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¿40 días de cuaresma, 40 años de éxodo, 40 días en el desierto?

La Biblia y el número 40

ArtículosBibliaRecursosVida cristianapor Editor de ChurchPOP - febrero 26, 2019

¿Te has dado cuenta que en pocos, pero importantes, momentos de la Biblia, el número 40 está
presente?

Es la cantidad de días y noches del diluvio (Génesis 7,12).

Isaac y Esaú tenían 40 años cuando se casaron (Gen 25,20; Gen 26,34).

El éxodo duró 40 años.

Moisés estuvo 40 días y 40 noches en el monte Sinaí (Deuteronomio 9, 9-11).

Los espías de Israel exploraron la tierra prometida por 40 días (Num 13, 25).

Goliat retó a los israelitas por 40 días antes de que David lo venza (1 Sam 17,16).

David reinó por 40 años (1Re 2,11), al igual que Saúl (Hch 13, 21) y su hijo Salomón (1 Reyes 11,
42).

El profeta Elías pasó 40 días en ayunas en el desierto hasta encontrarse con Dios en el monte
Horeb (1Re 19,8).

Jonás anunció que Nínive sería destruida a los 40 días (Jon 3,4).

Jesús fue presentado en el Templo a los 40 días de su nacimiento (Lv 12).

Jesús fue al desierto después de su bautismo por 40 días y noches para ser tentado por el
demonio (Mt 4,2).

Tras su crucifixión, el tiempo en el que se apareció a sus discípulos fue precisamente de 40 días
(Hch 1,3).

Entonces, ¿qué hay con la Biblia y el número 40?

En sí, hay un grupo de teólogos que piensa que el número 40 representa “cambio”. Que es el
tiempo de preparación de una persona o pueblo para dar un cambio fundamental.

Para el entonces Monseñor Joseph Ratzinger, en su libro “Jesús de Nazaret”, reflexiona que para
la época de Jesús el número 40 tenía mucho peso simbólico. Todos esto sería recogido por los
primeros cristianos al dar sentido a la numerología de la Biblia.
El número 4, para los Padres de la Iglesia, simbolizaba los puntos cardinales, es decir, todo el
mundo. El 10 representaría los Mandamientos. Así que el número 40 (4 por 10) sería el símbolo
de la historia del mundo en relación con Dios.

Según Ratzinger, cuando Jesús va al desierto por 40 días y noches, está recorriendo esta historia
de pecado y lejanía del hombre con respecto a Dios, nuestro éxodo.

Entonces, este tiempo muestra a Dios asumiendo, no solo nuestro pecado, sino también toda
nuestra historia de separación con la Eternidad. Cristo vino a salvarnos, en todos los sentidos.

¿Por eso los 40 días en Cuaresma?

De hecho, Cuaresma proviene del nombre en Latín “Quadragésima”, que significa 40. Son 40 días
donde la Iglesia, imita los 40 días y noches que Cristo pasó en el desierto antes de su vida pública
y Pasión.

En nuestro caso, son 40 días y noches donde nos proponemos purificarnos, cambiar
radicalmente, para aquello a que Dios no tiene preparado.

POR QUÉ FUE LLEVADO JESÚS A EXPERIMENTAR EL DESIERTO?

David Wilkerson (1931-2011)

September 14, 2018

“Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el diablo” (Mateo
4:1). ¡Qué versículo tan increíble! Mateo declara con osadía que el Espíritu de Dios condujo a
Cristo a una experiencia en el desierto, donde tendría que atravesar severas tentaciones. Es aún
más sorprendente, que este versículo sigue directamente a una escena de gran gloria cuando
Jesús acababa de ser bautizado en el río Jordán. Al salir del agua, se abrieron los cielos y el
Espíritu de Dios descendió como una paloma y reposó sobre su hombro. “Y hubo una voz de los
cielos, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia” (Mateo 3:17).

Uno podría preguntarse si Dios estaba tan complacido con Jesús, ¿por qué lo llevó a una
experiencia en el desierto? Permítanme recordarles que Jesús es el patrón para nuestras vidas
como creyentes. Juan escribe: “Como él es, así somos nosotros en este mundo” (1 Juan 4:17).
Además, Cristo fue “tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado” (Hebreos 4:15).
El mensaje de la Escritura es que todos los que están en Cristo experimentarán una experiencia
de prueba, tal como lo hizo Jesús.

Tales pruebas sólo llegan a aquellos que andan en el Espíritu y están en comunión con el Señor.
Sin embargo, cuando el Espíritu Santo nos lleva al desierto, Dios tiene un propósito eterno en
mente. No te equivoques, sin embargo; Dios no nos tienta, el diablo es quien tienta. “Cuando
alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; porque Dios no puede ser tentado
por el mal, ni él tienta a nadie” (Santiago 1:13).

Jesús no sería tentado por un pecado grave porque era justo; sus tentaciones estarían en el
ámbito espiritual. Lo mismo es cierto para nosotros hoy. Una persona verdaderamente espiritual
probablemente no esté tentada a emborracharse o a usar drogas, pero sus tentaciones serán
más parecidas a las que Cristo soportó: desobedecer la Palabra o probar tu dependencia del
Padre.

