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La Torralvera.

Por: William Fortich Díaz


Presidente de la Academia de Historia de Córdoba

Cada vez que me acerco a esos temas relacionados con la identidad regional, lo hago con unas
consideraciones que me hablan de que, este concepto es necesario tratarlo desde una perspectiva
diversa, multicultural y dinámica en el tiempo y el espacio. Los ejemplos más comunes de lo diverso
y multicultural los he tomado de los géneros y formatos musicales. No son los únicos ejemplos. Cuando
me dirijo a grupos de estudiantes para desarrollar esta idea, siempre me ha parecido pertinente
que, un buen ejemplo es la relación de apellidos del auditorio, aún, los mismos nombres nos dan
pista para entender en qué consiste esa dialéctica de la permanencia y el cambio; y cómo no, con
mayor razón, los apellidos. Llegamos a las mismas conclusiones logradas desde los métodos de la
investigación histórica más científica: el departamento de Córdoba es diverso y multicultural, del
mismo modo lo es también el Sinú. La sinuanología no es una reflexión en manera alguna, en torno
a una entelequia inamovible, hecha de una sola pieza. El Sinú es diverso como todo fenómeno de
la cultura. Los apellidos de los cordobeses y sinuanos, nos remiten a los cambios que hemos tenido
en el tiempo y el espacio. Por eso, desde la historia local, nos podemos remontar a Europa, África y
América. En este espacio coexisten los Domicó y Bailarín, con Lugo, Jattin, Durango, Díaz, con
Anichiárico y Gómez, Lacharme, es decir, los españoles de la época de la Conquista, en un rico
mestizaje con los pueblos precolombinos vivos, con franceses, italianos, africanos, ingleses y sirio
libaneses, para citar algunos casos.
Por lo anterior, cuando Alexis Jattin Torralvo me permitió leer su libro, encontré una nueva
posibilidad para acercarme a la Historia de Lorica, del Bajo Sinú y Córdoba, porque allí está todo lo
posible, desde el punto de vista identitario. La identidad está en la riqueza de la diversidad, como lo
está en la gastronomía, la oralidad y el pensamiento. “La Torralvera”, como él llama a su
investigación, nos hace volver la mirada a Lorica.
La investigación histórica ha evolucionado desde una historia centrada en los aconte-cimientos
políticos, militares, estudio de reyes, presidentes, partidos políticos y batallas memorables, hasta
acercarnos al ser humano en toda la complejidad que posee. La Historia estudia la economía, la
religión, el arte y la cultura, lo que ya no puede estudiarse con una sola ciencia, como la historia,
sino que, necesita de la antropología, la sociología y la filosofía, es decir, de una manera
multidisciplinar, para comprender los cambios del pensamiento y las mentalidades. El estudio de los
pueblos, los seres irredentos, los humillados y ofendidos. En un tiempo, con la Historia positivista
se estudiaba el Movimiento del 20 de Julio, desde la participación de la aristocracia de Santa Fe de
Bogotá, evolucionando el estudio hacia la participación popular de los artesanos de los barrios
pobres. Era el estudio de los grandes acontecimientos político militares, ahora los temas de estudio
incluyen lo que parece insignificante, las cosas pequeñas.
“La Torralvera”, de Alexis Jattin Torralvo, es un registro genealógico riguroso, que nos ayuda a
comprender mejor quiénes somos, en una Historia sugestivamente viva, por cuanto cada nombre,
cada apellido y cada persona, ilumina la memoria y provoca la conversación deliciosa, una práctica
fuerte del rico imaginario sinuano, como un escenario en donde, desde la oralidad, se recrea la vida
en cada instante. Así mismo, ofrece un abanico temático para otras investigaciones en las ciencias
humanas, como se corrobora en el contenido de la obra, soportada en una amplia base de fuentes
que van desde entrevistas con familiares y amigos, hasta periódicos, revistas y documentos de
archivo.
Con este libro se corrobora una vez más que, Lorica sigue siendo una veta para la investigación
histórica, no sólo porque es el pueblo de Córdoba que más documentos posee en el Archivo General
de la Nación, sino porque, la historia misma de Lorica tiene unos períodos oscuros que requieren del
estudio de pensadores consagrados a esclarecer sus orígenes y profundizar en sus acontecimientos
