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A.

Einstein y la Teoría de la relatividad 1

EINSTEIN Y LA TEORIA DE LA
RELATIVIDAD
Esculpidas en los muros blancos de la Iglesia de
Riverside de Nueva York se encuentran las imágenes de seiscientos
hombres famosos (santos, filósofos, reyes, etc..). Un panel guarda
casi como una reliquia a catorce genios de la ciencia, desde
Hipócrates, que murió alrededor del 370 a.C., hasta A. Einstein, que
tenía setenta años en 1949, fecha en la que fue "inaugurada" la
iglesia. Es notable que A. Einstein sea el único sabio vivo de los
representados en la galería. La imagen está allí porque hace unas
dos generaciones, cuando se pensó en las imágenes que estarían
representadas en la Iglesia, el Dr. Harry Emerson Fosdick, encargado
de la realización, escribió a un grupo de los principales hombres de
ciencia de los Estados Unidos para pedirles la lista de los catorce
nombres más ilustres de la historia de la ciencia. Los votos variaron.
La mayor parte de las listas incluía a Arquímedes, Galileo y Newton,
pero hay que destacar que en todas las listas apareció el nombre de
A. Einstein. Basta con esto para destacar la importancia de este
personaje para la física de este siglo.

1.-VIDA Y OBRA
La tarde del seis de noviembre de 1919, el Salón de
Actos de la Royal Society de Londres se encontraba repleto. Todos los
físicos y astrónomos de reconocido prestigio europeos estaban
presentes, escuchaban la descripción que el Dr. Crommelin y
Eddington daban acerca de los resultados obtenidos en sus
investigaciones, realizadas en observatorios del Brasil y Africa
Occidental. Crommelin y Eddington habían fotografiado ciertas
estrellas que normalmente sólo se ven de noche, pero que son
visibles durante el transcurso de un eclipse solar. Los detalles del
procedimiento fotográfico no habían revestido grandes
complicaciones, pero cuando habían examinado las fotografías
tomadas desde los observatorios, Crommelin y Eddington explicaron
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que habían descubierto que las estrellas no estaban donde debían


haber estado. Era como si hubiesen saltado de repente hacia los
lados. Esto, evidentemente no parecía posible, pero ahí estaban las
fotografías, en las que aparecían las estrellas en posiciones
inesperadas. Todos los científicos presentes estaban absolutamente
sorprendidos. Todos menos uno, A. Einstein, un perfecto desconocido
que había predicho que esto sucedería en 1915, años antes de que
las fotografías hubieran podido ser realizadas, pero ¿Quien era A.
Einstein?
A. Einstein nació el 14 de marzo de 1879, en Ulm,
una ciudad situada al sur de Alemania. Fue el primer hijo y único
varón de Hermann Einstein y Pauline Koch. ALbert dio que hablar
desde su edad más temprana. A su madre le preocupaba la extraña
forma de su cabeza, y llegó a temer incluso que el niño sufriera
alguna deficiencia psíquica, ya que comenzó a hablar con cierto
retraso.
Albert fue un niño tranquilo y más bien solitario,
que prefería leer y escuchar música a realizar algún tipo de ejercicio
físico. Las personas que frecuentaban el hogar de los Einstein
comentaban que nunca habían visto a Albert leer un libro
intrascendente, siempre se le veía muy serio y haciendo algo útil. Su
madre recordaba que solía pasar a menudo varias horas
construyendo un frágil castillo de naipes. Sin embargo, a pesar de
ser un niño tranquilo, tuvo problemas en la escuela desde muy
temprano. Su primera profesora (que le dio clase cuando Albert tenía
cinco años de edad), se negó a seguir enseñándole después de que
el niño le arrojara una silla.
Los padres de Einstein eran una pareja con talento.
La madre de ALbert era una gran pianista. Recordando su infancia,
Einstein afirmaba que había aprendido a amar la música oyéndola
tocar. El padre de Albert era técnico mecánico. En el colegio había
demostrado tener grandes dotes para las matemáticas, pero su
familia había sido demasiado pobre como para poder enviarlo a la
universidad. Comenzó a trabajar con su hermano Jakob, y, en 1885,
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los dos hermanos y sus respectivas familias se trasladaron a Munich,


la capital del Estado alemán de Baviera, en donde montaron una
pequeña fábrica.
El padre y el tío de ALbert se alegraron de ver el
interés que mostraba éste por las ciencias las matemáticas. Cuando
ALbert se puso enfermo, a los cinco años, su padre le regaló una
brújula para que se entretuviera. El propio Einstein cuenta que tras
ver como la aguja, estando encerrada en el interior, siempre
apuntaba hacia el norte, se dio cuenta de que existía algo detrás de
los objetos que permanecía profundamente escondido. A partir de
ese momento quiso descubrir que era aquella misteriosa fuerza.
A Albert no le gustaba el colegio y no se
relacionaba demasiado bien con los demás niños. No obstante,
obtenía excelentes calificaciones, especialmente en matemáticas y
en latín. Antes de cumplir los diez años, ALbert empezó a estudiar
matemáticas por su cuenta, en su tiempo libre, después de las
clases. Para ello recibió ayuda de amigos de sus parientes. Un
estudiante de medicina llamado Max Talmud, que acudía
regularmente a cenar a casa de los Einstein, le prestó libros de
ciencia y de filosofía, y pasó horas discutiendo con él todo tipo de
ideas matemáticas. Otro amigo le dio a Albert un libro de texto de
geometría. Einstein recordará años después: "La claridad y certeza
de sus contenidos me causaron una impresión indescriptible".
Albert recibió una educación religiosa, ya que lo
exigía la legislación alemana. Los Einstein eran judíos, pero no
practicaban su religión con excesivo celo. Albert empezó a profesar
una gran religiosidad, hasta el punto d que componía himnos de
alabanza a Dios en el camino de su casa a la escuela, pero este
interés desapareció tras un año, y cuando cumplió los doce, dejó de
creer en el dios descrito por sus maestros, sin perder, sin embargo,
su fe en la "sublimidad de la naturaleza", en su deseo de sentirse
absorvido por algo más grande que lo que él llamaba "la mera
realidad personal".
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En 1894, el negocio familiar de los Einstein en


Munich empezó a ir de mal en peor. Finalmente ambas familias
decidieron ir a cruzar los Alpes para instalarse en Italia, en donde las
perspectivas eran mejores. Solo ALbert, que entonces tenía quince
años, se quedo en Munich para terminar sus estudios.
Albert echaba de menos a sus padres y a su
hermana, y le desagradaba vivir solo en esa ciudad. Seguía sin
gustarle el colegio, y su innegable inteligencia, junto con la confianza
en sus propias capacidades, irritaba a sus profesores. Uno de ellos
llegó incluso a decir que prefería que Albert dejara de asistir a sus
clases. Cuando éste le preguntó porqué, ya que no había hecho nada
malo, el profesor le respondió: "si, es verdad, pero te sientas en la
última fila y sonries, y eso viola el sentimiento de respeto que un
profesor necesita de sus alumnos"
A Albert le preocupaba la posibilidad de que le
obligaran a incorporarse al ejército, cosa que ocurriría si permanecía
en Alemania tras cumplir los diecisiete años. Odiaba la violencia y le
repugnaba la idea de que cualquier persona tuviera que renunciar a
su libertad personal y obedecer órdenes, que en algunos casos
podían llevarle a matar a otro ser humano. Con el paso el tiempo se
convirtió en un declarado pacifista, declarando que sólo sería posible
conseguir un futuro mejor para la humanidad mediante la
cooperación y eludiendo todo conflicto armado.
En 1895 Albert se marchó de Munich y se reunió
con su familia en Italia. Tuvo problemas con éstos por haber
abandonado el colegio, pero Albert prometió estudiar en casa y
presentarse al examen de ingreso en la Escuela Federal Politécnica
de Zurich, en Suiza. También anunció a su familia sus planes de
renunciar a la nacionalidad alemana y convertirse en ciudadano
suizo. Pasados solo seis meses de estancia en Italia, ALbert se
presentó al citado examen. Lo suspendió, pero obtuvo altas
calificaciones en ciencias y matemáticas. Marchó entonces a un
colegio de enseñanza secundaria en Aarau, en la Suiza alemana, con
el fin de prepararse más a fondo para el examen. ALbert disfrutó de
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su estancia allí, ya que disponía de mayor libertad que en los


colegios alemanes. Mientras se preparaba el examen de ingreso,
escribió una redacción en francés en la que exponía porqué había
decidido dedicarse al estudio de una carrera científica: "Me veo a mi
mismo como profesor en esas áreas de las ciencias naturales, y
eligiendo la parte teórica de ambas. Aquí están las razones que me
han llevado a este plan. Por encima de todo está mi inclinación por lo
abstracto y por el pensamiento matemático, a uno siempre le gusta
hacer aquello para lo que está dotado. Por otra parte, el científico
goza de una cierta independencia, y eso me resulta muy agradable".
En 1869, con 17 años, Albert recibió un diploma en
la escuela en la que estaba estudiando, que le permitía ingresar
directamente en la Escuela Politécnica sin tener que presentarse al
examen de ingreso. Las calificaciones que había obtenido eran
bastante buenas. Renunció formalmente a la nacionalidad alemana y
comenzó en la Escuela Politécnica una carrera de cuatro años que le
capacitaría para ejercer como profesor de enseñanza superior en
matemáticas y física. Durante estos años trabajó mucho, leyendo,
pensando y dedicando muchas horas a la investigación por su
cuenta. Esto no siempre le proporcionó la aprobación de sus
profesores. Uno de ellos Heinrich Weber, le habló con aspereza: "Eres
un chico listo, Einstein, un chico muy listo; pero tienes un gran
defecto: no aceptas los consejos de nadie". Por su parte Einstein no
tenía un concepto muy alto de las enseñanzas de Weber. Se quejaba
de que este no trataba todos los apasionantes descubrimientos que
habían tenido lugar en el campo de la física durante los últimos años,
y que se limitaba a impartir en clase temas rutinarios, aburridos y
superados.
Einstein entabló una estrecha amistad con varios de
sus compañeros de clase, en particular con Marcel Grossman y
Michele Angelo Besso. Juntos discutían problemas matemáticos,
asistían a conciertos o, simplemente, frecuentaban los cafés para
hablar y bromear. Los tres siguieron siendo íntimos amigos durante el
resto de sus vidas. Fue también entonces cuando Einstein conoció a
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su futura mujer, Mileva Maric. Mileva también estaba estudiando


ciencias y matemáticas, y Einstein pasó muchas horas discutiendo
con ella sobre sus ideas y teorías científicas.
De todos sus amigos, parece que fue Grossman, en
particular, quien mejor entendió el carácter independiente de
Einstein. Grossman comprendió hasta que punto le irritaba y le
frustraba el verse obligado a asistir con regularidad a clases que le
aburrían. Sin embargo, también sabía que Einstein necesitaría la
información impartida en las aulas para aprobar sus exámenes. Por sí
mismo, Einstein sólo estudiaba aquello que le parecía interesante, y
no lo que sus profesores pensaban que debía aprender. A menudo
Albert se adentraba por su cuenta en determinadas áreas de la
ciencia que los catedráticos consideraban demasiado avanzadas, o
se interesaba por ideas que eran tan nuevas que ni ellos mismos las
entendían correctamente todavía. Para evitar que tuviera que asistir
a clase, Grossman le prestaba a Einstein sus propios apuntes, con el
fin de ayudarle a aprobar los exámenes finales. Einstein lo consiguió
graduándose en agosto de 1900. En cualquier caso la experiencia del
estudio académico le había hecho tan desgraciado que tuvo que
pasar un año antes de que pudiera volver a disfrutar, realmente, con
la física.
Tras la graduación Einstein necesitaba encontrar
trabajo. Debido a sus enfrentamientos con el catedrático Weber,
sabía que no se le ofrecería un puesto en la Escuela Politécnica, por
lo que escribió a destacados científicos de otras dos universidades
pidiéndoles trabajo. No obtuvo respuesta. Después de casi un año. se
le concedió un empleo temporal como profesor en un colegio. No era
lo que había soñado, pero descubrió que le gustaba. Además de
enseñar Einstein prosiguió con sus investigaciones. Empezó a
publicar sus trabajos en revistas científicas, dando a conocer en ellas
sus nuevas y originales ideas. Sin embargo, sufrió una profunda
desilusión cuando la Universidad de Zurich se negó a concederle el
doctorado por un trabajo que había remitido a esa institución en
1901. A Einstein le pareció que el estamento científico se había unido
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contra él. Una vez más, Marcel Grossman vino en su auxilio. Su padre
era un hombre muy conocido y altamente respetado en Suiza.
Recomendó a Einstein a un amigo suyo, el jefe de la oficina de
patentes de Berna, y en junio de 1902, casi dos años después de que
hubiera acabado la carrera, se le ofreció a Einstein un buen trabajo.
En calidad de perito técnico de tercera clase, Albert se integró en un
equipo cuyo trabajo consistía en enjuiciar y registrar las solicitudes e
patentes presentadas por inventores suizos.
A Einstein le gustaba su trabajo en la oficina de
patentes. Era interesante desde un punto de vista científico, y le
dejaba mucho tiempo libre para seguir desarrollando sus propias
ideas. Además estaba bien pagado.
Los años comprendidos entre 1905 y 1915 fueron
de extraordinaria creatividad para el joven Einstein. Incluso antes de
que se le ofreciera un puesto de trabajo en la oficina de patentes,
Einstein había comenzado a publicar trabajos en las revistas
científicas más destacadas de la época. En 1903, junto con otros dos
jóvenes científicos, Einstein había creado una "academia", que se
reunía con frecuencia para discutir sobre física, filosofía y literatura.
Einstein siempre recordó estos años como una época en la que había
sido muy feliz. Fue en este momento cuando empezó a exponer una
serie de ideas bastante sorprendentes que iban a transformar el
modo en que los físicos y otros científicos comprendían y explicaban
el mundo.
A veces se habla de 1905 como el "año milagroso"
de Einstein, de la misma forma que 1666 fue el año milagroso de
Newton. En el espacio de unos pocos meses Einstein terminó su tesis
doctoral, publicó dos trabajos científicos de sorprendente originalidad
y escribió otros dos trabajos que también tuvieron buena acogida.
Einstein expresó sus ideas con fórmulas
matemáticas, sin embargo, utilizó una forma especialmente
complicada de las matemáticas, que tan sólo unos pocos
especialistas llegaron a comprender. Einstein completó su novedoso
trabajo de junio de 1905 con otros trabajos posteriores. Así, en 1907,
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publicó uno de los primeros estudios sobre otro gran descubrimiento


del siglo XX en el terreno de la física: la teoría cuántica. Una vez que
la brillante labor de Einstein se difundió, este se vio desbordado por
las ofertas de trabajo provenientes de universidades de toda Europa.
Aquello suponía un gran cambio con respecto a su situación de tan
sólo unos años antes, cuando no era más que un profesor eventual
en un pequeño colegio de provincias. En 1909, Einstein dejó su
puesto en la oficina de patentes y aceptó el cargo de catedrático de
la Universidad de Zurich. También se le concedió el primero de los
muchos títulos honoríficos que obtendría en reconocimiento a su
sobresaliente contribución a la ciencia. De Zurich pasó a Praga, y de
Praga a Berlín, en donde se le ofreció el puesto, especialmente
creado para él, de director de un prestigioso instituto de
investigaciones. Ahora Einstein no tenía obligaciones académicas y
podía dedicarse con entera libertad a la investigación. En 1913 fue
invitado a ingresar en la elitista Academia Prusiana de las Ciencias.
Con sólo 34 años de edad, A. Einstein había alcanzado la cima de su
profesión.
El trabajo que Einstein publicó en 1905 fue tan sólo
el primer paso de una serie de detalladas formulaciones de la teoría
de la relatividad. Durante los diez años siguientes, Einstein trabajó
intensamente para extender su teoría, además de trabajar en
muchos otros proyectos. Al principio, la relatividad no incluía los
efectos de la gravedad en su descripción de las leyes físicas. Esta
primera teoría se llamó Teoría de la relatividad restringida . Einstein 1

encontraría finalmente la forma de incorporar la gravedad a la teoría


de la relatividad en el año 1915, cuando publicó una nueva y todavía

1Se llama Teoría de la relatividad restringida a la primera versión sencilla de la


teoría de Einstein, la cual afirmaba que las leyes de la ciencia deberían ser las
mismas para todos los observadores que se mueven libremente a una velocidad
sin acelerar.
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más compleja teoría que se conoce en nuestros días como Teoría de


la relatividad general 2

Einstein tuvo que enfrentarse, en muchas


ocasiones, a la oposición de muchos científicos eminentes. Su
extraña e innovadora teoría les resultaba difícil de aceptar y también
de comprender. En una ocasión, Einstein recordaba como un colega
de más edad que él, mientras le explicaba sus intentos de configurar
su teoría de la relatividad restringida, le dijo: "Como un compañero
de más edad, debo prevenirte en contra de esta teoría, ya que, para
empezar, no tendrás éxito, e, incluso si lo tienes, nadie te creerá".
Einstein, sin embargo, prosiguió con sus investigaciones, y en 1915
consiguió completar su teoría expresándola en términos
matemáticos. Los resultados de esos diez años de intenso trabajo
son todavía centrales, pues consiguieron cambiar toda nuestra
comprensión del universo
En 1914 Einstein se trasladó a Berlín, en Alemania,
para tomar posesión del importante cargo que le habían ofrecido allí.
Mileva y sus hijos se trasladaron con él, pero al cabo de poco tiempo
se volvieron a Zurich, donde Mileva prefería vivir. Einstein y Mileva se
separaron en 1914 y obtuvieron el divorcio en 1919. Muchos han
considerado que Mileva contribuyó a los hallazgos de Einstein mucho
más de lo que se creyó, de hecho Einstein, cuando se le otorgó el
premio nobel, cedió íntegramente el mismo a Mileva. Este premio fue
concedido a Einstein en 1921, en reconocimiento a un trabajo que en
realidad estaba finalizado en 1905. Einstein comentó en numerosas
ocasiones que se sentía feliz en Berlín, sin embargo esta felicidad
pronto se vería empañada por la declaración, el uno de agosto de mil
novecientos catorce, de la guerra entre Alemania y el Reino Unido,
Francia y Rusia. Como ciudadano de Suiza, país que permaneció
neutral, Einstein no se vio envuelto personalmente en la contienda.

2Se llama Teoría de la relatividad general a la teoría de Einstein que establece que
las leyes de la ciencia son las mismas para todos los observadores que se mueven
libremente a una velocidad sin acelerar
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Sin embargo, en 1915, junto con un grupo de intelectuales de


diversas nacionalidades, Einstein firmó el Manifiesto a los europeos.
Este documento hacía un llamamiento a todos los que valoraban la
cultura de Europa para que colaborasen en la fundación de una liga
de naciones, cuyo fin sería conseguir la convivencia pacifica en lugar
de la destrucción mutua como consecuencia de la guerra.
La firma de este manifiesto fue el primer gesto
político de carácter público que realizó Einstein. A partir de entonces,
y durante el resto de su vida, luchó ininterrumpidamente en favor de
la paz, la tolerancia y la justicia. En 1917 escribió a un colega acerca
de "las cosas inconmensurablemente tristes que abruman nuestras
vidas<". El hizo todo lo que estuvo en su mano, en el limitado tiempo
libre de que disponía, para intentar librar a los europeos de algunas
de estas desdichas.
A pesar de su actividad política, Einstein no relegó
su trabajo intelectual. Entre 1914 y 1918 finalizó más de cincuenta
estudios científicos, y un libro. Además dejó prácticamente ultimadas
las pruebas de su libro Teoría de la relatividad general, pese a que
era frecuentemente solicitado como conferenciante en las reuniones
de carácter científico. Einstein comprobó encantado cómo cada vez
más colegas suyos estaban empezando a aceptar que sus
sorprendentes e innovadoras ideas pudieran resultar ciertas.
Todo este trabajo intelectual, unido a una gran
actividad política, tendrían un precio. En 1917, Einstein cayó
enfermo, aquejado de una afección hepática y una úlcera de
estómago. Poco después tuvo ictericia. Durante varios años su
estado de salud fue precario, y en 1928 sufrió otra recaída, esta vez
con serias complicaciones cardiacas.
En 1922 Einstein se convirtió en miembro del
Comité de Cooperación Intelectual de la Liga de las Naciones, que
había sido fundada en 1918, al final de la primera guerra mundial. En
1925, junto al lider indio de los derechos civiles, Mahatma Gandhi, y
otros líderes pacifistas, hizo campaña a favor de la abolición del
servicio militar obligatorio. Ya en 1930, Einstein volvió a firmar otro
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manifiesto internacional importante, organizado esta vez por la Liga


Internacional de las Mujeres para la Paz y la Libertad. Este manifiesto
abogaba por el desarme internacional como mejor forma de asegurar
una paz duradera. También se hizo miembro de War Resisters
International, famosa asociación de corte pacifista. Todas estas
actividades levantaron las sospechas de las autoridades alemanas,
que llegaron, incluso, a someterlo a vigilancia policial.
Durante los años veinte y principios de los treinta,
Einstein fue invitado a visitar y dar conferencias en muchos paises.
Se reunió así con famosos científicos, importantes políticos y otras
personalidades en Estados Unidos, Francia, China, Escandinavia,
España Reino Unido y Japón. Fue también uno de los primeros
extranjeros invitados a visitar la Rusia comunista. Además entabló
una estrecha amistad personal con la familia real belga, y fue
nombrado primer ciudadano honorífico de Tel Aviv, en el territorio
recientemente independiente de Palestina (hoy Israel). Se le
concedió también la llave de la ciudad de Nueva York.
Las visitas que realizó Einstein a todos estos países
fueron viajes privados, no iba representando a Alemania. Después de
todo, había tomado la nacionalidad suiza en 1901. A pesar de ello, su
sinceridad, afecto y amabilidad causaron tan buena impresión allí
donde fue, que supusieron una importante contribución con vistas a
la comprensión y la reconciliación internacional, en medio de las
secuelas de la guerra. Su personalidad resultaba muy atractiva sobre
todo por dos razones: su pasión por la ciencia y su falta de vanidad.
Algunos años más tarde, Einstein expresó su pasión
y su humildad en una carta a la Reina Isabel de Bélgica en 1932. En
ella afirmaba: "fue un gran placer para mí hablarle acerca de los
misterios que nos plantea la física. Como ser humano, uno ha
recibido solo la suficiente inteligencia como para ver con claridad lo
inadecuada que es esa inteligencia cuando se enfrenta a lo que
existe. Si se pudiese trasmitir esa humildad a todo el mundo, el
ámbito de las actividades humanas sería más atractivo". Einstein
supo compartir esos sentimientos con gente de todo el mundo en
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 12

todos sus encuentros internacionales, tan frecuentes desde que se


había convertido en un personaje famoso.
Einstein recibió numerosos premios y
condecoraciones internacionales en reconocimiento a sus logros
científicos. En 1920 le fue concedida la orden del mérito francesa, en
1921, el Premio Nobel de Física por un trabajo escrito antes de
desarrollar sus ideas sobre la relatividad. En 1925 se le concedió la
medalla Copely, así como la medalla de oro de la Royal Astronomical
Society, de Londres. Cuatro años más tarde, en 1929, le fue
concedida la segunda medalla Plank, otorgada por la Real Academia
Prusiana. También fue nombrado profesor invitado y profesor
visitante de universidades de todo el mundo. La fama suele venir
acompañada de poder y privilegios. Einstein no utilizó su prestigio, ni
la influencia que conllevaba para alcanzar fortuna o bienestar
personal, sino para prestar apoyo a varias causas en favor de la paz
y otras de tipo humanitario. Esto le complicó bastante la vida, pues
se vio abrumado con frecuencia por peticiones imposibles o poco
prácticas, y fue asediado por periodistas, buscadores de noticias
sensacionalistas y gente que sólo tenía curiosidad por conocer
personalmente a un genio reconocido.
Una de las causas más importantes, desde el punto
de vista político, en las que Einstein se vio involucrado fue la del
sionismo. Este movimiento, que floreció en Europa en los años que
siguieron a la primera guerra mundial, aspiraba a que los judíos
fundaran un estado en la tierra tradicionalmente semita de Israel.
Einstein era judío, pro no seguía las enseñanzas de las leyes
religiosas judías en su vida diaria. Poseía, sin embargo, un fuerte
sentido de la imparcialidad y de la justicia, así como de los derechos
de cada individuo a vivir con libertad. Con el paso de los años,
Einstein fue tomando cada vez mayor conciencia de lo que él
denominaba "mi alma judía", de ahí que apoyara los esfuerzos de los
sionistas para "devolver al pueblo judío su alegría de vivir". Einstein
había acompañado, en 1921, a Chaim Weitzman, un colega científico
que luego se convertiría en el primer presidente del nuevo estado de
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Israel, en un viaje por América para recaudar fondos. Durante el


resto de su vida, Einstein trabajó para alentar la ciencia y el saber en
el recién creado Estado de Israel y para ayudar a los judíos en
dificultades. Einstein fue miembro de la Junta directiva de la
Universidad Hebrea de Jerusalén entre 1925 y 1928, universidad a la
que, más tarde, legaría su valiosísima colección de manuscritos y
trabajos científicos.
Einstein descubrió que ni tan siquiera su prestigioso
puesto de funcionario del Estado ni su fama mundial le protegerían
de los ataques antisemitas, que se fueron haciendo cada vez más
frecuentes en el inestable panorama político alemán. Así se fundo
una "sociedad anti-Einstein" y se publicó un libro titulado Cien
autores contra Einstein. Einstein respondió a esto con valentía, y
decía bromeando: "si yo estuviera equivocado, un autor hubiera sido
suficiente". Las críticas a las ideas científicas e Einstein comenzaron
a aparecer en los periódicos alemanes. En un descarado intento de
intimidación, un hombre fue acusado de conspirar para asesinarle y
fue puesto en libertad con una multa ridículamente baja. Einstein se
enfrentó a esta persecución: como para dar a entender que se sentía
orgulloso de ser judío, y también para apoyar a otros judíos
alemanes que estaban padeciendo un acoso similar, Einstein se hizo
miembro, oficialmente, de la comunidad judía de Berlín en 1924.
Durante los años posteriores compartió con otros judíos alemanes el
horror, el ultraje y la repugnancia ante el creciente sentimiento
antisemita.
A principios de los años treinta apareció en la
escena política europea una nueva figura : Adolf Hitler. Este estaba
fuertemente respaldado por ciertos grupos en Alemania, los cuales
eran extremadamente hostiles a los judíos y a todo aquel que
pareciera desafiar la autoridad del gobierno alemán, como los
comunistas, los líderes religiosos, los intelectuales, los artistas y los
filósofos. Algunos de los compañeros pacifistas de Einstein fueron
arrestados y encarcelados, y uno de ellos Carl von Ossietzky fue
juzgado y condenado por traición. En 1932, Einstein escribió para
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protestar ante esta enorme injusticia. Por entonces se encontraba en


Estados Unidos visitando un famoso instituto de investigación
tecnológica. Enviar esa carta supuso que Einstein se señalara como
un declarado oponente al régimen alemán. También significó que
Einstein y su familia no pudieran volver nunca a su hogar.
En enero de 1933, el partido nazi de Hitler tomó las
riendas del gobierno alemán. Cuando Einstein se encontraba todavía
en Estados Unidos, los nazis saquearon su casa de veraneo en
Caputh, no lejos de Berlín. Los nazis alegaron estar buscando armas
ocultas, pero lo único que encontraron fue un cuchillo para cortar
pan. Einstein se había convertido en una posible víctima. Dando
muestras de gran valentía, regresó a Europa, en donde el rey y la
reina de Bélgica le proporcionaron un lugar para vivir custodiado por
guardia armada. Tanto las hijas de Elsa (nueva mujer de Einstein)
como la secretaria de Einstein y su ayudante científico, pudieron
escapar de Alemania, mientras que el yerno de Einstein consiguió
que sus trabajos científicos pasasen clandestinamente a Francia, en
donde estarían a salvo. Albert Einstein y su familia embarcaron hacia
Estados Unidos el 17 de octubre de 1933. Einstein no volvería a pisar
nunca más tierra europea.
Incluso antes de que Einstein condenara por escrito
el arresto de sus colegas pacifistas, ya había estado considerando la
posibilidad de marcharse de Berlín. A comienzos de 1932 la
Universidad de Princeton, en Estados Unidos, le había ofrecido una
cátedra. Esta había sido una de las muchas ofertas recibidas por
entonces. Unos meses después decidió aceptar. Princeton sería el
hogar académico de Einstein durante el resto de su vida.
Acostumbrado al bullicio y la animación de Berlín,
Princeton le resultó extrañamente tranquilo. Sin embargo, tanto
Einstein como su familia se fueron acostumbrando poco a poco a su
nueva vida y empezaron a hacer amigos y a conocer a sus colegas
americanos. Einstein adquirió la nacionalidad norteamericana en
1936 y mantuvo también su nacionalidad suiza. A su llegada a
Estados Unidos se le había advertido que, incluso allí, tanto él como
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su familia podían no estar a salvo de la amenaza nazi si tomaban


parte activa en política. Se le aconsejó, por tanto, que no llevara a
cabo actividades de este tipo, pero, por regla general, Einstein hizo
caso omiso de esta recomendación. Los acontecimientos recientes
habían hecho que cambiaran algunas de sus ideas. Había dejado de
ser pacifista a ultranza, pues la política de Hitler le parecía tan atroz
que creía que debía ser detenida a cualquier precio. A pesar de que
seguía teniendo como ideales el desarme mundial y el derecho a
elegir no luchar, Einstein llegó, con reticencias, a la conclusión de
que debía abandonarlos, al menos de momento. Escribió: "Sólo se
puede hacer frente al poder organizado con otro poder organizado.
Por más que lo lamente, no hay otra salida".
Einstein había cambiado de opinión a raiz de las
noticias que llegaban a América, de las atrocidades que se cometían
a diario en Alemania. Tras la subida al poder de Adolf Hitler la
situación de los judíos alemanes se había agravado de manera
alarmante. Los nazis declararon que Alemania era la patria de la
llamada raza superior aria, y que en ella no había lugar para los
judíos, los gitanos ni cualquier otro grupo étnico o religioso
minoritario. De este modo, durante los años de poder nazi, de 1933 a
1945, más de seis millones de judíos fueron aniquilados.
Einstein se sirvió de sus conocimientos científicos
para colaborar, en la medida de sus posibilidades, contra el poder
nazi. En agosto de 1939 escribió al presidente de Estados Unidos,
Roosevelt, explicándole cómo descubrimientos científicos recientes
sugerían la posibilidad de desarrollar armas basadas en la energía
atómica. En 1941 Roosevelt pidió a los científicos estatales que
fabricaran la primera bomba atómica del mundo, y en 1943 nombró
a Einstein asesor especial en explosivos de gran potencia de la
marina de Estados Unidos. Einstein diría más adelante, que de haber
sabido que los alemanes no iban a ser capaces de fabricar armas
nucleares no hubiera animado a los americanos a fabricarlas. Así, tan
pronto como acabó la guerra, Einstein volvió a luchar para conseguir
su antiguo objetivo de crear una comunidad internacional en paz y se
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volcó en una campaña en favor de la eliminación de todas las armas


nucleares, independientemente de quien las poseyese.
Durante sus últimos años de vida, A. Einstein
prosiguió con su campaña en favor de la libertad y la justicia. Aun
cuando esto le hizo impopular ante las autoridades de su patria de
adopción. Defendió el derecho de los ciudadanos a conocer qué
decisiones estaba tomando el gobierno sobre temas tan delicados
como por ejemplo la fabricación de armas nucleares, incluso en
aquellos casos en los que la controversia levantada resultase
inoportuna. Defendió también el derecho de los profesores a informar
con toda libertad a sus alumnos, sin ningún tipo de censura política
ni control. Además era partidario de la acción directa, en forma de
protesta pacífica, tras haber agotado todos los demás cauces de ser
escuchados de forma imparcial.
El apoyo de Einstein al sionismo durante los años
veinte y treinta tuvo un resultado bastante inesperado: en 1952, el
Estado de Israel ofreció a Einstein la presidencia del país,
demostrando de esta manera su gratitud por todo lo que había
hecho para ayudar al pueblo judío y para lograr la paz y cooperación
internacional. De aceptar, Einstein se convertiría en el segundo
presidente de Israel. Einstein tenía por entonces 71 años y una salud
bastante precaria. Por otra parte, era consciente de que no poseía
cualidades políticas, por ello declinó el ofrecimiento.
Einstein siguió trabajando hasta el final de sus días.
Incluso cuando yacía gravemente enfermo en el hospital, pidió que le
trajeran las hojas con sus últimos trabajos y cálculos matemáticos
para repasarlos. A. Einstein murió en el amanecer del 18 de abril de
1955.

2.-LA REALIDAD SE HACE PROBLEMATICA


Los factores que llevaron por primera vez a los
físicos a desconfiar de su fe en un universo mecánico, que funciona
de acuerdo con las leyes que Newton había descrito, asomaron
gracias a los diferentes intentos de conocer tanto el reino del átomo
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 17

como el espacio intergaláctico. Para describir cuantitativamente


estos fenómenos, dos grandes sistemas teóricos fueron desarrollados
entre 1900 y 1927. Uno fue la teoría de los cuanta, que trataba de
las unidades fundamentales de materia y energía. El otro fue la
relatividad, que trataba del espacio, el tiempo y la estructura del
conjunto del universo. Ambas teorías son ahora los pilares básicos
del pensamiento científico contemporáneo, describen los fenómenos
de su campo correspondiente en función de relaciones matemáticas
coherentes. Al newtoniano cómo, estas teorías no responden mejor
que las leyes de Newton al aristotélico por qué. Nos proveen de
ecuaciones que, por ejemplo, definen con gran exactitud las leyes
que gobiernan la radiación y propagación de la luz, pero el
mecanismo real por el cual un átomo irradia luz y ésta es propagada
por el espacio sigue siendo uno de los misterios supremos de la
naturaleza. Análogamente, las leyes que gobiernan el fenómeno de
la radioactividad, les permiten a los científicos predecir que, en una
cantidad dada de uranio, un determinado número de átomos se
desintegrarán en cierto espacio de tiempo. Pero qué átomos se
desintegrarán y cómo se les escoge para su destrucción, es algo que
el hombre no puede decir todavía.
Al aceptar una descripción matemática de la
naturaleza, los físicos se han visto obligados a abandonar el mundo
ordinario de nuestra experiencia, el mundo de las percepciones
sensibles. Para entender la enorme significación de esta retirada, es
necesario cruzar la delgada línea que ahora separa la física de la
metafísica. Los problemas envueltos en la relación entre el
observador y la realidad, el sujeto y el objeto, han preocupado
siempre a los pensadores filosóficos. Hace veintitrés siglos, el griego
Demócrito describía: "Dulce y amargo, frio y caliente, asi como todos
los colores, toda eso existe, pero sólo en la opinión, no en la realidad;
lo único que realmente existe son partículas inmutables, átomos, y
sus movimientos en el espacio vacío. Galileo se había percatado
también del carácter puramente subjetivo de las cualidades sensibles
como el color, el sabor, el olor y el sonido, y observó que "no pueden
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 18

atribuirse a objetos exteriores con mayor razón que las cosquillas o


el dolor que causa algunas veces el tocarlos". El filósofo inglés John
Locke trató de penetrar en "la esencia real de las sustancias"
distinguiendo entre lo que llamaba cualidades primarias y cualidades
secundarias de la materia. Así consideró que la forma, movimiento,
solidez, y todas las propiedades geométricas eran cualidades reales o
primarias inherentes al objeto, mientras que las propiedades
secundarias, como los colores, sabores, etc., eran simples
proyecciones sobre los órganos sensorios. Pensadores posteriores
vieron claramente la artificialidad de esta distinción.
"Puedo probar -escribía el gran matemático alemán
Leibniz- que no solamente la luz, el color, el calor y otras propiedades
semejantes, sino también el movimiento, la forma y la extensión no
son sino meras propiedades aparentes". Así como nuestro órgano
visual nos dice que una pelota de golf es blanca, la vista, apoyada
por nuestro sentido del tacto, nos dice que es redonda y pequeña,
propiedades que, independientemente de nuestros sentidos, no tiene
más realidad que la cualidad a la que convencionalmente llamamos
blanco.
De este modo, filósofos y científicos fueron llegando
paso a paso a la asombrosa conclusión de que como todo objeto es
simplemente la suma de sus propiedades, y como estas sólo existen
en la mente, todo el universo objetivo de la materia y la energía, de
los átomos y las estrellas, no existe mas que como una construcción
de nuestra conciencia, como un edificio de símbolos convencionales
al que dan forma los sentidos del hombre. Esto fue enunciado por
Berkeley con los siguientes términos: "Todo el coro del cielo, y todas
las cosas de la Tierra, en una palabra, todos los cuerpos que forman
la poderosa estructura del mundo, no poseen sustancia alguna sin
nuestra mente...y mientras no sean percibidos por mi, o existan en
mi mente o en la de cualquier otro espíritu creado, no tiene
existencia alguna o bien subsisten en la mente de algún espíritu
eterno". Einstein llevó esta corriente de pensamiento a sus últimos
límites, al demostrar que inclusive el espacio y el tiempo son formas
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 19

de intuición, que no pueden divorciarse de nuestra conciencia, al


igual que los conceptos de color, forma o tamaño. El espacio no tiene
realidad objetiva, excepto como un ordenamiento o disposición de los
objetos que percibimos en él, y el tiempo no tiene existencia
independiente del orden de los acontecimientos mediante los cuales
lo medimos.
Este tipo de precisiones poseen una enorme
importancia para la ciencia moderna, puesto que junto con la
reducción que los filósofos hacen de la realidad objetiva a un mundo
que no es sin la sombra de las percepciones, los científicos se
percatan de las alarmantes limitaciones de los sentidos humanos.
Cualquiera que haya hecho pasar un rayo de luz a través de un
prisma de cristal y visto el arco iris de colores del espectro solar
refractado en una pantalla, ha visto el intervalo total de la luz visible.
Porque el ojo humano es sensible únicamente a una delgada banda
de radiación comprendida entre el rojo y el violeta. Una diferencia de
unas pocas cienmilésimas de centímetro en la longitud de onda
constituye la diferencia entre la visibilidad y la invisibilidad. La
longitud de onda de la luz roja es de 0,00007 cm. y la de la luz
violeta de 0,00004 cm..
Pero el Sol emite también otros tipos de radiación.
Los rayos infrarrojos, por ejemplo, cuya longitud de onda varia entre
0,00008cm. y 0.032 cm. son precisamente demasiado largos como
para excitar la retina y producir una sensación de luz, a pesar de que
la piel siente su impacto como calor. Análogamente, los rayos
ultravioletas, cuya longitud de onda varia entre 0.00003 cm. y
0.000001 cm. son demasiado cortos como para que el ojo los
perciba, pero pueden ser registrados en una placa fotográfica.
También se pueden hacer fotografías con la luz de los rayos X, cuya
longitud de onda es aún más corta que la de los rayos ultravioletas.
Hay, además, otras ondas electromagnéticas de menos y mayor
frecuencia -los rayos gamma del radio por ejemplo- que pueden
descubrirse en diversas formas y difieren de la luz solamente en su
longitud de onda. Es evidente, por lo tanto, que el ojo humano
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 20

suprime la mayoría de las luces del mundo, y que lo que el hombre


puede percibir de la realidad que lo rodea es deformado y debilitado
por las limitaciones de su órgano de la visión. Vería el mundo de
manera muy diferente si, por ejemplo, su ojo fuera sensible a la luz
de los rayos X. 3

El darnos cuenta de que todo nuestro conocimiento


del universo no es más que un residuo de impresiones oscurecidas
por nuestros sentidos imperfectos, parece convertir a la pregunta por
la realidad en algo totalmente desesperanzado: si nada tiene
existencia, excepto en la forma de ser percibido, el mundo se

3El espectro electromagnético revela la pequeñísima parte de radiación visible al


ojo humano. Desde el punto de vista de la física, la única diferencia entre las
ondas de radio, la luz visible y las formas de radiación de alta frecuencia, como los
rayos X y los rayos gamma, estriba en su longitud de onda. De esta enorme
variedad de radiaciones electromagnéticas, que va de los rayos cósmicos, cuya
longitud de onda es de solamente una cienbillonésima de centímetro, hasta ondas
de radio con longitudes infinitas, el ojo humano selecciona únicamente la estrecha
banda opaca del dibujo detallado a continuación. La percepción que tiene el
hombre del universo en que vive está, pues, restringida por las limitaciones de su
órgano visual. Las longitudes de onda en la figura se han indicado mediante
potencias del número 10. Por ejemplo, 10 al cubo equivale a mil, y diez elevado a
menos tres equivale a uno dividido entre mil.
LUZ VISIBLE
ONDAS CORTAS RADIO
ESPECT.DE CHISPAS
ONDAS CALORICAS
RAYOS COSMICOS

ULTRAVIOLETAS
RAYOS GAMMA

INFRARROJOS

ONDAS RADIO

SIDERALES
ONDAS RADIO
DESCONOCIDO

TELEVISION
RAYOS X

RADAR

-14-13-12 -11 -10 -9 -8 -7 -6 -5 -4 -3 -2 -1 2 3 4 5 6 7 8 9


10 10 10 10 10 10 10 10 10 10 10 10 10 10 10 1 10 10 10 10 10 10 10 10
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 21

disolvería en una anarquía de percepciones individuales. Sin


embargo, un orden extraño rige nuestras percepciones como si
realmente existiese un fundamento de realidad objetiva que nuestros
sentidos traducen. A pesar de que ningún hombre puede saber si su
sensación de rojo o de la nota do es la misma que la de otro, es
posible, sin embargo, obrar suponiendo que todo el mundo ve los
colores y oye las notas de la misma forma.
Berkeley, Descartes y Spinoza atribuyeron a Dios
esta armonía funcional de la naturaleza. Los físicos modernos, que
prefieren resolver sus problemas sin recurrir a Dios, ponen de relieve
que la naturaleza obra, misteriosamente, según principios
matemáticos. Es precisamente la ortodoxia matemática la que
permite a teóricos como Einstein predecir y descubrir leyes naturales
simplemente mediante la resolución de ecuaciones. Pero la paradoja
de la física actual es que, con cada mejoramiento en su aparato
matemático, la distancia que media entre el observador y el mundo
objetivo de la descripción científica se torna cada vez más grande.
3.-LA NATURALEZA DE LA LUZ
El primer paso de retirada de la ciencia de las
explicaciones mecánicas hacia la abstracción matemática fue dado
en 1900 cuando Max Planck formuló su teoría de los cuanta para
investigar y resolver ciertos problemas planteados por el estudio de
la radiación. Es sabido que cuando cuerpos calentados se tornan
incandescentes, emiten un resplandor rojo que se vuelve naranja,
luego amarillo y finalmente blanco, a media que aumenta la
temperatura. Enormes esfuerzos fueron hechos durante el siglo
pasado para formular una ley que explicase como variaba la cantidad
de energía radiante, liberada por esos cuerpos calentados, en
relación con la longitud de onda y la temperatura. Todos los intentos
fallaron hasta que Plank encontró por medios matemáticos una
ecuación que satisfacía los resultados de la experimentación. El
rasgo extraordinario de su ecuación fue que se basaba en el
supuesto de que la energía radiante no es emitida por una corriente
contínua, sino en pequeñas porciones discontínuas que llamó cuanta.
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 22

Plank no tenía prueba alguna en que apoyar su


hipótesis, puesto que nadie sabía nada acerca del mecanismo de
radiación, sin embargo, sobre pruebas puramente teóricas concluyó
que cada cuanta lleva consigo una cantidad de energía expresada
por la ecuación E=h.v, en la que v es la frecuencia de la radiación y h
es la constante de Plank, cierto pequeñísimo número que ha
demostrado ser una de las constantes más fundamentales de la
naturaleza.(el número es aproximadamente
0,000000000000000000000000006624). En cualquier proceso de
radiación, la cantidad de energía emitida, dividida por la frecuencia
es siempre igual a h. A pesar de que la constante de Plank ha
dominado los cómputos de la física atómica durante más de medio
siglo, no podemos explicar su magnitud más de lo que podemos
explicar la velocidad de la luz. Como otras constantes universales es
simplemente un hecho matemático del que no se puede dar
explicación. Sir Arthur Eddington hizo la observación de que
cualquier ley de la naturaleza le debe parecer irracional al hombre
racional. Desde esta irónica afirmación pensó que el principio
cuántico de Plank es una de las pocas leyes que la ciencia ha
revelado.
Todo lo que se podía inferir de la conjetura de Plank
no se puso de manifiesto hasta 1905, fecha en que Einstein, que fue
uno de los pocos físicos que apreció su significación, llevó la teoría de
los cuanta a un nuevo dominio del conocimiento. Plank creyó que
había encontrado únicamente las ecuaciones de la radiación, pero
Einstein postuló que todas las formas de energía radiante (luz, calor,
rayos x, etc..), viajan realmente a través del espacio en cuantas
discontínuos. Así, la sensación de calor que experimentamos al
sentarnos junto a un fuego, es simplemente el resultado del
bombardeo que nuestra piel recibe de innumerables cuantas de calor
radiante. Análogamente, las sensaciones de color son originadas por
el bombardeo de los nervios ópticos por cuantas de luz, que difieren
unos de otros, justo como la frecuencia varia en la ecuación E=h.v
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 23

Einstein verificó esta idea formulando una ley que


definía exactamente el extraño fenómeno conocido con el nombre de
efecto fotoeléctrico. Los físicos no había podido explicarse el hecho
de que cuando un haz de luz violeta pura se lanza sobre una placa de
metal, esta expele una lluvia de electrones. Si una luz de frecuencia
más baja, por ejemplo amarilla o roja, cae sobre la placa, ésta expele
electrones también, pero a menores velocidades. El vigor con que los
electrones son arrancados de la placa de metal depende únicamente
del color de la luz, y no de su intensidad. Si la fuente de luz es
removida a una distancia considerable y reducida a un pequeño
resplandor, el número de electrones que saltan de la placa es menor,
pero su velocidad no cambia. La acción es instantánea incluso
cuando la luz es prácticamente imperceptible.
Einstein decidió que estos efectos peculiares
podrían explicarse, solamente, si suponemos que la luz está
compuesta de partículas individuales o "granos de energía" que
llamó fotones, y que cuando uno de estos golpea un electrón, la
acción resultante es comprable al choque de dos bolas de billar.
Pensó, además, que los fotones de radiación violeta, ultravioleta, y
otras de alta frecuencia llevan más energía que los fotones de
radiación roja e infrarroja, y que la velocidad con que los electrones
se desprenden de la placa de metal es proporcional a la energía
contenida en el fotón que la golpea. Einstein expresó estos principios
en una serie de ecuaciones que le hicieron, años después, merecedor
del premio Nobel, e influyeron profundamente en los trabajos
posteriores de física y espectroscopia. La televisión, y otras
aplicaciones de la célula fotoeléctrica, deben su existencia a la ley
fotoeléctrica de Einstein.
4

Así, aduciendo un nuevo e importante principio


físico, Einstein resolvió, al mismo tiempo, uno de los más profundos e
inquietantes enigmas de la naturaleza. Nadie duda actualmente de
que la materia está hecha de átomos, los que, a su vez, están

4
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 24

compuestos de "materiales de construcción" aún más pequeños. Pero


la noción de Einstein de que la luz está compuesta de partículas
discontínuas chocó con la "venerable" teoría de que la luz está
compuesta de ondas.
Existen indudablemente, ciertos fenómenos de la
luz que sólo pueden explicarse mediante la teoría ondulatoria. Por
ejemplo, las sombras de objetos ordinarios aparecen nítidamente
definidas, pero cuando se pone un cabello o un alambre muy
delgado, entre una fuente de luz y una pantalla, no arrojan una
sombre definida, lo que indica que los rayos luminosos se han
curvado alrededor de ellos en la misma forma en que las ondas de
agua se curvan alrededor de una roca. Análogamente, si hacemos
pasar un haz de luz a través de una apertura redonda, un disco
luminoso, bien definido, se proyectará sobre la pantalla; pero si
reducimos la apertura al tamaño de un agujero perforado por un
alfiler, entonces el disco aparecerá rodeado de bandas concéntricas
alternantes, luminosas y oscuras. Este fenómeno es conocido con el
nombre de difracción y ha sido comparado con la tendencia que
tienen las ondas del mar a curvarse y a divergir al pasar a través de
la estrecha boca de un puerto. Si en lugar de un sólo agujero de
alfiler, usamos dos, que estén muy cerca uno del otro, las dos
conformaciones de difracción se fundirán en una serie de bandas
paralelas. Igual que dos sistemas de ondas que se encuentran en una
piscina se reforzarán recíprocamente cuando se encuentren cresta
con cresta y se anularán el uno al otro cuando la cresta de una ola
coincida con el valle de la otra, así en el caso de los agujeros
adyacentes, las bandas luminosas aparecerán cuando dos ondas
luminosas se refuercen recíprocamente y las bandas oscuras cuando
se interfieran. Estos fenómenos, difracción e interferencia, son
estrictamente característicos de ondas, y no ocurrirían si la luz
estuviese compuesta de corpúsculos. Más de dos siglos de
experiencia y teoría, aseguran que la luz debe propagarse por ondas.
Sin embargo, la ley del efecto fotoeléctrico de Einstein muestra que
la luz debe consistir de fotones.
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 25

La pregunta de si la luz está formada por ondas o


por partículas no ha sido contestada todavía. El carácter dual de la
luz es, sin embargo, solamente un aspecto de una más profunda y
extraordinaria dualidad que llena toda la naturaleza.
La primera insinuación de este dualismo se hizo en
1925, cuando un joven físico francés llamado Luis de Broglie, sugirió
que los fenómenos envueltos en las relaciones recíprocas de materia
y radiación se entenderían mejor si se pensara en los electrones no
como partículas individuales, sino como sistemas de ondas. Este
concepto audaz deshacía dos décadas de investigación cuántica
durante las cuales los físicos se habían formado ideas muy
específicas acerca de las partículas elementales de materia. El átomo
había sido representado como un pequeño sistema solar, compuesto
de un núcleo central rodeado de un número variable de
electrones.que giraban en órbitas circulares o elípticas. El electrón
era menos vívido. Los experimentos habían demostrado que todos
los electrones tenían exactamente la misma masa y la misma carga
eléctrica, y parecía natural considerarlos como las unidades
primarias del universo. Parecía lógico también, al principio,
representarlos simplemente como esferas sólidas. Sin embargo, a
medida que avanzaba la investigación, comenzaron a desafiar la
observación y la medida. Su comportamiento parecía demasiado
complejo para cualquier partícula material. Por ello, el físico inglés Sir
James Jeans declaró: "La esfera sólida tiene siempre una posición
5

definida en el espacio, el electrón aparentemente no la tiene. Una


esfera sólida ocupa una cantidad muy definida de espacio, discutir
cuanto lugar ocupa un electrón es tan insensato como discutir cuanto
lugar ocupa un miedo, una ansiedad o una incertidumbre".
Poco después de que Broglie hablase de "ondas
materia" un físico vienés Schroedinger, desarrolló la misma idea en
forma matemática coherente, creando un sistema que explicaba los
fenómenos cuánticos atribuyendo funciones de onda específicas a

5
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 26

protones y electrones. Este sistema, conocido como "mecánica de


ondas", fue corroborado en 1927 cuando dos físicos americanos,
Davisson y Germer, probaron mediante experimentos que los
electrones exhiben características de ondas. Dirigieron un haz de
electrones contra un cristal metalizado y obtuvieron difracciones
parecidas a las que se producen cuando pasa la luz a través de un
agujero de alfiler . Sus mediciones indicaron, además, que la longitud
6

de onda de un electrón es exactamente de la magnitud predicha por


la ecuación de Broglie l=h/m.v, donde v es la velocidad del electrón,
h es la constante de Plank y m es la masa. Experimentos posteriores
demostraron que no sólo los electrones, sino los átomos e inclusive
las moléculas producen resultados típicos de onda al ser difractados
por una superficie de cristal, que sus longitudes de onda son
exactamente las que Broglie y Schroedinger predijeron. La única
conclusión posible era la de que toda la materia está hecha de ondas
y que vivimos en un mundo de ondas.
La paradoja presentada por ondas de un lado y
partículas de otro fue resuelta por varios avances logrados en la
década anterior a la segunda guerra mundial. Los físicos alemanes
Heisenberg y Born desarrollaron un nuevo aparato matemático que
7

permitía una exacta descripción de los fenómenos cuánticos, ya


fuese en función de ondas o en función de partículas. La idea detrás
de su sistema ha tenido una profunda influencia en la filosofía de la
ciencia. Sostenían que los físicos no debían preocuparse de las
propiedades de un simple electrón; en el laboratorio se trabaja con
haces o lluvias de electrones, cada uno de los cuales tiene miles de
millones de partículas individuales u ondas, ya que en conjunto
pueden describirse de cualquier forma. Por ejemplo, si dos físicos se
encontrasen en una playa, uno de ellos podría analizar una ola del

6Un cristal, debido a que sus componentes atómicos están dispuestos de forma
ordenada e igual, puede servir de rejilla de difracción para longitudes de onda muy
cortas, tales como los rayos X
7 Teóricos de la llamada física cuántica.
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 27

mar diciendo: sus propiedades e intensidad están claramente


indicadas por la posición de su cresta y su valle, mientras que el otro
podría, con igual exactitud, observar: la sección que usted denomina
cresta es importante sencillamente porque contiene más moléculas
de agua que el área que usted llama valle. De la misma manera,
Born tomó la expresión matemática usada por Schroedinger en sus
ecuaciones para denotar la función de onda, y la interpretó como una
probabilidad en un sentido estadístico. Es decir, pensó que la
intensidad de cualquier parte de una onda era la medida de la
distribución probable de partículas en ese punto. Así, trató el
fenómeno de la difracción, que hasta entonces sólo la teoría
ondulatoria podía explicar, en función de la probabilidad de que
ciertos corpúsculos -cuantas de luz o electrones- sigan ciertas
trayectorias y lleguen a ciertos lugares. De esta manera, las "ondas
de materia" fueron reducidas a "ondas de probabilidad". No importa
ya como nos representemos visualmente un electrón o un átomo o
una onda de probabilidad. Las ecuaciones de Heisenberg o de Born
se ajustan a cualquier representación. Podemos, pues, si queremos
imaginar que vivimos en un universo de ondas, en un universo de
partículas, o como ha dicho un científico bromista, en un universo de
"ondículos".

