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Raúl Dorra
Universidad A~itónoinade Puebla
t .

Entre el sentir y el percibir

En la Introducción a la Semiótica de Ias pasiones, Greimas y


Fontíinille dejan escrita una fiase que he citado en otros trabajos
porque, más que una conclusión, me parece un punto d e partida para
la consideración de los temas que me han venido interesando: "Es por
la mediación del ciierpo percibiente que el inundo se transfonna en
sentido"'. Obviamente, "el mundo" es aquí el mundo natural, un
inundo y ue. de acuerdo al Dictionnairez, tendría una configuraciór.
genérica, sería una especie de continuo receptáculo de las figuras en
ei cual las diferentes seinióticas encuentran su origen. Esta mediación,
explican (;rcinias y I~ontanille,Iiacc poxiblc que las "ligiiras extero-
ceptivas" se iliterioricen, y ello a su vez permite "considerar la
figuratividad como un modo de pensamiento del sujeto" (S.P., p. 13).
En seguida, estos autores observan que la "mediación" del cuerpo es
en realidad una actividad "del sentir", el cual constituye la "propiedad
y eficacia" del cuerpo, propiedad y eficacia que no sólo opera sobre
la lengua sino que produce un efecto general de homogeneización pues
su actividad "no perdona a ningún universo seiniótico, cualquiera sea
su modo de manifestación" (S.P., p. 13). Por lo tanto, la reflexión
sobre la actividad perceptiva (o "percibiente") del cuerpo parece
llevar de irunediato al tema del sentir, al punto que, unas líneas más
adelante, Greirnas y Fontanille hablarán ahora de "la mediación del

1 Semióticn de 1aspa.rione.r..México, Siglo XXI-BUAP, 1995, p. 13; trad. de


Roberto Flor1 s y Gabriel 1-Iemández, revisada por Enrique Ballón Aguirre.
Todas las citas se harán según esta ediciOn por ¡o cua!, en adelante, nos
liinitareiiios a escribir, al final de la cita. y eiitre paréntesis, las iniciales S.P.
seguidas del número de página correspondiente.
2 Me refiero al Dictionnaire elaborado por Greimas y Courtés (Sénriotiqtre.
Dictionnnire raisonné de la {héorie dtr langage, Paris. Hachette, 1989). Se
puede consultar la entrada "Monde naturel".
254 Entre el seritir rlpercibrr Roiil Borro 25.5

'cuerpo sintiente' "; tal mediación muestra al "cuerpo siritiente" como diferenciados del "percibir" y del "sentir", una suerte de ambigüedad
un instrumento que hace posible la homogeneización de lo exterocep- en la línea del análisis, y hasta una contradicción La ambigüedad
tivo y lo interoceptívo o, en otras que hace posible que el consistiría en que, al comienzo, Greimas y Fontanille ?arecían pensar
mundo, en tanto "estado de cosas" se vielque sobre el sujeto para que el "cuerpo percibiente" tiene su origen en el "cuerpo sintiente"
lograr la "equivalencia fonnal entre los 'estados de cosas' y los y actúa como especificación de éste; y que, por su mediación, un
'estados de ánimo' del sujeto"3. La actividad perceptiva concebida "estado de cosa'' se convierte en un "estado de ánimo": el "cuerpo
como un quehacer espontáneo del cuerpo nos hace detener la atención sintiente", por lo tanto, sería el responsable de un desplazamiento por
sobre el sentir que se presenta como un fondo sensible y sensibilizante el cual el mundo se interioriza para producir un efecto general de
que reúne al sujeto con el mundo. homogeneización. La contradicción, que acaso sea sólo aparente, se
Sin embargo, avanzando un poco en la Introducción, cuando mostrana cuando, al volver sobre este tema, nuestros autores sugieren
G :imas y Fontanille se refieren a la aparición de pasiones "violentas" que la sensibilización -se están refiriendo a una sensibilización vio-
-Qor ejemplo la desesperación o la cólera- leemos que, coino efecto lenta o excesiva pero no sabemos si se limitan a ella- produce más
de esta aparición, la sensibilización del cuerpo alcanza tal grado de bien un efecto de heterogeneización,mientras que la homogeneización
intensidad que se produce una "fractura": el discurso se quiebra, el resulta un efecto de la actividad perceptiva. El percibir, en este caso,
sujeto se desdobla, se convierte en otro. y ello autoriza a pensar que y el sentir, parecen negarse entre si, coiiio si la percepción I u e r ~una
esta sensibilización -consecuencia de la pasión violenta- se presenta sensación civilizada, y la mediación del cuerpo percibiente fuera una
"como un factor de heterogeneidad" (S.P., p. 18). Dicha pasión que especie de negociación entre el cuerpo y el mundo para que uno y otro
expulsa al sujeto hacia una otredad, niega a "lo racional" tanto como encuentren su acomodo en una continuidad más o menos confortable.