No dejes que el diablo te robe tu unción o socave tu vocación. Párate en la Palabra de Dios y
obtendrás la victoria, tal como lo hizo Jesús.¿Cuál era el significado y propósito de las
‘tentaciones’ de Jesús?

Pregunta: "¿Cuál era el significado y propósito de las ‘tentaciones’ de Jesús?"

Respuesta: Después de Su bautismo. Jesús “… fue llevado por el Espíritu en el desierto por
cuarenta días, siendo tentado por el diablo…” (Lucas 4:1-2). Las tres tentaciones en el desierto
fueron un intento por seducir la lealtad de Jesús a Dios y rendirla a Satanás. Vemos una
tentación similar en Mateo 16:21-23 donde Satanás, a través de Pedro, intenta que Jesús
renuncie a la cruz para la que fue destinado. Lucas 4:13 nos dice que después de las tentaciones
en el desierto, Satanás “…se alejó de Él esperando un tiempo oportuno.” Lo que parece indicar
que Jesús posteriormente fue tentado por Satanás, aunque los siguientes incidentes no
quedaron registrados. El punto importante es que, a pesar de las varias tentaciones, Él jamás
pecó.

Es claro que Dios tenía un propósito al permitir que Jesús fuera tentado en el desierto, de
acuerdo a la declaración de “fue llevado por el Espíritu en el desierto”. Un propósito era
asegurarnos que tenemos un Sumo Sacerdote quien es capaz de compadecerse de todas
nuestras debilidades (Hebreos 4:15) porque Él fue tentado en todas las áreas, al igual que
nosotros somos tentados. La naturaleza humana de nuestro Señor, le permite que Él pueda
compadecerse de nuestras debilidades, porque Él también fue sometido a debilidad. “Pues en
cuanto Él mismo fue tentado en el sufrimiento, es poderoso para socorrer a los que son
tentados.” (Hebreos 2:18). La palabra griega traducida aquí como “tentado” significa “poner a
prueba.” Así que, cuando somos puestos a prueba y atribulados por las circunstancias de la vida,
podemos asegurar que Jesús comprende y se compadece como alguien que ha pasado por las
mismas pruebas.

Las tentaciones de Jesús siguen tres patrones que son comunes para todos los hombres: La
primera tentación tiene que ver con los deseos de la carne (Mateo 4:3-4), lo cual incluye toda
clase de deseos físicos. Nuestro Señor estaba hambriento, y el diablo lo tentó a convertir las
piedras en panes, pero Él respondió citando Deuteronomio 8:3. La segunda tentación fue
concerniente al orgullo de la vida (Mateo 4:5-7), y aquí el diablo trató de usar un pasaje de la
Escritura contra Él (Salmo 91:11-2) pero el Señor nuevamente respondió con la Escritura de
manera opuesta (Deuteronomio 6:16), declarando que sería un error que Él abusara de Sus
propios poderes.

La tercera tentación es respecto al deseo de los ojos (Mateo 4:8-10), y si hubiera una ruta rápida
por la que el Mesías pudiera cumplir su misión evitando la pasión y crucifixión para lo que Él
originalmente vino, sería ésta. El diablo ya tenía control sobre los reinos del mundo (Efesios 2:2),
pero estaba listo para cederle todo a Cristo a cambio de Su lealtad. El solo pensarlo casi causa
que la divina naturaleza del Señor se estremeciera, y Él contesta bruscamente, “AL SEÑOR TU
DIOS ADORARÁS, Y SOLO A ÉL SERVIRÁS.” (Mateo 4:10; Deuteronomio 6:13).

Hay muchas tentaciones en las que caemos porque nuestra carne es débil por naturaleza, pero
“fiel es Dios, que no permitirá que vosotros seáis tentados más allá de lo que podéis soportar,
sino que con la tentación proveerá también la vía de escape, a fin de que podáis resistirla.” (1
Corintios 10:13). Por tanto podemos obtener la victoria y agradecerle a Dios por librarnos de la
tentación. La experiencia de Jesús en el desierto, nos ayuda a ver estas tentaciones comunes que
nos impiden servirle a Dios eficazmente.

Más aún, de las respuestas de Jesús a las tentaciones, aprendemos exactamente cómo debemos
responder – con la Escritura. Las fuerzas del mal vienen a nosotros con miríadas de tentaciones,
pero todas ellas contienen las mismas tres cosas en su esencia: la pasión de la carne, la pasión
de los ojos y la arrogancia de la vida (1 Juan 2:16). Solo podemos reconocer y combatir estas
tentaciones, saturando nuestros corazones y nuestras mentes con la verdad. La armadura del
soldado cristiano en la batalla espiritual, incluye solo una arma ofensiva, la espada del Espíritu, la
cual es la Palabra de Dios (Efesios 6:17). El conocer la Biblia íntimamente pondrá la espada del
espíritu en nuestras manos y nos permitirá salir victoriosos de las tentaciones

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