4.-ALGUNAS CONSIDERACIONES SOBRE LA FISICA


CUANTICA
Así, mientras la física cuántica define con gran
exactitud las relaciones matemáticas que gobiernan las unidades
básicas de radiación y materia, oscurece más la verdadera
naturaleza de ambas. La mayoría de los físicos actuales, sin
embargo, consideran ingenuo especular sobre la verdadera
naturaleza de cualquier cosa. Sostienen que un científico no puede
hacer más que recoger sus observaciones. Por lo tanto, si al efectuar
dos experimentos con diferente instrumental, uno parece indicar que
la luz está compuesta de partículas y el otro que está compuesta de
ondas, debe aceptar ambos resultados, considerándolos no como
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 28

contradictorios sino como complementarios; por sí sólo, ninguno de


los dos conceptos es suficiente para explicar la luz, pero aunados sí
pueden hacerlo. Ambos conceptos son necesarios para describir la
realidad y no tiene sentido preguntar cual es realmente verdadero.
En el léxico abstracto de la física cuántica no existe la palabra
"realmente".
Por otra parte, es inútil pensar que la invención de
herramientas más perfectas y adecuadas le permita al hombre
ahondar mucho más en el microcosmos. Todos los sucesos del
universo atómico están señalados por una indeterminación que el
refinamiento de instrumentos medidas no podrá eliminar jamás. Lo
que hay de caprichoso en el comportamiento atómico no puede
atribuirse a una imperfección o incapacidad de los instrumentos
humanos, es el resultado de la propia naturaleza de las cosas, como
demostró Heisenberg en 1927 con su famosa ley física conocida con
el nombre de principio de incertidumbre. Para ilustrar su tesis,
Heisenberg imaginó un experimento en el cual un físico trata de
observar la posición y velocidad de un electrón en un movimiento
8

usando un microscopio inmensamente poderoso. Ahora bien, como


ya se ha dicho, un sólo electrón no parece tener posición ni velocidad
definidas; un físico puede definir el comportamiento electrónico con
bastante exactitud siempre y cuando trabaje con un gran número de
ellos. Pero cuando trata de localizar un electrón en particular en el
espacio, lo más que puede decir es que un cierto punto de los
complejos movimientos ondulatorios supuestos representa la
posición probable del electrón en cuestión. El electrón individual es
una manchita -tan indeterminada como el viento o como una onda
sonora- y cuantos menos electrones estudie el físico, tanta más
indeterminación arrojarán sus investigaciones. Para demostrar que
esta indeterminación no es un síntoma de inmadurez de la ciencia
sino una barrera de la naturaleza, Heisenberg supuso que el
microscopio humano usado por su físico imaginario tenía un poder de

8En física velocidad alude tanto a dirección como a rapidez


A. Einstein y la Teoría de la relatividad 29

aumento de cien mil millones de diámetro capaz de poner al alcance


del ojo humano un electrón. Pero ahora nos encontramos con otra
dificultad, como un electrón es más pequeño que una onda luminosa,
el físico puede iluminarlo únicamente usando una longitud de onda
menor. Inclusive los rayos X son inútiles. El electrón puede hacerse
visible solo mediante los rayos gamma de alta frecuencia del radio,
pero recordemos que el efecto fotoeléctrico mostró que los fotones
de luz ordinaria ejercen una fuerza violenta sobre los electrones; los
rayos X los golpean aún más fuertemente. El impacto de los rayos
gamma, todavía más potentes sería, por lo tanto, verdaderamente
desastroso.
El principio de incertidumbre asegura que es y será
completamente imposible determinar simultáneamente la velocidad
y posición de un electrón, es decir, aseverar que el electrón "está en
este preciso lugar" y se mueve "con esta y otra velocidad". Ya que,
por el mero hacho de observar su posición cambia su velocidad; y a
la inversa cuanto más exactamente sea determinada su velocidad,
tanto más indefinida será su posición. Cuando el físico calcula el
margen de incertidumbre en sus cómputos de velocidad y posición
de un electrón obtiene siempre una función de ese número
misterioso h que conocemos como constante de Plank.
Así, la física cuántica demuele los dos pilares de la
vieja ciencia, causalidad y determinación, pues al trabajar con
estadísticas y probabilidades abandona toda idea de que la
naturaleza exhibe un orden inexorable de causa y efecto. Y al admitir
los márgenes de incertidumbre abandona la antigua esperanza de
que la ciencia, dados el estado presente y la velocidad de todos los
cuerpos materiales del universo, pueda predecir la historia del
cosmos en todos los tiempos. Si los sucesos físicos son
indeterminados y el futuro no se puede predecir, lo que nos queda es
la infinita incertidumbre de un universo caprichoso. Otra conclusión
de mayor importancia científica es que, con la evolución de la física
cuántica, la barrera que se levanta entre el hombre, que atisba a
través de las nubladas ventanas de sus sentidos, y cualquier realidad
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 30

objetiva que pueda existir se ha tornado insalvable, ya que cuando


trata de penetrar en el mundo objetivo "real" lo cambia y lo
distorsiona por el mero hacho de observarlo, y cuando trata de
divorciar este mundo real de sus percepciones sensoriales, no le
queda más que un esquema matemático. Se parece a un ciego que
tratara discernir la forma y la textura de un copo de nieve: en cuanto
lo tocara con la cara o los dedos lo fundiría. Un electrón, un fotón,
una onda de probabilidades, no pueden representarse visualmente,
sólo son útiles para expresar las relaciones matemáticas del
microcosmos.
A la pregunta de por qué la física usa métodos tan
"esotéricos" de descripción, el físico responde: porque las ecuaciones
de la física cuántica definen los fenómenos fundamentales fuera del
alcance visual con más exactitud que cualquier modelo mecánico. En
otras palabras, funcionan, como ha sido dramáticamente demostrado
por los cómputos que crearon la bomba atómica. El objetivo del físico
es enunciar las leyes de la naturaleza en términos matemáticos cada
vez más precisos. Mientras que el físico del siglo XIX se representaba
la electricidad como un fluido,y con esta metáfora en mente
desarrolló las leyes que generaron nuestra presente era eléctrica, el
físico del siglo XX trata de evitar las metáforas. Sabe que la
electricidad no es un fluido y que conceptos plásticos tales como
onda o partícula, si bien sirven de guías para nuevos
descubrimientos, no deben ser aceptados como representaciones
exactas de la realidad. En el lenguaje abstracto de las matemáticas,
describe el comportamiento de las cosas, aunque no sabe, o no
necesita saber, lo que son.
Sin embargo, hay físicos para los cuales el vacío
que media entre la ciencia y la realidad es todo un reto. Einstein ha
expresado más de una vez su esperanza de que el método
estadístico de la física cuántica no sea más que un estado transitorio
del saber. "No puedo creer que dios juegue a los dados con el
mundo". Repudia la doctrina positivista de que la ciencia sólo puede
recoger y poner en relación recíproca los resultados de la
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 31

observación; cree en un universo de orden y armonía. Y cree que,


buscando, el hombre puede alcanzar aún el conocimiento de la
realidad física. Con este fin, Einstein ha mirado no dentro del átomo,
sino hacia fuera, hacia las estrellas.

5.-NAVEGANDO POR UN MISTERIOSO MAR DE ETER


En su Ensayo sobre el entendimiento humano el
filosofo John Locke escribió hace trescientos años: "Es así como una
de las piezas de ajedrez que han quedado en el tablero, en las
casillas donde las dejamos, decimos que están todas en el mismo
lugar o que no han sido movidas, aun cuando quizá, el tablero ha
sido llevado, entre tanto, de un cuarto a otro(...). Del tablero también
decimos que está en el mismo lugar en que estaba si permanece en
la misma parte del camarote, aunque quizá el navío que lo contiene
haya estado navegando durante todo ese tiempo. Y del navío se dice
que está en el mismo lugar mientras guarda la misma distancia con
las partes de la costa vecina, aunque quizá, la Tierra ha girado
mientras tanto, de tal suerte que, tanto las piezas de ajedrez como el
tablero y el navío han mudado todas de lugar respecto a cuerpos
más remotos".
Encerrado en esta imagen de las piezas que se
mueven sin haber sido movidas está un principio de la relatividad: la
relatividad de la posición. Pero esto sugiere otra idea: la relatividad
del movimiento. Cualquiera que haya viajado en tren sabe con que
rapidez pasa otro que viaja en la dirección contraria, y cómo parece
que casi no se mueve cuando ese otro tren viaja en la misma
dirección. Una variante de este ejemplo se produce también dentro
de un espacio cerrado. A veces, un tren comienza a moverse con tal
suavidad que los pasajeros no lo notan. Entonces, si miran por la
ventanilla y ven pasar un tren por la vía de al lado, no pueden saber
cual es el tren que se mueve y cual está detenido, tampoco pueden
decir la rapidez con que se mueve o en que dirección. La única forma
que tienen de juzgar su situación es mirar hacia afuera, al otro lado
del vagón, y encontrar algún punto fijo de referencia, como la
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 32

plataforma de la estación o una señal luminosa. Newton conocía


estos trucos del movimiento, solamente que pensó en barcos y no en
trenes. Sabía que estando el mar en calma, un marino puede
afeitarse, o beber su sopa, tan cómodamente como si el barco
estuviese inmóvil en el puerto. Tanto el agua de la palangana, como
la sopa del plato permanecerán inmóviles, sin agitarse,
independientemente de que la velocidad del barco sea de cinco,
quince o veinticinco nudos. Así, a menos que uno mire hacia afuera,
le será imposible saber la velocidad con que se mueve el barco, o
siquiera si se está moviendo. Ahora bien, si el mar se agita, o el
barco cambia repentinamente de dirección, notará su estado de
movimiento. Pero dadas las condiciones ideales de un mar en
perfecta calma y un buque silencioso, nada que se haga bajo
cubierta revelará su velocidad en el mar. El principio físico indicado
por estas consideraciones lo formuló Newton en 1687 del siguiente
modo: "Los movimientos de cuerpos encerrados en un determinado
espacio son los mismos, tanto en el caso de que ese espacio esté en
reposo, como en el supuesto de que se mueva uniformemente en
línea recta, sin movimiento circular". Este es conocido como el
principio de la relatividad newtoniano o galileano. Puede expresarse
en forma más general de la manera siguiente: las leyes mecánicas
que son válidas en un lugar, lo son igualmente en cualquier otro
lugar que se mueva uniformemente en relación al primero.
La importancia filosófica de este principio estriba en
lo que dice acerca del universo, ya que la mira de la ciencia es
explicar el mundo en que vivimos, como un todo y en cada una de
sus partes, para el científico es esencial poder confiar en la armonía
de la naturaleza. Debe creer que las leyes físicas que le son
reveladas en la Tierra son en verdad leyes universales. Cuando
Newton relacionó la caída de una manzana con el girar de los
planetas alrededor del Sol, encontró una ley universal. Y a pesar de
que ilustró su principio del movimiento relativo con un barco que
navega, estaba realmente pensando en la Tierra. Para todos los fines
ordinarios de la ciencia, la Tierra puede considerarse como un
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 33

sistema estacionario. Podemos decir si queremos, que las montañas,


los valles los árboles, las casas, etc.., están en reposo, y que los
animales, automóviles y aviones están en movimiento. Pero para el
astrofísico, la Tierra, lejos de estar en reposo, gira en el espacio
vertiginosa y complicadamente. A más de su rotación diaria
alrededor de su eje, a la velocidad de 1,600 kilómetros por hora, y de
su revolución anual alrededor del Sol a la velocidad de 30 kilómetros
por segundo, la Tierra describe también varios movimientos
giratorios menos conocidos. Contra lo que se cree, la Luna no gira
alrededor de la Tierra; giran la una alrededor de la otra, o más
exactamente, alrededor de un centro e gravedad común. Todo el
sistema solar, además, se mueve dentro del sistema estelar local a la
velocidad de 20 kilómetros por segundo; el sistema estelar local se
mueve dentro de la Vía láctea a la velocidad de 300 kilómetros por
segundo, y la Vía Láctea se aleja de las remotas galaxias externas a
la velocidad de 160 kilómetros por segundo, y todos en diferentes
direcciones.
A pesar de que Newton no pudo conocer la
complejidad total de los movimientos, le preocupó el problema de
distinguir el movimiento relativo del absoluto en un universo
aturdidamente atareado. Sugirió que "en las remotas regiones de
estrellas fijas, o quizás más allá de ellas, podría existir algún cuerpo
en reposo absoluto", pero admitió que esto no se podía comprobar
usando un cuerpo celeste al alcance de la visión humana. Por otro
lado Newton pensó que era factible que el espacio fijo sirviese de
marco fijo de referencia, al cual el girar de las estrellas y galaxias
pudiera referirse en términos de movimiento absoluto. Consideraba
el espacio como una realidad física, estacionaria e inamovible, y
aunque no pudo fundar esta convicción con argumentos científicos,
se aferró a ella apoyándose en la teología. Para Newton el espacio,
como ya vimos, representaba la divina omnipresencia de Dios en la
naturaleza.
En los dos siglos siguientes pareció que el punto de
vista de Newton prevalecería. Por cuanto, al desarrollar la teoría
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 34

ondulatoria de la luz, los científicos encontraron necesario dotar al


espacio vacío de propiedades mecánicas; sintieron la necesidad de
suponer que el espacio era una especie de sustancia. Antes que
Newton el filósofo francés Descartes arguyó que la mera separación
9

de los cuerpos por una distancia probaba la existencia de un medio


entre ellos. Para los físicos de los siglos XVIII y XIX era obvio que si la
luz consistía de ondas, debería existir un medio que las sustentara,
tal como el agua propaga las olas del mar, y el aire transmite las
vibraciones que llamamos sonido. Así, cuando los experimentos
mostraron que la luz puede viajar en el vacío, los científicos
concibieron una sustancia hipotética que llamaron eter y que, según
ellos, llenaba el espacio y la materia. Posteriormente, Faraday
propuso otro tipo de eter como vehículo de fuerzas eléctricas y
magnéticas. Cuando finalmente Maxwell identificó la luz como una
perturbación electromagnética, el eter parecía haber ganado su caso.
El producto final de la física newtoniana fue un
universo ocupado por un medio invisible, en el que erraban las
estrellas y a través del cual viajaba la luz como las vibraciones en un
plato de gelatina. Proporcionó un modelo mecánico para todos los
fenómenos conocidos de la naturaleza y, además, el marco fijo de
referencia, el espacio absoluto e inmutable que la cosmología de
Newton requería. Sin embargo, el eter presentaba algunos
problemas, el menor de los cuales no era que su existencia no había
sido demostrada. Para decidir de una vez por todas si realmente
existía eso que llamaban eter, dos físicos americanos, A.A. Michelson
y E.W.Morley, realizaron un experimento, ahora clásico, en Cleveland,
el año 1881.
Así, el principio en el que Michelson y Morley
basaron su experimento era bien simple. Pensaron que si todo el
espacio es un inmóvil mar de eter, el movimiento de la Tierra a
través del mismo debería poderse registrar y medir de la misma

9 Filósofo francés racionalista que no destaca por su importancia en los estudios de


física
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 35

manera que los marinos miden la velocidad de un barco a través del


mar. Como hizo ver Newton, es imposible descubrir el movimiento de
un barco, en aguas tranquilas, por medio de experimentos mecánicos
realizados en su interior. Los marinos averiguan la velocidad de un
barco, lanzando al mar un tronco al que se ha arrollado una cuerda
anudada a intervalos iguales y contando los nudos que pasan en
cierto espacio de tiempo. Para descubrir el movimiento de la Tierra a
través del mar de eter, Michelson y Morley lanzaron un tronco por la
borda, y el tronco fue un rayo de luz. Si realmente la luz se propaga
por el eter, su velocidad debe verse afectada por la corriente de eter
que origina el movimiento de la Tierra. Específicamente, un rayo de
luz proyectado en la dirección del movimiento terrestre debe ser
retardado por el flujo de eter, de la misma manera que es retardado
un nadador al ir contra corriente. La diferencia debe ser poca, pues la
velocidad de la luz (que fue determinada exactamente en 1849) es
de 298,055 kilómetros por segundo, mientras que la velocidad de la
Tierra en su órbita alrededor del Sol es de sólo 30 Kilómetros por
segundo. Por lo tanto, un rayo de luz enviado contra la corriente de
eter debería ir a la velocidad de 298,025 kilómetros por segundo,
mientras que uno enviado a favor de la corriente de eter debería ir a
la velocidad de 298,085 kilómetros por segundo. Con esta idea en
mente Michelson y Morley construyeron un instrumento de tal
precisión, que podía registrar variaciones de fracción de kilómetros
por segundo en la enorme velocidad de la luz. Este instrumento, que
llamamos interferómetro, consistía de un grupo de espejos colocados
de manera tal que un rayo luminoso podía ser dividido en dos y
lanzado en diferentes direcciones al mismo tiempo.
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 36

Placa de cristal

Fuente luminosa

A C

El interferómetro de Michelson Morley consistía en


una serie de espejos, dispuestos de manera que un rayo emitido de
una fuente luminosa (a la izquierda) se dividía y era enviado en dos
direcciones al mismo tiempo. Esto se hizo mediante un espejo, A,
cuya cara estaba cubierta sólo de una delgada capa de plata, para
permitir que parte del rayo lo atravesase y llegase hasta el espejo C
(derecha) y el resto se reflejase en ángulo recto hacia el espejo B. Los
espejos B y C reflejaban luego los rayos al espejo A y desde allí,
reunidos de nuevo, se dirigían a un telescopio de observación T.
Como el rayo ACT tenía que atravesar tres veces el espesor del vidrio
situado detrás de la cara reflectora del espejo A, una placa de cristal
trasparente de igual espesor fue colocada entre los espejos A y B
para interceptar el rayo ABT y compensar así por este retardamiento.
El aparato se hizo girar en distintas direcciones, de manera que los
rayos ABT y ACT pudiesen ser enviados en la misma dirección, en
contra, y a ángulos rectos de la postulada corriente de eter. A
primera vista, podría parecer que un viaje "a favor de la corriente",
por ejemplo de B a A, debería equivaler en tiempo a un viaje "contra
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 37

la corriente" de A a B. Pero esto no es así; remar en un bote un


kilómetro contra la corriente y otro a favor de la corriente, toma más
tiempo que remar dos kilómetros en agua tranquila o a través de la
corriente, inclusive descontando la fuerza de arrastre del agua. De
haber existido alguna aceleración o retardamiento, de alguno de los
rayos, por la corriente de eter, el aparato óptico en T los hubiese
registrado.
El experimento se planeo y ejecutó con tal cuidado
que no se podía dudar de sus resultados. Y el resultado fue el
siguiente: no había diferencia alguna en la velocidad de los rayos
luminosos, cualquiera que fuese su dirección.
El experimento de Michelson Morley enfrentó a los
científicos a una embarazosa disyuntiva. Podían desechar la teoría
del eter, que había explicado tantos fenómenos acerca de la
electricidad, el magnetismo y la luz. O, si insistían en conservar el
eter, tenían que desechar la venerable teoría copernicana de que la
Tierra se mueve. A muchos físicos les parecía más sencillo creer que
la Tierra está en reposo, que creer que las ondas luminosas y
electromagnéticas, pudiesen existir sin un medio que las sustentara.
Fue un serio dilema que dividió la opinión científica durante un curto
de siglo. Varias hipótesis nuevas fueron lanzadas y rechazadas. El
experimento fue repetido por Morley y otros, y se llegó a la misma
conclusión: la velocidad aparente de la Tierra a través del eter era
cero.

6.-COMO UN RELOJ ANCLADO EN EL MAR


Entre los que pensaron en el enigma planteado por
el experimento de Michelson Morley figuraba un joven examinador
de la oficina de patentes de Berna, llamado Alberto Einstein. En
1905, cuando tenía 26 años de edad, publicó un pequeño artículo en
el que sugería una respuesta al problema, en forma tal, que abrió un
nuevo universo al pensamiento científico. Einstein empezó por
rechazar la teoría del eter y con ella la idea del espacio como un
sistema fijo, en reposo absoluto, dentro del cual es posible distinguir
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 38

el movimiento absoluto del relativo. El hecho indisputable


establecido por el experimento de Michelson Morley era que la
velocidad de la luz no es afectada por el movimiento terrestre.
Einstein entendió esto como la revelación de una ley universal. Si la
velocidad de la luz no es afectada por el movimiento terrestre.
Einstein entendió esto como la revelación de una ley universal. Si la
velocidad de la luz es constante, independientemente del
movimiento de la Tierra, pensaba, debe ser constante
independientemente del movimiento de cualquier sol, luna estrella
meteoro o cualquier otro sistema que se mueva en cualquier lugar
del universo. De esto se dedujo una generalización más amplia y
aseguró que las leyes de la naturaleza son iguales para todos los
sistemas que se mueven uniformemente. Esta sencilla declaración es
la esencia de la teoría especial de la relatividad de Einstein.
Incorpora el principio de la relatividad de Galileo, que declara que las
leyes mecánicas son las mismas para todos los sistemas que se
mueven uniformemente. Pero su formulación es más amplia, porque
Einstein no pensaba sólo en leyes mecánicas, sino también en las
leyes que gobiernan la luz y otros fenómenos electromagnéticos. Así
pues, las unió en un postulado fundamental: todos los fenómenos de
la naturaleza, todas las leyes, son los mismos para todos los
sistemas que se mueven uniformemente unos respecto de otros.
Aparentemente, no hay nada asombroso en esta
declaración. Simplemente reitera la fe de los científicos en la armonía
de las leyes naturales. Aconseja también a los hombres de ciencia
que dejen de buscar un marco de referencia absoluto y estacionario
en el universo. El universo es un lugar desasosegado: estrellas,
nebulosas, galaxias y todos los sistemas gravitacionales del espacio
están en incesante movimiento. Pero sus movimientos pueden
describirse, únicamente, relacionándolos unos con otros, ya que en el
espacio no hay ni direcciones ni fronteras. Es inútil, además, que los
sabios traten de descubrir la velocidad "real" de cualquier sistema,
usando la luz como rasero de medida, debido a que la velocidad de la
luz es constante en todo el universo y no afecta el movimiento de su
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 39

fuente o receptor. La naturaleza no ofrece medidas absolutas de


comparación; y el espacio es, como Leibniz vió con claridad dos
10

siglos antes que Einstein, simplemente "el orden o relación que


guardan las cosas entre sí". Sin cosas que lo ocupen no es nada.
Junto con el de espacio absoluto, Einstein descartó
el concepto de tiempo absoluto, es decir, de un flujo constante ,
invariable e inexorable del tiempo, que fuera desde un pasado
infinito hasta un futuro infinito. Gran parte de la oscuridad que ha
envuelto la teoría de la relatividad se origina en la aversión humana
a reconocer que el sentido del tiempo, como el del color, es una
forma de percepción. Tal como no existe el color sin un ojo que lo
perciba, así, un instante o una hora, o un día, no son nada sin un
acontecimiento que los señale. Y tal como el espacio es simplemente
un orden posible de objetos materiales, así el tiempo es simplemente
un orden posible de acontecimientos. La subjetividad del tiempo se
explica mejor con las propias palabras de Einstein: "Las experiencias
de un individuo se nos aparecen ordenadas en una serie de sucesos.
En esta serie, los sucesos que recordamos están ordenados de
acuerdo con el criterio de "antes" o "después". Existe, por tanto, para
un individuo, un yo-tiempo o tiempo subjetivo. este no es
mensurable en sí mismo. Yo puedo, desde luego, asociar números a
los sucesos, de tal manera que al último acontecimiento se asocia un
número mayor que al inmediatamente anterior. Esta asociación la
puedo definir con un reloj, comparando el orden de sucesos dado por
el reloj con el orden de la serie dada de sucesos. Entendemos por
reloj, algo que nos proporciona una serie de sucesos que pueden ser
contados".
Al referir nuestras propias experiencias a un reloj (o
calendario) hacemos del tiempo un concepto objetivo. Sin embargo,
los intervalos de tiempo medidos por un reloj o calendario no son

10 Filósofo alemán contemporáneo de Newton, con el que éste mantuvo animadas


polémicas. La cantidad ingente de sus escritos aún no ha podido ser clasificada ni
publicada en su integridad.
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 40

cantidades absolutas impuestas al universo por un edito divino.


Todos los relojes usados por el hombre han sido acordados por
nuestro sistema solar. Lo que llamamos una hora es en realidad una
medida en el espacio, un arco de quince grados en la rotación diaria
aparente de la esfera celeste. Y lo que llamamos un año es
simplemente una medida del avance de la Tierra en su órbita
alrededor del Sol. Un habitante de Mercurio, sin embargo, tendría
nociones muy diferentes del tiempo, ya que Mercurio hace su viaje
alrededor del Sol en 88 días terrestres, y en ese mismo periodo gira
una sola vez sobre su eje. Así, en Mercurio un día y un año son la
misma cosa. Pero nuestra noción del tiempo pierde sentido cuando la
ciencia estudia zonas alejadas de la vecindad del Sol. Porque la
relatividad nos dice que no existe un intervalo fijo de tiempo que sea
independiente del sistema a que es referido. No existe la
simultaneidad, no existe el ahora, independiente del sistema de
referencia. Por ejemplo, una persona en Nueva York puede telefonear
a una persona en Londres, y a pesar de que son las siete de la tarde
en Nueva York y medianoche en Londres, podemos decir que están
hablando "al mismo tiempo". Pero esto se debe a que ambos residen
en el mismo planeta, y sus relojes están "engranados" al mismo
sistema astronómico. La cosa se complica cuando tratamos de saber,
por ejemplo, lo que sucede en la estrella Arturo "en este momento".
Arturo está a treinta y tres años luz de distancia . Si intentasemos
11

comunicarnos con Arturo por radio "en este momento", nuestro


mensaje tardaría 38 años en llegar a su destino, y otros 38
tardaríamos en recibir respuesta. Cuando miramos a Arturo y
decimos que la vemos ahora, en 1993, estamos viendo realmente un
fantasma, una imagen proyectada sobre nuestros nervios ópticos por
rayos de luz que se alejaron de su fuente en 1956. La naturaleza no
nos permitirá saber si Arturo existe ahora hasta el 2032.

11 Un año luz es la distancia que la luz recorre en un año, aproximadamente 9,5


billones de kilómetros.
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 41

A pesar de estas reflexiones, es difícil para el


hombre, sujeto a la Tierra, aceptar la idea de que este instante que él
llama ahora, no puede aplicarse a todo el universo. Sin embargo, en
su teoría especial de la relatividad, Einstein prueba, mediante una
irrefutable sucesión de ejemplo y deducción, que no tiene sentido
hablar de sucesos que acontezcan simultáneamente en sistemas no
relacionados. Su razonamiento se desarrolla como vamos a exponer
a continuación.
En primer lugar, debemos darnos cuenta de que el
científico, cuya tarea es describir los acontecimientos físicos en
forma objetiva, no puede usar términos subjetivos como "esto",
"aquí" y ahora. Para él, los conceptos de espacio y tiempo cobran
significado físico únicamente cuando las relaciones entre sucesos y
sistemas han sido definidas. Y le es constantemente necesario, al
tratar las formas complejas de movimiento (como la mecánica
celeste, la electrodinámica, etc.), relacionar las magnitudes
encontradas en un sistema con las que aparecen en otro. Las leyes
matemáticas que definen esta relación son conocidas con el nombre
de leyes de transformación. La transformación más sencilla puede
ilustrarse con un hombre que pasea sobre la cubierta de un barco; si
camina hacia adelante, en dirección a proa, a la velocidad de 3 km.
por hora y el barco navega a 12 km. por hora, entonces la velocidad
del hombre con respecto al mar s de 15 km. por hora; si camina en
sentido contrario, su velocidad relativa al mar es de 9 km. por hora.
Como variante, podemos imaginarnos una campana de alarma que
suena en un cruce de vías. Las ondas sonoras producidas por la
campana se difunden a la velocidad de 400 m. por segundo. Un tren
se acerca al cruce a la velocidad de 20 m. por segundo. Por lo tanto
la velocidad del sonido relativa al tren es de 420 m. por segundo,
cuando el tren se acerque a la campana de alarma, y de 380 m. por
segundo tan pronto como el tren rebase la campana. Esta simple
adición de velocidades se basa en un obvio sentido común, y ha sido
aplicada a problemas de movimiento compuesto desde la época de
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 42

Galileo. Sin embargo, serias dificultades se originan cuando se usa en


conexión con la luz.
En su artículo original sobre relatividad, Einstein
subrayó estas dificultades recurriendo a otro ejemplo ferroviario. De
nuevo, tenemos un cruce, marcado ahora con una señal luminosa
que emite su haz a lo largo de la Vía, a la velocidad de 298,055
kilómetros por segundo, velocidad constante de la luz, denotada en
la física por c. Un tren se dirige hacia la señal luminosa con una
velocidad dada v. Así, por la adición de velocidades, concluimos que
la velocidad de la luz relativa al tren es c+v cuando el tren se acerca
a la señal, y c-v cuando el tren rebasa a la señal. Pero este resultado
está en contradicción con el experimento de Michelson Morley, que
demostró que la velocidad de la luz no es afectada por el movimiento
de su fuente o de su receptor. Este hecho curioso ha sido confirmado
por el estudio de estrellas dobles que giran alrededor de un centro de
gravedad común. El análisis cuidadoso de estos sistemas móviles ha
demostrado que la luz proveniente de la estrella que se acerca, llega
a la Tierra con la misma velocidad que la luz d la estrella que se
aleja. Como la velocidad de la luz es una constante universal, no
puede ser afectada, en el problema ferroviario de Einstein, por la
velocidad del tren. Incluso si imaginaramos que el tren se acerca
hacia la señal luminosa a una velocidad de dieciseis mil kilómetros
por segundo, el principio de constancia de la velocidad de la luz nos
dice que un observador que se hallara en el tren registraría la
velocidad de la luz que le viene de la señal en 298,055 kilómetros
por segundo.
El dilema presentado por esta situación es mucho
más complicado de lo que aparentemente parecía. Einstein vió que el
problema estribaba en el conflicto irreconciliable entre su creencia en
la constancia de la velocidad de la luz y el principio de adición de
velocidades. A pesar de que este último parece estar basado sobre la
rigurosa lógica de las matemáticas, Einstein reconoció en el primero
una ley fundamental de la naturaleza. Concluyó, por tanto, que debía
ser encontrada una nueva regla de transformación, que permitiese
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 43

describir relaciones entre sistemas móviles de manera que los


resultados concordaran con lo que se sabía acerca de la luz.
Einstein encontró lo que buscaba en una serie de
ecuaciones desarrolladas por el gran físico holandés H.A.Lorentz, en
conexión con una teoría específica que él había elaborado. A pesar
de que actualmente su aplicación original tiene interés,
primordialmente, para los historiadores de la ciencia, la
transformación de Lorentz vive como parte de la estructura
matemática de la relatividad. Para entender lo que dice, sin
embargo, es necesario percibir primero las fallas del viejo principio
de la adición de velocidades. Estas fallas las hizo ver Einstein por
medio de otra anécdota ferroviaria. Una vez más pensó en un trozo
de vía recta, con un observador situado en el terraplén situado junto
a la vía. Estalla una tormenta y dos rayos caen sobre la vía
simultáneamente, en puntos separados A y B



A B


Ahora bien, se pregunta Einstein, ¿Qué entendemos
por simultáneamente? pregunta Einstein. Para aclarar mejor el
ejemplo, supone que el observador está sentado precisamente en el
punto intermedio entre A y B, y está equipado con una serie de
espejos que l permiten ver los puntos A y B al mismo tiempo sin
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 44

mover los ojos. Entonces, si ambos rayos se reflejan, en sus espejos,


al mismo tiempo exactamente úeden ser considerados como
simultáneos. Ahora, un tren avanza por la vía, y un segundo
observador está sentado en el techo de uno de los vagones, con un
aparato de espejos similar al que posee el hombre del terraplén.
Ocurre que este observador móvil se encuentra directamente
enfrente del observador del terraplén en el preciso instante que los
rayos caen en A y B. La pregunta es ¿Serán los rayos simultáneos
para él? La respuesta es :no, ya que si el tren se aleja del rayo B
hacia el rayo A, es obvio que el rayo B se reflejará en sus espejos una
fracción de segundo más tarde que el rayo A. Para evitar dudas sobre
esto, podemos imaginarnos por un momento que el tren se mueve a
la velocidad de 298,055 kilómetros por segundo, que es la velocidad
de la luz. En tal caso, la luz proveniente de B que viaja a la misma
velocidad que la de A no podrá reflejarse nunca en los espejos, por
serle imposible rebasar el tren. Así, el observador a bordo del tren,
asegurará que solamente un rayo cayó sobre la vía. Por lo tanto, los
ayos que son simultáneos para el observador estacionario no lo son
para el observador que se halla a bordo del tren.
La paradoja de los rayos sirve para comprender uno
de los más sutiles y difíciles conceptos de la filosofía de Einstein: la
relatividad de la simultaneidad. Muestra que el hombre no puede
asumir que su sentido subjetivo del ahora no puede aplicarse a todas
las partes del universo, ya que como Einstein señala, "todo cuerpo de
referencia (o sistema de coordenadas) tiene su tiempo particular; a
menos que se nos diga cual es el cuerpo de referencia a que se
refiere la declaración del tiempo, no tiene sentido hablar del tiempo
de un suceso". La falacia oculta en el viejo principio de adición de
velocidades estiba, por tanto, en su suposición tácita de que la
duración de un suceso es independiente del estado de movimiento
del sistema de referencia. En el caso del hombre que se pasea sobre
la cubierta de un barco, por ejemplo, se supuso que si caminaba tres
kilómetros en una hora, registrada por el reloj del barco, su velocidad
sería la misma que la registrada por un reloj estacionario, anclado en
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 45

el mar. Se asumió, además, que la distancia que recorría en una


hora, tendría el mismo valor en relación a la cubierta del barco (el
sistema móvil), que en relación al mar (el sistema estacionario). Esto
constituye una segunda falacia de la adición de velocidades, ya que
la distancia, como el tiempo, es un concepto relativo, y no existe un
intervalo espacial que sea independiente del estado de movimiento
del sistema de referencia.
Einstein hizo ver, por tanto, que el científico que
desea describir los fenómenos de la naturaleza en términos
congruentes con todos los sistemas del universo debe considerar las
medidas de tiempo y distancia como cantidades variables. Las
ecuaciones de transformación de Lorentz hacen precisamente esto.
Conservan la velocidad de la luz como constante universal, pero
modifican todas las medidas de tiempo y distancia de acuerdo con la
velocidad de cada sistema de referencia 12

12La transformación de Lorentz relaciona los tiempos y distancias observados en


sistemas móviles con los observados en sistemas que se hallan relativamente en
reposo. Supongamos, por ejemplo, que un sistema o cuerpo de referencia, se
mueve en cierta dirección, entonces, de acuerdo con el viejo principio de adición
de velocidades, una distancia a o longitud x, medida con respecto al sistema
móvil, a lo largo del sentido de movimiento, está relacionada a la longitud x,
medida con respecto a un sistema relativamente estacionario, por la ecuación x
´=x vt, donde v es la velocidad del sistema móvil y t el tiempo. Las dimensiones y
y z´, medidas con respecto al sistema móvil a ángulos rectos con x´y ángulos
rectos entre sí (es decir altura y anchura), están relacionadas a las dimensiones y y
z en el sistema estacionario por las ecuaciones y´=y y z´=z. Finalmente, un
intervalo de tiempo t´, registrado con respecto al sistema móvil, está relacionado
al intervalo de tiempo t, registrado respecto al sistema estacionario, por t´=t. En
otras palabras, distancias y tiempos no son afectados, según la física clásica, por
la velocidad del sistema en cuestión. Pero es esta presuposición la que nos lleva a
la paradoja de los rayos. La transformación de Lorentz reduce tiempos y distancias
observados en los sistemas móviles a las condiciones del observador estacionario,
conservando la velocidad de la luz c como una constante para todos los
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 46

Así, aunque Lorentz había desarrollado sus


ecuaciones para un problema específico, Einstein las convirtió en la
base de una formidable generalización, y a la estructura de la
relatividad le añadió otro axioma: las leyes de la naturaleza
preservan su uniformidad, en todos los sistemas, cuando se
relacionan mediante la transformación de Lorentz. En el lenguaje
abstracto de las matemáticas, la significación de este axioma es
poco visible para el profano, pero en física una ecuación nunca es
una abstracción pura, es simplemente una especie de forma
taquigráfica de expresión que los científicos consideran conveniente
para describir los fenómenos de la naturaleza. A veces es también
una :piedra roseta" con la cual los físicos teóricos pueden descifrar
las regiones secretas del conocimiento. De esta forma, por deducción
del mensaje escrito en las ecuaciones de la transformación de
Lorentz, Einstein descubrió nuevas verdades sobre el mundo físico.