a "lo cognoscitivo". Esa negación indica que estamos en el momento Evidentemente, estas observaciones de Greiinas y Fontanille
en que "el 'sentir' desborda al 'percibir"'. tratan de avanzar sobre el camino abierto por las lecciones de De la
De acuerdo a esta última observación, entonces, el percibir y el imperfección4. En la primera parte de este libro -La ji-actura-
sentir se presentanan como dos experiencias no sólo difer~ntessino Greimas se detiene en la descripción de cinco experiencias estéticas
opuestas: la primera estaría del lado de lo racional y lo cognoscitivo y -tomadas de Tournier, Calvino, Rilke, Tanizalu y Cortázar, respecti-
la segunda del lado del desborde. Esta Última -de acuerdo a lo que vamente- cuatro de las cuales, podría decirse, se sitúan entre el sentir
ahora dicen Greiinas y Fontanille- tiene como efecto no una homo- y el percibir. Si bien Grei~nasno se propone distinguir entre una
geneización sino una heterogeneización. Reforzando tal observación, esperiencia y otra, a lo largo del libro se dedica a csboíar Una tipologia
nuestros autores agregan de inmediato: "Mientras que, en la percep- de los sentidos -o de la actividad de los sentidos- al mismo tiempo
ción, el cuerpo humano tenía el papel de instancia de mediación --es que oesarrolla sil meditación sobre el tema de la estesis. Este esbozo
decir, era un lugar de mediación entre lo éxtero y lo interocepiivo e y esta meditación retoinan una preocupación insinuada con cierto
instauraba un espacio semiótico tensivo pero homogéneo-, ahora es vigor en la Sémcmtique strtlcturale5 pero cuyo tratamiento en el
la carne viva, la propioceptividad 'salvaje' la que se manifiesta y desarrollo posterior de la semiótica fue tan tenue que más bien pareció
reclama sus derechos en tanto 'sentir' global" (S.P., p. 18). haber desaparecido del campo de interés disciplinario. Por ello, De la
Estas observaciones, tan ilustrativas, no dejan sin embargo de imperfección supone una vuelta hacia el origen pero también, y sobre
mostrar, junto con el esfuerzo por clarificar el contenido y los efectos todo, la programación de una tarea que había quedado, si no rezagada,

3 S P , p. 14. "Estado de ánimo" es la exprdsiin española escogida para 4 México, FCE-UAP, 1990; trad. de Raúl Dorra. Del mismo inodo que lo
traducir la expresión francesa "état d'gine" en la edición citada. Personal- indicado en nota 1, ias citas tomadas de este libro irán seguidas de la inicial
mente pienso que hubiera sido más a f o w a d q traducir "estado de alma" y I. más el correspondiente número de página.
quisiera que el lector tuviese en cuenta esta oq~ión. 5 Paris, Larousse, 1966.
, "
256 Entre el seiitir elpriclbrr Raúl Doriu 257

a la espera de una hora más propicia para hacerse su lugar en el situados en la lengua y, de hecho, estamos por eso mismo ordenando
proyecto general de la semiótica. Esa tarea, a mi modo de ver, tendría nuestra exposición desde la inevitable prioridad de lo cognoscitivo,
dos grandes capítulos: uno, el de la estética o, más propiamente, el de hemos también de reconocer -0 postular- que el sentir es la manifes-
la estesis -capítulo que cubre el ámbito general de lo sensible y en tación propia de la vida y que por ello debemos pensarla como un
cuyo interior se situa:ía lo que corresponde a la experiencia estética- hecho elemental. El sentir sena, pues, la forma en que el vivir se hace
y el otro el de la ética que procuraría -mediante un estudio general de presente. una especie de vibración primera que atraviesa y envuelve
los valores- hacer de la semiótica una disciplina comprometida con todo cuerpo animado, vibración por la cual la vida se comunica y
la historia del hombre. una ciencia política. De la imperfección, creo, continúa con la vida. Acaso, como lo supone Rubén Darío en su
es un libro que avanza de hecho sobre el primero, inientras el capítulo poema "Lo fatal" ("Dichoso el árbol que es apenas sensitivo1 y más
de la ética -entendido corno una intervención práctica en el ámbito la piedra dura porque ésa ya no siente"), y como el propio sentido
de las relaciones sociales- si bien está convocado de diversas inane- común lo corrobora, haya una gradación de intensidades del sentir,
ras, no pasa de ser una promesa y, más que una promesa, una propuesta una giadacióii que tendría que ver con la complejidad de las especies
enigmática. biolíigicas, pero ése es un terrAno sobre el que no podemos aventurar-
