los
hombres su belleza.16{HC 385.1}
El cristianismo hará de todo hombre un cumplido caballero. Cristo fué cortés aun con sus
perseguidores; y sus discípulos verdaderos manifestarán el mismo espíritu. Mirad a Pablo
cuando compareció ante los magistrados. Su discurso ante Agripa es dechado de
verdadera cortesía y de persuasiva elocuencia. El Evangelio no fomenta la cortesía
formalista, tan corriente en el mundo, sino la cortesía que brota de la verdadera bondad
del corazón.17{HC 385.2}
No abogamos por una manifestación de lo que el mundo llama urbanidad, sino por
aquella cortesía que cada uno llevará consigo a las mansiones de los
bienaventurados.18{HC 385.3}
El amor inspira la cortesía verdadera—El cultivo más esmerado del decoro externo no
basta para acabar con el enojo, el juicio implacable y la palabra inconveniente. El
verdadero refinamiento no traslucirá mientras se siga considerando al yo como objeto
supremo. El amor debe residir en el corazón. Un cristiano cabal funda sus motivos de
acción en el amor profundo que tiene por el Maestro. De las raíces de su amor a Cristo
brota un interés abnegado por sus hermanos.19{HC 385.4}
De todas las cosas buscadas, apreciadas o cultivadas, no hay nada tan valioso a la vista de
Dios como un corazón puro, una disposición rebosante de agradecimiento y de paz.{HC
385.5}
Si la divina armonía de la verdad y el amor imperan en el corazón, resplandecerán en
palabras y acciones…. El espíritu de genuina benevolencia debe morar en el corazón. El
amor imparte a su poseedor gracia, donaire y hermosura de porte. El amor ilumina el
rostro y subyuga la voz; refina y eleva a todo el ser humano. Lo pone en armonía con
Dios, porque es un atributo celestial.20 {HC 385.6}
No se aprende la verdadera cortesía por la mera práctica de las reglas de etiqueta. En
todo momento deben observarse modales correctos; dondequiera que no haya que
transigir con los principios, la consideración hacia los demás inducirá a adaptarse a
costumbres aceptadas; pero la verdadera cortesía no requiere el sacrificio de los
principios al convencionalismo. No conoce castas. Enseña el respeto propio, el respeto a
la dignidad del hombre como hombre, la consideración hacia todo miembro de la gran
confraternidad humana.21{HC 386.1}
Se expresa en miradas, palabras y actos—Sobre todas las cosas, los padres deben rodear
a sus hijos de una atmósfera de alegría, cortesía y amor. Los ángeles se deleitan en morar
en un hogar donde vive el amor y éste se expresa tanto en las miradas y las palabras
como en los actos. Padres, permitid que el sol del amor, la alegría y un feliz
contentamiento penetre en vuestro corazón, y dejad que su dulce influencia impregne el
hogar. Manifestad un espíritu bondadoso y tolerante, y estimuladlo en vuestros hijos,
cultivando todas las gracias que alegran la vida del hogar. La atmósfera así creada será
para los niños lo que son el aire y el sol para el mundo vegetal, y favorecerá la salud y el
vigor de la mente y del cuerpo.22{HC 386.2}
Los modales amables, la conversación animada y los actos de amor ligarán el corazón de
los hijos con el de sus padres por los cordones de seda del afecto y contribuirán más a
hacer atractivo el hogar que los adornos más raros que el oro pueda comprar.23{HC
386.3}
La fusión de los temperamentos—Concuerda con lo ordenado por Dios que se asocien
personas de diversos temperamentos. Cuando esto sucede, cada miembro de la familia
debe considerar y respetar como sagrados los sentimientos y derechos ajenos. Así se
cultivarán la consideración y la tolerancia mutuas, se subyugarán los prejuicios y se
suavizarán los rasgos toscos del carácter. Se asegurará la armonía, y la fusión de los
variados temperamentos beneficiará a cada uno.24 {HC 386.4}
Nada expiará la falta de cortesía—Los que profesan seguir a Cristo y son al mismo tiempo
rudos, carentes de bondad y descorteses en sus palabras y conducta no han aprendido
de Cristo. Un hombre brusco, intolerante y criticón no es cristiano; porque ser cristiano
es ser semejante a Cristo. La conducta de algunos que profesan ser cristianos carece
tanto de bondad y cortesía que se habla mal aun de lo bueno que tengan. No se puede
dudar de su sinceridad ni de su integridad, pero la sinceridad y la integridad no expiarán
la falta de bondad y cortesía. El cristiano ha de manifestar simpatía y al mismo tiempo
que es veraz, compasivo y cortés, debe ser también íntegro y sincero.25{HC 387.1}
Cualquier negligencia de los actos de cortesía y tierna consideración de parte de un
hermano para con otro, cualquier olvido en cuanto a pronunciar palabras bondadosas y
alentadoras en el círculo de la familia, tanto entre padres e hijos, como entre hijos y
padres, confirma los hábitos que hacen que el carácter difiera del de Cristo. Por lo
contrario, si se cumplen esos deberes menudos, el resultado adquiere gran importancia y
comunica a la vida un suave perfume que asciende hacia Dios como santo incienso.26{HC
387.2}
Muchos anhelan atención—Muchos anhelan que se les manifieste simpatía amistosa….
Debiéramos olvidarnos de nosotros mismos y buscar siempre oportunidades de
mostrarnos agradecidos, aun en cosas pequeñas, por los favores que hemos recibido de
otros. Debiéramos saber discernir las oportunidades de alentar a otros, de aliviar sus
pesares y cargas mediante actos de tierna bondad y menudas atenciones hechas con
amor. Estas atentas cortesías, que, comenzando en nuestras familias, trascienden luego
el círculo familiar, forman parte del total de la felicidad en la vida; mientras que al
descuidar estas cosas menudas se contribuye al conjunto de la amargura y tristeza que se
experimenta en la vida.27 {HC 387.3}
Las relaciones sociales y el mundo—Mediante las relaciones sociales es como el
cristianismo trata con el mundo. A cada hombre o mujer que haya probado el amor de
Cristo y recibido la divina iluminación en su corazón, Dios le pide que derrame luz en la
senda obscura de aquellos que no conocen el camino mejor.28{HC 388.1}
Podemos manifestar mil atenciones menudas en palabras amistosas y miradas
placenteras, que a su vez nos serán devueltas. Los cristianos irreflexivos manifiestan por
su negligencia hacia los demás que no están unidos con Cristo. Es imposible estar unido a
Cristo y carecer de bondad hacia los demás, con olvido de sus derechos.29{HC 388.2}
Todos debemos llegar a ser testigos de Jesús. El poder social, santificado por la gracia de
Cristo, debe ser aprovechado para ganar almas para el Salvador. Vea el mundo que no
estamos egoístamente absortos en nuestros propios intereses, sino que deseamos que
otros participen de nuestras bendiciones y privilegios. Dejémosle ver que nuestra religión
no nos hace faltos de simpatía ni exigentes. Sirvan como Cristo sirvió, para beneficio de
los hombres, todos aquellos que profesan haberle hallado. Nunca debemos dar al mundo
la impresión falsa de que los cristianos son un pueblo lóbrego y carente de dicha.30{HC
388.3}
Si somos corteses y amables en casa, nos acompañará el sabor de una disposición
placentera cuando nos ausentemos del hogar. Si manifestamos tolerancia, paciencia,
mansedumbre y fortaleza en el hogar, podremos ser una luz para el mundo

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