7.-OTRO TIEMPO, OTRO ESPACIO


Las verdades descubiertas por Einstein pueden
describirse de una forma muy concreta.. Una vez Einstein desarrolló
las bases filosóficas y matemáticas de la relatividad, tuvo que
llevarlas al laboratorio, donde las abstracciones como el tiempo y el

observadores. A continuación anotamos las ecuaciones de transformación de


Lorentz que han sustituido a las antiguas y evidentemente inadecuadas relaciones
citadas antes:
x-vt t-(v/c.c)x
x´= ; y´=y ; z´=z t´=
1-(v.v/c.c) 1-(v.v/c.c)
Hay
que destacar que, tal como en las viejas leyes de transformación, las dimensiones
y´y z´no son afectadas por el movimiento. Se verá también que si la velocidad del
sistema móvil v es pequeña en relación a la velocidad de la luz c, entonces las
ecuaciones de la transformación de Lorentz se reducen a las relaciones del viejo
principio de adición de velocidad. Pero a medida que la magnitud de v se aproxima
a la de c, entonces los valores de x´y t´cambian radicalmente.
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 47

espacio son uncidas por medio de relojes y varas de medir. Así,


traduciendo sus ideas básicas sobre el tiempo y el espacio al
lenguaje del laboratorio, Einstein hizo notar propiedades
insospechadas de los relojes y varas. Por ejemplo, un reloj colocado
en un sistema móvil marcha a un ritmo diferente que un reloj
estacionario; y una vara de medir colocada en un sistema móvil
cambia su longitud de acuerdo a la velocidad del sistema.
Específicamente el reloj se atrasa a medida que la velocidad
aumenta, y la vara de medir se encoge en el sentido de su
movimiento. Estos cambios peculiares no tienen nada que ver con la
construcción del reloj o la composición de la vara. el reloj puede ser
de péndulo, de resorte o de arena. la vara puede ser una regla de
madera o de metal, o un cable de 10 kilómetros. El retraso del reloj y
la contracción de la vara no son fenómenos mecánicos; un
observador que acompañara al reloj y la vara no notaría los cambios.
Pero un observador estacionario, es decir, estacionario en relación al
sistema móvil, encontraría que el reloj móvil se ha retrasado con
respecto a su reloj estacionario, y que la vara móvil se ha contraído
con respecto a sus unidades estacionarias de medida.
El singular comportamiento de relojes y varas
móviles da razón de la constante velocidad de la luz. Explica porqué
todos los observadores, de cualesquiera sistemas,
independientemente de su estado de movimiento, encontrarán
siempre que la luz llega y se aleja de sus instrumentos a la misma
velocidad. Ya que, a medida que su propia velocidad se acerca a la de
la luz, sus relojes se retrasan, sus varas se contraen, y todas sus
mediciones se reducen a los valores obtenidos por un observador
relativamente estacionario. Las leyes que gobiernan estas
contracciones están definidas por las transformaciones de Lorentz, y
son bien sencillas: a mayor velocidad, mayor contracción. Una vara
de medir que se moviese con una velocidad igual a nueve décimos
de la velocidad de la luz, se encogería totalmente y se reduciría a
nada. Singularmente, un reloj que viajara con la velocidad de la luz
se detendría completamente. De ello se deduce que nada puede
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 48

moverse más rapidamente que la luz, sean cuales fueren las fuerzas
que se le apliquen. así la relatividad revela otra ley fundamental de
la naturaleza: la velocidad de la luz es la velocidad máxima del
universo.
Cuando se conocen por primera vez, estos hechos
son difíciles de comprender, debido a que la física clásica sumía que
un objeto preserva sus dimensiones tanto si se halla en estado de
reposo como en estado de movimiento, y que un reloj conserva el
mismo ritmo en movimiento que en reposo. El sentido común dice
que esto debe ser así. Pero como Einstein ha hecho ver, realmente el
sentido común no es más que un depósito de prejuicios acumulados
en la mente. Rechazando estos prejuicios Einstein pudo preguntarse
¿por qué es más extraño pensar que los relojes móviles se atrasan y
que las varas móviles se contraen, que asumir que no lo hacen? La
razón de que la física diese por sentado este último punto de vista es
que el hombre, en su experiencia diaria, no encuentra nunca
velocidades suficientemente grandes para hacer manifiestos estos
cambios. En un automóvil, en un avión, e inclusive en un cohete, el
atraso de un reloj es prácticamente inconmensurable. Solamente
cuando las velocidades se aproximan a las de la luz, pueden
descubrirse los efectos relativistas. Las ecuaciones de transformación
de Lorentz muestran, claramente, que a velocidades ordinarias la
modificación en los intervalos de tiempo y espacio es prácticamente
cero. La relatividad, por lo tanto, no contradice a la física clásica,
simplemente considera los viejos conceptos como casos limitados
aplicables únicamente a las experiencias ordinarias del hombre.
Einstein salta la barrera colocada por la tendencia
humana a definir la realidad solamente tal y como la percibe el
hombre a través de la pantalla de sus sentidos. Tal como la teoría de
los cuanta demostró que las partículas elementales de la materia no
se comportan como las partículas mayores que discernimos en el
mundo de "grano grueso" de nuestras percepciones, asi, la
relatividad demuestra que no podemos predecir los fenómenos que
acompañan a las grandes velocidades a partir del comportamiento
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 49

de los objetos visibles al ojo humano. Tampoco podemos asumir que


las leyes de relatividad tratan de los casos excepcionales; por el
contrario, dan una imagen comprensiva de un universo
increíblemente complejo, en el cual los simples acontecimientos
mecánicos de nuestra experiencia terrestre son excepciones. El
científico actual, enfrentado a las tremendas velocidades que
prevalecen en el veloz universo del átomo o a las inmensidades del
espacio y del tiempo siderales, encuentra inadecuadas las viejas
leyes newtonianas. La relatividad le da, en cada caso, la descripción
exacta y completa de la naturaleza.
Cada vez que los postulados de Einstein se han
puesto a prueba, su validez ha sido ampliamente confirmada. Una
notable demostración del retardamiento relativista de los intervalos
de tiempo la produjo un experimento hecho por H.E.Ives, de los
laboratorios Bell Telephone, en 1936. Un átomo radiante puede ser
considerado como una especie de reloj en el sentido de que emite luz
de una frecuencia y longitud de onda definidas que se pueden medir
con gran precisión mediante un espectroscopio. Ives comparó la luz
emitida por los átomos de hidrógeno que se movían a grandes
velocidades con la emitida por átomos de hidrógeno en reposo, y
encontró que la frecuencia de vibración de los átomos móviles se
reducía de exacto acuerdo con la predicción de las ecuaciones de
Einstein. Como cualquier movimiento periódico sirve para medir el
tiempo, el corazón humano, hizo notar Einstein, es también un tipo
de reloj. Por lo tanto, de acuerdo con la relatividad, los latidos en una
persona que viaja con velocidad cercana a la de la luz serían
retardados, igualmente que su respiración y otros procesos
fisiológicos. No notaría este retardo porque su reloj se retrasaría en la
misma proporción. Pero juzgado por un tomador de tiempo
estacionario envejecería más lentamente 13

13 Podríamos imaginar aquí un futuro explorador cósmico abordando una nave


espacial de propulsión atómica, cruzando el vacío a, por ejemplo, 267.000
kilómetros por segundo y regresando a la Tierra después de diez años terrestres,
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 50

8.-MATERIA Y ENERGIA SON INTERCAMBIABLES


Para describir la mecánica del universo físico se
necesitaban tres cantidades: tiempo, distancia y masa. Ya que el
tiempo y la distancia son cantidades relativas, uno podría suponer
que la masa de un cuerpo también varia de acuerdo a su estado de
movimiento. De hecho, los resultados prácticos más importantes de
la relatividad han surgido de este principio: la relatividad de la masa.
En su acepción vulgar, "masa" es otra forma de
designar lo que entendemos por peso, pero para el físico denota una
propiedad completamente distinta y más fundamental de la materia,
a saber, la resistencia a cambiar de movimiento. Se necesita mayor
fuerza para mover un vagón de carga que para mover un velocípedo;
el vagón resiste al movimiento más que el velocípedo porque tiene
mayor masa. En física clásica, la masa de un cuerpo es una
propiedad fija e inmutable. Así, la masa del vagón de carga debería
permanecer constante independientemente de que se encuentre
detenido en un escape, rodando por el campo a noventa kilómetros
por hora, o lanzado por los espacios a 90.000 kilómetros por
segundo. Pero la relatividad asevera que la masa de un cuerpo móvil
no es ni mucho menos constante, sino que se acrecienta con su
velocidad. La física antigua no pudo descubrir este hecho,
simplemente porque los instrumentos y los sentidos del hombre son
demasiado bastos para notar los aumentos infinitesimales de masa,
producidos por las débiles aceleraciones de la experiencia ordinaria.
Se hacen perceptibles solamente, cuando los cuerpos alcanzan
velocidades cercanas a la de la luz. (este fenómeno, dicho sea de
paso, no está en conflicto con la contracción relativista de la
longitud. Uno se ve tentado a preguntar: ¿Cómo es posible que el
objeto se torne más pequeño y al mismo tiempo más pesado? Debe

para encontrarse, físicamente, sólo cinco años más viejo. Baste pensar (con las
posibilidades que esto ofrece para cualquier novela de ciencia a ficción), en un
periodo de tiempo superior al reseñado, o incluso en una mayor velocidad.
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 51

notarse que la contracción se verifica sólo en la dirección del


movimiento; la anchura y la altura no son afectadas. Además, por la
masa no hay que entender "pesadez", sino resistencia al
movimiento).
La ecuación de Einstein que expresa el incremento
de la masa en proporción a la velocidad es similar, por su forma, a
las otras ecuaciones de la relatividad, pero sus consecuencias son
más importantes:
m0
m=

1 - ( v /2c )2
Aquí m es la
masa del cuerpo que se mueve con velocidad v, m o es la masa en
reposo, y c la velocidad de la luz. Cualquiera que sepa un poco de
álgebra puede ver inmediatamente que si v es pequeño, como lo son
todas las velocidades de la experiencia ordinaria, entonces la
diferencia entre mo y m es prácticamente cero. Pero cuando v se
aproxima al valor de c el incremento de masa se hace muy grande, y
llega al infinito cuando la velocidad del móvil se acerca a la velocidad
de la luz.
El principio de incremento de masa es, de todos los
aspectos de la relatividad, el que ha sido verificado con más
frecuencia, y aplicado con más éxito por los físicos
experimentales.Electrones que se mueven en poderoso campos
eléctricos y partículas beta expelidas de los núcleos de las sustancias
radiactivas, alcanzan velocidades hasta de 99 centésimos de la
velocidad de la luz. Para los físicos atómicos que trabajan con estas
altas velocidades, el incremento de masa predicho por la teoría de la
relatividad no es una teoría discutible, sino un hecho empírico que
sus cómputos no pueden ignorar. De hecho, el mecanismo del
protón-sincrotón, y otras máquinas de alta energía, está diseñado
para permitir el incremento de masa de las partículas, a medida que
su velocidad se aproxima a la de la luz.
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 52

Haciendo nuevas deducciones a partir de su


principio de la relatividad de la masa, Einstein llegó a una conclusión
de incalculable importancia para el mundo. Su razonamiento es más
o menos el siguiente: dado que la masa de un cuerpo móvil aumenta
a medida que se incrementa su movimiento, y dado que el
movimiento es una forma de energía (energía cinética), la masa
incrementada de un cuerpo móvil debe provenir de su energía
incrementada. En pocas palabras: la energía tiene masa. Mediante
unos sencillos cálculos matemáticos, Einstein encontró el valor
equivalente a una masa m en cualquier unidad de energía E, y lo
expresó por la ecuación m=E/c.c. Dada esta relación, cualquiera
puede hacer l siguiente cálculo necesario para escribir la ecuación
más importante y seguramente más famosa de la historia: E=m.c.c.
El papel desempeñado por esta ecuación en el
desarrollo de la bomba atómica es conocido por la mayoría de
nosotros. Dice, en el lenguaje abreviado de la física, que la energía
contenida en cualquier partícula de materia es igual a la masa de ese
cuerpo (en gramos) multiplicada por el cuadrado de la velocidad de
la luz (en centímetros por segundo). Esta extraordinaria relación se
torna más vívida cuando sus elementos se traducen a valores
concretos: es decir, un kilogramo de carbón, si se convierte
totalmente en energía, producirá 25 mil millones de kilowatios hora
de electricidad, o tanto como podrían generar todas las plantas de
energía de EEUU funcionando contínuamente durante dos meses.
E=m.c.c da la respuesta a muchos de los viejos
misterios de la física. Explica por qué las sustancias radiactivas como
el uranio y el radio, son capaces de expeler partículas a enormes
velocidades, y hacerlo durante millones de años. Explica por qué el
Sol y las estrellas pueden radiar luz y calor durante miles de millones
de años, ya que si nuestro Sol se consumiese según los procesos
ordinarios de combustión, la Tierra habría muerto, hace muchísimo
tiempo, en helada oscuridad. Revela la cantidad de energía que
dormita en el núcleo de los átomos, y predice cuantos gramos de
uranio deben ser puestos en una bomba para destruir una ciudad.
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 53

Finalmente descubre algunas verdades fundamentales acerca de la


realidad física. Antes de conocerse la teoría de la relatividad, los
científicos se imaginaban el universo como un vaso que contenía dos
elementos distintos: materia y energía -la primera inerte, tangible y
caracterizada por la propiedad llamada masa, y la segunda activa,
invisible y sin masa. Pero Einstein demostró que la masa y la energía
son equivalentes; la propiedad llamada masa es simplemente
energía concentrada. En otras palabras, materia es energía y energía
es materia, y la distinción se refiere sólo a un estado transitorio.
A la luz de este amplio principio se resuelven varios
enigmas de la naturaleza. La desconcertante acción recíproca de la
materia y la radiación, que unas veces parece ser un concurso de
partículas y otras una reunión de ondas, se hace más inteligible. El
papel dual del electrón como unidad de materia y unidad de
electricidad, el electrón onda, el fotón, las ondas de materia, las
ondas de probabilidad, un universo de ondas, todos parecen ser
menos paradójicos. Por cuanto todos estos conceptos describen,
simplemente, diferentes manifestaciones de un misma realidad
subyacente, ya no tiene sentido preguntarse lo que "realmente" es
cada una de ellas. Materia y energía son intercambiables. Si la
materia suelta su masa y viaja con la velocidad de la luz, la llamamos
radiación o energía. Y, a la inversa, si la energía se congela y se
torna inerte, y podemos calcular su masa la llamamos materia.
Antes, la ciencia podía solamente notar sus efímeras propiedades y
relaciones cuando llegaban a ser percibidas por los sentidos del
hombre terrenal. Pero desde el 16 de junio de 1945, el hombre es
capaz de transformar una en otra. Esa noche, en Alamo Gordo
(Nuevo México), el hombre transmutó, por primera vez, una
considerable cantidad de materia en luz, calor, sonido y movimiento,
a los que llamamos energía.
Sin embrago, el misterio fundamental subsiste.
Toda la marcha de la ciencia hacia la unificación de conceptos
-reducción de toda materia a elementos y luego a unos pocos tipos
de partículas, la reducción de fuerzas al concepto único de energía, y
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 54

finalmente la reducción de materia y energía a una sola cantidad


básica, conduce todavía a lo desconocido. Las numerosas preguntas
se funden en una sola a la que tal vez nunca encontremos respuesta:
¿Cuál es la esencia de esta sustancia masa-energía?, ¿Cuál es el
estrato de la realidad física que la ciencia quiere explorar?
Así, la relatividad, como la teoría del cuanta, aleja
todavía más al intelecto humano del universo newtoniano. Ese
universo, firmemente enraizado en el espacio y el tiempo que
funciona como una gran máquina, infalible y manejable. Las leyes del
movimiento de Einstein, sus principios básicos sobre la relatividad de
la distancia, el tiempo y la masa, y sus deducciones a partir de estos
principios, comprenden lo que conocemos con el nombre de teoría
especial de la relatividad. En la década posterior a la publicación de
su obra original, amplió su sistema científico y filosófico hasta
convertirlo en la teoría general de la relatividad, mediante la cual
examino la misteriosa fuerza que guía el girar de las estrellas, los
cometas, las galaxias y todos los sistemas móviles de hierro, piedra,
vapor y flama, del inmenso e inescrutable vacío. Newton llamó a esta
fuerza gravitación universal. A partir de su propio concepto de
gravitación, Einstein obtuvo un panorama de la vasta arquitectura y
anatomía del conjunto del universo.

9.-NUESTRA ESENCIA DE VIDRIO


"El lego en matemáticas -dijo A. Einstein- siente un
misterioso estremecimiento cuando oye hablar de objetos de cuatro
dimensiones, sentimiento parecido al que despiertan los
pensamientos sobre lo oculto. Sin embargo, es casi un lugar común
decir que el mundo en que vivimos es un contínuo espacio-tiempo de
cuatro dimensiones"
El lego en matemáticas podría objetar el uso del
vocablo "lugar común", en relación con esto. Sin embargo, la
dificultad estriba más en la expresión que en las ideas. Una vez que
el significado de la palabra "continuo" es propiamente aprehendido la
imagen einsteniana del universo como un continuo espacio tiempo
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 55

de cuatro dimensiones se hace perfectamente clara. Una regla, por


ejemplo, es un contínuo unidimensional de espacio. La mayoría de
las reglas están divididas en decímetros, centímetros y milímetros.
Pero es posible imaginar una regla dividida en cien
billonésimas de centímetros. No hay razón teórica para que los
intervalos entre punto y punto no puedan ser menores aún. El
carácter distintivo de un contínuo es que el intervalo que separa dos
puntos cualesquiera puede ser dividido en un número infinito de
intervalos arbitrariamente pequeños.
Una vía de ferrocarril es un contínuo unidimensional
de espacio, y sobre él el maquinista del tren puede señalar su
posición en cualquier momento dando una sola coordenada -una
estación o un mojón. Un capitán de barco, sin embargo, tiene que
tomar en cuenta dos dimensiones. La superficie del mar es un
contínuo bidimensional. y las coordenadas por medio de las cuales el
marino fija su posición son la latitud y la longitud. El piloto de un
avión guía su aparato a través de un contínuo tridimensional, y, por
lo tanto, tiene que considerar no sólo la longitud y la latitud, sino
también su altura sobre el suelo. El continuo de un piloto constituye
el espacio tal como lo percibimos. En otras palabras, el espacio de
nuestro mundo es un contínuo de tres dimensiones.
Para describir cualquier acontecimiento físico que
comprende movimiento, sin embargo, no basta con indicar su
posición en el espacio. Es necesario indicar también cómo cambia su
posición en el tiempo. Así, para dar una imagen exacta del
movimiento del tren que va de Nueva York a Chicago, no es
suficiente indicar que el tren va de Nueva York a Siracusa, a
Cleveland, a Toledo y a Chicago, sino que también hay que señalar
los tiempos en que toca cada uno de estos puntos. Esto puede
hacerse mediante un horario o una gráfica. Si los kilómetros que hay
entre Nueva York y Chicago se dibujan horizontalmente en un trozo
de papel reglado, y las horas y los minutos son dibujados
verticalmente, entonces
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 56

Llega a Chicago a la 1.00 P.M.


TIEMPO
SOUTH BEND
12.00 P.M.
TOLEDO

9.00 A.M. CLEVELAND

6.00 A.M.
ERIE

3.00 A.M.
BUFALO

12.00 A.M.

SYRACUSE
9.00 P.M.
ALBANY
Sale de Nueva York a las 6 P.M.
6.00 P.M.

160 320 480 640 800 960 1120 1280 1440

DISTANCIA EN KILOMETROS

una línea diagonal correctamente dibujada a través de la página


ilustra el avance del tren en un contínuo espacio-tiempo
bidimensional. Este tipo de representación gráfica es familiar a la
mayoría de los lectores de periódico, por ejemplo un gráfico del
mercado de acciones da una imagen del mercado financiero en un
continuo bidimensional dolar-tiempo. De la misma manera, el vuelo
de un aeroplano de Nueva York a Los Angeles puede ser
representado mejor en un contínuo espacio tiempo de cuatro
dimensiones. El hecho de que el avión se encuentra a la latitud x,
longitud y y altitud z, no indica nada al encargado de la compañía de
aviación, a menos que la coordenada tiempo sea dada también. Así,
el tiempo es la cuarta dimensión. Y si queremos formarnos una idea
del vuelo en su conjunto, como una realidad física, no puede
descomponerse en una serie de despegues, elevaciones, planeos y
aterrizajes. Por el contrario, debemos representárnoslo como una
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 57

curva contínua en un continuo espacio tiempo de cuatro


dimensiones.
Como el tiempo es una cantidad impalpable, no es
posible hacer un dibujo o construir un modelo de un contínuo espacio
tiempo de cuatro dimensiones. Pero puede ser imaginado y
representado matemáticamente. Para describir los formidables
confines del universo, más allá de nuestro sistema solar, más allá de
los enjambres de estrellas y las nubes estelares de la vía Láctea, más
allá de las solitarias galaxias exteriores que arden en el vacío, el
científico debe representárselo todo como un contínuo de tres
dimensiones de espacio y una de tiempo. En nuestra imaginación
tendemos a separar estas dimensiones; tenemos una conciencia de
espacio y una conciencia del tiempo. Sin embargo, la separación es
puramente subjetiva, y como ha demostrado la teoría especial de la
relatividad, espacio y tiempo son cantidades relativas que varían de
acuerdo con cada observador. En cualquier descripción objetiva del
universo, tal como pide la ciencia, la dimensión tiempo no puede
separarse de la dimensión espacio más de lo que la longitud puede
separarse del ancho y espesor en una representación exacta de una
casa, un árbol o William Hurt (Sharon Stone para los que sois chicos,
14

y también os remito a la nota) De acuerdo con el gran matemático


alemán Hermann Minkowski, que desarrolló la matemática del
contínuo espacio-tiempo como un medio conveniente para expresar
los principios de la relatividad, "el espacio y el tiempo tomados por
separado se han desvanecido en puras sombras, y sólo una especie
de combinación de los dos conserva alguna realidad"
No debe pensarse, sin embargo, que el contínuo
espacio tiempo es una pura construcción matemática. El mundo es
un contínuo espacio-tiempo; toda la realidad existe en el espacio y
en el tiempo, que son inseparables. Todas las mediciones del tiempo
son realmente mediciones en el espacio, y, a la inversa, las
mediciones de espacio dependen de mediciones del tiempo.

14Puede ser sustituido por cualquier otro. Ya se sabe, el gusto también es "relativo"
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 58

Segundos, minutos, horas, días semanas, meses, estaciones y años


son medidas de la posición de la Tierra en el espacio con relación al
Sol, la Luna y las estrellas. Análogamente, la latitud y la longitud, con
las cuales el hombre define su posición espacial sobre la Tierra, están
medidas en minutos y segundos , y para computarlas exactamente
15

debemos conocer la hora del día y el día del año. "Marcas" terrestres
como el Ecuador, el Trópico de Cáncer o el círculo Artico son simples
relojes de Sol que marcan las cambiantes estaciones; el mediodía no
es más que un ángulo del Sol.
Aún así. la equivalencia de espacio y tiempo se
torna verdaderamente clara al contemplar las estrellas. Entre las
constelaciones más conocidas, algunas son "reales", en el sentido de
que sus componentes estelares son verdaderos sistemas
gravitacionales, que se mueven ordenadamente en relación de unos
con otros; otros son puramente ópticos -sus formas son accidentes
de perspectiva, creados por una aparente proximidad de estrellas no
relacionadas a lo largo de una visual. En estas constelaciones
"ópticas" uno puede observar dos estrellas de brillo igual y afirmar
que están "lado a lado" en el firmamento, mientras que en realidad
una puede estar a cuarenta y otra a cuatrocientos años luz de la
Tierra.
Obviamente, el astrónomo tiene que representarse
el universo como un contínuo espacio-tiempo. Cuando explora con el
telescopio no ve sólo hacia afuera en el espacio, sino también hacia
atrás en el tiempo. Sus sensibles cámaras pueden descubrir la débil
luminosidad de universos islas situados a 500 millones de años luz,
débiles destellos que empezaron su viaje en un periodo de tiempo
terrestre, en que los primeros vertebrados comenzaban a arrastrarse
desde los calientes mares paleozoicos a los jóvenes continentes de la
Tierra. Su espectroscopio le dice, además, que estos enormes
sistemas exteriores se van hacia el limbo, alejándose de nuestra

15Evidentemente nos referimos a minutos y segundos de arco, no a minutos y


segundos de tiempo
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 59

galaxia, a increíbles velocidades que llegan a 55.000 kilómetros por


segundo. O, más precisamente, comenzaron a separarse de nosotros
hace 500 millones de años. Donde se encuentran ahora, o inclusive si
existen ahora, nadie puede decirlo. Si separamos nuestra imagen del
universo en tres dimensiones subjetivas de espacio y una de tiempo
local, entonces estas galaxias no tienen más existencia objetiva que
la de debilitadas manchas de luz antigua sobre una placa fotográfica.
Cobran realidad física sólo en su marco de referencia apropiado, el
contínuo espacio-tiempo de cuatro dimensiones.
El hombre, durante su breve paso por la Tierra,
egocéntricamente ordena en su mente los sucesos de acuerdo con
16

su propio sentido del pasado, del presente y del futuro, pero excepto
en nuestra propia conciencia, el universo, el mundo objetivo de la
realidad, no "acaece", simplemente existe. Entender el contínuo
espacio-tiempo es un requisito indispensable para entender la teoría
de la relatividad y lo que esta sostiene acerca de la gravitación, la
fuerza invisible que mantiene junto el universo y determina su forma
y tamaño.

10.- INERCIA Y GRAVEDAD


En la Teoría especial de la relatividad, Einstein
estudió el fenómeno del movimiento y demostró que no existe en el
universo una norma fija mediante la cual el hombre pueda juzgar el

16Shakespeare (en Measure for Measure)ha expresado esta idea de una forma tan
maravillosa que no hemos podido resistir la tentación de utilizar una de sus
expresiones para titular este apartado:
Pero el hombre, el hombre orgulloso
investido de una corta y débil autoridad
conociendo menos aquello de que se cree más seguro
es decir, su esencia de vidrio, parecido a un mono colérico
representa tan fantásticas comedias a la cada del Cielo
que haría llorar a los ángeles, o,
si tuvieran el temperamento de nuestra naturaleza, reir como mortales
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 60

movimiento absoluto de la Tierra o de cualquier otro sistema móvil.


El movimiento puede descubrirse sólo como un cambio de posición
con respecto a otro cuerpo. Sabemos, por ejemplo, que la Tierra se
mueve alrededor del Sol a la velocidad de 30 kilómetros por
segundo. El cambio de las estaciones indica este hecho. Peo hasta
hace 400 años, el hombre pensó que el cambio de posición del Sol en
el cielo revelaba su movimiento alrededor de la Tierra, y sobre esta
hipótesis, los astrónomos de la antiguedad desarrollaron un sistema
perfectamente práctico de mecánica celeste, que les permitía
predecir con gran exactitud los principales fenómenos del cielo. Su
suposición era natural, pues no podemos sentir nuestro movimiento
a través del espacio; ningún experimento físico ha demostrado que la
Tierra está realmente en movimiento. Y aunque todos los demás
planetas, estrellas, galaxias y sistemas móviles del universo están
incesante e incansablemente cambiando de posición, sus
movimientos son observables, únicamente, al comparar unos con
otros. Si se quitasen todos los objetos del universo, excepto uno,
nadie podría decir si este objeto restante estaría en reposo o giraría
en el vacío a 100 mil kilómetros por segundo. El movimiento es un
estado relativo, y a menos que exista un sistema de referencia con el
cual pueda ser comparado, no tiene sentido hablar de movimiento de
un solo cuerpo.
Sin embargo, poco después de publicar la teoría
especial de la relatividad, Einstein empezó a pensar en si no existirá
una clase de movimiento que pueda considerarse absoluto, en el
sentido de que pueda ser descubierto por los efectos físicos que
produzca en el propio sistema móvil, sin referencia a otro sistema.
Por ejemplo, un observador situado a bordo e un tren que corre
suavemente, es incapaz de decir, mediante experimentos realizados
en el interior del tren, si está en reposo o en movimiento. Pero si el
maquinista aplica repentinamente los frenos, o suelta toda la
marcha, el observador se dará cuenta, por la sacudida resultante, de
un cambio en la velocidad. Y si el tren toma una curva, sabrá, por el
empujón hacia afuera de su propio cuerpo, al hacer resistencia al
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 61

cambio de dirección, que el curso del tren ha cambiado de alguna


manera. Por lo tanto, razonó Einstein, si sólo un objeto existiera en el
universo (la Tierra, por ejemplo) y repentinamente empezase a girar
con irregularidad, sus habitantes se darían cuenta del movimiento.
Esto indica que el movimiento no uniforme, como el producido por
fuerzas y aceleraciones, puede, después de todo, ser absoluto. Indica
también que el espacio vacío puede servir como sistema de
referencia dentro del cual s posible distinguir el movimiento absoluto.
Para Einstein, que sostenía que el espacio no era
nada, el aparente carácter único del movimiento no uniforme era
profundamente perturbador. En la teoría especial de la relatividad,
había tomado como premisa la simple declaración de que las leyes
de la naturaleza son las mismas para todos los sistemas que se
mueven uniformemente, unos con respecto a otros. Como firme
creyente en la armonía universal de la naturaleza, se negaba a creer
que cualquier sistema que se encuentre en estado de movimiento no
uniforme deba ser un sistema único, de excepción, en el que las
leyes de la naturaleza son distintas. Por lo tanto, como premisa
básica de su teoría general de la relatividad, declaró: las leyes de la
naturaleza son las mismas para todos los sistemas,
independientemente de su estado de movimiento.. Al desarrollar esta
tesis encontró nuevas leyes d gravitación que pusieron en tela de
juicio la mayoría de los conceptos que habían dado forma a la
imagen humana del universo durante más de trescientos años.
El trampolín de Einstein fue la ley de la inercia de
Newton. Es la inercia la que produce las peculiares sensaciones que
17

tenemos cuando el tren se detiene, acelera o toma una curva.


Nuestro cuerpo quiere seguir moviéndose uniformemente en línea
recta, y cuando el tren aplica una fuerza sobre nosotros la propiedad
llamada inercia tiende a hacerle resistencia. Es la inercia la que hace

17La ley de la inercia afirma lo siguiente: Un cuerpo material sobre el cual no actúa
fuerza alguna está en reposo o se mueve con movimiento rectilíneo y uniforme
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 62

esforzarse y bufar a una locomotora cuando quiere acelerar un largo


tren de vagones de carga.
Pero esto nos lleva a otra consideración. Si los
vagones están cargados, la locomotora tiene que trabajar más y
quema más carbón que si los vagones están vacíos. A su ley de la
inercia, Newton añadió una segunda ley que declaraba que la
cantidad de fuerza necesaria para acelerar un cuerpo depende de la
masa de ese cuerpo; y que si la misma fuerza es aplicada a dos
cuerpos de masa distinta, producirá una aceleración mayor en el
cuerpo más pequeño. Este principio es válido para todos los casos de
la diaria experiencia humana, desde empujar el coche de un bebe
hasta disparar un cañón. Simplemente generaliza el hecho obvio de
que podemos lanzar una pelota de goma espuma mucho más lejos
que una bala de cañón.
Hay sin embargo una situación peculiar en la que
no parece haber conexión entre la aceleración de un móvil y su
masa: la pelota y la bala de cañón alcanzan el mismo grado de
aceleración cuando caen. Este fenómeno fue descubierto por galileo,
que demostró experimentalmente que, descontando la resistencia
del aire, todos los cuerpos caen con la misma tasa de aceleración
independientemente de su tamaño o composición. Una pelota y un
pañuelo caen a diferentes velocidades debido solamente a que el
pañuelo ofrece una mayor superficie de resistencia al aire. Pero
objetos de forma análoga, tal como una canica, una pelota, una bala
de cañón, caen con la misma aceleración (en el vacío, el pañuelo y la
bala de cañón caerían uno al lado de la otra). Este fenómeno parece
violar la ley de la inercia de newton. ¿Por qué todos los objetos se
desplazan verticalmente a la misma velocidad sin importar su
tamaño o su masa, si esos mismos objetos, al ser lanzados
horizontalmente, por fuerzas iguales, se mueven a velocidades
estrictamente determinadas por sus masas? Parecería que el factor
de inercia opera sólo en el plano horizontal.
La solución de newton a este enigma está dada por
su ley de gravitación, que declarar sencillamente que la fuerza
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 63

misteriosa por la cual un cuerpo material atrae a otro se incrementa


de acuerdo con la masa del objeto atraído. Cuanto más grande es el
objeto, más fuerte es la atracción de la gravedad. Si un cuerpo es
pequeño, su inercia o tendencia a resistir el movimiento es pequeña,
pero la fuerza que ejerce la gravedad sobre él es también pequeña.
Si un cuerpo es grande su inercia es también grande, e igualmente lo
es la fuerza que la gravedad ejerce sobre él. Por lo tanto, la gravedad
se ejerce siempre en el grado necesario para vencer la inercia de
cualquier objeto. Por eso, todos los cuerpos caen con la misma
aceleración, independientemente de su masa inercial.
Esta extraordinaria coincidencia -el equilibrio
perfecto de la gravitación y la inercia- fue aceptada como cuestión
de fe, pero no entendida ni explicada durante tres siglos después de
newton. Toda la mecánica y la ingeniería modernas se desarrollaron a
partir de los conceptos newtonianos, y los cielos parecían operar de
acuerdo con estas leyes. A Einstein, sin embargo, cuyos
descubrimientos nacieron de su desconfianza en los dogmas, le
disgustaban varias de las hipótesis e Newton. Dudó de que el
equilibrio entre la gravitación y la inercia fuese un mero accidente de
la naturaleza. Rechazó la idea de que la gravitación fuera una fuerza
capaz de ejercerse instantáneamente a grandes distancias. El
concepto de que la Tierra pudiese actuar en el espacio y atraer
objetos hacia sí, con una fuerza milagrosa e invariablemente igual a
la resistencia inercial de los objetos le parecía muy improbable a
Einstein. A partir de sus objeciones desarrolló una nueva teoría de la
gravitación, la cual, según la experiencia ha demostrado, da una
imagen de la naturaleza diferente de la que daba la clásica ley
newtoniana.

11.-PLANETAS COMO PECES.


Einstein, en consonancia con su modo habitual de
pensar, expuso sus ideas desde una situación imaginaria. Imaginó un
edificio enormemente alto, dentro del cual un ascensor que se ha
soltado de sus cables cae libremente. En el elevador un grupo de
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 64

físicos, que no sospechan que su viaje se puede terminar


desastrosamente, hacen experimentos. sacan objetos de sus
bolsillos, una pluma, un llavero, una moneda, y los sueltan. Nada
sucede. la pluma, la moneda y las llaves permanecen suspendidas en
el aire, debido a que están cayendo, junto con el elevador y los
físicos, con igual aceleración, de acuerdo con la ley newtoniana de
gravitación. como las personas del elevador no se dan cuenta de la
situación en que se encuentran, pueden explicarse estos singulares
hechos de diferentes maneras. Pueden creer que han sido
mágicamente transportados fuera del campo gravitacional de la
Tierra y se encuentran en algún lugar del espacio vacío. Tiene
buenas razones para creerlo. Si uno de ellos pega un salto comienza
a flotar suavemente hacia el techo con una velocidad exactamente
proporcional al vigor de su salto. Si empuja su pluma o sus llaves en
cualquier dirección, éstas continúan moviéndose uniformemente en
esa dirección hasta pegar con la pared del ascensor. Aparentemente
todo obedece a la ley inercial de Newton y continua en su estado de
reposo o movimiento uniforme en línea recta. De alguna forma el
elevador se ha convertido en un sistema inercial, y no hay manera de
que los hombres que están en su interior puedan decir si están
cayendo en un campo gravitacional o simplemente flotando en el
espacio vacío, libres de toda fuerza externa.
Einstein cambia ahora la escena. los físicos siguen
estando en el elevador, pero esta vez se hallan realmente en el
espacio vacío, lejos de la fuerza de atracción de cualquier cuerpo
celeste. Un cable está atado al techo del elevador; una fuerza
sobrenatural comienza a enrollar el cable, y el elevador se desplaza
"hacia arriba" con aceleración constante, es decir, progresivamente
más aprisa. Otra vez, los físicos no tienen idea alguna del lugar en
que se encuentran y efectúan nuevos experimentos para estimar su
situación. Ahora se dan cuenta de que sus pies se aprietan
sólidamente contra el suelo. Si saltan, no flotan hacia el techo porque
el suelo se viene detrás de ellos. Si sueltan objetos estos parecen
caer. Si lanzan objetos en dirección horizontal, estos no se mueven
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 65

uniformemente en línea recta, sino que describen una curva


parabólica con relación al suelo. Y así los científicos que no saben
que su vehículo está viajando por el espacio interestelar, concluyen
que están en una situación perfectamente ordinaria, en un cuarto
estacionario rígidamente pegado a la Tierra y afectado normalmente
por la fuerza de la gravedad. Verdaderamente, no tienen manera de
saber si se encuentran en reposo en un campo gravitacional, o si
ascienden con aceleración constante por el espacio exterior, en el
que no existe gravedad alguna.
El mismo dilema se les presentaría si su habitación
estuviese pegada al borde de un enorme tiovivo que girara en el
espacio exterior. Sentirían una fuerza extraña que trataría de
desplazarlos del centro del tiovivo, y un sofisticado observador de
fuera identificaría inmediatamente esta fuerza como inercia (o, como
se dice en el caso de los objetos que giran, fuerza centrífuga). Pero
los hombres que se hallan dentro de la habitación, que como de
costumbre no se dan cuenta de la situación en la que se encuentran,
atribuirían nuevamente la fuerza a la gravedad. Porque si el interior
de la habitación está vacío y no tiene ninguna decoración, no existe
nada que les pueda indicar qué es el suelo y qué es el techo, excepto
la fuerza que los lanza hacia una de sus superficies interiores. Lo que
un observador de fuera llamaría "la pared exterior" del cuarto en
rotación sería el suelo para los hombres situados dentro de la
habitación. Un momento de reflexión nos muestra que no hay arriba
o abajo en el espacio vacío. Lo que en la Tierra llamamos abajo es
simplemente la dirección de la gravedad. Un hombre que viviera en
el Sol vería a los australianos, africanos y argentinos como si
colgaran de sus tobillos; de la misma manera, el vuelo del almirante
Bird sobre el Polo Sur sería una ficción geométrica, puesto que
realmente voló por debajo de él. Así, los hombres situados dentro de
la habitación montada en el tiovivo encontrarán que todos sus
experimentos producen exactamente los mismos resultados que el
que efectuaron cuando la habitación era arrastrada hacia arriba por
el espacio. Sus pies están firmemente pegados al suelo. Los objetos
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 66

sólidos caen. Y, una vez más, atribuyen estos fenómenos a la fuerza


de la gravedad y creen encontrarse en reposo en el interior de un
campo gravitacional.
De estas ocurrencias imaginativas, Einstein sacó
una conclusión de gran importancia teórica. Los físicos la conocen
con el nombre de principio de equivalencia de la gravitación y la
inercia. Dice simplemente que no hay forma de distinguir el
movimiento producido por fuerzas inerciales del producido por la
fuerza de la gravedad. La validez de este principio es evidente para
cualquier aviador; en un aeroplano es imposible distinguir los efectos
de la inercia de los de la gravitación. la sensación física que se
produce al salir de un picado es exactamente igual a la que se
produce al ejecutar una vuelta muy cerrada de alta velocidad. En
ambos casos aparece el factor que los pilotos llaman carga G (carga
de gravedad), la sangre se retira de la cabeza y el cuerpo es
empujado fuertemente contra el asiento.
En este principio, que es la clave de la relatividad
general, Einstein encontró una respuesta tanto al enigma de la
gravitación como al problema del movimiento absoluto. Demostró
que no hay nada único o absoluto en el movimiento no uniforme,
pues los efectos del movimiento no uniforme, que se suponía que
podían revelar el estado de movimiento de un cuerpo, incluso si era
el único que existía en el espacio, son indistinguibles de los efectos
de la gravitación. Así, en el caso del tiovivo, lo que un observador
indentificó como tirón de la inercia o fuerza centrífuga, y por lo tanto,
como efecto del movimiento, otro observador lo identificó como el
familiar tirón de la gravedad. Cualquier otro efecto inercial, producido
por un cambio de velocidad o un cambio de dirección puede
atribuirse a un campo gravitacional cambiante o fluctuante. Por lo
tanto, es válida la premisa fundamental de la relatividad; el
movimiento, sea uniforme o no, solamente puede ser juzgado con
respecto a algún sistema de referencia. El movimiento absoluto no
existe.
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 67

La espada con la que Einstein decapitó al dragón


del movimiento absoluto fue la gravitación. Pero ¿Qué es la
gravitación? La gravitación de Einstein es algo enteramente distinto
de la de Newton. No es una fuerza. La idea de que los cuerpos
materiales pueden atraerse entre sí es, según Einstein, una ilusión
producida por erróneos conceptos mecánicos de la naturaleza.
Mientras se crea que el universo es una gran máquina, será natural
pensar que sus varios componentes pueden ejercer fuerzas distintas
unos sobre otros. pero a medida que la ciencia ahonda en la realidad,
más claro se ve que el universo no es nada semejante a una
máquina. Así la ley de la gravitación de Einstein no contiene nada
sobre fuerzas. Describe el comporta,miento de los objetos en un
campo gravitacional -los planetas, por ejemplo- no en función de
atracciones, sino en función de las trayectorias que siguen. Para
Einstein la gravitación es simplemente parte de la inercia; el
movimiento de las estrellas y los planetas nace de su inherente
inercia, y los cursos que siguen están determinados por las
propiedades métricas del espacio, o, hablando con mayor propiedad,
por las propiedades métricas del contínuo espacio-tiempo.
A pesar de que esto perece muy abstracto y
paradójico, se hace claro tan pronto como desechamos la idea de
que los cuerpos materiales pueden ejercer fuerzas físicas unos en
otros a través de millones de kilómetros de espacio vacío. Este
concepto de acción a distancia" ha confundido a los físicos desde la
época newtoniana. Planteaba grandes problemas, por ejemplo para
entender los fenómenos eléctricos y magnéticos. Actualmente un
físico ya no dice que un imán atrae una pieza de hierro mediante una
misteriosa e instantánea acción a distancia. Dice más bien que el
imán crea cierta condición física en el espacio que lo rodea, a la que
llama campo magnético, y que este campo magnético actúa sobre el
hierro y le hace comportarse en la forma previsible. Los estudiantes
de un curso elemental de física, saben que apariencia tiene un
campo magnético, ya que puede hacerse visible por el simple
procedimiento de poner limaduras de hierro sobre un pedazo de
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 68

papel colocado encima de un imán. Un campo magnético y un campo


eléctrico son realidades físicas. Tiene una estructura definida,
descrita por las ecuaciones de campo de Maxwell, quien señaló,
como veremos, la ruta hacia todos los descubrimientos efectuados
en ingeniería eléctrica y de radio en el siglo pasado. Un campo
gravitacional es una realidad física tanto como lo es un campo
magnético, y su estructura se define mediante las ecuaciones de
campo de Einstein.
Así como Maxwell y Faraday asumieron que un imán
crea ciertas propiedades en el espacio que le rodea, Einstein
concluyó que las estrellas, lunas, y otros objetos celestes determinan
individualmente las propiedades del espacio en torno suyo. Y tal
como el movimiento de un pedazo de hierro es guiado por la
estructura del campo, así la trayectoria de cualquier cuerpo en un
campo gravitacional es determinada por la geometría en ese campo.
La diferencia entre las ideas de Newton y las de Einstein acerca e la
gravitación ha sido a veces ilustrada mediante un niño que juega en
un terreno baldío de la ciudad. El suelo es muy desigual, lleno de
elevaciones y depresiones. Un observador colocado en una ventana a
diez pisos de altura respecto de la calle, no notaría estas
irregularidades del terreno. AL ver que las canicas parecían evitar
ciertas secciones del suelo y tendían a moverse hacia otras, podía
asumir que una "fuerza" repelía las canicas de ciertos puntos y las
atraía hacia otros. Pero un observador que se hallara en el suelo,
percibiría instantáneamente que la trayectoria de las canicas estaba
gobernada por la curvatura del campo. En esta pequeña fábula,
Newton es el observador de arriba, que se imagina que una fuerza
está actuando; Einstein es el observador del suelo, que no tiene
razón por la que suponer tal cosa. Las leyes gravitacionales de
Einstein, por lo tanto, describen nuevamente las propiedades de
campo de contínuo espacio-tiempo. Específicamente, un grupo de
estas leyes describe la relación entre la masa de un cuerpo
gravitatorio y la estructura del campo a su alrededor; se les llama
leyes de estructura. Un segundo grupo analiza las trayectorias
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 69

descritas por móviles en campos gravitacionales; son las leyes del


movimiento.
No debe pensarse que la teoría de la gravitación de
Einstein es sólo un esquema matemático formal. Descansa en
hipótesis de gran significación cósmica. la más extraordinaria de
estas hipótesis es la de que el universo no es un edificio rígido e
inmutable, en el que la materia independiente está colocada en un
espacio y un tiempo independientes; por el contrario, es un contínuo
amorfo, sin arquitectura fija, plástico y variable, sujeto
constantemente a cambio y distorsión. Donde hay materia y
movimiento, el continuo es perturbado. Tal como un pez, cuando
nada en el mar agita el agua a su alrededor, una estrella, un cometa
o una galaxia distorsionan la geometría del espacio-tiempo a través
del cual se mueven. Las leyes gravitacionales de Einstein dan
resultados parecidos a las de Newton cuando son aplicadas a
problemas astronómicos. Si esto sucediese en todos los casos, los
científicos tenderían a conservar los conceptos familiares de la ley de
Newton y descartarían la teoría de Einstein como una fantasía
extraña aunque original.
Sin embargo, muchos fenómenos nuevos han sido
descubiertos, y al menos un viejo enigma ha sido resuelto, sobre la
base únicamente de la teoría general de la relatividad. El viejo
enigma era el del excéntrico comportamiento del planeta Mercurio.
En lugar de girar en su órbita elíptica con la regularidad de otros
planetas, Mercurio se desvía de su curso cada año lenta pero
exasperantemente. Los astrónomos estudiaron todos los factores que
pudieran ser la causa de la perturbación, pero no encontraron
ninguna solución dentro del marco de la teoría newtoniana. Pero
cuando Einstein desarrolló sus leyes de gravitación, el problema
quedó resuelto. De todos los planetas, Mercurio es el más cercano al
Sol; es pequeño y se desplaza a gran velocidad. De acuerdo con la
ley de Newton estos factores no contarían para explicar la
desviación; la dinámica del movimiento de Mercurio debía ser
fundamentalmente la misma que la de cualquier otro planeta. Pero
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 70

según las leyes de Einstein, la intensidad del campo gravitacional del


Sol y la enorme velocidad de Mercurio hacen la diferencia, al causar
que la elipse de la órbita ejecute un lento pero inexorable giro
alrededor del Sol, a la velocidad de una revolución en tres millones
de años. Este cómputo está en perfecto acuerdo con las medidas que
se han hecho del curso del planeta. Las matemáticas de Einstein son,
pues, más exactas que las de Newton cuando hay que tratar con
altas velocidades y campos gravitacionales poderosos.
Un logro más importante que la solución de este
viejo problema fue la predicción que Einstein hizo de un nuevo
fenómeno cósmico, con el que ningún científico había soñado jamás:
el efecto de la gravitación sobre la luz.

12.-LAS ESTRELLAS SALTAN


La secuencia de pensamientos que llevó a Einstein
a profetizar este efecto empezó con otra situación imaginaria. Como
antes, la escena comienza con un elevador que asciende con
aceleración constante por el espacio vacío, lejos de cualquier campo
gravitacional. Esta vez, un ocioso "pistolero" interestelar dispara,
impulsivamente, contra el elevador. La bala pega contra un lado del
vehículo, pasa limpiamente y sale por la pared opuesta, en un punto
situado un poco más bajo que el punto de entrada. La razón de esto
es evidente para el tirador de fuera. Sabe que la bala vuela en línea
recta obedeciendo la ley de la inercia de Newton; pero mientras
atravesaba la distancia entre las dos paredes, el elevador se
desplazó "hacia arriba" una cierta distancia, haciendo que el segundo
agujero no estuviese opuesto al primero, sino ligeramente más cerca
del suelo. Sin embargo, los observadores que se hallan dentro del
elevador, que no tiene idea alguna del lugar del universo en el que
se encuentran, interpretan la situación en forma distinta. Sabiendo
que en la Tierra cualquier proyectil describe un arco parabólico hacia
el suelo, concluyen, simplemente, que se hallan en reposo en un
campo gravitacional y que la bala describió una curva perfectamente
normal con respecto al suelo.
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 71

Poco después, mientras el elevador sigue


moviéndose hacia arriba por el espacio, un haz de luz pasa por una
apertura en uno de los lados del elevador. Como la velocidad de la
luz es muy grande, el haz atraviesa la distancia entre su punto de
entrada y la pared opuesta en una pequeñísima fracción de segundo.
No obstante, el elevador se ha desplazado "hacia arriba" una cierta
distancia durante ese intervalo, de modo que el haz llega a la pared
opuesta en un punto situado a una minúscula fracción de milímetro
más abajo que el punto de entrada. Si los observadores del interior
están equipados con instrumentos de medida suficientemente
delicados, podrán calcular la curvatura del haz. Pero la pregunta es
¿Cómo la explicarán? Todavía no conocen el estado de movimiento
del elevador y creen que están en reposo dentro de un campo
gravitacional. Si se aferran a los principios newtonianos, se verán
completamente perplejos, ya que de acuerdo con estos principios la
luz debe viajar siempre en línea recta. Pero si están familiarizados
con la teoría especial de la relatividad, recordarán que la energía
tiene masa, de acuerdo con la ecuación m=E/c.c. Como la luz es una
forma de energía, deducirán que tiene masa y es por lo tanto
afectada por el campo gravitacional. De ahí la curvatura del haz.
A partir de estas consideraciones puramente
teóricas, Einstein concluyó que la luz, como cualquier objeto
material, se mueve en una curva cuando pasa por el campo
gravitacional de un gran cuerpo. Einstein indicó que su teoría podía
ponerse a prueba observando la trayectoria de la luz estelar al pasar
por el campo gravitacional del Sol. Como las estrellas son invisibles
de día, hay una sola ocasión en la que el Sol y las estrellas pueden
verse al mismo tiempo: durante un eclipse solar. Einstein propuso,
por lo tanto, que se tomasen fotografías de las estrellas situadas
inmediatamente en el borde de la superficie oscurecida del Sol
durante un eclipse, y se las comparase con fotografías de esas
mismas estrellas tomadas durante otro momento. De acuerdo con su
teoría, la luz de las estrellas que rodean al Sol debería curvarse hacia
dentro, hacia el
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 72

Estrella

Sol
Imagen

Tierra
Sol, al
atravesar el campo gravitacional del Sol; por lo tanto, a los
observadores terrestres les debería parecer que las imágenes de
esas estrellas se habían movido, hacia afuera, de sus posiciones
usuales en el cielo. Einstein dijo que para las estrellas más cercanas
al Sol, la desviación sería más o menos de 1.75 segundos de arco.
Como en esta prueba quedaba comprometida toda la teoría general
de la relatividad, los hombres de ciencia de todo el mundo esperaron
ansiosamente los resultados de las expediciones que viajaron a las
regiones ecuatoriales para fotografiar el eclipse del 29 de mayo de
1919. Cuando las fotografías fueron reveladas y examinadas, la
deflexión de la luz estelar en el campo gravitacional del Sol tenía una
medida de 1.64 segundos de arco, número tan cercano a la
predicción de Einstein como lo permitía la exactitud de los
instrumentos.
Otra predicción hecha por Einstein, basada en la
teoría general, concernía al Tiempo. Habiendo demostrado que las
propiedades del espacio son afectadas por un campo gravitacional,
Einstein llegó a la conclusión, por un razonamiento semejante pero
más complicado, de que los intervalos de tiempo también varían de
acuerdo con el campo gravitacional. Un reloj transportado al Sol
debería marchar con un ritmo un poco más lento que sobre la Tierra.
Y un átomo solar radiante debería emitir luz de frecuencia
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 73

ligeramente menor que un átomo el mismo elemento en la Tierra. La


diferencia en la longitud de onda sería en este caso
inconmensurablemente pequeña. Pero, en el universo existen
campos gravitacionales más poderosos que el del Sol. Uno de estos
rodea a la estrella conocida con el nombre de "compañera de Sirio",
una enana blanca compuesta de materia en un estado de densidad
tan fantástico que un centímetro cúbico de materia pesaría 61
kilogramos sobre la Tierra. Debido a su gran masa, esta
extraordinaria enana, que es sólo tres veces mayor que la Tierra,
tiene un campo gravitacional lo suficientemente potente como para
retrasar la frecuencia de su propia radiación en un grado medible, y
de hecho, las observaciones espectroscópicas han demostrado que la
frecuencia de luz emitida por la compañera de Sirio se reduce de
acuerdo con la cantidad predicha por Einstein. Los astrónomos
llaman al cambio de longitud de onda en el espectro de una estrella
el "efecto Einstein", y constituye una verificación más de la teoría de
la relatividad.