Las "fracturas" representadas por los textos de To~u-nier,Calvi- nos. De todos modos, tendripnos que aceptar que si el sentir es la
no, Rilke y Tanizaki se sitúan, dije, entre el sentir y el percibir presencia de la vida en cuanlo tal, el sentir no es en principio una
("Continuidad de los parques", de Cortázar, trata de una experiencia pasióii. En este nivel primero, y básico, no encontramos un sujeto
"imaginaria", o inás bien "literaria" y por ello, creo, se aparta de las apasionado y ni siquiera un cuerpo sintiente pues el sentir no seria
cuatro que la preceden). Tal vez podría decirse que Tournier y Rilke actividad ni pasividad sino el ocurrir de lo viviente, el grado cero del
describen una experiencia inclinada hacia el sentir mientras que Cal- vivir. En este nivel debemos imaginar que cuerpo y mundo forman
vino y Tanizaki están más preocupados por el percibir de sus res- parte de un mismo núcleo; que están, diríase, embragados. Para que
pectivos personajes; pero eso supondría tanto como decir que ya sea posible la pasión el cuerpo debe poder sentirse y por lo tanto debe
conocemos la diferencia entre una experiencia y otra, esto es que ya estar situado en un estadio posterior al de la enunciación. La enuncia-
conocemos la respuesta de aquello por lo cual apenas hemos cornen- ción, ese acto por el cual el ,gujeto se autoexpulsa y por lo tanto se
zado a preguntamos. Que a esa respuesta no se puede arribar sin deseinbraga, es lo que hace posible la proyección sujeto-inundo o la
dificultades es una convicción que viene a nosotros desde las primeras reflexión sujeto-sujeto. Es mediante la enunciación que el sujeto,
páginas de Semiótica de l a pmiones. desembragado, puede volverge $obre el mundo, o volverse sobre sí
mismo convirtiéndose, en este último caso, en sujeto apasionado. Si
Jr
es mediante el cuerpo percibiente que el inundo se convierte en
sentido, es mediante la instancia de la enunciación que "el que habla"
Quizá, de todos modos, debamos insistir en buscar en ese libro se convierte en sujeto. Y es a partir de esa instancia que el sentir puede
al menos un principio de explicación. En el capítulo 1, refiriéndose al adquirir ciertas especificidades y sobre todo ser experimentado coino
subtema "La vida", Greiinas y Fontanille observan que el sentir, "para tal. Al instalar al sujeto, la enunciación da lugar a la propioceptividad
algunos, se identifica con el principio mismo de la vida", observación y, con ella, a la íntero y a la exteroceptividad, que no son sinc dos
que, de acuerdo a estos autores, no podría ser confirmada ni desmen- direcciones que toma la experiencia de lo propioceptivo.
tida en la medida en que tampoco es posible pronunciarse acerca de Una vez que aparece el sujeto es que aparece el cuerpo sintiente
la prioridad de lo sensitivo con respecto a lo cognoscitivo, o de lo y, por eso mismo, también el cuerpo sentido. El cuerpo sintiente,
cognoscitivo respecto de lo sensitivo. Sin embargo, para poder hablar como tal, realiza ciertas discriminaciones en la corriente incesante del
del tema, y aun reconociendo que; puesto que hablamos, esiainos sentir, distingue en primer lugar las sensaciones euforizantes de las
disforizantes, las que producen atracción o repiilsión, ~e~isaciones que sentido sino como desdoblamiento, como otredad. Cuando se trata de
dan lugar a un continuo gasto pasional en que lo eufórico o lo disfórico sentir el propio cuerpo, la familiaridad se reúne co.i la extrañeza. Es
sc ,nanifiestan. Pero todavía, más allá de la pura atracción o repulsión como si el cuerpo sintiente viviera la paradoja de que toda sensación
( le las sensaciones producen en el sujeto, el cuerpo reconoce aquellas que incorpora a su sentir la incorpora como mismidad salvo la sensa-
oras que están coloreadas por matices {ticos o estéticos. Consi- ción del propio cuerpo: el si mismo, al presentarse como tal, no puede
derando el espacio en el que despliega,tod&la variedad de lo estésico, ser acogido sino como otro. Este desdoblamiento está impresionan-
podríamos señalar dos características que beteminan la infinitud del teinente ejemplificado en otro poema de Vallejo ("Poema para ser
sentir; en efecto: 1) no hay un órgano propio del sentir - e l sentir leído y cantado"):
adviene o se produce en el sujeto abarcá+olo por completo-; sólo
podemos pensar que ese órgano es el "cuerpo sintiente" si entendemos Sé que hay una persona
que éste no se limita al aspecto puramente somático sino que incluye que me busca en su mano, día y noche,
encontrándome, a cada minuto, en su calzado.
