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Dios creó al hombre para que presencie y participe de sus bendiciones. Así mismo envío a su
hijo para salvar y proteger a los hombres pecadores, construyendo su iglesia y adoptándolos
como su hijo para heredar las bendiciones.
Dios al crear al hombre puso dentro de su corazón el deseo de verlo. Dios lo lleva hacia él a pesar
de que el hombre a veces ignore ese deseo. El hombre por naturaleza y vocación es un ser
fundamentalmente religioso, competente a entrar en relación con Dios.
El hombre con su razón puede conocer a Dios como origen y fin, supremo bien, verdad y belleza
infinita.
El hombre también encuentra problemas para conocer a Dios, por ello Dios ha relucido en él con
su Revelación, con verdades que superan todo juicio humano, así como también como las
verdades religiosas.
Hablar de Dios es hablar de las perfecciones del hombre y las criaturas que fueron creadas por
él. También sabemos que o podemos expresar completamente su infinito misterio.
LA REVELACIÓN DE DIOS
Dios se revela así mismo por medio de la generosidad que el mismo estableció desde la
perpetuidad de Cristo en favor de los hombres, con el propósito de hacerlos participar de la vida
divina, mediante el Espíritu Santo, haciendo de ellos hijos adoptivos en Jesucristo.
Dios se revela ante nuestros primeros padres Adán y Eva, aun después de la caída Dios sigue con
su revelación prometiendo la salvación de toda su descendencia. La alianza que forma con Noé
después del diluvio envuelve a todos los seres vivientes.
Dios ordenó a Abraham dejar su tierra para hacerlo padre de una multitud de naciones, sus
descendientes son los encargados de las promesas alos patriarcas. Israel fue formado como el
pueblo elegido, estableciendo con él la alianza de Sinaí dándolo por medio de Moisés. La
redención del pueblo es anunciada por los profetas, de Israel del linaje del rey David nacerá
Jesús.
Mediante la Tradición Apostólica se anuncia a Cristo a todos los hombres, para que todos los
hombres se salven y conozcan la verdad.
La predicación, el testimonio, el culto y escritos inspirados son los mensajes de Cristo, lo que
viene a ser La Tradición Apostólica. Se realiza de dos modos: con la Sagrada Escritura y con la
Tradición.
La Tradición y Sagrada escritura se complementan entre sí, haciendo presente el Misterio de
Cristo, constituyendo un solo depósito de fe, el cual fue confiado a la Iglesia por los Apóstoles.
Su autenticación concierne al Magisterio vivo de la Iglesia, al sucesor de Pedro el Obispod e
Roma.
Escritura, Tradición y Magisterio están apretadamente fusionados entre sí, sin siquiera poder
existir uno de ellos sin el otro, juntos al Espíritu Santo contribuyen a la salvación de los hombres.
LA SAGRADA ESCRITURA
La Sagrada escritura enseña sin error todas las verdades para nuestra salvación. Sus autores
humanos han escrito todo aquellos que el Espíritu ha querido enseñar, la palabra de Dios es un
verbo encargando y vivo.
El Magisterio de la Iglesia y el Espíritu Santo son los que ayudan a interpretar la Sagrada
Escritura, bajo tres criterios:
La Sagrada Escritura debe ser leída e interpretada con la ayuda del Espíritu Santo y bajo la guía
del Magisterio de la Iglesia, según tres criterios: 1) atención al contenido y a la unidad de toda
la Escritura; 2) lectura de la Escritura en la Tradición viva de la Iglesia; 3) respeto de la analogía
de la fe, es decir, de la cohesión entre las verdades de la fe.
El índice de los escritos que se han sido discernidos a la Iglesia es llamado Canon de las Escrituras,
comprendiendo 46 escritos del Antiguo Testamento y 27 del Nuevo Testamento.
El Antiguo testamento es la verdadera palabra de Dios; la totalidad de los libros guardan valor
permanente del amor salvífico de Dios siendo escrito para preparar la llegada de Cristo nuestro
salvador.
El Nuevo Testamento comunica la Revelación divina, el corazón de las Escrituras son los 4
evangelios evidenciando la vida y doctrina de Jesús.
En la vida de la Iglesia, la Sagrada Escritura es apoyo y fuerza, para nosotros sus hijos es fe,
alimento y manantial de vida, voluntad de la teología y predicación pastoral; es por eso que
debemos leer la Sagrada Escritura ya que desconocer de ella es desconocer de Cristo.
CREO
La fe es confiar en Dios y amparar su verdad, esta es la respuesta del hombre ante la Revelación.
Los modelos de obediencia de la fe son varios, destacando dos: Abraham que fue puesto a
prueba y siempre obedeció es por que es llamado el Padre de los creyentes, La Virgen María que
obedeció en la fe de la manera perfecta.
El hombre se consolida en Dios, confiando y dando sentido a sus verdades, porque Dios es la
verdad creyendo en Dios en tres personas, Padre, Hijo y Espíritu Santo.
El don de la fe es una virtud necesaria para la salvación, este acto asciende de la verdad divina,
fundamentada por la Palabra de Dios.
Decimos que la fe supera la razón, y junto con la ciencia no tienen contradicción porque ambas
se originan en Dios, dando al hombre la razón como la fe.
CARTA ENCÍCLICA
“Alabado seas, mi Señor” es el cántico de San Francisco de Asís que nos recuerda que nuestra
casa en común es como una hermana con la cual compartimos nuestra vida y una madre que
nos abre sus brazos para acogernos; la encíclica del papa Francisco nos habla sobre la ecología
y el cuidado de la creación de Dios. Toda persona en el planeta compartimos una casa en común.
El papa hace un llamado para el diálogo sobre cómo se está construyendo el futuro del planeta,
necesitamos el talento y apoyo de todos para reparar el daño causado por nosotros mismo a la
creación de Dios.
CAPÍTULO 1
En este capítulo en papa nos cita para cuidar la Tierra y nos dice que tenemos un objetivo,
atenuar el cambio climático porque está afectando a la existencia y poniendo en peligro el lugar
donde ha sido posible la vida, reconocer cual es la contribución que cada uno podemos aportar.