13.-UNA POMPA DE JABON


Hasta ahora los conceptos de la relatividad general
han tratado con los fenómenos de campos de gravitación
individuales. Sin embargo, el universo está lleno de incontables
cuerpos materiales: meteoros, lunas, cometas, nebulosas y billones
de estrellas agrupadas por la entrelazada geometría de sus campos
gravitacionales en agregados, nubes galaxias y sistemas
supergalácticos. Uno se pregunta, naturalmente, cual es la geometría
total del contínuo espacio-tiempo en el que se mueven. En definitiva,
¿Cúal es la forma y tamaño del universo? Todas las respuestas
actuales a esta pregunta han derivado, directa o indirectamente, de
la teoría de la relatividad general.
Antes de Einstein el universo era comúnmente
representado como una isla de materia, que flotaba en el centro de
un mar infinito de espacio. Varias razones hablaban en favor de esta
concepción. El universo, pensaban la mayoría de los científicos, tenía
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 74

que ser infinito, porque tan pronto como concediesen que el espacio
terminaba en algún lugar, se enfrentarían a la terrible pregunta ¿Qué
hay más allá?. Sin embargo, la ley newtoniana prohibía un universo
infinito que contuviese una distribución uniforme de materia, ya que
entonces la fuerza gravitacional total de las masas de materia que se
extendían hasta l infinito sería infinita, y los cielos arderían con luz
infinita. Además, al débil ojo humano le parecía que más allá de
nuestra Vía Lactea las lámparas del espacio se encontraban cada vez
más desparramadas, difundiéndose gradualmente en atenuadas
avanzadas, como solitarios faros situados en las fronteras del
insondable vacío. Sin embargo, el universo isla presentaba
dificultades también. La cantidad de materia que contenía era tan
pequeña, en comparación con la infinitud del espacio, que
forzosamente las leyes dinámicas que gobiernan el movimiento de
las galaxias las harían dispersarse, como pedazos de nube, y el
universo quedaría vacío por completo.
A Einstein este cuadro de disolución y desaparición
le parecía totalmente insatisfactorio. La dificultad básica, decidió,
provenía de la natural, pero injustificada, suposición humana de que
la geometría del universo debe ser la misma que la que sus sentidos
le revelan en la Tierra. Confiadamente asumimos, por ejemplo, que
dos haces paralelos de luz viajarán por siempre en el espacio sin
encontrarse, ya que en el plano infinito de la geometría euclidiana
las líneas no se encuentran nunca. Creemos también que en el
espacio exterior, como sobre una cancha de tenis, la línea recta es la
menor distancia entre dos puntos. Y sin embargo, Euclides nunca
demostró realmente que la línea recta es la menor distancia entre
dos puntos; simplemente definió arbitrariamente a la línea recta
como la distancia más corta entre dos puntos.
¿No es posible entonces, se preguntó Einstein, que
al hombre lo engañen sus limitadas percepciones, al representarse el
universo al modo de la geometría euclidiana? Hubo un tiempo
durante el cual el hombre pensó que la Tierra era plana. Ahora
acepta que es redonda, y sabe que sobre la superficie de la Tierra la
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 75

menor distancia entre dos puntos, tales como Nueva York y Londres,
no es una ruta directa de compás a través del Atlántico, sino un
círculo máximo que vira hacia el norte pasando por Nueva Escocia,
Terranova e Islandia. Por lo que respecta a la superficie de la Tierra,
no es válida la geometría de Euclides. Un triángulo gigante, dibujado
sobre la superficie terrestre, con dos vértices en el Ecuador y otro en
el Polo Norte, no satisfaría el teorema euclidiano que asevera que la
suma de los ángulos interiores de un triángulo es siempre igual a dos
ángulos rectos, es decir, 180 grados. Contendría en realidad más de
180 grados. Y si alguien dibujara un círculo gigante sobre la
superficie terrestre encontraría que la razón entre su diámetro y su
circunferencia es menor que el clásico valor p. Estas diferencias con
la geometría de Euclides se deben a la curvatura de la Tierra. Aunque
nadie duda hoy en día de que la Tierra tiene una curvatura, el
hombre no descubrió esto mirándola desde fuera. la curvatura de la
Tierra puede calcularse, cómodamente, sobre la propia Tierra, por
medio de la interpretación matemática de hechos fácilmente
observables. De la misma manera mediante una síntesis de hechos
astronómicos y deducción, Einstein concluyó que el universo no es ni
infinito ni euclidiano, como suponían la mayoría de los científicos,
sino algo no imaginado hasta ahora.
Se ha mostrado ya que la geometría euclididana no
es válida en un campo gravitacional. Los rayos luminosos no se
desplazan en línea recta al pasar por un campo gravitacional, porque
la geometría del campo es tal que no hay líneas rectas en él; el
camino más corto que la luz puede seguir es una curva (geodésica )o 18

gran círculo rigurosamente determinado por la estructura geométrica


del campo. Como la estructura de un campo gravitacional está
determinada por la masa y velocidad del cuerpo gravitatorio -estrella
luna o planeta- se deduce que la estructura geométrica total del

18En cualquier espacio geodésica es la curva de menor longitud entre dos puntos
dados. Por ejemplo, en una esfera las geodésicas son los círculos máximos. En el
plano, en particular, las rectas son las geodésicas.
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 76

universo debe estar determinada por la suma de su contenido


material. Para cada concentración de materia en el universo, existe
una correspondiente distorsión del contínuo espacio-tiempo. Cada
cuerpo celeste, cada galaxia, crea irregularidades locales en el
espacio tiempo, a modo de reflujos alrededor de islas en el mar. A
mayor concentración de materia, mayor es la curvatura del espacio-
tiempo. Y el efecto total es una completa curvatura del contínuo
espacio-tiempo; las distorsiones combinadas, producidas por las
incomputables masas de materia, obligan al contínuo a volverse
sobre sí mismo, describiendo una gran curva cósmica cerrada.
Por lo tanto, el universo de Einstein no es euclidiano
y finito. Para el hombre, un rayo de luz parece desplazarse en línea
recta hacia el infinito, tal como a un gusano que se arrastra por
siempre hacia delante, la Tierra le parece plana e infinita. Pero la
noción humana de que el universo es de carácter euclidiano, como la
idea que el gusano tiene de la Tierra, le es impartida por la limitación
de sus sentidos. En el universo de Einstein no hay líneas rectas, sólo
hay geodésicas o grandes círculos. El espacio, a pesar de ser finito,
no tiene fronteras; un matemático describiría su carácter geométrico
como el análogo tetradimensional de la superficie de una esfera.
Como decía Sir James Jeans (físico inglés):"Una pompa de jabón
corrugada en la superficie, es quizás la mejor representación, en
términos materiales simples y familiares, del nuevo universo que nos
ha revelado la teoría de la relatividad. El universo no es el interior de
la pompa, sino su superficie, y debemos recordar siempre que
mientras que la superficie de la pompa de jabón tiene sólo dos
dimensiones, la pompa universo tiene cuatro -tres de espacio y una
de tiempo- y la sustancia de que está hecha la pompa, la película de
jabón, es de espacio vacío soldado a tiempo vacío".
Como la mayoría de los conceptos de la ciencia
moderna, el universo esférico y finito de Einstein no puede ser
representado visualmente, justo como no podemos representarnos
visualmente un fotón o un electrón. Pero como en el caso del fotón o
del electrón, sus propiedades pueden ser descritas por medio de las
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 77

matemáticas. Tomando los mejores cómputos de la astronomía


moderna y aplicándolos a las ecuaciones de campo de Einstein, es
posible calcular el tamaño del universo. Para determinar su radio, sin
embargo, es necesario primero obtener su curvatura. Puesto que,
como mostró Einstein, la curvatura del espacio está determinada por
su contenido material, el problema cosmológico puede resolverse si
obtenemos una cifra que nos de la media de la densidad de materia
en el universo.
Afortunadamente, contamos con esta media,
porque el astrónomo Edwin Hubble, del observatorio de Monte
Wilson, ha estudiado concienzudamente durante años áreas de
nuestro cielo y calculado penosamente la cantidad media de
materia en el universo. La conclusión a que llegó fue que en el
universo hay 0,000000000000000000000000000001 gramos de
materia por centímetro cúbico de espacio. Sustituido en las
ecuaciones de campo de Einstein, este valor da un cierto resultado
para la curvatura del universo, el cual revela que su radio es 35 mil
millones de años luz o 340,000000000000000000000 kilómetros. El
universo de Einstein, aunque no infinito, es suficientemente grande
para abarcar los miles de millones de galaxias, cada una de las
cuales contiene cientos e millones de flameantes estrellas e
incalculables cantidades de gas rarificado, sistemas fríos de hierro y
piedra y polvo cósmico. Un rayo de luz solar, lanzado por el espacio a
la velocidad de 298.000 kilómetros por segundo, describiría en este
universo un gran círculo cósmico y volvería a su fuente de origen
después de un poco más de 200 mil millones de años terrestres.

14.-LA EXPANSION DEL UNVERSO


En la época en que Einstein desarrolló su
cosmología, ignoraba un extraño fenómeno astronómico que fue
interpretado varios años después. Había supuesto que el movimiento
de las estrellas y galaxias era fortuito, como el vagar sin rumbo de
las moléculas de un gas. Como no existía prueba de que sus
vagabundeos tuvieran unidad alguna, los ignoró en absoluto, y se
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 78

imaginó un universo estático. Sin embargo, los astrónomos


empezaban a notar señales de un movimiento sistemático entre las
galaxias exteriores, en los límites extremos de la visión telescópica.
Todas estas galaxias lejanas, o universos isla, están, aparentemente,
alejándose de nuestro sistema solar y unas de otras. Esta huida
organizada de las distintas galaxias -la más alejada de las cuales
está a unos 500 millones de años luz- es algo muy distinto del
indolente giro de los sistemas gravitacionales más cercanos, ya que
tal movimiento sistemático influiría en la curvatura total del universo.
El universo, por tanto, es estático; se expande de
manera más o menos parecida a como se expanden una pompa de
jabón o un globo. La analogía no es completamente correcta, ya que
si concebimos el universo como una especie de globo con manchas,
en el que las manchas representarían a la matera, sería de esperar
que las manchas se expandieran también. Pero esto no puede ser,
porque entonces no podríamos notar la expansión, tal como Alicia en
el País de la Maravillas hubiese ignorado sus cambios repentinos de
estatura si todo lo que la rodeaba hubiese crecido o encogido al
mismo tiempo que ella. Por tanto al representarnos visualmente el
universo como un balón manchado, debemos pensar que las
manchas son parches inelásticos cosidos a la superficie. los cuerpos
materiales conservan sus dimensiones mientras que el espacio se
extiende entre ellos, como la superficie del globo entre los parches.
Este extraordinario fenómeno complica
grandemente la cosmología. Si el análisis espectroscópico que indica
la recesión de esas galaxias exteriores es correcto (como lo creen la
mayoría de los astrónomos), las velocidades con que desaparecen en
el "limbo" son casi increíbles. Su velocidad parece incrementarse con
la distancia. Mientras la galaxias más cercanas, a un millón de años
luz aproximadamente, viajan a unos 160 Km. por segundo, las que se
encuentran a 250 millones de años luz vuelan a la fantástica
velocidad de 40.000 km. por segundo, casi un séptimo de la
velocidad de la luz. Ya que todas estas remotas galaxias, sin
excepción, se separan de nosotros y unas de otras, debemos concluir
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 79

que en alguna época del tiempo cósmico estuvieron todas apiñadas


en una masa ígnea. Y si la geometría del espacio es modelada por su
contenido material, el universo, en esta fase pregaláctica, debió ser
un incómodo y abarrotado receptáculo caracterizado por una
curvatura excesiva y rellano de materia en un estado de inconcebible
densidad. Cálculos basados en la velocidad de estas galaxias que se
alejan muestran que se deben haber separado y comenzado su huida
del "centro" de este universo encogido hace unos dos mil millones de
años.
Varias teorías han sido propuestas, por astrónomos
y cosmólogos, para explicar el enigma de este universo en
expansión.

15.-PRIMERAS TEORIAS DE UNIFICACION DE CAMPOS


Del mismo modo que Einstein llegó a sentirse
insatisfecho con la relatividad especial poco después de 1905, al
darse cuenta de que tenía que ser generalizada a cualquier tipo de
movimiento, también llegó a sentirse insatisfecho con la relatividad
general. había varios problemas, todos ellos relacionados con su
ecuación de campo. Empecemos, por tanto, examinando dicha
ecuación.. Dada la extremada complicación del argumento
matemático, vamos a tratar de simplificarlo: todas las ecuaciones, en
realidad, no son más que A=B. De forma simplificada, la ecuación de
Einstein se puede escribir como sigue: Tensor A=Tensor B, donde el
tensor A define la curvatura del espacio, y el Tensor B la materia que
provoca la curvatura. En la práctica, el tensor A puede contener
también términos definidores de un campo electromagnético, dado
que este es energía, y la energía no es más que otra forma de
materia.
El descontento de Einstein se centraba en el Tensor
B. En su Autobiografía escribió "El segundo miembro (de mi
ecuación), constituye una condensación formal de todo aquello cuya
comprensión resulta todavía problemática desde el punto de vista de
una teoría de campos. No dudé ni por un momento de que mi
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 80

formulación era, seguramente, provisional". Introdujo el tensor con el


fin de soluciónar la ecuación y poder realizar cálculos, pero tenía la
firme convicción de que esta no era su forma final. "El primer
miembro es una catedral construida en mármol, el segundo, una
casa de papel y madera", dijo en repetidas ocasiones.
El problema del segundo miembro consistía en que
no era un término de campo; era un término que describía la
materia. Esto significaba que la ecuación en su conjunto, no era una
pura ecuación de campo. Pero el problema era más profundo que
todo esto: se conocían dos campos, y sólo uno de ellos se encontraba
contenido en la ecuación. Además del campo gravitatorio existía el
campo electromagnético. En muchos aspectos, este último era
similar al campo gravitatorio, aunque se distinguía claramente de él,
y su determinación corría a cargo de una serie de ecuaciones de
campo completamente diferentes conocidas con el nombre de
ecuaciones de Maxwell. Aunque el campo electromagnético se
hallaba presente en el segundo miembro de las ecuaciones de la
relatividad general, a modo de fuente, no lo hacía en pie de igualdad
con el campo gravitatorio. ¿Por qué habían de existir dos grupos
distintos de ecuaciones para estos dos campos? ¿Cabía la posibilidad
de que los campos electromagnéticos y gravitatorios fuesen sólo
manifestaciones diferentes de un mismo campo, al igual que ocurre
con el magnético y eléctrico? ¿Se encuentran relacionados de algún
modo? Si es así, deberíamos estar en condiciones de formular ciertas
ecuaciones que definieran ambos de la misma manera. Einstein
abrigaba la esperanza de unificar los dos campos incorporando el
campo electromagnético a sus ecuaciones de la relatividad general.

15.1.-FARADAY, MAXWELL Y EL CAMPO ELECTROMAGNETICO


Para entender las dificultades, debemos examinar
más de cerca el campo electromagnético. Aun cuando se encuentra
por doquier a nuestro alrededor, asociado a aparatos como las
televisiones y las radios, la mayoría de la gente se encuentra menos
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 81

familiarizada con el campo electromagnético que con el campo


gravitatorio.
Empecemos con la electricidad y con el
magnetismo. Sabemos que una carga positiva o negativa se
encuentra rodeada de una zona eléctrica (zona que actúa sólo sobre
otras cargas), del mismo modo que la Tierra se halla rodeada de una
zona gravitatoria. En ambos casos, la intensidad disminuye a medida
que nos alejamos de la fuente. Los campos magnéticos se comportan
de manera similar. Los científicos estaban familiarizados con la
electricidad y el magnetismo, pero pensaban que se trataba de
fenómenos distintos y desvinculados entre sí. Fue el científico danés
H.C.Oersted el que demostró que había una relación entre ambos.
Un día, mientras se encontraba demostrando las propiedades de la
corriente eléctrica en el transcurso de una de sus clases, dio la
casualidad de que, cerca de uno de los cables que había conectado a
una batería se hallaba una brújula. Advirtió que cada vez que se
conectaba el cable a la batería, la brújula se movía. Esto sólo podía
ocurrir en el caso de que se hubiese creado un campo magnético. De
esta forma, debido a un mero accidente casual, Oersted demostró
que una corriente eléctrica crea un campo magnético. Fue fácil, a
partir de aquí, dar otro paso adelante: dado que una corriente no es
más que una serie de cargas en movimiento, y que las cargas llevan
asociados campos eléctricos, esto significaba que un campo variable
eléctrico creaba un campo magnético.
Poco después del descubrimiento de Oersted, los
científicos empezaron a hacerse la siguiente pregunta: si un campo
eléctrico podía crear un campo magnético ¿Cabía la posibilidad de
que un campo magnético variable pudiera crear un campo eléctrico?
Y, en efecto, varios años más tarde se demostró que eso era lo que
ocurría en realidad. El experimento decisivo lo realizó Michael
Faraday.
Faraday nació en 1791 en los alrededores de
Londres, trasladándose poco después a la capital. Creció en la más
absoluta pobreza, empleando gran parte de su tiempo en jugar por
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 82

las calles. Su educación fue escasa, no yendo mucho más allá de los
rudimentos relativos a la lectura y a la escritura. A los doce años,
más o menos, empezó a trabajar como chico de los recados para un
encuadernador, quien, pocos años más tarde, le hizo su aprendiz.
Este hecho marcó el inicio de un cambio gradual en su vida. Le
empezaron a fascinar los libros que llegaban para ser
encuadernados; hubiese deseado leerlos todos, pero se lo impedía su
escasa educación. Persistió, no obstante, y su capacidad de lectura
mejoró de forma paulatina. Algunos e los libros trataban de temas
científicos: electricidad, magnetismo, química. Faraday aprovechaba
su tiempo libre para tomar el mayor número de notas posible antes
de que los libros abandonasen la tienda.
Su asistencia a cuatro conferencias impartidas por
Humphrey Davy, había de representar el punto decisivo de su vida.
Faraday sintió tal entusiasmo, que en aquel mismo instante decidió
que iba a ser científico. Pasó a limpio las notas que había tomado
durante las conferencias de Davy, las encuadernó en forma de libro,
y se las entregó a éste, pidiéndole trabajar con él en calidad de
ayudante. En un principio, Davy se mostró reacio, asegurándole que
lo mejor era que conservara la seguridad que daba el oficio de
encuadernador. Pero, poco después, quedó vacante un puesto, y
Davy se lo ofreció a Faraday, que lo aceptó inmediatamente.
Después de años de intenso trabajo, Faraday
empezó a considerar la posibilidad de que las líneas de fuerza que
corresponde a campos magnéticos variables creasen líneas de fuerza
correspondientes a campos eléctricos. Su experimento consistía en
un alambre en forma de espira, un instrumento para medir la
corriente y un imán. Observó que al hacer pasar el imán a través de
la espira, se producía una corriente, y por lo tanto un campo
eléctrico. Esto no significaba sólo que un campo magnético variable
creaba un campo eléctrico, sino también que un campo eléctrico
variable producía un campo magnético. Faraday no se limitó a
demostrar el fenómeno; encontró una sencilla expresión matemática
que proporcionaba la intensidad de l campo producido. Pero no era lo
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 83

bastante experto en matemáticas para poder desarrollarla.


Curiosamente, habían de pasar muchos años para que se tomara en
serio una de las mayores contribuciones de Faraday al mundo de la
ciencia. Fue Faraday el que introdujo la idea de campo para sustituir
a la de fuerza. Se podían trazar una serie de líneas en representación
de dicho campo; este sería más intenso cuanto más cerca se hallasen
las líneas. Estas líneas no eran simplemente una estructura
geométrica destinada a poner de manifiesto el campo; para Faraday,
el campo poseía una realidad física.
Faraday continuo experimentando y dando
conferencias a medida que fue haciéndose más viejo, pero su salud
empeoraba de forma constante. En 1841, el excesivo trabajo le
debilitó tanto, que tuvo que interrumpir sus actividades por espacio
de cuatro años. Su fama, no obstante, se había extendido por toda
Europa. Tras ser elegido miembro de la Royal Society, le rogaron que
aceptara la presidencia de la institución, pero él declinó la oferta
diciendo: "hasta el final seguiré siendo, simplemente, Michael
Faraday" Volvió a trabajar en 1845 y continuó realizando importantes
experimentos, pero su salud se fue debilitando gradualmente hasta
que murió en 1867.
Faraday no era matemático y no pudo expresar sus
descubrimientos en forma matemática. Pero, a la postre, su obra
atrajo la atención de James Clerk Maxwell, el físico matemático más
grande de la época. Maxwell era cuarenta años más joven que
Faraday. Sus padres gozaban de una buena posición económica. Al
igual que a Newton y Galileo, le fascinaban los objetos mecánicos y
en su juventud construyó un gran número de ingeniosos juguetes de
este género.. A los diez años fue enviado a la Academia de
Edimburgo para empezar su educación. Pronto se evidenció su
capacidad para las matemáticas; a los catorce años ganó la medalla
de matemáticas de la Academia por un trabajo en el que se describía
una técnica para el trazado de curvas ovaladas. Se procedió a la
lectura del mismo ante la prestigiosa Royal Society de Edimburgo.
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 84

Diez años después ingresó en la Universidad de Edimburgo. Para él


nunca representó un obstáculo el haber ido sólo seis años a la
escuela antes de ir a la Universidad. Al igual que Einstein, a los
dieciseis años pensaba ya en problemas matemáticos que superaban
con mucho la capacidad propia de su edad. Leía con voracidad y era
capaz de concentrarse intensamente. A veces la gente se burlaba de
él diciendo que vivía n un "mundo aparte". En ocasiones, a la hora de
la comida o de la cena, se aislaba de los demás, inmune a la
conversación que se desarrollaba a su alrededor, mientras realizaba
sencillos experimentos sobre la propagación de la luz o del sonido
con algunos utensilios para comer.
Estando todavía en la Universidad de Edimburgo,
consiguió que se leyeran otros dos trabajos suyos ante la Royal
Society. En 1850 fue a la Universidad de Cambridge, dedicándose de
inmediato a preparar los enormemente competitivos exámenes de
matemáticas. A pesar de haber contraído una grave enfermedad
justo antes de los exámenes, los realizó con las piernas y los pies
envueltos en unas mantas para protegerse del frio, pero aún en estas
condiciones consiguió quedar en segundo lugar.
Sus compañeros de Cambridge le consideraban una
persona agradable, pero diferente. Siempre andaba haciendo
experimentos o tratando de hacer cosas de un modo distinto. Esta
manera de obrara se extendió incluso a su forma de dormir. Llegó al
convencimiento de que lo mejor era repartir el sueño; durante una
temporada, dormía todas las tardes de cinco a nueve y luego
estudiaba con ahínco de diez a dos. Después, hacía ejercicios físicos,
subiendo y bajando las escaleras de su dormitorio por espacio de
media hora. Ni que decir tiene que a sus compañeros no les
agradaba demasiado este comportamiento. Finalmente volvía a
dormir d dos y media a siete de la mañana.
Después de graduarse, Maxwell permaneció en
Cambridge, impartiendo clases y realizando experimentos. Fue por
esta época cuando conoció la obra de Faraday. Habiéndose enterado
de la controversia en torno al concepto de campo de Faraday y a la
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 85

"acción a distancia de una fuerza" defendida por los matemáticos,


Maxwell se acercó con cautela a la obra de su predecesor. Escribió:
"...antes de empezar el estudio de la electricidad, decidí no leer
ningún trabajo de matemáticas relacionado con el tema hasta no
haber leído a fondo los Experimentos sobre electricidad De Faraday.
Yo era consciente de que ni este ni los matemáticos se encontraban
satisfechos con el lenguaje empleado por el partido contrario".
A Maxwell le fascinó de inmediato la idea
propugnada por Faraday, escribiendo más tarde en su libro Tratado
sobre electricidad y magnetismo "Faraday imaginaba líneas de fuerza
que atravesaban todo el espacio allí donde los matemáticos veían
centros de fuerza que atraían a distancia: Faraday buscaba el origen
del fenómeno en una acción real que se propagaba a través del
medio, mientras que los matemáticos se conformaban con haberlo
encontrado en una fuerza que actuaba a distancia y se encontraba
aprisionada en el fluido eléctrico".
Maxwell decidió desarrollar las ideas de Faraday.
Empezó examinando los cuatro principales hachos conocidos sobre la
electricidad y el magnetismo:
1.-Las cargas eléctricas se atraen o repelen,, y la fuerza es del
mismo tipo (inversamente proporcional al cuadrado de la distancia)
que la que se deriva de la ley de la gravedad.
2.-Una carga móvil o una corriente eléctrica, produce un campo
magnético (ley de Oersted). Ahora bien, dado que una carga lleva
asociado un campo magnético, podemos decir que un campo
eléctrico móvil produce un campo magnético.
3.-Un imán en movimiento produce una corriente, y por tanto
un campo eléctrico (Faraday)
4.-Una corriente eléctrica que pase por un circuito puede crear
una corriente eléctrica en un circuito cercano.
Pronto se dio cuenta de que el concepto de campo
podía expresarse en términos matemáticos. Sus primeros esfuerzos
se centraron en torno a la analogía entre las líneas de campo y el
concepto de flujo utilizado en la ciencia que estudiaba el movimiento
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 86

de los fluidos, esto es, la hidrodinámica. Empleando los métodos de


dicha ciencia, introdujo el concepto de "tubos de flujo", tubos
similares a los que conducen el agua, solo que en este caso
transportan un fluido eléctrico. La velocidad del fluido representa la
fuerza eléctrica, y la diferencia de presión de un punto a otro, el
potencial eléctrico (diferencia de voltaje).
El resultado de todos los años de estudio de
Maxwell fue la expresión, en cuatro ecuaciones, de todas las
propiedades básicas de los campos. Sin embargo, no tardó en darse
cuenta de que las ecuaciones presentaban una incoherencia interna;
con el fin de evitarla, tuvo que añadir un nuevo término a una de
ellas. Maxwell analizó dicho término y descubrió que correspondía a
un nuevo tipo de corriente eléctrica, conocida en la actualidad con el
nombre de corriente de desplazamiento. Si se aplica una fuerza
eléctrica a una partícula de electricidad dentro de un cuerpo aislante,
esta, normalmente, no saldrá despedida de forma arbitraria, sino
que, por el contrario, sufrirá un ligero desplazamiento. Cuando se
interrumpe la fuerza eléctrica, la partícula vuelve a su posición de
equilibrio y oscila brevemente en torno a ésta. Esto significa que si
variamos la fuerza eléctrica de forma periódica, por ejemplo
conectándola y cortándola varias veces, podemos producir una
corriente oscilante o alternativa que se desplazará, de hecho, a
través del cuerpo aislante.
Las cuatro ecuaciones de Maxwell continúan siendo
la base de todos los fenómenos de naturaleza eléctrica o magnética
y constituyen una de las contribuciones a la Física más importante de
todos los tiempos. La electricidad y el magnetismo se encontraban
ahora completamente unificados, y su interelación adquiría una
especial claridad dentro del marco de las ecuaciones.
Gracias a este tipo de descubrimientos fue posible
la invención del televisor o la radio: se envía una señal en forma de
electrones, a una antena situada encima de una estación de radio o
televisión. dichos electrones adquieren un movimiento acelerado
mientras se desplazan en ambos sentidos a través de la antena,
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 87

generando así una onda electromagnética que se propaga por el


espacio. Esta es la onda que capta el aparato de radio o televisión.
Una vez que Maxwell postuló la existencia de dichas
ondas, se vio en la necesidad de conocer la velocidad con la que se
propagaban. El resultado fue que las ondas electromagnéticas se
desplazaban a la misma velocidad que las ondas luminosas. Maxwell
abrigaba la convicción de que esto no era una mera coincidencia; si
ambos tipos de ondas se propagaban a la misma velocidad, era
razonable suponer que se encontraban íntimamente vinculadas entre
sí, en consecuencia Maxwell postuló que la luz era una onda
electromagnética y que el conjunto de ecuaciones que gobernaban la
primera se podía aplicar a la segunda. Por lo tanto, se contaba ya
con otra unificación: la de los fenómenos electromagnéticos y la luz.
Desde aquí, tal vez se haga más fácil de entender
porqué Einstein estaba tan seguro de que se podían unificar la
electricidad y el electromagnetismo. Si la vinculación del campo
eléctrico y magnético y la de ambos con los fenómenos ópticos (luz)
indica algo es que parece casi como si la propia naturaleza
demandase la unificación. Aunque Maxwell demostró la existencia de
las ondas electromagnéticas, no vivió lo suficiente para ver su
descubrimiento. Diez años después de su muerte, Heinrich Hertz
descubrió las primeras ondas electromagnéticas de naturaleza no
óptica: las ondas de radio. Hoy sabemos que hay una gama completa
de este tipo de ondas, que abarca desde las ondas largas de radio
hasta la luz visible, pasando por las microondas y los rayos
infrarrojos. Dentro de la gama de radiaciones con longitudes de onda
todavía más cotas, tenemos los rayos ultravioletas, los rayos X y los
rayos g. El descubrimiento de las leyes que gobiernan estas ondas
constituyó un logro monumental. La mayoría de las comodidades de
las que hoy disponemos deben su existencia a dichas leyes.
En 1871 Maxwell aceptó una cátedra en la
universidad de Cambridge, dedicándose los años siguientes a poner
en macha el que habría de ser el laboratorio mejor equipado y más
conocido de toda Europa, el laboratorio Cavendish.
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 88

Todos los que conocían a Maxwell decían de él que


era una persona amable y de una generosidad sin límites. Con el
paso de los años, se volvió más reservado, viéndosele con frecuencia
deprimido. Sus amigos intentaron ayudarle, pero sin éxito. Más tarde,
habría de conocerse la razón de su comportamiento: tenía cancer.
Durante dos años no se lo contó a nadie y tampoco hizo nada para
atajar la enfermedad. Finalmente los dolores fueron insoportables,
siendo trasladado a Glenlair, donde murió al cabo de dos semanas.
Había muerto el físico matemático más grande de la época, pero ese
mismo año -1789- había de nacer otro más grande todavía: Albert
Einstein.

15.2.-LOS PRIMEROS INTENTOS DE UNIFICACION


Con el descubrimiento de Maxwell de las leyes que
rigen los campos electromagnéticos, y el descubrimiento de Einstein
de las ecuaciones de campo gravitatorio, se contaba con dos teorías
importantes, pero desvinculadas entre sí. Existen semejanzas entre
ambos campos, pero, al mismo tiempo, hay significativas diferencias.
Ambos requieren una fuente: la fuente del campo gravitatorio es la
materia y la del campo electromagnético una carga eléctrica. Si
imprimimos un movimiento oscilatorio a una carga, el campo
eléctrico variable existente a su alrededor genera un campo
magnético, y la combinación de ambos se desplaza por el espacio en
forma de onda electromagnética. Del mismo modo, si imprimimos un
movimiento oscilatorio a una masa, se propaga por el espacio una
onda gravitatoria. Pero, en el caso del campo electromagnético, hay
dos tipos de fuentes, las cargas positivas y las cargas negativas. No
ocurre lo mismo en el campo gravitatorio, la materia se presenta
bajo una única forma.
No obstante, los dos campos se asemejan en el
modo como varia la intensidad en torno a su fuente. El campo
eléctrico es más intenso a medida que nos acercamos a la fuente
generadora. Examinemos el electrón con el fin de sacar una
importante conclusión de lo dicho anteriormente: a medida que nos
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 89

acercamos al mismo, aumenta la intensidad del campo eléctrico


hasta que, justo en el centro, según la teoría, la intensidad del campo
se hace infinita. Decimos que en dicha posición existe una
singularidad. Algo similar ocurre en el caso de la gravedad: existe
una singularidad en el centro de la masa.
Este era un aspecto de la teoría que desagradaba a
Einstein profundamente. No creía en las singularidades de los
campos e intuía que,, a la postre, nos liberaríamos de ellas. "las
partículas materiales no desempeñan papel alguno en la teoría de los
campos", escribió en 1950, en un artículo aparecido en Scientific
American.
Ya antes que Einstein se hubiera ocupado del
problema, se había advertido la semejanza del campo eléctrico y del
campo gravitatorio y la posibilidad de unificarlos. El primero en
intentar su unificación fue el físico àlemán Hermann Weyl. Weyl
consideró un aspecto de la relatividad del que ya hemos hablado: la
no conservación de la dirección en un espacio curvo. la mejor forma
de ver esto consiste en considerar la superficie de la Tierra. Si dos
aviones, situados inicialmente a una cierta distancia el uno del otro,
despegan del Ecuador y siguen rumbos paralelos en dirección al Polo
Norte, sus trayectorias de vuelo no serán paralelas. De hecho,
sabemos que dichas trayectorias se cruzarán en el Polo Norte, lo que
significa que, aunque hayan despegado en la misma dirección, esto
es, hacia el norte, volarán en direcciones claramente diferentes
cuando alcancen el citado polo, e incluso antes. Lo dicho se puede
comprobar fácilmente mirando los meridianos sobre un globo
terráqueo. Esto significa que la dirección no se conserva en un
espacio curvo.
Weyl decidió estudiar la posibilidad de que no se
conservara tampoco la longitud. Esto significaría que no sólo
cambiaría la dirección del avión a medida que se desplazara por el
espacio, sino que cambiaría también la longitud del mismo. Para
calcular este cambio matemáticamente, Weyl tuvo que introducir una
ligera modificación de la estructura de la relatividad general. Supuso,
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 90

además del usual conjunto de números o variables que definían el


campo gravitatorio, existía otro relacionado con la longitud. Podía
parecer que esto era como buscar una aguja en un pajar. Las
longitudes no cambian en el mundo real por el mero hecho de
moverse en direcciones diferentes,. pero, de manera asombrosa,
cuando se analizaron los resultados, aparecieron misteriosamente,
las ecuaciones de Maxwell. Parecía casi como si fuera cosa de magia,
y los científicos ponto se interesaron por el milagro.
Weyl, modificando ligeramente la relatividad
general, había formulado una teoría que describía tanto el campo
electromagnético como el campo gravitatorio ¿Significaba esto que
se había conseguido una unificación de ambos?. Al principio, esto fue
lo que pensaron muchos científicos; pero, cuando se analizó la teoría
con más detenimiento, se vio que era errónea. Einstein fue el
primero en poner el dedo en la llaga.
El problema radicaba en el concepto de longitud. En
la teoría de la relatividad, las únicas longitudes significativas son las
longitudes de espacio-tiempo. Dicho en otras palabras: toda longitud
tiene siempre un componente temporal o intervalo de tiempo. Esto
quiere decir que si dos objetos diferentes siguiera rutas distintas
hacia un mismo punto, no sólo variarían sus longitudes, sino también
el correspondiente intervalo de tiempo. Este intervalo de tiempo
podría corresponder, por ejemplo, a la frecuencia de vibración de un
átomo. esto significaría que si dos átomos idénticos siguiesen rutas
diferentes hacia un mismo punto, vibrarían con frecuencias,
asímismo diferentes. Sabemos que no sucede esto; si este fuera el
caso no veríamos las nítidas líneas espectrales de las estrellas
lejanas y, sin embargo, las vemos.
Weyl pronto reconoció el error y metió su teoría en
un cajón. Puede que fuera un fracaso, pero con ella se consiguió algo
importante: llamar la atención sobre la posibilidad de que se
pudieran unificar los campos electromagnético y gravitatorio.
Einstein, al igual que los otros, se puso a trabajar inmediatamente en
una teoría alternativa..
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 91

En 1921, Kaluza intentó en Alemania otra


interesante unificación. Kaluza demostró que si las ecuaciones de
Einstein se escribían para cinco dimensiones, en lugar de para
cuatro, sucedía el mismo milagro: las ecuaciones de Maxwell
aparecían en la teoría. La teoría de Kaluza suscitó un considerable
interés durante varios años. Pero había un problema importante: el
mundo real sólo tenía cuatro dimensiones : tres espaciales y una
temporal. ¿Cúal era el significado de la quinta dimensión? Kaluza se
dio cuenta de que tendría que suprimirla de algún modo cuando
aplicase la teoría al mundo real.
En 1926, el físico sueco Oscar Klein amplió la teoría.
Sugirió que la quinta dimensión no era observable físicamente,,
porque tenía la forma de un bucle tan estrechamente arrollado que
no podíamos verlo. Otros científicos, incluido Einstein, trabajaron la
teoría, pero el interés se fue desvaneciendo paulatinamente. Una de
las dificultades principales residía en que no predecía nada nuevo.
Proporcionaba las ecuaciones de Einstein y de Maxwell, pero no
mucho más. Recientemente, sin embargo, ha resurgido el interés por
la teoría y algunos científicos creen que, a la postre, puede dar lugar
a un importante progreso. No hace mocho tiempo Abdus Salam, un
prominente físico teórico, se ha referido a ella calificándola como uno
"de los cuatro principales avances hacia la realización del sueño de
Einstein". Una versión moderna de la teoría, que tiene once
dimensiones y guarda relación con otra importante teoría llamada
supergravedad, ha suscitado ultimamente un gran interés. Nos
referiremos a ella posteriormente.
Misner y Wheeler expusieron en 1957 otra teoría
de unificación de campos, la geometrodinámica. Teniendo en cuenta
la ecuación de Einstein (Tensor A=Tensor B), encontraron que
bastaba una pequeña modificación para que B se pudiera poner en la
misma forma que A. Con esta modificación, el campo
electromagnético, que se encontraba anteriormente contenido en B,
se convertía en un término geométrico semejante a A. La nueva
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 92

forma de la ecuación contenía tanto el campo electromagnético


como el gravitatorio, y no tenía fuentes.
Podría parecer que una ecuación sin fuentes
representa un problema ¿Cual era el origen de los dos campos?
Misner y Wheeler salvaron esta dificultad ingeniosamente,
recurriendo a una idea introducida por Einstein con anterioridad: los
agujeros de gusano en el espacio (Einstein los llamaba puentes en el
espacio) Las líneas de campo, en un agujero de gusano, entran por
uno de los extremos, fluyen a través de los agujeros de gusano, y
salen por el otro extremo. Si mirasemos estos agujeros desde arriba,
parecerían fuentes: una fuente positiva, por donde salen las líneas de
campo, y una fuente negativa, por donde salen dichas

líneas. Pero la fuente de los campos


electromagnético y gravitatorio son partículas, asi que, al introducir
estos tubos, estaríamos reemplazando las partículas por "agujeros de
gusano". No habría materia, sólo "agujeros de gusano en el espacio.
Esto era naturalmente, lo que Einstein quería. Aborrecía las
singularidades y las fuentes usuales -partículas- daban lugar a
singularidades. Los agujeros de gusano obviaban esa dificultad.
Durante varios años, muchos científicos trabajaron
en teorías unificadas de campo basadas en generalizaciones de la
relatividad general. Pero, paulatinamente, a medida que aumentaban
las dificultades y las esperanzas decrecían, todos ellos fueron
desistiendo a cambio de teorías más prometedoras.
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 93

15.3.-LA TEORIA DEL CAMPO UNIFICADO DE EINSTEIN


En 1925 Einstein empezó a trabajar en una teoría
de la que habría de ocuparse, con interrupciones ocasionales,
durante toda su vida. El principal problema que preocupaba a
Einstein, a saber, la naturaleza de las fuentes, ya se encontraba en el
ambiente antes de que el científico alemán se ocupara de él.. ¿De
qué modo, por ejemplo, se mantenían unidas las partículas? El
electrón, por ejemplo, se compone de cargas eléctricas negativas.
Pero las cargas eléctricas negativas repelen las cargas eléctricas del
mismo signo situadas en las proximidades, de manera que parece
que el electrón debería, en un cierto sentido, repelerse a sí mismo.
Una porción de carga debería repeler una porción vecina, el electrón
debería explotar.
Hasta cierto punto, esto continua siendo un
problema aún hoy en día. No hemos encontrado una teoría
satisfactoria que explique las fuerzas existentes en el interior del
electrón, pero soslayamos la dificultad suponiendo que el electrón no
tiene interior. Se trata de una carga puntual sin dimensiones, y en
consecuencia, no puede repelerse a sí misma. Los experimentos
parecen corroborar la bondad de esta suposición.
Al igual que Weyl y Kaluza, Einstein pensaba que
una teoría de la unificación de campos, debía derivarse,
necesariamente, de una generalización de la relatividad general.
Weyl y Kaluza la habían generalizado añadiendo una variable y una
dimensión, respectivamente. Einstein indagó otras posibilidades y
encontró una: una particularmente satisfactoria y lógica, por lo que a
él se refería. La relatividad general era una teoría simétrica; en otras
palabras: el conjunto de variables era simétrico, del mismo modo, en
gran medida, que nuestro cuerpo es simétrico respecto a un eje
vertical. Tenemos dos ojos, dos oídos, etc... Einstein decidió ver lo
que sucedería si suprimía esta teoría y creaba en su lugar una teoría
asimétrica. Aparecieron de nuevo las ecuaciones de Maxwell y una
vez más, pareció que se encontraba al alcance de la mano una teoría
de la unificación de campos. Einstein trabajó en ella durante algún
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 94

tiempo, pero, algunos años después, la abandonó durante un breve


espacio de tiempo para ocuparse de otra teoría.
A principios de 1929, Einstein llegó al
convencimiento de que esta variante era la teoría correcta. La noticia
se filtró a la prensa originando de inmediato grandes titulares en
todos los periódicos del mundo. Se acogió la nueva teoría de Einstein
calificándola de importante avance científico. Pero Einstein sabía que
no había sido contrastada todavía y que ello requeriría,
probablemente, varios años. La publicidad que se le dio al asunto le
irritó profundamente, sobre todo cuando descubrió que la teoría no
era correcta.
Ahora empezaba a evidenciarse una de las
principales dificultades de los intentos de Einstein en pos de una
unificación. Algunos años antes, se había descubierto la teoría
cuántica, y los resultados que proporcionaba, concordaban bastante
bien con los experimentos. Si la teoría de unificación de campos de
Einstein aspiraba a ser la teoría definitiva sobre el Universo, debería
incorporar, de un modo u otro, la teoría cuántica.
A Einstein no le agradaba la mecánica cuántica y su
enfoque estadístico de los problemas del microcosmos. Estaba
seguro de que su generalización orillaría las ideas de probabilidad e
indeterminación. Pero la mecánica cuántica se desarrolló
rápidamente y, al cabo de algunos años, la mayoría de los
fenómenos físicos del microcosmos se hallaban bajo su dominio
explicados en un lenguaje nuevo o extraño. Los científicos
empezaron a abandonar la relatividad general siguiendo la mayoría
de ellos la mecánica cuántica. Poco después, Einstein se quedó
prácticamente sólo en la búsqueda de una generalización de su
teoría.
Durante algún tiempo, Einstein trabajó en Princeton
con varios colaboradores Hoffman, Infeld, Strauss y Bargmann. Y
muchas veces pensó que había alcanzado la meta final, sólo para
encontrarse algunos días o semanas después con que se había
venido abajo su nuevo "edificio" de ecuaciones matemáticas. Strauss
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 95

escribió: "Trabajamos durante nueve meses en una teoría concreta.


Entonces, una noche, descubrí un tipo de solución que, a la luz dl
nuevo día, reveló que la teoría era inconsistente desde el punto de
vista físico". A Strauss el revés casi le provoca dejar el trabajo
definitivamente, pero escribió: "...a la mañana siguiente, Einstein
había olvidado el fracaso y se encontraba ya pensando en una nueva
teoría".
A Einstein se le seguían ocurriendo nuevas ideas,
pero no ya de la misma forma que en su juventud. Además, las
dificultades de la nueva teoría resultaban incluso mayores que las
que se le planteaban cuando había formulado la relatividad general.
En la teoría anterior había dispuesto de una serie de pautas por las
que poder regirse, pero, ahora, andaba a tientas en una jungla
matemática de complejas ecuaciones con poca luz o guía. En este
caso, se trataba más bien de una propuesta elaborada al azar: se
probaba, y si no funcionaba, se ensayaba otra cosa.
Hacia mediados de los años cincuenta, hasta
Einstein empezó a tener dudas. había trabajado con ahínco y, sin
embargo, no había alcanzado la meta. Poco antes de su muerte
admitió a regañadientes: "Parece dudoso que una teoría de campos
pueda explicar la estructura atómica de la materia y las radiaciones,
asi como los fenómenos cuánticos". Sin embargo, Einstein siguió
intentando encontrarla hasta el final de sus días.

LA MUERTE DE LAS ESTRELLAS


Como hemos visto, los científicos trataron de
ampliar la relatividad general en un esfuerzo por unificar los campos
gravitatorio y electromagnético. Los intentos fueron ingeniosos y, en
algunos casos, estuvieron prodigiosamente cerca de alcanzar la
meta, pero la unificación de estos dos campos no se ha conseguido
todavía.
Supongamos, no obstante, que logramos tal
unificación ¿Se habrían acabado nuestro problemas? ¿Tendríamos
una teoría de unificación de campos? Dificilmente. Hay dos campos
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 96

que no abarca la teoría; además, queremos una teoría que no falle


nunca, y la relatividad general incurre en este defecto. Sabemos, por
ejemplo, que no es aplicable al mundo de los átomos; pero existe,
además, otra circunstancia en la que falla: a densidades
extremadamente altas. Y no nos referimos a las densidades
moderadamente altas con las que nos topamos en la vida cotidiana.
Lejos de ello. Dichas densidades aparecen sólo en las condiciones
cosmológicas más extremas.
Nuestra tarea consiste ahora en ver y comprender
donde y porqué fracasa la teoría, y el mejor lugar para comenzar son
la estrellas. nuestro Sol es naturalmente una estrella con la que nos
encontramos particularmente familiarizados, así que comenzaremos
por ella. Cuando se la examina a través de un filtro adecuado tiene el
aspecto de un disco liso y brillante, un lugar tranquilo, en definitiva;
pero si contemplamos su superficie más de cerca con un instrumento
apropiado, vemos que es en realidad un mar de gas caliente y
burbujeante en constante agitación. En ocasiones, dicha agitación es
tan intensa, que se levan, a velocidades enormes, gigantescos
penachos. Siguiendo las líneas de fuerza de un campo
electromagnético, dichos penachos alcanzan miles de kilómetros y
luego vuelven a caer sobre la superficie. Pero no vuelve a caer todo
el material arrojado. En ocasiones se producen inmensas llamaradas
que arrojan partículas al espacio, y éstas se alejan de las
proximidades del sol y atraviesan el Sistema solar.
¿Cual es la causa de esta tremenda agitación? Si
queremos encontrar una respuesta debemos examinar el interior de
Sol. Allí nos encontramos con estratos gaseosos aún más calientes
que los de la superficie. De hecho, a medida que nos acercamos al
núcleo, su temperatura es cada vez mayor. El astrónomo suizo Jacob
Emden fue el primero que sugirió que el Sol podía estar constituido
en su totalidad por gas caliente; sin embargo, fue el astrofísico
Arthur Eddington quien desarrolló la idea y el que nos proporcionó
el primer modelo matemático del interior de una estrella
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 97

16.1.-EDDINGTON
Eddington fue un personaje enigmático. Fue un
genio y uno de los grandes gigantes de la Astronomía, sin embargo,
hizo varias cosas extrañas al final de su vida. Al igual que muchos
científicos que le siguieron, terminó por centrar su atención en la
unificación de la teoría general de la relatividad y de la teoría
cuántica. Pocos comprendieron la culminación de sus esfuerzos, que
se publicó en un libro titulado Teoría fundamental. Hoy en día se le
considera poco menos que una rareza.
Eddington nació en 1882 en Westmorland,
Inglaterra, en una familia de cuáqueros. Su padre, director de una de
las escuelas de la localidad, murió cuando el muchacho tenía sólo
dos años, siendo educado, a partir de entonces, por su madre. Desde
muy joven evidenció una gran capacidad para las matemáticas:
aprendió a multiplicar hasta la tabla del 24 antes de saber leer, y, a
los diez años, no había noche que se apartara del telescopio,
fascinado por lo que veía en el cielo.
Ganó premios durante el bachillerato, que
culminaron en una beca para estudiar en la Universidad de
Manchester. para su sorpresa, sin embargo, cuando llegó a
Manchester se encontró con que era demasiado joven para poder
ingresar. Por suerte, alguien tuvo la previsión de flexibilizar las
normas. De allí pasó a estudiar la Trinity College, de Cambridge. Tras
graduarse, trabajó algún tiempo en el campo de la física
experimental, en el laboratorio Cavendish, pero se aburrió pronto. Lo
que le interesaba era la física teórica y no jugar con aparatos de
laboratorio. Así, en 1906, cuando quedó vacante un puesto en el
observatorio de Greenwich, lo aceptó gustoso.
A pesar de su ineptitud para los trabajos de
carácter experimental, se convirtió en un excelente observador, y no
tardó en verse involucrado en importantes observaciones
astronómicas. El astrónomo holandés Jacobus Kapteyn acababa de
organizar un plan de ámbito mundial para estudiar nuestra galaxia.
Algunos de los primeros resultados obtenidos por este científico
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 98

indicaban que había dos grupos de estrellas claramente definidos en


las proximidades del Sol. Eddington contribuyó a demostrar que tal
hecho se debía a la rotación de nuestra galaxia. Sin embargo, los
astrónomos seguían sin conocer exactamente no sólo la estructura
detallada de ésta, sino además, si había otras galaxias en el
Universo. Con el telescopio se podían ver muchos objetos borrosos,
algunos de ellos elípticos y otros con forma totalmente irregular, pero
¿Qué eran?, ¿Universos estelares aislados, como nuestra galaxia, o
manchas gaseosas simplemente? Eddington se inclinó por la
afirmación de que eran universos aislados, demostrándose, más
tarde, que esto era verdad en la mayoría de los casos.
En 1932 quedo vacante la cátedra Plumian de la
Universidad de Cambridge, al morir G.H. Darwin, hijo de Charles
Darwin. Nadie abrigó la menor duda de que la ocuparía Sir James
Jeans, uno de los discípulos de Darwin, pero el comité seleccionador
escogió a Eddington. La decisión resultó particularmente
sorprendente, a que Eddington tenía tan sólo treinta años. Jeans,
naturalmente, se sintió decepcionado y, durante muchos años,
consideró a Eddington un serio rival en todo aquello que hacía.
Durante las siguientes décadas los dos hombres protagonizaron
serias y en ocasiones acaloradas disputas públicas.
El mismo año en que Eddington obtuvo la cátedra
Plumian se publicó un importante gráfico llamado de Hertzsprung-
Rusell en honor de sus descubridores. Dicho gráfico relacionaba la
luminosidad absoluta o verdadera de una estrella con su
temperatura superficial. En semejante gráfico la mayoría de las
estrellas tienden a ocupar una diagonal, lo que indica que ambas
variables se encuentran más o menos relacionadas entre sí.
Eddington llegó al convencimiento de que dicho gráfico era la clave
para entender el interior de las estrellas y, en efecto, resultó ser una
suerte de "piedra roseta".
No obstante, a la sazón no se conocía casi nada del
interior de una estrella. Emden había sugerido que eran cuerpos
totalmente gaseosos, pero muchos astrónomos estaban convencidos
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 99

de que consistían en una especie de fluido incomprensible. Pero


nadie tenía ni idea de cual podía ser la temperatura existente en su
interior. De hecho era una cuestión que ni siquiera se les había
pasado por la cabeza a la mayoría de los astrónomos. El interior de
las estrellas no fue, en cualquier caso lo primero que interesó a
Eddington; su implicación en el tema se produjo de manera indirecta.
Se había propuesto explicar las extrañas pulsaciones de las variables
Cefeidas -grandes estrellas cuya luminosidad varia periódicamente-
pero no tardó en darse cuenta de que no se sabía casi nada de su
estructura interna o de la de cualquier otro tipo de estrellas. Esa fue
la razón que llevó a estudiar este problema en primer lugar..
Tomando como punto de partida la idea de que eran cuerpos
totalmente gaseosos, Eddington se decidió a examinar las
condiciones que se requerirían para que permaneciese en un
equilibrio estable. La gravedad, lógicamente, generaría una enorme
tendencia centrípeta que tendría que ser contrarestada, de un modo
u otro, por una tendencia en sentido contrario. Parecía que esta
debería estar producida por la presión del gas. Sin embargo, la
genialidad de Eddignton consistió en darse cuenta de que además de
la presión del gas existiría la presión de la radiación. Es bien
conocido, por ejemplo, que la luz común ejerce una presión, y, en el
interior de una estrella, donde los niveles de radiación eran
enormemente altos, dicha presión sería considerable. Eddington
descubrió, en efecto, que era esta presión, y no la presión del gas, la
causa principal de que las estrellas no se derrumbasen sobre sí
mismas (al evitar su contracción). calculó varias de las propiedades
de las estrella basándose en esta suposición, y descubrió que sus
resultados coincidían con las observaciones.
Uno de los cálculos más importantes fue la
determinación de la temperatura del núcleo de una estrella. Se
sorprendió e l magnitud, que alcanzaba quince millones de grados. A
esta temperatura, los átomos se ionizarían (algunos electrones se
separarían de los núcleos). Eddington, entonces, procedió a realizar
lo imposible: creó un modelo completo del interior de una estrella.
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 100

Publicó sus resultados en 1926 en un libro ya clásico: La constitución


interna de las estrellas.
Como profesor, Eddington resultaba aburrido;
entraba en el aula, sacaba un deteriorado ejemplar de su texto de un
enorme bolsillo de su chaqueta, empezaba la clase y en seguida la
mayoría de los estudiantes se encontraban dando cabezadas. Sin
embargo, curiosamente, sus charlas divulgativas tenían un gran
éxito. Empleaba mucho tiempo en prepararlas y gran cantidad de
público iba a escucharlas. Pero estaban quizás demasiado
preparadas, porque, en ocasiones, cuando se vía forzado a desviarse
del tema central, se ponía nervioso. Las preguntas le irritaban, se
mostraba inquieto y se le traba la lengua a la hora de responder.
Pero, a pesar de todo, sus charlas y sus libros de carácter divulgativo
tuvieron un enorme éxito, y a Eddington parecía agradarle la tarea
de divulgar la ciencia, este es quizás el aspecto más conocido de su
vida.
Tras determinar la estructura interna de las
estrellas, Eddington empleó un tiempo considerable en indagar cual
era la fuente de su energía. Era evidente que cedían una enorme
cantidad de energía y que se habían comportado asi durante
millones de años. Después de que su colega F?W?Aston hubo
demostrado que cuatro átomos de hidrógeno pesaban más que uno
de helio (las estrellas se componen en su mayor parte de hidrógeno y
de helio y los átomos de helio consisten en cuatro átomos de
hidrógeno), empezó a considerar la posibilidad de que la masa se
convirtiera en energía. ¿Era posible que una parte de la masa de la
estrella se convirtiera en energía?. En caso de ser así, se liberaría
una enorme cantidad de energía de acuerdo con una ecuación que
Einstein había publicado unos años antes.Eddington llegó al
convencimiento de que la energía de las estrellas tenía su origen en
dicha conversión.
A pesar de su gran fama, Eddington al final de sus
días, como veremos después, obstaculizó el progreso de la astrofísica
al poner en entredicho nuevas e importantes ideas. Su muerte fue
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 101

repentina e inesperada. A finales de 1944, su salud empezó a


deteriorarse. Durante un tiempo mantuvo los dolores ocultos a los
demás, pero, al final, se puso tan débil que se vio forzado a visitar a
un médico. Este le operó inmediatamente, descubriendo un cancer
incurable. Eddington había de morir poco después.