las proyecciones metonímicas de! cuerpo; 2) dado que el sujeto está Ignora que ia noche está enterrada
ante -o por decirlo así, como flotando en- la pura sensación, todo, con espuelas detrás de la cocina?
para él, se vuelve sentible; no hay límites para el sentir: se puede sentir
tristeza, impaciencia, fatiga, alegría, miedo, se pueden tener senti- Sé que hay unapersonn compuesta de mis partes
a la que integro cuando va mi tnlle
mientos indefinidos, inestables, vagorosos, se puede, también, sentir cabalgando en su exacta piedrecilla.
una presencia, el paso del tiempo, la proxii~idadde la muerte, el caer ,jIgnora que a su cofre
de la tarde, el crecer de las uñas, la fuerza de.la amistad, la satisfacción no volverá moneda que salió con su retrato?
por una acción realizada, la emoción que proviene de la contemplación
Sé el día,
de una obra del arte o de la naturaleza, el impulso de llorar o/y reír, el pero el sol S B me ha escapado;
deseo de que las cosas ocurran de un modo diferente y sobre todo sé e2 acto universo1 que hizo en su cama
-pues esto es lo que sucede normalmente- la reunión en una sola con ajeno valor, y esa agua tibia, cuya
experiencia de varias sensaciones mezcladas en proporciones diver- superficial frecuencia es una mina.
,j Tan pequeña es, acaso, esa persona,
sas, sensaciones que pueden reunir lo eufórico con lo disfórico, la que havu sus propios pies así la pisun?
atracción con la repulsión, el amor con el odio: "Coniprcndicndo/ cliic:
él sabe que ie quiero,/ que le odio con afecto y me es, en suna, Un guto es el lindero entre ella y yo,
indiferente", escribe Vallejo eii su poeina "Considerando en frío, al lado mismo de su taza de agua.
La veo en Inr esquinas, se abre y cierra
imparcialmente...", ilustrando la versatilidad del sentir, versatdidad su veste, antes palmera interrogante...
en este caso no realmente sentida sino más bien querida por el sujeto. ,jQzíépoclrcí hacer sino cambiar de llanto?
El reino del sentir es, básicamente, un ámbito constituido por opera-
ciones metonímicas: movilidad, transformación, fijación obsesiva, Pero me busca y busca. ¡ES una historia!
reunión dispersiva, dispersión unificante, mismidad y otredad, todo
Como dato de no poco interés, podemos observar que la edición crítica
ocurre sobre un plano donde las sensaciones, únicas, plurales y cam-
de la obra poética de Vallejo, hecha por la Colección Archivoss, recoge
biantes, continuamente se movilizan y retornan.
ima variante de la segunda estrofa; según ello, el poeta habría escrito
Ahora bien; el cuerpo sintiente tiene su otro en el cuerpo'sentido,
su otro con el que continuamente se encuentra. Curiosamente, si todo
es sentible para el "cuerpo sintiente", y si encuentra en lo sentible su 6 Edición crítica coordinada por Américo Ferrari y editada por el Fondo de
Cultura Económica en 1988. El poeina citado se localiza en p. 372.
"natural" prolongación, el propio cuerpo, si^ embargo, no puede ser
c
P
primero: "Sé que hay una persona compuesta de mis partes,/ a la que
miro cuan~dova mi talle" y luego habría reemplazado "miro" por
"integro". La corrección es significativa: ella c o n f i i a que ci poeta Ahora, entre nosotros, trae
par la mano a ~ L dulce
L personaje
está instalado en el sentir más que en el percibir. Esa "persona y cenenrosjuntos ypasemos zln instante la vida
compuesta de mis p~rtes"con la que el sujeto se encuentra y desen- a dos vidas y dando una parte a nuestra muerte.
cuentra a cada instante es el cuerpo sentido en tanto otro del cuerpo Ahora, ven contigo, hazme elfavor
sintiente. de cantar ulgo
y de tocar en tzi alma, haciendo palmas.
;Hasta cuando volvamos! jHmta entonces!