históricos y culturales fundamentales. “La Torralvera”, de Alexis Jattin Torralvo, es una juiciosa
contribución al conocimiento de la historia regional y del Caribe.
Alexis Jattin Torralvo ha querido hacer un aporte completo sobre la genealogía del apellido
Torralvo, con lo que contribuye de manera significativa a ilustrar cómo se ha formado la identidad
regional, que confirma teorías, según las cuales, la identidad regional no está formada de manera
simple, no está hecha de una sola pieza. Existe un esquema que plantea el origen trihíbrido de la
población cordobesa, (indio, negro y europeo), explicación cierta, parcialmente, en los momentos
fundacionales del coloniaje español, en tanto que, los Siglos XIX y XX, pintan con nuevos colores y
culturas, el territorio cordobés. Para Jattin Torralvo, el interés fundamental de escribir la obra, ha
sido estrechar los lazos de amistad de los descendientes de José María Torralvo y Petrona Martelo
De Lora, y a la vez, sustentar el concepto de que los Torralvo son una sola familia en el Caribe
colombiano, que proviene de un médico español casado con una dama italiana. Apoyándose en
genealogistas e historiadores españoles, como Fernando González Doria, autor de un “Diccionario
Heráldico y Nobiliario de los Reinos de España”, afirma que, el apellido Torrealbo procede de la
forma femenina Torrealba, “masculinizándose” a partir de las variaciones en las transcripciones, al
pasar de un país a otro. Detalla que, el apellido Torrealba, Torralbo, Torralva, Torralba y Torralvo,
signi-fica “torre blanca”, es muy antiguo y procede de la riojana española, donde se estableció la
familia, procedente de Aragón. Penetra a los tiempos de la reconquista española, explicando que,
los cristianos se repartían las tierras sometidas, de suerte que, los Torrealba participantes en las
guerras contra los moros, recibieron solares y tierras, estableciéndose el linaje familiar de los
Torrealba en aquellos lugares. La pesquisa logra descubrir el primer territorio del apellido en el
pueblo de Galbarruli (La Rioja), de donde pasó a Logroño, Zaragoza, Bilbao y Cartagena,
extendiéndose por la península ibérica. Otra hipótesis del origen del apellido lo lleva al Medioevo
español, cuando un duque español de apellido De La Torre, se casa con la princesa De Alba,
fusionándose los dos apellidos.
El origen de los Torralvo en el Caribe colombiano lo encuentra en el médico español José
Francisco De La Cruz Torralvo, quien llega a Cartagena en el año de 1780, con la misión de combatir
las enfermedades tropicales que azotaban a la provincia de Cartagena, pasó luego a la Villa de
Santiago de Tolú, siguió a Lorica y más tarde a San Jerónimo de Montería, en donde se casó en el
año de 1784, con María Petrona del Espíritu Santos Tilano Olieso, nacida en Montería, de padres
italianos residenciados en el Sinú, dedicados a la explotación maderera. Desde allí inicia un itinerario
cuidadosamente planeado y rigurosamente estudiado, preguntando aquí y allá, consultando sin
descanso, documentos y familiares en una tarea a la que le ha entregado la vida entera.
La problemática relación que existe entre el sentimiento y la verdad, en el estrecho marco de la
investigación histórica, está al orden del día en la teoría y metodología que la investigación
contemporánea plantea, sin que resulte inevitable. Siempre habrá pasión en la búsqueda de la
verdad, es decir, esa fuerte dosis de subjetivismo que, supuestamente, interfiere a la hora de
interpretar el material que sirve de fuente. Sin embargo, esa misma pasión da las energías para
hallar elementos que iluminan el camino. La investigación en ese sentido es una obra de arte en
donde la subjetividad no se sobrepone a la objetividad. “La Torralvera” sale bien librada de este
esfuerzo investigativo que aporta nuevos elementos a la historia del departamento de Córdoba. Y
tenía que ser en Lorica, que, como se ha dicho, tiene una importancia histórica y cultural para esta
región, por el espíritu intelectual que lo arropa, desde José María Zapata, Manuel Zapata Olivella,
sin que se agote en el historiador Fernando Díaz Díaz. La historia de Lorica es una veta para la
investigación histórica regional, y “La Torralvera” es un nuevo aporte en este sentido.

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