16.2.-EL CICLO VITAL DE UNA ESTRELLA


Sirviéndose de los resultados de Eddington, los
astrónomos pudieron abordar el problema relativo al modo en que se
desarrolla una estrella. Sabemos, en efecto, que en el núcleo de una
estrella ocurren una serie de reacciones que suministran energía a la
misma; los astrónomos denominan a la zona donde tiene lugar,
horno termonuclear. En 1938 Hans Bethe estudió en detalle estas
reacciones en el caso del Sol. Indicó que el hidrógeno se convierte en
helio como consecuencia de una serie de reacciones que liberan una
enorme cantidad de energía. Durante un largo periodo de tiempo
esta energía se abre paso hasta la superficie, pasando luego al
espacio en forma de radiación.
Nuestro Sol es, naturalmente, una estrella más,
semejante a los cientos y cientos que pueden verse en una noche
clara. Es un millón de veces más grande que la Tierra; sin embargo,
sólo es una estrella de tamaño medio. Hay gigantes rojas miles de
veces más grandes, y diminutas enanas blancas, cuyo tamaño
apenas supera el de la Tierra. Como consecuencia de un amplio
estudio de todas estas estrellas, hemos llegado a una teoría
aceptable acerca de cómo se desarrollaron nuestro Sol y los planetas
que giran a su alrededor. Se supone que todas las estrellas y sus
planetas correspondientes (en el caso de que los tengan) se han
desarrollado del mismo modo.
Según los cálculos más fiables, hace
aproximadamente cinco mil millones de años existió una nube de gas
gigantesca compuesta en su mayor parte de hidrógeno, pero
también de algo de helio y de una pequeña cantidad
(aproximadamente un uno por cien) de elementos más pesados.
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 102

Dicha nube, llamada nebulosa solar, tenía una temperatura pequeña,


una forma irregular y giraba lentamente. A medida que la
autogravedad tendía a condensar la nube, ésta fue aumentando su
velocidad de giro, adquiriendo una forma, más o menos, esférica.
Finalmente, la fuerza centrífuga producida por el giro evitó que la
materia de la que estaba compuesta se siguiera condensando,
acumulándose ésta en un plano. En todas las demás direcciones, no
obstante, el gas continuó condensándose, hasta que la nube se
convirtió en un disco gigantesco con una protuberancia en el centro.
A medida que se fue condensando el gas de la
protuberancia, empezó a aumentar la temperatura en las
proximidades del centro, y la radiación resultante comenzó a
propagarse a través de la nube de gas circundante. La protuberancia,
que recibe en esta fase el nombre de protoestrella, se convirtió
finalmente en nuestro Sol. La radiación emitida calentó las zonas por
las que pasaba, pero tuvo dificultades para penetrar en las densas
nubes circundantes, y, como consecuencia de ello, se produjo un
descenso de temperatura.
Entonces, empezaron a condensarse diminutos
granos a partir de la materia de la nebulosa. En las regiones
interiores, las más calientes, se formaron granos de hierro, niquel y
elementos más pesados; en zonas más exteriores, donde la
temperatura era más baja, se condensaron granos de silicio y, en
regiones aún más exteriores, granos de metano, amonio y elementos
más ligeros. Estos granos se precipitaron hacia el plano central del
disco gaseoso, y al final formaron un gigantesco anillo en su interior
similar a los anillos de Saturno, sólo que mucho más grande. Y las
partículas interiores de este anillo, al igual que las de los anillos de
Saturno, se desplazaban con mayor rapidez que las situadas en
zonas más alejadas del Centro. Esto provocó que chocaran entre sí,
soldándose en ocasiones y creciendo gradualmente de tamaño hasta
convertirse en pequeñas rocas. Estas rocas también chocaron entre
sí y se soldaron hasta que algunas de ellas asumieron el aspecto de
asteroides, o "planetesimales". Entonces, las superficies de éstos se
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 103

vieron bombardeadas por pequeños restos de materia que existían


entre los mismos, y ellos, a su vez, colisionaron mutuamente, dando
origen a los protoplanetas -núcleos rocosos de densas atmósferas de
hidrógeno y helio.
En esta fase, el sistema empezó a asemejarse al
sistema solar tal y como lo conocemos hoy en día, pero con una
diferencia importante. Se encontraba todavía inmerso por completo
en una nube gigantesca de hidrógeno y helio. No obstante, la
temperatura en el núcleo del protosol se fue acercando al valor
crítico: quince millones de grado. Cuando alcanzó este número
mágico, se desencadenaron una serie de reacciones nucleares, y el
protosol se convirtió en una estrella. Este repentino
desencadenamiento tuvo un poderoso efecto: una onda explosiva de
gran intensidad -una tempestad solar- se propagó hacia el exterior de
Sol, disipando la niebla de los protoplanetas y limpiando el sistema
solar. Los planetas anteriores se quedaron solo con sus yermas y
rocosas superficies, pero los exteriores, al ser más grandes y
encontrarse más alejados, consiguieron conservar sus atmósferas.
Hoy en día, cuando contemplamos el sistema solar, vemos que los
planetas más grandes y alejados del Sol poseen todavía inmensas
atmósferas de hidrógeno y helio.
Durante millones de años los planetas interiores,
incluida la Tierra se vieron privados de atmósfera, al igual que ocurre
con la Luna actualmente. Pero, como consecuencia de la
radiactividad, se calentó paulatinamente el interior de los mismos
hasta llegar a fundirse. Entonces, la lava derretida y el gas resultante
empezaron a empujar hacia afuera y aparecieron los volcanes. Los
gases arrojados por los volcanes comenzaron a acumularse y, al final,
la Tierra tuvo una atmósfera, pero diferente de la actual, consistente
principalmente en metano, amoniaco, nitrógeno y vapor de agua. No
obstante, a lo largo de los años, dicha atmósfera fue evolucionando
lentamente hasta convertirse en la que conocemos hoy en día.
Entonces, a medida que se condensaba el vapor de agua, se
formaron los océanos, apareciendo, a la postre, la vida en su interior.
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 104

Todas las estrellas se desarrollan del mismo modo.


Empiezan siendo gigantescas nubes gaseosas, se condensan como
consecuencia de la gravedad hasta convertirse en protoestrellas y,
cuando su núcleo alcanza la temperatura suficiente, generan
reacciones nucleares y se transforman en estrellas. Como es
probable que la mayoría de las protoestrellas, como nuestro Sol
primigenio, hayan tenido también discos e materia a su alrededor,
parece razonable pensar que los sistemas solares como el nuestro
son algo común en el universo. Y, de hecho, tenemos firmes pruebas
de que algunas de nuestras estrellas vecinas tienen oscuros objetos
girando en torno suyo, aun cuando no los podamos ver directamente.
El Sol se encuentra ahora en un estado de
equilibrio. Consume hidrógeno tranquilamente, acumula helio a
modo de residuo, y continuará comportándose así durante algunos
miles de millones de años. Al fina, sin embargo, se quedará sin
combustible; ero, antes de que ocurra esto, tendrán lugar dramáticos
acontecimientos. Los astrónomos lo saben porque las observaciones
y los modelos proporcionados por las computadoras les han
permitido desarrollar una teoría pormenorizada de la evolución de las
estrellas. Como consecuencia de este hecho, se encuentran en la
actualidad en condiciones d predecir cómo evolucionarán las
estrellas a lo largo de millones de años, e incluso de miles de
millones de años.
Mientras se consume el hidrógeno, el helio, al ser
más pesado que éste, se acumulará en el centro del Sol. L hidrógeno
continuará ardiendo en una zona situada alrededor de dicho centro y,
a medida que se vaya consumiendo, crecerá el tamaño de la esfera
de helio. Pero, a medida que el núcleo de helo aumente de tamaño,
la presión en el centro se incrementará, lo que hará que aumente
también su temperatura.
Dicho aumento de temperatura se evidenciará en
primer lugar cerca de la superficie del Sol. Como resultado de ello,
las capas exteriores empezarán a alejarse del centro y se enfriarán
en el curso de este proceso. El Sol empezará a expandirse y
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 105

lentamente, a lo largo de millones de años, la temperatura sobre la


superficie de la Tierra se incrementará. Los casquetes polares se
derretirán, provocando la elevación del nivel de los océanos y la
consiguiente inundación de la mayoría de las ciudades costeras. Las
temperaturas en las regiones ecuatoriales se volverán insoportables,
y se producirá un éxodo hacia las regiones meridionales y
septentrionales. Finalmente, cuando la temperatura de dichas
regiones sea demasiado alta, dicho éxodo continuará hacia los polos.
Al elevarse la temperatura, los océanos empezarán
a evaporarse, aumentando de esa forma la nubosidad. La Tierra,
finalmente, se verá envuelta en una densa niebla, fenómeno que irá
acompañado de constantes precipitaciones de lluvia. Pero el
aumento de nubosidad hará que las temperaturas se eleven todavía
más debido al efecto "invernadero". Esto es lo que explica las altas
temperaturas de Venus: la radiación del Sol atraviesa capas de nubes
del planeta; pero, cuando choca contra la superficie, cambia su
longitud de onda y, en consecuencia, no se encuentra en condiciones
de cruzar otra vez las nubes. Mientras rebota una y otra vez entre la
superficie y las nubes, genera una enorme cantidad de calor.
Finalmente desaparecerá todo tipo de vida sobre la Tierra. Los
océanos se habrán evaporado, y la superficie e sus fondos será
estéril. Pero las temperaturas continuarán aumentando y, a la postre,
existe la posibilidad de que se funda la superficie de la Tierra, pues el
caparazón del Sol empezará a desplazarse hacia afuera como si se
tratara de una gigantesca galerna solar. Primero destruirá Mercurio,
luego Venus, entonces se aproximará a la Tierra y sobrevendrá un
extraño crepúsculo rojo. Pero no devorará la Tierra; cesará su
expansión justo antes d que alcance la órbita de nuestro planeta.
Mientras tanto, en las profundidades del Sol, en su
núcleo, el helio seguirá acumulándose y la presión cada vez mayor,
dará lugar a temperaturas desconocidas hasta entonces. Cuando la
temperatura alcance los cien millones de grados, el calor será lo
suficientemente elevado para que arda el helio. Pero, en esta fase,
será tan grande la densidad del helio que, cuando el centro alcance
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 106

el punto de ignición, aquél se comportará como una gigantesca


espoleta. No podrá expandirse para compensar las repentinas
reacciones que están teniendo lugar, y, al cabo de unos segundos,
dichas reacciones se propagarán libremente a través del núcleo. En
la explosión subsiguiente se desgarrará todo el núcleo y, la zona
circundante, donde se consumía el hidrógeno, recibirá un impacto
tan grande que se desgajará por completo. El horno nuclear se
apagará.
Cabría pensar que una explosión así, denominada
destello de helio, destruiría el Sol, pero éste se encuentra tan
dilatado en esta fase, que los efectos de la misma no se evidenciarán
en su superficie. No obstante, con el transcurso del tiempo, se
manifestarán los efectos de la explosión. Al haberse pagado el horno
nuclear, la radiación no podrá filtrarse hacia el exterior, y,
finalmente, el caparazón del Sol se enfriará. Continuará enfriándose
durante millones de años, mientras el helio, lentamente, descenderá
a su posición inicial. Finalmente, cuando todo haya vuelto a su lugar,
el helio comenzará a arder tranquilamente en el centro, y el
hidrógeno circundante empezará a arder también en una zona
situada alrededor de dicho lugar. Tranquilamente, continuará
ardiendo de este modo durante algunos millones de años -un tiempo
mucho más breve que el requerido para la combustión del hidrógeno
originario.
Pero mientras el núcleo continúa ardiendo, su
temperatura seguirá aumentando y, como consecuencia de ello, las
capas exteriores se expandirán y se enfriarán todavía más. Su
temperatura descenderá lo suficiente para que los electrones y los
núcleos empiecen a formar otra vez átomos. En dicho proceso se
formarán fotones (partículas de radiación), lo que producirá un
aumento considerable de la temperatura, y al cabo de poco tiempo,
el proceso adquirirá un carácter incontrolado y el caparazón del Sol
saldrá despedido hacia el espacio.
En la actualidad, cuando miramos a nuestro
alrededor con un telescopio, vemos muchas estrellas inmersas en
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 107

dicho proceso. Se les denomina nebulosas planetarias. El caparazón


expulsado por el Sol pasará cerca de la Tierra, dejará tras de sí las
estrellas gigantes gaseosas y desaparecerá finalmente en el espacio.
AL perder sus capas exteriores, que son más frias que las demás, la
temperatura de la superficie del Sol se elevará vertiginosamente
-pasando de unos miles de grados a una temperatura aproximada de
cincuentamil.
En el núcleo, el helio continuará ardiendo y, al igual
que sucedía con el hidrógeno, se formarán unos residuos -en este
caso carbono y oxígeno. De nuevo el carbono y el oxígeno serán más
pesados que el helio y se precipitarán hacia el centro. AL cabo de
poco tiempo, el helio se consumirá en una zona situada alrededor de
dicho centro. El carbono y el oxígeno arderán también, si la
temperatura llega a los tres mil millones de grados, pero el núcleo de
Sol nunca
El Sol consumirá hidrógeno y helio, pero su masa no
es lo bastante grande para que pueda arder cualquier otro elemento
¿Qué le sucederá ala postre? Morirá, como todas las estrellas, pero su
muerte será lenta y tranquila. El horno nuclear se apagará y
empezará a contraerse lentamente sobre sí mismo. Aumentará su
densidad a lo largo de millones de años, alcanzando al final
densidades del orden de toneladas por centímetro cúbico. Se
convertirá en lo que se conoce como una enana blanca.
16.3.-CHANDRASEKHAR Y LAS ENANAS BLANCAS
A principios de los años cuarenta del pasado siglo,
Friedrich Bessel descubrió la primera enana blanca. AL estudiar el
movimiento de Sirio a lo largo de muchos años, advirtió que su
trayectoria en el cielo no era una línea recta, tal y como cabría haber
esperado. Se veía afectada de un ligero zig-zag, que Bessel creyó
causado por una estrella cercana que no podía ver. En 1862, un
constructor de telescopios, Alvin Clark, descubrió un diminuto punto
de luz junto a Sirio. En la actualidad se le denomina Sirio B; el
componente más luminoso se denomina Sirio A. La diminuta estrella
dejó perplejos a los astrónomos, preguntándose éstos si podía
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 108

tratarse de una estrella en curso de extinción. No obstante, en 1915,


el asombro se apoderó de ellos cuando Walter Adams, del
observatorio de Monte Wilson, fue capaz de filtrar la luz procedente
de la misma a través de un espectroscopio, demostrando así que la
temperatura de su superficie era de ocho mil grados centígrados.
¿Cómo podía un objeto tan pequeño tener una
temperatura tan elevada? Con una superficie tan caliente no podía
tratarse, seguramente, de una estrella moribunda; además, tenía
que ser una estrella mucho más pequeña de lo que se había creído
en un principio. Un sencillo cálculo de su superficie mostró que el
área de su superficie era aproximadamente 2800 veces menor que la
de Sirio. Su densidad, por tanto, tenía que ser increíblemente alta:
0,9 toneladas por centímetro cúbico.
Un extraño objeto, pero ¿Por qué era tan pequeño y
pesado? ¿Qué estaba sucediendo? Las respuestas a estas preguntas
no se conocieron hasta 1927, año en el que Ralph Fowler, de la
Universidad de Cambridge, abordó el problema sirviéndose de la
teoría cuántica. Se dio cuenta de que si la temperatura era tan alta
como la indicada por el espectro, los átomos del interior de la enana
blanca se hallarían disociados; en su interior, por tanto, consistiría en
diminutos núcleos que se encontrarían flotando en un mar de
electrones. Pero los electrones y los núcleos, cuando se encuentran
formando parte de átomos, ocupan un volumen mucho mayor que
como simples partículas. Por extraño que pueda parecer, los átomos
se hallan en su mayor parte vacíos.
Sin embargo, podría alegarse: "Pero nuestro cuerpo
está compuesto de átomos y esto supondría que este es, en su
mayor parte espacio vacío". Además, si somos capaces de palparnos
las manos, ¿Cómo es posible que estas consistan en su mayor parte
en espacio vacío? Cierto, parece que nuestras manos son
relativamente sólidas, pero esto se debe a que los electrones que se
hallan girando alrededor del núcleo forman una barrera, y esta
barrera es lo que palpamos. Sin embargo, si pudiéramos examinar
los átomos más de cerca, veríamos que la mayor parte del espacio
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 109

limitado por dicha barrera se encuentra vacío -el núcleo sólo ocupa
aproximadamente una billonésima parte del espacio que existe allí.
Esto significa que si los átomos se disociaran en electrones y núcleos,
y las presiones fueran lo suficientemente elevadas, tanto unos como
otros quedarían comprimidos en un volumen mucho más pequeño.
Una estrella tan grande como el Sol podría comprimirse hasta
alcanzar el tamaño de un objeto no mucho mayor que la Tierra.
Pero, a la postre, ¿Qué es lo que sostiene el enorme
peso de la estrella? Debería haber una especie de fuerza centrífuga
que compensara los efectos de la tremenda atracción gravitatoria.
Según un principio muy conocido expuesto por Wolfgang Pauli en
1925, todo electrón ocupa un cierto volumen sin que pueda
comprimirse más. Cuando la enana blanca alcanza el estado en que
los electrones se encuentran comprimidos hasta su volumen mínimo,
el proceso no puede seguir adelante. Entonces, la presión de los
electrones es lo que sostiene la masa de la estrella.
Durante años, las enanas blancas plantearon
muchas preguntas para las que no había respuesta ¿Todas las
estrellas se convierten en enanas blancas? Y si no era así ¿Qué les
sucedía? Subrahmanyan Chandrasekhar empezó a estudiar estos
problemas poco después de que el físico alemán Arnold Sommerfeld
hiciera una visita a la universidad de Madrás, India, en 1928.
Aumentó su interés por los trabajos de Fowler y, tras graduarse,
decidió ir a Cambridge para trabajar a sus órdenes. Se sirvió, al igual
que Fowler, de la teoría cuántica; pero se dio cuenta además de que,
a las elevadas temperaturas existentes en el interior de las enanas
blancas, las partículas tendrían velocidades extremadamente altas y
de que se necesitaría, por tanto, aplicar la relatividad especial.
Siguiendo los pasos de Fowler, demostró que la
presión de los electrones era capaz de sostener una estrella con una
masa aproximadamente igual que la del Sol. Luego, la estrella,
permanecería inalterable durante miles de millones de años,
irradiando lentamente su energía restante al espacio y enfriándose
poco a poco en el curso del proceso. Pero cuando examinó estrellas
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 110

con una masa mayor que la del Sol, descubrió un hecho extraño: la
presión de los electrones sería incapaz de evitar su contracción.
Cuando se superaba una masa aproximadamente 1,4 veces superior
a la del Sol, los electrones no podían contrarrestar la fuerza
gravitatoria. Esta masa recibe el nombre de masa crítica.
Cuando llegó a Inglaterra Chandrasekhar examinó
sus resultados con Fowler y otro astrónomo muy conocido E.A.Milne.
Ambos se mostraron escépticos acerca del concepto de masa crítica.
De hecho, lo que Chandrasekhar había demostrado era que, en las
estrellas dotadas de una gran masa, la nube de electrones nunca se
comprime hasta alcanzar su volumen mínimo. O dicho de otro modo:
dicha nube nunca llega a "degenerar". Por tanto, no puede evitar que
la estrella se comprima. Parecía que una vez que la estrella
empezaba a contraerse se contraía indefinidamente.
Chandrasekhar continuó trabajando en el problema,
acabando su tesis en 1933. Fue elegido miembro del consejo de
gobierno del Trinity College y permaneció en Cambridge durante
varios años. Durante su estancia conoció a Eddington, que se
interesó vivamente en su trabajo, visitándole casi a diario.
Chandrasekhar sentía una gran respeto por Eddington, que era, a la
sazón, uno de los gigantes de la astronomía. Sus estudios pioneros
sobre el interior de las estrellas le habían hecho famoso en el mundo
entero.
Chandrasekhar decidió que el mejor modo de
convencer a los científicos de la bondad del concepto de masa crítica
consistía en elaborar en detalle la teoría. Completó esta tarea
monumental en 1934, remitiendo dos breves trabajos a la Royal
Astronomical Society. En enero de 1935 dicha institución le invitó a
dar una charla.
Ahora se sentía muy confiado y estaba seguro de
que sus trabajos serían aceptados de forma inmediata. Pero, para su
sorpresa, después de dar la charla, Eddington, que conocía` estos, se
acercó al podio para leer una comunicación. Eddington empezó
definiendo y explicando los dos tipos de degeneración: la
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 111

degeneración ordinaria y la degeneración relativista (degeneración


de electrones de carácter relativista). Siguió diciendo: "No se si
saldré vivo de esta reunión, pero el objeto de mi comunicación es el
de indicar que no existe nada semejante a una degeneración de
carácter relativista"
Chandrasekhar se sintió sorprendido y enfadado.
Estaba claro que sus trabajos no habían convencido a Eddington,
pero, en vez de decírselo en privado, le ridiculizaba en público.
Chandrasekhar quiso contraatacar, pero se dio cuenta de que el
prestigio de Eddington era tan grande, que cualquier cosa que dijera
éste sería aceptada como un dogma de fe. Abandonó la reunión con
tristeza. Parecía, casi, como si su carrera estuviera acabando antes
de que hubiera empezado en realidad -una sola noche había dado al
traste con varios años de trabajo.
Curiosamente, los ataques de Eddington no
terminaron con esta reunión. Continuó calificando la teoría de
Chandrasekhar de herejía; sin embargo, sus razonamientos eran
vagos e indirectos. Ni Chandrasekhar ni nadie era capaz de
entenderlos.
Chandrasekhar envió posteriormente sus trabajos,
junto con la refutación de Eddington a Rosenfeld, en Copenhague,
que los trasladó a Bohr. Bohr mostró su asombro ante los disparates
de Eddington, calificándolos de sandeces. "¿Podría usted quizás
convencer a Eddington de que aclare sus puntos de vista a los pobres
mortales como nosotros?", contestó Rosenfeld.
Otros varios científicos famosos empezaron a
simpatizar con Chandrasekhar, pero hubieron de pasar muchos años
antes de que se reconociese su trabajo. Escribió un informe detallado
sobre el mismo, publicándolo en un libro titulado Introducción al
estudio de las estructuras estelares después abandonó el estudio de
las enanas blancas.
Por suerte, las ideas de Chandrasekhar triunfaron a
la postre, llegando los astrónomos al convencimiento de que había
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 112

una masa crítica. Pero el problema seguía en pie, ¿Qué le sucedía a


las estrellas con una masa superior a esta masa crítica?

16.4.-MAS ALLA DE LAS ENANAS BLANCAS


Volvamos a nuestra descripción del ciclo vital de
una estrella. Vimos antes que el helio presente en el núcleo del Sol se
inflamará de forma explosiva, generando un "resplandor de helio".
No obstante, al final, las cosas volverán a su equilibrio originario, y el
helio arderá tranquilamente, dejando como residuos carbono y
oxígeno. Pero el carbono y el oxígeno no arderán nunca, dado que no
se alcanzará la temperatura requerida para ello.
En estrellas con una masa mayor, el proceso es
distinto. Tomemos una que tenga una masa diez veces mayor que la
del Sol. En dicha estrella no habrá explosión de helio; una vez que se
inflame el helio, arderá tranquilamente, y el carbono que queda en el
núcleo se inflamará sin violencia poco después, cuando la
temperatura alcance aproximadamente los tres mil millones de
grados. Tendrá lugar este mismo ciclo con el neón, el magnesio, el
silicio el fósforo, el azufre y el niquel, hasta que, finalmente, el
interior de la estrella consista en numerosos anillos esféricos de
carácter concéntrico en los que se desarrollarán combustiones
nucleares. Así es, de hecho, cómo se generarán la mayoría de los
elementos del Universo.
Pero hay un problema. Una vez que la estrella tiene
un núcleo de hierro, el proceso se interrumpe: el hierro no arde. No
obstante, las presiones y las temperaturas son tan elevadas que los
electrones y los protones se aplastan unos contra otros, quedando
unas partículas sin carga denominadas neutrones. Los neutrones
ocupan mucho menos espacio que los electrones y el núcleo empieza
a contraerse, generando todavía más calor y acelerándose el
proceso. Se crea un gran número de partículas llamadas neutrinos,
que,, a diferencia de los protones, pueden penetrar fácilmente en las
capas de la estrella. De forma casi inmediata atraviesan velozmente
dichas capas y abandonan la estrella. Este fenómeno produce un
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 113

vacío energético en el núcleo, que acelera todavía más la


contracción. Al cabo de algunos segundos, el flujo de neutrinos se
incrementa millones de veces, pero las capas exteriores se vuelven
mucho más densas al precipitarse hacia el centro y los neutrinos no
pueden atravesarlas; cabría esperar, por tanto, que dichos neutrinos
las empujarán hacia el espacio. Sin embargo, algunos indicios
recientes apuntan a que son las capas interiores las que, al rebotar
en el núcleo, las empujan hacia afuera. En cualquier caso, después
de algunos segundos, la estrella sufre una explosión de increíbles
dimensiones. Esto es una supernova.
Además de propagar por el espacio los elementos
pesados ya generados por la estrella, la supernova cumple otra
función importante. Vimos anteriormente que, antes de llegar al
hierro, los elementos se generan en diferentes ciclos de combustión.
Pero ¿Qué ocurre con los elementos más pesados como la plata el oro
y el urano? Según las teorías de que disponemos actualmente, se
originará en la explosión de la supernova.
Falta aún por responder una pregunta importante
¿Qué es lo que queda cuando las capas exteriores salen despedidas
hacia el espacio? En 1933, Fritz Zwicky del observatorio de Monte
Wilson, sugirió que lo que quedaría sería una diminuta estrella
compuesta de neutrones, llamada estrella de neutrones. Algunos
años antes, dicho científico y Walter Baade, perteneciente también al
observatorio de Monte Wilson, habían comenzado un amplio estudio
de las supernovas. Como había tan pocas en nuestra Galaxia
(aparece una aproximadamente cada cincuenta años), decidieron
buscarlas en otras galaxias. Tras examinar tres mil galaxias,
observaron doce en un periodo de tres años.
La sugerencia de Zwicky acerca de la posibilidad de
que existieran estrellas de neutrones fue, sin duda, atrevida. Por
desgracia, pocos fueron los que prestaron atención a la misma. El
físico ruso Lev Landau determinó algunas de las características que
tendría que tener una estrella semejante. Más tarde, en 1939 J.
Robert Oppenheimer, de la Universidad de California, se interesó por
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 114

el problema. Con el fin de comprobar la existencia de dichos objetos,


decidió aplicar la teoría de la relatividad general de Einstein,
encargando la resolución del problema a su discípulo George VolKoff.
VolKoff. no tardó en descubrir que si una estrella poseía una masa
suficiente, su colapso daría origen, en efecto, a una estrella de
neutrones. Pero descubrió también algo todavía más extraño:
existiría, como Chandresekhar había predicho para el caso de las
enanas blancas una masa límite.
Cuando se uniesen los electrones y los protones
para dar origen a los neutrones, éstos ocuparían mucho menos
espacio que los electrones, de manera que el objeto resultante sería
más denso. Y Oppenheimer y VolKoff.demostraron una vez más que,
como en el caso de las enanas blancas, existiría una presión
degeneradora, sólo que ahora se trataba de una presión
degeneradora de neutrones que podía evitar la contracción de masas
mayores -de masa hasta 3,2 veces superiores a la del Sol. Este hecho
dio que pensar una vez más a los científicos: ¿Que les sucede a las
estrellas con una masa 3,2 veces superior a la del Sol? Sin embargo,
a la mayoría de los astrónomos, el problema no les quitaba el sueño,
pues nadie había detectado aún una estrella de neutrones ¿Existía en
realidad un objeto tan extraño? Hubieron de pasar muchos años
antes de que se encontrara la prueba de que así era en efecto.
A principios de los años 60, Anthony Hewish, de la
Universidad de Cambridge, elaboró una técnica para distinguir
radiofuentes celestes generadoras de emisiones de pequeño ángulo,
de otras más extensas como las galaxias. Algunos años antes, se
habían descubierto objetos cuasi estelares, llamados cuásares, que
emitían radiaciones de pequeño ángulo, y Hewish pensó que su
técnica sería un instrumento valioso para localizarlos. No obstante,
necesitaría un tipo diferente de radiotelescopio para localizarlos, uno
que fuese sensible a los cambios repentinos de frecuencia (la
mayoría de los radiotelescopios existentes no lo eran). En
consecuencia, decidió construir uno y procedió, con la ayuda de
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 115

varios estudiantes, a cubrir un campo de dos hectáreas con postes y


alambres.
Uno de estos estudiantes era una estudiante de
doctorado, Jocelyn Bell. Cuando en julio de 1967, se dio finalmente
por concluido el proyecto, se le asignó la tarea de analizar los miles
de registros realizados por el radiotelescopio. Una de sus
obligaciones consistía en detectar cualquier interferencia de origen
humano recogida por el telescopio, y al cabo de algunas semanas,
descubrió una señal que parecía ser de origen humano y, sin
embargo, un tanto diferente. Cuando continuó apareciendo todas las
noches, más o menos, a la misma hora, se sintió particularmente
interesada en el asunto y se lo comunicó a Hewish. Este sugirió que
obtuviera un registro de alta velocidad con el fin de conocer su
estructura en detalle, pero cuando ya estaba preparada para
realizarlo, la señal había desaparecido. Continuó buscándola durante
semanas, hasta que llegó un día en el que desistió, trasladándose a
Cambridge para asistir a una conferencia. Cuando regresó para
analizar los gráficos, se encontró en efecto, con que la señal estaba
allí. Al día siguiente, se las ingenió para conseguir el registro de alta
velocidad y se sorprendió al encontrar que aparecían una serie de
picos esparcidos con una gran regularidad -uno cada 1,3 segundos.
Cuando se lo comunico a Hewish por teléfono éste le respondió:
"Bien, eso lo aclara todo, su origen tiene que ser humano". Lo que él
había advertido, y ella no, era la casi imposibilidad de que un objeto
astronómico emitiera impulsos tan rápidos, a no ser que se tratara,
quizá, de una enana blanca o de una estrella de neutrones, en caso
de que existieran tales objetos.
El anuncio oficial del descubrimiento tuvo lugar en
enero de 1968 y la noticia asombró al mundo astronómico. Alguno
llegaron a sugerir que podía tratarse de un mensaje lanzado por
seres extraterrestres. Los teóricos pronto entraron en escena,
centrándose su interés, en primer lugar, en torno a la posibilidad de
que el objeto en cuestión fuera una enana blanca. Pero los cálculos
pronto habrían de indicar que no podía ser una enana blanca (en el
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 116

supuesto deque estos objetos emitieran impulsos) -los posibles


periodos eran demasiado largos. Las estrellas de neutrones, por otro
lado, emitían impulsos demasiado rápidos. Era evidente que el
nombre que se les había dado, el de púlsares, no era el más
apropiado; no podía tratarse de estrellas pulsantes.
Otra posibilidad era la de que fueran una especie
de faros. Podía ocurrir que emitiesen uno o quizá dos rayos de
radiación. Mientras giraban, los rayos incidirían sobre la Tierra del
mismo modo que el rayo de un faro incide sobre un barco situado en
el mar. Cabría esperar que se observara un impulso cada vez que el
rayo barriera la Tierra. Esto parecía un modelo razonable, y la
candidata con más posibilidades, con tal de que la frecuencia de los
impulsos no fuera demasiado rápida, era una enana blanca animada
por un movimiento giratorio. Pero entonces se descubrió un pulsar en
la nebulosa del cangrejo, que emitía unos treinta impulsos por
segundo. Las enanas blancas no podían girar tan rápido; la tensión
las destrozaría. Quedaban tan sólo las estrellas de neutrones. Tommy
Gold, de Cornell, llevaba mucho tiempo abogando a favor de que
dicho tipo de estrellas eran las mejores candidatas a la categoría de
púlsares. Hizo los cálculos adecuados para obtener la energía
liberada por una estrella de neutrones que girara treinta veces por
segundo, y la comparó con el valor conocido de la energía liberada
por el púlsar del cangrejo. Los dos números se encontraban tan
próximos entre sí, que no podía caber la menor duda: el pulsar de la
nebulosa del cangrejo tenía que ser una estrella de neutrones y esto
implicaba que se podía decir otro tanto de los púlsares.
Al cabo de poco tiempo se estudiaron los detalles
de un posible modelo. La estrella de neutrones, animada de un
movimiento rotatorio, poseía un campo magnético enormemente
intenso que giraba con la estrella. su intensidad se debía al colapso
de la estrella: aun cuando el campo fuera demasiado débil en la
estrella originaria, el colapso de esta lo concentraría, convirtiéndolo
en extremadamente intenso. Las partículas con carga, presentes en
la superficie de la estrella de neutrones se alejarían a lo largo de las
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 117

líneas de campo generando ondas electromagnéticas (ondas de radio


y radiación visible). Un aspecto particularmente importante del
modelo consistía en que el eje del campo magnético no tenía porque
encontrarse alineado con el eje de giro, el rayo giraría del mismo
modo que el foco de un faro. Si nos encontrásemos en su trayectoria,
detectaríamos un destello de radiación electromagnética.
La estrella de neutrones tendría un diámetro
comprendido entre quince y treinta kilómetros aproximadamente.
Poseería una superficie extremadamente rígida -millones de veces
más rígida que la del acero- y debajo de dicha superficie existiría lo
que se llama un superfluido: una mezcla de electrones y otras
partículas. Puede que tenga un pequeño núcleo en el centro.
Poco después del descubrimiento de los púlsares se
advirtió que su velocidad de giro disminuía muy gradualmente. En
otras palabras, su periodo aumentaba aproximadamente una
millonésima de segundo cada mes. Cabría esperar algo semejante si
liberaran energía. No obstante, resultó una sorpresa conocer que el
periodo sufría, e algunos de ellos, saltos muy bruscos. Los
astrónomos denominaron a estos saltos repentinos glitches
("resbalones"). Ahora se sabe que, al menos en el caso de la
nebulosa del cangrejo, dicho fenómeno tiene su origen en ciertos
terremotos estelares. A medida que disminuye la velocidad de
rotación de la estrella, su superficie que se encuentra achatada en
los polos, adquiere progresivamente su forma originaria,
produciéndose un ligero agrietamiento de la misma.

16.5.-CONSIDERACIONES FINALES SOBRE LA TEORIA DE LA


RELATIVIDAD
Ahora que sabemos cómo se desarrolla una estrella,
detengámonos un momento y consideremos de nuevo la pregunta
planteada al principio de este capítulo ¿Dónde falla la relatividad
general? Dicho de otro modo ¿Donde se vuelve inadecuada de tal
modo que se requiere otra teoría? Al hacernos esta pregunta
respecto a la teoría clásica de Newton, vimos que fallaba cuando
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 118

intentábamos aplicarla a los átomos; se necesitaba una nueva teoría,


la teoría cuántica. Este fracasa también a velocidades
extremadamente altas y tiene que ser complementada con la teoría
de la relatividad especial.
Resulta que ni siquiera necesitamos la relatividad
general a la hora de ocuparnos de las estrellas ordinarias; la teoría
de Newton nos proporciona una respuesta satisfactoria; por tanto, es
obvio que no falla en este caso. Era importante, sin embargo,
examinar la formación y el ciclo vital de una estrella. Nos ha
proporcionado las bases necesarias para entender las enanas
blancas y las estrellas de neutrones.
Al ocuparnos de las enanas blancas, vimos que el
avance decisivo se produjo cuando Chandrasekhar aplicó la teoría
cuántica y la relatividad especial. Sin estas teorías, las enanas
blancas serían ininteligibles, asi que es evidente que el estudio de
Newton no se acerca a estos objetos. No obstante, tampoco se
necesita la relatividad general para entender las enanas blancas.
Llegamos entonces a las estrellas de neutrones,
mucho más densas que las enanas blancas. Oppenheimer y Volkoff
hicieron los primeros cálculos pormenorizados sirviéndose de la
relatividad general, y vemos, en efecto, que aquí es donde radica el
punto crucial: no se pueden entender o explicar las estrellas de
neutrones o cualquier otro objeto más denso a no ser que utilicemos
la relatividad general.
No obstante, hasta aquí, la relatividad general se
muestra como una teoría adecuada (no falla). Pero ¿Qué hay más allá
de las estrellas de neutrones? Como en el caso de las enanas
blancas, existe otro límite. La "presión degeneradora" de los
neutrones sostendrá estrellas con masas 3,2 veces mayores que la
del Sol. ¿Qué sucederá cuando una estrella con una masa superior a
esta se colapsa? aparecerá un agujero negro. Es aquí donde la Teoría
de la relatividad empieza a fallar.

17.-EL ULTIMO ABISMO: LOS AGUJEROS NEGROS


A. Einstein y la Teoría de la relatividad 119

Recientemente, los astrónomos han centrado su


atención en uno de los descubrimientos más extraños jamás
realizados. Según la relatividad general, existen objetos en el espacio
que poseen campos gravitatorios tan intensos que cuando atraen
estrellas planetas o asteroides o, prácticamente cualquier objeto, los
aplastan de tal forma que se vuelven irreconocibles. Más extraño
todavía: una vez que el objeto atraviesa su superficie no hay modo
de que vuelva a salir; se ve desvinculado para siempre de nuestro
Universo. Estos objetos reciben el nombre de agujeros negros.
Aunque ha habido un gran revuelo en torno a los
agujeros negros durante los últimos años, el concepto no es nuevo;
cuenta, aproximadamente, con más de doscientos años. El
astrónomo John Mitchel indicó, en 1784 que si la masa de un estrella
fuera lo suficientemente grande "engulliría" su propia luz y no
podríamos verla. El científico francés, Piere Laplace llegó a la misma
conclusión algunos años más tarde.
Para entender el razonamiento de estos dos
científicos, empecemos por lo que se conoce como velocidad de
escape. Consideremos varias naves espaciales que despegan de la
Tierra, cada una de ellas animada con una velocidad mayor que la
precedente. Es posible que las dos primeras describan un arco por
encima de la Tierra y caigan sobre la superficie de ésta, pero al final,
habrá una que entrará en órbita. A la postre, se alcanzará una
velocidad en la que las naves ya no orbiten en la Tierra, sino que
escaparán hacia el espacio. Habrán superado el campo gravitatorio
de la Tierra. Esta velocidad recibe el nombre de velocidad de escape,
y no es aplicable sólo a las naves espaciales, sino también a
cualquier objeto (por ejemplo, satélites, partículas, etc...). En el caso
de la Tierra, la velocidad de escape es de unos 11,2 kilómetros por
segundo. Objetos con una masa mayor, sin embargo, tienen
velocidades de escape más altas; de hecho, cuanto más grande es la
masa, mayor es la velocidad, lo que significa que, a la postre, se
alcanzará una masa en que la velocidad de escape será superior a la
de la luz. Si ocurriera esto en una estrella, la luz no podría abandonar
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 120

su superficie. Un objeto así fue el que imaginaron Mitchell y Laplace.


Se trata, hasta cierto punto, de un egujero negro, pero se diferencia
de aquellos de los que vamos a hablar a continuación.
Mitchel llegó a su agujero negro utilizando la teoría
de Newton, pero si trataramos de profundizar en dicho objeto,
sirviéndonos de esta teoría, nos encontraríamos con que no nos dice
casi nada; en lo que se refiere a los detalles, debemos recurrir a la
relatividad general. Karl Schwarzschild fue la primera persona que se
percató de que la relatividad general predecía la existencia de
extraños objetos. Vimos anteriormente que obtuvo una solución para
las ecuaciones de Einstein, poco después de que se hubiesen
publicado, pero dicha solución no le satisfizo. La masa curvaba el
espacio, como Einstein había predicho, pero la curvatura se hacía
infinita cuando aquélla tenía un radio finito y cuando no tenía un
carácter puntual, tal y como cabría haber esperado. El espacio, de
hecho, se cerraba sobre sí mismo, limitando una región desvinculada
del resto del universo.
Schwarzschild comunicó su solución a Einstein, que
se sintió complacido porque se hubiese descubierto una solución,
pero también turbado por el extraño resultado. Poco despés´s, la
atención de Einstein se centró en la unificación de los campos
gravitatorio y electromagnético, y fue en el curso de ésta
investigación cuando descubrió algo que le turbó todavía más.
Muchos científicos habían empezado a pensar que las partículas
fundamentales de la naturaleza (electrones, protones, etc...) tenían
asociadas singularidades matemáticas (aparece una singularidad
matemática cuando una expresión matemática se hace infinita).
Einstein se hallaba examinando estas singularidades con Natan
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 121

Agujero de

gusano en el

espacio

Rosen, cuando descubrió algo asombroso: sus ecuaciones tenían dos


grupos de soluciones en lugar de uno, que era lo acostumbrado. El
primero indicaba que el espacio que conducía a la singularidad
poseía una garganta larga y estrecha; pero, curiosamente, el
segundo grupo correspondía también a una garganta situada al final
de la primera. Y como esto se podía aplicar también a los agujeros
negros, significaba que si alguien se internaba lo bastante en la
garganta, (es decir, hasta el propio agujero negro e incluso más allá)
ésta terminaría por ensancharse de nuevo. Pero ¿A dónde conducía
dicha garganta? La única respuesta posible parecía ser que a otro

uni
verso. A Einstein le desagradaba esta posibilidad y, aún hoy, muchos
científicos se sienten incómodos cuando oyen hablar de otros
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 122

universos. Poco después, estas gargantas empezaron a denominarse


puentes de Einstein-Ronsen; en la actualidad se les denomina, en
ocasiones, "tuneles de espacio-tiempo". Más tarde se demostró que
no tenían porqué conducir a otros universos, sino que podían
desembocar en regiones distantes de nuestro propio universo. Eran,
en realidad, "metros interestelares.
Poco después de que Einstein descubriera estos
puentes, empezó a preguntarse si alguien podía atravesarlos para
desembocar en otros universos. Se sintió aliviado cuando descubrió
que se requería una velocidad mayor que la de la luz y, según la
teoría de la relatividad especial, la materia no puede superar dicha
velocidad.