,-Hastacuando partamos, despidámosnosl7

Recapitulando diríanlos, siguiendo a Greimas y Fontanille, que Como se ve por este ejemplo, los desdoblamientos pueden dar
"el sentir se da de entrada como un modo de ser que existe de suyo" Iuga a nuevos desdoblamientos: el cuerpo, al parecer, aparte de un
y que, esa fonna del sentir "se identifica (para algunos) con el lugar y de una cosa, es también un pliegue.
principio de la vida inisma"; esto es que el sentir es el modo en que la En este segundo nivel;;el cuerpo sintiente se relaciona con el
vida aparece como tal; igualinente diríamos, pero tomando ahora una inundo -el mundo de la experiencia- y consigo misino como si ambos
cierta distancia respecto de los citados autores, que, en un segundo términos fuesen totalidades i&nitadas. El sentir, dijimos, no tienc un
nivel y mediado por la instancia de la enunciación, el sentir, re'cono- órgano específico y es por AQ tanto recogido por la inmediatez del
cido como un sentirse, reconoce a su vez las distintas variedades dc lo cuerpo el cual por su lado se vive a sí inismo no como formando parte
estésico y, al hacerlo, realiza la diferencia -diferencia que es ,la de ese "estado de cosas" que es el inundo sino más bien del "estado
experiencia de un desdoblamiento- entre el cuerpo sintiente y el de ánimo" que cs el sujeto como interioridad. El cuerpo sintiente
cuerpo sentido. interioriza las cosas y, al hacerlo, se interioriza a sí mismo. Por eso la
Pero si en primer lugar identificamos al cuerpo sentido coino el propioceptividad del cuerpo sintiente está en movimiento hacia la
cuerpo propio que aparece como un otro del cilerpo sintiente, también
interoceptividad. El movimiento inverso, el que va de lo propiocep-
podnamos señalar como cuerpo sentido el cuerpo del otro, aquel otro
tivo a lo exteroceptivo es el que se realiza cuando se ponen en actividad
con el cual el cuerpo propio se reúne en la diversidad: el cuerpo
los sentidos, no el sentir. si b b n el sentir acompaña la actividad de los
inatenlo, el cuerpo amado, el cuerpo prójimo, incluso el cuerpo propio
sentidos. El. ir de lo propioceptivo a lo esteroceptivo es lo propio de
pero en una situación otra, por ejemplo el cuerpo enfenno o (imagí-
la percepción sensible. De este rhodo, encontramos un tercer nivel en
nariainente) muerto. La poesía de Vallejo puede ilustrar todas estas
el que el sentir se especifica ppr la actividad de los sentidos y el cuerpo
situaciones. Nos limitaremos a un ejemplo tomado de "Palmas y
guitarra":
/ sintiente se vuelve cuerpo pe#cibiente.
En De 10 in?per$ecció~~;Greimas, hablando de los sentidos, se
Almra, etlfre no.sotros, aquí, refirió a una escala de profundidades en el último grado de la cual se
ven conmigo, trae por la mano a tu cuerpo eilcontraría el tacto. En efecto, el tacto actúa como un órgano en e'
y cenemosjuntos ypasetnos un instante la vida que se realiza el paso del sentir al percibir, un órgano como de tránsito
a dos vidas y dando una parte a nuestra muerte. cuya actividad, por otro lado. acompaña a las demás actividades
Ahora, ven contigo, hazrne elfavor
de quejarte en mi rionihre y cr la luz de la noche tenebrostr perceptivas. Sin einbargo, creo que es necesario distinguir dos fonnas
en que traes a iu alma de fa mano de la tactilidad, la de los dedos y la de la piel. Cuando Greimas señala
y huimos en puntillas de nosotros.
que, en la succión o en el beso, "el gusto recobra su p:vnitudv porque un órgano propio, el percibir sí lo tendría; los órganos del percibir
en esos casos dicho órgano "reposa sobre la tactilidad" (I. p. 74), se serían precisamente los sentidos. Sin embargo. iimediatamente des-
está sin duda refiriendo a la tactilidad de la piel, cuya característica es pués de esta afirmación, que puede resultar demasiado tajante, debe-
interiorizar la sensación del objeto - e s decir: interiorizar el objeto- mos introducir algunos matices: en primer lugar, cuando hablamos de
con el que se reúne por contacto o simple roce. Ida piel recoge sentidos pensamos de inmediato en los clásicos cinco sentidos (tacto,
-absorbe- al objeto con el que entra en contacto y por eso, siendo "la gusto, olfato, audición, vista) pero no podemos asegurar si estamos
más profunda de las sensaciones a par& de las cuales se desarrollan ante una cuenta bien hecha o más bien ante un hábito lingüístico que
las pasiones del 'cuerpo' y del 'alma', alunta, en último término, a la nos lleva no sólo a nombrarlos en escala sino a pensar que los objetos
conjunción del sujeto y del objeto" (l.,p. 88-89). El tacto de la piel, sensibles, las "figuras del mundo" son el resultado de un recorte
entonces, produciendo un movimiento dacia adentro, es también el operado por ellos, y sólo por ellos. Pero es claro que, no bien fijamos
momento en que el sentir puede convertirse en percibir porque con- nuestra atención en este tema, soinos presa de la duda: ¿no existirán
voca, en ese movimiento, la actividad de40trossentidos para los cuales otros sentidos de ubicacióii incierta a los cuales nuestras formas de
será una suerte de plataforma. Toda actividad de los sentidos tiene un nombrar los objetos nos lo ocultan o disimulan?; ¿cada uno de los
componente táctil: el oído, el olfato, el gusto deben ser tocados por el sentidos inencionados tiene una única actividad sensorial? Ya vimos.
