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Según la doctrina se ha advertido que los métodos comerciales coercitivos tienen como
objetivo, forzar a que el consumidor, existiendo o no una relación contractual, asuma
obligaciones o cargas no pactadas o autorizadas.
Ferrand (2004):
Por tanto, se advierte que los métodos comerciales coercitivos afectan la libertad de
decisión y la libertad de contratación pues vulneran el derecho de los consumidores al
imponerles obligaciones no pactadas por el libre ejercicio de su voluntad. Al respecto es
también explicativa la posición de la Sala de Protección al Consumidor del Indecopi, que
refiere que “cada consumidor está en el derecho de definir, aceptar y autorizar las
condiciones y relaciones contractuales que considere pertinentes en sus operaciones de
consumo. Lo contrario implicaría vulnerar el principio de autonomía privada que debe
regular toda relación contractual.
Por tanto, las prácticas coercitivas no sólo se configuran cuando el proveedor establece
una relación contractual con el consumidor sin su consentimiento sino también cuando el
consumidor tiene la voluntad de sostener dicha relación y el proveedor le pone obstáculos
y trabas para otorgar el producto o servicio ofrecido o cuando quiera disolver el contrato.
En virtud de ello, los métodos coercitivos se entienden como una anomalía en la formación,
aprobación o consumación de la voluntad en una relación de servicio o consumo,
convirtiendo una operación de consumo razonada en virtud a las necesidades del
consumidor y las características del producto, en una operación incorrecta e ineficaz que
lesiona los derechos e intereses económicos del consumidor, pues le exige y constriñe a
asumir costos no precavidos de acuerdo a la variación de las condiciones antes estipuladas
bajo las cuales se ha dispuesto a contratar o se ha contratado. En consecuencia, tanto la
doctrina como la jurisprudencia señalan que los métodos comerciales coercitivos van más
allá de la relación contractual convenida, pues los deberes determinados y establecidos por
el proveedor de forma unilateral exigirán al consumidor a asumir costos
en tanto estos estén de alguna forma ya obligados por alguna relación anterior
Según Estiva & Gilbota, citado por Rodríguez (2010), menciona que:
El artículo 58° del CPDC, define a los métodos comerciales agresivos o engañosos como
aquellas prácticas que los proveedores no pueden llevar a cabo, mientras mermen en forma
significativa la libertad de elección del consumidor a través de figuras como el acoso, la
coacción, la influencia indebida y el dolo, resaltando sobre todo el derecho de todo
consumidor a la protección de este tipo de métodos.
Del mismo modo, la Constitución Política del Perú consagra como derecho fundamental
que toda persona tiene derecho al honor y a la buena reputación; siendo así, los acreedores
no pueden realizar acciones de cobranza que afecten la dignidad de las personas.
TÍTULO IV
a. A que se les brinde información veraz, oportuna y completa sobre las características,
condiciones económicas y demás términos y condiciones del producto o servicio brindado.
c. A que se les comunique de forma suficiente, clara, oportuna, veraz y fácilmente accesible,
todo lo necesario para que puedan dar su consentimiento informado, previo a la entrega de
un producto o la provisión de un servicio.
El proveedor de servicios educativos tiene que tener en cuenta la calidad del servicio de
educación que brinda de acuerdo a los lineamientos del proceso educativo ya sea
educación básica o educación superior.
Derechos:
Que se le brinde por escrito información veraz, oportuna, completa, objetiva y de buena fe
sobre las características, condiciones económicas, ventajas y demás términos y
condiciones del producto o servicio.
c. Que se le informe antes de que se inicie el proceso de contratación sobre los documentos,
certificaciones, licencias o autorizaciones con que cuenta el proveedor para desarrollar
lícitamente la actividad.
e. Que no se condicione la entrega del documento que acredite, certifique o deje constancia
del uso o desarrollo del producto o servicio a pago distinto del derecho de trámite, salvo en
el caso de que el usuario registre deuda pendiente con la institución educativa, en
concordancia con la legislación sobre la materia.
La protección al consumidor tiene como fin equilibrar las situaciones de asimetría en las
que se encuentra el consumidor frente a los Proveedores, dotando a los primeros de
derechos y deberes en las relaciones contractuales celebradas entre estos. A fin de cumplir
esta misión, el Estado otorga a los consumidores la posibilidad de presentar sus
controversias ante procedimientos que permitirán proteger sus intereses y solucionar los
conflictos que puedan presentarse.
Los diversos capítulos del Título IV del Código de Protección y Defensa del Consumidor
desarrollan deberes que los proveedores de las actividades económicas mencionadas
deben realizar en beneficio de los consumidores a fin de cumplir derechos esenciales de
todo consumidor: derecho al acceso a información adecuada, protección a sus intereses
económicos y derecho a la protección de su salud e integridad y acceso a medios de
solución de controversias.
BIBLIOGRAFIA