17.1.-OPPENHEIMER Y LA CONTRACCION INDEFINIDA

Por esta época, los científicos empezaron a


considerar la posibilidad de que el colapso de una estrella pudiera
dar lugar a un agujero negro. En 1939, poco después de concluir su
investigación de las estrellas de neutrones, junto con George Volkoff,
Robert Oppenheimer centró su atención en las estrellas dotadas con
suficiente masa como para poder convertirse en estrellas de
neutrones. Junto a su discípulo Hartland Snyder, descubrió que
cuando se apagase el horno termonuclear de una estrella dotada de
semejante masa, nada sería capaz de evitar que se siguiera
contrayendo indefinidamente. Este extraño resultado dejó perplejo a
Oppenheimer y a sus discípulos, pero, por desgracia, no continuaron
investigándolo.
Oppenheimer nació en Nueva York, en 1904. Sus
padres disfrutaban de una excelente posición, y criados y doncellas
cuidaban de él. Debido a esto, se mostraba, en ocasiones, como un
ser exigente y odioso, según sus discípulos. Pero estos rasgos de su
carácter no malograron su asombrosa inteligencia, ni siquiera a tan
tierna edad. Sus amigos le recordaban como un muchacho atractivo.
Era siempre el primero de la clase, y su "ego", probablemente,
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 123

hubiera saltado hecho pedazos si en alguna ocasión hubiera ocupado


una posición inferior. De hecho, eran tan grandes sus ansias de
saber, que le quedaba poco tiempo para otras cosas.
Sus inclinaciones científicas nacieron pronto.
Cuando contaba seis años de edad, su abuelo le regaló una pequeña
colección de minerales, convirtiéndose poco después´s en un
apasionado coleccionista. Entró en contácto con la física y la química
durante el bachillerato elemental, fascinándole ambas disciplinas;
parte de esta fascinación se debió, sin duda, a uno de sus profesores,
August Klock, por el que sintió un gran afecto. Otro profesor también
ejerció sobre él una considerable influencia -un profesor de inglés
que le dio clases en el Instituto de Enseñanzas Medias. Oppenheimer
formaba parte del grupo de estudiantes a quienes solía invitar a su
casa.
La amistad de estos profesores le ayudó, pero a
Oppenheimer le siguieron considerando un snob, incluso en el
instituto. Le gustaba hacer ostentación de sus conocimientos, y, en
ocasiones, esto le creó problemas. Debido a su arrogancia, era
blanco de una buena cantidad de bromas. En una ocasión, durante
una acampada, lo encerraron desnudo en una nevera durante toda la
noche, porque había escrito a sus padres que se alegraba de haber
venido, dado que estaba aprendiendo cosas de la vida. Los
progenitores se alarmaron y acudieron presurosos al campamento,
desvaneciéndose de inmediato todas las historias escabrosas a las
que había dado lugar el incidente.
La mayoría de la gente que le conoció de joven
decía de él que ra una persona frágil y un tanto desmañada, pero
una visita que realizó al valle Pecos, de Nuevo Méjico, cuando todavía
era un adolescente, le transformó por completo. Nació en él el gusto
por montar a caballo y por las acampadas. Le encantaba dormir en el
suelo, y, en ocasiones, salía sin llevar comida durante prolongados
periodos de tiempo. Más tarde habría de pasar mucho tiempo en este
valle.
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 124

En 1922 inició sus estudios en la Universidad de


Harvard. Todavía no estaba seguro de lo que quería. Todavía no
estaba seguro de o que quería ser, pero, debido al interés que sentía
por la química, se matriculó en esta carrera, completándola en tres
años en lugar de los cuatro previstos en el plan de estudios. Todos
sus compañeros coincidían, al parecer, en que tenía una capacidad
natural superior a la de cualquiera de ellos.
En los estudios que realizó en Harvard continuaba
sacando sobresaliente tras sobresaliente. Siguió sin saber lo que
quería hacer hasta el tercer año, cuando asistió a un curso de
termodinámica impartido por Percy Bridgeman, su primer curso de
física. Quedó plenamente satisfecho y se sintió atraído por
Bridgeman como profesor, comentando más tarde que había sido el
profesor más brillante que había tenido durante sus años en Harvard.
Decidió que deseaba dedicarse a la física en vez de a la química y,
tras graduarse, solicitó su ingreso en la Universidad de Cambridge
(Inglaterra). Quería trabajar a las órdenes de Rutheford, uno de los
más importantes físicos del mundo, y, aunque Bridgeman le escribió
una excelente carta de recomendación, el científico británico no se
sintió impresionado. En lugar de admitirle en su propio laboratorio,
Rutherford dispuso que trabajara a las órdenes de G.P.Thomson.
Cuando llegó a Inglaterra, Thomson le colocó en un
rincón de su laboratorio subterráneo, asignándole la tarea de hacer
delgadas películas de berilio. Pero la inexperiencia de Oppenheimer
en los trabajos de carácter experimental había de ser su ruina; no le
gustaba el trabajo y avanzaba poco. Además de sentir un desagrado
creciente por los trabajos de laboratorio, no le gustaba tampoco el
sitio donde vivía, al que había de calificar de "infierno". Esto no era lo
que había esperado, y no tardó en sufrir una depresión. Intentó
ignorarla, pero sus amigos pronto advirtieron que experimentaba un
gran desasosiego. Superó algunos de sus problemas durante unas
vacaciones, cuando, junto a dos compañeros, realizó un viaje a
Córcega. Hicieron excursiones por las montañas y vivieron libres de
preocupaciones durante dos semanas. Sin embargo, su actitud
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 125

cambió realmente cuando Bohr visitó su laboratorio. Bohr, y el


trabajo realizado por este le impresionaron profundamente, e
inmediatamente tomó la decisión de convertirse en físico teórico.
Poco después, Bohr le invitó a que visitara la
universidad de Gottinga, en Alemania, y Oppenheimer abandonó
Cambridge pensando que en un principio se trataría de una corta
visita, pero le agradaron tanto el talante y el ambiente intelectual de
la ciudad que prolongó su estancia, obteniendo allí algunos años más
tarde el doctorado. En Gottinga, su vida experimentó un cambio
importante: desaparecieron todos los síntomas de la depresión y se
sumió de lleno en su trabajo. Los años que pasó en Alemania fueron
importantes para la física; la nueva teoría de la mecánica cuántica
estaba en curso de desarrollo y se realizaban importantes
descubrimientos todas la semanas.
Oppenheimer se encontraba en medio de todos
estos importantes avances y para él fue una época apasionante.
Colaboró con Bohr, sirviéndose de la nueva teoría para explicar las
colisiones de partículas; ambos habrían de elaborar lo que se conoce
hoy en día como la aproximación de Bohr-Oppenheimer. Poco
después, Paul Dirac se trasladó también de Cambridge a Gottinga, y
él y Oppenheimer, que ya eran buenos amigos, pasaban mucho
tiempo juntos comentando los nuevos descubrimientos.
En 1928, Oppenheimer regresó a los Estados
Unidos. Ocupaba ahora un lugar preeminente en el mundo de la
ciencia: había participado en el desarrollo de la teoría cuántica y era
famoso y, en consecuencia, se encontraba muy solicitado: diez
universidades americanas y varias europeas trataron de contratarlo
como profesor. Incluso Harvard deseaba contar con sus servicios.
Después de meditarlo decidió trabajar conjuntamente en Berkeley y
en el instituto tecnológico de California, en Pasadena. Berkeley le
atraía en particular porque tenía una excelente Facultad de Física,
pero era un desierto en lo que se refería a física teórica. Además,
nadie sabía nada de la teoría cuántica.
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 126

Pero en Berkeley no gozó de un éxito inmediato


como profesor. Según sus primeros estudiantes, daba las clases a
toda prisa y entre murmullos ininteligibles, siempre con u cigarrillo
en la mano y una tiza en la otra, hasta el punto de que los
estudiantes hacían apuestas sobre la posibilidad de que intentara
fumarse la tiza y escribir en el encerado con el cigarrillo, pero al
parecer nunca ocurrió tal cosa.
Sin embrago, no tardó en percatarse de que los
estudiantes no le según y modero el ritmo, lo que influyó
positivamente sobre su forma de dar clase. Su principal virtud era
quizá el tiempo que pasaba con los estudiantes fuera de las aulas. No
le importaba pasarse horas enteras explicando ciertos temas o
intentando aclarar un punto concreto y, por lo general, alababa a los
estudiantes cuando se lo merecían. Pero en clase podía ser
implacable, y muchos sentían un cierto temor ante él. Los
estudiantes diplomados terminaban por idolatrarle, e incluso por
emularle. Los llevaba a cafés, les daba a conocer nuevas comidas y
vinos, y pasaba con ellos una gran arte de su tiempo libre. Se les
llegó a llamar en broma, "los chicos de Oppie". Pero eran la flor y
nata de sus promociones, algunos de los mejores alumnos de
América. Muchos de ellos llegaron a ser famosos por méritos propios.
Este periodo fue especialmente productivo para
Oppenheimer. Publicó varios libros, la mayoría de ellos importantes;
sin embargo, ninguno lo bastante notable como para hacerle
competir por el premio Nobel. Uno de sus discípulos dijo en una
ocasión que, a pesar de poseer una mente aguda y una inteligencia
penetrante, nunca alcanzaba la excelencia debido, sobre todo, a que
no perseveraba en sus descubrimientos.
Hacia 1940 comenzó una nueva fase de su vida. En
1938, Hahn y Strassman habían descubierto en Alemania la fisión
nuclear, y pronto se hizo evidente que se estaba en condiciones de
construir una poderosa bomba. Como los Estado Unidos se hallaban
en guerra con Alemania y se sabía que los alemanes estaban
construyendo una bomba de estas características, los Estados Unidos
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 127

se embarcaron en el proyecto de fabricarla. Oppenheimer asistió a la


mayoría de las reuniones iniciales. En una de las primaras presento
una serie de cálculos sobre la cantidad de material fisionable que se
requería para fabricar la bomba, y en 1940 se le nombró director
administrativo del proyecto. Su primera tarea consistió en encontrar
un sitio donde construir un laboratorio secreto en el que poder
fabricar la bomba. Su conocimiento de Nuevo Méjico le llevó a elegir
Los Alamos (no es necesario decir que la bomba se fabricó y fue
utilizada).
La principal contribución de Oppenheimer a la
Astrofísica, fue el descubrimiento de las estrellas que se contraen
indefinidamente. Constituyó curiosamente, su única contribución en
dicho campo; la mayor parte de los trabajos que realizó entre 1938 y
1939 trataron de física nuclear y teoría cuántica. Oppenheimer se
sintió asombrado ante tan extraño resultado; en 1939, escribiendo a
oto científico, afirmaba: "Hemos estado trabajando en soluciones
estáticas y no estáticas para masas muy pesadas que han agotado
sus fuentes de energía nuclear: viejas estrellas que se contraen quizá
hasta convertirse en núcleos compuestos de neutrones. Los
resultados han sido muy extraños..."
Las estrellas que se contraen indefinidamente,
descubiertas por Oppenheimer y Synder, atrajeron la atención
durante algún tiempo, pero el interés se fue desvaneciendo
paulatinamente. Muchos astrónomos pensaron que se trataba de un
resultado asombroso, pero sin apenas consecuencias para la
astronomía de la época. ¿Cómo podían existir en la naturaleza
objetos tan extraños? Oppenheimer, sin duda, habría continuado
estudiando este tipo de estrellas, pero se interpuso la guerra y su
atención se dirigió hacia la bomba atómica. Nunca más volvió sobre
el problema.
Poco fue lo que se consiguió en la década de los
cincuenta, con apenas un puñado de científicos en todo el mundo
trabajando sobre este tema. Pero a principios de los años sesenta, las
cosas empezaron a cambiar repentinamente. Se descubrieron
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 128

extraños objetos cuasiestelares (conocidos en la actualidad como


cuásares), y cuando se midieron sus energías se vio que eran
enormes ¿Cómo era posible que generaran tal cantidad de energía?
¿Podían estar involucrados los agujeros negros? El descubrimiento de
dichos objetos levantó un gran interés, pero no se habían descubierto
aún las estrellas de neutrones, de manera que no se tomó muy en
serio el concepto de agujero negro..
Entonces, en 1967, Jocelyn Bell captó la primera
señal pulsante y al cabo de unos años, los astrónomos estaban
convencidos de haber detectado la primera estrella de neutrones. Su
atención se volvió de inmediato hacia los agujeros negros; hacia años
que se conocía su existencia desde un punto de vista teórico, pero
¿Existían realmente en la naturaleza? Una vez que los científicos se
interesaron por los agujeros negros, se realizaron rápidos progresos
en el campo de la teoría. John Wheeler, Kip Thorne, Remo Ruffini y
otros científicos no tardaron en ponerse a tabajar de firme en los
Estados Unidos, otro tanto ocurrió con Y.B.Zeldovich e I.D.Novikov en
Rusia, y Roger Penrose, Brandon Carter y Stephen Hawking en
Inglaterra. Al cabo de pocos años, la teoría de los agujeros negros ya
había alcanzado un considerable desarrollo.
El instrumento fundamental en el estudio de los
agujeros negros es la relatividad general, pero conviene señalar que
los agujeros negros no son una consecuencia de la relatividad
general. Si por ejemplo, en un futuro, se demostrase que es
incorrecta la relatividad general, ello no supondría el fin de los
agujeros negros. Existen, en todas las teorías sobre la gravedad que
se han considerado seriamente. Una teoría expuesta hace algunos
años por Dicke y Brans, considerada actualmente como la más seria
competidor a la relatividad general, predice también los agujeros
negros.
A primera vista, pocas son las características
peculiares de un agujero negro, a no ser, quizá, su extraño aspecto.
Su campo gravitatorio es el mismo que el que tenía la estrella antes
de colapsarse. Si un planeta girase en torno a una estrella dotada de
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 129

una gran masa y ésta se colapsase de repente hasta convertirse en


un agujero negro, el planeta seguiría en órbita. De hecho, continuaría
girando, quizá durante miles de millones de años. No obstante, a la
postre, como consecuencia de ciertas fuerzas, se aproximaría
lentamente al agujero negro y, superado un punto crítico, este lo
engulliría y lo trituraría.
Pero si el campo gravitatorio es el mismo antes y
después de colapsarse la estrella, ¿Porqué todo ese jaleo acerca d
que existen fuerzas gravitatorias de una intensidad enorme? Es
cierto que el campo no cambia en torno a la estrella, pero es
importante recordar que el diámetro de la estrella originaria tenía
quizá un millón y medio de kilómetros. Esto significa que nos
podemos acercar mucho más a la superficie del campo y al hacerlo
su intensidad aumenta.
Un agujero negro no emite luz alguna. Sin embargo,
si nos acercáramos en una nave espacial, advertiríamos su
presencia. Sentiríamos los efectos de un campo gravitatorio, pero
con independencia de ello, si nos aproximásemos lo suficiente,
podríamos verlo con un telescopio. Lo que veríamos sería, de hecho,
un círculo negro que se destacaría contra las estrellas del fondo; el
agujero, por sí mismo, no emite ninguna radiación luminosa. EN este
punto, no obstante, tendríamos que tener cuidado; si nuestra nave
espacial se acercara demasiado, sería engullida, y no habría
escapatoria posible.

17.2.-TRANSFORMACION DE UNA ESTRELLA EN UN AGUJERO


NEGRO
Con el fin de ver algunas de la consecuencias de los
agujeros negros, examinemos si el colapso de una estrella dotada de
una masa lo suficientemente grande como para que se pueda
convertir en un objeto de estas características. Supondremos que la
estrella no gira. A medida que envejece, se va agotando su
combustible y se transforma en una gigante roja; pero, a la postre, el
combustible se agota por completo y la estrella se convierte en un
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 130

objeto inestable. Anteriormente, el horno nuclear proporcionaba una


presión centrífuga que equilibraba la atracción gravitatoria. Pero
ahora ya se ha extinguido. En breve, la enorme atracción gravitatoria
aplasta la estrella. En el caso de estrellas pequeñas, con una masa
inferior a la del Sol, el colapso acaece lentamente, a lo largo de
millones de años, pero, en lo que se refiere a las estrellas con una
gran masa, es casi instantáneo. El núcleo de la estrella se derrumba
sobre sí mismo en menos de una milésima de segundo,
transformándose en un agujero negro.
Supongamos ahora que ralentizamos el colapso.y
que lo observamos a cámara lenta.. Dicho colapso se inicia al cabo
de poco tiempo, produciéndose grandes emisiones de rayos x y 
Pero a medida que el colapso continúa, a los fotones les resulta cada
vez más difícil vencer la atracción gravitatoria, que aumenta
constantemente. Aquellos que abandonan la superficie con cierto
ángulo se ven forzados a seguir trayectorias curvas (tal y como
predice la relatividad general). Por último, los que tratan de
abandonar la estrella en una trayectoria paralela a su supeficie
entran en órbita; entonces, una fracción de segundo más tarde, no
puede escapar ningún fotón; la estrella ha pasado por lo que se
denomina su
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 131

Halo causado por la materia que entra en un


agujero negro

Horizonte
de sucesos
(radio
gravitatorio)

Singularidad Corte
transversal
del
horizonte de
Esfera fotónica sucesos
horizonte de sucesos. Ya no podemos verla directamente, vemos
sólo una esfera negra en el espacio. Pero la materia de la estrella
sigue colapsándose más allá del horizonte de sucesos; de hecho,
continúa colapsándose indefinidamente y, a la postre, se contrae
hasta ocupar un volumen cero en el centro de la estrella. Dicho
centro recibe el nombre de singularidad.
¿Ha visto alguien en alguna ocasión, colapsarse una
estrella de este modo? La respuesta tiene que ser negativa por
varias razones. En primer lugar, la estrella se colapsa muy
rápidamente. Veríamos solo una estrella gigante en algún punto del
espacio y luego, repentinamente, desaparecería en el supuesto de
que fuéramos lo suficientemente afortunados como para observarla
en el momento del colapso. Pero como es lógico, hasta un hecho así
es improbable: en lo que llevamos viviendo, solo algunas estrellas
vecinas se han convertido en agujeros negros.
Volvamos al colapso de una estrella y examinemos
las cosas un poco más de cerca. Una vez más, si pudiéramos verlo a
cámara lenta, veríamos como una estrella disminuye de tamaño y
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 132

adquiere un color rojo. Dicho enrojecimiento es una consecuencia del


acompasamiento del tiempo predicho por la relatividad general. Los
fotones se asemejan a pequeños relojes que vibraran con una
frecuencia muy precisa; si el tiempo se ralentiza, dicha frecuencia
disminuye, lo que provoca que adquieran un color rojo.
A medida que la estrella se acerca a su horizonte de
sucesos, la luz emitida queda girando alrededor de la misma,
generando un halo rojizo que se mantiene durante algún tiempo.
Pero al final, el resplandor rojizo desaparece, y sólo vemos una esfera
negra: el agujero negro.

17.3.-EN EL INTERIOR DE UN AGUJERO NEGRO


Hasta el momento solo hemos contemplado el
colapso de una estrella tal y como lo vería un observador lejano. Vio
como disminuía su tamaño hasta que, finalmente, cuando se volvió
negra, dejó de decrecer -de hecho, llegó a un estado estacionario
una vez alcanzado cierto tamaño. Si contemplásemos las cosas con
más detenimiento, veríamos que una estrella se va acercando a un
tamaño crítico; se hace cada vez más pequeña, pero parece, en
cualquier caso, como si nunca fuera a alcanzar su tamaño crítico.
Pero ¿Qué le sucedería a un observador que se encontrase en la
superficie de la estrella, cuando ésta se colapsa? ¿Vería lo mismo?
Resulta que no -las cosas para él serían totalmente diferentes. La
estrella parecería colapsarse en un tiempo finito; en una fracción de
segundo, el observador pasaría a través del horizonte de sucesos y
sería aplastado en el centro, junto con la masa de la estrella. Sin
embargo, para el observador lejano, dicho observador seguiría
encontrándose sobre la superficie de la estrella, incluso años después
de que se iniciara el colapso de ésta.
Este hecho, aparentemente peculiar, tiene su
origen en el extraño comportamiento del tiempo: transcurre a un
ritmo diferente según lo cerca que nos hallemos del agujero negro.
Supongamos que contamos con dos observadores, A yB, situados a
alguna distancia del agujero negro; ambos tiene relojes, que
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 133

sincronizan. El observador B se despide del otro y se precipita hacia


el agujero negro. El observador que permanene inmóvil ve como B se
acerca al citado objeto. Observa el reloj de B por medio de un
telescopio y ve que la marcha de este se ralentiza a medida que B se
aproxima al agujero. AL final, el reloj casi se para; sin embargo nunca
llega a parase del todo -del mismo modo que el observador no
parece alcanzar nunca la superficie del agujero negro.
Examinemos ahora lo que ve el observador que
cae, el B. Para él, la estrella no alcanza nunca un estado estacionario;
él desciende rápidamente hacia el agujero negro y, si consultase su
reloj, le parecería que el tiempo transcurre normalmente. No
obstante, si mirase el reloj de A, observaría que marcha más aprisa.
De hecho, cuanto más se acerque al agujero negro más aprisa
marchará.
El observador B advierte también otra cosa a
medida que se acerca al agujero negro: nota que su cuerpo se dilata;
hay algo que tiende a separarlo en dos mitades. Este fenómeno tiene
su origen en lo que se denominana fuerzas de marea; actúan
siempre que existe una gran variación de la intensidad del campo
gravitatorio en puntos próximos entre sí. Suponiendo que sus pies se
hallen más cerca del agujero negro que su cabeza, se verán atraidos
hacia éste con una mayor fuerza; su cuerpo, por tanto se estirará.
Tiene lugar el mismo efecto, aunque en un grado menor, cuando nos
acercamos a una estrella de neutrones. Inmediatamente antes de
que nuestro observador alcance el agujero negro, su cuerpo se
asemajrá, probablemente a un trozo de cuerda. Veremos luego, no
obstante, que si el agujero negro posee una masa lo suficientemente
grande, las fuerzas de marea son pequeñas; supondremos que esto
es lo que ocurre en el presente ejemplo. AL cabo de un tiempo finito,
aunque breve, medido por el reloj del observador que cae, éste
traspasa el horizonte de sucesos y entra en el país de las maravillas.
Una vez que ha atravesado el horizonte de sucesos, se ve separado
para siempre del mundo exterior. Nunca podrá volver o comunicarse
con él. A esto se debe, en realidad que lo llamemos horizonte de
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 134

sucesos; representa la frontera de los sucesos susceptibles de ocurrir


en nuestro universo.
Una vez que se encuentra en el interior del agujero
negro, nuestro observador no puede informarnos de lo que ve; se ve
atraido constantemente hacia el centro del agujero negro. Si
intentase regresar apresuradamente hacia el horizonte de sucesos,
se encontraría con que éste se aleja a la velocidad de la luz y, como
es lógico, él no puede desplazarse tan rápido. En el cenro de la
esfera se encuentran los restos del colapso d la estrella: la
singularidad.
Mientras el observador se precipita hacia dicha
singularidad, no tarda en advertir que el espacio y el tiempo, de
hecho, han intercambiado sus papeles. Antes de llegar al horizonte
de sucesos, podemos controlar el espacio, pero no el iempo, éste
transcurre del mismo modo hagamos lo que hagamos. Pero,
curiosamente, una vez traspasado el horizonte de sucesos,
poseemos algún control sobre el tiempo, pero ninguno sobre el
espacio; nos vemos atraidos constantemente hacia la singularidad,
sin que podamos hacer nada por evitarlo. Y cuando lleguemos a ella,
nuestro destino será idéntico al de la estrella: seremos aplastados
hasta que nuestro cuerpo alcance un volumen cero.

17.4.-OTROS TIPOS DE AGUJEROS NEGROS


El agujero negro que hemos examinado
anteriormente no estaba animado de un movimiento giratorio. Desde
que Schwarzschild descubrió la solución de las ecuaciones de
Einstein correspondiente a este tipo de objetos, éstos se conocen con
el nombre de agujeros negros de Schwarzschild. Pero la mayoría de
las estrellas, si no todas, giran y, en consecuencia, el agujero negro
que generarán, gira también. La solución para este caso la descubrió
Roy Kerr, de la Universidad de Tejas, en 1963. Se trataba de una
solución mucho más complicada que la e Schwarzschild y por lo
tanto, el agujero negro era también más complejo.
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 135

Si nos aproximaramos a un agujero negro de Kerr,


lo primero que advertiríamos es que nos vemos impelidos a rotar en
torno al mismo, siguiendo su sentido de giro. Y cuanto más nos
acercásemos más rápido giraríamos. De hecho, a una cierta distancia
del eje de rotación, nos encontraríamos con que nos hallamos
girando a una velocidad cercana a la de la luz. La superficie en la que
nos estaríamos moviendo a la velocidad de la luz recibe el nombre de
límite estático. Si nos aventuramos más allá de dicho límite, nos
encontraríamos con que este tipo de agujero negro tiene también un
horizonte de sucesos y, al igual que ocurre con los agujeros negros
de Schwarzschild, su forma es esférica. El límite estático, por otro
lado, posee la forma de un esferoide, tocándose ambas superficies
sólo en los polos. La región comprendida entre ambas superficies se
denomina ergosfera. Si traspasaramos el horizonte de sucesos,
veríamos que existe
Singularidad anular

Límite estático

Ergosfera
Horizonte de sucesos

AGUJERO NEGRO DE KERR


también una singularidad, aunque diferente de la anterior: tiene
forma de anillo. En este caso también hay otra diferencia importante.
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 136

Einstein demostró que en los agujeros negros de Schwarzschild, se


requería una velocidad superior a la de la luz para atravesar el
correspondiente "agujero de gusano". En el presenta caso, podríamos
atravesarlo con una velocidad inferior a la de la luz.
Examinemos ahora con más detalle el colapso de
una estrella giratoria. Sabemos, en primer lugar, que si una estrella
se encuentra girando, girará más deprisa a medida que se colapsa,
debido a los principios de conservación. Una patinadora se sirve de
estos principios para aumentar su velocidad de giro: empieza con los
brazos extendidos, y cuando los acerca al tronco, gira más rápido. En
el caso de una estrella giratoria, aún cuando no fuese muy elevada la
velocidad de rotación, como le ocurre al Sol, dicha velocidad
aumentaría tanto en el momento del colapso que saltaría hecha
añicos antes de llegar a convertirse en un agujero negro. Para
terminar como un agujero negro, la estrella debe disminuir algo su
velocidad de giro y esto es, al parecer, lo que hacen la mayoría.
Suponiendo que sea así, resulta razonable pensar que la mayor parte
de las estrellas con una gran masa acaban transformándose en
agujeros negros.
Hay, no obstante, otros dos tipos de agujeros
negros. NO pueden existir, pero son importantes desde un punto de
vista teórico. Cuando una estrella se convierte en un agujero negro,
casi todo lo que va asociado a ella se pierde en la singularidad.
Nunca podríamos saber, por ejemplo, su composición o temperatura
exacta. Este tipo de información se perdió cuando se convirtió en un
agujero negro. Permanecen tan solo tres propiedades: la masa, la
rotación y la carga. Esto es lo que posibilita que haya cuatro tipos de
agujeros negros. Además del de Schawarzschild y el de Kerr, existen
los agujeros negros de Reissner-Nordström (no rotatorios pero con
carga) y los de Kerr-Newman (rotatorios y con carga).
En 1971 el teórico británico Roger Penrose
demostró que se podía extraer energía de los agujeros negros
dotados de rotación o carga, o de ambas rpopiedades a la vez. Por
ejemplo, si arrojasemos una bola en la ergosfera, se rompería en dos
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 137

pedazos: una parte descendería sobre el horizonte de sucesos, y la


otra emergería con una energía considerabelmente mayor a aquella
con la que entró. De hecho, se estaría extrayéndo energía de un
agujero negro. En el caso de los agujeros negros de Kerr, esta pérdida
de energía de reflejaría en una disminución de la velocidad de giro.

17.5.-TRAS LOS AGUJEROS NEGROS


Hasta ahora hemos venido hablando de los
agujeros negros desde un punto de vita teórico, pero ¿existen de
hecho? Esta era una pregunta de la máxima importancia entre las
mentes de los científicos a mediados de la década de los sesenta.
Muchos eran escépticos y hasta que en una fecha ,muy reciente se
ha logrado fotografiar alguno, no se ha estado convencido de su
existencia. AL fin y al cabo, la relatividad general no es más que una
teoría, aunque la mayoría de los científicos piensan que se trata de
una excelente teoría. EL problema, a la hora de encontrar un
candidato a los agujeros negros era ¿Hacia donde dirigir nuestra
mirada? Era posible que existiesen tan pocos en nuestra galaxia, que
sería probable que no pudiesemos encontrar ninguno. Empecemos,
por tanto, por este último punto: ¿Cuantos agujeros negros puede
haber en nuestra galaxia?
El tiempo es, lógicamente, un factor importante ¿Ha
transcurrido el tiempo suficiente para que hayan podido desarrollarse
un gran número de agujeros negros? Sabemos que la vida del Sol es
de unos diez mil millones de años y que ahora tiene unos cuatro mil
quinientos millones.. Pero los agujeros negros proceden de estrellas
dotadas de una masa muy superior a la del Sol, y estas estrellas
evolucionan mucho más rápido. La vida de la mayoría de las estrellas
dotadas de una gran masa no supera los mil millones de años. El
tiempo, por tanto, parece estar de nuestro lado. Después, hemos de
considerar el número de estrellas con una gran masa existentes en
nustra galaxia. ¿Es suficiente dicho número? Una masa final sólo tres
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 138

veces mayor que la del Sol es todo lo que se requiere para que una
estrella se tansforme en un agujero negro. Pero la mayoía de las
estrellas pierdn masa antes y durante el colapso final, por lo tanto,
es probable que un agujero negro de una masa tres veces mayor que
la del Sol haya tenido como origen una estrella con una masa inicial
considerablemente mayor, quizá, de hasta ocho veces superior a la
del Sol. Por suerte, ni siquiera esta masa resulta excesiva; muchas de
las estrellas de nuestra galaxia poseen masas de ese orden.
Nuestra galaxia contiene unos doscientos mil
millones de estrellas y tiene, aproximadamente, una edad
comprendida entre los quince y los diecises mil millones de años
¿Cuántos agujeros negros puede contener? La incertidumbre se
impone cuando intentamos realizar un cálculo semejante y, en el
mejor de los casos. ésta tendrá un carácter muy poo preciso.
Empecemos por suponer que cada cien años se forma un agujero
negro en nuestra Galaxia. Esta estimación se basa en lo que
sabemos de la distribución de las estrellas en dicha Galaxia y sobre
su ciclo vital. A partir de esta hipótesis podemos calcular facilmente
el número total; los cálculos arrojan varios cientos de miles de
posibles agujeros negros, cifra que puede reducirse aún más debido
a factores de diversa índole, pero al menos nos infunde la confianza
en que vale la pena intentar la búsqueda.
La siguiente pregunta es ¿Qué buscamos? Dado
que la mayoría de los agujeros negros tienen sólo algunos kilómetros
de diámetro, es imposible que podamos ver alguno directamente. Es
evidente que hemos de recurrir a métodos indirectos. El mejor de
estos se basa en los efectos producidos por un agujero negro sobre
los gases que atrae hacia él. Cuando una porción de gas sigue un
movimiento en espiral hacia un agujero negro, se calienta tanto que
emite rayos X, rayos X que deberíamos poder detectar desde la
Tierra.
Consideremos por tanto una situación hipotética en
la que se generen rayos X. SUpongamos que nos enfrentamos a un
sistema estelar doble, donde una de las estrellas acaba de
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 139

convertirse en un agujero negro. Si el gas de la otra estrella es


atraído hacia el agujero negro, se producirán rayos X ¿Cómo tiene
lugar este fenómeno? Para responder a esta pregunta, debemos
examinar lo que se conoce con el nombre de lóbulo de Roche.
Alrededor del agujero negro hay una serie de esferas imaginarias
donde el campo gravitatorio es el mismo en todos los puntos de una
esfera dada. Se llaman esferas potenciales. En un sistema binario o
doble, las esferas situadas en torno a cada una de las estrellas sufren
una distorsión debido a que el campo gravitatorio de una de las
estrellas afecta al otro. Sin embargo, habrá dos en concreto, que
formarán una especie de ocho, donde la intensidad del campo será la
misma en todos los puntos. Esto es lo que se llama lóbulo de Roche.
Semejante lóbulo existe en todos los sistemas binarios, incluidos el
formado por la Tierra y la Luna. El punto de cruce, el punto en el que
se unene los dos lóbulos, es particularmente importante, se le
denomina punto de Lagrange. Todo masa de A que supere dicho
punto se verá arrastrada hacia B y viceversa.

Lóbulo de Roche alrededor de una estrella. El punto


L es el punto de Lagrange
Supongamos ahora que B se convierte en un
agujero negro. sto significa que cualquier porción de A que supere el
punto L, será arrastrada hacia el agujero negro. Un hecho así puede
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 140

ocurrir de dos maneras. En primer lugar, sabemos que si esperamos


el tiempo suficiente, la estrella A empezará a expandirse, se
convertirá en una gigante roja, y sus capas exteriores superarán el
punto L. Otra posibilidad es que la estrella A sea una gran estrella
azul, que esté sometida a un intenso viento solar. Las partículas que
componen dicho viento serán arrastradas también hacia el agujero
negro, si superan el punto L.
Según los cálculos, toda masa que supere el punto
L seguirá una trayectoria en espiral hasta B, formando lo que se
llama disco de acreción. Cada una de las partículas de este disco, se
comportará del mismo modo que los planetas de nuestro sistema
solar, en el sentido de que las que se hallen más cerca del agujero
negro se moverán más rápido que las que se encuentran más
alejadas (lo mismo que Mercurio que se desplaza más rápido en su
órbita que la Tierra en la suya). Esto provoca una considerable
fricción entre las capas, calentándose el gas. Justo antes de que éste
entre en el agujero negro, alcanzará una temperatura de miles de
millones de grados, lo que tendrá como resultado una emisión de
rayos X de gran intensidad.
Los sistemas inarios son, por tanto, los ansdidatos
más cualificados; pero como los agujeros negros son muy pequeños,
cualquiera que pueda existir en uno de estos sistemas sería invisible.
¿podemos detectar uno de estos sistemas? Los astrónomos se hallan,
en efecto, familiarizados con dichos sistemas; se les denomina
binarias espectroscópicas. Aunque sólo pueden ver una de las
estrellas a trav´pes del telescopio, saben que, de hecho, hay dos,
debido al comportamiento de las líneas espectrales de la estrella:
dichas líneas oscilan, dado que la longitud de onda de la luz emitida
se ve afectada por el movimiento de la estrella (el llamado efecto
Doppler).
Antes de examinar las fuentes de rayos X de este
tipo que se encontraron, hagamos un breve esbozo de la astronomía
de los rayos X. Nuestra atmósfera no deja penetrar los rayos X, y,
debido a esto, se necesitan cohetes globos y satélites para poder
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 141

salvar dicha barrera. El primer cohete portador de un equipo de


detección de rayos X se lanzó en 1962. Se encontraron
inmediatamente varias fuentes de rayos X, y una en la costelación de
Escorpión, que, más tarde, habría de demostrarse que estaba
asociada a una estrella azul, pero no se encontraron indicios de que
perteneciese a un sistema binario. En los años siguientes se
realizaron más lanzamientos y se detectaron otras fuentes. En las
constelaciones de Centauro y Hércules se hallaron dos fuentes
particularmente interesantes. Ambas emitian rápidos impulsos y
parecían pertenecer a un sistema binario, pero ninguna de ellas
parecía estar asociada a un agujero negro.
Con el lanzamiento desde Kenia del UHURU
(libertad en swahili), el primer satélite dotado de un detector de
rayos X, en diciembre de 1970, el día de la independencia de dicho
país, la astronomía de los rayos X de desarrolló rápidamente. No
tardó en publicarse el primer catálogo UHURU de objetos emisores
de rayos X; contenía más de cien entradas, revistiendo un especial
interés cincuenta y cinco de ellas correspondientes a objetos cuya
fuente de emisión era desconocida. El interés pronto empezó a
centrarse en uno conocido como CYG X1, situado en la constelación
del Cisne. Emitía rápidos impulsos, pero estos eran diferentes de
aquellos procedentes de las fuentes situadas en las constelaciones
de Hércules y Centauro: no eran perióicos. Su altísima frecuencia
indicaba que la fuenteera de pequeñas dimensiones -del tamaño de
un agujero negro. En 1971, finalmente, se descubrió el componente
visible del sistema (se encuentra mucho más allá del campo de
visión del ojo humano). El sistema era, en efecto, una binaria
espectroscópica con un periodo de 5,6 días, siendo invisible el
componente secundario (la fuente de rayos X). El componente
primario era una estrella gigante azul conocida como HD226868, en
el catálogo de Henry Draper.
¿Cuanles eran las masas de los dos componentes?
Si se pudiera determinar la clase espectral del componente primario,
se estraía en condiciones de calcular su masa aproximada. Resulto
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 142

ser unas veintidós veces suprior a la del Sol. Haciendo uso de este
dato y formulando varias hipótesis, se demostró que la masa del
componente secundario era ocho veces más grande que la del Sol,
esto es, era muy probable que se tratara de un agujero negro. Dicho
en pocas palabras, teníamos una fuente de rayos X asociada a un
objeto invisible y, por tanto, pequeño, con una masa ocho veces
superior a la del SOl: todos los requisitos necesarios para ser un
agujero negro. Como el componente primero es una gigante azul, se
supone que el agujero negro está arrastrando y absorviendo el viento
solar de la estrella en vez de las capas exteriores de esta.

17.6.-OTROS CANDIDATOS A AGUJEROS NEGROS


CYGX1 es, sin duda, nuestro mejor candidato, pero
no el único. Una fuente similar situada en la constelación de Circinus,
llamada CIR X1, ha atraído un gran interés en la década de los
ochenta. Es una binaria espectroscópica con u periodo orbital de 16,6
días. A diferencia de CYGX1, hay momentos en que se interrumpe la
emisión de rayos X. Esto se debe quizá, a que el componente
primario eclipsa la fuente de emisión. Las variaciones de tiempo en
la señal son igual de breves que en el caso de CYGX1, indicando así
que su tamaño no es mayor. El componente primario es una débil
estrella roja; algunos astrónomos piensan que su color y su palidez se
deben a que se encuentra rodeada de una nube de polvo. La
principal dificultad de CIRX1 consiste en que no se ha determinado
su masa. Desde este punto de vista, no es tan buen candidato como
CYGX1.
A cinco mil años luz, en la dirección de la
constelación de Escorpión, se encuentra otro aspirante. En este caso
se conoce la masa; es, de hecho, el rasgo más positivo del candidato.
El componente primario tiene una masa veinte o treinta veces mayor
que la del Sol, lo que indica que el componente secundario, el posible
agujero negro, posee una masa entre siete y once veces superior a la
del Sol. Pero, como en l caso de CIRX¡, existe un problema: la
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 143

frcuencia no es lo bastante alta como para que se pueda pensar en el


tamaño de un agujro negro.
Todos los aspirantes examinados anteriormente son
binarias espectroscópicas, pero tenemos también un candidato que
no pertenece a un sistema binario: Cas A. Cas A es una fuente de
rayos X que se cree que consiste en un resto de una supernova
aparecida, aproximadamente en 1669. Curiosamente no existe
ningún testimonio de la aparición de una supernova por esa época. El
astrofísico I.S.Shklovsky, al estudiar la fuente Cas A, ha descubierto
que en una época determinada pudo tener una masa veinte veces
superior a la del Sol. La mitad de esta masa, más o menos, fue
arrojada al espacio dentro de un caparazón que se expandía en torno
a la misma; la parte restante tiene ahora una masa,
aproximadamente diez veces mayor que la del Sol. Shklovsky cree
que la mayor parte de la estrella, en lugar de explotar como una
supernova, implosinó, dando origen a un agujero negro. Piensa que
posee suficientes pruebas que apoyan esta suposición.
ALgunos de los más fascinantes aspirantes a ser
agujeros negros no son la consecuencia de un colapso estelar (al
menos no de forma directa), sino, más bien, objetos vinculados a
grupos de estrellas o galaxias. La Galaxia elíptica gigante M87, que
se encuentra en el cúmulo de galaxias conocido con el nombre de
Virgo, a una distancia de sesenta millones de años luz, es, de forma
simultánea, una intensa fuente de ondas de radio y de rayos X. Las
fotografías del objeto muestran la presencia de un chorro con una
longitud de cuatro mil años luz, que emana del núcleo. Dicho chorro
parece estar afectado por una gran turbulencia, siendo claramente
visibles en él varios nudos de gran tamaño. EL chorro y el núcleo de
la galaxia son las zonas en las que es más intensa la emisión de
ondas de radio. Los estudios realizados indican que las estrellas
cercanas al núcleo se desplazan a una velocidad enorme (del orden
de 400 kilómetros por segundo), y existen ciertos indicios de que en
dicha zona se produce una absorción de gases. Esto indica que se ha
acumulado un gran número de estrellas en el núcleo y, por tanto,
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 144

éste debería poseer un intenso brillo. Sin embargo, no es ese el caso,


aunque sí posee una gran masa -una masa equivalente, quizá, a
cinco mil millones de veces la del Sol. Muchos astrónomos están
convencidos de que un objeto dotado de semejante masa es un
agujero negro. Puede que alrededor del núcleo se encuentren girando
gases y estrellas en un gigantesco disco de acreción, y que emitan
rayos X mientras son atraidos hacia el centro.
M87 no es la única galaxia de este tipo; existen
cuásares y otras galaxias que emiten chorros. Algunos astrónomos
creen que todas las radiogalaxias, y quizá incluso algunaz galaxias
ordinarias como la nuestra, pueden tener gigantescos agujeros
negros en el núcleo. Sabemos, poe ejemplo, que el núcleo de nuestra
galaxia es una fuente de ondas de radio, pero todavía no estamos
seguros de cual pueda ser la causa.

17.7.-LOS AGUJEROS BLANCOS


Anteriormente hemos mencionado la posibilidad de
que la maeria pudiera atravesar los agujeros de gusano asociados a
los agujeros negros de Kerr. Esto significa naturalmente, que un
astronauta podría estar, quizá, en condiciones de atravesarlo -una
posibilidad, obviamente, apasionante. Antes de examinar los detalles
de este hipotético viaje, debemos preguntarnos que representa, en
realidad, la garganta que se encuentra adherida al otro extremo del
agujero negro. Es evidente que no puede estar relacionada
directamente con el agujero negro. Los agujeros negros sólo atraen la
materia; un astronauta tendría que salir por dicho extremo, así que la
garganta tendría que arrojar materia hacia el exterior.
Los astrónomos dan al citado extremo el nombre de
agujero blanco. Los agujeros blancos son, en realidad, agujeros
negros en los que se invierte el sentido del tiempo y, debido a esto,
cabe esperar que arrojen materia hacia el exterior ¿Existen este tipo
de objetos? De hecho, hay indicios de que los núcleos de unas
galaxias compactas, conocidas con el nombre de galaias de Seyferts,
arrijan materia hacia el exterior; además, parece que los cuásares
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 145

también expulsan materia. Por lo tanto, parece, a primera vista al


menos, que los agujeros blancos pueden tener algún significado.
En el caso de que existiesen, significaría que
nuestro astronauta podría llegar hasta la garganta de un agujero
negro, evitar cuidadosamente la singularidad -que en caso contrario,
lo aplastaría- y atravesar después la garganta asociada al agujero
blanco. Todo esto parece bastante fácil, hasta que examinamos los
detalles. En primer lugar están las fuerzas de marea mencionadas
anteriormente; dichas fuerzas tenderían a estirarnos antes, incluso,
de que llegasemos al horizonte de sucesos. ¿se puede hacer algo al
respecto? Resulta, al menos en teoría, que podemos evitarlas. las
fuerzas de marea asociadas a los usuales agujeros negros derivados
de colapsos estelares (es decir agujeros negros con un diámetro de
algunos kilómetros), son intensas y no hay modo de aproximarnos a
ellas sin que nos descoyuntásemos. Sin embargo, en un agujero
negro dotado de una masa mayor, estas fuerzas son menos intensas;
de hecho, cuanta más masa tiene el agujero negro, más débiles son.
Si el agujero negro tuviese una masa enorme (millones de veces
mayor que la del Sol) serían tan débiles, que no nos dañarian al
cruzar el horizonte de sucesos.
Pero las fuerzas de marea no son la única dificultad
que tenemos que salvar. Los agujeros negros de Kerr giran a gran
velocidad, y si nuestra nave espacial se aproximase a uno de ellos,
se vería obligada a girar alrededor de él siguiendo su mismo sentido
de giro. Además, si hubiera materia en las cercanías, los niveles de
radiación serían altísimos. Es muy posible, naturalmente, que
pudiéramos superar estas dificultades, pero hay otra cuestión que,
en general, hemos venido descuidando: si atravesaramos el agujero
de gusano ¿A dónde llegaríamos? Según Einstein, la única respuesta
era, al parecer, que a otro universo, pero más recientemente se ha
demostrado que existe otra posibilidad: la de llegar a un punto lejano
de nuestro propio universo. En cualquier caso, esta posibilidad
parece más satisfactoria que la anterior. Resulta posible, aunque no
necesariamente fácil, imaginar nuestro "agujero de gusano,"
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 146

abriéndose paso hasta un punto distante de nuestro propio universo,


pero en lo que se refiere a túnelkes que desembocan en otros
universos hay que anotar que ni siquiera sabemos lo que puede
significar un término semejante. La mayorìa de los astrónomos se
sienten muy incómodos a la hora de hablar de este concepto.
La idea de que existan "agujeros de gusano" a
modo de "metros" que recorren el espacio-tiempo se ha apoderado,
no obstante, d la imaginación de muchos autores. Especulan sobre la
posibilidad de que puedan ser nuestra ruta hacia las estrellas. Si
quisiéramos ir, sin embargo, a la estrella Alfa Centauro, por ejemplo,
no tendríamos más que encontrar una entrada próxima, atravesar el
tunel y salir en un lugar cercano a ALfa Centauro. Hay, lógicamente,
un problema: nunca podremos conocer con exactitud el lugar por
donde saldríamos, a menos que hubiéramos atravesado ya el agujero
de gusano. Y la primera vez que lo hiciesemos, tendríamos graves
poblemas cuendo tratasemos de saber cúal era nuestra posición
respecto al Sol. Otro problema evidente de nuestro "metro" consiste
en que es de dirección única. Cuando llegaramos a nuestro destino,
se nos plantearía el problema del regreso. Suponiendo que esto no
nos preocupe por el momento, intentemos imaginar como sería un
viaje semejante. A medida que nos aproximásemos a la entrada,
giraríamos rápidamente en torno a ésta; pero, maniobrando nuestra
nave espacial de forma adecuada, podríamos moderar la velocidad.
A la postre, sin embargo, nos daríamos cuenta de que no podríamos
evitar permanecer en movimiento -nos encontramos más allá de lo
que se llama límite estático. En este punto giraríamos rapidamente
en el interior de la ergosfera. Si nos internasemos más,
atravesaríamos el horizonte de sucesos. Una vez dentro, nos
encontraríamos con que hemos perdido el control de la nave
espacial; ésta es atraida velozmente hacia la singularidad, sin que
podamos hacer nada por evitarlo, y nos parecerá que hemos hecho
el viaje en vano. Esto ocurre porque el espacio y el tiempo
intercambian sus papeles más alla del horizonte de sucesos. En
nustro mundo controlamos el espacio;ñ en otras palabras: podemos
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 147

desplazarnos al lugar que queramos. Pero esto no se cumple en el


caso del tiempo; transcurre sin que podamos hacer nada por evitarlo.
No obstante, en el interior del agujero negro, allí donde se
intercambian los dos papeles, tenemos el control sobre el tiempo,
pero no sobre el espacio. Dicho en otras palabras, el espacio
existente entre nosotros y la singularidad decrece constantemente,
hagamos lo que hagamos. Por fortuna, los científicos han
demostrado que más allá del horizonte de sucesos existe un segundo
horizonte de sucesos y, cuando lo atravesamos, se vuelven a
intercambiar los papeles del espacio y del tiempo, reasumiendo
aquellos que acostumbran a desempeñar. Podemos, por tanto, evitar
la singularidad.
Suponiendo que hemos evitado la singularidad,
podemos atravesarlo después de la garganta del agujero blanco y
salir en algun punto lejano de nuestro universo. Si mirásemos
nuestros relojes, veríamos que nuestro viaje no ha durado, quizá,
más que algunos segundos. Pero si pudiéramos, de algún modo,
comparar el tiempo medido en nuestros relojes con el transcurrido en
la Tierra, veriamos que hemos emergido tal ves, a millones de años
en el futuro o, quizá en el pasado. Los agujeros de gusano son
máquinas del tiempo.
H.G.Wells especuló sobre las máquinas del tiempo
hace muchos años. Las que imaginó eran, naturalmente, muy
diferentes a las asociadas a los agujeros negros. Pero en este caso no
nos acercamos a una novela de ciencia ficción, sino a máquinas del
tiempo predichas por una teoría considerada como "respetable". No
es difícil darse cuenta de que aquí se nos plantean muchos
problemas que son lo bastante complejos como para que quepa la
posibilidad de que se tenga que abandonar por completo la idea de
los agujeros de gusano. Uno de los principales principios de la física
es la causalidad: todo efecto tiene una causa, y la causa tiene que
preceder al efecto. Podría infringirse este principio en el caso de que
existieran los agujeros de gusano.
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 148

Si esta fuera la única dificultad que plantean los


agujeros de gusano, podríamos aceptar su exietencia, pero por
desgracia, hay más. Volvamos a los agujeros blancos; dijimos
anteriormente que son agujeros negros en los que el tiempo
transcurre hacia atrás y, dado que los agujeros negros existiran
eternamente, los agujeros blancos tienen que haber existido desde el
principio de los tiempos, es otras palabras: desde el comienzo del
universo. Pero cabe la posibilidad de que los agujeros blancos,
asociados a agujeros negros derivados de colapsos estelares, no
hayan existido durante tanto tiempo. Es posible que la estrella se
haya colapsado hace solo algunos años. Hay no obstante un tipo de
agujero negro, del que hablaremos dentro de poco, llamado agujero
negro primigenio. Estos agujeros negros se originaron, al parecer, en
la explosion del big bang, aquella que dió origen al Universo. En el
caso de que existiesen, tendríamos un agujero blanco, asociado a un
agujero negro, que ha existido desde siempre.
Pero no siquiera esto resuelve nuestro problema por
completo. Doug Eardley, de la Universidad de Yale, ha demostrado
que, aun en el caso de que los agujeros blancos se hubiesen
formado poco después del big bang, se habrían acumulado
radiaciones en sus proximidades y no habrían tardado en convertirse
en agujeros negros. Por tanto, pude que no haya agujeos blancos en
el universo; esto signifiaría que los túneles espacio-tiempo tendrían
entradas, pero no salidas. No podríamos alir una vez que hubiésemos
entrado en uno de ellos. Además, John Wheeler y otros científicos
han demostrado que los agujeros de gusano son extremadamente
inestables. Podrían "latir" a un gran ritmo, abriéndose y cerrándose
de un mdod tal que no podríamos atravesarlos.