sonido, por el olor o por el sabor para que actúen; iiicluso la vista por lo pronto, que lo que llamamos el tacto incluye dos formas de la
-digamos el ojo- no actúa sino tocado por la luz y de algún modo actividad sensorial diferentes y hasta opuestas. Vimos también que el
tocando el objeto que ilumina o recorta, como en el caso del Seiíor tacto (de la piel) acompaña a las demás percepciones sensoriales y
Palomar (en el texto de Calvino citado por Greimas) cuya mirada podemos sospechar que con frecuencia en cada operación perceptiva
"avanza hasta rozar la piel" de la muchacha que toma sol en la playa actúan incluso más de dos órganos sensoriales. Greimas se refinó a
con los senos desnudos. una "monoisotopía sens:)rial" que tendría lugar cuando, por ejemplo,
Pero si esto acontece con el tacto de ia piel (que se eriza ante el en una sala de conciertos alguien cierra los ojos para concentrarse de
peligro, que nos informa sobre la temperatura ambiente, así como manera excluyente sobre la audición de la música. Sin embargo ese
sobre la salud del cuerpo que recubre), el tacto de los dedos actúa bajo apasionado auditor no podrá evitar -y acaso tampoco querrá- que la
la forma de una percepción discrirninatoria de los objetos sobre los música llegue no sólo a sus órganos auditivos sino, incluso antes, a su
que se posan: forma, textura, densidad, dimensión, etc. Yendo desde piel: lcs sonidos bajos impactarán a la altura de su estómago y los
el cuerpo hacia el mundo de las formas objetivas, el tacto de los dedos agudos treparán por su columna vertebral. Por otra parte, su misma
es en realidad el sentido mas próximo al de la vista, y de hecho actúa atención le traerá otros sonidos que no son la música: movimientos en
como su complemento: la mirada nos muestra la forma de un objeto la sala o en el escenario. cambio de registro entre los "bronces" o las
y al mismo tiempo recoge la sensación de su textura o densidad, "inacieras" y eir bo~isecuenciala percepción de un soplo humano que
mientras los dedos, al examinar la densidad o textura de un objeto, en contact~con un metal (que puede ser más voluminoso o más
recogen su forma. (¿Hará falta recordar que los ciegos tienes sus ojos curvado) causa un efecto acústico diferente al que produce cuando se
en las yemas de los dedos?). El tacto, pues, se mueve entre los difunde sobre la madera (que puede ser más blanda, más aguzada). La
extremos de lo profundo y lo superficial, de lo glol al y lo analítico, "monoisotopía sensorial" es en realidad un estado imaginario, un
de lo continuo y lo discreto. objetivo que el melómano alcanza quizá sólo cuando recupera el
Pero si tratamos de caracterizar la percepción sensible como un recuerdo de la audición, pero no en la sala de conciertos donde
resultado de la actividad de los sentidos debemos quizá sentar algunas disimulados, o tal vez subrayados, por el silencio al que se consagran
bases. Una difsrencia entre el ,.-atk y el pc:ciliir est8:;a (:>.da. en este los asistentes- hay diversos estímulos en circulación, aun para quien
tris;). por el hechl- de lue .nierl~sr sent;- - -seglr
a' :r;: - - ,o tiene híice $1 mayor esfuerzo por evitarlos: en última instancia al que cierra
261 Entre el sentir elpercibir

los ojos buscando una "monoisotopía sensorial" le será inevitable ción y explica, al mismo tiempo, que basta iiombrar un objeto para
sentir precisamente la tensión de sus párpados, incluso la calidad tener una iinagen visual de &e objeto y que, por lo tanto, la lengua,
nerviosa de su propia concentración. tanto como el mundo, estén como colonizados por la visualidad: las
"(iguras dcl inundo" son cii'pofcciitajc abrumadoramciltc supcrior,
ob.jetos de la mirada. .