17.8.-DONDE FALLA LA TEORIA


Hemos de recordar que la pregunta fundamental
que nos hacíamos estba relacionada con el hecho de dónde falla la
teoría de la relatividad general. Por el momento hemos visto que se
revela adecuada cuando nos enfrentamos a las estrellas de
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 149

neutrones y que predice la existencia de agujeros negros. Por lo que


a los agujeros negros se refiere, la teoría de la relatividad general
considera que cjuando una estrella grande se colapsa, deja tras de sí
un horizonte de sucesos que asume el aspecto de una esfera negra.
La materia de la estrella, no obstante, continua colapsandose,
originándose finalmente una singularidad en el centro del horizonte
de sucesos. Los científicos suelen describir esta singularidad como un
lugar de densidad infinita y sin dimensiones. Y, sin embargo, toda
estrella, y todo lo que ha caido en ella posteriormente, se encuentra,
de algún modo, en dicho lugar. Como sufre un aplastamiento hasta
adquirir un volumen cero, ha perdido casi todas sus señas de
identidad. No obstante, tenemos que ser cautos a la hora de
describir la singularidad de esta manera; en relaidad, no es más que
un lugar donde nuestra teoría falla. En otras palabras, un sitio con
unas condiciones tales, que ya no podemos describir de forma
adecuada (si lo ntentamos surge el absurdo). Lo absurdo en este
caso es que exista un lugar con una densidad infinita y una masa sin
dimensiones.
Dado que la teoría que estamos aplicando es la
relatividad general, tenemos, al fn, la respuesta a nuestra pregunta:
la relatividad general falla o deja de ser válida en la singularidad del
agujero negro. Falla, de hecho, ligeramente antes de que aparezca
una singularidad genuina. Si intentamos aplicarla más allá de dicho
punto, llegarímos a resultados absurdos, tal y como les ocurrió a los
científicos cuando, a principios de siglo, intentaron aplicar la teoría
clásica al átomo. La teoría de Maxwell nos decía que los átomos no
podían existir. Los electrones que giran en torno al núcleo irradiarían
hacia el exterior la enegía del átomo y, al cabo de poco tiempo, se
precipitarían sobre aquel. esto significaba que toda la materia se
hallaba en un estado de colapso, pero esto no es cierto.
Evidentemente había algo erróneo en la teoría, o quizá, la estabamos
extendiendo a dominios en los que o era aplicable. Al cabo de pocos
años se mostró, en efecto, que no se podía aplicar a los átomos. Se
utilizó la teoría cuántica y todo se aclaró satisfactoriamente.
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 150

En el presente caso nos encontramos con que la


relatividad general nos proporciona resultados, al parecer, absurdos.
Pero hace algunos años, Stephen Hawking y Roger Penrose
demostraron un teorema que nos ecía que, en el interior de un
horizonte de sucesos aparece siempre algún tipo de singularidad,
aunque no necesariamente de la clase examinada con anterioridad.
Dicho más exactamente: demostraron que tenía que aparecer un
"final" o frontera del espacio-tiempo.
Volvamos a nuestra estrella que se contrae para ver
cual es la dificultad que se plantea. La materia de la estrella continua
colapsandose después de haber pasado el horizonte de sucesos y,
finalmente, adquiere un tamaño tan pequeño, que los efectos
cuánticos se vuelven relevantes. Por desgracia, no tenemos una
versión "cuántica" de la relatividad general, de manera que solo
podemos especular sobre los que ocurrirá cuando la materia acceda
a esta zona. Los científicos han especulado sobre la posibilidad de
que la gravedad "cuántica" afecte a la naturaleza fundamental del
propio espacio. Puede que deje de ser el continuum que conocemos.
Cabe la posibilidad de que se quiebre, se retuerza y se distorsione de
una extraña manera. Como es lógico, resulta difícil imaginarse dicha
ruptura: ¿qué habrá, por ejemplo, entre los trozos de espacio?.
Dejando a un lado las dificulatdes de este tipo, cabe imaginar el
desarrollo de una gran cantidad de agujeros de gusano. En esta fase,
la topología del espacio sería, probablmente, en extremo complicada
-una suerte de conglomerado de espacio y no espacio.
Esta es, en efecto, la región que no podemos
describir con la relatividad general; en consecuencia, se requiere una
teoría nueva que dé razón de ella.

17.9.-EL DESCUBRIMIENTO DE LOS AGUJEROS NEGROS QUE SE


EVAPORAN
Hasta aquí hemos venido hablando de agujeros
negros produidos como consecuencia del colapso de estrellas, es
decir, agujeros negros que se derivan del colapso de una estrella con
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 151

una gran masa. Pero existe otro tipo de agujeros negros. Para ver
cómo se originan, examinemos los primeros momentos del big bang.
Hace unos dieciocho mil millones de años, toda la materia del
Universo se encontraba contenida en un núcleo principal de una
masa infinita: la singularidad universal. Esta singularidad se volvió,
de repente, inestable y explotó, dando origen al Universo.
Una de las cuestiones importantes relacionadas con
dicha explosión es la siguiente: ¿Fue perfectamente homogéneo o se
generaron irregularidades (aglomeraciones) en el curso de la misma?
Para responder a esta pregunta no tenemos más que mirar en torno
nuestro. La galaxia en la que vivimos y aquellas otras situadas a su
alrededor nos dicen que tuvo que haber irregularidades; de lo
contrario estas galaxias no se habrían formado. En Universo
consistiría en un gas que se expandería uniformemente. Pero si hubo
irregularidades, es muy probable que se comprimienran ciertas
bolsas de materia a medida que la materia restante se expandía en
torno a ellas. Estas bolsas pueden haberse comprimido hasta el
punto de convertirse en agujeros negros y, a diferencia de los
agujeros derivados de colapsos estelares, no todos tendrían un radio
de unos pocos kilómetros. Algunos serían extremadamente pequeños
-de un tamaño inferior a los protones- y otros podrían ser
gigantescos, con masa semejantes a las de las galaxias. Para
distinguirlos de los agujeros negros derivados de los colapsos
estelares, los llamaremos agujeros negros primordiales.
Durante años se ha especulado mucho sobre estos
agujeros negros primordiales: en algunos casos se ha sugerido que
algunos de pequeño tamaño -llamados miniagujeros negros- han
podido chocar contra la Tierra; en otros, que han podido dar lugar a
núcleos de extraños átomos pesados. Según los cálculos, si uno de
estos agujeros negros chocara contra la Tierra, la atravesaría de
parte a parte, originando sendas explosiones de pequeña intensidad
en el momento de la entrada y la salida. No tenemos pruebas, sin
embargo, de que haya sucedido una cosa semejante.
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 152

Uno de los descubrimientos más significativos


realizado durante los últimos años en el campo de la física de los
agujeros negros tiene que ver con los agujeros negros de pequeño
tamaño. Jacob Bekenstein se encontraba estudiando la
termodinámica de los agujeros negros en 1972, cuando advirtió que
parecían tener una temperatura superior a 0º K (el cero absoluto, la
temperatura más baja posible en el Universo). Pero esto no tenía
ningún sentido: todo lo que se aproxima a un agujero negro es
atraíso por este, nada puede escapar a su influencia. Por lo tanto, los
agujeros negro no pueden emitir nada, ni siquiera radiaciones, y
tienen que tener una temperatura de 0º K. Bekenstein ignoró el
resultado, pensando que se trataba de algún tipo de anomalía
matemática. No obstante, Stephen Hawking, de la UNiversidad de
Cambridge, al estudiarlo, demostró que el dato era válido: los
agujeros negros tenían una temperatura superior a los 0 º K. A
diferencia de Bekenstein, lo que hizo Hawking fue aplicar la teoría
cuántica y demostrara cómo aumentaba la temperatura. Hawking
escribió: "La paradoja siguió en pie hasta que en 1974, época en que
me hallaba investigando cúal sería el comportamiento de la materia
en las proximidades de un agujero negro según la mecánica cuántica.
Para mi sorpresa descubrí que los agujeros negros emitían partículas
de manera estable. Me esforcé a fondo por soslayar este embarazoso
resultado. Lo que me convenció finalmente de que se trataba de un
proceso real fue que la radiación emergente tenía un espectro que
era precisamente de carácter térmico". Hawking ya había realizado
importantes contribuciones a la física de los agujeros negros, pero
con este descubrimiento saltó, de repente, al primer plano de la
actualidad científica. Nacido en 1942, creció en Londres y St. Albans,
una localidad situada a unos treinta kilómetros de la capital. Su padre
era médico y se dedicaba a investigar las enfermedades tropicales.
Stephen pronto decidió que quería ser científico, preferiblemente
teórico. A pesar de su entusiasmo por la ciencia fue un estudiante
que no destacó especialmente. Tomaba apuntes raras veces e incluso
en ocasiones se dormía en clase. Después de acabar el bachillerato
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 153

solicitó su admisión en Oxford para estudiar física y matemáticas.


Superó con facilidad las pruebas de física, pero tuvo problemas con
las matemáticas. A pesar de esto fue admitido. Una vez en Oxford,
rara vez asistia a las clases, pero gastaba el tiempo en estudiar en
casa bajo la dirección de sus tutores. Tras graduarse, decidió que
quería ir a Cambridge para trabajar a las órdenes del famoso
cosmólogo Fred Hoyle. Pero, cuando llegó a Cambridge, le asignaron
un puesto junto a Denis Sciama. Poco después de empezar la escuela
para graduados empezó a notar que articulaba mal las palabras y
que tenía dificultades para andar. No tardó en diagnosticársele una
enfermedad neurológica, conocida con el nombre de esclerosis
lateral amiotrópica. Al principio la dolencia progresó rapidamente, y
Hawking se sintió deprimido. su redimiento empeoró al cuestionarse
qué objeto tenía estudiar tanto; estaba seguro de que moriría antes
de obtener el doctorado. Pero, poco a poco, se aminoró el rápido
deterioro de su salud. Este hecho, unido a su matrimonio con Jane
Wilde, le infundió esperanzas, sumiéndose en el estudio de los
problemas científicos de la época.
Hoy en día, aunque se ve precisado a estar siempre
en una silla de ruedas y habla con dificultad (lo consigue a través de
un ordenador), continua trabajando en algunos problemas de la
física. ha llevado a cabo varios avances significativos y le han
concedido varios doctorados honoríficos. Algunos científicos han
llegado a comparar sus aportaciones con las de Einstein. (A título
anecdótico hay que decir que al no poder efectuar los cálculos que
necesita debe calcular de memoria. Para ello considera que puede
traducir sus pensamientos a gráficos geométricos).
Lo que demostró Hawking en relación con los
agujeros negros fue que sus temperaturas superficiales son el
resultado de un extraño tipo de evaporación de partículas, que tiene
lugar justo fuera de su superficie. resulta difícil que los científicos
pudieran aceptar una cosa así, dado que los agujeros negros no se
componían de partículas de ningún tipo -toda su materia habá sido
triturada en la singularidad ¿Cómo podían generar partículas?.
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 154

Para responder a esta pregunta, hemos de empezar


por examinar el vacío. Solemos imaginarlo como algo
completamente privado de partículas, pero los científicos saben,
desde hace tiempo, que esto no es cierto; en el espacio existe, de
hecho, una gran actividad; se crea constantemente, un gran número
de partículas. Pero se requiere una gran cantidad de energía para
generarlas. ¿De dónde procede? Como vimos anteriormente en el
nivel microscópico la naturaleza se comporta un tanto
anárquicamente, cosa que sucede también con la energía. Resulta
que, según la teoría cuántica, no tiene porqué cumplirse el principio
de conservación de la energía si esta se toma y se cede en un
periodo de tiempo lo suficientemente corto. Y esto es, de hecho, lo
que ocurre en el espacio. Parejas de partículas, compuestas por una
partícula y una antipartícula, se generan durante un breve periodo
de tiempo y luego se vuelven a unir aniquilándose mutuamente. Este
fenómeno sucede tan rápidamente que no podemos observar estas
partículas virtuales.
Supongamos, no obstante, que en el momento que
surgiesen, las forzasemos a separarse; en este caso las podríamos
observar. Esto se puede llevar a cabo utilizando un campo eléctrico lo
suficientemente intenso. Sabemos que en un campo así los
electrones se ven impelidos en una dirección y los positrones en la
dirección contraria. Si generamos una pareja de partículas de este
tipo en un condensador (dos placas cargadas una de ellas
positivamente y la otra negativamente, con un campo eléctrico entre
ambas), donde el campo es intenso, se deberían producir numerosas
partículas de signo opuesto, y esto es lo que ocurre en la realidad. En
el caso de los agujeros negros, tiene lugar un fenómeno similar que
provoca la separación de las partículas. Justo fuera del horizonte de
sucesos existen intensas fuerzas de marea. Cuando se generan
partículas virtuales en dicha zona, se ven separadas de inmediato,
debido al efecto de estas fuerzas y, en consecuencia, se transforman
en partículas reales. La mayoría caeran en el agujero negro, pero
algunas escaparan, de tal suerte que, a una cierta distancia,
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 155

parecerá como si el agujero negro se encontrara emitiendo


partículas. Dado que muchas partículas y antipartículas se
aniquilarán mutuamente en el momento de salir, se producirá un alto
nivel de radiación. Pero esta liberación de energía tiene que proceder
de algún sitio. En la actualidad sabemos que procede del propio
agujero negro. El agujero negro decrece en la misma medida que se
emite masa y energía; esto quiere decir que disminuye de tamaño. Y
Hawking ha demostrado que, a medida que se hace más pequeño,
emite radiaciones y partículas a un ritmo creciente; de hecho se
calienta cada vez más.
No obstante, si hiciéramos algunos sencillos
cálculos, veríamos de inmediato que este proceso de evaporación es
insignificante en los agujeros negros de gran tamaño (aquellos que
tienen algunos kilómetros de diámetro). En este caso, la temperatura
superficial sólo es de unas pocas millonésimas de grado por encima
del cero absoluto y, en consecuencia, se evaporan muy lentamente.
En los agujeros negros con una masa de 10 20 gramos, sin embargo,
la temperatura superficial sería de tres millnes de grados.
Curiosamente, este egujero no sería más grande que un átomo y, sin
embargo, estaría incandescente y emitiría (liberaría radiaciones) casi
como si se tratara de un agujero blanco. De hecho, Hawking ha
demostrado que resultaría imposible distinguir un mini agujero negro
de un mini agujero blanco; ambos serían una especie de surtidores.
En estos diminutos agujeros negros, la evaporación
continuaría lentamente; a pesar de su tamaño, tendrían tanta
energía que necesitarían miles de millones de años para irradiarla
por completo. Es evidente que si pudiéramos capturar uno sería una
fuente de energía en extremos útil. En los últimos momentos de
energía del agujero negro, el ritmo de emisión sería tan alto, que se
produciría una explosión. De hecho, aquellos que se formaron con
una masa de 1015 gramos, se encontrarían explotando ahora.
Aunque la explosión podría equivaler a la bomba de un millón de
megatones, es pequeña en términos astronómicos y nos resultaría
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 156

difícil detectarla a menos que se produjera relativamente cerca (es


decir, dentro de los límites del sistema solar).
Cuando se menciona la explosión de los agujeros
negros surge de inmediato la siguiente pregunta: ¿Que queda
después de ella? El horizonte de sucesos, naturalmente,
desaparecería, pero existen indicios de que perduraría la singularidad
del centro, aunque sería una singularidad desnuda. No estamos
seguros de si existen o no singularidades desnudas en el Universo;
pero en el caso de que las hubiera nos plantearían un problema:
podrían, al igual que los agujeros de gusano, infringir el principio de
causalidad.

17.10.-EL VINCULO ENTRE LA RELATIVIDAD GENERAL Y LA


MECANICA CUANTICA
Uno de los aspectos más importantes del
descubrimiento de Hawking relativo a la emisión de partículas y
radiación por parte de los agujeros negros, consistía en el modo
como se emitían; el agujero negro se comportaba, de hecho, como si
fuera un objeto caliente en equilibrio con su entorno. Hawking
demostró que el espectro de radiación de los agujeros negros
cumplía la misma fórmula que la deducida por Planck para la
radiación emitida por un cuerpo caliente. Y, dado que la fórmula de
Planck pertenece al dominio de la mecánica cuántica y la relatividad
general describe las características de los agujeros negros, parece
que tenemos el primer vínculo de unión entre estas dos importantes
teorías. No sabemos aún cual es el significado exacto de dicho
vínculo, pero da la impresión de ser el primer punto encaminado a la
consecución del entendimiento de la relación entre las dos teorías, y
quiza el inicio del camino hacia su unificación.
En resumen, vemos que los agujeros negros
revisten una importancia particular con relación a nuestro objetivo: la
consecuci´n de una teoría unificada. En su aso es donde falla la
relatividad general y donde surge un posible vínculo con la teoría
cuántica. Pero los agujeros negros son también importantes desde
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 157

otro punto de vista. En el próximo apartado veremos que el Universo


empezó hace unos dieciocho mil millones de años con una inmensa
explosión. Esta explosión, al parecer, tuvo su origen en una
singularidad del mismo tipo que la presente en el interior de un
agujero negro. Existe, como veremos después, una extraña
semejanza entre lo que ocurrió en el Universo primigenio y los
procesos que tiene lugar en la evaporación de un agujero negro.

18.-EL UNIVERSO PRIMIGENIO


Acabamos de ver que la relatividad general falla en
la singularidad del agujero negro. Veremos ahora que cabe la
posibilidad de que el Universo primigenio haya sido una singularidad,
y la relatividad general, en consecuencia, falla también en este caso.
Vivimos en un Universo en expansión, un Universo
que empezó a expandirse, según la teoría del big bang, hace unos
dieciocho mil millones de años tras una explosión de una intensidad
inimaginable. En los primeros momentos, después de la explosión, no
había estrellas, planetas o galaxias -no existía nada, sino partículas,
radiación y agujeros negros. En pocas palabras, el Universo era un
completo caos; su energía era tan elevada que las partículas
colisionaban casi constantemente con una fuerza devastadora. Era,
en esencia, un triturador de átomos gigantesco.
Los científicos construyen en la actualidad cosas
similares a este triturador de átomos (ellos prefieren llamarles
aceleradores de partículas) en un esfuerzo por investigar lo que
sucede cuando colisionan partículas dotadas de una gran cantidad de
energía. Pero los grandes aceleradores son muy caros y por lo
general , se necesitan muchísimos años para construirlos. Debido a
este problema, muchos físicos han vuelto sus ojos hacia el Universo,
al que, bromeando, se le ha llamado "el acelerador de los pobres". Si
intentaramos fabricar un acelerador capaz de producir energías
equivalentes a las existentes en los primeros instantes del Universo
primigenio, tendría que extenderse más allá de las estrellas más
cercanas.
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 158

Evidentemente, no existe la posibilidad de que


construyamos un acelerador tan grande, así que el Universo
primigenio, o al menos, los modelos que tenemos de él, cumle un
importante cometido a la hora de establecer lo que sucede a
energías tan elevadas.
Pero, ¿por qué es tan importante lo que ocurre
cuando existen energías tan altas? En primer lugar, ello nos ayuda a
entender la naturaleza de las partículas fundamentales, pero
también nos ayuda a comprender la fuerzas básicas de la naturaleza.
El conocimiento de la relación entre estas fuerzas constituye un
importante elemento para entender las fuezas cásmicas y, según
algunas teorías recientes, dicho conocimiento podría estribar en una
comprensión del Universo Primigenio. ¿por qué, cabría preguntarse,
hay cuatro fuerzas fundamentales? sería más lógico que existiese
una sola. Y, ya que abordamos este tema, podríamos hacernos la
misma pregunta con respecto a las partículas fundamentales.
Todos estaríamos de acuerdo en que la existencia
de una sola fuerza fundamental y de una única partícula básica
simplificaría mucho el Universo. Y, como veremos después, puede
que este sea el caso. Según algunas teorías recientes, los cuatro
campos fundamentales pueden convertir en una sola a aquellas
energías presentes en el Universo primigenio. A medida que el
Universo se expandía y enfriaba puede haberse producido una
separación de los campos; del mismo modo que el agua se solidifica
cuando baja la temperatura, cabe la posibilidad de que la gravedad
se segregara del campo unificado inicial y de que se "solidificara".
Después de ocurrir esto, habrían seguido unificados los tres campos
restantes. Pero al cabo de poco tiempo se habrían segregado y
"solidificado"las fuerzas nucleares fuertes, y, por último, tambien los
campos electromagnéticos y las fuerzas nucleares débiles. Si nuestra
idea es correcta y existe una unificación a energías elevadas, el
estudio del Universo primigenio tendría una importancia extrema. No
obstante, antes de que examinemos lo que acaeció durante los
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 159

primeros segundos después de la explosión, hemos de considerar los


indicios que tenemos acerca de que en efecto existió tal explosión.
18.1.-EL DESCUBRIMIENTO DE LA EXPANSION DEL UNIVERSO
Curiosamente, el hombre que fue el responsable
indirecto del descubrimiento de que el Universo e expandía, miruó
sin ser consciente de ello. de hecho, aunque hubiera vivido el tiempo
suficiente para que alguien se lo hubiera dicho a él, probablemente,
no le habría imortado lo más mínimo, pues no estaba interesado en
el estudio de las galaxias, cuya existencia aún no se conocía. Estaba
interesado por los planetas, por Marte en particular. Su nombre era
Percival Lowell.
Lowell mostró escaso interés por la astronomía
antes de cumplir los treinta y cinco años. Pero, poco después de
contemplar algunos de los primeros dibujos de Marte por el
astrónomo aficconado Giovanni Schiaparelli, su imaginación se puso
en marcha. Los dibujos mostraban "canales", lo que significaba que
podía haber vida inteligente en el planeta. Creció tanto su interés
que, a principios de los años noventa del siglo pasado, decidió
construir un observatorio para el estudio de Marte, dirigiéndose al
oeste a la búsqueda de cielos más claros y oscuros que América
podía ofrecerle. Los encontró en Flagstaff, Arizona, y al cabo de
pocos años, ya había construido un observatorio en ua loma situada
en los alrededores de la ciudad.
Aunque se mostraba poco interesado por nada que
no fueran los planetas, sentía cierto interés por los objetos "difusos"
del cielo, las nebulosas. Según una teoría publicada por Laplace
muchos años antes, dichos objetos podían ser el origen de los
sistemas planetarios. Laplace había imaginado nuestro sistema como
algo que se había desarrollado a partir de una nube de gas, y estos
difusos objetos se asemejaban mucho a nubes gaseosas. Lowell
contrató a V.M.Slipher para comprobar si esto era cierto.
Slipher era, en muchos aspectos, la antítesis de
Lowell. Mientras que la imaginación de Lowell se desbocaba con
fantasías y especulaciones, Slipher era una persona cauta, matódica
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 160

y vuidadosa. Su primera tarea consistió en ver si los difusos objetos


se encontraban girando. Para llevar a cabo dicha tarea, tuvo que
utilizar un espectroscopio, como ya vimos, un instrumento en el que
la luz procedente del objeto atraviesa un prisma, o una rejilla, de
manera que se pueden separar los diferentes colores. Cuando la luz e
una estrella o de una nebulosa pasa a través de uno de estos
instrumentos, obtenemos una serie de líneas, las más prominenetes
de las cuales tienen su origen en el hidrógeno presente en el objeto.
Pero el helio, el carbono, el sodio y otros elementos también
producen líneas. Sabemos donde aparecen, normalmente, cada una
de estas líneas, pero si el objeto se mueve respecto a nosotros, las
líneas se desplazarán en una u otra dirección. Si el objeto se aleja de
nosotros, hay un esplazamiento hacia uno de los extremos del
espectro, donde la líneas suelen ser rojas; tal desplazamiento recibe
el nombre de "corrimiento hacia el rojo" o "desplazamiento hacia el
rojo". Si el objeto se acerca hacia nosotros, se produce un coriimiento
o un desplazamiento hacia el azul.
Si las nebulosas de Slipher hubieran estado
girando, éste habría obtenido un corrimiento hacia el rojo procedente
de uno de los extremos (el que se aleja de nosotros) y uno hacia el
azul correspondiente al otro. Pero no fue esto lo que obtuvo. Empezó
su estudio con la brillante nebulos de Andrómeda y vio que
presentaba sólo un desvío hacia el azul, lo que significaba que se
estaba aproximando a nosotros. Siguió estudiando otras nebulosas
de gran luminosidad, y se encontró con que obtenía corrimientos
hacia el azul y hacia el rojo, pero nunca ambos tipos en una misma
nebulosa, era evidente que algunas de stas nebulosas se alejaban de
nosotros y que otras se aproximaban. Pero cuando extendió su
estudio a nebulosas más tenues, situadas a una mayor distancia,
descubrió que todas ellas presentaban corrimientos hacia el rojo.
En 1914, Slipher hizo públicos sus hallazgos
durante una sesión de la American Astronomical Society. Todavía no
estaba seguro de cual podía ser su significado y, en consecuencia, se
mostró cauto a la hora de hacer especulaciones sobre los mismos,
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 161

pero las placas que había obtenido mostraban sus resultados con
toda claridad. La multitud debió darse cuenta de que había
descubierto algo importante, pues, cuando acabó su exposición, le
prodigó un gran aplauso. AL cabo de poco tiempo, algunos
astrónomos corroboraron su resultado, pero, curiosamente, nadie
abordó su studo en serio, y durante diez años, Slipher fue el único en
ocuparse del asunto.
Podría parecer que Slipher debería haberse
percatado del significado de su descubrimiento, pero, hemos de
recordar, echando la vista atrás, que los astrónomos no estban
todavía seguros de cúal era la naturaleza de las nebulosas. Algunos,
como Lowell, pensaban que eran nubes de gas, quizá sistemas
solares en curso de formación, mientras que otros creían que eran
universos independientes compuestos de millones de estrellas.
No obstante, Slipher debió vislumbrar las
consecuencias de su descubrimiento, puesto que en 1921 escribió en
el New York Times: "...las líneas de los espectros se ven afectadas por
una gran desviación, lo que indica que la nebulosa se aleja de la
región en la que nos encontramos a la extraordinaria velocidad de
1.800 Km./s. Dicha nebulosa es del tipo espiral, tipo al que
pertenecen la gran mayoría de las nebulosas. Las nebulosas
espirales son los cuerpos celestes que se hallan más alejados de
nosotros y tiene que ser enormemente grandes. Si suponemos que la
nebulosa antes mencionada, que con tanta rapidez se desplaza, ha
abandonado la región del Sol al principio de existir la Tierra, es fácil
calcular, admiiendo las recientes estimaciones de los geólogos
acerca de la edad de esta, que tiene que encontrarse a muchos
millones de años luz de distancia. La velocidad de la nebulosa
sugiere tanto un aumento del tamaño estimado de las nebulosas
espirales como su distancia y, también, una dilatación de las
dimensiones del Universo conocido."
Resulta irónico que qizá Slipher tuviese al alcance
de la mano uno de los más importantes descubrimientos de la
humanidad y que nunca lo llegase a realizar. Al parecer, jamás se le
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 162

ocurrió la idea de que el Universo se estaba expandiendo, aunque


había medido, hacia 1923, los desvios espectrales de cuarenta y
cinco nebulosas, y casi todas ellas mostraban corrimientos hacia el
rojo. Hacia 1925, llegó al límite de lo que podía conseguir con su
telescopio, no muy potente, de veinticuatro pulgadas, y no pudo
seguir adelante; por tanto, centró su atención en otros proyectos.
El hombre que recogió la antorcha se encontraba
entre la audiencia cuando Slipher anunció por primera vez su
descubrimiento en 1914, pero entonces era todavía un estudiante
diplomado. El descubrimiento debió tener una enorme importancia
para él, pues su tesis doctoral versó sobre las nebulosas. Su nombre
era Edwin Hubble.
Hubble fue, desde cualquier punto de vista, un
astrónomo por excelencia. Nació en Marshfield, Massachusetts, en
1889. Desde una edad muy temprana evidenció su inteligencia. Fue
un alumno y un atleta excepcional. Estudió física en la Universidad
de Chicago, donde se comentaba que aprendía, quizá, demasiado
deprisa. Se le concedió una de las becas con mayor dotación en
aquel momento, la beca "Rhodes", que utilizó para estudiar derecho
en Oxford.
A su vuelta a los Estados Unidos, en 1913, abrió un
bufete de abogado en Louisville, Kentucky, pero, al cabo de algunos
meses, ya se sentía aburrido y descontento con su profesión. había
entrado en contacto con la astronomía durante su época de
estudiante diplomado en la Universidad de Chicago, y de joven había
aprendido las constelaciones y había leido libros de divulgación que
versaban sobre dicha ciencia. Su deseo de huir de la abogacía se
intensificaba a medida que pasaban los meses y, finalmente, tomó
una decisión: aún cuando se convirtiera en un astrónomo de segunda
o de tercera fila, la Astronomía era lo que realmente le interesaba.
Decidió dejar las leyes y volver a la Universidad de Chicago. Se
matriculó en el segundo ciclo de la carrera de astronomía y, al cabo
de poco tiempo, ya estaba trabajando con el telescopio gigante del
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 163

observatorio de Yerkes. Las nebulosas fueron lo primero que studió, y


a la postre, había de dedicarles toda su vida.
Obtuvo el doctorado en 1917, tras quedarse, como
él contaba, en vela durante varias noches para terminar su tesis y
estudiar para el examen oral. Había recibido ya una oferta del
observatorio de Monte Wilson y podía haber stado en camino de su
nuevo puesto de trabajo al cabo de pocos días, pero se interpuso un
problema: la guerra. En vez de dirigirse al observatorio de Monte
Wilson, se alistó en el ejército, no tardando en embarcar para Europa.
Al ingresar en filas fue nombrado capitán, pero alcanzó rapidamente
el grado e comandante. Una herida recibida hacia el final de la
guerra le incapacitó para seguir luchando, volviendo a los Estados
Unidos un año antes, aproximadamente, de que terminara la
contienda.
Tras su regreso fue al observatorio de Monte Wilson
para iniciar el que había de ser el más amplio studio de las nebulosas
jamás emprendido. Cuando empezó, el descubrimiento de Slipher
ocupaba, sin duda, au mente, pero existían otros problemas que
había de abordar primero. Los astrónomos no sabían todavía lo que
eran las nebulosas. Sus estudios en Yerkes le habían convencido de
que eran universos independientes compuestos de estrellas, pero
necesitaba conseguir pruebas al respecto. Empezó tomando
fotografías con una gran exposición, de algunas nebulosas cercanas,
incluida la nebulosa de Andrómeda y, al final, su perseverancia rindió
los frutos apetecidos. Los brazos de algunas de ellas se resolvieron, a
la postre, en estrellas, demostrándose con ellos que no eran
porciones de gas; la hipótesis de los universos independientes era
correcta. Pero quedaba aún el problema de su lejanía: ¿A qué
distancia se encontraban? AL ser sistemas lejanos, tenían que
hallarse a mucha distancia del nuestro, esto es, la Via Láctea. Hubble
estudiólas estrellas que había aparecido en los brazos y advirtió que
algunas de ellas eran las variables Cefeidas, estrellas cuya
luminosidad variaba periodicamente. Este era el descubrimiento que
necesitaba; varios años antes, Henrietta Leavitt y Harlow Shapley
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 164

habían estblecido que exzistía una relación entre el periodo de una


Cefeida y su distancia: si conociésemos su periodo (el tiempo
transcurrido entre fases de igual luminosidad) podríamos determinar
su distancia. Huble hizo los c-álculos necearios y demostró que las
nebulosas se encontraban, de hecho, a una gran distancia de la Via
Láctea, eran galaxias independientes de la nuestra y distintas de
esta. Aunque algunos astrónomos se negaron a aceptar
inmediatamente los resultados de Hubble, al cabo de poco tiempo la
polémica en torno a las nebulosas había concluido de forma
definitiva.
Una vez resuelto el problema de la naturaleza de
las nebulosas, Hubble pudo centrar su atención en los resultados de
Slipher ¿Cual era el significado del desvío hacia el rojo descubierto
por este? ¿Ocurría lo mismo con todas las galaxias?, y, si esto era
así, ¿qué quería decir esto? Junto con su ayudante, Milton Humason,
comenzó por comprobar los resultados de Slipher, ampliándolos
posteriormente. Fue una tarea que requirió muchos años, pero
Hubble perseveró en ella fotografiando cuidadosamente espectros de
galaxias cada vez más tenues. No obstante, poco después de
empezar esta tarea, Hubble se dió cuenta de que le faltaba un dato
clave: no conocía la distancia a la mayoría de las galaxias que estba
fotografiando. En algunas de las más cercnas, podía recurrir a las
Cefeidas, pero el elescopio de cien pulgadas mo era capaz de
proporcionar imágenes nítidas, ni siquiera de aquellas que se
encontraban a una distancia moderada. A medida que fue centrando
su atenció en dicho problema, fue dejando paulatinamente la tarea
de obtener los espectros en manos de Milton Humason.
El carácter jovial y entusiasta de Humason
constrastaba enormemente con el de Hubble. Mientras que muchos
consideraban a Hubble un ser distante y antipático, Humason caía
muy bien a todo el mundo. un día apareció en Monte Wilson en busca
de trabajo; pero debido a su falta de formación, le ofrecieron el
humilde trabajo de cargador de mulas. A la sazón, el único modo de
subir al observatorio de Monte Wilson era a través de un camino
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 165

accidentado, empinado y sinuoso, un camino que solo las mulas


podían franquear con facilidad. De manera que los abastecimientos
llegaban al observaorio por medio de recuas de mulas. Humason
condujo una de estas recuas durante algunos meses, accediendo
posteriormente al cargo de portero del observatorio. Pero ni iba a
permitir que la ignorancia se interpusiera en su camino; siempre que
podía, ayudaba a los astrónomos con el telescopio y, mientras les
ayudaba, los bombardeaba a preguntas. No tardó en hacerse
evidente que sus cualidades excedían con mucho a las que requería
su empleo de portero y le dieron el empleo de ayudante de
observador. A pesar de que no poseía, virtualmente, ninguna
formación de carácter astronómico, y de que tuvo que aprender todo
por sus propios medios, se convirtió, al cabo de poco tiempo, en un
hábil observador.
Mientras Hubble sopesba el problema de la
distancia y estudiaba los resultados obtenidos, Humason se
esforzaba por obtener espectros de galaxias cada vez más tenues.
Hubble, aunando perseverancia e ingenio, elaborò una escalera
cósmica. Al conocer la distancia a las galaxias más cercanas, aquells
que contenían las Cefeidas, pudo servirse de estas como trampolín
hacia las galaxias más lejanas. Las Cefeidas eran lo que él denominó
"sus indicadores primarios"; como indicadores secundaios escogió las
estrellasmás brilantes de las distintas galaxias y supuso que todas
ells poseían, aproximadamente, la misma luminosidad. Tras graduar
su escalera cósmica, desarroló un método para aceder a las galaxias
enormemente tenues. Pero había un problema: cada escalón
dependía del peldaño precedente. Si había un error en uno de ellos,
se trnsmitía al siguiente e invalidaba los cálculos. Sin embargo, el
método parecía razonable (se realizaron varias correcciones en años
posteriores) y, tras varios años de duro trabajo, Hubble anunció
finalmente sus resultados en 1929: el Universo se staba
expandiendo. Las galaxias en sí mismas no cambiaban, pero el
espacio existente entre ellas aumentaba linealmente con el tiempo.
Esto significaba que las glaxias se stban alejando de nosotros, y
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 166

cuanto más lejos se encontrba una determinada galaxia mayor era


su velocidad. El primer anuncio del descubrimiento se basaba en
resultados un tanto ambiguos y fueron muchos los que pensaron que
Hubble se había visto influido por los rabjos teóricos que se estaban
realizando en Europa. Dichos trabajos predecían que el Universo
debía estar expandiéndose. pero, hacia 1931, ya no había lugar para
la duda: las observaciones de Hubble indicaban una clara relación
entre la distancia y la velocidad.
Los trabajos teóricos en Europa habían empezado
hacía muchos años; pero, a la sazón, las noticias científicas se
propagaban lentamente y existia poco contacto entre los astrónomos
experimentales y teóricos que trabajaban en un mismo problema.
Einstein empezó a ocuparse de problemas cosmológicos poco
después de concluir la teoría general de la relatividad en 1916, pero
topó con algunas dificultades al querer aplicarla al conjunto del
Universo. Los astrónomos le habían asegurado que, aunque el
movimiento de los objetos del universo poseía un alto grado de
arbitrariedad, éste, engran medida, era estático, y Einstein consideró
que sto tenía que ser un requisito previo de su teoría. Sin embargo,
cuando trató de resolver las ecuacions resultantes, dscubrió que su
universo se expandía o se contraía. había, en consecuencia, que
mantenerlo inmóvil. Había, en conscuencia que mantenerlo inmóvil,
y el único modo de hacerlo consistía en mantener una constante
cosmológica en sus ecuaciones. Al principio se mostró reacio a
hacerlo, pensando que eliminaría la sencillez y belleza e las mismas.
Pero, al final, cedió en sus recelos convenciendose a sí mismo de que
a nivel del universo, las cosas se comportaban de manera diferente.
Aunque su constante cosmológica era importante cuando se
consideraba el universo en su conjunto, era desprciable cuando se
aplicaba la teoría a objetos astronómicos corrientes.
El universo forjado por Einstein era esférico; un
rayo de luz que se moviera rectilíneamente en una direxcción dada
describiría un círculo gigantesco y volvería al punto de partida. Esta
propiedad resolvía una problema que había atormentado a los
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 167

astrónomos durante años ¿Dónde se encuentra la frontera del


universo? y, si existe, de hecho, una rontera ¿QUé hay más allá de la
misma? En el Universo de Einstein no tenemos que preocuparnos por
esta frontera, dicho universo no tiene límites, aunque es cerrado.
Esto significba que no tenía uha extensión infinita, lo que representó
un alivio para muchos.
El mismo año en que Einstein publicó su cosmología
(1917), el astrónomo holandés Willem de Sitter hizo pública otra
distinta.. El año anterior, Einstein había enviado a De Sitter una copia
de su artículo sobre la relatividad general, artículo que fascinó tanto
a De Sitter que éste se lo mandó a Eddington que, en este momento
se encontraba en Inglaterra. Eddington se sintió enormemente
atraido por el artículo y se esforzó para que publicaran la teoría.
De Sitter había nacido en Holanda en 1872.
Después de acabar el bachillerato se fue a la Universidad de
Groninga con la intención de estudiar matemáticas, pero no tardó en
atraerle la Astronomía. Tras obtener el doctorado en 1879, pasó dos
años en Ciudad del Cabo (sudáfrica) observando los cielos australes.
Pocos años después de su regreso a Europa, obtuvo una cátedra en
la Universida de Leyden, y en 1919 ue nombrado director del
observatorio.
El modelo de De Sitter era, como mínimo, extraño.
Su propiedad más peculiar consistía en que se hallaba vacío. Pero al
fin y al cabo, solia decir, "el universo real se encuentra casi vacío".
Otra propiedad extraña era que preecía un desvío hacia el rojo. El
modelo de V atrjo un considerabla interés durante varios años.
Aunque Einstein LLegó a ser íntimo amigo de De Sitter jamás le
agradó la teoría de este. Por alguna razón, nunca le atrajo la idea de
un universo vacío, y la predicción de un desvío hacia el rojo le dejaba
perplejo, y en su opinión, tenía poco sentido.
De Sitter había conservado la conatante
cosmológica en su teoría porque, al igual que Einstein, creía que era
necesaria enun universo estático. Veremos después, no obstante,
que el modelo de De Sitter no era estático. Sin embago, no todo el
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 168

mundo estaba convencido d que se requiriera la constante


consmológica. A alguna distancia, en la Unión Soviética, aislado de
los demás científicos relativistas, se encontraba Aleksander
Friedmann. Había desarrollado la mayor parte de su carrera en
campos no teóricos: fue profesor auxiliar de matemáticas en la
Escuela de Ingenieros de Caminos y más tarde impartió clases en la
Escuela de Minas. Pero sus trabajos de hidrodinámica implicaban la
utilización de técnicas matemáticas de análisis tensorial y, como
consecuencia de ello, se sintió atraido por la teoría de Einstein, que
se hallaba expresada en el lenguaje de los tensores.
TRas examinar la cosmología de Einstein (sin la
constante cosmológica), Friedmann halló que uno de los complejos
términos del denominador se hacía cero en determinadas
condiciones, algo, al parecer, que había pasado despercibido al
primero. La estudió en detalle y descubrió una interesante teoría
evolutiva, dependiente del tienpo, del Universo. Entusiasmado con
los resultados a los que había llegado, se los envió a Einstein, pero
no obtuvo contestación alguna. Después de varios meses decidió
seguir adelante y los dió a la luz pública. Su trabajo, que apareció en
1922, atrajo de inmediato a Einstein y éste escribió una breve nota al
editor de la revista donde había aparecido publicado, criticándolo
(creía que contenía un error). El editor publicó la nota en la siguiente
edición, pero Friedmann se dió cuenta enseguida de que eran
infundadas las criticas de Einstein, y así lo señaló. Einstein,
avergonzado, se retractó de sus críticas por medio de otra nota, pero
por alguna razón nunca apoyó la teoría de forma incondicional.
El trabajo de Friedmann tuvo poco eco a pesar de
haberse publicado en una revista prestigiosa. Existen quizá, dos
razones que explican eta circunstancia. En primer lugar, los rsultados
obtenidos por Slipher no se conocían todavía en Europa, Hubble ni
siquiera había empezado a trabajar en el problema. En el fondo no
había ninguna razón para creer en un universo evolutivo.. En
segundo lugar, las críticas de Einstein pueden haber tenido alguna
influencia. A Einstein sin duda, le desagradaba el resultado porque
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 169

estaba convencido de que el Universoo era estático, y un modello


evolutivo era algo de escao valor; al fin y al cabo, él había
introducido la constante cosmológica con el fin de evitar un modelo
de este tipo. No obstante, puede resultar extraño que después de
evidenciarse que el universo se estaba expandiendo y que la
solución era válida Einstein no impusiese dicho modelo a la atención
del público. Qui´za le turbara el hecho de no haber encontrado él
mismo la solución.
Dos años después Friedmann publicó un segundo
trabajo sobre el tema, pero murió al año siguiente (1925) de fiebre
tifoidea. No vivió para ver los resultados de su trabajo. Aunque su
teoría prácticamente, yació enterrada durante varios años, atrajo a la
postre la atención del mundo científico, y en la actualidad es la que
se usa generalmente.
El modelo de Friedmann contiene tres universos
posibles, cada uno de ellos conuna curvatura diferente. El primero es
un universo con una curvatura positiva (geometría de Riemann),
universo muy parecido al de Einstein que se expande hasta un cierto
radio y luego se colapsa sobre sí mismo. El segundo es un universo
con una curvatura negativa (geometría de Lovachevsky), que se
expande indefinidamente, y, situado a pareja distancia de ambos,
hay uno que se basa en la geometría de Euclides: un universo plano.
Este último también se expande indefinidamente. La cuestión de cual
de estos modelos es el correcto depende de la densidad media de la
materia contenida en el universo. Si supera un cieto valor crítico, el
universo poseerá una curvatura positiva y acabará por colapsarse
sobre sí mismo; si no alcanza dicho valor, poseerá una curvatura
negativa y se expandera indefinidamente. Todavía no estamos
seguros, por desgracia, de cual es esa densidad media y, en
consecuencia, no concemos el futuro de nuestro universo.
Por la época en que se publicaron los trabjos de
Friedmann, el universo de De Sitter seguía suscitando un gran interés
en toda Europa. Algunos años después Hermann Weyl indicó que si
se colocasen dos partículas en dicho universo se separarían y que
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 170

cuanto mayor fuera la distancia entre ellas, tanto mayor sería su


velocidad. dado que esta conclusión se podía aplicar a las galaxias,
era evidente que, después de todo, el universo de De Sitter no era
estático. De hecho, se utilizó este modelo para predecir la expansión
del universo aun antes de que Hubble descuriera dicha expansión.
Pero el universo de De Sitter se encontraba vacío,
un hecho que turbaba a muchos científicos, incluido un sacerdote
belga llamado Georges Lemaitre que acababa de iniciar sus
investigaciones cosmológicas. Lemaitre examinó con mayor atención
las ecuaciones de Einstein y escubrió otro modelo evolutivo. Se
diferenciaba de los modelos evolutivos anteriores en que contenía un
gran número de modelos posibles. Lemaitre eligió uno que le atraía
particularmente: era, hasta cierto punto, una combinación de los
propugnados por Einstein y por De Sitter. El universo empezaba
explotando y expandiéndose, luego moderaba su ritmo de expansión
y se volvía estble durante algún tiempo (como el de Einstein).
Lemitre creía que las galaxias podían haberse formado durante este
periodo de estabilidad. Al final, sin embargo, se volvió inestable y
empezaba a expandirse, igual que el modelo de De Sitter. Por
desgracia, el trabajo de Lemaitre apareció en una revista no muy
conocida y no atrajo la atención.
El anuncio realizado por Hubble en 1929
revolucionó el mundo de la Astronomía. Si el Universo se estaba
expandiendo, las teorías debían predecirlo. La de De Sitter lo hacía,
pero a Eddington no le satisfacía. Publicó unanota acera de la
necesidad de contar con una teoría evolutiva que explicase los
resultados obtenidos. Lemaitre la leyó y se puso en contacto con
Eddington, comunicándole que había publicado una teoría semejante
algunos años antes. Eddington leyó entusiasmado el trabajo de
Lemaitre y le agrado tanto, que hizo que lo volvieran a publicar en
una revista de mayor prestigio (Monthly Notices). Por esta época
empezó aexaminar por sí mismo el problema y no tardó en descubrir
que ni tan siquiera el modelo de Einstein era realmente estático. Se
hallaba en un estado de equilibrio inestable: una ligera sacudida en
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 171

una dirección, y empezaría a expandirse, una sacudida en la


dirección opuesta, y se contraería.
Al cabo de poco tiempo, los trabajos de Friedmann
atrajeron también la atención de Eddington y no tardó en quedar
establecido que su teoría (sin la constante cosmológica) era la más
satisfactoria de todas. Hasta Einstein se maldijo a sí mismo por
habérsele ocurrido introducir la constante cosmológica, calificando
este hecho como la mayor metedura de pata que había cometido
durante toda su vida. Hoy en día, la mayoría de los astrónomos
utilizan la teoría de Friedmann en una forma ligeramente modificada,
una variante que fue elaborada de forma independiente, en 1935,
por dos físicos americanos, Horward P. Robertson y Arthur Walker.
Volvamos ahora, por un momento, a los trabajos de
Hubble y examinemos más de cerca lo conseguido por este científico.
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 172

50
Velocidad (miles de kilómeros por segundo)

40

30

20

10

1 2 3 4 5

Distancia (miles de millones de años-luz)