Si cs lcgitiino hablar de ia vista coino un órgano analítico, no por
Hemos sugerido que hay sentidos (como el tacto de la piel) que ello debemos olvidar que, tomados por separado, cada uno de los
ticnen una función globalizante y otros (coino la vista) que tienen una sentidos pucdc aplicarse (y de hecho se nplica) a su ob,jeto de distintas
función discriininatoria, analítica. Los ojos, en efecto, como las yemas maneras, o con distintos grados de intensidad, de modo tal que, según
de los dedos, se dan a la tarea de hacer de los objetos, y aun de las la manera en que se aplique, en cada uno de ellos se registra un avance
partes de los objetos, unidades discretas; revisan, miden, separan y más o menos gradual que va de lo global a lo analítico. Así, si bien el
examinan. A esta actividad analítica debemos el hecho cierto de que gusto es un sentido en general globalizante y por lo tanto relacionado
disponcinos en abundancia de nombres para dar cucnta de la forina de con el tacto dc la piel, una decisión de la inteligencia -o de la
los objetos inientras nos cuesta encontrar maneras de nombrar un sabor atención- en el momento en que este sentido entra en actividad puede
o un olor y con frecuencia debernos hacerlo re~~urriendo a paráfrasis conducir a operaciones relacionadas con la discriminación. Habría,
o a figuras sinestésicas. Ello quiere decir, acaso, que siendo la vista por ejemplo, una forma consciente de graduar el gusto y por ello es
el órgano más alejado del sentir es, por eso inisino, el más caracterís- diferente la actividad de la lengua o el paladar en contacto con una
ticamente perceptivo, esto es, el más volcado sobre el inundo y aquel coinida a la que simplemente se traga o a la que se gusta, se prueba,
cuyas operaciones son más semejantes a las de la inteligencia analítica. o se saborea: el "chef' de un restaurante o el catador de vinos de una
El vocablo "percibir" en efecto, puede ser reemplazado por el vocablo bodega saben que una actividad aplicada, y educada, del gusto puede
"advertir" y utilizado para dar cuenta de operaciones intelectuales: revelar hasta el menor inatiz en la composición (siempre compleja) de
"percibir" un problema o la solución de un problema es tanto coino un sabor. Así también, se puede sentir globalinente un olor pero
"advertir" un problema. Un problema, tanto como, su solución no tainbién se puede analizarlo con el olfato (es lo que hace quien, en la
pueden ser "sentidos" puesto que el planteo de un problema, o el perfurnena, está tratando de escoger un perfimie que va a regalar o con
arribo a su solución, tienen que ver con operaciones intelectuales, no el que va a regalarse). Fácil nds será advertir que la lengua, vista como
sensibles. Esto no impide que la solución de un problema pueda, y noinenclatura, reserva nombris para marcar estas diferencias: mirar y
suela, acompañarse de un sentimiento de alivio o de placer pero se ver, oir y escuchar, por ejemilo, separan el tipo de aplicación que el
trata de las consecuencias einocionales que esto trae al su-jeto el cual su.jeto hace del ojo o del oídd.' De ese inodo podeinos, en un movi-
ha pasado de una tensión a una distensión. miento inverso, encontrar que la vista tainbién puede ser globalizante
Este parentesco de lo visual con lo inteligible puede quedar más coino cuando un turista apresurado recorre un inuseo mirando las
claro si advertimos que, al iilenos en español, inientras todas las otras piczas "a vuelo de pájaro" o un individuo toma contacto con la fonna
actividades perceptivas admiten ser descritas como una sensación, no de un objeto mediante un "golpe de vista" porque sólo quiere infor-
ocurre lo mismo para el caso de las percepciones visuales. En español marse, grosso modo, de su dimensión, color, o aspecto.
se admite que podemos sentir un sabor, sentir un sonido, sentir un Mirar y ver, oir y escuchar, tocar y palpar, oler u olfatear, tragar
p e r w e , sentir un roce o un contacto, pero no un color ni una imagen: o saborear, términos que van de lo continuo a lo discreto, establecen
inientras puedo decir "siento el ruido de los motores", no puedo decir diferencias que de algún mdio equivalen a las de sentir y percibir
"siento el verde de las hojas". Ello, no hace falta decirlo, por un lado (aunque tainbién, en un es&erzo más exigente de la inteligencia
confiere a la vista un estatuto privilegiado como órgano de la percep- analítica uno pueda examinar su$sent:mientos sacándolos de la con-
(: ,
tinuidad en que yacían y recortindolos conio uii al?iclo d:, !n prr-,cp- habría qiic ~:tcgiin[nrsechmo il sujeto percibe sil propio c;iicrpo. Icii
ción). I,a discriminación que opcraii los sentidos sobre los objetos del oir<;I L I ~ W "iiic Iic rcferido coii cicrto dciciliiiiiciilo LI cstc lema y csc
mundo, la propioceptividad hecha de una exteroceptividad minuciosa motivo ine i i n ~ i d etratarlo ahora nuevamente. Sóio añadiré que la
aunque sieinpre sostenida por la interoceptiVidad, es parte fundainen- percepción del propio cuerpo es la experiencia de la incompletud y el
tal del arte del novelista, y son ellos, los novelistas, los que a su vez de la imperfección de la mirada. El cuerpo, espectáculo dado a los
han educado nuestros sentidos. Un fragmento de El astillero de Juan den-ás y del que el sujeto por definición está excluido, no puede ser
Carlos 0:ietti nos servirá de ejemplo: recuperado por éste sino de dos insatisfactorias maneras: suinando, en
la huidiza iniiiediatez, las partes inás o inenos visibles para el o-jo, y
Después del alrrrirerzo se tiró en ltr crrn1tr.v (hrrtnió tr trtri~¿.sd~ lril .srtrfio r~ciipcraiido,por un proccdiiiiiciiio iiictalorico, la ligura dcl cuerpo
cuyas cónctrvu paredes esiaban hechas con crrrus ya vistas, con en las figuras del inundo. De inodo tal que, si al cuerpo sentido se
púdicas expresiones de inquisión y renuncia, y despertó ptrrtz volverse llega por operaciones inetonímicas, al cuerpo percibido se llega por
a ver -frío ahora, dispéptico, enchalecadq- bocu urriba en lrr cama,
escuchando el anuncio del fin de La iardt.,en los gritos de animales operaciones metafóricas, operaciones que, debido a su imperfección
lejanos, escuchando la voz del dueño al pie de la ventana. Buscó un sieinpre creciente, 33s llevan, de inanera paradójica, a una disemi-
cigarrillo y se puso una manta en los pies; miró en el techo la última nación del cuerpo en el espacio del mundo, diseminación ella también
luz del día, evocó una infancia canlpesip, <~múna todos los hombres, siempre creciente y cada vez más rica de sentido.
un paraíso invernal, calmo, materno. olió, debajo del humo, un rastro Resumiendo, si lo expuesto hasta aquí resulta aceptable, entonces
de anioníaco y una olvidada playa de pescqdoresg. i:

$
la diferencia que va del sentir al percibir es la que va de lo genérico a
lo específico o, dicho con más exigencia, de lo continuo a lo discreto:
En esta rigurosa descripción de iin "estado de cosas" y un
la percepción opera recortes en la materia sensible, dibuja contornos,
"estado de ánimo" donde están convocadas todas las formas sensiti-
establece umbrales y transicio-les aunque nunca debe olvidarse que la
vas de la percepciór, a las cuales sirve de soporte una sensación que
materia sensible tiende continuainenie a la homogeneidad y que por
persiste y se desplaza como si se tratara de una música de fondo, lo
eso el percibir, hasta cierto punto, es un esfuerzo hecho contra la
propioceptivo es una convergencia de interoceptividad (sensaciones)
gravedad del sentir; como tampoco debe olvidarsc que el percibir en
y de exteroceptividad (percepciones). Aquí se ve cómo lo propiocep-
ningún caso es una operación simple. La pasión, por su parte, es una
tivo es una interiorización del mundo bajo la forma de un "estado de
cxperiencia del cuerpo sintiente mediado por la instancia dc la enun-
ánimo" tanto como una aprehensión de sus fi' uras organizadas como
!
un "estado de cosas". El arte del novelista, n este casc consiste en
crear una ilusión referencia1 donde la "realidad" se presenta al mismo
ciación, experiencia cargada ella también de gravedad hoinogeneizan-
te. Toda pasióz, desde la más suave a la ixhs violenia, convoca al
e superficie y profun- cuerpo sintieritt: y, por lo tanto, decir que las pasiones violentas
tiempo como continuidad y segrneritación, como fi-acturaii la hoi~iogeneidady por lo tanto si,i? la experiencia del "otro"
didad. Si esto es así, el cuerpo percibiente -ililstrado por Orietti- supone, creo, leer eli sentido literai una 5g.ua literaria. El "otro" es
sería el cuerpo sintiente enriquecido y modificado por la actiyjidad siempre el cucrpu pero en tanto cuerpo sei~tidqo cuerpo percibido. El
plural de la sensorialidad suyo ohjetivo es recortar 1:)s fip~irnsdcl "otro" cs ttiilibid!~el s~ijcto,pero el si!jcto visto iiesde el cucrpo seiitido
mundo sobre el foi~docoiltiiluo del sentir. o desde ei cuerpo peiribido.
Ahora bien, dado que el cuerpo es una figura del rniindo la
actividad perceptiva del sujeto inevitablemente toma tainbién -e
incluso en primer lugar- al cuerpo como objeto; de este modc el
cuerpo percibiente es, por eso mismo, también cuerpo percibido, y
9 F~rridu~irentqs sensibltír de la d:scin:rividad,Cuaderiios de Trabajo No. 28.
8 Barcelona, Círculo de Lectores, 1972, p. 48. Itistitiito de Ciencias Sociales y Hri~nziidades, UN', 1997.

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