Vimos anteriormente que elaboró una escalera cósmica (ver gráfico)
hasta las galaxias más lejanas, escalera que le permitió determinar
las distancias aproximadas a las que se encontraban. Tras conocer su
distancia y velocidad elaboró un gráfico con estas dos magnitides: los
puntos presetaban una gran dispersión, pero se podía trazar una
línea recta entre elos que proporcionaba una relación entre la
velocidad y la distancia. la constante de proporcionalidad entre
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 173

ambas magnitudes (que es igual a la pendiente de la línea trazada


entre los puntos) se conoce en la actualidad con el nombre de
"constante de Hubble". Con el paso de los años, a medida que se han
realizado correcciones y avances técnicos, el valor aceptado de dicha
constante ha cambiado considerablemente.
En 1936, Hubble resumió sus resultados en un libro
titulado El reino de las nebulosas, un libro considerado en la
actualidad como una obra clásica. JUnto con Humason, obtuvo el
máximo partido que podía sacarse del telescopio de cien pulgadas.
Más tarde, tras concluirse en 1948 la construcción de un telescopio
de doscientas pulgadas en Monte Palomar, continuó estudiando
galaxias cada vez más tenues. Murió en 1953 sin haber completado
su obra.
Hacia prinipios de la década de los 30, la mayoría
de los cosmólogos aceptaban el modelo de un univeso en expansión.
Todas las galaxias, o al menos todos los grupos e galaxias, se
alejaban de nosotros, cuanto mayor era su distancia, mayor era su
velocidad. Las galaxias pertenecientes a un determinado grupo no se
eparan entre sí, debido a que su atracción mutua es mayor que su
repulsión universal. Dado que todas las galaxias se alejan de
nosotros, podría parecer que nos hallamos en el centro del univero,
pero este no es el caso. Lo que aumenta es el espacio existente entre
la galaxias, de manera que, con independencia de cual sea nuestra
posición en el Univero, todas las galaxias parecerán estar alejándose
de nosotros.
Pero si el universo se está expandiendo en la
actualidad, resulta fácil darse cuenta de que tuvo que tener un
principio, y esto significa que, si invertimos el sentido del tiempo, el
universo se contraerá; de hecho contiuará contrayéndose hasta que
toda la materia del universo se concentre en un único punto, un
resultado aparentemente extraño que desagradaba tanto a Einstein
como a Eddington. Eddignton prefería creer que el universo se
encontraba originariamente en un estado como el predicho por
Einstein, esto es, estático, y que luego, de repente, algo lo alteró
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 174

empezó a expandirse. Esto soslaya tanto el problema del universo


como el de un denso estado primigenio. Pero a Lemaitre, quizá
porque era sacerdote y la iglesia prefería que el universo hubiera
enido un principio, le fascinaba la idea e que éste hubiera tenido su
origen en un punto de gran densidad. Denominó este universo,
originariamente condensado, átomo primordial. Gamow, que habría
de ampliar más tarde las ideas de Lemaitre, observó en su libro La
creación del Universo que Lemaitre debería haberlo llamado núcleo
primordial. De hecho, Lemaitre lo imaginaba como un gigantesco
núcleo más que como un átomo, y creía que se había fragmentado o
fisionado del mismo modo que se fisionan los núcleos de uranio en
una bomba atómica. Dicha fragmentación continuó hasta que el
Universo se llenó de partículas elementales. Describió el proceso en
su libro El átomo Primordial (1951): "El átomo se rompería en
fragmentos y cada uno de stos fragmentos, a su vez, se dividiria en
trozos más pequeños. Si suponemos, en aras de una mayor sencillez,
que dicha fragmentación dió origen a trozos iguales, nos
encontramos con que se habrán necesitado doscientas sesenta
fragmentaciones sucesivas hasta llegar a la presente pulverización
de materia en los modestos y pequeños átomos que conocemos,
átomos que son casi demasiado pequeños para que se puedan seguir
fragmentando. Se puede comparar la evolución del mundo con un
espectáculo de fuegos artificiales que acabara de terminar: algunas
estelas de color rojo, cenizas y humo sobre scoria enfriada;
contemplamos el lento desvanecimiento del Sol e intentamos
recordar la desaparecida luminosidad existente en el origen de los
mundos."
Lemaitre siguió trabajando en sus ideas durante
varios años. Más tarde, luego que Fred Hoyle se refiriera a la teoría
como la teoría del big bang y de que Gramow la popularizara con el
simple nombre de big bang, Lemaitre vino a ser conocido como el
padre de la misma. Un tratamiento matemático pormenorizado de
las ideas de Lemaitre indicaba, no obtante, que existían dificulatdes
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 175

y, como consecuencia de ello, no tardó en abordarse el problema


desde un punto de vista diferente.
George Gamow fue el iniciador de este nuevo
planteamiento, un planteamisnto que se encuentra muy crca de lo
que creemos hoy como cierto. Nacido en Rusia en 1904, Gamow ya
leía apasionadamente los libros de Julio Verne y soñaba con vuelos a
la Luna a la edad de siete años. A pesar de recibir una educación
elemental de un carácter más bien esporádico (la escuela se
encontraba frecuentemente cerrada por causa de la guerra), creció
en un inetnso interés por la Astronomía y la física. Cuando se halló en
condiciones de acceder a la Universidad, la guerra ya había acabado
y la situación se había normalizado, pero perduraban las secuelas.
Fue a la Universidad de Novorossia, en Odesa, esperando
especializarse en matemáticas y física, pro el Departamento de Física
había desaparecido debido a que el único profesor disponible se
negaba a enseñar en unas condiciones deplorables. Gamow, por
tanto, se centró en el estudio de las matemáticas, pero también en
esta disciplina había problemas, la mayoria de las clases se impartían
por la noche, y la luz se cortaba con fecuencia. Pero, como dice
Gamow: "los profesores seguían dando clase como si nada hubiera
ocurido".
Tras pasar un año en estas condiciones, se cansó y
decidió ir a la universidad de Leningrado. En esta ciudad se sintió
fascinado por las teorías de Einstein y, aunque había un profesor que
se hallaba familiarizado con ellas, murió poco después de la llegada
de Gamow.
En 1928, Gamow abandonó Leningrado,
trasladándose a la universidad de Gottinga, en Alemania, el centro
europeo de física teórica. Fue una época apasionante, pues se
acababa de elaborar la mecánica cuántica y algunos de los mejores
fisicos europeos se encontraban en Gottinga. El dinamismo de la
universoidad arrastró también a Gamow, publicando este uno de sus
trabjos más importantes: el uso de la mecánica cuántica para
explicar la desintegración de los rayos  y los fenómenos cuánticos
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 176

derivados del cruce de partículas a través de las barreras de


potencial (quantum tunneling)
Durante su estancia en Gottinga, visitó a Niels Bohr
en Copenhague: pensaba quedarse sólo un breve periodo de tiempo,
pero Bohr le invitó a quedarse un año, cosa que hizo. Luego fe a
Cambridge, donde permaneció un año más o menos, y finalmente
regresó a Rusia. Sin embargo, se dió cuenta de que había sido un
error volver a este país y, al cabo de poco tiempo, ya estaba
haciendo planes para escapar. Sin embargo había un pequeño
problema: se acababa de casar.
Su primea idea fue la de cruzar el Mar Negro hasta
Turquía en un pequeño kayac. Equpado con víveres para cinco o seis
días, se puso en marcha, el en la proa de la embarcación y su mujer
detrás. Durante el primer día, la navegación discurrió sin problemas,
pero cuando perdieron e vista tierra firme, el viento empezó a soplar
y comenzaron a formrse olas. Muy pronto las olas anegaron la
embarcación, poniéndolos en grave peligro de zozobrar. Mientrsas
Gamow remaba, su mujer achicaba el agua. Al final, ambos se
durmieron agotados por el esfuerzo, y cuando despertaron la
tormenta ya había cesado, pero seguían sin divisar tiera. Gamow,
pensando en su supervivencia y la de su mujer, puso el kayac en la
dirección que creyó más corta para llegar a Tierra y remó con todas
sus fuerzas. pronto avistaron la costa, pero al desembarcar,
descubrieron que se hallaban todavía en Rusia.
Al cabo de poco tiempo, urdieron un segundo plan
para escapar: cruzarían en esquí una zona de Rusia accidentada y
cubierta de nieve hasta llegar a Finlandia. Pero el plan nunca se puso
en práctica. Entonces, para su sorpresa, Gamow recibió una carta del
gobierno en la que se le pedía que asistiera, en representación de
Rusia, a la conferencia Solvay que se iba a celebara en Bruselas.
Gamow apenas podía creer en su buena suerte. Paso cierto tiempo
en Europa occidental antes de trasladarse finalmente a la
univerisdad de Georges Washintong de los Estados Unidos. Se hizo
famosos fundamentalmente por ser un estupndo divula=gador de las
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 177

ideas físicas, que exponía con un excelente sentido del humor (se
sabía que aprovachaba al vuelo cualquier ocasión para gastar una
broma pesada)
Gamow se sintió atraido por las ideas del origen del
universo debido a su interés por el origen de los elementos. ¿Cómo
se habian formado los diferentes elementos existentes en el
universo? ANteriormente se creía que habían tenido su origen en las
estrellas, pero, en 1939, Hans Bethe, sorprendió a los científicos
indicando que sólo habían podido producirse de ese modo los
elementos situados detrás del helio en la tabla periódica (una
sugerencia que más tarde habría de demostrarse que era incorrecta).
Chandrasekhar sugirió en 1942 que se podían haber generado en el
Universo primigenio; debido a la alta densidad existente, las
temperaturas debían haber superado los diez mil millones de grados,
lo bastante elevadas seguramente, como para que se hubiesen
podido crear núcleos.
Gamow siguió la sugerencia de Chandrasekhar,
pero enfocó el problema de forma distinta a como lo había hecho
Lemaitre. Mientras que Lemaitre había supuesto que en el núcleo
primordial había tenido lugar una fisión o fraccionamiento, Gamow
imaginó un núcleo en que se había producido una fisión o unión de
partículas a semejanza de lo que ocurre en una bomba de hidrógeno.
Según Gamow, "se supone que el estado originario de la materia es
un gas nuclear caliente (no un fluido). Se supone también que las
condiciones físicas cambiaban con tal rapidez que nunca llegó a
establecerse un equilibrio real...". El núcleo de gamow consistía en
una mezcla de neutrones, protones y electrones, a temperaturas muy
elevadas. Se sabe que los neutrones libres se desintegran a los trece
minutos en protones y electrones, pero ls temperaturas habían sido
tan altas, que cuando un electrón chocase con un protón, se crearía
un neutrón, de manera que, según Gamow, había existido una
especie de equilibrio cuasi estable. Gamow denominó a esta extraña
mezcla ylem (palabra que significa primera sustancia a partir de la
cual se forman los elementos). Observó que, en un principio, las
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 178

temperaturas habían sido lo bastante elevadas para que se hubiesen


podido formar núcleos a partir de estas partículas. Pero, a la postre,
cuando descendieron por debajo de los 10 9 º K, pudieron tener lugar
cierts reacciones nucleares. Sin embargo el tiempo que tardaron en
desarrollarse dichas reacciones sería excesivamente corto, quizá no
superior a una hora, debido a la expansión y al consiguiente
enfriamiento del universo. Al final, la temperatura habría sido
demasiado baja para que se pudiesen generar neutrones merced a
los choques entre protones y electrones, y todos los neitrones libres
habrpian desaparecido ra´pidamente en el universo.
Aproximadamente, por esa misma época, los físicos
atómicos empezaron a estudiar de una forma pormenorizada las
reacciones nucleares que habían tenido lugar en el Universo
primigenio, y las posibilidades de aparición de algunas de ellas.(las
secciones rectas) Por lo tanto, todo lo que necesitaba Gamow era un
buen estudiante diplomado que ejecutara los aburridos cálculos (es
un aviso: el trabajo pesado siempre recae sobre los estudiantes), y
no tardó en haber uno disponible. El físico ruso Lifshitz acababa de
excluir a Ralph Alpher de la tesis relacionada con las galaxias, y este
necesitaba una nueva en la que poder trabajar. Gamow, por tanto, le
asignó la tarea de investigar cómo, a partir del ylem, se podían haber
formado los distintos elementos por medio deun bombardeo
consecutivo de neutrones. Alpher tomó los datos gráficos que tenía a
su disposición (las secciones rectas) trazó una suave curva a través
de ellos y procedió a ver lo que pasaba. no tardó en demostrar, tal y
como había sugerido Gamow, que los elementos habían podido
formarse en un proceso escalonado.
Cuando se disponían a publicar el trabajo, Gamow,
atento siempre a los juegos de palabras, se percató de que el
nombre de Alpher y el suyo sonaban igual que las primeras letras
primera y tercera del alfabeto griego: alfa y gamma. Para completar
la serie necesitaba una beta, y de hecho, un viejo amigo de Cornell
tenía el nombre requerido: Hans Bethe. Así que Gamow lo añadió a
los otros dos, y la teoría vino a ser conocida finalmente como la
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 179

teoría "" (alfa, beta gamma). Gamow afirmaba que a Bethe no le


importó y que después fue de gran ayuda en las discusiones
surgidas en torno a la teoría, pero cuando al final se descubrió que
era errónea, Gamow dijo, esbozando una sonrisa, que había oido
decir que Bethe estaba pensando en cambiar de nombre. A propósito
del cambio de nombre: Gamow aseguró también que preguntó a
Herman, quien había de trabajar más tarde en el proyecto, si estaría
dispuesto a cambiar su nombre por el de Delter, pues, de esa forma,
la serie sería más completa (ya que delta es la cuarta letra del
alfabeto griego), pero, según Gamow, "Herman se negó
obstinadamente".
Poco después de su publicación, la teoría ""
atrajo la atención de Enrico Fermi. A Fermi no le agradaba el modo
como Alpher había trazado una suave curva a través de los datos
gráficos. Sirviéndose de una curva que tenía a su disposición y de los
datos gráficos de Alpher (una curva que no era tan suave como la de
este, sobre todo en el caso de los elementos ligeros)¿ encargó a un
estudiante (para variar), A. Turkevich, que rehiciera el problema de
forma pormenorizada. Turkevich descubrió que el modelo de Gamow
funcionaba hasta el helio; en el helio existía una barrera
infranqueable (habpia otra también en elementos ligeramente más
pesados). Alpher y Gamow se percataron del hecho
aproximadamente por la misma época. En cinsecuencia parecía como
sí los elementos mas pesados no se hubieran podido generar ni en
el Universo primigenio ni en las estrellas. Con anterioridad Bethe se
había encontrado con un problema similar en las estrellas.
Pero ahora se sabía mucho más sobre las
reacciones que tenían lugar en las estrellas, así que, por sugerencia
de Fermi, Martin Schwarzschild empezó a estudiar los espectros
estelares para ver si había algún indicio en la creción de elementos
pesados. Y, de hecho, encontró algunos. Ahora el problema consistía
en explicar como se había franqueado misteriosamente la barrera.
Schwarzschild asignó esta tarea a su discípulo Edwin Salpeter en
1951, y este no tardó en demostrara que existía un modo: una serie
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 180

de reacciones a base de berilio (elemento que estaría disponible en


las estrellas) permitiría la generación de carbono a partir del helio.
Una de las predicciones principales de la teoría de
Gamow era la temperatura del universo. La radiación originada en el
big bang se había propagado por el Universo y se había enfriado,
pero según Gamow, poseía todavía una temperatura de unos 25 º K.
Más tarde, Alpher y Herman rehicieron los cálculos y determinaron
que esta temperatura era sólo de 5 º K. Pesaron, sin embargo, que
con la tecnología disponible en 1948 resultaba imposible detectar un
nivel de radiación tan bajo, y en consecuencia, nunca lo investigaron
ni estimularon a otros a hacerlo. Abrigaba la convicción, no obstante,
de que la radiación estaría oculta entre la energía asociada a la luz
de la estrellas.
La teoría de Gamow perdió fuerza rpidamente a
principios de los años ciencuenta, cuando los científicos descubrieron
que los elementos podían haber tenido su origen en las estrellas;
pero aproximadamente una década más tarde volvió a resurgir el
interés por ella. Fred Hoyle, al studiar el contenido en helio del
universo, hizo un notable descubrimiento: era imposible que todo el
helio del unievrso se hubiese producido en las estrellas, la mayor
parte del mismo, paroximadamente un noventa por cien, tenía que
haberse egenrado en otro lugar. El universo primigenio era el
candidato más claro y, al cabo de poco tiempo, se demostró que la
mayor parte del helio había tenido su origen en el mismo.
Hacia mediados de los años sesenta, la mayoría de
los astrónomos aceptaban que el universo había comenzado con una
gran explosión y que, en un momento dado, había sido infinitamente
pequeño. A la mayor parte de la gente le resultaba muy difícil
aceptar el hecho de que, en un instante dado, toda la masa del
universo se encontrara contenida dentro de un núcleo del tamaño
inferior al de un átomo. Pero el núcleo primordial posee otra
propiedad todavía más difícil de entender: nos inclinaríamos a creer
que existió rodeado de una especie de espacio infinito y que explotó
en el seno de dicho espacio; pero según los astrónomos, no fue esto
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 181

lo que ocurrió en realidad. Alrededor de dicho núcleo no existía


espacio alguno; el núcleo era el universo. AL explotar se generaron el
espacio, el tiempo y la materia. Describiremos después los detalles
de esta explosión y veremos cómo se desarrollo el Universo a partir
de ella, pero antes hemos de volver a tiempo de presenciar dicha
explosión.

18.2.-DE VUELTA AL BIG BANG


Para volver a tiempo de presenciar este primer
instante, hemos de conocer la edad del universo. Por desgacia, esta
magnitud sigue presentando problemas. Asumamos, por el
momento, el número más generalmente aceptado: dieciocho mil
millones de años. Esto significa que nuestro universo enpezó hace
dieciocho mil millones de años con una explosión gigantesca: el big
bang.
En la actualidad las galaxias se alejan de nosotros,
pero si invirtiéramos el sentido del tiempo, empezarían a moverse
hacia la posición en la que nos encontramos: el universo, de hecho,
comenzaría a contraerse. sin embargo, las galaxias se encuentran
tan separadas en estos momentos, que tendrían que pasar unos
dieciseis mil millones de años antes de que se encontrasen muy
cerca la una de la otra. Así pues, supongamos que somos seres
inmortales y que realizamos un viaje hacia atrás en el tiempo en el
que transcurren miles de millones de años en tan sólo unos minutos.
vemos luces, estrellas, que parpadean en nuestra galaxia, nuevas
estrellsa que se forman a partir del gas y el polvo cósmico, y que
consuman sus vidas quizás explotando y disipándose en el espacio o,
simplemente, desvaneciéndose lentamente. Desde lejos podrían
aparecer las palpitantes luces de un árbol navideño. Mientras
continuamos viajando hacia atrás en el tiempo, en algunas de las
galaxias la intensidad de las luces aumenta ligeramente; pero de
forma paulatina, cada una de las glaxias contiene más gas y menos
estrellas. Finalmente, se apagan las últimas estrellas y no queda
nada más que un gigantesco remolino de gas. Cada una de las
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 182

gigantescas espirales gaseosas aumenta de tamaño a medida que se


acerca a otras espiales semejantes; luego cuando el universo tiene
algunos cientos de millones de años, desaparecen estas gigantescas
manchas, llenándose el espacio de un gas enormemente tenue pero
distribuido, en general de manera uniforme. No obstante, hay
irregularidades pequeñas, aunque perceptibles en su seno; los
astrónomos no saben todavía con seguridad cual es el origen de la
disgragación de este gs que ocupa el espacio, pero parece ser que se
generó una onda de choque segundos o minutos después de que
tuviera lugar la explosión que lo produjo.
Cuando el universo tenía unos diez mil millones de
años se encontraba a una temperatura conocida en la actualidad con
el nombre de temperatura embiente. Aunque parecía estar vacío, el
cielo tenía un acolor negro de una intensidad inimaginable, y no se
podía ver ningún obleto. No obstante había algo: la tenue y difusa
materia de las galaxias.
A medida que seguimos viajando hacia atrás en el
tiempo, el gas continua calentándose y, al cabo de algunos millones
de años, hay un ligero resplandor que adquiere, de forma gradual, un
intenso color rojo; en esta fase, la temperatura es de unos 1000 º K.
El universo es misterioso aunque transparente y uniforme; sin
embargo, adquiere paulatinamente un tono anaranjado y luego
amarillento. Entonces, de forma repentina, algo extraño sucede, a
una temperatura de 3000 º K. hasta esete momento, el universo
habpia sido trasparente, no habpia nada que contemplar, sin
embargo, aún podemos ver algo entre la neblina tenuemente
coloreada. Pero ahora, subitamente, nos envuelve una luminosa
niebla amarilla que nos impide la visión: no podemos ver
absolutamente nada.
Si nos remostamos aún más en el tiempo,
comprobamos que el univeros está compuesto casi en su totalidad de
densas radiaciones; sin embargo, existen algunos nucleos ocultos en
la densa niebla. La luminosidad de esta se intensifica a medida que
constinua aumentando la temperatura. Empiezan a aparecer por
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 183

doquier partículas y antipartículas ligeras. En esta fase el universo es


una mezcla de radiación, electrones neutrones y sus antipartículas
correspondientes. Por último, atemperaturas todavía más elevadas,
aparecen partículas pesadas y antipartículas de la misma naturaleza,
junto con agujeros negros. El Universo se transforma en un magma
caótico inimaginable. Las partículas y la radiación chocan entre sí con
una fuerza increíble. Ahora es diminuto, quizá del tamaño de un
balón de playa, y, al cabo de una fracción de segundo, puede que se
convierta en una singularidad. Pero antes de que ocurra esto,
desciende ante nosotros una especie de "telón". por tanto, no
podemos predecir lo que sucede en realidad en esta última fracción
de segundo, pies no hay modo de que lo "veamos". El telón no es
ótra cosa que nuestra propia incapacidad: la relatividad general falla
y quizá tambipen la teoría cuántica, y no hay modo de que podamos
ver lo que hay al otro lado del mismo. no estamos en condiciones de
afirmar con certeza que aparece una singularidad.

18.3.-LA ULTIMA SINGULARIDAD


La singularidad o cuasi singularidad universal,
mencionada más arriba, es similar a la que existe en un agujero
negro. no obstante, en los agujeros negros del tipo descrito
anteriormente, la singularidad tenía una masa total equivalente a la
de una estrella de gran tamaño; en este caso nos referimos a una
singularidad que contiene toda la masa del universo. Aparte de esto
hay una diferencia fundamental entre una y otra. En el caso de una
estrella que se ha colapsado, tenemos un horizonte de sucesos con
una singularidad en el centro, esto es, un agujero negro situado en
algún punto de nuestro universo. En el caso del agujero negro
universal, hay un problema: si todo nustro universo se colapsó hasta
convertirse en un agujero negro, toda la materia y todo el espacio
contenido en el mismo habria desaparecido en la singularidad. Esto
significa que no habría quedado nada alrededor de ella: no existiría
ningún universo. Asímismo por lo que se refiere al agujero negro
universal (quizá deberíamos denominarlo cuasi agujero negro) ni
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 184

siquiera podríamos estar seguros de encontrarnos en presencia de


una singularidad genuina.
Pero aún en el caso de que no apareciera ninguna
singularidad, se plantea la cuestión relativa a lo que sucedió antes,
mucho ntes. Existe la posibilidad de que hubiera otro universo que se
colapsara; puede haberse colapsado hasta convertirse en una
singulridad, o cuasi singularidad, y haber rebrotado después dando
origen a nuestro universo. De hecho, puede haber habido muchos
colapsos y rebrotes de este tipo. Esta situaciòn recibe el nombre de
modelo oscilante del universo.
Volviendo allí donde falla la relatividad general, nos
encontramos con que este fenómeno tiene lugar 10 -43 segundos (un
uno dividido por otro uno seguido de cuarenta y dos ceros). después
del inetrvalo inicial, un intervalo de tiempo que suele denominarse
intervalo de Plank. este es, en realidad, el punto donde cae el telón.
Inmediatamente después de este instante, el Universo es un
completo caos, pero con ayuda de la teoría cuántica, podemos
hacernos una ligera idea de lo que en realidad sucedió.
Hemos mencionado anteriormente que Hawking
cree que los agujeros negros de un tamaño diminuto se formaron en
los instantes iniciales del Universo; demostró también que dichos
agujeros negros se evaporaron en 10 -43 segundos aproximadamente.
Esto significa que, poco después de transcurrir esos 10 -43 segundos,
existió un extraño magma de . David Schramm, de la Universidad e
Chicago, describe así la situación: "...nos vemos abocados a una
imagen del espacio tiempo en que este era un magma de mini
agujeros negros que estallaban, se recombinaban y se volvían a
formar de nuevo". En este instante el espacio y el tiempo eran
totelmente diferentes de como los percibimos ahora; se hallaban
desvinculados entre sí. El magma era, de hecho, una mezcla de
espacio, tiempo, agujeros negros y nada, todo ello en un extraño
estado de disgregación, un estado sobre el que sabemos pocas
cosas.
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 185

En ese momento (10-43 segundos después del


instante cero), la temperatura era de 10 32º K más o menos,
seguramente lo bastante elevada para que se pudieran generar
partículas. Se pudieron producir, en realidad, de dos modos. En el
primer caso se genera un electrón junto a un antielectrón (lo que
recibe el nombre de producción por parejas) cuando hay suficiente
energía disponoble, o lo que es lo mismo, cuando la temperatura es
lo bastante elevada. Si la temperatura es de seis mil millones de
grados, por ejemplo, la colisión de dos fotones puede producir una
pareja formada por un electrón y un antielectrón. A temperaturas
aún más elevadas se pueden generar parejas de protones y
antiprotones, y así sucesivamente: cuanto más pequeña sea la
partícula, se necesitara una energía mayor o, lo que es lo mismo, una
temperatura más alta.
Vimos anteriormente que las partículas se pueden
generar de otra forma, aunque también por parejas: se crean justo
fuera del horizonte de sucesos de los mini agujeros negros como
consecuencia de las fuerzas de marea. Vimos también que los
agujeros negros, al evaporarse, producían una lluvia de partículas y,
dado que el agujero negro universal es semejante a estos agujeros
negros de diminuto tamaño, el mismo generaría partículas de una
manera similar. Por tanto, tenemos dos métodos de creación de
partículas. Pero, ¿Cúal de los dos es mas importantes? Según los
astrónomos, durante la mayor parte de este intervalo de tiempo
predomina la generación de parejas mediante energías muy
elevadas; sólo durante las primeras fases de dicho intervalo, las
fuerzas de marea son lo suficientemente intensas como para producir
una gran cantidad de parejas de partículas. No obstante, aún nos
queda mucho que decir sobre este tema, e incluso es posible que se
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 186

demuestre la importancia de este último

era galáctica

10 6 yrs

era de la radiación

20 sec

era del leptón

10 -4 sec

era del hadrón


-43
10 sec

caos

método.
La era (breve periodo de tiempo) inmediatamente
posterior a esos 10-43 segundos suele denominarse era cuántica. Fue
durante dicho periodo cuando se unificaron las cuatro fuerzas
fundamentales de la naturaleza. Poco después de que hubiesen
transcurrido los 10-43 segundos, el campo unificado se dividió,
segregándose la primera de ellas. Con posterioridad, fueron
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 187

separándose todas las demás y variaron de intensidad, creándose así


las cuatro fuerzas que conocemos hoy en día.

18.4.-INFLACION
Una de las dificultades que presenta la ususal teoría
del big bang es la increíble cantidad de energía que requiere la
generación de las partículas. ¿Dónde tuvo su origen? Una veriante de
la teoría del big bang ha atraído recientemente una gran atención.
Se denomina teoría de la inflación y fue expuesta en 1980 por Alan
Guth, científico perteneciente al Instituto Tecnológico de
Massachusets. La principal diferencia entre la teoría de la inflación y
la ususal teoría del big bang hace su aparición, aproximadamente,
entre los 10-35 y los 10-32 segundos después de la explosión. Según
Guth, transcurridos, aproximadamente los 10-35 segundos iniciales,
el universo entró en una fase llamada de "falso vacío", un estado en
el que la energía del universo era enormemente elevada. Como
consecuencia de este falso vacío se produjo una explosión de una
rapidez increíble, de una velocidad muy superior a la del big bang.
Transcurridos los 10-35 segundos iniciales, el Universo no consistía
más que de mini agujeros negros y porciones de espacio
desvinculadas entre sí, de suerte que, cuando tuvo lugar la inflación
repentina, no nació un sólo universo, sino muchos, conteniendo
algunos de ellos, quizá, otros en su seno. cada uno de los trozos del
magma se convirtió en un universo independiente, y nosotros
vivimos en uno de eloos. Esto significa que pueden existir muchos
universos que no podemos observar nunca.
Aunque esta teoría soslaya varios de los problemas
de la ususal teoría del big bang, algunos científicos piensan que
plantea problemas de carácter propio. Resulta difícil, por ejemplo,
detener la inflacción una vez que se pone en marcha. Una nueva
versión de la teoría, aparecida a finales de 1981, brodea esta
dificultad, pero tampoco stá exenta de problemas.

18.5.-LA ERA DEL HADRON


A. Einstein y la Teoría de la relatividad 188

A los 10-23 segundos, el Universo entró en la era del


hadrón o de las partículas pesadas. Como los hadrones
interaccionaban mediante campos de fuerzas nucleares fuertes,
también podemos imaginar este periodo como la era de las
interacciones fuertes. La temperatura era lo suficientemente alta
como para que se produjeran pares de hadrones: mesones, protones,
neutrones...etc., y sus antipartículas correspondientes. Al comienzo
de esta era, sin embargo, la temperatura era demasiado elevada
para que dichas partículas pudieran existir en su forma
acostumbrada, y , en consecuencia, sólo existían sus componentes,
esto es, los quarks. Así pues, en esta fase, la totalidad del Universo
consistía en quarks y antiquarks. En la actualidad no podemos ver
quarks libres; se supone que se encuentran contenidos en bolsas de
las que no pueden escapar. Algunos científicos creen, no obstante,
que deben quedar algunos procedentes de esta temprana era. De
hecho, pueden ser tan abundantes como los átomos de oro, pero no
se han detectado todavía.
Según esta teoría, una vez que la temperatura
descendió lo suficiente (10 -6 segundos aproximadamente, después
del instante inicial), los quarks se unieron de repente formando
bolsas. Este fenómeno se denomina transición de los quarks a los
hadrones. De hecho, el universo consistía en su mayor parte en
mesones, neutrones, protones, sus antipartículas correspondientes y
fotones; puede que existiesen también algunas partículas más
pesadas y agujeros negros. Cada partícula, sin embargo, tenía su
correspondiente antipartícula, y siempre que una partícula
determinada chocaba con su antipartícula, ambas se aniquilaban
entre sí liberando uno o más fotones. No obstante, existía la
posibilidad de que los fotones generaran entonces nuevas parejas de
partíulas; asi pues el universo se encontraba en un estado de
equilibrio en que se producían y destruían parejas de partículas. Pero
a medida que continuó expandiendose, se enfrió hasta que,
finalmente, la temperatura fue demasiado baja para que se pudieran
crear pares de partículas. De forma paulatina, el número de
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 189

aniquilaciones superó al de creaciones, hasta desaparecer, a la


postre, todas las partículas pesadas. Si hubiera habido un número
igual de partículas y antipartículas, todas ellas habrían desaparecido.
pero se sabe que no ocurrió tal cosa; tuvo que sobrevivir una
pequeña parte de las mismas, pues, de lo contrario, no podríamos ni
siqueira estar aquí.
Finalmente, la temperatura descendió tanto que no
pudieron seguir generándose parejas de partículas pesadas, pero la
energía era aún lo bastante elevada como para que se pudieran
producir partículas ligeras (leptones). El universo entró, entonces, en
una era en que predominaron los leptones y sus antipartículas
correspondientes.

18.6.-LA ERA DEL LEPTON


Una diezmilésima de segundo, aproximadamente,
después del big bang, cuando la temperatura descendió hasta
alcanzar aproximadamente un valor de cien mil millones de grados,
el Universo entró en la era del leptón. Consistía en un denso magma
de radiaciones (fotones) y leptones, en su mayor parte, electrones,
positrones neitrinos y antineutrinos. Volvió a haber una fase de
equilibrio en la que se generaban y destruían parejas de electrones y
positrones a un ritmo más o menos parejo. Pero quedaban aún
algunos protones y neutrones procedentes de la era del hadrón. Los
neutrones libres, no obstante, se desintegran en protones y
electrones al cabo, más o menos, de trece minutos. Esto quiere decir
que se estableció otra importante reacción, a saber, la de la
desintegración de los neutrones. Sin embargo, al comienzo de esta
era, la temperatura era lo bastante elevada como para que el choque
de un electrón y un protpon produjera un neutrón, así que siguió
existiendo un estado de equilibrio. Pero cuando la temperatura
descendió hasta los treinta mil millones de grado, los electrones no
tenían ya la suficiente enrgía para crear neutrones, de manera que
empezaron a desintegrarse un gran número de estos últimos.
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 190

Otro importante hecho acaecido durante la era del


leptón fue la separación y liberación de nuetrinos. En las reacciones
en las que participan protones y neutrones, se generan neutrinos y
antineutrinos. Mientras la temperatura fue lo sificientemente
elevada, se mantuvieron unidos a dichas partículas, pero cuando
descendió por debajo de un valor crítico, se liberaron y propagaron
libremente por el universo. Y a medida que el universo se expandía,
se enfianron hasya que su temperatura alcanzó aproximadamente
los 2º K. No se han detectado aún.

18.7.- LA ERA DE LA RADIACION


Algunos segundos después del big bang, cuando la
temperatura era de unos diez mil millones de grados
aproximadamente, el Universo entró en la era de la radiación. Al
principio de ésta existían todavía muchos electrones, pero cuando la
temperatura descendió por debajo de los tres mil millones de grados,
la mínima requerida para la producción de pares de leptones,
desparecieron rápidamente liberando una gran cantidad de fotones.
la casi totalidad del universo consistía en fotones.
En la era de la radiación tuvo lugar un
acontecimiento de la mayor importancia: la síntesis de los primeros
núcleos. Este es en realidad el fenómenos al que se enfrentó Gamow,
tal y como hemos explicado anteriormente. Cuando la temperatura
fue de unos mil millones de grados, unos tres minutos después de la
hora cero, el Universo ya sehabía enfriado lo suficiente como para
que la colisión de un neutrón y un protón diera origen a un núcleo de
deuterio. El choque de dos núcleos de deuterio creó, entonces, un
núcleo de helio. Así pues, al cabo de un periodo de tiempo muy
breve, de unos doscientos minutos quizá, el veinticinco por ciento,
aproximadamente, de la materia del Universo, se transformó en
helio. En las estrellas se produce, además, una conversión de
hidrógeno en helio, pero representa, tan sólo, un uno por ciento de la
cantidad anterior. Durante esta era se produjeron también otros
elementos: pequeñas cantidades de tritio y litio, pero se vio impedida
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 191

la generación de núcleos de elementos situados después del litio en


la tabla periódica. Puede parecer extraño que podamos hablar de
estos hechos con tanto detalle, y es claro que todo lo que hemos
dicho hasta aquí posee un carácter teórico, pero nuestra teoría
parece adecuarse de manera excelente a las observaciones
realizadas. Por ejemplo, según la teoría el veinticinco por ciento,
proximadamente de universo debería ser helio, y las observaciones
corroboran este dato.

18.8.-LA RADIACION DE FONDO COSMICA


El Universo continuó expandiéndose y enfriándose
durante miles de años. En esta fase consistía, en su mayor parte, en
radiación, pero existían también algunas partículas: protones,
neitrones, electrones, neutrinos y núcleos de átomos simples. No
obstante, el Universo era un escenario aburrido en el que sucedían
pocas cosas, y seguía siendo opaco como si se encontrase ocupado
por una densa niebla.. Esta opacidad se debía al equilibrio existente
entre los fotnes y la materia; los fotones, de hecho, se hallaban
unidos a la materia. Al final, sin embargo, a una temperatura de
3000º K, los electrones y los protones se combinaron para crear
átomos de hidrógeno y los fotones pudieron separarse de la materia.
Se desvincularon de ésta, al igual que habían hecho los neutrinos con
anterioridad, y se propagaron libremente por el Universo.
Debió ser extraordinario: la densa niebla se disipó
de repente y el universo se volvió transparente. Pero la temperatura
de la radiación era todavía elevada (justo por debajo de loss 3000º K)
de manera que el universo seguía estando incandescente. Sin
embargo, dicha radiación continuó enfriándose, primero hasta los
1000º K, luego hasta los 100º K, hasta alcanzar su temperatura
actual, de tan sólo 3º K.
Gamow predijo en 1948 la existencia de esta
radiación, pero, al hacer la predicción, cometió nuemrosos errores,
tanto de orden matemático como en lo referente a los detalles de las
reacciones. ALgunos años después, no obstante, uno de sus
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 192

discípulos corrigió dichos errores y predijo una temperatura media de


unos 5º K. Sin embargo, ambos estaban convencidos de que sería
imposible detectar dicha radiación, pues pensaban que estaría
oculta, probablemente entre la luz de las estrellas. Debido a sus
dudas, hubieron de pasar diecisiete años antes de que se detectara.
A principios de los años sesenta, la compañía Bell
Telephone instaló en Holmdel, Nueva Yersey, un radiotelescopio
especial, capaz de captar microondas. Se utilizó para establecer
comunicación con el satélite Telstar. Los dos científicos asignados al
mismo, Arno Penzias y Robert Wilson, decidieron utilizarlo para
estudiar la emisión de microondas de nuestra galaxia.
Sin embargo, antes de empezar su estudio, tenían
que identificar y eliminar cualquier ruido procedente del mismo
telescopio o de las fuentes terrestres circundantes. Decdieron
trabajar en una longitud de onda de 7,35 centímetros, pero no
tardaron en descubrir que en esa longitud de onda se producía un
silbido claramente perceptible. Estaban seguros de que con un poco
de esfuerzo podrían eliminarlo, pero, para su sorpresa, por más que
lo intentaron, el ruido no desaparecía. Se volvió tan molesto que
trataron de ver si procedía del cielo. Curiosamente este parecía ser el
caso. Sin embargo, provenía, al parecer, de todas direcciones. Con
independencia de adonde dirigieran el instrumento, el silbido
rehusaba desaparecer.
Sin que ellos lo supieran, en la cercana universidad
de Princeton, dos físicos, Robert Dicke y Jim Peebles, estaban
estudiando la posibilidad de que en el Universo existiese una
radiación residual procedente del big bang. Peebles calculó que su
temperatura sería de unos 5º K y ambos animaron a dos colegas, P.G.
Roll y Dave Wilkinson, a que investigaran la existencia de semejante
radiación. No sabían, al parecer, que Gamow había predicho su
existencia algunos años antes.
Penzias oyó hablar de la investigación y telefoneo a
Dicke, sugiriéndole que lo que estaba buscando podía ser el ruido
que habían captado él y su compañero. Dicke visitó Holmdel y, al
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 193

cabo de poco tiempo, llegaron a la conclusión de que dicho ruido


podía ser la radiación que ambos andaban buscando. Procedieron
entonces, a publicar los resultados, sin menciona los trabajos
realizados anteriormente por Gamow y sus discípulos. Pero cuando
Gamow leyó el artículo escribió una carta airada a Dicke en la que le
hablaba de su predicción. Más tarde, se cncedió el premio nobel a
Penzias y Wilson por este descubrimiento.
Se necesitaban lógicamente, más pruebas de que el
ruido procedía en realidad de la radiación de fondo cósmica. Penzias
y Wilson habían obtenido un sólo punto correspondiente a una
longitud de onda de 7,35 centímetros en una curva de radiación.
Hemos visto anteriormente que cualquier cuerpo con una
temperatura superios a la existente en torno suyo emite una
radiación y que su curva de radiación (gráfico de la cantidad de
radiación emitida a diferentes longitudes de onda) tiene una forma
característica. Si el cuerpo absorve cualquier tipo de radiación, dicha
curva recibe el nombre de curva del cuerpo negro. A medida que
disminuye la longitud de onda, la curva se eleva, alcanza un máximo
y luego desciende rápidamente: según los cálculos, la curva térmica
correspondiente a la radiación de fondo cósmica tenía que presentar
estas características, en pocas palabras, tenía que ser la curva de un
cuerpo negro.
Penzias y Wilson habían determinado el primer
punto de la curva, pero poco después, Roll y Wilkinson obtuvieron un
segundo punto. Luego, a medida que se fue propagendo la noticia,
muchos científicos realizaron medidiones correspondientes a
diferentes longitudes de onda y se obtuvieron muchos otros puntos.
había, por desgracia, un problema: Todos los puntos se encontraban
a un lado de la cresta de la curva. Importaba, pues, obtener puntos
situados al otro lado de dicha cresta para tener la garantía de que la
curva descendía. En este intervalo, sin embargo, la atmósfera
dificulta los trabajos de investigación: no deja pasar las longitudes de
onda comprendidas en el mismo, y en consecuencia, nos vemos
obligados a salvar dicho obstáculo si queremos realizar las
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 194

mediciones necesarias. Pero cuando se lanzó un cohete para


determinar la posición de la cresta, se produjo una gran connmoción
en el mundo científico: el punto obtenido se encontraba muy por
encima de la curva. Sin embargo, los científicos suspiraron aliviados
cuando descubrieron que el detector había captado, de forma
accidental, parte del calor procedente del escape del cohete. ciertas
mediciones posteriores mostraron que la curva, en efecto, descendía
tal y como se había previsto. Por tanto, hoy en día estamos
relativamente seguros de que esta radiación residual procede del big
bang.
En una primera aproximación, la radiación parecía
ser la misma en todas direcciones, es decir, era isotrópica. ¿Pero
seguiría siendo isotrópica cuando se realizaran mediciones más
precisas? ¿Qué significaría, en realidad el hecho de que fuese
anisotrópica (diferente en distintas direcciones)?. Si nos detenemos
un momento a pensar en ello, no tardamos en darno cuenta de que
si la temperatura de esta radiación es ligeramente más alta en una
dirección que en las demás, significará que nos estamos esplazando
en la dirección en que las temperaturas son cda vez más elevadas.
Es como si nos encontrásemos rodeados de niebla: si medimos la
densidad de la niebla existente a nuestro alrededor y vemos que es
más elevada en una dirección determinada, sabremos que nos
estamos desplazzando en esa dirección; de modo similar, la densidad
será inferior a la media justo en la dirección opuesta. Las primeras
mediciones efectuadas en 1969 y 1971 apuntaban a que existía una
cirta anisotropía, así que dos grupos, uno de la Universidad de
California y otro de Princeton, se dispusieron a obtener mediciones
más precisas por encima de la atmósfera.
Un grupo de la Universidad de California,
sirviéndose de un avión espía U-2 tomó las primeras mediciones en
1976. Y, efectivamente, se detectó una anisotropía pequeña, aunque
patente, que nos decía que nos estabamos desplazando en la
dirección de la constelación de Leo a una velocidad de unos 600km/s.
Más tarde, se descubrió que no sólo nustro sistema solar se estaba
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 195

desplazando en esa dirección respecto al resto del universo, sino


toda nuestra galaxia y algunoas de las galaxias vecinas.

18.9.-LA ERA GALACTICA


Cuando los fotones se desvincularon de la materia y
se liberó la radiación, el Universo seguía siendo una mezcla más o
menos uniforme de partículas y radiación. ya existía la materia que
había de dar origen a las glaxias, pero se encontraba distribuida
todavía de una manera más o menos uniforme. Sabemos, no
obstante, que se disgregó, de lo contrario no se hubieran formado las
galaxias, pero ¿De dónde se derivaron las irregularidades que
produjeron dicha disgregación? Los astrónomos creen que se
desarrollaron en una fase temprana del universo, quizá en la primera
fracción de segundo después el instante cero. ¿Cual fue su origen?
No lo sabemos con certeza y, de hecho, cabe la posibilidad de que se
trate de una pregunta a la que nunca podamos responder con
seguridad. En cualquier caso se formaron inmediatamente después
de la explosión. Pued que fueran muy grandes al principio y que
disminuyeran de tamaño a medida que el universo se expandía, o
quizá fueron inicialmente muy pequeñasy aumentaron de tamaño
después. no sabemos aún lo que ocurrió. Sabemos, sin embargo, que
se originaron y empezaron a crecer cuando finalizó la era de la
radiación. Durante un cierto periodo de tiempo, estos enormes
fragmentos siguieron expandiéndose junto con el universo; pero, a la
postre, se desvincularon de este y empezaron a quedarse atrás. Al
final, como consecuencia de la autogravedad empezaron a
condensarse. En esta fase, la mayoría de dichos fragmentos se
hallaban animados de un ligero movimiento giratorio y a medida que
se fueron contrayendo fue aumentando su velocidad de giro.
En este punto, las turbulencias en el interior de
cada uno de los fragmentos seguían siendo tan grandes, que estos
continuaron desmembrándose hasta disgrega aún más la nube.
Dicha fragmentación continuó hasta que sólo quedaron nubes del
tamaño de una estrella. estas nubes se condensaron posteriormente
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 196

hasta convertirse en la primera fase de una estrella, fase que recibe


el nombre de protoestrella (en dicha fase la nube entera recibe el
nombre de protogalaxia). Luego, las estrellas empezaron a brillar una
tras otra, hasta que, por último, hubo galaxias similares a las que
vemos en torno nuestro.
Todo lo dicho anteriormente parece constituir un
panorama razonable, pero siguen existiendo muchos problemas. por
ejemplo, ¿Qué aspecto tuvieron las formas primigenias de las
galaxias? Estas formas primigenias suelen recibir el nombre de
galaxias primordiales, pero no se ha descubierto ninguna hasta el
momento, de suerte que no tenemos nada con lo que poder
contrastar nuestras teorías.
Había aún otros problemas. Consideremos, por un
momento, lo que vemos cuando escudriñamos el espacio en
profundidad. nos damos cuenta, en primer luagr, de que miramos
hacia atrás en el tiempo; esto se debe a la naturaleza finita de la luz
(un rayo de luz procedente de un objeto lejano tarda cierto tiempo en
llegar hasta nosotros). Una galaxias situada a una distancia de diez
mil millones de años luz, por ejemplo, la vemos tal y como era hace
diez mil millones de años. A medida que examinamos regiones cada
vez más alejadas de nosotros, vemos galaxias cada vez más tenues,
hasta que, al final, dejamos de ver galaxias ordinarias, más allá de
este punto sólo vmos lo que se denominan radiogalaxias (galaxias
que, en muchos casos, parecen estar explotando). Asímismo, en esta
región y más allá de ella, encontramos galaxias singularmente
extrañas: intensas radiofuentes que poseen nucleos de una enorme
densidad.
Por último, en las regiones del Universo más
alejadas de nosotros, sólo vemos cuásares. los cuásares se
descubrieron a principios de los años sesenta y han sido un misterio
desde entonces. generan más energía que una galaxia entera
(objetos que contienen varios cientos de miles de estrellas) y, sin
embargo, parecen tener un tamaño muy pequeño, no superior al
sistema solar.
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 197

Su tamaño parece ridículo en comparación con la


enorme energía que generan ¿Cómo puede producir tal cantidad de
energía un objeto tan pequeño? Se han hecho muchas
especulaciones, centradas sobre todo en los agujeos negros, pero
seguimos sin saber la respuesta. La teoría más aceptable, al parecer,
consiste en suponer que son un denso cúmulo de estrellas y gases
situado alrededor de un agujero negro. Se produce la energía cuando
el agujero negro engulle los gases y los demás residuos.
No obstante, importa tener en cuenta que cuando
observamos estos objetos los vemos tal y como fueron hace mucho
tiempo, quizá cuando el universo tenía sólo algunos millones de
años. Como en esta región del Universo sólo vemos cuásares, nos
vmos obligados a preguntarnos si los mismos fueron las primeras
formas de las galaxias. Además, más cerca de nosotros, tenemos las
radiogalaxias: cuásares, quizá, que evolucionaron hasta convertirse
en radiogalaxias, y, por último, tenemos las galaxias ordinarias.
Aunque este punto de vista parece razonable, habida cuenta de los
indicios existentes, plantea dificultades a la mayoría de los
astrónomos. Uno de los fundamentales es la diferencia de tamaño
entre los cuásares y las galaxias. Debemos mencionar, no obstante,
que recientemente se han descubierto nebulosidades alrededor de
los cuásares. Puede que dichas nebulosidades se condensen hasta
convertirse en estrellas. como consecuencia de este y otros
problemas similares, la mayoria de los astrónomos prefieren pensar
que existen galaxias primordiales en esta región, pero que son
demasiado débiles para que podamos verlas. Además se han
descubierto indicios que vienen a apoyar este punto de vista; se han
detectado recientemente varias galaxias situadas a dos mil millones
de años luz más allá que cualquier otra galaxia conocida. Son tan
tenues que se requieren cuarenta horas para fijar su imagen
fotográfica.
18.10.-RELIQUIAS
Hasta ahora, hemos visto cuales son los detalles del
universo primigenio: la separación de las fuerzas fundamentales, la
A. Einstein y la Teoría de la relatividad 198

formación de la radiación de fondo, la constitución de las galaxias,


etc... Pero ¿Cómo pueden estar seguros los científicos de que sus
ideas o teorías son correctas? Es evidente que no pueden limitarse a
utilizar el telescopio y contemplar el universo cuando tenía tan solo
algunos segundos de existencia. Es, en verdad, una tarea difícul,
pero existe un modo de llevarla a cabo. En la actualidad hay cosas en
el universo que son una consecuencia directa de estos
acontecimientos primigenios. Son lo que se llaman reliquias. las
reliquias principales son:
1.-La radiación de fondo cósmica (con una temperatura de 3º
K)
2.- la abundancia de helio (aproximadamente el 25 por cien de
la masa total)
3.-La homogeneidad e isitropía del espacio
4.-La existencia de galaxias presupone la existencia de
irregularidades
5.-La proporción entre materia y radiación.
Las cosas, en un plano ideal, funcionan de la
manera siguiente: los científicos tienen una teoría, basada en este
caso en el big bangm que nos habla de la existencia de cieto
aconteciiento, por ejemplo, la liberación de la radiación a 3000º K.
Sirviéndonos de nuestra teoría, seguimos nuestra evolución de la
radiación hasta el presente, en el caso de la radiación citada, la
teoría predice que debería tener ahora una temperatura de 3º K.
Buscamos entonces dicha radiación y, como vimos anteriormente, la
encontramos. Otro tanto ocurre con el helio; la teoría predice que
aproximadamente un 25 por cien de la materia del universo debe ser
helio y nuestras obseervaciones arrojan un valor muy próximo a este.
La teoría del big bang, sin embargo, no es todavía la última palabra
acerca del origen del universo. Existen aún muchos problemas que
resover, por ello, algunos astrónomos han optado por la defensa de
otras alternativas.

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